ESTUDI OS DE LEX I COGRA FÍ A R EVISTA M EN SUAL DE PROM OEDIT N º 6, O CT U BR E DE 2015
M onogr áfico sobr e la Lexicogr afía caló Dir igido por I vo Bu zek
Director: Jesús Camacho Niño
Creador: Juan V. Romero Comité asesor: Francisco Abad (UNED),Ignacio Ahumada (CSIC),Pedro Ál varez de Miranda (UAM, RAE),Ángel es Ál varez (UAH), Jul io Borrego (USAL),Ignacio Bosque (UCM, RAE),Ivo Buzek (U. Masaryk), Mar Campos (USC), Francisco Carriscondo (UMA), Gl oria Cl avería (UAB) Dol ores Corbel l a (ULL),Crist óbal Corral es (ULL),Pil ar Díez de Revenga (RAAX),Est her Forgas (URV),Pedro Fuert es (UVA), Cecil io Garriga (UAB),Sal vador Gut iérrez (ULeón, RAE),Jens Lüdt ke (U. Heidelberg),Concepción Mal donado (UCM, Editorial SM), María Jesús Mancho USAL),José Ramón Moral a (ULeón),Águeda Moreno (UJaén),Ant oni Nomdedeu (URV),José Ant onio Pascual , (UCarlos III, RAE), Ál varo Port o (UDC),Sven Tarp (U. Aarhus),Maximiano Trapero (ULPGC)
ELex es una revist a mensual , en f ormat os impreso y digit al , que f orma part e del Proyect o Int egral de Lexicograf ía de l a empresa Promoedit
Presidente: Juan V. Romero Directora gerente: Raquel Casas Directora de ProinLex: Susana Gál vez Director de comunicación: Carl os Mendoza Estudios de Lexicografía Lugar de edición: Bar celona ISSN: 2385-6025 Por tal de la r evista: http://estudiosdelexicogr afia.lasdosvidasdelaspalabr as.com Cor r eo electr ónico de la r evista: info@estudiosdelexicogr afia.com Por tal cor por ativo: http://lasdosvidasdelaspalabr as.com Cor r eo electr ónico copor ativo: info@lasdosvidasdelaspalabr as.com © Pr om oedit, 2015 Queda pr ohibida, salvo excepción pr evista en la ley, cualquier for m a de r epr oducción, distr ibución, com unicación pública y tr ansfor m ación de esta obr a sin contar con la autor ización de los titular es de pr opiedad intelectual. La infr acción de los der echos m encionados puede ser constitutiva de delito contr a la pr opiedad intelectual (ar ts. 270 y sigs., Código Penal). El Centr o Español de Der echos Repr ogr áficos (w w w.cedr o.or g) vela por el r espeto de los citados der echos.
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ESTUDI OS DE LEX I COGRA FÍ A
OCTUBRE DE 2015
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COLABORAN EN ESTE N ÚM ERO__________________________________
I N TRODUCCI ÓN Inter acciones entr e el caló y el español. Histor ia, r elaciones y fuentes I VO BUZEK ________________________________________________________________
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ARTÍ CULOS Los gitanos en España y el posible or igen del caló JORGE M . F. BERNAL _____________________________________________________
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El léxico r om aní docum entado en el caló y en otr os par ar r om aníes ibér icos ZUZANA KRI NKOVÁ______________________________________________________
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Fuentes liter ar ias par a el estudio del caló en el siglo XVIII JAVI ER FUENTES CAÑI ZARES ___________________________________________
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Un nonato diccionar io gitano decim onónico: el Rotañulario dor Sersén al Calorró y de andalló al Sersén de Joaquín Sim án (Pero Grullo) I GNASI -XAVI ER ADI EGO ________________________________________________
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«El caló de la bofia, gur ipas y jundunar es»: los estudios cr im inológicos y m ater iales inter nos de las fuer zas r epr esivas del estado español com o fuentes par a el estudio de gitanism os en el ar got de la delincuencia dur ante los siglos XIX y XX
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I VO BUZEK_______________________________________________________________
Un vocabular io selecto del caló con datos sobr e su conocim iento actual por una m uestr a de hablantes gitanos JUAN F. GAM ELLA, I GNASI -XAVI ER ADI EGO Y CAYETANO FERNÁNDEZ ORTEGA __________________________________________________
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El or igen de la palabr a chingar en el español m exicano: un debate abier to
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LAURA HERNÁNDEZ M ARTÍ NEZ _______________________________________
TRI BUN A Sobr e gitanos (y) tr apacer os
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I VO BUZEK_______________________________________________________________
C OLABORAN EN ESTE NÚM ERO IVO BUZEK Pr ofesor titular del ár ea de Lengua Española en el Depar tam ento de Lenguas y Liter atur as Rom ánicas en la Univer sidad M asar yk . Se especializa en la histor iogr afía lingüística y en la histor ia del léxico español. Entr e sus publicaciones cabe m encionar los libr os La imagen del gitano en la lexicografía española (Br no, M asar ykova univer zita, 2010) e Historia crítica de la lexicografía gitano-española (Br no: M asar ykova univer zita, 2011), así com o diver sos ar tículos sobr e los elem entos r om aníes en el español. Cor r eo electr ónico: ibuzek@phil.m uni.cz
JORGE M. FERNÁNDEZ BERNAL Pr esidente de la Asociación Civil Rom aní ?Identidad Cultur al?, fundada en el m es de septiem br e de 2000 en la ciudad de Buenos Air es, pr im er a asociación Rom /gitana en el país y r econocida a nivel inter nacional. Desde m uy joven se ha inter esado en la lingüística en gener al y en la sociología, tem as sobr e los cuales ha escr ito y publicado extensam ente. Ha par ticipado activam ente desde el año 1989, r epr esentando a su gente y a su cultur a, en eventos políticos del pueblo Rom , y en confer encias inter nacionales sobr e las tr adiciones y la lengua Rom aní en todo el m undo. En la actualidad sigue tr abajando en pr oyectos en conjunto con otr as asociaciones alr ededor del m undo par a logr ar la pr om oción, el r econocim iento del pueblo Rom /gitano, r esaltar los valor es positivos de esta com unidad y luchar en contr a del r acism o y los ester eotipos. Entr e sus publicaciones cabe destacar : ?Inter ligual speech? (NGLS 6:3, 1984, p.1), ?Par late Zingar e in Ar gentina? (Lacio Drom 23:6, 1987, pp. 18-19), ?E situácja le Rom éngi and?e Ar xentína? (Romanó Gendalos 7, 1993, pp. 3-5), ?¿Qué lengua hablan los gitanos?? (Idiomanía 6:62, 1997, pp. 27-29), ?Polekr a taj vica katar le Rr om Chor achane ande Sud Am er ika? (Romano D?aniben, ?ilaj 2003, pp. 133-140) o Historia, leyandas y tradiciones gitanas (Buenos Air es, Editor ial M ilena Caser ola, 2014). Cor r eo electr ónico: jor gem fber nal@hotm ail.com
C OLABORAN EN ESTE NÚM ERO ZUZANA KRI NKOVÁ Autor a de la m onogr afía From Iberian Romani to Iberian Para-Romani varieties (2015, Kar olinum ) y de num er osos ar tículos sobr e el r om aní y su influencia en las lenguas m ayor itar ias (r ecientem ente, p. ej.: ?Del r om aní ibér ico al caló desde la per spectiva m or fosintáctica: un esbozo de las etapas de desar r ollo?, Res Diachronicae, 12, 2014; ?La incor por ación de los pr éstam os españoles en el caló: la r ivalidad entr e sufijos a la luz del cor pus?, Romanistica Pragensia XIX ? AUC Philologica, 2, 2013,). Ph. D. en Lenguas Rom ánicas con la especialización en Lengua Española (2013). Licenciada en Filología Hispánica (2007), Filología Italiana y Filología Húngar a (2005). A sus pr incipales ár eas de inter és lingüísticas per tenecen diacr onía, dialectología, lenguas en contacto, sociolingüística, psicolingüística y lenguajes par a fines específicos. Cor r eo electr ónico: zuceng@gm ail.com
JAVI ER FUENTES CAÑI ZARES
Licenciado en filología inglesa por la Univer sidad Autónom a de M adr id. Actualm ente tr abaja com o asesor pedagógico par a la editor ial Cam br idge Univer sity Pr ess. Toda su actividad investigador a se centr a en el estudio sobr e las fuentes escr itas de la lengua gitana en España. Ha pr esentado var ias ponencias en congr esos inter nacionales sobr e lingüística r om aní: ?New lexical per spectives on Caló? (7th Inter national Confer ence on Rom ani Linguistics, Pr ague, Septem ber 14-16, 2006) y ?Costum br ism : sour ce of Caló in 19th centur y dr am atic liter atur e in Spain? (10th Inter national Confer ence on Rom ani Linguistics, Bar celona, Septem ber 5-7, 2012). Entr e sus publicaciones m ás destacadas se encuentr an los libr os Caló: una variante pararromaní (M adr id, Edición Per sonal, 2005), New lexical perspectives on Caló (M adr id, Visión Libr os, 2007), Apuntes sobre el caló en la obra de George Borrow (M adr id, Visión Libr os, 2008), Nuevas aportaciones al estudio del caló (M adr id, Visión Libr os, 2008), Testimonios de un legado romaní M adr id, Visión Libr os (2010) y diver sos ar tículos en la Revista de Folklore sobr e distintos aspectos de la lengua gitana en España. Cor r eo electr ónico: jfuentes@cam br idge.or g
C OLABORAN EN ESTE NÚM ERO
I GNASI -XAVI ER ADI EGO Catedr ático de Lingüística Indoeur opea de la Univer sitat de Bar celona. Sus pr incipales líneas de investigación son: las lenguas anatolias del pr im er m ilenio a.C., el etr usco y las r estantes lenguas de la Italia antigua y la histor ia de la lengua gitana en la Península Ibér ica. Dentr o de este últim o ám bito de estudio ha publicado el libr o Un vocabulario español-gitano del M arqués de Sentmenat (Bar celona, Univer sitat de Bar celona, 2002) así com o diver sos ar tículos sobr e el caló español y el caló catalán. Cor r eo electr ónico: ignasi.adiego@gm ail.com
JUAN F. GAM ELLA Antr opólogo y catedr ático de antr opología de la Univer sidad de Gr anada. Desde hace dos décadas estudia la histor ia y la cultur a de m inor ías r om á/gitanas de diver sos países de Eur opa. Ha publicado tr es libr os y num er osos ar tículos sobr e este tem a. En 2008 em pezó un pr oyecto par a establecer los r estos del hispanor r om aní que seguían vivos en el lenguaje y la cultur a de los gitanos o calé de España y sur de Fr ancia. Cor r eo electr ónico: jfgam ella@or ange.es
C OLABORAN EN ESTE NÚM ERO
CAYETANO FERNÁNDEZ Licenciado en Filosofía y actualm ente ter m ina su doctor ado sobr e el pr esente y futur o del caló en la m inor ía gitana española. Ha sido becar io de la Open Foundation en la Centr al Univer sity de Budapest y par ticipa en var ios m ovim ientos sociales de jóvenes univer sitar ios gitanos en defensa de los der echos y la pr om oción de las m inor ías r om aníes de Eur opa.
LAURA HERNÁNDEZ M ARTÍ NEZ Doctor a en Hum anidades, línea de Lingüística, por el Depar tam ento de Filosofía de la UAM -Iztapalapa, M éxico, donde es tam bién pr ofesor a-investigador a desde 1990, con un pr oyecto de investigación sobr e la m em or ia y la m ar ginalidad discur siva; tem a que ha tr abajado desde difer entes ángulos: el liter ar io, el filosófico y el lingüístico. Sus publicaciones m ás r ecientes son: ?Los géner os de la m em or ia y la m em or ia com o discur so?, Lenguas, estructuras y hablantes. Estudios en homenaje a Thomas C. Smith (Vol. 1), R. Bar r iga y E. Her r er a (coor ds.), El Colegio de M éxico, M éxico, 2014 y ?Las escr itur a de la histor ia en El hombre que amaba a los perros de Leonar do Padur a?, El Caribe hispanoparlante en la obra de sus historiadores, Univer sidad Kar olina de Pr aga, Ed. Kar olinum , 2013. Cor r eo electr ónico: laur axanum @hotm ail.com
INTRODUCCIÓN
In ter accion es en tr e el cal ó y el españ ol . H istor ia, r el acion es y fu en tes
I vo Bu zek Universidad M asaryk
Aunque es cier to que en la histor ia de la lingüística ha habido investigador es que tr abajaban con éxito con m odelos abstr actos de funcionam iento de lenguas, los constr uctos teór icos que m anejaban y en los que tom aban en consider ación pr efer entem ente lenguas y hablantes ideales m uchas veces acababan for m ulando m ás pr eguntan que r espuestas a ellas, tr ayendo, en gener al, m ás pr oblem as que soluciones. En nuestr a opinión, las lenguas no son com o sustancias quím icas «pur as» que podem os im aginar alm acenadas en estanter ías de labor ator ios lim pios y separ adas en fr asquitos im pecablem ente etiquetados. Las lenguas están «adulter adas», m ezcladas, por que son fenóm enos sociales en los que la com unicación va de m ano con la pr agm ática y están enm ar cadas a la vez dentr o de unas r edes com plejísim as de r elaciones sociolingüísticas, sociopolíticas y sociohistór icas. Así han sido siem pr e y así siem pr e van a ser. El objetivo de los ar tículos r eunidos en este pequeño dossier tem ático es enseñar una par te de este entr am ado polifacético que constituyen las lenguas, sobr e todo si se tr ata de lenguas en contacto. Las lenguas en contacto en nuestr o caso son el caló ? una de las var iantes del r om aní? y el
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INTERACCIONES ENTRE EL CALÓ Y EL ESPAÑOL. HISTORIA, RELACIONES Y FUENTES
español. Am bas son lenguas con un am plio alcance geogr áfico, am bas dialectalizadas ? aunque en diver so gr ado y en diver sas condiciones[1]? , y han estado en contacto desde hace quinientos años a lo lar go del m undo hispanohablante, pr im er o en España y luego en Am ér ica. Los tr abajos que aquí se ofr ecen pr ocur an ilustr ar distintas facetas tanto de la histor ia com o de la situación actual de esta com pleja r elación de inter acciones m utuas. Los estudios sobr e los calós ibér icos ? tanto el caló español com o el caló catalán y el caló vasco? cuentan ya con una ser ie de excelentes tr abajos; véanse, por ejem plo, los clásicos de Acker ley 1914-1915, Wagner 1941 y 1951 o Claver ía 1951; o los m oder nos de Bakker 1991 y 1995, Escuder o 2004 o Adiego 2004, entr e otr as posibles r efer encias. Sin em bar go, según nos conste, hasta hoy día pocos autor es se han ocupado sistem áticam ente de la génesis de las var iantes ibér icas del r om aní y salvo Kr inková 2013 y 2015, nadie ha pr ocedido a una r econstr ucción sistem ática del pr im itivo r om aní ibér ico. El estudio de Jor ge M . F. Ber nal titulado «Los gitanos en España y el posible or igen del caló» pr ocur a llenar esta laguna bibliogr áfica ofr eciendo una hipótesis or iginal a base de un cuidadoso r astr eo y abundante docum entación de sem ejanzas y diver gencias entr e el caló español y los dem ás dialectos r om aníes y sugir iendo que en el suelo de la Península Ibér ica no hubo una sola var iante del r om aní sino var ias y que el caló, de hecho, habr ía que inter pr etar lo com o r esultado de un pr oceso de koineización. El investigador ar gentino pr opone, por tanto, que el caló ha sido una inter lengua que ha unido car acter ísticas fonético-fonológicas, m or fosintácticas y léxico-sem ánticas m utuam ente inteligibles entr e var ios dialectos r om aníes en inter acción com plem entadas con inevitables apor taciones de las lenguas m ayor itar ias, y enm ar ca el pr oceso y el r esultado dentr o de un com plejo m odelo de r elaciones sociolingüísticas de diglosia que se docum entan hoy en día en las com unidades r om aníes en Eur opa y sobr e todo en Am ér ica Latina. En la m ism a línea, aunque lim itada a cuestiones del léxico, está dir igida la apor tación de Zuzana Kr inková, titulada «El léxico r om aní docum entado en el caló y en otr os par ar r om aníes ibér icos». La autor a se centr a en su investigación sobr e todo en el léxico r om aní ar caico, pr eeur opeo y de or igen gr iego y en los cam pos sem ánticos que estos ocupan en el caló y en las dem ás var iantes par ar r om aníes ibér icas. __________________________________________________ [1] El español es una lengua estandar izada con una lar ga tr adición escr itur ar ia, m ientr as que el r om aní ha sido hasta hace r elativam ente poco una lengua sin un estándar codificado y está fuer tem ente dialectalizada, hasta tal punto que distintas var iedades del r om aní pueden llegar a ser difícilm ente inteligibles entr e sí, fenóm eno casi desconocido y en gener al fácilm ente subsanable en español.
IVO BUZEK
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El siguiente ar tículo, «Fuentes liter ar ias par a el estudio del caló en el siglo XVIII», de Javier Fuentes Cañizar es, estudia los testim onios r om aníes en textos españoles del Siglo de las Luces. Es cier to que estam os ante unas docum entaciones indir ectas, que cor r esponder ían a un «r etr ato desde fuer a, a unos ester eotipos for jados desde la m ir ada y el oído del payo y del legislador », com o dijo en su día M ar gar ita Tor r ione (1993: 130), per o par ece que en la m ayor ía de las ocasiones el oído del payo había sido atento y logr ó docum entar los enunciados en caló con bastante fidelidad. El análisis etim ológico de los hallazgos que luego desar r olla Fuentes a lo lar go de su ar tículo llega a confir m ar, de hecho, la tesis que pr opone Ber nal: el caló ha sido una koiné. Si los tr abajos de Ber nal y de Kr inková contextualizan la situación histór ica del caló «par a que sepam os de qué hablam os cuando hablam os del caló» y la apor tación de Fuentes da fe de la koiné basándose en textos españoles r edactados por autor es dieciochescos, el tr abajo de Ignasi-Xavier Adiego tiene una or ientación m uy distinta, aunque encam inada tam bién en la dir ección de inter acciones caló-españolas for m uladas desde el lado hispano. Se tr ata de un excelente estudio histor iogr áfico y se titula «Un nonato diccionar io gitano decim onónico: el Rotañulario dor Sersén al Calorró y de andalló al Sersén de Joaquín Sim án (Pero Grullo)». Relata con jugosos detalles la histor ia de un pr oyecto lexicogr áfico gitano-español fr ustr ado en el contexto social e histór ico de la época. Lo cur ioso es que el pr oyecto del diccionar io con m ucha pr obabilidad no sur gió por pr eocupaciones filológicas de su autor, sino com o fr uto de un cálculo m er cantil (fallido) que m ediante una pr opuesta de suscr ipción anticipada a un diccionar io del caló que iba a ser publicado por entr egas pr etendía r ecaudar fondos par a causas políticas que no tenían nada que ver con el gitano[2]. El siguiente tr abajo es de nuestr a autor ía y se titula «El caló de la bofia, gur ipas y jundunar es: los estudios cr im inológicos y m ater iales inter nos de las fuer zas r epr esivas del estado español com o fuentes par a el estudio de gitanism os en el ar got de la delincuencia dur ante los siglos XIX y XX». Com o sugier e el título, se tr ata de un estudio de la vitalidad de gitanism os en el ar got de la delincuencia española dur ante la época en cuestión a tr avés del pr ism a de los m ater iales inter nos de la policía y de la Guar dia Civil. Sostenem os allí la hipótesis de que com o er an obr as de cir culación inter na, basadas hasta cier to punto en fuentes pr im ar ias (encuestas con delincuentes
_______________________________________________________ [2] El tr abajo de Adiego ejem plifica m uy bien las pr incipales car acter ísticas de los diccionar ios gitano-españoles decim onónicos que hem os estudiado en Buzek 2011.
