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El grito escénico se hace oír

Alejandra: ¿Cuál fue el puntapié que dio lugar a la realización de esta encuesta? Daniela: Arribamos a la idea de generar esta encuesta luego de un largo camino individual y colectivo en el ámbito teatral de muchos encuentros y debates en torno a la violencia. Nuestro puntapié fue la organización, la escucha y el poner en palabras situaciones de violencia que habíamos vivido y presenciado en un espacio del cual habíamos formado parte durante cierto tiempo, y en un término no mayor a seis meses, todas nos terminamos yendo. Hablando de experiencias previas y de otros lugares que habíamos transitado, nos dimos cuenta que era una situación que no se circunscribía a ese espacio en particular nada más, sino que era algo estructural. Así planeamos hacer la encuesta. Pensamos: “Si a nosotras nos pasó acá, y en otros lados… ¿a cuántes otres compañeres más les habrá pasado? ¿Cuántes más no habrán hablado por miedo, por sentir que eran elles les que estaban mal?

Alejandra: ¿Por qué creen que fue importante realizar la encuesta? Daniela: La encuesta tuvo un alcance que no esperábamos, nos sorprendió muy gratamente. Y eso demuestra la necesidad, tanto individual como colectiva, de hablar sobre la violecia que se vive dentro del ámbito escénico, desde la formación hasta los procesos creativos. Indudablemente, creemos que el hecho de que haya sido anónima fue fundamental para algo tan sensible, ya que posibilitaba el decir. Así funciona el miedo a la hora de denunciar (sea la metodología o dimensión de denuncia que elijamos), sentimos en la nuca la respiración de la opresión que vivimos. Es cínico, pero así hemos crecido. Entonces, y permitiéndonos una ironía sobre cómo se opera siempre sobre estas temáticas, al no haber nombre propio de quién fue violentada sobre el cuál poner el foco, no queda otra alternativa que prestar atención a lo realmente importante: poner bajo el cenital la situación en sí misma y a quién ejerció violencia. Hablar de lo que realmente hay que hablar.

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Alejandra: De la encuesta que lograron hacer... ¿cuáles son los datos que más les llamaron la atención? ¿Pudieron obtener alguna estadística, o datos que les indiquen la situación sobre lo encuestado? ¿Cuáles son las respuestas que más se repiten? Daniela: En resumen, y en números aproximados, lo que pudimos sacar es que del total de personas que respondieron: 1) Un 80% vivió o presenció algún tipo de violencia (según las dene el art. 5 de la Ley 26.485). Aparece en un alto porcentaje la violencia psicológica, en segundo lugar la simbólica y en tercer lugar la sexual. 2) En su amplia mayoría fue ejercido por un hombre. 3) Un porcentaje altísimo fue ejercido por quienes detentan el poder dentro del espacio. No diríamos que nos llamó la atención, más bien conrmó nuestra hipótesis. Aunque sí nos alarmó ver en qué proporciones sucede.

Alejandra: Después de realizar la encuesta, ¿pudieron acercarse a alguna conclusión? ¿Cual? Daniela: La conclusión más evidente es que hay que ponerlo en debate y cambiarlo con urgencia. No es suciente con que nosotres lo denunciemos, si bien es un movimiento fundamental. Tienen que hacerse cargo de esta situación las entidades públicas y privadas; llevarse a cabo políticas públicas que acompañen y legitimen estos cambios de paradigma. Tienen que respetarse los derechos y garantías ya existentes que resguardan a las mujeres y disidencias de maltratos y discriminación. Pero es un camino arduo y largo, y por algún lado hay que empezar…

Entrevista a Daniela Piemonte de “El grito escénico” Por Alejandra Escalada.

La primera acción de “Grito Escénico se hace oír” fue realizar una encuesta sobre violencia en las artes escénicas. ¿Reacciones? Se empiezan a escuchar voces que antes no sonaban, voces que cuentan y suenan desde el dolor, desde el recuerdo. Y resulta que no estamos solas.

Alejandra: Entiendo que el enfoque que le dan es desde lo pedagógico y los procesos creativos, ¿a qué se reeren con eso? Daniela: Fuimos a nuestra génesis como grupo y a nuestros recorridos individuales, y notamos que eran las excepciones (que por suerte las hubo), y no la regla, los espacios donde la violencia no había sido parte de nuestro desarrollo como artistas. Y no quedaban exentos los espacios de formación pedagógica, todo lo contrario. Hay una suerte de disciplinamiento militar en las artes, paradójicamente con lo vulnerable que une está, poniendo a disposición sus emociones. Una cruzada por menoscabar la autoestima y así “curtirse”, siempre avalados por grandes métodos o escuelas o nombres propios de “yo soy” o “yo me formé con”, como si así se legitimara el maltrato. Y lo que se aprende en la formación se traspola a la creación escénica, inevitablemente. Por eso, nos parecía importante no circunscribirlo sólo a la escena creativa ni a la formación, sino entenderlo como algo dialéctico.

Alejandra: ¿Se plantearon objetivos después de toda esta revuelta? ¿Cuáles? Daniela: Somos una grupa muy nueva, estamos terminando nuestro proceso de creación y la encuesta es nuestra primera acción, que a la vez nos permitió terminar de consolidarnos. Es como el huevo y la gallina (metáfora poco feliz para una grupa feminista, pero, así las cosas). Pensamos cosas para llevar adelante, porque no queremos que sea algo que quede simplemente acá, tanto a corto como a largo plazo. Estamos terminando de armar nuestro instagram (@gritoescenico) donde vamos a publicar las diferentes estadísticas que ofreció la encuesta, y en donde vamos a ir subiendo eventualmente cosas nuevas. Todo atravesado desde nuestro lugar de creadoras y trabajadoras de las artes escénicas, transfeministas y en busca de un quehacer escénico atravesado por una perspectiva de género.

Alejandra: Considerando el momento histórico por el que pasamos, donde la revolución feminista está a or de piel, ¿cómo consideran que inuyó en su iniciativa? Daniela: Creemos que abre interrogantes, y es lo que más nos motiva. Porque abre interrogantes no sólo incómodos, para quienes vienen hace tiempo acomodades en sus privilegios, sino que son urgentes y necesarios para que las estructuras se modiquen. Esperando que se modiquen teniendo enfoque de derechos y perspectiva de géneros reales, sobre todo porque la coyuntura social e histórica lo reclama. Nos moviliza principalmente creer que ésta no es la única realidad posible para las artes escénicas. Apostamos a un quehacer artístico igualitario donde haya diálogo, empatía y consenso; y estamos convencidas que sólo es posible junto a las disidencias (sexuales, de género, corporales, raciales, económico-sociales y de creencias) y con políticas culturales que acompañen.

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