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¿Qué sigue para Ildefonso Guajardo?

Hablamos con el Exsecretario de Economía Federal, líder de negociación del T-MEC y actual Diputado Federal por NL, Ildefonso Guajardo, acerca de su trayectoria profesional y sus planes a futuro

Por Javier Cendejas y Alejandro Fuentes

Ildefonso Guajardo es un nombre que siempre resuena. No solo en la esfera política, también en la económica y en las relaciones exteriores de México y el mundo.

Y es que el exsecretario de Economía ha construido una carrera en la que se ha puesto a prueba no sólo sus conocimientos y su experiencia, sino también su habilidad para tejer y construir acuerdos y relaciones.

Guajardo hoy no sólo es visto como una de las piezas clave en la construcción del Tratado de Libre Comercio, sino como uno de los perfiles priistas que es bien visto por distintos sectores de la población.

Hoy, Guajardo es noticia porque es uno de los apuntados para la nominación presidencial de la Alianza Va Por México.

En entrevista con Latitudex, el economista hace un recorrido por una carrera en la que ha tenido un ascenso claro en política, pero también en las esferas empresariales e internacionales.

¿Cómo era ese Monterrey en el que tú creciste?

Mis padres nacieron en Lampazos de Naranjo, a dos horas de Monterrey, y migraron a la ciudad desde el '47.

Yo nací en el '57, o sea, 10 años después, y mi papá lo primero que hizo fue tomar un pequeño negocito de abarrotes, el traspaso de mis tías que se cambió a vender vestidos hechos en Salinas.

Mi papá se quedó con ese pequeño establecimiento de abarrotes ahí en el centro de la ciudad y nosotros vivíamos al lado. Ya habían nacido tres de mis hermanos y el resto, realmente dos, nacimos en Monterrey. Crecer en el centro de la ciudad es interesante porque primero, la gran afición deportiva, mi papá era de béisbol y teníamos el Parque Cuauhtémoc muy cerca de la casa. Vivíamos a dos cuadras de lo que es hoy la estación de autobuses de Monterrey.

¿Siempre supiste que querías estudiar economía o de dónde te nace esa vocación?

En prepa tenías que escoger el segundo año de especialidad. Obviamente siempre tenía la presión de mamá que tiene un hermano doctor, que es una eminencia y quiere tener un hijo doctor, ya los demás eran ingenieros y entonces tuve la presión bien dura para que me fuera a medicina. Pero un día fui a ver una autopsia del anfiteatro Universitario.

...Con eso tuviste

Con eso tuve con la medicina. Y entonces tenía yo dos opciones para una carrera en el servicio público. Una era economista en la Universidad de Nuevo León o abogado.

Pero en ese momento estábamos hablando de que yo iba a entrar a la facultad. En el '73 estábamos pasando por el efecto del jueves de Corpus y la convulsión había afectado mucho la calidad de la escuela de leyes. Entonces yo analicé la Escuela de Economía y surgió una tercera opción.

Teniendo yo 16 años decidí hacer una cita con don Víctor Urquidi en el Colegio de Méxi co, me lancé a la Ciudad de México y me recibió don Víctor, que era una gran eminencia y le dije: una opción que se me ocurrió era estudiar Relaciones Internacionales.

En aquel tiempo las entradas no eran todos los años, eran cada dos años. Se abría un nuevo programa y no me tocaba. Entonces yo tendría que perder una era… me dice Don Víctor, ¿hablas inglés? Le digo: ‘no’. ‘Hay una muy buena escuela que te va a servir muy bien de base. Vente a la Escuela de Economía de la Universidad’.

¿Cómo se da tu camino en la función pública?

Cuando me invita un maestro mío de la prepa, Pancho de Treviño, que era el secretario general del PRI, me invita a la campaña de Pedro Zorrilla. Yo tenía 16/17 años dentro de la campaña de Zorrilla y nombran a Pancho Valdés director de Juntas de Mejora. Y esa fue mi primera chamba.

Hacia el cierre de eso tengo la oportunidad de irme. Yo leía inglés porque tenía un chingo de interés en el inglés, pero no hablaba inglés ni comprendía inglés porque en la escuela pública no existía. Y entonces, hacia el último semestre de mi carrera, les pedí que me mandaran de intercambio.

Me fui a Estados Unidos. Ahí me ofrecen quedarme a hacer la maestría en Arizona State con una chamba pagada y me ofrecen una beca para un proyecto en Bolivia. Me voy un verano a hacer una investigación a Bolivia, regreso, cierro el ciclo en Arizona y me traen de maestro de tiempo completo de universidad.

¿Tenías 22 años?

Sí. Estando acá me toca ir representando a los maestros de la escuela, a un congreso mundial en la Ciudad de México y vienen las vacas sagradas de la economía y los premios Nobel.

Ahí escuché una ponencia de Franco Modigliani, que era maestro de MIT y andaba tratando de irme al doctorado. Entonces me le acerco a Modigliani. Y él me preguntó por un restaurante, La Fonda del Refugio.

Lo llevo y me le cuelgo y me voy a comer con él. Al regresar al coloquio ya le había dicho en la comida que quería que me echar una mano para irme al MIT. Y llegando dice: ‘Mira el hombre que más te puede ayudar es el que va ahí’... y era Pedro Aspe.

¿Cómo se da tu relación con Peña Nieto?

Yo quería volver a intentar ser senador e hice encuestas.

Entonces ya estábamos en el proceso y yo estaba en Cancún el 5 de enero y recibí una llamada de la oficina de Peña que ya estaba en su oficina de Bosques como aspirante para ser candidato y me invitó a verlo. Tomo un avión a la Ciudad de México y llevaba encuestas y para argumentarle que yo iba a ser y quería ser senador, pero ya sabía que había otras posibilidades.

Entonces me dice ‘no’, la definición se va a ver hasta marzo: ‘Te estoy invitando porque quiero que seas el vice coordinador empresarial de mi campaña, que me manejes todo el tema empresarial de pequeños emprendedores y que seas mi vínculo, consejero personal’.

Y le organizamos una campaña muy interesante, porque como diputado, presidente de la Comisión de Economía, todos los que están enojados con Calderón venían a llorar en mi hombro y entonces fue muy fácil convocar.

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