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INTERACCIONES ENTRE EL CALÓ Y EL ESPAÑOL. HISTORIA, RELACIONES Y FUENTES
y pr esos), la fiabilidad de sus datos no debía quedar tor cida por la pr esión m er cantil de «publicar un diccionar io lo m ás volum inoso posible cuanto antes y cóm o sea», com o hem os visto en Buzek 2011 y en el tr abajo de Adiego que pr ecede el nuestr o. La siguiente apor tación ya es sincr ónica. Se tr ata de un avance de un pr oyecto de investigación en m ar cha y estudia aspectos de la disponibilidad léxica del vocabular io de or igen caló entr e los gitanos españoles. Sus autor es son Juan F. Gam ella, Ignasi-Xavier Adiego y Cayetano Fer nández Or tega y su texto se titula «Un vocabular io selecto del caló con datos sobr e su conocim iento actual por una m uestr a de hablantes gitanos» (cf. tam bién Gam ella et alli 2011 y 2012). Se cier r a el dossier con el texto de Laur a Her nández M ar tínez titulado «El or igen de la palabr a chingar en el español m exicano: un debate abier to». Si en otr os tr abajos hem os visto que el caló se ha ido for m ando com o una koiné y en inter acción con el español y dem ás lenguas peninsular es, no sor pr ende que después de cr uzar el Atlántico los gitanism os que llevaban en su bagaje lingüístico los inm igr ados españoles iban entr ando en contacto con lenguas indígenas e iban for jando nuevas acepciones en un pr oceso de m estizaje lingüístico. Este ha sido pr obablem ente tam bién el caso de la palabr a chingar que en el español m exicano ha desar r ollado toda una ser ie de der ivados y usos nuevos, desconocidos en otr as var iedades r egionales del español. Se ha debatido ar duam ente dur ante las últim as décadas sobr e el or igen del chingar m exicano; ha habido autor es que han defendido apasionadam ente ? a veces por r azones ciegam ente nacionalistas? el étim o nahua, m ientr as que otr os se han inclinado hacia el étim o gitano. Laur a Her nández pr opone una síntesis entr e am bas postur as y no ve ninguna contr adicción en una posible fusión de sentidos figur ados entr e dos voces par ónim as, una nahua y otr a gitano-española. Aunque a pr im er a vista podr ía par ecer que los ar tículos r eunidos en el dossier tr atan tem as m uy heter ogéneos, vem os que hay entr e ellos un fuer te lazo tem ático que los une a todos: la inter acción de lenguas ? tanto en lo que se r efier e a dialectos r om aníes y lenguas peninsular es, com o a pr éstam os del caló en el español; y tanto en el pasado, com o en el pr esente? en com plejas situaciones de diglosias, siem pr e al ser vicio de todo un entr am ado de factor es sociopr agm áticos. Si volvem os al sím il que hem os utilizado al pr incipio, no se tr ata de un labor ator io lim pio y estér il, sino de una calle m uy tr ansitada y llena de vida.
IVO BUZEK
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ACKERLEY, Fr eder ick Geor ge. 1914-1915. The Rom ani Speech of Catalonia. Journal of the Gypsy Lore Society, nº 8, pp. 99-140. ADIEGO, Ignasi-Xavier. 2004. Del r om aní com ú als calós ibèr ics. Llengua i literatura: Revista annual de la Societat Catalona de Llengua I Literatura, nº 15, pp. 211-236. BAKKER, Peter. 1991. Basque Rom ani: A pr elim inar y gr am m atical sketch of a m ixed language. In In the margin of Romani. Gypsy languages in contact. Am ster dam : Institute for Gener al Linguistics, pp. 56-90. BUZEK, Ivo. 2011. Historia crítica de la lexicografía gitano-española. Br no: M asar ykova univer zita. CLAVERÍA, Car los. 1951. Estudios sobre los gitanismos del español. Revista de Filología Española, Anejo LIII. ESCUDERO, Jean Paul. 2004. Les gitans catalans et leur langue. Per pignan: Editions de la Tour Gile. GAM ELLA, Juan F.; FERNÁNDEZ, Cayetano; NIETO, M agdalena; ADIEGO, Ignasi-Xavier. 2011. La agonía de una lengua. Lo que queda del caló en el habla de los gitanos. Par te I. M étodos, fuentes y r esultados gener ales. Gazeta de Antropología, t. 27, nº 2, ar tículo 39, pp. 1-45. GAM ELLA, Juan F.; FERNÁNDEZ, Cayetano; NIETO, M agdalena; ADIEGO, Ignasi-Xavier. 2012. La agonía de una lengua. Lo que queda del caló en el habla de los gitanos. Par te II. Un m odelo de niveles de com petencia y for m as de apr endizaje. Voces y cam pos sem ánticos m ásconocidos. Gazeta de Antropología, t. 28, nº 1, ar tículo 9, pp. 1-32. KRINKOVÁ, Zuzana. 2013. Vzájemné ovliv?ování rom?tiny, ?pan?l?tiny a dal?ích jazyk? Pyrenejského poloostrova. Tesis doctor al inédita. Pr aha: Univer zita Kar lova. KRINKOVÁ, Zuzana. 2015. From Iberian Romani to Iberian Para-Romani varieties. Pr aha: Kar olinum .
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INTERACCIONES ENTRE EL CALÓ Y EL ESPAÑOL. HISTORIA, RELACIONES Y FUENTES
TORRIONE, M ar gar ita. 1993. La lengua del gitano de España, seña de identidad excluyente (siglos XV-XIX). In Lengua, libertad vigilada. Ed. M ar gar ita Tor r ione. Toulouse: Univer sité de Toulouse, pp. 129-153 WAGNER, M ax Leopold. 1941. Sobr e algunas palabr as gitano-españolas y otr as jer gales. Revista de Filología Española, t. XXV, nº 2, pp. 161-181. WAGNER, M ax Leopold. 1951. A pr opósito de algunas palabr as gitano-españolas. Filología, t. III, nº 3, pp. 162-180.
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Los gitan os en Españ a y el posibl e or igen del cal ó [1]
Jor ge M . F. Ber nal Pr esidente de la Asociación Civil Romaní ?Identidad Cultural?, Buenos Air es
INTRODUCCIÓN Eur opa ha sido un constante m ovim iento de gr upos gitanos, que se asentaban en una zona, y luego se tr asladaban a otr a en busca de m ejor es opor tunidades. En estos lugar es donde decidían per m anecer sufr ían las influencias lingüística y cultur al de dichas r egiones ? España no fue una excepción en este sentido? . A esta zona de Eur opa, a par tir del siglo XV, llegar on m uchos gr upos gitanos difer entes, pr ocedentes de distintos ter r itor ios eur opeos; basta un análisis super ficial de la evolución de la lengua Rom aní en esta tier r a, que se conoce com o romanó o caló, par a notar en su vocabular io que, adem ás de las palabr as com unes a la m ayor ía de los dialectos, com o las per sas, ar m enias, osetas y gr iegas, adquir idas en el Cer cano Or iente, se le agr egar on tam bién otr as or iginar ias de distintas r egiones eur opeas, palabr as eslavas, alem anas y m uchas pr ovenientes de difer entes var iedades r egionales de la lengua r om aní, tér m inos de uso fr ecuente en cier tas zonas y en var iantes par ticular es. El análisis de lo antes expuesto m e ha llevado a desar r ollar una hipótesis sobr e el romanó o raló que explicar é a lo lar go de este ar tículo. Los difer entes gr upos gitanos que llegar on a España lo hicier on en var ias épocas y pr ocedentes de distintos lugar es, eso lo dem uestr a el vocabular io actual existente en la lengua r om aní en ese país, que indica, según los tér m inos analizados, que de los gr upos que entr ar on a España se podr ían identificar al m enos tr es, cuyas var iantes posiblem ente sean las _______________________________________________________ [1] Agr adezco a m i esposa y a su fam ilia, a Joaquín, a Pedr o, al tío Cañaver as (ya desapar ecido), a Em ilio, a Juan José, al tío José Cam pos (Pir r i), y a sus r espectivas fam ilias, todos ellos calós españoles o de or igen español, por sus infor m aciones acer tadas, que hicier on posible este escr ito.
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LOS GITANOS EN ESPAÑA Y EL POSIBLE ORIGEN DEL CALÓ
que dier on or igen al caló: uno pr oveniente de los Balcanes, otr o segur am ente de lo que es actualm ente la Feder ación Rusa y los países Bálticos, y un ter cer o que vendr ía de la zona ger m ánica y de su zona de influencia, gr upo identificable con los actuales sinti que habitan las r egiones de Italia, Fr ancia y Alem ania pr incipalm ente. Las tr adiciones de los gitanos españoles, adem ás del léxico actual del caló, los acer can a estas com unidades. Veam os a continuación las difer encias y sim ilitudes entr e estas var iantes ar r iba m encionadas, en las fr ases: ?yo cr ecí en el cam po?, y ?yo vi una casa en el bosque?, en xaladitka (hablado en Rusia, Ucr ania y Polonia pr incipalm ente), en er liya (hablado en los Balcanes, m ás que nada en la ex-Yugoslavia y Bulgar ia), y en sinto (en Fr ancia, Alem ania e Italia, y que actualm ente se ha extendido a otr os ter r itor ios).
Difer encias: Xaladitka:
M e barjom dre felda.
Er liya:
M e bariljum ki umal.
Sinto:
M e vjom baro ap i felta.
Sim ilitudes: Xaladitka:
M e dykxjom kxer dro ve?.
Er liya:
M e dikhljum (jekh) kher ko ve?.
Sinto:
M e dikhjom jek kher an o ve?.
Segur am ente, al llegar a España, estas gentes, al pr oceder de distintos lugar es, y al hablar sus pr opias var iantes de la lengua r om aní m ás los idiom as de los países de donde pr ovenían, se entendían solam ente en conver saciones m uy sim ples y pr eguntas m uy básicas r efer entes al com er cio, o a los avatar es del cam ino, esto los llevar ía a utilizar tam bién algunas palabr as del castellano y de otr as lenguas r egionales par a una m ejor com pr ensión m utua, hecho que los llevó a cr ear una especie de lengua fr anca, una lengua m ixta com puesta por estos dialectos difer entes, que los distintos gr upos fuer on adoptando com o com ún, a lo lar go de los siglos, y que ter m inó convir tiéndose en un dialecto separ ado de las var iantes que estas com unidades seguían hablando (Acker ley 1914), y poster ior m ente devino en una lengua cr iolla, usando un vocabular io básico, con palabr as en com ún a todos, adem ás de cier ta
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influencia de las lenguas locales, pensem os, por ejem plo, en palabr as com o chapires/chapiris o balunes ?zapatos? y ?pantalones?, tom adas del español antiguo chapines y valones. Usar una lengua fr anca o una lengua m ixta, no es algo r ar o en las com unidades r om aníes actuales, per o sí es algo que pasa m uy desaper cibido a m uchos lingüistas, sucede en Ar gentina entr e los distintos dialectos, tam bién en Br asil, en Bulgar ia, en Suecia, etc., donde siem pr e una var iante m ás pr estigiosa con apor tes de otr as, y con una gr am ática m ás sim plificada o m ixta, y gr an influencia de la lengua local, (en caso de dialectos m uy distintos, com o er liya y lovar i), se convier te en la lengua de contacto, una lengua fr anca, en las zonas donde m uchos gr upos gitanos difer entes conviven, hecho que pr oduce un gr an inter cam bio de isoglosas dentr o de la m ism a ár ea, ejem plo de esto es la var iante kalder ash de los gitanos de Bulgar ia, que m uchas veces es m ás er liya que kalder ash (Ber nal 2007 y 2009), o el dialecto m achw ano de los kalder ash de Br asil, por ser estas var iantes las de m ás pr estigio o las m ás extendidas.
POSIBLE ORIGEN M ULTI-DIALECTAL DEL CALÓ El caló, tam bién conocido com o r om anó, es la lengua m ixta que desar r olló el pueblo gitano en España desde su ar r ibo en el siglo XV, a par tir de un léxico der ivado de distintas var iantes del r om anó, con fuer tes influencias m or fosintácticas del castellano, del catalán, el eusker a o el por tugués en sus otr as var iedades. Las evidencias indican que el caló fue for taleciendo su car ácter de lengua m ixta pr incipalm ente en los últim os dos siglos, y que su uso actual está cada vez m ás r estr ingido entr e sus hablantes or iginar ios. Es digno de m encionar que existen var iantes del caló no sólo en España, sino en Fr ancia, Por tugal, Ar gentina y Br asil. Posee una m ar cada influencia de las lenguas r om ances con las que convive, y en el caso del caló español, fundam entalm ente del castellano. Sus var iantes se conocen com o caló español, caló catalán, caló vasco o er r om intxela (con influencia gr am atical del eusker a), caló por tugués y caló br asileño. Según Gam ella et alli (2011), en ese país el caló no tiene ninguna pr otección en la Car ta Eur opea de las Lenguas M inor itar ias o Regionales, sólo las lenguas de las com unidades autonóm icas tienen esta pr otección, ni tam poco ha sido consider ada par a su pr otección por Por tugal o Fr ancia, ya que ninguno de estos estados ha r atificado el r esguar do de ninguna lengua m inor itar ia que no sea la oficial.
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Se afir m a que el caló o r om anó español se or iginó por la sustitución lingüística de la lengua or iginal gitana, el r om anó, por las lenguas r om ances de su entor no. M i opinión es que este se or iginó por el contacto entr e var ios dialectos difer entes del r om anó, adem ás de la pr esión de las lenguas ver náculas de la Península. Los hablantes de las lenguas dom inantes de dichas zonas siem pr e lo han consider ado com o una jer ga secr eta de la com unidad gitana. El español ha incor por ado m uchísim os pr éstam os del caló a su vocabular io for m al e infor m al, he aquí algunos ejem plos:
biruji ?fr ío?; camelar ?quer er, seducir ?; chaval ?m uchacho?; chorar ?r obar ?; chungo ?difícil?; churumbel ?niño, bebé?; currelar ?pegar ?; currar ?tr abajar ?; duquelas ?pr eocupaciones?; fetén ?excelente?; gachí ?m ujer no-gitana?; gachó ?hom br e no-gitano?; garlochí ?cor azón?; jallipén ?com ida?; lache ?ver güenza?; molar ?gustar ?; parné ?diner o?; pinrel ?pie?; pirarse ?fugar se, huir ?; najar o najelar ?ir, ir se?; sacáis ?ojos?
La lengua r om aní siem pr e se adaptó a los desplazam ientos del pueblo gitano, y a los distintos países que fue atr avesando. En lo r efer ente a los contactos inter gr upales, hay m uchos casos de convivencia de distintos gr upos y de casam ientos m ixtos en m uchísim os países. Com o fue explicado anter ior m ente, a España entr ar on distintos gr upos gitanos, por eso, y tom ando com o base de este estudio el vocabular io existente en el r om anó o caló actual, (aunque tam bién analizar é el caló escr ito par a las etim ologías), se puede afir m ar que estos gr upos desar r ollar on una especie de lengua fr anca, una lengua m ixta, con palabr as en com ún a todos los gr upos y una gr am ática m uy sim plificada, adem ás de cier ta influencia de las lenguas locales.
UN M EDIO PRÁCTICO DE AFINIDAD Y DE COM UNICACIÓN PARA TODOS Cuando m uchos gr upos gitanos difer entes conver gen en el m ism o país, la lengua se nivela, aunque cada gr upo m antiene su dialecto, per o se elige de for m a natur al una especie de lengua fr anca, con gr an apor te de palabr as del lenguaje local que suplanten las que son difer entes en las distintas m odalidades de los hablantes, y con una gr am ática m ás sim ple que r efleje m ayor m ente las sim ilitudes y que evite las difer encias, cuanto m ás disím iles estas var iantes, m ás se sim plifica la gr am ática.
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En Bulgar ia los gitanos kalder ash conver san en er liya, ya que este es el dialecto m ás extendido de la zona, sus hom ónim os de Br asil lo hacen en m achw ano-xor axanó por las m ism as r azones, adem ás de agr egar a am bas var iantes m uchos tér m inos de los idiom as de estos países, el búlgar o y el por tugués, sin em bar go, con sus par ientes del exter ior utilizan com o habla for m al sus pr opios dialectos. Chile, por ejem plo, tiene a la var iante xor axaní com o lengua m ayor itar ia adoptada total o par cialm ente por todos los gr upos r om aníes del país. En lingüística se dice que el hablante tiene com o m odelo una lengua for m al y de contacto con otr os, y otr a fam iliar, infor m al y de am istad, a esto no escapa el idiom a r om anó. Si analizam os el caso de Ar gentina, com o var iante for m al podr íam os elegir el dialecto kalder ash de or igen r uso, y com o infor m al podr ía ser este m ism o con m uchos apor tes de otr os dialectos, com o el Kalder ash m oldavo o el gr iego, y con gr an influencia del español, cuanto m ás infor m al, m ayor es la influencia castellana. Este hecho favor ece un tipo de lengua fr anca infor m al, com ún a todos los gr upos a la que llam am os por diver sión ?omañol, y que es un Rom anó m uy castellanizado o un español salpicado de palabr as r om aníes, una especie de caló, que contiene palabr as de todos los gr upos que habitan el país, este nom br e tam bién puede identificar al habla infor m al que m ezcla los distintos dialectos, aún teniendo poca influencia del castellano, per o con una fuer te influencia fonológica y a veces m or fosintáctica de este. Tom ando com o ejem plo la fr ase ?los hijos de m i am igo juegan en el suelo?, dar é un ejem plo de estas var iantes for m al, infor m al y ?omañol:
For ma l: ?le ?avé mu?é vortakóske khelén pénge p?e phuv? (En Ar gentina ? suena ?) I nfor ma l: ?le ?avé mu?é amigóske khelén/kelén (sin pénge)[2] p?e phu/pu? (pr onunciación dialectal e infor m al, pér dida de las aspir adas) ?oma ñol: 1) ? lo?píve káta (también de) murró amigo xuguín p?o píso? (tér m inos españoles y jer gales en un contexto Rom anó); 2) ?lo/le? ?avé de mi amigo juegan en la pu? (clar o ejem plo de español con palabr as en Rom anó, consider ado com o m uy infor m al y hasta r isueño) ______________________________________________________ [2] Sin el r eflexivo el ver bo khelél significar ía sólo ?bailar, danzar ?, aunque en m uchos dialectos su uso es indistinto y significa tanto ?jugar ?com o ?bailar, danzar ?.
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Veam os las fr ases: ?¿ya has com pr ado los lim ones par a el té? ¡Vam os!, que es m uy im por tante par a los niños.?
For ma l: ?abá ?indán le lymúji le ?ajóske? De!, ke si dejá vá?no le tsino?énge.? I nfor ma l: ??a (del Esp. ya) ?indán le limónuja (Esp. m ás plur al ?uja o ?ur ia) pa?l (Esp. infor m al pa?l, par a el) ?ajo? ¡Vámo?!, ke si desdá importánte pa (Esp. infor m al pa?: par a) le ?ino?é (cam bio de sonido ? por ts).? ?oma ñol: ??a (Esp. ya) compraste le limónuja (ídem anter ior ) pa?l (ídem anter ior ) ?ajo? ¡Vámo?!, ke simuy importánte pa (ídem anter ior ) le ?ino?é.?
