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Renovarse o morir: el futuro de la cadena de suministro en México

El país ha retomado su puesto como la mejor opción de la inversión estadounidense, pero sigue enfrentando problemas estructurales que podrían acabar con las expectativas del sector

Por Alejandro Dabdoub

Proximidad, costos laborales e infraestructura son algunos de los factores que han ayudado a México a retomar el lugar como el principal destino de las inversiones estadounidenses en comercio exterior. La disrupción de la cadena de suministro durante la pandemia fue el último empujón que necesitaba el país para iniciar una nueva era de la mano del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Sin embargo, algunos problemas estructurales siguen representando un obstáculo para alcanzar nuestro verdadero potencial en la región.

Más allá de ser una reacción a los tiempos del COVID-19, el nearshoring augura un nuevo futuro para el comercio internacional en el que la reducción de costos ya no es el único factor determinante. Ante la volatilidad, las empresas buscan lugares más seguros para invertir. En ese sentido, las disputas comerciales entre Estados Unidos y China han favorecido a México. Pero para explotar al máximo su potencial, el país debe otorgar certidumbre a lo largo de toda la cadena de suministro.

Las ventajas de México

Tan lejos de dios…

La proximidad de México con Estados Unidos siempre ha sido uno de los factores claves del comercio exterior. Por un lado, reduce el tamaño de la cadena de suministro, lo que a su vez significa menos riesgos para las empresas. A esto hay que agregarle que ofrece una comunicación más directa y en tiempo real entre las partes involucradas, sobre todo si se compara con los países asiáticos.

A pesar de todo, la cercanía sirve de muy poco si no se tiene la infraestructura y conectividad adecuada. Afortunadamente, la eficiencia aduanera y la gran cantidad de cruces fronterizos juegan a favor de los mexicanos.

De acuerdo con la firma de consultoría global AlixPartners, los envíos desde nuestro país tardan entre uno y cuatro días en llegar a cualquier parte de Estados Unidos. En contraste, aquellos que vienen de Asia demoran entre tres y cinco semanas.

Encima de todo, la proximidad también significa no tener que lidiar con las barreras culturales y de idioma de países como China. Los administradores tienen más facilidades para supervisar el trabajo en las plantas y los acuerdos con otros proveedores locales.

Al final, compartir frontera reduce los costos de transporte, le resta volatilidad a la cadena de suministro, disminuye los tiempos de envío y permite mantener inventarios más pequeños. Todo esto facilita a las empresas estar mejor preparadas en caso de que se presente alguna crisis como la que se vivió con la pandemia o una recesión generalizada.

Se lo dejo bara, bara…

México representa una de las mejores opciones para ahorrar costos más allá del transporte. Por un lado, tenemos una mano de obra que hoy en día es más barata que en China. Justamente este factor fue uno de los más importantes que impulsó el offshoring hace unos años y que ahora beneficia al nearshoring. De acuerdo con información de Statista, el costo promedio de la mano de obra mexicana actualmente es de 4.80 dólares la hora, mientras que la china es de 6.50 dólares.

Otro de los grandes ahorros que ofrece nuestro país son los aranceles preferenciales de la región. Según datos del Banco Mundial, el arancel compuesto para las importaciones mexicanas en Estados Unidos es del 0.04 por ciento. Por su parte, China tiene una tasa del 19.2 por ciento. A esto hay que agregarle los beneficios de programas especiales como el IMMEX que, a pesar de sus áreas de oportunidad, siguen trayendo inversiones a las cadenas de suministro en el país.

Por último, tenemos la estabilidad tributaria que ha permitido tener una tasa de impuesto corporativo del 30 por ciento durante más de 10 años.

Los retos del nearshoring

Inseguridad y corrupción, los temas de siempre

Para muchos, el talón de aquiles de México en cuanto comercio exterior sigue siendo la impunidad. Por un lado, el país lleva años manteniendo una guerra contra el narcotráfico que parece que nunca va a acabar. Si bien en el actual Gobierno han dejado de aumentar la cantidad de homicidios dolosos, la tasa criminal sigue estando muy alta.

Asimismo, las carreteras continúan siendo territorio de nadie. De acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), actualmente se roban más de 22 unidades de transporte de carga al día en el país. Esta cifra es un 15.5 por ciento más grande que la que se registró en 2021. Entre las entidades que presentan una mayor tasa de incidencia se encuentran el Estado de México, Puebla, Guanajuato, Veracruz y Jalisco.

Del mismo modo, el combate a la corrupción en el país sigue estancado. En la última clasificación sobre percepción de corrupción realizada por Transparencia Internacional en 2020, México ocupó el lugar 124 de 180 naciones evaluadas. En ese sentido, estamos peor evaluados que lugares como Bolivia, Kenia y Pakistán y solo ligeramente por encima de Azerbaiyán, Mali y Rusia.

