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Te lo cuento…

Nubes

Siempre me han gustado las nubes, sus diversas formas en el cielo llaman siempre mi atención. Un día bajo la suave sombra de una inmensa nube, me percaté que cada ser humano tiene algo de espíritu nubesco. Las personas cambian conforme pasan los días tienen, su clima interno. A veces se tornan nebulosas y pierden la dirección de su marcha chocan entre sí, furibundas y erráticas generando malestar con su presencia. Otras, se elevan con el menor roce del viento, sonríen y se sonrojan con facilidad, como los infantes que jocosos saltan entusiasmados en vacaciones. Algunos seres, se deshacen de placer cuando llueve y sueltan gotitas de agua sin parar, su vitalidad se renueva con la lluvia. Son felices en esas temporadas. Las nubes nos acompañan sin que nos demos cuenta, su vapor de agua inunda de repente los corazones de los miedosos y los dotan de una húmeda seguridad y se atreven a cantar frente a la adversidad.

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Nada se puede hacer contra ellas, nadie puede alcanzarlas. Tal vez, en sueños tocarlas y en las vigilias volar sobre ellas acompañados de nuestros muertos.

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