En la lengua m ás infor m al, es indistinto si el hablante usa expr esiones difer entes a la de su gr upo, tom em os com o ejem plo un ?om kalder ash de or igen r uso usando tér m inos com o: sámo ?solam ente? en kalder ash gr iego, en lugar de usar su pr opio vocablo férdi; o ?ikiéri ?azúcar ? en kalder ash gr iego por záro, la pr opia de su m odalidad; o keráv swàto ?hablo? kalder ash gr iego por dav dúma, cuando esta últim a ser ía la que esta per sona deber ía haber usado, estas sustituciones o cam bios, no se consider an for m ales, suenan extr años, aunque sean aceptados, y se tom an com o r asgos de desconocim iento o esnobism o si la per sona habla con fluidez. La lengua infor m al tam poco escapa a la per dida de las aspir adas en th, kh o ph, a veces th pasa a t y par a otr os hablantes cam bia a ?, lo m ism o ocur r e con el foném a ts (tr anscr ipto com o c en m uchos ar tículos), que tam bién pasa a ?, se podr ía decir que m uchos hablantes tienen una fonética m uy castellana al hablar Rom anó, dependiendo esto, lógicam ente, del gr upo de per tenencia y de la edad. Si escogem os hablantes de todas las var iantes flexionadas no em par entadas de la lengua Rom aní, por ejem plo, uno de er liya, otr o de xaladitka, un ter cer o de kalder ash y un últim o de sinto piam ontés, pr ocedentes de países donde las lenguas m ayor itar ias sean difer entes, ver íam os, que no ser ía im posible que se entendier an en una conver sación infor m al, al m enos en un 60%, per o se les com plicar ía, y tendr ían que ser m uy cuidadosos, si tuvier an que hablar de cosas m uy específicas, com o auto-par tes, tecnología, utensilios de labr anza, de her r er ía o de par entesco, aún entr e hablantes que conocen su lengua de m aner a fluida, su conver sación, m uchas veces, se r educir ía casi a lo fam iliar, e incluso en estos tem as encontr ar ían com plicaciones, podr ían usar una constr ucción com o el hijo de mi tío/tía par a decir ?m i pr im o?, o el hijo/-a de mi hermano o de mi hermana, ya que no todos usan las m ism as palabr as par a ?sobr ino/sobr ina? o ?pr im o/pr im a?, per o sí podr ían hablar de los padr es, de los
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her m anos, de viajes, del clim a, etc. Entr e hablantes m ás alejados geogr áficam ente tam poco podr ían hablar de diner o, teniendo en cuenta que no es lo m ism o decir lové, que xayéri, xrímata, tsípi o el tér m ino r espectivo a cada var iante, en el caso de no conocer se esa palabr a, ser ía necesar io usar un equivalente en alguna de las lenguas m ayor itar ias existentes, por eso la estr ategia del hablante es conocer al otr o al hablar y usar una vocablo en com ún que m uchas veces no es en r om anó sino en gazhikanó, lengua no gitana. Cuando los gitanos entr ar on a España en el siglo XV, ya hacía al m enos un siglo que habían ar r ibado al continente eur opeo, esto significa que var ias gener aciones antes ya habían r ecor r ido otr as zonas del or iente y del occidente de Eur opa, en las pr im er as descr ipciones del Rom anó ya se ven difer encias, m ostr ando algunas zonas tendencias bien localistas. Tam poco hay segur idad de que el pueblo gitano entr ar a a Eur opa com o un solo gr upo, antes de ir a España[3]. Ahor a, y volviendo a la Península Ibér ica, las distintas m odalidades del caló de esas r egiones tienen algo en com ún, aún las de Cataluña y Por tugal, per o no la de Br asil donde los calós por tugueses fuer on depor tados en el siglo XVI (Dantas de M elo 2008), lo que los asem eja es la tr ansfor m ación de los sonidos, que se supone fue por influencia de los cam bios fonéticos que sufr ió la lengua castellana, paso de d?, ? y ? a x[4], entr e otr os, que no sucedier on en las lenguas catalana y por tuguesa donde no hubo tal cam bio, sin em bar go estas var iantes del caló com par ten ese r asgo fonético, ejem plos: jalar ?com er ?, en caló catalán; o jucar ?her m oso?, en caló por tugués (cf. Adiego 2012 y Coelho 1892), algo que dem ostr ar ía que todos los r om aníes en la Península tenían un habla en com ún, o sea el caló, la lengua fr anca, a pesar de las lenguas locales con sus influencias, y de m antener cier to r om anó flexionado en algunas zonas, com o bien lo dem uestr an los tr abajos de Acker ley de Cataluña en el siglo XIX[5]. Par ticular m ente, y después de una ar dua pesquisa de años sobr e esta var iante, no cr eo que a España haya entr ado un sólo gr upo com pacto y único, hablante de un caló pr im itivo, que ni siquier a existe en los escr itos de los difer entes autor es que tr atar on el tem a en el pasado, al contr ar io, estos m uestr an difer encias, m ás conser vación en unas zonas que otr as, y esta difer enciación fue desapar eciendo en _____________________________________________________ [3] Cito a autor es com o Ian Hancock , Ronald Lee o Yar on M atr as. [4] Sonidos que sin em bar go se m antuvier on en el ladino o judeoespañol. [5] En Cataluña y Per piñán hablan caló, con pocas difer encias con el caló castellano y por tugués pr opiam ente dichos; cf. Escuder o 2004, o escuchar canciones del desapar ecido Per et o los Am aya.
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los tr abajos m ás actuales sobr e el caló en España, donde se ve clar am ente una nivelación fonética, gr am atical y de vocabular io, a pesar de las lenguas r egionales, ejem plos de esto: el caló catalán, el por tugués, el andaluz y castellano o lo que queda de estos. Si hablam os de los cam bios fonéticos del caló, en el caso del calon/kalon de Br asil, estos cam bios no sucedier on, ya que sus hablantes fuer on depor tados justo en la época en la que com enzaban, su caló es clar am ente ibér ico, su vocabular io contiene casi los m ism os tér m inos que las otr as var iantes, en él se encuentr an palabr as com o ?undunár/?undinári ?soldado? (en caló español jundunar), sheró ?cabeza? (en caló español jeró), u?ardáx ?esper ar ?en kalon (en caló español ujarar) (cf. Dantas de M elo 2008), y alguna palabr a castellana com o culebra; ?culebr a, ser piente, víbor a?, esto pr obar ía la existencia de un caló com ún en la Península Ibér ica, de contactos entr e los gr upos, y segur am ente de casam ientos m ixtos, per o insistim os, esto no significa que algunos de los gr upos peninsular es no m antuvier an una lengua pr opia junto a esa lengua fr anca. Al analizar el vocabular io del caló actual de Cataluña y el de Por tugal, o tam bién el de Coelho 1892, vem os que am bos son clar am ente el m ism o de Andalucía, fonéticam ente y en su léxico, a pesar de algunos vocablos locales, caso catalán, calistro, calistra, gayibar por hablar, otr os tienen este m ism o tér m ino com o ?cantar ? en la for m a guillabar, cr eem os que la separ ación de los gitanos catalanes en España de otr os calós españoles, o la de los por tugueses, es algo r elativam ente r eciente, al hablar cada gr upo la lengua de su zona, esto influencia su hablar caló. El er r om intxela tam bién conser vaba los r astr os de los cam bios fonéticos del castellano, com o ejem plo baste citar el adjetivo kilaló ?fr ío?, igual jilaló en el caló de la zona castellana, y adem ás com par tía con las otr as var iantes de la Península casi los m ism os tér m inos, com o batu ?padr e? o txaribén ?cam a?, clar o que al ser una lengua m ixta de r om anó y eusker a, esto la hacía ininteligible par a los otr os gr upos gitanos de otr os lugar es de España.
ANÁLISIS DE TÉRM INOS A continuación analizar em os algunos tér m inos del caló y los sinónim os que he encontr ado de estos, que por existir en cier tas ár eas pr edeter m inadas de Eur opa, se podr ía afir m ar que pr oceden de difer entes var iantes de la lengua r om aní, y tam bién lo har em os basándonos en los dialectos donde estos vocablos existen.
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Pal abr as esl avas en cal ó Los tér m inos de or igen eslavo que detallar é a continuación, tam bién se encuentr an en el r om anó com ún de var ios países, y aunque m uchos ya no están en uso en el caló, apar ecen en m uchos de los diccionar ios de esta var iante.
. Pusca (tam bién se la escucha con la for m a pusqui) ?escopeta, r evólver, pistola?: r us. ny? ?a ?cañón?; búl. y sr b.-cr. ny? ?a ?fusil?; chc. pu?ka ?fusil, r ifle?; pol. puszka ?lata?; eslvn. pu?ka ?fusil?. . Bobí/bobi ?haba?: r us. ??? ?haba?; sr b.-cr. y pol. bob ?haba?. Dosta ?bastante, basta?: chc. dost ?bastante, suficiente?; sr b.-cr. . Dosta ?bastante, basta?: chc. dost ?bastante, suficiente?; sr b.-cr. dosta ?bastante, suficiente?. . Drupo ?cuer po?: r us. y ucr. mpyn ?cadáver ?; búl. mpyn ?tr onco hum ano, cadáver ?, sr b.-cr. mpyn ?tr onco, tor so, tr onco (de un ár bol)?; chc. y eslvc. trup ?tor so, cuer po, fuselaje?; pol. trup ?cadáver ?; eslvn. trup ?tr onco, casco (de un bar co), tor so?. . Garló ?pescuezo, cuello?: r us. ????? ?gar ganta, cuello, gaznate?; ucr. ????? ?gar ganta?; búl. ????? ?gar ganta?; sr b.-cr. ???? ?gar ganta, cuello?; chc. y eslvc. hrdlo ?gar ganta, cuello, cuello (de una botella)?; pol. gardlo ?gar ganta?; aunque tam bién en lovar i existe la for m a kerló por gar ganta y cuello. . Grecó/crejote ?pecado?: r us. ?pex ?pecado, fallo, culpa, vicio?; ucr. ?pix ?culpa, falta?; búl. ???? ?pecado?; sr b.-cr. ?pex ?pecado?; chc. h?ích ?pecado?; eslvc. hriech ?pecado?; pol. grzech ?pecado, falta?; tam bién existe en el dialecto r om anó de los kaale de Finlandia bajo la for m a grexxos/grexos de clar o or igen eslavo. . Isba ?alcoba?: r us. ???? ?casa de los cam pesinos?; búl. ???? ?sótano, bodega, alm acén?; eslvn. izba ?habitación?; sr b.-cr. ???? ?habitación en una casa hecha de tr oncos, buhar dilla?; eslvc. izba ?habitación?; pol. izba ?habitación, sala de r euniones, despacho?; eslvn. izba ?habitación, desván?; ch. jizba (fuer a de uso) ?habitación, buhar dilla?; en r om anó de los kaale de Finlandia hisba ?casa?. . M achicaí/machicay ?gata?; machicó ?gato?: eslvn. y eslvc. ma?ka: gato; usado tam bién en var ias var iantes del r om anó. . Praco, plajo ?polvo, tabaco, cigar r illo?: r us. nopox ?pólvor a?; npax: polvo; chc. y pol. proch ?pólvor a, polvo?; sr b.-cr. prah ?polvo?; búl. npax ?polvo, cenizas?; eslvn. prah ?polvo?; en r om anó com ún tam bién existe la for m a práxo por ?polvo, cocaína?.
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. Rogó/rogo ?cuer no (de los anim ales)?: r us. po? ?cuer no (de los anim ales), instr um ento m usical o instr um ento par a hacer señales?; ucr. pi? ?cuer no?; chc. y eslvc. roh ?cuer no?; búl. po? ?cuer no?; pol. rog ?cuer no?; eslvn. rog ?cuer no?; el r om anó dolenski (dialecto de tipo centr al, per o or iginar io de los balcanes y con m ucha influencia de las var iantes de la zona, hablado en Italia y Eslovenia), tam bién tiene este pr éstam o eslavo rogo ?cuer no?. . Sila/sisla ?fuer za?; sisló ?vigor oso?; silné ?fuer te, sólido, fir m e?; silñí ?fuer te (fem enino)?: r us. ?????? ? ?fuer te?; r us., ucr. y búl. cu?a ?fuer za?; chc. síla ?fuer za?; eslvc., pol. y eslvn. sila ?fuer za?; am bas existen en var ias var iantes de la lengua r om aní síla ?fuer za?(kalder ash gr iego de Ar gentina) y en r om anó la for m a silno y su fem enino sílni (acentuado en la pr im er a sílaba), en las Am ér icas y los Balcanes ?poder oso, fuer te?. . Stano, estano, sistano ?lugar, par aje, sitio?: r us. cma? ?cam po, cam pam ento?; sr b.-cr. stan ?vivienda?; en algunas var iantes del r om anó de los Balcanes tenem os stáno ?apar tam ento, piso?, que es el m ism o eslavism o. . Ulicha ?calle?: r us. y bul. ????? ?calle?, etc.
Pal abr as de di al ect os r om an íes de t i po bal cán i co pr i n ci pal m en t e En este apar tado se m encionar án solam ente aquellas voces del caló de or igen r om aní o eslavo, que sólo existen en la ya m encionada zona.
. Binar ?vender ?: en las var iantes balcánicas er liya y sepe?ides existen las for m as biknél/biknéla par a este ver bo, m ientr as que en la m ayor ía de las var iantes eur opeas y am er icanas existen las for m as bikinél y bi?inél. Las ter m inaciones en -éla son pr opias de la 3ª per sona del singular del pr esente del indicativo de algunas hablas r om aníes de los Balcanes, y par a otr as esta es la for m a del futur o del indicativo, ya que el pr esente se constr uye en -él. . Corpicha/curpicha ?ar r oz?: en el r om anó de Cr im ea encontr am os kurpes (s. m asc.) ?cer eal?; en kalder ash de los Balcanes krúpa/krúpe ?gr ano, gr anos?; en el r om anó ver ?end (un dialecto de tipo centr al hablado en Hungr ía) kórpa ?salvado, afr echo?; en el r om anó de Letonia (dialecto del tipo del nor este eur opeo com o el xaladitka y otr os) kurpenja ?avena m edio m olida?; es evidente que por sim ilitud han usado la palabr a kórpa/kúrpa en caló añadiendo el sufijo dim inutivo ?ítsa tam bién de or igen eslavo, par a significar ?ar r oz?, por su par ecido con el salvado y otr os cer eales; tam bién tenem os el esl. krupitsa ?sém ola?.
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. Cherga ?m anta del caballo?: en er liya y kalder ash de los Balcanes ?erga ?tienda, car pa?; en el r om anó dolenski ?erga ?tienda, car pa?; en ?dam bazi de M acedonia, er liya y vlax de Bulgar ia ?ergari ?gitano nóm ada?, y nom br e con el que se auto-identifica cier to gr upo vlax de Bulgar ia. La palabr a ?erga tam bién es usada por los gitanos ludar /r udar o boyash de habla r um ana, con el m ism o significado ?tienda?. . Chibés o dibés ?día?: palabr a que segur am ente pr ocede de dos dialectos distintos, ya que en r om anó existen, dependiendo de la zona, for m as con/ g/, /d/ o /d?/ per o hasta ahor a no hem os encontr ado var iantes donde estos sonidos convivan dentr o del m ism o dialecto; sepe?ides divés, er liya divés, xor axanés y m achw ano (Balcanes, Chile y Br asil) d?ivé/d?ivés, m e?kar i de Albania givé, kalder ash y lovar i según la var iante tienen d?es/gjes. Los dialectos sinti tienen divés/díves, palabr a que no ha sufr ido la palatización com o ha pasado en cier tas var iantes balcánicas. . Chichay ?gato?: com ún en los Balcanes, er liya cicáj/tsitsáy ?gato?, tam bién usan ma?ka, pr éstam o del eslavo; otr a palabr a en caló par a ?gato?es marcura. . Dikañí ?ventana?: en gur bet dikhavnó ?ventana? (m asculino; ¿cam bio de géner o por influencia del español?), en caló tam bién existe perlacha con este significado, no encontr am os la pr ocedencia de esta palabr a. . Duquelar, ?am ar ? (en caló catalán): sepe?ides dukhála ?am ar ?; tam bién se usa en algunas var iantes de Bulgar ia, junto a la for m a dexél/dexéla ?am ar ?. En caló tam bién se usa camelar en este sentido. . Lache ?ver güenza?: en er liya y sepe?ides la?, en los Balcanes en gener al lad?, en otr as var iantes fuer a de la zona existen for m as m ás lar gas la(d)?áv/la(d)?avó, excepto en el r om anó de Gales que tam bién tiene lad?, y m er ece un capítulo apar te. . Nabó ?cielo? (en caló catalán, según Acker ley): palabr a de or igen eslavo, gur bet del Banato nébo, r om anó dolenski nébo, bugur d?i nébo. En caló tam bién existe el sinónim o otalpe, no conocem os su or igen. . Papiris ?docum entos?: kalder ash de los Balcanes papiri ?papel?, no existe en otr as var iantes del kalder ash, en el r om anó dolenski papiri ?car ta, papel?, clar o pr éstam o eslavo y com ún a m uchas var iantes. Tam bién existe en el r om anó de Gales com o papiris ?papel, noticia, per iódico, papel im pr eso?.
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. Prandarse ?casar se?(en el caló de la Ar gentina): for m a com ún en los Balcanes, ur sar i prandezél, er liya prandinél (suf. -in- par a pr éstam os), sepe?ides prandinéla, etc., en caló no es tom ado este tér m ino com o un pr éstam o, puede significar que quizás no pr oceda de las for m as anter ior es, sino del ver bo phándel pe ?atar se?, en caló tam bién existe romandiñarse con el m ism o significado. Com o cur iosidad en kalder ash de Suecia ?omandinó ?casado?, palabr a usada por los kalder ash que vivier on en España, antes de ir a Suecia, hubo casam ientos m ixtos con gitanos españoles, ¿influencia del caló? . Yeli /d?éli/ ?ar bor eá, canción en honor a la novia después de la pr ueba del pañuelo, sím bolo de las tr es r osas (los calós identifican esta palabr a con el honor en for m a de flor, la r osa)?: en la var iante er liya de Bulgar ia, tenem os las palabr as güli y djuli (acento en la pr im er a sílaba) ?r osa?, palabr a que pr ocede de la palabr a tur ca gül ?r osa?. El cam bio fonético de /g/ a /d?/ es com ún en los Balcanes, lo m ism o sucede con el cam bio de /ü/ a /e/.
De l a var i an t e de l os Kaal e de Fi n l an di a Con esta var iante independiente, hablada en Finlandia y Suecia, el caló encuentr a m uchas sim ilitudes, una de ellas y que llam a m ucho la atención es el cam bio fonético de /?/ a /x/ que tam bién se r ealizó en este dialecto, por esta r azón tam bién se encuentr an allí tér m inos que suenan exactam ente igual a los usados y docum entados en las var iantes del caló, sin m encionar el hecho de que los m iem br os de este gr upo se nom br an a sí m ism os káale, plur al de káalo ?gitano?. Veam os algunos de esos tér m inos. Tenem os berex por el caló bréje ?año?; duj xeel docum entado en caló catalán com o duy jel (Acker ley), am bos con el m ism o significado de ?doscientos?; xoxxos/xoxoj ?liebr e?, pr incipalm ente, en caló jojoy ?conejo?. La voz del caló currar ?golpear, tr abajar ? la encontr am os en esta var iante com o kurrela ?pelear ?, voz que en otr as var iantes tiene connotaciones sexuales solam ente, exceptuando en el r om anó de Gales (Sam pson 1926), donde tenem os la for m a kurel ?golpear, dar latigazos, m ar tillar, vencer, super ar, aventajar ?, y en los dialectos sinti kurel ?golpear ?y kuribbén ?guer r a?. En r om anó de Finlandia tam bién encontr am os la for m a koj que en caló es acoy ?aquí?; las var iantes sinti usan la for m a koj con el significado de ?aquí?y ?allí?. En la var iante de Finlandia tam bién se encuentr a la palabr a de or igen eslavo, docum entada en caló com o izba ?alcoba?, que en r om anó finés es hisba ?casa?.
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El tér m ino caló pajató ?r eloj? se encuentr a en kalder ash bajo la for m a ba?adó ?r eloj desper tador ?, lo cur ioso es que en el habla de los káale existe el ver bo baxavela con el cam bio de /?/ a /x/ ?sonar, hacer sonar, tocar un instr um ento?, que en r om anó com ún ser ía ba?avél. El ver bo caló jacharar ?quem ar ? se encuentr a tam bién en esta var iante com o xa?arela con igual significado, en m uchas hablas del r om anó se usan otr os sinónim os com o xa?kirél, phabarél, labarél o tharél/tharela, en el r om anó de Gales y en los dialectos sinti tam bién existe la for m a xa?erel con el cam bio de /a/ a /e/, todas con el m ism o significado de ?quem ar ?.
De var i an t es del r om an ó del n or est e eu r opeo, x al adi t k a o pol sk a r om á, de Ru si a, Pol on i a y países Bál t i cos De estas var iantes se encuentr an m uchos tér m inos sim ilar es en el caló, algunos que podr ían haber llegado a tr avés del eslavo. La palabr a bato en Rom anó ibér ico, que en sus distintas var iantes actuales apar ece no sólo en esta for m a, sino tam bién bajo las for m as bato, batu, patu, patus y que ha dado el fem enino matus por influencia del español ?m adr e?, docum entada com o bata y tam bién con la for m a com ún day ?m adr e?, en el r om anó de var ios países, podr ía pr oceder de la palabr a eslava (r usa) ??? ? ? ?? (batyúshka) dim inutivo car iñoso que se usaba m ucho par a nom br ar al tsar, com o ??? ? ? ?? ???? ?padr ecito tsar /em per ador ?. La palabr a majarí que en caló se usaba con los significados de santa y Vir gen M ar ía, y que actualm ente se usa m ás com o una expr esión de asom br o, ¡M ájari!, con desplazam iento de la acentuación a la pr im er a sílaba, y que tam bién existe en el sinto piam ontés con el significado de ?santa?, véase m ención siguiente, existe con la for m a masxari en el r om anó de Letonia, con los significados de ?Vir gen, Nuestr a Señor a?. En la inter esante fr ase del caló catalán m encionada por Acker ley daba tu laf ?te doy palabr a?, encontr am os esta for m a laf que nos par eció im por tante citar, ya que se encuentr a en m uchas var iantes de los Balcanes com o láfi, que se usa nor m alm ente con los ver bos del ?dar ? o kerel ?hacer ?, y se la tom a com o un pr éstam o (suf. -i-, -is-). Incluso pasó al r om anó kalder ash de Ser bia com o kerel láfi ?hablar ?y ?conver sar ?, que en los dialectos balcánicos, er liya pr incipalm ente, es del láfi y kerel láfi con el m ism o significado; par a ?palabr a? gener alm ente se usa aláv, en pocas var iantes se usa láfi separ ada del ver bo y con el significado de ?palabr a?, siem pr e se la encuentr a junto a este com o un com puesto, per o en las var iantes del r om anó de Lituania, Letonia y en Sinto existe el tér m ino lav com o ?nom br e?o ?palabr a?.
