Comisariado y textos Cristina Vives
La Térmica Málaga 26.10.2018 – 10.01.2019
TODOS LOS MODELOS * DE ALBERTO KORDA Korda fotografió en su vida a decenas de mujeres hermosas, pero no es posible todavía trazar el recorrido estético que hizo por sus rostros y por sus cuerpos. Solo podemos intuirlo a través de las escasas copias en plata gelatina que algunas de sus antiguas modelos conservan y que han permitido las impresiones que hoy se conocen; o a través de las copias rescatadas en los archivos privados de amigos; o en las publicaciones de época —bastante numerosas en Cuba hasta 1968— que solían comisionarle sus anuncios publicitarios y sus secciones de belleza. Otras imágenes que muestran su interés por buscar la belleza femenina en cualquier circunstancia, han sido extraídas recientemente, casi a contrapelo, de entre los cerca de cincuenta mil negativos sobre la Revolución que se conservan en los archivos del Consejo de Estado de Cuba por razón de su valor histórico y documental. Estos fotogramas de milicianas hermosas, que hoy pueden convivir en igualdad de condiciones con sus trabajos publicitarios o sesiones fotográficas en Studios Korda, se encuentran mezclados con los de los líderes y eventos políticos que entre 1959 y 1968 Korda tomaba cuando creaba, sin darse cuenta, el más estético testimonio gráfico de la Revolución cubana que a mi juicio se ha hecho. Estas mujeres saltan a la vista, aquí o allá, de forma aleatoria,
fotografiadas en medio de las tiras de negativos, y fueron encontradas al azar entre miles de otras imágenes.1 Lamentablemente no tenemos mucho más. Su ruta creativa, en lo que a la belleza femenina se refiere, quedó fragmentada una y otra vez por sucesivas y abruptas quebraduras; unas, las que le impuso la transformación social, política y económica de su tiempo histórico —la propia Revolución con sus heridas y suturas—; y otra, porque el tiempo de vida le jugó al final una mala pasada, cuando aún era pronto.2 Pero también están las rupturas que él mismo se impuso, al autocensurarse una y otra vez a la hora de mostrar sus más disfrutables imágenes de mujeres. Compulsado por los criterios de selección de su tiempo, Korda pensó que no eran dignas, o que podían ser políticamente incorrectas, en momentos en que la Revolución demandaba otras prioridades sociales e ideoestéticas a la fotografía… y al arte todo. Esa automarginación de la belleza femenina en su proyección como fotógrafo, unida a la censura impuesta a «lo fotográfico» a lo largo de muchos años, nos impidió conocer en tiempo real lo que el artista estaba produciendo en las sesiones fotográficas con sus modelos en la intimidad, cuando Studios Korda todavía existía y era la sede central de
* Una primera versión del presente texto fue escrita por su autora Cristina Vives para la publicación Obsesiones interruptas. La mujer en la fotografía de Alberto Korda, con motivo de la exposición homónima en la Fototeca de Cuba, La Habana, septiembre 14-20 de octubre de 2018. 1 La mayoría de las fotografías que hoy se exhiben o catalogan, tomadas por Korda a mujeres milicianas o asistentes a eventos políticos revolucionarios posteriores a 1959, fueron seleccionadas durante el proceso de investigación de los negativos conservados en la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado de Cuba a propósito de la publicación de la monografía Korda. A Revolutionary Lens. Cristina Vives/Mark Sanders, Steidl, Gottingen/La Fábrica, Madrid, 2008. 2 Alberto Korda muere en París el 21 de mayo de 2001 a la edad de 72 años. Estaba invitado al festival de cine de Cannes y acompañado por su última novia de 22 años.