La inseguridad aumenta los costos. De acuerdo con el Departamento de Estado de Estados Unidos, las empresas que deciden establecerse en el país deben gastar alrededor del 5 por ciento de su presupuesto operativo para enfrentar estos problemas.

Las reglas del juego

Para atraer inversionistas, México debe ofrecer seguridad jurídica. A grandes rasgos, este concepto hace referencia a no cambiar de manera imprevista ni desproporcionada las reglas del juego a las empresas. La garantía de que las normas jurídicas se van a cumplir de igual manera para todos permite planear a futuro.

En este rubro, uno de los temas que más han afectado a la actual administración son los cambios en el sector eléctrico. Favorecer la generación de energía de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) no solo transforma el panorama de quienes invirtieron durante la apertura del mercado en el sexenio pasado, sino que también viola el principio de libre competencia que debería permear en una economía como la de México.

De acuerdo con la Comisión Federal de Competencia Económica, esta reforma viola la Constitución, quebranta la regla de acceso abierto y no discriminatorio a las redes de distribución y permite a la CFE adquirir energía a través de métodos no competitivos. El caso ha sido tan polémico que ha generado de las primeras consultas en contra del país dentro del marco del T-MEC.

Además de la controversia energética, el Gobierno suma otras decisiones polémicas que han generado incertidumbre. Por un lado está la cancelación de la planta cervecera de Constellation Brands en Mexicali, Baja California, tras una consulta popular (similar a la del Aeropuerto de Texcoco). Asimismo, se canceló el permiso a una planta de Iberdrola que daba servicio a Nuevo León.

Aunque parecen pocos casos, han enviado una señal a los inversionistas que podría traer consecuencias negativas.

Los acuerdos de los Tres Amigos

El pasado 11 de enero terminó la décima edición de la Cumbre de Líderes de América del Norte en la Ciudad de México. En los encuentros que llevaron a cabo Andrés Manuel López Obrador, Joe Biden y Justin Trudeu se llegaron a varios acuerdos en materia de comercio exterior. Sin embargo, algunos de los temas más controversiales como el de migración, seguridad y la política energética de AMLO quedaron en el tintero.

De acuerdo con la Secretaría de Relaciones Exteriores, se consiguieron en líneas generales seis pactos. Uno de ellos fue el fortalecimiento del bloque económico con el objetivo de producir entre los tres países el 25 por ciento de las mercancías que actualmente se importan desde Asia.

Asimismo, se acordó favorecer la movilidad laboral entre las tres naciones. En el caso de México, el Gobierno se comprometió a otorgar facilidades a los nómadas digitales interesados en trabajar desde nuestro país. Por su parte, Estados Unidos se propuso acelerar el proceso de ciudadanía de 250 mil mexicanos que siguen a la espera de una respuesta.

En cuanto a energías limpias, tanto los estadounidenses como los canadienses participarán del llamado Plan Sonora, un programa para el desarrollo energético del estado enfocado en plantas solares y la explotación de litio.

Los últimos tres acuerdos no tienen un impacto directo en el comercio exterior, pero vale la pena mencionarlos. Por un lado, se comprometieron a perfeccionar el control de precursores químicos que son utilizados en drogas como el fentanilo. También se habló de la protección de los pueblos originarios y la lucha contra el racismo. Y, por último, se estableció un grupo de trabajo para enfrentar riesgos sanitarios como el de la pandemia de COVID-19 o la propagación de la influenza.

El futuro de la cadena de suministro

Inteligencia artificial y automatización

El comercio exterior es un área que está constantemente evolucionando y adaptando nuevos y mejores métodos. La clave de todo está en la eficiencia y el uso de inteligencia artificial y la automatización de procesos se ha convertido en los aliados imprescindibles

Aunque este tipo de herramientas se han estado usando durante mucho tiempo, en los últimos años se han perfeccionado y llegado a casi todas las áreas del sector. Hoy en día los algoritmos permiten administrar el inventario de manera óptima y encontrar las mejores rutas logísticas. Cada empresa es diferente y necesita pensar qué procesos pueden automatizarse para ahorrar tiempo.

Sustentabilidad imprescindible

Cada vez más países exigen reducir el impacto ambiental del comercio y los consumidores piden adherirse a ciertos estándares. México lleva varios años atrasado en este tema, pero eso no quita la posibilidad de que algún proveedor o comprador extranjero pida ciertos requisitos para hacer negocios en el país.

Cadenas de suministro circular

Las demandas a favor del medio ambiente han traído a la discusión a las cadenas de suministro circulares. Estas giran en torno a la reutilización de materiales y de desechos generados en los procesos de fabricación para que puedan convertirse también en productos de consumo. La estrategia se podría convertir en una gran aliada para cumplir los compromisos que han establecido los países a nivel mundial de reducir a cero las emisiones de carbono para 2050.

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