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EDITORIAL
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«Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz.» (Miqueas 7: 8) ¿Ha oído a su enemigo alegrarse acerca de usted? ¿Le ha acorralado en un fracaso? ¿Le está señalando su caída?. Estas hermosas palabras del profeta Miqueas son cual la cumbre de un monte, donde ha ascendido el alma herida de muerte por el pecado. Todo pecado y todo fracaso producen heridas tanto en el corazón como en el alma que necesitan el perdón y la restauración divina. Esta condición es la fuente de muchas reacciones que afectan la naturaleza humana. Hoy, se habla mucho del «estrés», y se le acusa de ser el origen de todos los fracasos, de los infartos y del malvivir de nuestra sociedad. Un estudio reciente llevado a cabo por el Dr. Redford Williams, procedente de la Universidad de Duke, demuestra que el perdón reduce el estrés de manera significativa. En su estudio, dicho investigador asegura que una hormona del estrés llamada cortisol está directamente relacionada con la ausencia de perdón, el rencor y el odio. Esta última provoca la ruptura paulatina de los vasos sanguíneos, lo cual puede conducir al deterioro de las arterias y causar el ataque cardiaco. ¿Acaso es de extrañar que en Su Palabra Dios haga tanto énfasis en el perdón tanto divino como humano? Dios nos llama a disfrutar de Su perdón por medio del arrepentimiento y de la fe en Cristo, pero también nos encomienda perdonar: «Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo» (Efesios 4: 31-32). El hecho de no perdonar tiene efectos destructivos, irreversibles y eternos. Por ello, Dios ha manifestado el poder de su perdón por medio de nuestro Señor Jesucristo. En la cruz del Calvario, Dios restauró a una humanidad afligida por su propia decisión y su condición. El poder de Satanás se ha manifestado en el corazón y en la mente del hombre. El príncipe de este mundo ha logrado moldear al hombre, que inicialmente fue creado a la imagen y semejanza de Dios, conforme a su propia imagen. Pero nuestro Señor Jesucristo vino para volver a crear en el hombre la imagen perdida y borrada del Dios Creador, y para inyectarnos el antídoto del veneno que fluía en nuestras venas. Por medio del perdón de Dios en Cristo, podemos exclamarnos junto con el profeta Miqueas: «Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz». No deje por más tiempo que su enemigo se alegre acerca de usted, de sus pecados, de sus caídas. Confiese su caída a Dios, y luego podrá proclamar al enemigo su levantamiento «aunque caí, me levantaré». Amado hermano o amigo, en Dios hay levantamiento. No deje que Satanás le haga creer por más tiempo que Dios no lo quiere levantar, «aunque caí, me levantaré». Lo segundo que hemos de resolver es la morada: «aunque more en tinieblas», todo pecado lleva a morar en tinieblas: «El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; y a los asentados en región de sombra de muerte, luz les resplandeció» (Mateo 4: 16). Jesús vino para cambiar nuestra morada, nuestra posición «dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo» (Colosenses 1: 12-13). Cuando volvemos a Dios, somos libertados de la potestad de las tinieblas y trasladados al reino de su amado Hijo Jesús. Pasamos de una morada en tinieblas a heredar la luz, vivir en la luz, morar en la luz. Amado levántese, salga de su asentamiento en la oscuridad porque Jehová es su luz. ¡Dios le bendiga! Pastor Alberto Ortega
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Siquem, Shekém en hebreo significa «carga o cuello que se inclina para llevar una carga sobre el hombro». Siquem representa el gobierno de aquellos que se imponen como carga a otros, que son una carga impuesta.