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alguna que otra fotografía que Korda tuvo a bien guardar en el panteón de sus «buenas imágenes», pero no eran consistentes. El casting de Korda solía ser bastante exigente. Si fuéramos a describir una metodología de su investigación podríamos suponer que Korda escudriñó la anatomía femenina primero desde el movimiento del cuerpo en el espacio —fuera este el del estudio o las localizaciones exteriores—, para pasar luego al análisis del cuerpo mismo pero sin prendas —sus líneas, las poses, los perfiles— llegando más tarde al rostro —siempre los ojos y esa mirada que también buscó en todas sus fotografías posteriores, fueran o no de mujeres. Pero para los que conocimos al hombre, PRIMER TIEMPO. siendo el fotógrafo intuitivo y amante ferviente que fue, resulta mucho más coherente ESPACIO, CUERPO, ROSTRO… imaginar el proceso inverso: «primero veré ¿O VICEVERSA? y sentiré su rostro y su cuerpo, y luego veré Un observador acucioso de las fotografías cómo se mueve en el espacio», parecería tomadas por Korda entre 1954 y los primeros decirnos. Y esto me parece más plausible. años sesenta, reconocerá de inmediato a sus Recordemos que Korda casi nunca entraba mujeres. Son los mismos rostros, los mismos en el laboratorio, espacio casi sagrado del cuerpos desnudos o semidesnudos, posando proceso analógico, considerado por muchos con ligeras variaciones —reposadas o insiel clímax de la imagen. Para Korda, el equinuantes— en las mismas sillas de las que dis- valente de este orgasmo creativo era el salón ponía el local de Studios Korda, o en algunos de su estudio fotográfico, donde se producía otros espacios exteriores que por anónimos el «intercambio» íntimo con sus modelos. resultan intrascendentes a la imagen. Ellas se La distancia entre el ver y el sentir, entre la movían progresivamente entre el desnudo, el modelo y su imagen se producía allí. También rostro, el movimiento, el espacio, los produc- entre la modelo y la amante potencial, posibitos, la función y la vida personal del artista. lidad a la que Korda nunca renunció. Estas mujeres iniciáticas fueron sus primeras Julia López, su primera esposa, fue la primera modelo. No era especialmente hermosa modelos y las recorrió, fotográficamente hablando, de arriba a abajo. Ellas le propicia- pero fue muy dócil para sus fines. Nunca se ron el entrenamiento necesario en la anatomía sintió modelo del fotógrafo sino amante del femenina hasta dar el paso posterior: la moda hombre y ese grado de intimidad la llevó a y la publicidad. colaborar en un entrenamiento que dio como No todas las que pasaron por Studios resultado algunas de las primeras fotografías Korda en aquellos años fueron dúctiles de más hermosas —por frescas y libres— que se igual manera. Unas eran realmente hermosas conservan. pero no dejaron huellas visibles en los negatiNidia Ríos, igualmente amateur al vos del fotógrafo. Otras podrían haber dejado momento de conocer a Korda, descolló muy la sensualidad habanera. Simplemente, no pudimos seguirlo cuando Korda estaba en plena forma creativa, física e intelectual, y con máxima independencia. No hemos visto sus preferencias, sino solo lo que nos ha quedado de la depredación histórica, y lo cierto es que estamos aún buscando los espacios vacíos en esa ruta accidentada. Intentamos hoy armar un rompecabezas de imágenes que nos permitan entender a Korda como el fotógrafo de la belleza que fue en primera instancia, para solo así poder comprender cómo logró hacer las eficaces fotos de los líderes políticos, que fueron sus sucedáneas.