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De l os di st i n t os di al ect os si n t i y m an ou ch e (m an ú ?) Hay for m as del caló que solam ente se encuentr an en los dialectos sinti, voces de or igen ger m ánico, y otr as que son pr opias de estas var iantes de la lengua r om aní.
. Araquerar ?hablar ?: en sinto existe rakerel con el m ism o sentido, palabr a que tam bién apar ece en el vocabular io del r om anó de Gales; el caló ha cr eado a par tir de esta las voces adiquerar y naquerar que significan lo m ism o y que se usan en difer entes zonas de España junto al tér m ino gayibar, m ás com ún en el caló de Cataluña que viene de la m etátesis de guillabar ?cantar ?, com o ya se ha explicado, que se acer ca m ucho a las for m as existentes en los dialectos sinti gijavél ?cantar ?, m ientr as que en la m ayor ía de los dialectos del r om anó tenem os la for m a gilábel o d?ilábel. . Sólo com o m ención, por la palabr a bato ?padr e?, en sinto piam ontés se encuentr a el tér m ino ba ?padr e?. . Dibés: en Sinto tam bién se escuchan las for m as díves/divés ?día?, com o ya hem os com entado. . El tér m ino chumajari ?zapater o?sólo se encuentr a en sinto ?umaxári, del alem án schuhmacher. . Duti ?candil?, en sinto dud ?luz?; en otr as var iantes del r om anó, fuer a del gr upo de los sinti, tenem os udud, vudud, o algún pr éstam o de las lenguas m ayor itar ias. . Golis ?gr itos, voces?, en sinto góli ?llam ado, gr ito, sonido, r uido?, y del góli ?gr itar, hacer r uido?. . Las voces majarí, ya tr atada y majaró ?santo? existen tam bién en el sinto piam ontés com o maxaró, maxarí ?santo?, ?santa?. . Jomte ?deber, ser m enester ?(que apar ece en M ayo 1979 [1870]), es clar am ente el sinto hom te, con el m ism o significado. . Jundunar ?guar dia civil, soldado?(?unári en sinto piam ontés, ?undunár/?undináru en el kalon de Br asil). . Jalleres ?diner o?apar ece en sinto piam ontés com o xajéri con el m ism o significado, supuestam ente del alem án heller ?m oneda pequeña de escaso valor ?. . Quec(h) (kek) en caló catalán ?ninguna?, en sinto kek ?ningún/-a?.
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. Yoy caló catalán ?ella?, en sinto joj y tam bién en hablas de Rusia ?ella?; en otr as var iante tenem os oj y voj con el m ism o significado. . El caló plasarar ?pagar ?, tér m ino en desuso, existe en la for m a plasarel ?pagar ?en sinto piam ontés (tér m ino de or igen eslavo, en er liya platinéla ?pagar ?, con el sufijo -in-) y en bugur d?i platízla ?pagar ?, con el sufijo -iz-. M e inclino a pensar que antiguam ente el tér m ino er a platisarel-a en caló y en sinto, com o lo escuché tam bién en algunos dialectos balcánicos. . Chipén ?vida? (en caló ar gentino), en España y aún en Cataluña, encontr am os la m ism a for m a con el significado de ?ver dad?, tam bién en caló catalán del siglo XIX está docum entada la for m a tgibibem, tgiviven (d?ivibén) (Jauber t de Réar t 1835). Am bas ser ían en var ios dialectos del r om anó, pr icipalm ente en var iantes de Rusia y de los sinti: D?iibén/d?ivibén/d?ijipé/d?ivipé. . Calicó ?m añana? la encontr am os tam bién en sinto piam ontés com o kalikó con el m ism o significado.
Tér m i n os de or i gen Ru m an o y h ú n gar o Se dice que el caló no tiene palabr as r um anas o húngar as, sin em bar go, en Pabanó apar ecen las palabr as fulcheró par a ?m édico?y poibasí par a ?lápiz?. La pr im er a la usan los kalder ash de Rum anía (félchero ?m édico?), es una palabr a del r um ano r ur al de M oldavia, y la otr a es de or igen húngar o y significa lo m ism o (pojvazsi ?lápiz?), que tam bién la usan los Lovar ia en la for m a poivási. La palabr a del caló catalán que apar ece en Acker ley, várikitchi ?var ios?, está for m ada por el pr efijo vári- que en los dialectos vlax, y en algunos dialectos centr ales, puede tr aducir se com o ?algún? y que for m a com puestos com o várekay ?en algún lado?, várekana ?en algún m om ento?, y el tér m ino kitchí que en caló es ?cuanto, cuantos?, que se encuentr a tam bién en lovar i con las for m as ki?í/ke?í ?cuanto, cuantos?, y donde asim ism o existe la for m a vareka?í ?algunos?, aunque ka?í en lovar i es ?tan, tanto, tantos?, la var iación se pudo deber a una confusión del tér m ino o a un cam bio fonético.
Tér m i n os en ot r as var i an t es · Los jatés (pl.) ?diner o?, r om anó de los Abr uzzos li xaddé, tam bién plur al, ?los diner os?, el Kalon de Br asil m antiene la for m a plur al cadéns/xadéins, se lee jadéins.
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· El tér m ino caló catalán bombanó/bombaní que tam bién se escucha en Ar gentina entr e los calós de or igen m adr ileño[6], se halla en el Rom anó calabr és con el significado de ?bueno?babbanó (Sor avia 1977: 94). · Una m ención especial m er ece el ver bo terelar ?tener ?, que se ha per dido en la m ayor ía de los dialectos r om aníes, donde se usa un calco de la constr ucción del eslavo. Ver bo ser + el acusativo o el locativo del pr onom br e per sonal, for m as cor tas y lar gas, existe actualm ente en las hablas r om aníes de Gr ecia en la for m a therél ?tener ? y en sepe?ides theréla ?tener ?, ?sostener ? y ?obtener ?. En otr as var iantes apar ece com o ?ganar ?. · Fríma ?poco? se encuentr a en el dialecto de tipo centr al del este de Eslovaquia tam bién con la m ism a for m a fríma ?poco?. Hay tam bién algunas palabr as en com ún en las var iantes del caló, que se encuentr an en el r om anó de Gales, en este estudio hem os m encionado algunas de ellas, aquí van otr as tam bién m encionadas en el tr abajo de J. R. M ontoya e Isr ael Gabar r i. · Bucharar ?tir ar ?, en r om anó de Gales u?erel ?ar r ojar, tir ar ?, y en Anglo-Rom aní voosher con el m ism o significado. Charibén ?cam a?, en r om anó de Gales ?åriben ?colcha?. · El caló chi/chichí ?nada?, tam bién existe en el r om anó de Gales com o ?i ?nada?, per o en los dialectos sinti existen las voces ?i y ?i?i ?nada?.
CONCLUSIONES Entr e los tr abajos que se han hecho sobr e el caló en España, m ir ándolo con ojos r om aníes, im pr esiona el tr abajo de Conde[7], se nota que este investigador tenía una r eal am istad con sus infor m antes. M i opinión per sonal sobr e este autor, a difer encia de otr os que escr ibier on sobr e el caló, es que, segur am ente no pagó un dur o par a obtener la infor m ación. Hay m uchas fr ases que son com o dir igidas a una m ujer y a un niño, lo que ese autor tr ansm ite en sus escr itos, sólo lo pudo logr ar teniendo un contacto m uy estr echo con la gente que le infor m aba. Él m ism o defiende la lengua y _____________________________________________________ [6] Según uno de los infor m antes de Buenos Air es, José Cam pos (Pir r i): ?La m ayor ía de los gitanos en la Avenida de M ayo hace 30 años er an m adr ileños y catalanes, y había entr e ellos algunos m alagueños?. Hay dos oleadas m igr ator ias de gitanos calós en Ar gentina, la ya m encionada, que fue a par tir de 1960 y la otr a desde 1980 pr ovenientes del Sur de España. [7] Apar ece en el libr o La lengua Romaní en España desde el Siglo XVIII hasta nuestros días, Juan Ram ón M ontoya Jim énez e Isr ael Gabar r i Vier a (2010). Poseo la pr e-im pr esión de la obr a.
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al pueblo gitano. Los gitanos cuando infor m am os sobr e la lengua o la cultur a a los no-gitanos, incluso en esta época, m entim os par a diver tir nos, cam biam os los significados de las palabr as, nos abur r im os, en la m ayor ía de los tr abajos antiguos que hem os conocido de España sobr e el caló, salvo pocas excepciones conocidas por todos, se nota a las clar as que los infor m antes no contr ibuyer on de buen gr ado con los estudiosos. En el tr abajo de Conde se ve un r om anó r eal, aunque ya castellanizado, quizás con algún pequeño er r or, per o r eal en todo, con palabr as o expr esiones que los hablantes nativos de la lengua Rom aní r econocem os com o tales, ya sea por r om /gitanos de otr os países, o por lo que hablam os en nuestr os países. Se achaca al hecho de la per secución y las pr agm áticas en contr a del pueblo gitano en España, la im posición del español por par te de los Reyes llam ados ?Católicos?. Si dicha im posición hubier a sido com o se cr ee actualm ente, segur am ente el r om anó en España ya no existir ía, hubier a pasado lo m ism o que aconteció en las Am ér icas con las lenguas de los afr odescendientes o los nativos am er icanos, de las cuales en algunas zonas sólo sobr evivier on unos cuantos tér m inos dentr o de las lenguas española o inglesa. Ver dader am ente, esto de im poner una lengua no se hace en un día, y nunca lo hicier on totalm ente. Si hubier a sido así en España, hoy día sólo se hablar ía castellano, y no existir ía ninguna de las lenguas r egionales ni lo poco que queda del caló. Acker ley, Rear t, Conde, M ayo y el m ism o Bor r ow, dem uestr an que la lengua r om aní se hablaba en España. En m uchos países am er icanos y eur opeos, en los últim os 50 años m uchos gitanos han abandonado sus var iantes y han adoptado en m ayor o m enor m edida las lenguas de los países donde habitan. Las pr édicas en Inter net de los pastor es gitanos kalder ash estadounidenses son en inglés; en Br asil, el m ism o gr upo está per diendo su var iante, se expr esa en por tugués o adopta la var iante r om aní de la m ayor ía, el m a?w ano-xor axanó. ¿Por qué no podem os pensar que en España, y en pos de el entendim iento, los gitanos pudier on adoptar esa lengua fr anca que hoy llam am os caló, cuando en m uchos países, o entr e los m ism os activistas del pueblo gitano sucede esto m ism o, que se deja de lado la pr opia var iante par a adoptar la de la m ayor ía, y esta puede ser ar tificial, com o las cr eadas por M ar cel Cour thiade o Gheor ghe Sar au? Tam bién puede ser natur al, con la adopción de tér m inos usados en otr os dialectos, o una m ezcla de am bas. El estudio del caló deber ía hacer se en m ayor pr ofundidad y este ar tículo intenta, desde un punto de vista intr ospectivo, m ostr ar que tam bién el gitano es un ser que puede m odificar sus com por tam ientos, que es uno de los pueblos globales que m ás r ápido se va adaptando a las pr esiones de la sociedad m ayor itar ia, que su gr upo está en constante cam bio y adaptación a las pr esiones inter nas y exter nas, que es uno de
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los pocos pueblos que ha conser vado su lengua or iginal, constr uyéndola y r econstr uyéndola, junto con su identidad dur ante siglos, y sin tener una patr ia pr opia, sólo a tr avés de la fuer za de la or alidad y la lealtad al pr opio gr upo. Por lo antedicho, es un placer saber que algunas per sonas com o el Per et, Gabr iel M or eno, Los Chichos, El Cam ar ón o el her m ano M or ocho se atr evier on y se atr even a cultivar el caló. Eso, cr eo hum ildem ente, los acer ca m ás a los gitanos de otr os países, quienes tam bién, ¿y por qué no decir lo?, encontr am os en el caló cier to sabor exótico de una lengua que se desar r olló lejos de las otr as var iantes, per o que no por eso es m enos bella.
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muchas frases ilustrativas de la acepción propia de las palabras dudosas. M adr id: Heliodor o Bibliofilia y Ar te [ed. facsim ilar de la 2ª ed., M adr id, Libr er ía de Victor iano Suár ez]. M ONTOYA, Juan Ram ón; GABARRI, Isr ael. 2010. La lengua romaní en España desde el siglo XVIII hasta nuestros días. M adr id-Logr oño. PABANÓ, F. M . [M anzano LÓPEZ, Félix]. 1915. Historia y costumbres de los gitanos. Colección de cuentos viejos y nuevos, dichos y timos graciosos, maldiciones y refranes netamente gitanos. Diccionario español-gitano-germanesco. Dialecto de los gitanos. Bar celona: M ontaner y Sim ón. ROM LEX. En: http://r om ani.uni-gr az.at/r om lex/lex.xm l SAM PSON, John. 1926. The dialect of the Gypsies of Wales. Oxfor d: Clar endon Pr ess. SORAVIA, Giulio. 1981. Vocabolar io Sinto delle Venezie. Lacio Drom, nº 17, pp. 2-43. VALLM ITJANA I COLOM INES, Juli. 1908. Sota M ontjuïc. Bar celona: Ed. A. López.
Apén di ce, pal abr as de l as dos var i an t es del cal ó de Ar gen t i n a Españ ol beber cabeza com er coche diner o esposa/m ujer estar (ser m atar nosotr os policías r obar ser sol
Gr u po de 1960 Gr u po de 1880 pr ivar /piyar tr apiar jer ó chichí jallar Jalar /jam ar /jallar najaor ber dó jur dós jaller es/jur dós r om í r um í/r om í ? estobelar sir lar /sinlar tasabar /(am ullar : m or ir ) tasabar /m ulabar notr ales am anguis (r ar o en caló) plastañós pestañós/jer es (gendar m es) chor ar /lelar r andar (Rr. r r ándel: r azguñar ) sinar /siñar sir lar (que tam bién es estar ) or ipandó[8] can
______________________________________________________ [8] Un gitano m ayor del gr upo de 1880 dice que oripandó es ?cielo cer r ado?, lo da com o orí (acentuado en -i-) y pandó ?cer r ado?, lo contr ar io, según él, ser ía orí despandó ?cielo abier to?, siendo que ellos tienen par a cielo la palabr a charó, esta inter pr etación m e par ece extr aña, de todos m odos am bos gr upos no tienen gr an inter acción entr e sí.
El l éxico r om an í docu m en tado en el cal ó y en otr os par ar r om an íes ibér icos Zuzana Kr inková Universidad Carolina de Praga
INTRODUCCIÓN
El llam ado par ar r om aní[1] es un tipo de lengua m ixta[2] cuyo léxico es pr incipalm ente r om aní, m ientr as que la gr am ática pr ocede, por lo gener al, de la lengua m ayor itar ia. En la Península Ibér ica sur gier on var ios par ar r om aníes: el caló (o hispanor r om aní), basado en el español; el catalanor r om aní, basado en el catalán; el er r um antxela (o vascor r om aní), basado en el vasco. El par ar r om aní por tugués se ha conser vado solo en Br asil (m ientr as que en Por tugal se habla un caló basado en el dialecto andaluz). El objetivo del pr esente ar tículo es tr atar sobr e el léxico de or igen r om aní que se ha conser vado en el caló y en otr os (par a)r r om aníes[3] ibér icos. El ar tículo se basa en un extenso m ater ial ligüístico extr aído de num er osos diccionar ios, glosar ios y otr as fuentes y se centr a en el léxico her edado de or igen indio, en los antiguos pr éstam os pr eeur opeos (de lenguas ir aníes, del ar m enio, etc.) y en los pr éstam os gr iegos (sobr e los pr éstam os eur opeos voy a tr atar en otr o lugar ).
______________________________________________________ [1] Para-Romani, cfr. p.ej. M atr as (2002). [2] Es difícil establecer una definición exacta de lengua m ixta. M atr as (2011) consider a que las lenguas m ixtas están for m adas por m ezclas que son distintas, desde el punto de vista cualitativo o cuantitativo, de las ocasionadas en otr os casos de cam bios intr oducidos por contacto. Se tr ata de lenguas m ixtas cuya filiación lingüística difícilm ente puede ser atr ibuida a un solo linaje y, al m ism o tiem po, la ausencia en su génesis de pr ocesos sim plificador es las hace distintas de los pidgins y las lenguas cr iollas. [3] Uso el tér m ino (par a)r r om aní par a designar tanto los par ar r om aníes (lenguas m ixtas) com o las var iantes del r om aní ibér ico m ás antiguos que están aún m ás cer ca al r om aní de tipo flexivo y no tienen car ácter de lengua m ixta.
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EL LÉXICO ROM ANÍ DOCUM ENTADO EN EL CALÓ Y EN OTROS PARARROM ANÍES IBÉRICOS
1. PROBLEM AS GENERALES DEL LÉXICO ROM ANÍ Sobr e la base de una com par ación en el léxico de los dialectos individuales r om aníes, se asum e que el vocabular io del r om aní tem pr ano[4] contenía alr ededor de 1.000 r aíces. El núm er o total de r aíces pr eeur opeas es sobr e las 800. A estas se las atr ibuyen de 200 a 250 r aíces de palabr as de or igen gr iego que apar ecen en difer entes dialectos. De las r aíces pr eeur opeas se calcula que son unas 650-700 de or igen indio, alr ededor de 70 de or igen per sa y unas 40 de or igen ar m enio. Un núm er o m enor de r aíces pr oviene de otr os idiom as, r espectivam ente su etim ología es desconocida. En ningún dialecto de hoy no encontr ar íam os todas estas r aíces de vocabular io or iginal, su núm er o var ía en dialectos. Las r aíces m ás antiguas de las palabr as indias siguen siendo el r ecur so m ás im por tante del vocabular io básico de los dialectos individales r om aníes[5]. En este punto m e gustar ía adver tir sobr e la publicación m ás r ecientem ente de un com pendio de vocabular io pr eeur opeo contenido en los dialectos r om aníes (Bor etzky, 2012), que tam bién ofr ece ejem plos de los (par a)r r om aníes ibér icos. Lam entablem ente, este com pendio m e ha llegado a las m anos hasta justo antes de la entr ega de este ar tículo y su análisis m ás pr ofundo lo dejo par a m ás adelante. Sin em bar go, en un som er o estudio he llegado a la conclusión que, Bor etzky lo extr ajo en el caso de los (par a)r r om aníes ibér icos (sobr etodo el caló) de un pequeño cor pus de m ater ial del lenguaje, y algunos de sus supuestos o afir m aciones pueden ser r efutados[6]. Los dialectos individuales tam bién contienen pr éstam os m ás tar díos de idiom as con los que a lo lar go de la histor ia han estado o siguen en contacto. Los lingüistas a veces tr abajan con conceptos oikoclíticos (palabr as or iginales) y xenoclíticos (palabr as de pr éstam o)[7], o viejos y nuevos pr éstam os. Aquí se apor tan r espectivam ente dos o tr es enfoques pr incipales en la com pr ensión de la am plitud del vocabular io or iginal. En el sentido m ás estr echo (p.ej. Bor etzky, 2012), la noción de vocabular io or iginal (léxico her edado) solo se entiende com o palabr as pr eeur opeas o ____________________________________________ [4] Early Romani, cfr. M atr as (2002, p. 21). [5] Basado en la lista de Sw adesh, que se llevó a cabo en diver sos dialectos, se encontr ó que los com ponentes indios constituían apr oxim adam ente el 80% del vocabular io básico. Cfr. M atr as (2002, p. 21). [6] Bor etzky señala en su obr a sobr e las palabr as or iginales que faltan en difer entes dialectos del r om aní. En cuanto a los (par a) r om aníes ibér icos establece, entr e otr os, com o ejem plos de palabr as que faltan dikhlo ?fular ?, doriker- ?pr esagiar ?, catalanorromaní ?tijer as? y otr os, m ientr as que en m i cor pus, se han docum entado todas ellas. [7] En inglés: oikoclitics, xenoclitics, cfr. El?ík ? M atr as (2006).