«Salió Dina la hija de Lea, la cual ésta había dado a luz a Jacob, a ver a las hijas del país. Y la vio Siquem hijo de Hamor heveo, príncipe de aquella tierra, y la tomó, y se acostó con ella, y la deshonró. Pero su alma se apegó a Dina la hija de Lea, y se enamoró de la joven, y habló al corazón de ella. Y habló Siquem a Hamor su padre, diciendo: Tómame por mujer a esta joven. Pero oyó Jacob que Siquem había amancillado a Dina su hija; y estando sus hijos con su ganado en el campo, calló Jacob hasta que ellos viniesen.» (Génesis 34.1-5) Este relato de Génesis 34 nos muestra: 1. Dos mundos opuestos, 2. dos principios antagonistas, 3. dos conductas incompatibles, 4. dos morales enfrentadas. La salida de Dina, hija de Jacob, fue motivado por un intento de mirada del otro lado de la barrera que la separaba
entre el mundo en que vivía y el mundo que la rodeaba. Quiso conocer de primera mano, por propia opinión, fruto de su mirada y no de la opinión de su padre Jacob o del consejo de su madre Lea. Este intento de la joven hubiese quedado en una anécdota o curiosidad de una mujer en la flor de la vida, si no hubiera aparecido en la escena otra mirada, la moral que gobernaba ese país como un estándar de vida normal. ¿De quién era esa mirada? Era la mirada del príncipe que gobernaba de aquel país. Aunque los personajes y los eventos sucedieron hace unos 4000 años, hay algo que sigue latente hasta hoy: el espíritu que se manifestó en este lamentable suceso, después de tantos milenios sigue activo en nuestro presente. Vamos a considerar el ADN inalterable de este espíritu de Siquem. I. El espíritu de Siquem «toma lo que quieras» La vio – la tomó – se acostó – la deshonró
En el reino de Egipto se había establecido un Ministerio Público de Cargas. «Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés.» (Éxodo 1.11). Vemos que era un espíritu que causaba molestias, que no tenía misericordia, que no aliviaba el trabajo duro sino que lo intensifica para causar cansancio, dolor, molestia, agravio, desaliento y agotamiento. Además muestra un menosprecio evidente a sus administrados. Es también notorio que este Ministerio Público de Cargas, es un espíritu que levanta los almacenes de los imperios faraónicos. Edifican y almacenan con el sudor ajeno, el dolor ajeno, la obediencia impuesta y la imposición de la ley del silencio. El lema de Siquem era: «Toma lo que veas, toma lo que te guste, toma y deshonra, impone tu carga, inflige tus caprichos a los demás». Esta era la ley de Siquem, de su rey y de su príncipe. Este príncipe no Sigue en la página 4
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contemplaba ni prometía reformas de ese espíritu en su reinado futuro, era un sistema que le convenía, que encajaba perfectamente con su visión, le era favorable y se sentía plenamente identificado al espíritu de su reino. Siquem también era un reincidente en esas actitudes, veía, tomaba, deshonraba y luego abandonaba, despedía a las mujeres. Como las tres palabras celebres de Julio César: «Veni, Vedi, Vici» que traducidas significan: «Vine, Vi, Vencí». Ese era el principio que tanto él como su padre aplicaban a las hijas del país. Dina no fue un accidente, no fue la primera, este mujeriego recalcitrante solía hacer estas cosas sin importarle quién fuera, ni lo que sintieran, ni lo que lloraran, las menospreciaba, luego las despedía. Consideraba a las mujeres de su reino como un plato o un cubierto desechable. Puede que el reino de Siquem tuviera estas prácticas como normales, pero hay otro reino que denuncia y promete juicio a estos reinos de taifas1: «Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;» (Romanos 1.18) «quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. » (Romanos 1.32) II. El espíritu de Siquem «cambia de opinión» Luego viene un giro a esta historia: Su alma se apegó – se enamoró – habló al corazón de ella Después de tomarla por la fuerza, de deshonrarla, de violarla, entonces cambia de opinión, ahora se apega, ahora se enamora, antes no habló al corazón ahora habla al corazón. Deshonró y después pidió disculpas. Es como el que le pega una paliza a la esposa y luego la acaricia, la besa y la abraza diciéndole: «mira lo que me has obligado hacerte, lo he hecho por tu bien».