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pronto con más profesionalismo. Un tanto hierática si se quiere, fue más allá de la sesión inicial de prueba hasta llegar a la consumación de la fotografía publicitaria. Ella transitó con éxito desde las poses en las sillas del estudio (las mismas en las que Korda parecía realizar todas sus primeras pruebas a todas las aspirantes a modelos), hasta llegar a satisfacer una gama bastante diversa de fotografías, publicitando prendas de vestir, la mayoría en suntuosos trajes de noche o cóctel, aunque con bastante poca variación en sus poses. Korda conservó algunas impresiones plata gelatina de fotos de Nidia que indicaban su predilección temprana por esta modelo, pero curiosamente solo una de su rostro y pocas de sus curvas. Nidia fue un suceso publicitario, pero evidentemente todavía no cubría todas las expectativas del fotógrafo. Pero fue Natalia Magaly Méndez Ramírez (Norka) quien se instauró en el proyecto artístico de Korda y también en el de su vida personal.3 Su perfecta figura, la elegancia intuitiva de cada uno de sus movimientos, la suavidad y ondulación de sus extremidades. Cada centímetro de la joven modelo reproducía los cánones de belleza de Korda, a su vez influidos por los referentes europeos de su tiempo. También las dotes histriónicas de Norka le permitían representar todos y cada uno de los «personajes» que Korda pensaba eran los necesarios para sus clientes. Solo ella, con tales atributos, transitó con éxito por todos los estadios demandados por la sesión de prueba del afamado fotógrafo: rostro, cuerpo, movimientos, mutabilidad. Lourdes, Paloma, Ángela, Maricusa, Ada, Dalia, Rosita, Penélope, y otras sin nombres conocidos, fueron la esencia de la estética de Korda… y su mayor placer. Al fotografiarlas «Korda se movía silencioso, gatuno, acechante. Solo se oía el clic del obturador. Era la hora del conticinio.»4
SEGUNDO TIEMPO. CUERPOS DISIDENTES Las fotografías de Korda en función publicitaria se encuentran en un borde casi imperceptible entre el producto y la modelo. Lo que hoy un entrenado publicista definiría como un gap publicitario, en Korda no es más que una elección de principio: ¿Qué fue primero, la modelo o el producto? Korda creó un estilo que estaba mucho más cercano al concepto contemporáneo de beauty —no manejado aún en esa época— que al de fashion que con frecuencia le han atribuido, porque en realidad su obsesión fundamental era buscar una silueta femenina que a manera de «esqueleto» asumiera por igual, en cualquier circunstancia y primordialmente a su gusto, las tendencias del vestuario fueran cuales fueran. Desde las prendas más íntimas hasta las más lujosas; o los más variados productos (bebidas, joyas, cigarrillos...); todos debían pasar la prueba de ser llevados por su modelo que irradiaba un halo de casi irrealidad. Con mucha frecuencia ocurre frente a sus fotografías que no podemos distinguir entre el producto y la prenda publicitada. La figura femenina está tan sólidamente estructurada, y es tan hermosa, que acapara casi la total atención del observador dejando poco margen a la apreciación de lo que en términos de mercado debió haber sido el interés del comitente. Sirva solo de ejemplo la similitud entre las siluetas magníficas de Norka, usadas casi sin variación, tanto para la publicidad de los vuelos Habana-Miami de la compañía Cubana de Aviación (ca.1958-1959), como para la de los trajes de baño Jansen o los brasiers del atelier de la modista Carmen Garriga (Diario de la Marina, La Habana, abril de 1958). Tan ensimismado estaba en su modelo y tan convencido de la perfección de su imagen que el producto debía supeditarse a ella. Y así lo hizo, imponiendo una manera peculiar de hacer publicidad en Cuba.
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3 La conoce en 1955. Se casan y tienen 2 hijos y la utilizó como modelo hasta ca.1963. El binomio Korda-Norka es un hecho creativo dentro de la fotografía cubana. 4 Cabrera Infante (G. Caín, seud.). «Rosita y la guitarra y el calor», Carteles, La Habana, 27 de julio de 1959, pp. 44 y 45.
Lo mismo ocurría con las localizaciones de sus fotografías. Los entornos escogidos por Korda son atemporales, escenarios muchas veces abstractos por imprecisos. Interiores sin objetos que permiten identificarlos, pocos elementos en general, pocos figurantes, nada sobra en la composición. Una rápida conclusión nos haría pensar en sesiones fotográficas de «bajo costo» si las comparamos con el complejísimo entramado escenográfico y técnico requerido por la fotografía publicitaria y de moda entonces y hoy. Pero se trataba de todo lo contrario, pues no solo Korda se preciaba de la luz natural de su estudio fotográfico para construir la atmósfera necesaria, sino que todo lo externo a la modelo misma era superfluo. La mujer en la fotografía de Korda era aséptica, libre de connotaciones que no fueran otras que la belleza misma. Y todo ello en tiempos en que la mujer en Cuba —y su representación en cualquiera de sus entornos: familiar, público, profesional, íntimo— era asociada a estereotipos de voluptuosidad de formas, de estilo criollo y mestizaje racial. Podría decirse que su ideal de mujer era una especie de «disidencia» estética por cuanto representaba una identidad diferente, que llevaba en sí misma la rebeldía escrita en su cuerpo. Pero este ideal de mujer de Korda, inspirado en una sensualidad etérea por encima de todas las cosas, pronto estaría destinado al fracaso, o peor, considerado «maldito».