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incluso solo palabr as de or igen indio. Este concepto tiene su fundam ento en un cam bio r adical del r om aní después de llegar al ter r itor io bizantino, cuando había una pr estación m asiva de lexem as gr iegos que se habían incor por ado al idiom a m ediante m or fem as gr iegos. Esta m or fología gr iega causó la extinción de la pr oductividad de algunos m or fem as or iginales y, después, com enzó a aplicar se tam bién par a la incor por ación de otr as palabr as pr estadas m ás r ecientem ente (no solo del gr iego). En un sentido m ás am plio (p.ej. M atr as, 2002) en el vocabular io or iginal se incluye vocabular io pr eeur opeo y pr éstam os del gr iego r ecibidos dur ante una estancia en ter r itor io bizantino (no los pr éstam os gr iegos m ás nuevos que se encuentr an solo en los dialectos que están en contacto con el gr iego). Estos pr éstam os se pueden encontr ar en diver sos gr ados en todos los dialectos r om aníes eur opeos. En su sentido m ás am plio al vocabular io or iginal per tenecen, adem ás de palabr as pr eeur opeas y pr éstam os gr iegos, tam bién pr éstam os de otr as lenguas eur opeas, con las cuales los hablantes de un dialecto r om aní actualm ente ya no están en contacto, en el pasado, no obstante, lo estaban. Com o ejem plo pueden ser vir los dialectos valacos que se encuentr an fuer a del ter r itor io de Rum ania y que m uestr an una fuer te influencia r um ana, o los dialectos de Eur opa Occidental que com pr enden el vocabular io de or igen eslavo. M iklo?i? (1880)[8] llevó a cabo, basándose en los pr éstam os de var ias lenguas eur opeas que están pr esentes en los dialectos r om aníes, una r econstr ucción de m igr ación de la población r om aní en Eur opa después de la salida del ter r itor io de Bizancio. Con base en el análisis de los pr éstam os ubicados en el caló español, por lo que podem os decir que la r uta de m igr ación de los gitanos a España er a a tr avés de Eur opa. La m ayor par te de los num er osos elem entos pr estados pr ovienen del gr iego, del llam ado per íodo bizantino. El gr iego en su m om ento afectó al r om aní en todos los aspectos de la constr ucción de r ecur sos lingüísticos. Esto se debe o al hecho de que el elem ento gr iego es r elativam ente r eciente y está bien conser vado, o esta es la consecuencia de una per m anencia pr olongada de gitanos en Bizancio. El vocabular io de or igen gr iego incluye hasta 250 r aíces, sin em bar go, en ningúno de los dialectos se encuentr a un núm er o com pleto. No m e ocupo aquí de los dialectos de los Balcanes y sus alr ededor es, que aún están o han estado r ecientem ente en contacto con el gr iego, y que todavía están fuer tem ente influenciados por el gr iego. Los dialectos con r asgos m ás conser vador es suelen tener a m enudo en su vocabular io un antiguo com ponente gr iego r epr esentado significativam ente. Un núm er o r elativam ente alto de pr éstam os gr iegos se conser va aún en el caló y en otr os (par a)r r om aníes ibér icos. ______________________________________________________ [8] Cit. en M atr as (2002, p. 22).
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En el análisis de m i cor pus de los (par a)r r om aníes ibér icos, aún he conseguido identificar cer ca de 600 r aíces que son sim ilar es en algunos otr os dialectos r om aníes. En la gr an m ayor ía de estos se tr ata de r aíces del vocabular io or iginal (r aíces indias, pr eeur opeas y pr éstam os del gr iego) que los (par a)r r om aníes ibér icos com par ten con otr os dialectos r om aníes.
2. PROBLEM AS DEL LÉXICO IBERORROM ANÍ El caló y otr os (par a)r r om aníes ibér icos conser van adem ás del llam ado vocabular io gener al r om aní (es decir, el vocabular io com ún a la m ayor ía de los dialectos), m uchas unidades léxicas contenidas solo en algunos dialectos, sobr e todo en los dialectos de la así llam ada r am a nor teña[9] y en algunos dialectos per ifér icos. Bakker (1995, p. 128) se r efier e a dos vocablos específicos de los (par a)r r om aníes ibér icos: 1) m etátesis de la for m a lakró, lakrí (en otr os dialectos r om aníes rakló ?chico?, raklí ?chica?); 2) bato ?padr e? (bata ?m adr e?) en caló, bato y bati en el par ar r om aní vasco, bato y dai en el (par a)r r om aní catalán (en otr os dialectos dialectos, r om . dad ?padr e?, daj ?m adr e?)[10]. Bakker tam bién señala que el r om aní ibér ico contiene un gr an núm er o de pr éstam os gr iegos que en otr os dialectos r om aníes no están docum entados. Algunos de esos pr éstam os los he identificado (ver m ás abajo)[11].
_______________________________________________________ [9] Bor etzky (1998) señala m uchas sim ilitudes con los dialectos sinti que tam bién per tenecen a esa r am a, por ejem plo: sint. ?ovaxani ?br uja?~ chuajañí (Usoz) (x ?ovexani en otr os dialectos); sint. kirevo ?padr ino?~ quiribo (Usoz) (x kirvo en otr os dialectos); sint. liger- ?llevar ? ~ liguerar (Bor r ow ) (x inger- en otr os dialectos); sint. homte ~ jomte (Usoz) (x som te). Tam bién pr opor ciona una lista de expr esiones caló que, sin em bar go, no está pr esente en los dialectos sinti, por ejem plo:. ?enja ?pendientes?, ?homut ?m es?, koraxaj ?m usulm án?, len ?r ío?, lunó ?hoz?y m uchos otr os. [10] La palabr a daj ?m adr e? según m i cor pus está indiscutiblem ente docum entada en el caló, en el (par a)r r om aní catalán apar ecen espor ádicam ente tam bién for m as dat, dado ?padr e?. Cr eo que bato ?padr e' es un pr éstam o de or igen eslavo que en una fase antigua del r om aní ibér ico coexistió con la palabr a or iginal dad y, m ás tar de, el pr éstam o pr evaleció. La for m a fem enina bata ?m adr e? se or iginó com o un der ivado, según m i opinión, hasta m ás tar de. [11] Bakker consider a un pr éstam o ár abe (1995, p. 132) a la palabr a (j)azari ?diez?del ár abe. ?a??ra ?diez?: azará (Tr ujillo), jazaré (Pabanó), en otr as fuentes apar ece el r om . de? ?diez?(cfr., sin em bar go, tam bién el húngar o ezer ?m il?de or igen ir aní que apar ece tam bién com o un pr éstam o (pr obablem ente del húngar o) en m uchos dialectos r om aníes). La pr egunta es si no se tr ata m ás bien de una palabr a de or igen ir aní..
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3. LAS ÁREAS SEM ÁNTICAS DEL VOCABULARIO ORIGINAL Y SU REPRESENTACIÓN EN LOS (PARA)RROM ANÍES IBÉRICOS[12] Com enzar em os con los conceptos r elativos a los individuos. Una de las car acter ísticas m ás llam ativas de la lengua r om aní es la distinción entr e los m iem br os de sus com unidades (r om á o gitanos) y otr os (no gitanos). En el pr im er caso, las expr esiones indican a la vez r elación par entesca: ?om[13] ?gitano, esposo? > rum (catalanor r om aní, Br ight), marrun (vascor r om aní), ro (Conde, Bor r ow, Tr ujillo), rom
________________________________________________________ [12] Br eves car acter ísticas del cam po or iginal de vocabular io sem ántico (es decir, palabr as indias y antiguos pr éstam os), que es r elativam ente poco extendido en el r om aní, puede en cier ta m edida, otor gar una im agen socio-cultur alm ente inter esante de la etnia gitana en los tiem pos antiguos. Igualm ente par a nosotr os puede ser inter esante r astr ear los par alelism os sem ánticos con el caló y otr as var iantes de la r om aní en la Península Ibér ica. La pr egunta sigue siendo si las ár eas sem ánticas tienen cier ta im por tancia par a la r econstr ucción de la cultur a or iginar ia gitana. No es segur o que la hipótesis de la indoeur opeística tr adicional de que el léxico antiguo r efleja una antigua for m a de vida, tr adiciones o for m as de or ganización social, se pueda aplicar en el r om aní. A veces se advier te una inter pr etación m uy difer ente de datos léxicos. Com o ejem plo indiquem os de la distinción entr e gitanos y no gitanos que a veces es explicada por en el contexto de la separ ación de la pur eza y la im pur eza de la conser vación de algunos gr upos de gitanos. M ientr as que algunos los asocian con el sistem a de castas hindúes, otr os los apr ecian com o una car acter ística de los gr upos nóm adas. M uchas de las palabr as or iginales tam bién pueden consider ar se com o vocablos univer sales (par tes del cuer po, núm er os del uno al cinco, etc.). En cuestión está la inter pr etación sem ántica de las palabr as en el cam po de la agr icultur a, anim ales salvajes, her r am ientas y pr oductos. Un pequeño núm er o de palabr as de la pr oducción ar tesanal y pr ocesam iento de m etales, por ejem plo, han llevado a algunos de los estudiosos a la conclusión de que los gitanos com enzar on a dedicar se a estas actividades después de salir de India. Asim ism o la ausencia de palabr as indias en el ár ea de la agr icultur a (por ejem plo, tér m inos com o ar ar, sem br ar, etc.), se ha inter pr etado com o una dependencia económ ica existente a los antepasados de los gitanos de la sociedad que los r odeaba, de los cuales adquir ían alim entos a cam bio de ser vicios. Los pr éstam os gener alm ente r eflejan las ár eas que im pliquen contacto con la población cir cundante, el vocabular io or iginal, por el contr ar io, m antiene en las zonas de íntim as esfer as en la vida fam iliar. En r om aní tam bién se pueden obser var cier tas tendencias pr agm ático-funcionales: utilizando su pr opia designación gitana par a pueblos y nom br es locales, pueden indicar un lenguaje secr eto, que es típico, así com o la pr esencia de una am plia gam a de las indicaciones de la policía, am pliam ente apoyada por idiom as y otr os gr upos de la población m ar ginados. En los dialectos r om aníes, donde pr evalece la cr eación de sus pr opios nom br es locales sobr e la base de la tr aducción o la sem ejanza sana pr evalece tam bién el etiquetado de los nuevos conceptos m ediante el uso de un der ivado de la lengua r om aní sobr e pr éstam os (e.g. pimaskri 'cigar r illo' de pi-'bebida'), que tam bién podr ían testificar par a la lengua r om aní com o un lenguaje secr eto. [13] La or togr afía de los tér m inos r om aníes en este ar tículo sigue las pautas com unes en la lingüística r om aní. Cfr., por ejem plo, M atr as (2002) y Bor etzky ?Igla (1994).
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(catalanor r om aní, Conde, Usoz, Bor r ow ), ron (Tr ujillo, Coelho); ?omní ?gitana, esposa? > romni (catalanor r om aní), roumi (catalanor r om aní), rumi/rumí (catalanor r om aní, Tr ujillo, Coelho), romi/romí (catalanor r om aní, Sentm enat, Conde, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo, Coelho), erromi (vascor r om aní), miruni (vascor r om aní); ?havó ?chico (gitano), hijo?> chabo (catalanor r om aní, Usoz, Bor r ow ), chavo (catalanor r om aní, Br ight), txauo (vascor r om aní), xabó (catalanor r om aní), rochabó (Sentm enat), brochabo (Bor r ow ) etc.; ?ha j ?chica (gitana), hija? > dchai, tchai, tchaya, chay (catalanor r om aní), rochay (Sentm enat), txai, xai (vascor r om aní), chai (catalanor r om aní, Conde, Usoz, Bor r ow, Coelho). Par a las per sonas de or igen no gitano se utilizan las denom inaciones ga d?ó ?hom br e?> gadjó (catalanor r om aní), ogaxo, egaxo (vascor r om aní), gachó (Hill, Conde, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), gajon (Coelho); ga d?í ?m ujer ? > gotzi, gatci, gadzi (catalanor r om aní), egaxi (vascor r om aní), gachí (Hill, Conde), cadchi (Usoz), cachiá (Tr ujillo); r a kló ?chico no gitano?> olaklo (vascor r om aní), lacró (Conde, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo); r a klí ?chica no gitana? > elakri, elakli (vascor r om aní), lacrí (Conde, Tr ujillo). Existen tam bién tér m inos étnicam ente neutr ales: ma nú? ?hom br e? > manús (Conde, Bor r ow ), manú (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo, Coelho), manújea (Conde), manuce (Tr ujillo); ma nu?ní ?m ujer ?subr ayan la per tenencia a la r aza hum ana, m ientr as que r om . mur? ?hom br e?y d?uvli ?m ujer ?hacen hincapié en el sexo, a una per sona no especificada se le llam a d?eno ?per sona?(pl. d?ene ?gente?)[14]. El sistem a de r elaciones de par entesco en r om aní, gener alm ente, exhibe for m as indias par a los siguientes par ientes consanguíneos: r om . phen ?her m ana? > pen (catalanor r om aní), brippén (Sentm enat), en el caló apar ece una for m a fem enina der ivada de la palabr a phr a l ?her m ano? > plalí, planí (Usoz), planorrí (Tr ujillo); bral (catalanor r om aní), pral (catalanor r om aní), ropral (Sentm enat), plar (Conde, Coelho), plal (Bor r ow ), plaló (Usoz), praló (catalanor r om aní), plan (Usoz, Bor r ow ), plano (Bor r ow ), planorró (Tr ujillo); da d ?padr e? > dat (catalanor r om aní), dado (catalanor r om aní); da j ?m adr e? > dai (catalanor r om aní, vascor r om aní, Conde, Br ight, Usoz, Bor r ow, Coelho), tday (catalanor r om aní), day (catalanor r om aní, Sentm enat, Bor r ow, Tr ujillo), chinday (Bor r ow, Tr ujillo), mindai (Coelho) y los ya m encionados ?havó ?hijo?, ?haj ?hija?, pr obablem ente de or igen ir aní son kak ?tío?y bibi ?tía?(ejem plos ibér icos véanse m ás adelante). De or igen gr iego son mami ?abuela?, papu(s) ?abuelo?, la base de la segunda palabr a es en los (par a)r r om aníes ibér icos docum entada espor ádicam ente: bispaparó ?abuelo? (Bor r ow ) (cfr. esp. bisabuelo), paparuñi ?abuela? (< papu + romní) (Bor r ow ), de for m a abr eviada, paruñi ?abuela? (Bor r ow, Tr ujillo), a
_______________________________________________________ [14] No he logr ado encontr ar en m i cor pus las tr es palabr as últim am ente m encionadas.
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eso m ás tar de se cr eó por analogía la for m a m asculina paruñó ?abuelo? (Tr ujillo), beripapí ?abuela? (Tr ujillo), en la m ayor ía de casos estas palabr as son r eem plazadas por expr esiones batipuró ?abuelo? (liter alm ente ?padr e viejo?), batipurí ?abuela? (Rebolledo)[15]. La denom inación de las naciones es de difer ente or igen etim ológico. La autodenom inación de gr upos r om aníes es, com o se ha dicho, difer enciada. Extendido es el etnónim o ?om que coincide con el nom br e de la lengua romani ?hib. Algunos gr upos se nom br an de acuer do a la ubicación geogr áfica (en dialectos r om aníes de Eur opa Centr al, el Báltico y los Balcanes), por la r eligión y las pr ofesiones tr adicionales (dialectos r om aníes en los Balcanes). Sobr e todo en la par te occidental de Eur opa, nos encontr am os con autodenom inaciones pr ovenientes del viejo vocabular io or iginal: manú? ?hom br e? en Alem ania y Fr ancia, kaló ?negr o? en la Península Ibér ica, Alem ania, el Reino Unido y Finlandia, romani?al (r om aní + un com ponente de or igen desconocido) en Gr an Br etaña, el País Vasco, Suecia, Finlandia, Fr ancia y romacel en Gr ecia. Par a las naciones vecinas en r om aní se usan o pr éstam os de lenguas eur opeas (p.ej. sasitko, njamco ?alem án?, val?o ?fr ancés?) o palabr as del léxico or iginal[16]. Los nom br es de los países en r om aní a veces hacen hincapié en un lenguaje incom pr ensible, y se basan en palabr as laló ?m udo? o ?hib ?lengua?, p.ej. lallaro-temmen ?Finlandia?, lalero them ?Bohem ia? (?tier r a m uda?), ?ibalo/?ivalo ?Albania? (en el r om aní balcánico), ?Bavar ia? (en el r om aní alem án), etc. En la expr esión caló se atestigua el der ivado de laló par a Por tugal y los por tugueses: lalorró (Conde), laloro (Usoz, Bor r ow ), lalor e (Bor r ow, Tr ujillo). En el caló apar ecen expr esiones der ivadas del adjetivo laló par a los por tugueses y el Por tugal: lalorró (Conde), laloro (Usoz, Bor r ow ), lalore (Bor r ow, Tr ujillo). Tam bién están docum entadas num er osas denom inaciones r om aníes par a los nom br es locales, que se encuentr an en gr an m edida en los dialectos r om aníes del nor oeste[17]. ______________________________________________________ [15] Otr as expr esiones par a los par ientes sanguíneos son los pr éstam os eur opeos y difier en en los dialectos r om aníes. Sor pr endentem ente m uchos tér m inos en el léxico r om aní or iginal se r efier e a par ientes no sanguíneos: ?om 'esposo', romní 'm ujer ', salo 'cuñado' sali 'cuñada', d?amutro 'yer no', bori 'nuer a' (pr obablem ente de or igen ir aní), sastro 'suegr o', sasuj 'suegr a', xanamik 'suegr o' (en r elación con los padr es del segundo par desposado). De or igen indio, es tam bién bijav 'boda', m ientr as que la fam ilia es un pr éstam o eur opeo. En m i cor pus, hasta el m om ento no he podido encontr ar la m ayor ía de estas palabr as, excepto sastri 'par iente' (Bor r ow ) y barim 'joven r ecién casada' (M cLane).