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¿Puede una mujer creer en esa clase de amor? ¿Puede aceptar esas caricias? ¿No se sentirá más ofendida, no es como maltratarla dos veces? ¿Acaso las primeras intenciones no son las que revelan el verdadero carácter de alguien? ¿Puedes creer en el amor del que no respeta? Siquem no estaba reparando su acto odioso, seguía bajo el mismo principio, el mismo espíritu, tomar lo que se quiere aún si la otra persona está todavía bajo el impacto, el shock, el dolor. El reino de Hamor tipifica este mundo en el que vivimos. Gobierna bajo leyes que no protegen la moral, hacen leyes para proteger la homosexualidad, pero, ¿Por qué no hacen también leyes para proteger la santidad? Dictan leyes para proteger el aborto, pero, ¿Por qué no decretan leyes para proteger la vida de la criatura inocente? Si no respetamos el principio de la vida, ¿Cómo respetaremos la vida? Nuestra sociedad es cada vez más violenta y más despiadada con la vida. Pero el espíritu Siquem y el gobierno de Hamor está bajo sentencia: «Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;» (Romanos 1.18) III. El espíritu de Siquem «todo se puede comprar» «Siquem también dijo al padre de Dina y a los hermanos de ella: Halle yo gracia en vuestros ojos, y daré lo que me dijereis. Aumentad a cargo mío mucha dote y dones, y yo daré cuanto me dijereis; y dadme la joven por mujer.» (Génesis 34.11-12) No hay un perdónenme, les pido disculpas, sé que hice mal, no lo tenía que haber hecho. La solución era: tengo dinero, puedo pagar, puedo comprar. Este espíritu de Siquem tiene un Sigue en la página 8
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Página 5 NO OBSTANTE, TAMBIEN HAY MUJERES COMO LA DE ESTA HISTORIA, QUE AUNQUE FUE LLEVADA EN CIRCUNSTANCIAS DOLOROSAS, SE MANTUVO FIEL AL DIOS QUE ELLA HABIA CONOCIDO EN SU TIERRA.
Introducción Dios se sirve en muchas ocasiones de las situaciones y circunstancias que parecen más negativas para engrandecer su nombre y así cumplir propósitos que ha trazado de antemano. Puede utilizar la venta de un inocente como José para llevarlo al Egipto de sus planes, puede usar el látigo del faraón para conducir a su pueblo hacia la Canaán preparada, puede usar una gran hambre en la provincia apartada, para que el hijo prodigo regrese o puede como nos relata este incidente servirse DE UNA BANDA ARMADA PARA USAR A UNA JOVEN EN TIERRA EXTRAÑA. En los planes de esta joven anónima no se incluía el viajar un día a otro país, tampoco el predicar y dar testimonio en el hogar de uno de los hombres más importantes de Siria, mucho menos que fuera secuestrada y llevada por la fuerza a un país desconocido, pero entendemos que aunque estas cosas no aparecían en su agenda, si estaban incluidas en la agenda divina. Dios se sirve de las circunstancias y nos capacita por el Espíritu, para engrandecer su nombre. Cabe destacar que en la antigüedad bandas armadas solían actuar con frecuencia, llevándose mujeres de otro país y sometiéndolas como esclavas, hasta el día de su muerte. Hoy, este fenómeno se sigue repitiendo, aunque de manera diferente.
Esta joven a través de su testimonio, de su vida en el espíritu, empezó a impactar el hogar en el cual trabajaba, aunque en ese hogar se adoraba a los dioses de Siria, ella siguió adorando al Dios verdadero, aunque en ese hogar había altares extraños, ella se mantenía cada noche delante del altar genuino. No tenía un pastor en ese país, ni un hermano, ni escuela dominical, ni siquiera iglesia donde congregarse, ni familiares, ni conocidos, ni dinero, ni influencias, pero tenía al Dios verdadero que la sostuvo firme por su Espíritu I. AUNQUE NOS CREAMOS UN ACCIDENTE, O UNA CASUALIDAD EN SU OBRA, DIOS POR MEDIO DE SU ESPIRITU NOS MUESTRA QUE SOMOS UN PROPOSITO. No fue casualidad que esta joven llegara al hogar de uno de los personajes más grandes de Siria, en donde había dinero, fama, trofeos, bienes materiales, riquezas, pero también había una gran necesidad espiritual, pues el hombre de la casa donde ella trabajaba era un general, muy importante según el mundo, pero leproso. Naamán representa a un mundo que tiene títulos, o a un país que ha logrado muchas victorias, ¿Cuántas estrellas en la bandera de Estados Unidos? ¿Cuánto éxito, cuánto dinero, cuánta fama? ¿Pero, no están muchos de los grandes hoy en día en la misma condición de Naamán, espiritualmente leprosos?