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TERCER TIEMPO. CONOZCA A CUBA PRIMERO… 5 El
término «intervención» fue usado como eufemismo de expropiación, ya que la intervención del estado implicaba la pérdida de la propiedad privada y la administración estatal sobre esas empresas o medios confiscados.
Cuando triunfa la Revolución cubana el 1 de enero de 1959, se suceden las leyes que sostendrían el tránsito político y económico del país. La Ley 890 de Nacionalización de Empresas y de sus agencias de publicidad de 13 de octubre de 1960, fue el inicio del fin de la publicidad en
Cuba, y de alguna manera el inicio del fin de la carrera de Korda como fotógrafo de belleza femenina. A finales de ese año el total de las agencias de publicidad asociadas a grandes y medianas empresas e industrias, así como todas las emisoras de radio y televisión fueron «intervenidas»5, por lo que todos los medios de difusión quedaron bajo el control unificado del Estado, la égida del Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA por sus siglas) y la supervisión directa del Comandante Ernesto Che Guevara. Sin demoras, en abril de 1961, todos los anuncios comerciales fueron retirados de la radio, la televisión y buena parte de la prensa escrita. El control de medios, técnicos y especialistas en publicidad, constituyó desde los primeros meses del triunfo de la Revolución una prioridad estratégica. La publicidad en este nuevo contexto se tornaría «propaganda» —una especialidad más cercana a la ideología que a la economía— y pretendía ser un recurso movilizador de la conciencia y la dinámica social, no así de la economía de mercado, rápidamente estigmatizada como «consumismo». Los años inmediatamente posteriores a 1959 vieron disminuida esa ecuación según la cual la publicidad era un indicador del mercado y este del desarrollo productivo y de servicios de un país. La ecuación tendió a cero en 1968, año de la intervención total y definitiva de toda forma privada de producción y servicios. Y aunque los expertos siempre supieron que la publicidad era un indicador del desarrollo, por años se prescindió de ella. Así las cosas, los publicistas como Korda vieron agotados sus temas y transformados sus objetivos. Separados de los conceptos de oferta y demanda, deberían trabajar ahora para campañas de bien social o planes de desarrollo del país, importantes sin dudas, pero de naturaleza diferente a la dinámica ineludible del consumo. Korda intentó adaptarse, pero no estaba preparado para ello. Comenzó a mover a sus
mujeres hacia los sitios turísticos que el renovado Instituto de Turismo promocionaba como objetivos de desarrollo y para el disfrute del pueblo. «Conozca a Cuba primero y al extranjero después», rezaba un eslogan publicitario a inicios de los años sesenta. Una nueva noción de cubanía e identidad se hizo sentir a partir de 1959 que, por extensión, pautaba todos los reportajes fotográficos que en lo adelante deberían ponderar el espacio social y el papel que la mujer debía jugar en él. También el vocabulario oficial varió en Cuba, y en el caso de la moda, el recién creado Buró de Orientación de la Moda creado en 1964, comenzó a sustituir el término «moda» por el de «cultura del vestir»; y el vestuario y sus accesorios de producción nacional comenzaron a sustituir a los productos foráneos que ya desaparecían de los escaparates. Los talleres privados y las firmas de modistos cerraban porque algunos emigraban hacia Estados Unidos, o se integraban a los proyectos del nuevo Ministerio de Industria que también el Che lideraba. En ese entorno Korda insistió cuanto pudo por mantener o adaptar su ideal de belleza a los nuevos tiempos, exigencias temáticas y también a las líneas de la moda. El Pop y el Op que imperaron en las artes visuales, la gráfica urbana y la moda internacional llegaron a La Habana en tiempo real pero se interpretaban según prioridades del proyecto social y las posibilidades de la industria nacional. Los tejidos de algodón estampados a mano o mediante mallas serigráficas fueron paliativos de los industriales que ya no se importaban; novedosos sí, pero rígidos. La tela de saco obtenida de las plantaciones de kenaf y producida por las textileras «intervenidas» no permitía el drapeado de los tejidos de seda a los que Korda estaba acostumbrado. Ahora sus mujeres se perdían entre las estructuras arquitectónicas de los diseños geométricos de los sesenta y setenta, entre las limitaciones de la producción nacional y sobre todo entre las «orientaciones» acerca de
cómo usar la figura femenina en los medios. En otras palabras, repetir la estética fotográfica de Korda a esas alturas era casi imposible. Por suerte, desde inicios de 1959 le habían elegido para acompañar todos los pasos del Primer Ministro Fidel Castro, casi a tiempo completo, y ello le amplió sus perspectivas fotográficas, aunque no desistió totalmente de sus obsesiones anteriores.