[16] Ejem plo das 'eslavo'. [17] Los nom br es locales están for m ados en algunos dialectos r om aníes sobr e la base de una tr aducción, sem ejanza sem ántica o por el sonido del nom br e or iginal: nevó foró (liter alm ente, 'ciudad nueva') 'Neustadt', xa?erdino them (liter alm ente, 'tier r a quem ada') 'Br andenbur g', ?ovaxanjakro them
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Var ias de las palabr as or iginales tam bién se aplican a las pr ofesiones y funciones. A esos per tenecen r a ?a j ?sacer dote? > rajai (catalanor r om aní), lajail (vascor r om aní), lakail (vascor r om aní), lafail (vascor r om aní), orajai (vascor r om aní), orafai (vascor r om aní), orakai (vascor r om aní), erajai (Conde, Usoz, Tr ujillo), arajai (Bor r ow, Tr ujillo), erajay (Bor r ow ), arajay (Bor r ow ), eragar (Coelho), derajai (Br ight), deajai (Br ight); r a j ?funcionar io (no gitano)? > haraij (catalanor r om aní), rai (catalanor r om aní), lai (vascor r om aní), erai (Conde), eray (Usoz, Bor r ow ), elay (Tr ujillo), arai (Coelho), dorai (Br ight); lubní ?pr ostituta? > luni (vascor r om aní), lumi (Conde, Bor r ow, Tr ujillo, Coelho), lumia (Usoz, Bor r ow ); xula j ?ter r ateniente? > julai (Conde, Tr ujillo), julay (Usoz, Bor r ow, Coelho). M uchas palabr as or iginales se r elacionan con el cuer po hum ano y sus funciones. La m ayor ía de las par tes del cuer po son de or igen indio, p. ej. ?er ó ?cabeza? > schro (catalanor r om aní), garó (catalanor r om aní), jeró (catalanor r om aní, vascor r om aní, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), ejeró (Coelho), roxeró (Sentm enat), kero (vascor r om aní), geró (Conde), jerró (Hill), gerol (Br ight); ba l ?pelo? > bal (catalanor r om aní, vascor r om aní, Conde, Bor r ow, Tr ujillo), ba (Tr ujillo), bale (Tr ujillo, Coelho), brebal (Sentm enat), bals (catalanor r om aní); ja kh ?ojo? > ka (catalanor r om aní), uiak (catalanor r om aní), uka (catalanor r om aní), reca (Sentm enat), ak (vascor r om aní), lak (vascor r om aní), ankhai (vascor r om aní), sacá (Conde), aquia (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), sacai (Tr ujillo), acais (Coelho), hacais (Coelho), sacais (Br ight, Coelho); muj ?car a/boca? > mui (catalanor r om aní, vascor r om aní, Conde, Br ight, Usoz, Bor r ow, Coelho), muy (catalanor r om aní, Hill, Tr ujillo), omuy (Sentm enat), romuy (Bor r ow ); (v)u?t ?labio? > brebuxt (Sentm enat), bust (vascor r om aní); na kh ?nar iz? > nak (catalanor r om aní, vascor r om aní), nac (catalanor r om aní), onáck (Sentm enat), náques (Conde), naqui (Usoz, Bor r ow ), naquias (Usoz), nacré (Tr ujillo), nare (Tr ujillo), naclés (Coelho), naclás (Br ight); ka n ?pie? > kan (catalanor r om aní, vascor r om aní), recán (Sentm enat), canes (Conde, Usoz), caní (Usoz, Bor r ow, Coelho), cane (Tr ujillo); va st ?m ano? > bast (catalanor r om aní), yabast (catalanor r om aní), brebast (Sentm enat), bas (vascor r om aní, Usoz, Bor r ow ), báste (Conde), bae (Br ight, Tr ujillo), baste (Bor r ow, Coelho), baies (Br ight); (a n)gu?t ?dedo? > guchto (catalanor r om aní), guschsté (catalanor r om aní), _______________________________________________________ (liter alm ente 'tier r a de las br ujas), 'Hessia' (cfr. alem án Hexen 'br uja'), kiralengro them (liter alm ente, 'el país del queso') 'Suiza', lulo piro (liter alm ente 'pie r ojo') 'Redfor d', baró foró (liter alm ente, 'la gr an ciudad'), 'la capital'. Esta estr ategia tam bién está docum entada en los diccionar ios del caló. La tr aducción del nom br e local M adr id, por ejem plo, se basa en la sem ejanza de este topónim o de la palabr a española m adr e 'm adr e' y por lo tanto en caló Adalí < r om . daj 'm adr e'. La ciudad de Cádiz pr onunciada en el dialecto andaluz com o escr ito [káj] evoca la for m a ver bal caí ' m e caí', que luego fue liter alm ente conver tida al caló: perí (caló < perar 'caer se', r om . per-). Per í se utiliza com únm ente en el caló par a identificar esta ciudad del sur de España (Adiego).
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guschté (catalanor r om aní), brebangguxá (Sentm enat), angosté (Conde), angusti (Usoz, Bor r ow ), langustia (Tr ujillo); po? ?bar r iga? > pohh (catalanor r om aní), pport (catalanor r om aní), port (catalanor r om aní), por (Sentm enat, Conde), por(r)a (vascor r om aní), porriá (Conde), porías (Usoz, Bor r ow ), po (Bor r ow ), pos (Bor r ow, Tr ujillo), poria (Tr ujillo), porria (Tr ujillo), pol (Coelho); pind?ó ?pie? > pinro (catalanor r om aní, Bor r ow ), pindro (catalanor r om aní, vascor r om aní, Usoz, Bor r ow ), pinré (catalanor r om aní, Sentm enat, Conde, Tr ujillo, Coelho), prindo (Sentm enat), piró (Usoz, Bor r ow ), pindré (Usoz, Tr ujillo), pimbré (Coelho), penré (Coelho), pinrés (Br ight), pinreles (Br ight). De or igen indio son tam bién m uchas palabr as que expr esan actividades y las condiciones r elacionadas con el cuer po, las em ociones y la m ente, p.ej. sov- ?dor m ir ?> suvinar (catalanor r om aní), sobinyar (catalanor r om aní), soubas 1PL (catalanor r om aní), sobas 1PL (Sentm enat), zuhautu (soh-), sobar (Conde, Tr ujillo, Coelho), soba (Usoz, Bor r ow ), sobelar (Usoz, Bor r ow ), sobin?n (Usoz), sobindoy ?sueño? (Tr ujillo), sorbar (Coelho), sorbelar (Coelho); xa - ?com er ? > ja- (catalanor r om aní), kha(catalanor r om aní), jas 1PL (Sentm enat), tejal (vascor r om aní), tegalitu (vascor r om aní), tejalitu (vascor r om aní), tekalitu (vascor r om aní), jamelár (Conde), jalar (Conde, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo, Coelho), jamar (Conde, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo, Coelho), jumullar (Hill), jallipen (Conde, Tr ujillo), jallipear (Tr ujillo), tagelar (Br ight), jalipen (Br ight), guirapa (Br ight), guillopa (Br ight); pi- ?beber ? > pi- (catalanor r om aní), piautu (vascor r om aní), pibar (Conde), pibípen (Conde), pita (Usoz, Bor r ow ), piyar (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), tapillar (Bor r ow ), privar (Hill), priyar (Tr ujillo), pio (Tr ujillo), pillar (Coelho); mer ?m or ir ? > merar (Conde, Tr ujillo), meripen (Usoz, Bor r ow ), merinao (Usoz, Bor r ow ), merdo (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), merdipen (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), merado (Br ight); bokh ?ham br e? > boqui (Conde, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), boque (Tr ujillo, Coelho); da r ?m iedo? > dar (Conde, Usoz, Bor r ow ), dal (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), dra (Tr ujillo); tr a ? ?m iedo? > trax (catalanor r om aní), trakh (catalanor r om aní), traj (catalanor r om aní), traquí (Usoz); la d? ?ver güenza? > lache (Conde), lacha (Bor r ow, Tr ujillo; do? ?culpa? > idoj (catalanor r om aní), doja (Conde, Tr ujillo), doj (catalanor r om aní, Usoz, Bor r ow ), doji (Usoz, Bor r ow ), doga (Tr ujillo); dukh ?dolor ?> duk- ?am ar ?(catalanor r om aní), duca (Conde, Tr ujillo), ducar (Conde), dua (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), duga (Usoz, Bor r ow ), ducanó (Usoz, Bor r ow ), duquipen (Bor r ow ), duquilar (Tr ujillo), daquipen (Tr ujillo); khinó ?cansado? > quiñao (Bor r ow ); mató ?bor r acho?, matipén/matibén ?em br iaguez?, matarnó ?em br iagador ? > mato (vascor r om aní, Bor r ow, Tr ujillo), matotu (vascor r om aní), matanguernó (Conde), matipen (Usoz), machinga?o (Usoz), matiben (Bor r ow ), matobar (Bor r ow ), machinga?o (Bor r ow ), machargarno (Bor r ow ), matogarnó (Bor r ow, Tr ujillo), machingarnó (Coelho), matocino (Br ight); na sva ló ?enfer m o? > nessaló (catalanor r om aní), nassalí (Sentm enat), nasalo (vascor r om aní,
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Bor r ow ), nazaro (vascor r om aní), nasaló (Conde, Usoz, Coelho), nasalí (Conde, Usoz), nasalipen (Conde, Usoz), nasalár (Conde), nasallipen (Bor r ow ), nasvaló (Tr ujillo); thuló ?gor do? > zoulolo (catalanor r om aní), tzulolo (catalanor r om aní), oltzulemás (Sentm enat), chuló (Conde), chulo (Usoz), chullo (Bor r ow, Tr ujillo), onchullar ?engor dar ? (Bor r ow ); r ov- ?llor ar ? > alob- (catalanor r om aní), orovar, oripén (Conde), orobar (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo, Coelho), orobelar (Br ight, Coelho); a s- ?r eír ?> cassanas (k?asanas) (catalanor r om aní), se sala (catalanor r om aní), asanelár(se) (Conde), asaselarse (Usoz, Bor r ow ), salar(se), asaselo (Tr ujillo); d?a n- ?saber ? > djinav (catalanor r om aní), txanatu (vascor r om aní), chanelar (Conde, Br ight, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), chanesar (Conde). Los viejos conceptos r elacionados con la r eligión y la espir itualidad incluyen devél ?dios?> debel (catalanor r om aní, vascor r om aní, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo, Coelho), dabel (catalanor r om aní, Sentm enat), rodebel (catalanor r om aní, Sentm enat), amodebel (vascor r om aní), amadubel (vascor r om aní), ondevél (Conde), del (Usoz), undebel (Usoz, Bor r ow ), ostebel (Usoz, Bor r ow ), ondebel (Tr ujillo), ostobé (Tr ujillo), otebel (Coelho), otibé (Coelho), deber (Br ight), oteber (Br ight); beng ?diablo? > benkh, benz (catalanor r om aní), benk, bek (vascor r om aní), bengue (Conde, Bor r ow ), bengui (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), mengui (Br ight); tr u?ul ?cr uz? > trujul (catalanor r om aní, Conde), trijul (Usoz, Bor r ow ), trujun (Tr ujillo), trejuz (Tr ujillo), frujun (Br ight); ra?aj ?sacer dote? (véase m ás ar r iba); dr a ba r - ?pr esagiar ? (de drab ?hier ba?) > drabarar (Conde, Usoz), dabarar (Bor r ow ), un pr éstam o per sa es baxt ?suer te?, pr obablem ente ar m enio, ?ovexano/?ovexani ?espír itu, hechicer o/a?. Incier to es el or igen de kha nger í ?iglesia? > kengry (catalanor r om aní), kingaria (catalanor r om aní), kingari (catalanor r om aní), canguerí (Conde), cangrí (Br ight, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo, Coelho), canjaríy (Hill), cángari (Tr ujillo) y kir vó ?padr ino?> quirivó (Conde), quiribó (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), quirobó (Br ight), cribó (Coelho). El antiguo vocabular io tam bién se puede encontr ar en los fenóm enos natur ales y el tiem po. De or igen indio es kha m ?sol? > kham (catalanor r om aní), ocam (catalanor r om aní), kam (catalanor r om aní), cam (catalanor r om aní, Usoz, Bor r ow ), can (Conde, Usoz, Bor r ow, Coelho), ocán (Br ight, Tr ujillo); ba lvá l ?viento? > barbal (catalanor r om aní, Conde, Tr ujillo), barban (catalanor r om aní, Bor r ow, Tr ujillo), brabál (Sentm enat), barval (vascor r om aní), bearbál (Usoz, Bor r ow ), bear (Usoz), barbanó ?fuelle? (Tr ujillo), barbale ?fantasía? (Tr ujillo); iv ?nieve? > hif (catalanor r om aní), give (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), bifi (Bor r ow ); br i?índ ?lluvia? > berjindo (catalanor r om aní), brijindo (catalanor r om aní), brikhindu (vascor r om aní), birzindo (vascor r om aní), brijindal (Usoz, Bor r ow ), brijindar (Bor r ow, Tr ujillo), br ijinda (Tr ujillo); ?il ?fr ío? > jil (catalanor r om aní, Conde, Usoz, Bor r ow ), sil (catalanor r om aní), jir (Bor r ow, Tr ujillo),
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barojíl (Tr ujillo), hir (Coelho), parojil (Br ight); r om . ?ilaló ?fr ío (adjetivo)? > kilalo (vascor r om aní), kualo (vascor r om aní); tató ?calor ? > tató (Conde, Br ight, Usoz, Bor r ow ), totó (Tr ujillo); ja g ?fuego? > hyak (catalanor r om aní), iakh (catalanor r om aní), iakha (catalanor r om aní), iak (catalanor r om aní, vascor r om aní), yack (Sentm enat), yac (Sentm enat), jak (vascor r om aní), yaque (Conde, Usoz, Bor r ow ), yacque (Tr ujillo), llaque (Coelho), llague (Br ight); pa ní ?agua? > pagnin (catalanor r om aní), pu?ing (catalanor r om aní), pa?in (catalanor r om aní), paignin (catalanor r om aní), pani (catalanor r om aní), pañin (Sentm enat), pani (vascor r om aní), pali (vascor r om aní), palin (vascor r om aní), panineko ?jar r o; par aguas; pez? (vascor r om aní), pañí (Conde, Bor r ow, Tr ujillo, Coelho), paní (Usoz, Bor r ow, Br ight), pañy (Hill); phuv ?tier r a?> phu (Usoz), pú (Usoz, Tr ujillo); len ?r ío? > elén (catalanor r om aní), hyelen (catalanor r om aní), le (Conde), len (Conde, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), lorró ?ar r oyo? (Conde), llen (Coelho); ba ? ?piedr a? > hyebar (catalanor r om aní), bar (catalanor r om aní, vascor r om aní, Conde, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo, Coelho); ka ?t ?m ader a? > kasch (catalanor r om aní), kascht (catalanor r om aní), cascht (catalanor r om aní), cat (catalanor r om aní), kaist (vascor r om aní), kast (vascor r om aní), cas (Conde, Tr ujillo), casténde (Conde, Coelho), carschta ?ár bol? (Usoz), caste (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), casian (Bor r ow ), castí (Coelho); ivend ?invier no? > oben (Bor r ow ); divés ?día? > djives (catalanor r om aní), dzibes (catalanor r om aní), dibés (catalanor r om aní), tzivés (catalanor r om aní), dives (catalanor r om aní), zibér (Sentm enat), sibér (Sentm enat), dibezi (Bakker ), chivés (Conde, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), chivér (Conde), chivesér (Conde), achibes (Usoz, Bor r ow ), chibél (Bor r ow ), zibo ?hoy? (Tr ujillo), chivé (Tr ujillo), chibé (Coelho); r at ?noche? > aretzi (catalanor r om aní), aratesi (catalanor r om aní), arazzi (catalanor r om aní), razzi (catalanor r om aní), rat (catalanor r om aní), aratzí (Sentm enat), latzi (Bakker ), erachí (Conde), rachí (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), arachí (Bor r ow, Tr ujillo, Coelho), nerachí (Tr ujillo), tarachí (Tr ujillo), archí (Coelho); ber ? ?año? > berg (catalanor r om aní), yebérch (Sentm enat), brekha (vascor r om aní), breja (vascor r om aní), berji (Usoz, Bor r ow ), breje (Tr ujillo), bregue (Coelho). Un antiguo pr éstam o per sa es ve? ?bosque, m ontaña? > beg ?m ontaña? (catalanor r om aní), berjan? ?haya? (Tr ujillo), del gr iego pr oviene kurkó ?sem ana?, ciros ?tiem po?, para?tuj ?vier nes?, tasjara ?m añana?.