Especialmente de los países del tercer mundo y de continentes como África y America Latina, se están llevando mujeres hacia los Estados Unidos, Australia y Europa, para ser usadas en el mundo de la prostitución, como esclavas del sexo y de los vicios.
La lepra es una enfermedad degenerativa, que va deformando la carne, el rostro y la piel. En la Biblia es tipo del pecado que va deformando la imagen de Dios en el ser humano, en las naciones, en los países y en los hogares.
Según las agencias encargadas de estos estudios, se cuentan por millares las jóvenes, las mujeres, que son secuestradas y capturadas por estas bandas de delincuentes organizados y llevadas al extranjero con falsas promesas de bienestar y luego son tragadas en el turbio mundo del vicio.
Según Génesis 1: 26 Dios creó al hombre a su imagen, pero a través del pecado, de la indiferencia, del desprecio al Señor, esa imagen va cayendo a pedazos, el ser humano cual Naamán se va deformando. Su mente, su lengua, su cabeza,
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sus manos, sus pies, su corazón, sus ojos, sus oídos, su alma, su visión de lo divino.
usados como esa gente sencilla que el Señor busca
Así que en medio de este mundo lleno de estrellas, fama, dinero, el hombre vive deformado, pero Dios, está levantando misioneras por accidente, personas que nadie las hubiera usado en un púlpito, pues eran como esa pobre muchacha, incapaces, iletrados, débiles según el mundo, pequeños, pero, Dios los está levantando en las Sirias de nuestro tiempo para ministrarle a los grandes Naamanes que tienen mucha historia, pero que han perdido la esencia.
¿No estamos viendo a los grandes generales del ejército del Señor, ser ministrados por gentes humildes, incluso por mujeres a las que por años no se les reconocía que tenían ministerio?
II. LA LLENURA DEL ESPIRITU EN LA MUJER DE DIOS MARCA LAS DIFERENCIAS. Ella no tenía credenciales, ni siquiera se nos da su nombre, era nada según la carne. Su mensaje era sencillo, pero genuino, verdadero, auténtico. Su testimonio era impactante, y su fe conmovió el corazón de la esposa de este soldado, estremeció su ignorancia, ese mensaje se le metió en los tuétanos, y ella, se lo comunicó a su marido. El Señor siempre esta buscando personas, que antes de ser siervas de los hombres, sean siervas de Dios. Esta joven reunía esa condición, era sierva, esclava de Naaman y su esposa, pero sobre todo, era la sierva de uno mayor que Naaman, con más estrellas en el uniforme que Naaman, con más victorias y con mayor gloria. No silenció el mensaje. Cuando una humilde mujer se rinde en las manos de Dios, el Señor le usa incluso para ministrarle a los hombres que se creen los grandes generales de la obra y del ministerio, pero que la lepra del orgullo les impide ser
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Lo que se necesita son siervas rendidas y cautivas de Cristo, de su Palabra, de su Gracia, que sean cautivas de Su amor, cautivas de su Presencia, para liberar a un mundo que está cautivo por otras cosas. III. LA LLENURA DEL ESPIRITU EN LA MUJER DE DIOS IMPACTA. Dios la usó para impactar esa familia, esa mujer, ese hombre, ese hogar. Su mensaje movió a éste militar a buscar la solución de su crisis en la tierra del Dios Verdadero. Se necesitan mujeres que impacten a través del Espíritu, que provoquen una revolución espiritual en el lugar donde Dios las haya puesto para servir y que hagan que la gente que las escuche hablar de su Dios sientan esa motivación cual Naaman de descubrirlo, de conocerlo, de acercarse a su tierra santa para ser limpiados, de su ignorancia, de su indiferencia, de su error. IV. LA PERSONA QUE ESTA LLENA DEL ESPÍRITU SANTO, MUEVE A LA GENTE HACIA DIOS, Y