CUARTO TIEMPO. CUANDO KORDA CONVIRTIÓ A LOS LÍDERES EN MODELOS Amé la belleza de las mujeres tanto como la belleza de los hombres que dirigían la Revolución.6 Fue precisamente junto a Norka, durante una localización para una campaña publicitaria en la provincia de Pinar del Rio comisionada por el Instituto de Turismo, cuando Korda vio a Paulita. Era una niña de apenas 3 años con unos ojos enormes que ocupaban casi todo su rostro. La fotografió primero en un plano general donde la niña estaba frente a su casa de madera y guano7 y en otro fotograma, encontrado recientemente, donde Paulita está junto a su hermana Araceli que emulaba con ella con casi idéntica mirada. No se conservan los negativos de la secuencia completa, pero de ese día afortunado Korda seleccionó una imagen que tituló «La niña de la muñeca de palo» en alusión al trozo de madera que Paulita abrazaba como si fuera su muñeca. La imagen fue recuadrada por Korda, como solía hacer con cualquier negativo que incluyera elementos o personas innecesarias; y de este recuadre hizo unas declaraciones que repitió cientos de veces según las cuales esa imagen le cambió su vida como fotógrafo y como ser humano:
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6 Mark Sanders. «Alberto Korda». Entrevista. Korda. A Revolutionary Lens. Cristina Vives/Mark Sanders, Steidl, Gottingen/La Fábrica, Madrid, 2008. 7 Publicada en el periódico Revolución, La Habana, 2 de septiembre de 1959, con el titular «A esta niña no podemos olvidarla».
Fue unos dos meses después del comienzo de la Revolución que realicé mi primera intervención social. El retrato de una niña que titulé La Niña de la Muñeca de Palo fue realizado en febrero de 1959. Una agencia publicitaria me había enviado al campo a fotografiar a los campesinos y en el patio de una casa muy pobre encontré a esta niña. Tenía miedo de mí, y de la cámara, y le decía a un pedazo de palo: «No llores, mi niña». Cuando conocí a los padres, me explicaron que no tenían dinero suficiente para comprarle una muñeca de verdad. Eso me hizo pensar mucho y me acordé del discurso de Fidel sobre la realidad social en Cuba en el que dijo que con la Revolución no habría niñas sin muñecas. En ese momento decidí dedicar mi vida y mi obra a la Revolución.8
Las hojas de contacto de ese 26 de julio de 1959 están llenas de buenas tomas, en particular
las de los campesinos inundando toda la ciudad, algunos de ellos mirando al mar desde el Malecón habanero por primera vez. En 2008, revisando esos negativos nunca antes impresos por Korda, descubrí que junto a Eleuterio había otros Quijote de la farola —título que dio a la foto seleccionada— que no conocíamos, y que todos ellos habían sido fotografiados con una cámara de 6 x 6 (formato cuadrado) y que la fotografía de Eleuterio que habíamos visto por décadas era un encuadre estilizado de aquel original. Korda había usado de nuevo el mismo procedimiento: eliminó lo superfluo, se concentró en el sujeto y construyó al modelo. Esa imagen ya icónica me recuerda en espíritu y en construcción visual a aquellos personajes de ficción que Marc Chagall pintó sobrevolando su ciudad de Vítebsk, cuando el Pero esa imagen no constituía en sí misma pueblo ruso se sintió dueño por un tiempo de una fotografía de denuncia social, como su entorno y de sus destinos, inmediatamente 14 pretendía el discurso de Korda, ni el objetivo después de la revolución de octubre de 1917. Ocho meses después de Eleuterio, el 5 de del reportaje era fotografiar al campesinado de marzo de 1960, Korda fotografió a Ernesto la región. Eso lo demuestra el hecho de que la niña, y no sus circunstancias, fue la que atrajo la Che Guevara en medio de una