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M uy m odesto es el vocabular io or iginal de la fauna y la flor a. Incluye algunos anim ales dom ésticos com o gur úv ?buey, ganado? > guruf (catalanor r om aní), guru (catalanor r om aní, vascor r om aní), goruf (catalanor r om aní), graf (catalanor r om aní), o burú (Sentm enat), gurru (vascor r om aní), guré (Conde), gurui (Conde, Coelho), goruy (Usoz, Bor r ow ), juru (Bor r ow ), grui (Tr ujillo); gur uvní ?vaca? > gourouvni (catalanor r om aní), gurusni (catalanor r om aní), grusñi (Sentm enat), guruni (vascor r om aní), guruñí (Conde); ba kr í/ó ?oveja/car ner o? > barko (catalanor r om aní, vascor r om aní), barco (catalanor r om aní, Coelho), barcou (catalanor r om aní), yabarco (catalanor r om aní), bracó (Sentm enat, Hill, Conde, Bor r ow, Tr ujillo), barkitxo (vascor r om aní), bacría (Usoz, Bor r ow ), brají (Usoz), braquias (Tr ujillo), brajías (Tr ujillo), braquilli (Tr ujillo), branquiá (Coelho), braquí (Coelho); buzní/o ?cabr a/ chivo? > bosni (catalanor r om aní), busnó (catalanor r om aní, vascor r om aní, Conde, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), bus?í (Conde); baló ?cer do?, ba li?hó ?lechón? > balitchó (catalanor r om aní, Sentm enat), balitxo (vascor r om aní), bliku? (vascor r om aní), balichó (catalanor r om aní, Br ight, Bor r ow, Tr ujillo), balichú (Coelho); d?ukél ?per r o? > djukel (catalanor r om aní), tgiukel (catalanor r om aní), xuguelet (catalanor r om aní), txukel (vascor r om aní), chuquél (Hill, Conde, Br ight, Usoz, Bor r ow, Coelho), chuque (Usoz, Bor r ow ), chiquel (Coelho); ka xní ?gallina? > gasni (catalanor r om aní), cani (catalanor r om aní), casñi (Sentm enat), kani (vascor r om aní), khani (vascor r om aní), casní (Conde), cañí (Usoz, Bor r ow ), ca?ai (Tr ujillo); gr a st ?caballo?, gr a sní ?yegua? > grast (catalanor r om aní), iagrass (catalanor r om aní), yagrais (catalanor r om aní), hagarast (catalanor r om aní), gras (catalanor r om aní, Conde, Bor r ow ), grai (catalanor r om aní, vascor r om aní, Conde, Tr ujillo, Coelho), grash (catalanor r om aní), grasht (catalanor r om aní), ográst (Sentm enat), gra (vascor r om aní, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), grasni (vascor r om aní), grami (vascor r om aní), grasñí (Conde), grañí (Usoz, Bor r ow, Coelho), grasti (Usoz, Tr ujillo), graste (Bor r ow ), grajo (Hill), gras?a (Tr ujillo), grasi (Tr ujillo) y unos anim ales salvajes e insectos: r uv ?lobo? > harouf (catalanor r om aní), oruque (Conde), arufe (Usoz), luey (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), aruje (Bor r ow ), ieru (Bor r ow ), orioz (Bor r ow ), yeru (Bor r ow, Tr ujillo), ollarúb (Bor r ow ), orúz (Tr ujillo); r i?h ?oso? > eríche ?cer do? (Conde, Usoz, Bor r ow ); ma ?hó ?pez? > matcho (catalanor r om aní), matchou (catalanor r om aní), macho (catalanor r om aní), maxo (vascor r om aní), machó (Conde, Usoz, Bor r ow, Coelho), machunú (Bor r ow ), maché (Tr ujillo), machumí (Tr ujillo); ?o?ój ?liebr e? > hajoujoui (catalanor r om aní), jojói (Conde), jojoji (Usoz), jojoy (Bor r ow, Tr ujillo, Coelho), ajojoi (Bor r ow, Tr ujillo); ?ir ikló ?pájar o? > tchiriclo (catalanor r om aní), cherriclo (catalanor r om aní), chirriklo (catalanor r om aní), chilicló (Conde), chiricló (Usoz, Bor r ow ), chorichó ?gallo? (Tr ujillo); d?uv ?piojo? > xu (vascor r om aní), chugá(i)s (Conde), chube (Usoz, Bor r ow ), chiguay (Bor r ow ); pu?um ?pulga?> pajume (Conde) pajumiá (Conde, Tr ujillo), pujumiá (Conde),
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pujumi (Usoz, Bor r ow ), pujumias (Usoz), pajúmi (Bor r ow ), bajuma ?chinche? (Bor r ow ), pujuma (Tr ujillo). Solo algunos tér m inos básicos y gener ales del cam po de botánica per tenecen al vocabular io her edado: r ukh ?ár bol? > yarouk (catalanor r om aní), ruk (catalanor r om aní), oruque (Conde, Tr ujillo), urucal (Usoz), eru (Bor r ow ), eruquel (Bor r ow ), erucar (Bor r ow ), orucal (Tr ujillo), arberuqué (Tr ujillo), orocal (Coelho); a khór ?nuez? > lakor (vascor r om aní), lakur (vascor r om aní), acores (Usoz, Bor r ow ); kha s ?heno? > kaz (vascor r om aní); ?a r ?hier ba? > char (Conde, Usoz, Bor r ow ), chal (Coelho). El vocabular io antiguo tam bién incluye los nom br es de los pr oductos alim enticios básicos: ma s ?car ne? > mass (Sentm enat), maas (Usoz, Bor r ow ), más (Sentm enat, Conde, Coelho), mas (catalanor r om aní, vascor r om aní, Hill, Conde, Tr ujillo), maz (catalanor r om aní, vascor r om aní); ma nd?ó ?pan? > manró (Sentm enat, Conde, Br ight, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo, Coelho), mandro (vascor r om aní), marró (Hill); thud ?leche? > sut (catalanor r om aní, vascor r om aní), suth (catalanor r om aní), zut (vascor r om aní), txut (vascor r om aní), chute (Conde, Coelho), chuti (Usoz, Bor r ow ); a ?ó ?har ina?> roi (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo); a nd?ó ?huevo?> anró (catalanor r om aní, Conde, Usoz), enré (catalanor r om aní), jandro (vascor r om aní), landru (vascor r om aní), janreles ?genitales? (Usoz, Bor r ow ), janrelles (Tr ujillo), anres ?testículos? (M cLane); goj ?salchicha? > goi (vascor r om aní, Coelho), golli (Usoz, Bor r ow ), goya (Usoz); lon ?sal? > lun (catalanor r om aní), lon (catalanor r om aní, vascor r om aní, Conde, Br ight, Usoz, Bor r ow, Coelho), lon ?sabor ? (Tr ujillo); kir a l ?queso? > kial (vascor r om aní), jidal (vascor r om aní), quirá (Conde, Usoz, Bor r ow ), quiralis (Usoz, Bor r ow ), querá (Tr ujillo), quiral (Coelho), tirá (Br ight); mol ?vino? > mol (catalanor r om aní, Sentm enat, vascor r om aní, Conde, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo, Coelho), mollati (Usoz, Bor r ow ), mollate (Hill), mor (Br ight), moro (Coelho); dr a kh ?uva? > yadrak (catalanor r om aní), trana (catalanor r om aní), draká (catalanor r om aní), drakha (catalanor r om aní), drakh (vascor r om aní), grat (vascor r om aní), drakhai (vascor r om aní), tracá (Conde), traquias (Usoz, Bor r ow ), dracay (Bor r ow ), atracay (Coelho); d?ov ?cebada? > djouf (catalanor r om aní), tgiov (catalanor r om aní), cho (Conde, Usoz, Bor r ow ), chor (Tr ujillo), choi (Coelho), chol (Coelho); giv ?tr igo?> giuf (catalanor r om aní), gif (catalanor r om aní), ghib (vascor r om aní), guil (Conde, Coelho), gi (Usoz, Bor r ow ), gui (Conde, Bor r ow ), jil (Tr ujillo), guir (Coelho) y otr os. Los nom br es or iginales de las casas y los lugar es son solo algunos. El or igen indio es kher ?casa? > hiakére (catalanor r om aní), kher (vascor r om aní), kereko (vascor r om aní), quer (Conde, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo, Coelho), quel (Hill), quererraró (Tr ujillo), que (Br ight, Tr ujillo, Coelho); gav ?pueblo, aldea? > gaf (catalanor r om aní), hingaf (catalanor r om aní), borogaf (catalanor r om aní), gao (Hill, Conde, Bor r ow ), gau
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(Usoz, Tr ujillo, Coelho), gaubarí (Coelho), gall (Tr ujillo), gaües ?fincas? (Tr ujillo), gao ?piojo?[19] (Tr ujillo); tha n ?lugar ?> otan ?m undo?(Usoz), antiguos pr éstam os son them ?tier r a?del ar m enio y drom ?cam ino, viaje?, foro(s) ?ciudad?del gr iego. A los nom br es antiguos de los objetos e instr um entos de or igen indio per tenecen: ?hur í ?cuchillo? > chury (catalanor r om aní, Hill), txuri (vascor r om aní), churí (Conde, Br ight, Tr ujillo, Coelho), chorí (Usoz, Bor r ow, Coelho), churiné (Tr ujillo); r oj ?cuchar a?> roi (Conde), rois (Coelho), rolli (Usoz, Bor r ow ), rollas (Usoz), roin (Bor r ow ); xa nd?ó ?espada? > jenrou (catalanor r om aní) kanró (catalanor r om aní), janró (Conde, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), janrio (Bor r ow ), janrró (Hill), janrry (Hill); ka nglí ?peine? > canclí (Conde); lil ?hoja, papel, car ta? > li (Conde, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), yuli (Tr ujillo), lil (Br ight), liás (Coelho), liles (Coelho); love ?diner o?> lua (Tr ujillo), luas (Bor r ow ); sa str i ?hier r o?> sast (catalanor r om aní), sasta (vascor r om aní), sas (Conde, Usoz, Bor r ow ), sar (Bor r ow ), sat (Tr ujillo); sovna ka j ?or o? > sonakai (catalanor r om aní), sonnakay (catalanor r om aní), tsunakay (catalanor r om aní), sonajai (catalanor r om aní), sonajeri (vascor r om aní), sonacai (Conde, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), sonacay (Coelho), sanacay (Coelho); r up ?plata?> rupa (Usoz); ?a r ó ?plato, cuenco?> djetcheró (catalanor r om aní), charó (Conde, Usoz, Coelho); khor ó ?jar r o? > kuro (catalanor r om aní), coró (Conde, Usoz, Bor r ow, Coelho), koron (vascor r om aní), coriá (Bor r ow ); gonó ?saco? > gonó (vascor r om aní, Conde, Usoz, Bor r ow ), gonel (Bor r ow, Tr ujillo), conel (Usoz, Tr ujillo); ga d ?cam isa? > gat (catalanor r om aní, vascor r om aní), gad (catalanor r om aní, Sentm enat), got (catalanor r om aní), gate (vascor r om aní, Conde, Bor r ow, Tr ujillo, Coelho), del per sa pr oviene angrustí ?anillo?, mom ?cer a?, poxtan ?tela?, taxtaj ?vidr io?, del kur do, tover ?hacha?, del osetio, vordon ?car r o?, del gr iego, karfín ?clavo?, klidí(n) ?llave?, petaló ?her r adur a?, skamín ?silla?(la docum entación de los pr éstam os véase m ás adelante). Los num er ales de or igen indio son r om . jekh ?uno? > yeque (Conde, Usoz, Tr ujillo), ia, a, yeck, hiec (catalanor r om aní), ieck (vascor r om aní); duj ?dos? > dui (catalanor r om aní, vascor r om aní, Conde, Usoz, Bor r ow ), duis (Tr ujillo); tr in ?tr es?> trin (catalanor r om aní, vascor r om aní, Conde, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo); ?ta r ?cuatr o? > estar (catalanor r om aní, vascor r om aní, Conde, Usoz, Bor r ow ), axtar, schtar, haschtar (catalanor r om aní), sistar (Tr ujillo); pa nd? ?cinco? > panch, pantch, pañgs (catalanor r om aní), panx (Sentm enat), pantx, olepanxi (vascor r om aní), panchi (Conde), pansch (Usoz), panche (Bor r ow, Tr ujillo); de? ?diez?> dekh, dej, deja (catalanor r om aní), dech (Sentm enat), deque (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo); bi? ?veinte? > bij, bikh _______________________________________________________ [19] Según Tor r ione (1988) se tr ata de una m etáfor a par a expr esar un lugar densam ente poblado, cfr. tam bién tener habitantes = tener piojos.
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(catalanor r om aní), bich (Sentm enat); ?el ?ciento? > jel, jiel, khel (catalanor r om aní); pr obablem ente de or igen dár dico es ?ov ?seis? > sof, yof, khof, jof, jov (catalanor r om aní), xopf (Sentm enat), zobi (Usoz), job (Bor r ow ), zoi, joi (Tr ujillo). En todos los dialectos r om aníes nos encontr am os con los num er ales gr iegos, eftá ?siete?, oxtó ?ocho?, eniá ?nueve? (véanse m ás adelante). Los núm er os del once al diecinueve son una com binación de (liter alm ente diez-y-X), los núm er os a par tir del veinte están cr eados por com binación o vienen del gr iego, a veces son tom ados de otr as lenguas eur opeas.
4. PRÉSTAM OS CONSERVADOS EN LOS (PARA)RROM ANÍES IBÉRICOS 4.1 Pr éstam os antiguos Aún no están bien aclar adas las cir cunstancias a las cuales el r om aní se vinculó a sus viejos pr éstam os de vocabular io, los estudiosos, sin em bar go, han coincidido que esto ocur r ió en difer entes épocas y en distintos ter r itor ios. La opinión que pr evalece entr e ellos (basada en la localización de los ter r itor ios del habla per sa y ar m enia) es que los pr éstam os pr eeur opeos r eflejan la r uta de m igr ación de la población r om aní. Sin em bar go, M atr as (2002) tam bién advier te sobr e la pr esencia de las lenguas gr iega, ar m enia e ir aní en Anatolia, y la posibilidad de que algunos pr éstam os de or igen ar m enio, per sa y cur dos, así com o algunos de los antiguos pr éstam os gr iegos, podr ían haber aceptado los gitanos dur ante su estancia en Anatolia. La ausencia de pr éstam os ár abes en el r om aní se explica o por la m igr ación tem pr ana antes de la difusión del Islam , o la r uta de m igr ación del nor te por las m ontañas de Pam ir, al sur del m ar Caspio, a tr avés del Cáucaso hacia la costa del m ar Negr o y luego a Constantinopla o la r egión or iental de Anatolia de Tur quía. Los pr éstam os aislados del geor giano y del oseta podr ían apoyar la teor ía de las r utas de m igr ación del nor te, per o podr ían tam bién haber entr ado en la lengua r om aní a tr avés de otr os idiom as.
4.1.1 Pr éstam os pr eeur opeos El com ponente ir aní en el vocabular io r om aní es difícil de distinguir del vocabular io de or igen indio, debido a que algunas palabr as están m uy par ecidas. De las lenguas ir aníes, es pr obablem ente el com ponente per sa el m ás r epr esentado, de vez en cuando fuer on pr opuestas las etim ologías de otr as lenguas ir aníes, en algunos casos, la etim ología es incier ta. Un estudio a fondo de pr éstam os ir aníes desde la per spectiva de un especialista en lenguas ir aníes siguen sin publicar se. A los
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pr éstam os per sas r econocidos[20] pr esentes en el ibér ico r om aní ibér ico[21] per tenecen las siguientes: a mbr ol ?per a? > ambrol (catalanor r om aní), posiblem ente tam bién bronda? (Coelho), brinda? (Usoz, Bor r ow ); avgin ?m iel? > angi, angin (vascor r om aní), aguín (Conde), anqui (Usoz), angui (Bor r ow ), aguí (Tr ujillo) y otr os. M atr as (2002) indica el or igen per sa tam bién en palabr as ta xta j ?vidr io? > tastay (Usoz); poxta n ?tela? > poxtana (vascor r om aní), bostan (Bor r ow, Tr ujillo), postán (Bor r ow ); a ngr ustí ?anillo? > ia guschti (catalanor r om aní), angustro (Usoz, Bor r ow ), angustias (Tr ujillo); ve? ?bosque, m ontaña? > beg ?m ontaña? (catalanor r om aní), berjan? ?haya? (Tr ujillo); ka k ?tío? > kak (catalanor r om aní), rokak (Sentm enat); bibi ?tía?> bibi (catalanor r om aní), brebibí (Sentm enat). A las palabr as que ofr ecen etim ología ir aní e india per tencen xer ?bur r o?[22]> iager, hiajer (catalanor r om aní), xer (Sentm enat), kher, jer (vascor r om aní), ger, geló ?cer do? (Conde), gel (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), helo ?cer do? (Usoz), jé, guel, jeroro (Bor r ow ), gué, guer, her (Coelho); a ngu?t ?dedo? [23]> guchto, guschsté, guschté (catalanor r om aní), brebangguxá (Sentm enat), angosté (Conde), angusti (Usoz, Bor r ow ), langustia (Tr ujillo); bi ?sin (pr eposición)? > bi ?sin? (Usoz, Tr ujillo). De or igen per sa y kur do a la vez pueden ser pr éstam os zor ?fuer za?síla?, r om . zor a ló ?fuer te?> tgiuralo (catalanor r om aní), saraló (Conde), solares (Usoz, Bor r ow ), soralé (Tr ujillo), tover ?hacha? > kobéra (vascor r om aní); ba xt ?suer te? > baji (catalanor r om aní, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), bajin (Usoz, Bor r ow ), baguim, pajé (Coelho); sir ?ajo? > ciria (Usoz, Bor r ow ), sar (Usoz, Bor r ow ); xula j ?ter r ateniente? > julai (Conde, Tr ujillo), julay (Usoz, Bor r ow, Coelho). Otr o com ponente im por tante del vocabular io r om aní son los pr éstam os del ar m enio, p.ej. gr a st ?caballo? > grast, grass, yagrais, hagarast, grash, grasht (catalanor r om aní), gras (catalanor r om aní, Conde, Bor r ow ), grai (catalanor r om aní), ográst (Sentm enat), gra (vascor r om aní, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), grai (vascor r om aní, Conde, Tr ujillo, Coelho), graste (Bor r ow ), grajo (Hill); kotor ?tr ozo? > cotol (Conde), cotor (Usoz, Bor r ow ), cotore (Tr ujillo); pativ ?honor, pur eza? > pachí (Conde, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), r om . pativa ló, -í ?honesto? > patsibaly (catalanor r om aní), pa(n)chivaló (Conde), pachibalo (Usoz, Bor r ow ), pachivalló, -í (Tr ujillo), pachiballí (Br ight); ?ova xa no/?ova xa ni ?espír itu, hechicer o/a? > chobajanó, chovaja?í (Conde), _______________________________________________________ [20] Par a la lista de los pr éstam os que se hallan en el r om aní com ún y en var ios dialectos r om aníes, véanse M atr as (2002), Bor etzky (2012). [21] Los ejem plos de los (par a)r r om aníes ibér icos pr ovienen de m i cor pus. [22] Per sa xar, indio antiguo khara-. [23] Per sa angu?t, indio antiguo angustha-.
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chuaja?í (Usoz, Bor r ow ). Algunos pr éstam os pueden ser de or igen ar m enio o ir aní, por ejem plo mom ?cer a?, momelí ?vela, candela? > marmullí (Usoz, Bor r ow ), mermelli (Bor r ow ), mermellin (Tr ujillo); them ?tier r a? > utzem (catalanor r om aní), chim (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), chen (Bor r ow ). Tam bién algunos de los ya m encionados pr éstam os ir aníes pueden pr ovenir el ar m enio u otr os idiom as, por ejem plo, zor, tover. De otr os pr éstam os, es el de ascendencia ir aní o ar m enia, por ejem plo, el pr onom br e indefinido ?i y ?imoni y algunos sufijos der ivativos nom inales.
4.1.2 Pr éstam os gr iegos Del gr iego han sido adaptadas m uchas palabr as del vocabular io básico com ún en casi todos los dialectos r om aníes, tales com o for o(s) ?ciudad? (gr. fóros ?m er cado?) > forú (catalanor r om aní), foro (Conde, Bor r ow, Tr ujillo, Coelho), foros (Usoz, Bor r ow ); dr om ?cam ino, viaje? (gr. drómos) > yetdrom (catalanor r om aní), dromia (vascor r om aní), dron (Conde, Bor r ow, Coelho), drun (Bor r ow, Tr ujillo), dromális (Bor r ow ), drundron (Usoz); zumin ?sopa? (gr. zumí) > sumi (vascor r om aní, Bor r ow ); klidí(n) ?llave? > clichí (Conde, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), glizini (vascor r om aní), clachí (Br ight); koka lo ?hueso? (gr. kókkalo) > cocali (catalanor r om aní), kokalu (vascor r om aní), cócalo (Conde), cocal (Br ight, Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), cocalis (Usoz, Bor r ow ), cocales (Hill); pa pín ?oca? (gr. papí) > papin (vascor r om aní); peta ló ?her r adur a?> pestallé (Conde), petallas (Usoz, Bor r ow ), pesta?a (Usoz), petali (Bor r ow ), petal (Tr ujillo); xoli ?cóler a?(gr. xolí) > jollín (Usoz, Bor r ow ); ka r fin ?clavo?(gr. karfí) > cráfi (Conde), cafias (Usoz), cafi (Bor r ow ), cofrí (Tr ujillo); kur kó ?sem ana? (gr. kyriakí ?dom ingo?) > kourkou (catalanor r om aní), ocorkó (Sentm enat), culcó (Conde, Usoz, Bor r ow ), cúrque (Bor r ow ); cir os ?tiem po?(gr. kairós) > tciros (catalanor r om aní), chiro (Conde, Br ight, Bor r ow, Tr ujillo), chirós (Usoz, Bor r ow ); pa r a ?tuj ?vier nes? (gr. paraskeví) > puraschtubin (catalanor r om aní), paraxtubin (Sentm enat), pastoví (Conde); ta sja (r a ) ?m añana? (gr. taxiá) > tasarle, tassarle (catalanor r om aní), tasárla, tasárlda (Conde), tasala, tasalar, tasata (Usoz), tasála (Bor r ow, Tr ujillo), tasara, tasalda (Coelho); ska mín ?silla? (gr. skamní) > escámi ?escaler a? (Bor r ow ); mesá li/meseli ?pañuelo? (gr. mesáli) > misálle PL (Conde), masuné ?falda? (Usoz, Bor r ow ); mesá li/misá li ?m esa? (cfr. tam bién lat. mensa) > misálle (Conde), mensalle (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo); sima di ?pr enda? (gr. simádi) > asimáche (Conde), azimache (Usoz, Bor r ow ), simache (Usoz, Bor r ow, Tr ujillo), simachi (Bor r ow ), ensimacha (Bor r ow ); sa livá r i ?jáquim a? (gr. m ediev. salivárion) > solivaris (catalanor r om aní), solibár (Conde), soleba (Usoz), solibári (Bor r ow ), solibar (Tr ujillo); buka ?tr ocito?? ?un poco?> buca (Sentm enat) y m uchos otr os. Per o los pr éstam os del gr iego no se lim itan a sustantivos, sino com pr enden tam bién otr as clases de palabr as, p. ej. pa le ?de nuevo?
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(gr. pále) > palé (Conde), apalá (Bor r ow ), apalé (Coelho); eftá ?siete? > ephtá, phta, haftha, efta (catalanor r om aní), efta (Usoz, Bor r ow ); oxtó ?ocho? > ojtó, otor, hafthó (catalanor r om aní), ophtó (Sentm enat), otor (Usoz, Tr ujillo), oto, ostor (Bor r ow ); enjá ?nueve? > añya, agño, agnia (catalanor r om aní), eñia (Usoz, Bor r ow ), esnia (catalanor r om aní, Usoz), esñe (Bor r ow ), esñá (Tr ujillo), eñía ?siete? (Tr ujillo) y, en m uchos dialectos, todos los num er ales por encim a de veinte[24]. En los (par a)r r om aníes ibér icos tam bién se ha m antenido un gr an núm er o de pr éstam os del gr iego que apar ecen solam ente en algunos dialectos (sobr e todo per ifér icos). Com o ejem plo se puede m encionar el r om . filicín/fila cín ?castillo?(del gr. fylakí ?for taleza, pr isión?)[25], que se docum enta en el r om aní ibér ico com o filatzi (vasco), filatzín ?sem ana? (pr obablem ente una equivocada inter pr etación sem ántica) (Sentm enat), felicha ?tor r e? (Bor r ow, Tr ujillo). Entr e otr os se incluyen tales pr éstam os com o r a pa ni/r epa ni(s) ?r ábano? (sint., fin.) (del gr iego, rapani, rapanaki), docum entado en caló en la for m a repañi (Conde, Usoz, Bor r ow ), repaño (Tr ujillo) o fr íma ?poco, un poco? (del thríma gr iego)[26], docum entado en caló com o repañi (Conde), firmícho (Conde), fremí (Usoz, Tr ujillo), frimita (Usoz), fríma (Bor r ow, Tr ujillo), fremés (Tr ujillo). Un pr éstam o único de or igen gr iego que no se encuentr a en otr os dialectos es puli ?pájar o?, docum entado en caló com o puli (Usoz), pu (Tr ujillo), pulía (Tr ujillo).
CONCLUSIÓN En el léxico de los (par a)r r om aníes ibér icos obser vam os voces de or igen indio, ir aní, ar m enio, gr iego, etc. que se hallan tam bién en otr os dialectos r om aníes. Algunos de estos pr éstam os apar ecen r ar am ente en otr os dialectos r om aníes, p.ej. un pr éstam o gr iego encontr ado en el caló (pu, puli, pulía 'pájar o') no apar ece en otr os dialectos. El léxico de las var iedades del r om aní ibér ico m anifiesta unos r asgos peculiar es que atestiguan su or igen com ún. Los pr éstam os pr esentes en estas var iantes r eflejan una lar ga estancia en el ter r itor io gr iego. Algunos pr éstam os gr iegos no son com unes en otr os dialectos r om aníes y pueden ser consider ados com o ar caísm os.