NO HACIA SI MISMO. Ella le dijo a Naaman, quién le podía limpiar y donde estaba la fuente, o sea no se proyectó a sí misma, ni buscó la gloria para sí misma, le condujo hacia Dios y no hacia ella, no le predicó para que siguiera en el mismo terreno, pues cuando ministramos por el Espíritu, la gente sale de su terreno, de su voluntad, de sus ideas, y viene al terreno de Dios y se sumergen en las aguas que restauran. V. LA LLENURA DEL ESPIRITU HIZO QUE ESTA JOVEN LE PREDICARA A ESTA FAMILIA UN MENSAJE DE SANIDAD Y DE RESTAURACION La persona llena del Espíritu, siempre tiene una palabra sanadora, un mensaje de restauración y no de destrucción, un mensaje que sana las heridas, que cual Naaman se sienten destruidos, ella no llegó a este hogar para condenar a Naaman, ni para aumentar sus heridas, fue enviada allí con un mensaje restaurador y sanador, en Naaman pudo discernir a un mundo que ha perdido la imagen
Febrero 2010 Número 3 de Dios y que necesita ser restaurado, a través de la palabra y de las aguas sanadoras del Espíritu. El Señor quiere levantar mujeres, cautivas de su gloria, de su misericordia, de su paciencia, de su amor, de su compasión para que lleven una palabra que sane, que restaure al herido, que restaure matrimonios, que restaure iglesias, que restaure ministros y ministerios, que restaure barrios y ciudades, que restaure naciones, que restaure jóvenes que aunque están en Siria (en el mundo) son amados por Dios. A veces nos equivocamos y creemos que el Señor está solo interesado en nosotros, en nuestra nación, en nuestro país, en nuestra denominación, en nuestro concilio, en nuestra obra, en nuestra iglesia; pero a él le interesan los sirios, los árabes, los africanos, los musulmanes, los turcos, los rusos, los americanos, los europeos y quiere levantar “gentes sensibles” que aunque sea en medio de la cautividad, del dolor, de las lágrimas, del hambre, del desprecio y de la calumnia, ministren a la gente que les rodea, y les guíen al lugar donde está el río sanador del Espíritu. Conclusión: No esperemos una visión, un sueño, una profecía, algo extrasensorial para creer que Dios cuenta con nosotros, pues es posible que seamos esa “misionera por accidente en alguna Siria de este mundo” en algún país lejano, en algún hospital de heridos, en algún centro de niños abandonados, en alguna cárcel, La gran corona de los misioneros «accidentales» será la de ver a muchos Naamanes sumergidos en las aguas de la restauración, en las aguas donde se sumergió Naaman siete veces, en las aguas que devuelven la imagen perdida, en las aguas que hicieron que su carne y su corazón se volvieran como los de un niño, en las aguas que transforman, en las aguas que limpian y perfeccionan a todo ser humano que se humilla. Cuando Naaman regresó a esa casa después de haber estado en la “tierra de Israel”, le levantó a Dios el primer altar de su vida, antes se postraba leproso y deformado ante otros dioses, pero ahora, por el mensaje de esa joven, se presentó delante del Señor limpio, su esposa volvió a ver en el rostro la imagen perdida de
Página 7 su marido, sus hijos y sobre todo, esa joven que llegó a ser misionera por accidente. No sabemos si ella volvió de su cautiverio, no sabemos que fue de ella, pero gracias a su fidelidad espiritual, el altar del conocimiento de Dios se levantó en un hogar de Siria y quien sabe quizás en muchos más. Ríndete al Señor, y dale gracias por los Naamanes que te rodean ¡Predícales con amor, con gracia y dales la palabra sanadora que tu has recibido y no te desesperes, pues un día veras que donde ayer había un hogar leproso, una joven leprosa, un matrimonio leproso, hoy hay un altar a Dios, un río de vida limpio y resplandeciente como el cristal!