circunstancia luctuosa.10 También de ese momento Korda atención del fotógrafo. Miremos con detenimiento y encontraremos en los ojos de Paulita construyó una narrativa que repitió hasta el final a los de Julia, Lourdes, Maricusa e incluso los de su vida: La foto del Che fue un instante de suerte, decía. de la misma Norka, pero desde la inocencia 8 Mark Sanders. «Alberto Korda». Solo dos fotogramas existen de ese instante, infantil. (Idem.). uno vertical con una estrechez de encuadre que Cinco meses después Korda fotografió 9 Desde 1959, cada 26 de julio se no daba aura al personaje; y otro horizontal, del a Eleuterio, un hombre encaramado en un celebra en Cuba como fecha patria, conmeposte del alumbrado público de la Plaza de la que también le molestaban una hoja de palma a morando un aniversario del asalto al cuartel la derecha y un perfil masculino a la izquierda. Revolución. Era uno de los miles de camMoncada en Santiago de Cuba en 1953, fecha pesinos que fueron invitados a La Habana a Simplemente cortó lo innecesario, como hizo que se ha tomado como inicio de la lucha celebrar el primer 26 de Julio tras el triunfo con Paulita y con Eleuterio. insurreccional liderada por Fidel Castro. 10 En la esquina de las calles 23 y 12 de la Revolución.9 La mayoría de ellos nunca Así, con la irrespetuosidad hacia el negativo en el Vedado habanero, a pocos metros de la había estado en la capital y no habían soñado completo —tan caro a los fotógrafos documenentrada al cementerio de Colón, donde serían con la posibilidad de vivir esa experiencia, y tales de la época— creó la imagen más reproduinhumados los restos de las víctimas del cida de la historia de la fotografía mundial: se menos el ser alojados gratis en las casas de sabotaje al vapor La Coubre de origen belga concentró en unos ojos que le eran familiares a familias que los acogieron como huéspedes de que traía armas para el joven ejército cubano. fuerza de haberlos fotografiado en su estudio, honor. Es fácil imaginar que se sentían dueños Sabotaje atribuido a la contrarrevolución cubana. aunque en rostros de mujeres. del mundo.
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Visto así, en orden cronológico, Korda tuvo la capacidad de crear en el lapso de solo doce meses, tres de las más reconocidas imágenes que a juicio de la historia de la fotografía cubana representan a la Revolución de 1959. Luego vendrían las fotografías de quien fue su amigo y acompañante de muchas aventuras durante casi 10 años, Fidel Castro. Tuvo todo el tiempo necesario para hacer el retrato del líder, porque nunca le pidieron la imagen para ilustrar una noticia. Su función era construir una imagen para la posteridad. Entonces, si miramos bien esas hojas de contacto con las secuencias de cada uno de los viajes que Korda y Fidel hicieron juntos por toda Cuba y el extranjero, veremos que el fotógrafo escudriñó al líder como si fuera su nuevo modelo. Estudió los atributos de su personalidad, su mejor perfil, la proporción perfecta en relación con el espacio, y siempre recortó de la imagen todo aquello que le enturbiaba la composición. Debemos agradecer a las sesiones fotográficas con sus bellas modelos en Studios Korda desde 1954 y hasta 1968, y a su entrenamiento como publicista, la perfección y el encanto casi mítico que tuvieron sus fotografías de los líderes cubanos.
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11 En los miles de negativos perdidos hasta hoy se encuentran los realizados por todo el personal de Studios Korda conformado por Luis Peirce Báez (Luis Korda, seud.), Genovevo Vázquez (Genovevo Korda, seud.) y José A. Figueroa, el más joven de los fotógrafos del estudio entre 1964 y 1968.
