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Latitudex Edición 5 | agosto | ¿Cómo llegar a la luna?

Por Osiel Cruz

Director general de Grupo T21

¿Qué esperar del caos logístico?

Un día normal de este verano, en una terminal intermodal a las afueras de Dallas, Texas, un cliente solicita que le entreguen apenas 4 contenedores de los casi 200 que tiene en la instalación. Casualmente -se hace presente la Ley de Murphy- los contenedores requeridos no están en la parte alta de la estiba, lo que requerirá múltiples maniobras para poder colocar cada uno en su camión.

La operación consumió más recursos humanos y de equipo al no ser una operación, llamémosla, eficiente. Esa inversión, cual efecto dominó, ya impactó al resto de las operaciones del día.

¿Por qué el cliente no llevó más del pull de contenedores que tenía en la terminal almacenados? La respuesta es que el resto son mercancías que llegaron fuera de temporada por los múltiples retrasos que las cadenas logísticas globales han sufrido en los últimos meses y el cliente no tiene dónde guardarlos.

Para la terminal, el dueño de los cuatro contenedores es uno entre los más de 40 grandes usuarios de su infraestructura que atraviesan una condición similar y todos los días enfrenta con la mayoría de ellos situaciones idénticas. Eso es del patio hacia la última milla.

Por el otro frente, los 20 trenes intermodales doble estiba que llegan a diario hasta sus vías descargan en los patios más contenedores y se llevan menos o más, según sea su destino. Muchas de las cajas de acero debieron haber llegado a este puerto hace 30 o más días. Entre lo que llega, sale o permanece almacenado, la gestión del patio es, literalmente, una administración del caos.

Un caos que empezó a gestarse tan lejos como en China con el surgimiento del COVID-19 y que se agravó en occidente con la importación de la pandemia. La misma dinámica que continuó en esta parte del mundo en marzo de 2020 se extiende en forma intermitente. Va y viene. La segunda ola, la tercera, la cuarta y la quinta. Por contagios se tienen que retirar operarios clave, se ven mermados los equipos de trabajo en los eslabones logísticos y entonces la cadena no fluye igual.

Si el puerto resiente las mermas de gente en su operación, el impacto se traslada a los barcos que tienen que fondear a espera de turno para descargar. Hacia atrás, en los puertos de origen es la misma escena. Puertos clave en las cadenas logísticas globales como Shanghai que han tenido que cerrar por completo operaciones por semanas por haber registrado un contagio o dos. La política de cero tolerancia del país asiático en el combate a la pandemia exacerba el tsunami a toda la cadena global.

Las cadenas logísticas están diseñadas para reaccionar inmediatamente ante los imponderables y crear planes alternativos. Soluciones urgentes a lo anormal. Pero en esta crisis global no han existido las soluciones ideales para corregir el tamaño del problema. Increíblemente, ahora nadie tiene la respuesta correcta a tantas fracturas que tenemos en las cadenas globales de comercio.

Encima, un ingrediente se ha venido a sumar a la ecuación: la relocalización de la manufactura (nearshoring). Un fenómeno más que no llega en el momento perfecto, y que hace creer que la corrección de las cadenas logísticas globales es un tema cuya solución habrá que esperar sentados.

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