El espíritu de Siquem Viene de la página 4 arraigo grande en nuestra sociedad moderna, avanzada en ciencia pero atrasada en moral, retrograda en cuanto a las buenas costumbres. Hoy más que nunca explotan los escándalos de: 1. La prostitución bajo amenazas, 2. la pornografía infantil, 3. los depredadores sexuales, 4. el turismo sexual, que consiste en visitas a países del tercer mundo para comprar impunemente los niños a sus propios padres, 5. el tráfico de órganos humanos, redes de cirujanos que operan como si de una tienda de recambios para los ricos. El pobre es considerado como el almacén donde están los recambios de lo que el rico necesita. Leí un anuncio en la prensa de una persona que vendía su riñón al que lo quisiera comprar. Todo esto no es algo que acaba de empezar, no es nuevo, ha estado desarrollándose por años, es como una gangrena que está extendiéndose más y más, acabando con la humanidad entera. Es como un cubo de basura donde ya no cabe más basura y se va amontonando basura alrededor, apestando y contaminando.
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Pero, hay un reino donde la basura no existe, la impiedad no tiene cabida, la abominación no tiene derechos: «Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;» (Romanos 1.18) IV. El espíritu de Siquem «podemos ser como ustedes» «Mas con esta condición os complaceremos: si habéis de ser como nosotros, que se circuncide entre vosotros todo varón. Entonces os daremos nuestras hijas, y tomaremos nosotros las vuestras; y habitaremos con vosotros, y seremos un pueblo. Mas si no nos prestareis oído para circuncidaros, tomaremos nuestra hija y nos iremos. Y parecieron bien sus palabras a Hamor, y a Siquem hijo de Hamor.» (Génesis 34.15-18) Pensaban que el pacto con Dios era una cuestión de circuncisión, de un cambio morfológico, y no un cambio espiritual. Se circuncidarían por complacer, para lograr sus objetivos, les pareció bien negociar con lo espiritual. Hay muchos con el espíritu de Siquem aún en las iglesias, tienen la circuncisión en la carne para parecer que son de Dios, pero no la tienen en el espíritu, piensan que ser cristiano es asunto de tomar algunas apariencias. Existen ministerios que claman su autenticidad porque tienen la circuncisión, la usan como identificación indubitable de su pertenencia al cuerpo de Cristo, pero la circuncisión no aparece en sus prácticas ministeriales, ni en su lenguaje, son ministerios que no se han cortado de la soberbia, de la preponderancia, de las maquinaciones, no tienen las cualidades espirituales de esa circuncisión. «Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.» (Juan 3.3) «Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es
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nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.» (Juan 3.5-8) El viento sopla, sientes su presencia, ves sus efectos, oyes su sonido, pero, no sabes de donde viene ni a donde va. 1. Nacer de nuevo es saber de dónde viene el Espíritu y adonde va 2. Nacer de nuevo es saber qué mover en el corazón es de Dios y qué mover no es de Dios 3. Nacer de nuevo es cambiar esfera, de dimensión, es pasar de vivir en la carne a vivir en el espíritu 4. Nacer de nuevo es conocer y amar el mover del Espíritu Santo 5. Nacer de nuevo es la circuncisión hecha por la mano de Dios, y Dios no circuncida a nadie que no se haya postrado y entregado sin reservas a los pies del Crucificado. Dios no circuncida por error o por complacer. Siquem pensó: «cortar el prepucio no es nada, está a mi alcance, solo dolerá unos días». El espíritu de Siquem no contempla el sufrimiento por la causa de Dios como el único camino hasta el final, para Siquem el sufrimiento es solo por unos días, después volvería a lo mismo. Hay quienes hacen alguna que otra circuncisión, sueltan alguna que otra lágrima, parece que todo se arregló, que todo está en orden, pero el dolor, las lágrimas solo duran unos días, y vuelven al espíritu que los domina. El que es nacido de nuevo, el espíritu de Cristo lo sustenta toda la vida. Tristemente Siquem perdió la vida en el intento de parecerse a la familia de Jacob. Nadie puede vivir largamente en la simulación, en la apariencia. ¿Qué espíritu te caracteriza el de Siquem o el de Cristo? Recibe a Cristo como tu Salvador. Pastor Alberto Ortega
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CARTAS DE NUESTROS LECTORES Queremos dejar disponible este espacio para todos aquellos que nos escriban acerca de esta publicación. Escríbanos a: lavision@comcast.net
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