visual innata, entrenada durante tantos años de fotografiar contornos. Este tránsito fue lento, le tomó unos diez años hasta que el proceso terminó de forma abrupta el 14 de marzo de 1968 cuando Studios Korda fue expropiado y los miles de negativos personales, de belleza, moda, publicidad y de la vida cultural de La Habana, realizados por él y los otros fotógrafos del estudio11, fueron confiscados y hasta hoy desaparecidos. También, coincidiendo por esa fecha, dejaron de llamarle para acompañar a los líderes. Ese día de 1968 fue frustrante para Alberto Korda, no obstante, siguió buscando mujeres para su fotografía casi hasta el final de su vida y se declaró siempre un amante de la Revolución. Así de fiel fue a sus obsesiones. ★★★
En algún texto anterior afirmé que Korda nunca pudo fotografiar la pobreza porque no la conoció. Su clímax artístico transcurrió primero en una ciudad llena de luces (La Habana de los 50 y parte de los 60), y a partir de 1959 en un país que recorrió en detalle de la mano de sus líderes, quienes se movían a todo lo largo de la isla protegidos por la estela del triunfo. También viajó por el mundo entero, pero siempre desde QUINTO TIEMPO. posiciones similares: belleza y comodidad. En sus últimos años continuó viajando por LA ÚLTIMA RUPTURA el mundo, pero desde el prestigioso espacio Korda nunca fue un fotorreportero. Sus mejores cultural que le ofrecía, merecidamente, la fotofotografías de todos los tiempos comulgan con grafía que había hecho de mujeres y de líderes. Ese privilegio no lo hizo menos auténtico. Por ese halo de irrealidad y evanescencia que ya le había hecho grande en las fotografía de belleza. el contrario, nos dejó una visión diferente de la Vistas con detenimiento, sus fotografías son un Cuba de esas décadas que hoy agradecemos por tránsito entre un sujeto y otro a partir de 1959. artística y por documental; una visión de otra Cuando la mujer dejó de ser el centro de cara de la realidad que también existió. su trabajo fotográfico, la buscó en el espacio De no haber existido ese Korda, no hubieran existido esa Cuba, ni esa Habana, ni esos político que era el escenario en el que más líderes, ni esas mujeres. cómodo se movió en ese entonces. Supo distinguir allí, con intuición, los rostros y los La Habana, septiembre de 2018 cuerpos que le interesaban, con una agilidad
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Paula Maria y Araceli Ceijo Beade ★ Sumidero, Pinar del Rio, Feb. 1959 © Korda Estate
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Lourdes Colette ★ La Habana, 1959
Maricusa Cabrera en Studios Korda ★ La Habana, ca. 1956
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Norka ★ Studios Korda, La Habana, 1958
Julia ★ La Habana, 1956
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Korda en Studios Korda ★ Vedado, La Habana, ca. 1956 . Foto por Studios Korda
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Autorretrato con modelo ★ Studios Korda, ca. 1956
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Julia ★ Brisas del Mar, La Habana, ca. 1957
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Norka ★ Brisas del Mar, La Habana, 1960
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Norka ★ Miami Beach, Florida, ca. 1957 -1958
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Norka ★ Hotel Habana Libre (antiguo Habana Hilton). La Habana, 1958
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«La niña de la muñeca de palo» ★ Sumidero, Pinar del Rio, febrero de 1959
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«El quijote de la farola» ★ Primera celebración del 26 de Julio tras al triunfo de la Revolución. Biblioteca Nacional, Plaza de la Revolución. La Habana, 26 de julio de 1959
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Primera celebraciรณn del 26 de Julio tras al triunfo de la Revoluciรณn. Biblioteca Nacional, Plaza de la Revoluciรณn. La Habana, 26 de julio de 1959
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Primera celebraciรณn del 26 de Julio tras al triunfo de la Revoluciรณn. Biblioteca Nacional, Plaza de la Revoluciรณn. La Habana, 26 de julio de 1959
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Primera celebraciรณn del 26 de Julio tras al triunfo de la Revoluciรณn. Biblioteca Nacional, Plaza de la Revoluciรณn. La Habana, 26 de julio de 1959
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Campesinos en el Malecón de La Habana ★ 26 de julio de 1959
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Campesinos en el Malecón de La Habana ★ 26 de julio de 1959
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Campesinos en el Malecón de La Habana ★ 26 de julio de 1959
