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BACALAR LA LAGUNA DE LOS SIETE COLORES
El Doctor Nemo Submarino fotografía la vida y paisajes submarinos para que aprecies su belleza y ayudes a conservarla.
La gran puerta de entrada está protegida por un puente levadizo pues el fuerte está rodeado por un gran foso profundo lleno de agua, como un castillo medieval que parece salido de un fabuloso cuento de caballería, con princesas, magos y hechiceros.
En realidad, ha sido lugar de batallas contra los piratas que entraban al lago con sus barcos por el Estero de Chaac, una vía fluvial que conecta la laguna con el rio Hondo y de allí a la Bahía de Chetumal.
Recuerdo la laguna de Bacalar en los años en mi juventud como un lugar mítico. Conocida como de “Los siete colores” debido a la claridad de su agua dulce que permite que el fondo de blanca arena caliza refleje las tonalidades del cielo y el paisaje que lo rodea hasta dónde llega el horizonte, como un espejo que cambia de colores al avanzar la tarde vistiéndose de tonos azules, turquesa, celeste hasta el azul profundo de los cenotes que se encuentran al interior del lago, para alternarse con el naranja, magenta y malva, el rojo y el dorado del crepúsculo, rodeados por el verde intenso de la selva, un espectáculo digno de admirarse, una de las maravillas de México y el mundo.
En este lugar de leyenda jugaba yo con mis hermanos a los piratas, a los indios y vaqueros, simulando disparar los cañones desde las almenas y peleábamos como diestros espadachines con nuestras espadas que eran unas simples varas que recogíamos de los árboles cercanos.
Después bajábamos al lago para correr por un rustico muelle de madera y saltar a sus tibias y transparentes aguas para continuar nuestros juegos y en alguna ocasión tuve la ocurrencia de cruzar nadando sus casi tres kilómetros de ancho para angustia y enfado de mi madre.
Luego disfrutábamos de un delicioso coctel que preparaban los lugareños con un caracol de agua dulce, una especie que abundaba en la zona y actualmente se encuentra casi extinto.
Desde su orilla se aprecia una pequeña loma donde está el fuerte San Felipe de Bacalar, nombrado así en honor del rey Felipe V de España en el siglo XVII, con sus grandes muros de piedra y torres coronadas de almenas y cañones que asoman entre ellas.
En ocasiones teníamos tiempo para ir al Cenote Azul, que está junto a la laguna, y que a cielo abierto forma un gran circulo de unos doscientos metros de diámetro y casi cien metros de profundidad, para subirnos a los árboles de las orillas y desde ahí saltar a sus aguas azul profundo para sumergirnos siguiendo las raíces de esos árboles que asomaban y se perdían en la profundidad, nuestro juego era ver quien llegaba más hondo, hasta donde aguantábamos el aliento y luego subir a la superficie para trepar otra vez el árbol y lanzarnos nuevamente.
Finalmente regresábamos a la casa familiar en la ciudad de Chetumal a escasos cuarenta kilómetros, totalmente agotados pero divertidos. Un verdadero paraíso oculto entre la selva y la sabana del Petén, cerca del mar Caribe, el cuerpo de agua dulce superficial más grande de la península de Yucatán en el sureste de lo que entonces era el Territorio de Quintana Roo. Es que entonces la región estaba aislada del resto del país y del mundo debido al difícil acceso, ya que las carreteras eran rusticas o inexistentes, la única manera de llegar a la región era por vía aérea a Chetumal, pero ese aislamiento mantuvo en secreto ese paraíso virgen y prístino protegiéndolo de la “civilización”.
Actualmente es preocupante ver como el lago ha sido invadido por numerosos hoteles que se construyen en la orilla y asentamientos inmobiliarios que no solo alteran el paisaje sino que alteran el ecosistema y ocasionan contaminación, también es notorio el fenómeno de la “gentrificación”, es decir que los habitantes originales de la localidad han tenido que dejar sus hogares en el pueblo de Bacalar por los altos costos de la vivienda debido al desarrollo inmobiliario, por la gran demanda de terrenos para construir hoteles y centros comerciales, y que con eso se ha alterado substancialmente su modo de vida. Mayor angustia entre los habitantes ha ocasionado la construcción del Tren Maya por la zona pues por la falta de estudios de impacto ambiental han rellenando con material de construcción el trazo de las vías sobre los esteros y humedales que conectan la laguna al Rio Hondo y otras lagunas como Huay- Pix, y Xul - Ha, ocasionando el estancamiento en la circulación de las aguas del sistema, y se observa un cambio en la coloración de las aguas de la laguna que ya se han visto de un tono turbio marrón, lo que tiene importancia porque que la laguna de Bacalar es uno de los pocos lugares en el mundo donde aun se encuentran los “Estromatolitos”, que son estructuras parecidas a rocas cerca de la orilla en lugares poco profundos, pero que en realidad son las forma de vida más antigua que aún sobrevive en el planeta, de decenas de millones de años atrás, incluso son antecesores de las algas y plantas, pues consisten en formaciones de colonias de cianobacterias, las primeras células capaces de realizar la fotosíntesis y que extrajeron bióxido de carbono de la atmosfera para producir el oxigeno que respiramos hoy en día, y para realizar esta fotosíntesis es necesario que las aguas sean transparentes y limpias que permitan el paso de la luz solar, los estromatolitos vivos solo se encuentran en Bacalar, en Cuatro Ciénegas Coahuila, en Australia y las Bahamas.
Es triste observar cómo los seres humanos no somos conscientes de que nosotros mismos estamos destruyendo nuestro ambiente, nuestro modo vida y el planeta por una equivoca idea de progreso.
No hemos aprendido la lección que dejaron los pueblos mayas de la región que, a pesar de haber tenido una gran civilización, ésta colapsó hasta desaparecer por la explotación desmedida de los recursos naturales.
Pero por ahora me consuela haber conocido ese paraíso perdido, con toda su belleza y su esplendor.
Doctor Nemo Submarino
Enlaces de interés: Territorios Mayas en el paso del tren Maya.
www.ccmss.org.mx/wp-content/uploads/Territorios mayas en el paso del tren Tr.pdf