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Te lo cuento…

Mido

Hace mucho tiempo, el agua de la lluvia colmaba los cuerpos secos de las personas humedecía con sutil caricia sus entrañas para hacerlos reír. Les producía cosquillas placenteras. Un tremendo flujo de energía influía que estos seres vivieran en armonía. En ese lugar gobernaba Mido, joven reina de cabellos largos y juguetones. Durante el día mantenían flotando sus erizados cabellos como púas de puerco espín. Cual serenas olas de un mar encantado su bruna melena nadaba en las oscuras noches. El tiempo habitaba en su propio cuerpo. En cada respiración los hados del tiempo se mantenían equidistantes para mantener un equilibrio. Juguetones afilaban sus movimientos entre los montes alisios donde habitan animales alados. Un día, al interior del obscuro bosque, brotó un aljibe, una niña de brillantes ojos se acercó para mirar la luna al fondo del pozo, y el hado del bosque le robó su brillo para ganar energía y volar lejos. La niña se quedó ciega y se puso a llorar perlas negras que Mido tomó y convirtió en las horas. A la pequeña se la tragó Mido y la convirtió en la eternidad.

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