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Campesinos en el Malecón de La Habana ★ 26 de julio de 1959
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Objetos personales de Fidel Castro ★ Oriente, ca. 1966
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Objetos personales de Fidel Castro ★ Oriente, ca. 1966
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Fidel Castro ★ Recorrido por Isla de Pinos, ca. 1966
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«Fidel vuelve a la Sierra». Recorrido de Fidel Castro durante una semana por diferentes poblados de la Sierra Maestra ★ Oriente, 15 -22 de junio de 1962
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Fidel Castro visita un pozo de petróleo en Jatibonico ★ Las Villas, 1960
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Korda en la tribuna de la Plaza de la Revolución ★ La Habana, 26 de julio de 1963
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Discurso de Fidel Castro en la Plaza de la Revolución ★ La Habana, 26 de julio de 1966
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Santiago de Cuba ★ Oriente, 26 de julio de 1962
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Che Guevara en los antiguos campos del Villareal Golf Club ★ Colinas del Villareal, Loma de Bacuranao, La Habana, 29 de marzo de 1961
«Fidel vuelve a la Sierra» ★ Recorrido de Fidel Castro durante una semana por diferentes poblados de Sierra Maestra. Oriente, 15 -22 de junio de 1962
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Fidel Castro visita el Memorial a Abraham Lincoln ★ Washington, D.C., 19 de abril de 1959
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Fidel Castro visita a las Reinas de la Radio de Nueva York . Primer viaje a Estados Unidos después del triunfo de la Revolución ★ 22 de abril de 1959
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Primera Declaración de La Habana. Plaza de la Revolución. La Habana ★ 2 de septiembre de 1960
Segunda Declaración de La Habana. Plaza de la Revolución. La Habana ★ 4 de febrero de 1962
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Hoja de contacto de las imágenes tomadas durante los funerales de las víctimas del sabotaje al vapor La Coubre. Calle 23 esquina a 12 ★ La Habana, 5 de marzo de 1960
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«Guerrillero Heroico» ★ Fotogramas Nº 40 y Nº 41 marcados por Korda. Edición limitada de 15 ejemplares, impresos por José A. Figueroa y firmados por Korda, La Habana, 1999
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Korda ★ Chicago, junio 2000 . Foto de José A. Figueroa
Diputación de Málaga presidente Elías Bendodo diputado delegado de cultura Víctor Manuel González García director de la térmica Salomón Castiel
La Térmica Diputación de Málaga Av. de los Guindos, 48. 29004 Málaga t. 952 069 100 | f. 952 239 780 www.latermicamalaga.com
Catálogo
Exposición Una exposición Korda Estate en asociación con Terra Esplêndida
edición La Térmica / Diputación de Málaga
producción La Térmica
derechos exclusivos de esta edición La Térmica / Diputación de Málaga © Korda Estate en asociación con Terra Esplêndida
comisariado y dirección de montaje Cristina Vives
artista © Alberto Korda textos © Cristina Vives diseño y maquetación Miguel Gómez Jacobo Gómez Navarro · DSGN.es revisión Violeta Sánchez imprime Imagraf isbn:
978-84-17457-05-01
depósito legal:
impresión fotográfica Todas las fotografías plata gelatina han sido impresas por José A. Figueroa en La Habana, en 2008, a partir de negativos originales de Alberto Korda vídeos Sencillamente Korda. (Una película basada en una entrevista a Alberto Korda en enero de 2001); video color, 19 min. Guión y Dirección: Roberto Chile Música original: Alexis Boch Alas con puntas, 2010 Cortesía de Estate Alberto Korda y Video Plaza, La Habana
José A. Figueroa. Un testimonio. Grabado en Estudio Figueroa-Vives, La Habana, 20 de marzo de 2018; video, color, 19 min. Cortesía Estudio Figueroa-Vives, La Habana
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotografía sin permiso previo del editor. El editor quiere agradecer la autorización recibida para reproducir los textos e imágenes protegidas de esta publicación y manifiesta haberse puesto en contacto con los propietarios de los derechos de los textos e imágenes protegidas.
diseño gráfico Miguel Gómez Jacobo Gómez Navarro coordinación de la exposición Yolanda Guadamuro Violeta Sánchez vinilos Mora Digital agradecimientos Beatriz Montaña Estudio Figueroa-Vives Fabio Tomé Pestana Fundación Unicaja Reinaldo Almira montaje Artemontaje seguro AON Seguros
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El catรกlogo Korda: belleza y revoluciรณn se terminรณ de imprimir en Mรกlaga, en los talleres Imagraf el 24 de octubre de 2018