________________________________________________________ [24] En los par ar r om aníes ibér icos he encontr ado el num er al de or igen gr iego trianda ?tr einta? (catalanor r om aní, Sentm enat, Usoz, Bor r ow ), los dem ás num er ales par ecen for m ar se a tr avés de var ias com binaciones, p. ej. dech u dui ?doce?(Sentm enat) o duideque (Usoz, Tr ujillo). [25] Apar ece en los dialectos r om aníes: valés fili?in, lituano fila?in, sinti filecin. [26] Tam bién en el dialecto r om aní de la Eslovaquia del Este: frima, frimica.
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Fu en tes l iter ar ias par a el estu dio del cal ó en el sigl o XVIII
Javier Fuentes Cañizar es Investigador independiente
En sus Estudios sobre los gitanismos del español, Claver ía (1951: 27-29) ya per filó cuáles podr ían ser los sender os de investigación que se tendr ían que r ecor r er a la hor a de estudiar y docum entar las posibles fuentes del siglo XVIII que, de algún m odo, sir vier an de puente par a acer car nos a un m ayor entendim iento sobr e el estado de la lengua gitano-española hasta el m om ento en que Bor r ow, a tr avés de sus infor m antes gitanos y no gitanos, nos dejar a infor m ación lingüística sobr e el caló en sus obr as Embéo é M ajaró Lucas (1837) y el vocabular io que apar ece al final del segundo volum en de su libr o The Zincali (1841). Según Claver ía (1851: 12) «[? ] Lo único difer encial y típico de los gitanos que apar ecen en las obr as liter ar ias de los siglos XVI y XVII es su ?ceceo?, y ese ?cecear ? constituye un pr oblem a todavía no explicado.» M ás adelante, Claver ía (1951: 12) explica de for m a acer tada que el r ecur so al ceceo en la pr onunciación de los gitanos en la liter atur a española de los Siglos de Or o obedece a un convencionalism o par a la car acter ización lingüístico-tipológica de los per sonajes gitanos. Am ado Alonso (1951: 189-197) se ocupó del ceceo gitano en la liter atur a de los siglos XVI y XVII apor tando datos sobr e las pr im er as docum entaciones del fenóm eno en distintos autor es y obr as de los siglos XVI y XVII sin haber llegado a conclusiones definitivas sobr e el ver dader o or igen del fenóm eno en el habla de los gitanos españoles. Poster ior m ente, Diego Catalán (1957: 315-319) se ocupó de explicar de for m a m ás concr eta el or igen geogr áfico y social de este r asgo lingüístico car acter izador en el habla de los gitanos españoles en clar a oposición a los ar gum entos esgr im idos por Am ado Alonso (1952: 5).
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FUENTES LITERARIAS PARA EL ESTUDIO DEL CALÓ EN EL SIGLO XVIII
Dejando a un lado el debate sobr e este convencionalism o lingüístico del ceceo que car acter iza el habla de los gitanos españoles en la liter atur a dr am ática española de los Siglos de Or o y que, com o ver em os m ás adelante, se extender á tam bién a la pr áctica liter ar ia del siglo XVIII y m ás allá, los estudios filológicos sobr e la lengua de los gitanos españoles siem pr e han m ostr ado un m ar cado inter és por la búsqueda de elem entos r om aníes en la liter atur a antigua de los siglos XVI y XVII. Alonso (1951: 192-193) en su ya citado ar tículo, «Histor ia del ceceo y del seseo españoles», ya nos pone sobr e la pista de obr as dr am áticas del siglo XVI en las que se pueden r astr ear br eves textos que docum entan voces de or igen r om aní. El pr im er o de estos textos áur eos es la Comedia M edora del dr am atur go sevillano Lope de Rueda publicada en Valencia en 1567 por Juan de Tim oneda; el segundo de los textos es el Auto del finamiento de Jacob en el que Alonso (1951: 192-193) detecta la pr onunciación ceceosa «tanto en castellano com o en cincaló o caló». En Nuevas notas sobre los gitanismos del español, Claver ía (1953: 76) r econoce en nota a pie de página que el pr opio Am ado Alonso «[? ] som etió a m i consider ación algunos textos publicados por Rouanet, Colección de autos, farsas y coloquios del siglo XVI, Bar celona, 1901, en que hay pasajes en boca de gitanos de difícil inter pr etación.» Leblon (1982: 101-103) en su libr o Les gitans dans la littérature espagnole dedica alguna páginas a la inter pr etación y análisis de los pasajes sobr e los que Am ado Alonso llam ó la atención en su ar tículo de 1951; Leblon (1982: 101-102) dedica especial atención a los pasajes de la Comedia M edora[1] y un análisis m uy super ficial del texto del Auto del finamiento de Jacob (1982: 102-103). Recientem ente, Adiego (2013: 245-255) ha publicado en Romani _______________________________________________________ [1] Lazzer ini (1991: 491-508) contr asta algunos pasajes de la com edia de Rueda con su fuente La Zingana de Giancar li (1545) en el apéndice sobr e la M edora en su edición cr ítica de las com edias La Capraria y La Zingana de Gigio Ar tem io Giancar li. Los textos que Leblon (1982: 101-102) analiza e inter pr eta com o ejem plos de textos con elem entos léxicos r om aníes son par a Lazzer ini (1991: 496) un ejem plo de habla seudogitana en el caso del texto «chuchuli, m echulachen» y concede a Leblon el acier to de expr esar sus dudas sobr e la posibilidad de que am bas palabr as sean invención del autor. En m i opinión, la dificultad de inter pr etación del fr agm ento «chuchuli, m echulachen» de la gitana no constituye un ar gum ento definitivo par a categor izar lo com o un ejem plo de habla seudogitana sin buscar pr opuestas de inter pr etación que par tan del contexto en el que se pr oduce; en este caso concr eto, el pasaje enlaza con la pr oblem ática de la identidad de M edor o que disfr azado de m ujer y debido al gr an par ecido físico con su her m ana gem ela Angélica es confundido por Casandr o, que piensa que se tr ata de su am ada Ángélica: Casandr o. «For aster a, bien lo cr eo que vos lo seays, / m as esta señor a no la conozco yo por fo- / r aster a.» Gitana. «Tu estas engañado señor m ío, Ar m elia, / chuchuli, m echulachen, escucha una pala- / br a.» (Las quatro comedias y dos coloquios pastoriles, 1567, escena III, pág. 41; signatur a R/12055 - Biblioteca Nacional de España). En este sentido, una pr opuesta inter pr etativa que podr ía dotar de sentido a las palabr as de la gitana ser ía consider ar que el texto ver dader am ente ilustr a el uso de voces r om aníes com o apuntaba Leblon per o dándoles un or igen y sentido distintos. El fr agm ento chuchuli, mechulachen pr esum iblem ente podr ía significar ?m ujer, bien par eces? si analizam os el texto de la siguiente for m a:
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Studies el r esultado de un análisis lingüístico m ás pr ofundo de los textos del Auto del finamiento de Jacob que viene a confir m ar el indiscutible or igen r om aní de las voces em pleadas en el texto áur eo. Par a llevar nuestr o ar tículo al tér m ino que se pr opone en el título, nos vem os obligados a dejar las fuentes liter ar ias áur eas par a avanzar hasta la centur ia dieciochesca en la que la docum entación sobr e el caló en textos liter ar ios, que m ayor itar iam ente per tenecen a la tr adición del teatr o br eve com o tendr em os ocasión de com pr obar, r esulta m ás abundante. En «Nuevas notas sobr e los gitanism os del español», Claver ía (1953: 76-77) señala que «Tam bién el teatr o m enor del XVII y del XVIII pueden pr opor cionar los eslabones que nos faltan par a r elacionar el caló docum entado por Bor r ow con la lengua pr im itivam ente hablada por los gitanos que llegar on a España. La investigación de las tonadillas escénicas puede facilitar sin duda tam bién otr os datos cur iosos de la ?gitanización? de la escena». A pesar de la im por tancia de estas afir m aciones de _______________________________________________________ chuchuli ?m ujer (tetuda)? (< adjetivo r om aní ?u?vali (f.sing.) ?tetuda?); mechulachen ?bien par eces? (< r om aní mjazos/mezos (2.ª per s.sing. del pr esente) ?par eces? < mjazo-/mezo- ?par ecer ?) + adver bio m odal r om aní la?he ?bien?): * ?u?vali mjazos/mezos la?he. La existencia en r om aní del sustantivo d?uvli (f.sing.) ?m ujer ?r efuer za la inter pr etación de chuchuli com o ?m ujer (tetuda)?en el sentido de ?m ujer her m osa, de gr andes pechos?. En el caso del texto «bur la si achi», Lazzer ini (1991: 499-500) tam bién r echaza el análisis de Leblon (1982: 101), que insiste sobr e la pr esencia de elem entos r om aníes en el texto, y apunta un análisis lingüístico m uy alejado de la inter pr etación que Leblon ofr ece per o, en m i opinión, tam bién r esulta dem asiado for zada la hipótesis inter pr etativa de Lazzer ini. Sin entr ar en detalles sobr e cada una de las pr opuestas etim ológicas que Leblon apor ta sobr e los textos en boca de la gitana de la M edora, ya que quedan fuer a del objeto del estudio de este tr abajo, tal vez haya que som eter estos pasajes a una r evisión inter pr etativa que pueda fijar de for m a m ás o m enos definitiva su ver dader o or igen en la lengua r om aní. En el caso de burla si achi, fr agm ento situado en la escena IV de la M edora y que tam bién for m a par te del fam oso paso titulado La gitana ladrona del m ism o Lope de Rueda, obser vam os que el atr ibuto burla apar ece en posición pr ecopular si adm itim os, com o señala Leblon (1982: 101), que si ?es?r epr esenta la 3.ª per sona del singular del pr esente del ver bo copulativo r om aní s- ?ser, estar ?; a pesar de que esta constr ucción pr ecopular del atr ibuto no es exclusiva en boca de la gitana, Sam pson (1926 [1968]: 227-228) docum enta este m ism o or den pr ecopular del gr upo nom inal en función atr ibutiva com o una estr uctur a m uy fr ecuente en r om aní galés; la for m a achi podr ía ser inter pr etada com o el im per ativo singular de la 2.ª per sona a?hi! ?¡quedo!?, ?¡quieto!? (< r om ani a?h! < a?h- ?par ar, estar se quieto?, ?callar ?) tal y com o sucede en el dialecto r om aní valaco descr ito por Igla (1996: 55) en el distr ito ateniense de Agia Var var a: a?hí! ?¡quieto!?. Cf. Canonica (1996: 116) sobr e los efectos de la «técnica de la tr aducción dir ecta a cor ta distancia» en el teatr o de Lope de Rueda y que podr ía ser vir de apoyo par a inter pr etar el elem ento achi del texto de Rueda com o la posible tr aducción del «Esta quedo, [? ]» del pasaje donde apar ece la expr esión que estam os analizando: Gar gullo. «Estate queda ladr ona, que hacías aquí?» Gitana. «Esta quedo, bur la si achí, bur la si achí, que / m e quier es tu a m í, que m e quier es?» (Las quatro comedias y dos coloquios pastoriles, 1567, escena IV, págs. 44-45; signatur a R/12055 - Biblioteca Nacional de España) y que ilustr ar ía la técnica de la tr aducción dir ecta a cor ta distancia a la que nos hem os r efer ido anter ior m ente.
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Claver ía en señalar los cam inos que han de ser r ecor r idos por los investigador es par a docum entar las huellas que la lengua gitano-española ha dejado en la pr oducción liter ar ia en los siglos a los que se r efier e en su ar tículo, esos vacíos de docum entación lexicogr áfica de los que habla Claver ía, especialm ente en el siglo XVIII que nos ocupa aquí, difícilm ente podr án ser cubier tos, por diver sas r azones, m ediante la consulta de cr eaciones liter ar ias del XVIII que docum enten la lengua de los gitanos españoles. Por un lado, el investigador se encuentr a con la dificultad de localizar obr as que docum enten la lengua gitano-española en la centur ia ilustr ada y por otr o, la escasez de testim onios liter ar ios escr itos conocidos que lo hagan no contienen suficiente m ater ial lingüístico par a llevar a cabo un estudio con el r igor científico necesar io que per m ita llegar a conclusiones definitivas sobr e el estado de la lengua hablada por los gitanos españoles en el siglo XVIII. Adem ás, r esulta im pr escindible valor ar dicha infor m ación lingüística tom ada de fuentes liter ar ias con la necesar ia cautela debido a que su uso está condicionado nor m alm ente por las convenciones liter ar ias que están al ser vicio de una car acter ización lingüística de unos tipos liter ar ios com o los gitanos y de la finalidad, gener alm ente cóm ica y difer enciador a, que esta car acter ización busca al tr asladar a la cr eación liter ar ia las peculiar idades idiom áticas de un gr upo social m ar ginado y no a un deseo de plasm ar una r ealidad lingüística concr eta. Finalm ente, y no por ello m enos im por tante, la ver acidad docum ental de la infor m ación lingüística ofr ecida a tr avés de la liter atur a siem pr e va a depender, entr e otr os factor es, del m ayor o m enor gr ado de conocim iento, cuidado e inter és par ticular que el autor del texto liter ar io tenga en el tr atam iento y tr aslado a su obr a de unos hechos lingüísticos difer enciales.[2]
_______________________________________________________ [2] En r elación con la car acter ización lingüística de las figur as cóm icas (negr os, vizcaínos, m or iscos, gitanos, etc.,) en la liter atur a de los siglos XVI y XVII, Ram ír ez Luengo (2005: 370) señala que «[? ] son dos los com ponentes por m edio de los cuales se constr uyen los tipos cóm icos: la r ealidad lingüística del gr upo par odiado y el poso de tr adición que lleva asociada cada una de estas figur as; por supuesto, las pr opor ciones de cada uno de estos elem entos son difíciles de calcular, y var ían significativam ente dependiendo de factor es m uy diver sos, com o el tipo cóm ico en sí, el or igen geogr áfico del autor, su conocim iento de la tr adición liter ar ia y de la r ealidad lingüística que im ita, la finalidad de la obr a y el m om ento en que escr ibe, entr e otr os».
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Por estas r azones, el hallazgo de r eper tor ios lexicogr áficos com o el m anuscr ito titulado Lengua Ethigitana, o de gitanos,[3] atr ibuido a José Antonio Conde (1766-1820), que M ar gar ita Tor r ione (1988) incluyó en su tesis doctor al inédita[4] y de otr os r eper tor ios igualm ente im por tantes com o el vocabular io español-gitano atr ibuido a Fr ancesc de Sentm enat (1697-1762), que cuenta con edición y estudio lingüístico a car go de Ignasi-Xavier Adiego (2002), ofr ece al investigador m oder no testim onios lingüísticos dir ectos tom ados de infor m antes gitanos y que, por ello, poseen la ver acidad docum ental necesar ia que per m ita evaluar con m ayor segur idad el estado de la lengua que hablaban los gitanos españoles en distintas r egiones españolas dur ante el siglo XVIII. Antes de entr ar de lleno en el análisis de las fuentes liter ar ias dieciochescas que m ayor itar iam ente per tenecen a las for m as del teatr o br eve com o el sainete y la tonadilla, vam os a hacer una br eve par ada en la obr a de Ram ón de la Cr uz que nos sir va de puente par a enlazar los pr im er os testim onios liter ar ios de la lengua gitana en la pr im er a m itad del siglo XVIII com o tendr em os ocasión de ver en algunas de las obr as de Diego de Tor r es Villar r oel con las poster ior es docum entaciones de la lengua gitana en las letr as de algunas tonadillas de la segunda m itad del siglo XVIII par a finalizar con la docum entación de los gitanism os en la pr oducción saineter il de cor te costum br ista de finales del XVIII a car go del dr am atur go gaditano Juan Ignacio González del Castillo, que anticipar á y ser vir á de m odelo al costum br ism o r om ántico andaluz del XIX.
_______________________________________________________ [3] En su ar tículo titulado «La lengua gitana a finales del siglo XVIII», Ruiz Fer nández (2005: 1056) pr opor ciona datos m uy inter esantes sobr e la existencia de «[? ] una extensa docum entación de r eper tor ios lexicogr áficos pr ocedentes de los últim os años del siglo XVIII y del pr im er decenio del siglo XIX, en contr aste con la penur ia de datos pr ocedentes de los siglos anter ior es, aunque lam entablem ente, y quizás tam bién de un m odo ir r em ediable, sólo una exigua par te nos es conocida en la actualidad». Ruiz Fer nández (2005: 1056-1062) adem ás pr ofundiza y pone en tela de juicio la par ticipación de José Antonio Conde en la r ecopilación de datos lingüísticos y esboza una hipótesis sobr e la existencia de una fuente com ún, hoy per dida, que pudo ser usada tanto en la elabor ación del m anuscr ito de Conde com o en la del m anuscr ito, tam bién desapar ecido, al que se r efier e Star kie en su obr a In Sarah?s Tents (1953), que r ecibió com o r egalo de su am igo el doctor M ar añón. [4] Del dialecto caló y sus usuarios: la minoría gitana de España. M ateriales para una identidad (ss. XVIII & XIX).
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En su ar tículo «Com icidad y m ar ginalidad en el sainete dieciochesco», Huer ta Calvo (1999: 51) señala que «Por m uchas que sean las innovaciones que don Ram ón de la Cr uz intr oduce en la pr áctica del sainete, y lo son cier tam ente, no se puede apr eciar ni entender éste, en gener al, sin tener en cuenta la tr adición de la que pr ocede y en la que se instala. [? ]». Huer ta Calvo (1999: 52-59) ahonda en las r elaciones de continuidad de los sainetes de am biente m ar ginal (Los bandos del Avapiés,5 M anolo y El muñuelo) del dr am atur go m adr ileño Ram ón de la Cr uz (1731-1794) con el teatr o cóm ico br eve anter ior de los siglos XVI y XVII. En Ensayo sobre la literatura de cordel, Car o Bar oja (1990: 254) señala que las jácar as del siglo XVII r epr esentan los antecedentes liter ar ios dir ectos de com posiciones sim ilar es de los siglos XVIII y XIX en las que la figur a del jaque ser á sustituida por la figur a del majo, especialm ente en la liter atur a dr am ática del siglo XVIII. Huer ta Clavo (1999: 57-58) apunta que «[? ] En la consolidación dr am ática de la m ala vida tuvo m ucho que ver el sur gim iento de un géner o destinado específicam ente a tr atar tem as del ham pa con sus per sonajes car acter ísticos ? jaques, jayanes y m ar cas? y en su jer ga car acter ística ? la lengua de ger m anía? : la jácar a. Dentr o del gr upo genér ico del teatr o br eve se tr ata de una for m a ver dader am ente nacional e insólita en los teatr os de otr os países, que no m anifiestan esta r ar a seducción por sacar a escena la vida y m ilagr os de la delincuencia.». Desde un punto de vista lingüístico, el uso de la ger m anía en la com posición de las jácar as m uestr a una pr eocupación por la car acter ización lingüística de los jaques. Esta car acter ización lingüística de los per sonajes popular es _______________________________________________________ [5] En su intento por dem ostr ar la continuidad que los sainetes de am biente m ar ginal de Ram ón de la Cr uz tienen en r elación con la tr adición del teatr o cóm ico br eve anter ior, Huer ta Calvo (1999: 58-59) acer tadam ente señala que ya en el entr em és del siglo XVII titulado Las jácaras de Calder ón de la Bar ca encontr am os a un jaque apodado el Zur dillo que, casualm ente, es tam bién el apodo del hér oe pr otagonista del sainete Los Bandos del Avapiés de Ram ón de la Cr uz. En este caso concr eto tam bién se pueden ofr ecer m odelos m ás pr óxim os en el tiem po com o el sainete Bayle nuevo, intitulado: Los vandos de Lavapies» en donde adem ás de la coincidencia del título con el sainete de Ram ón de la Cr uz, tam bién encontr am os que uno de los m ajos pr otagonistas se apoda el Zur dillo. Per tenece este baile de Los vandos de Lavapiés a la obr a Aleluyas jocosas, que se echaron en el templo de Apolo, a la restitución de las musas cómicas, en este tiempo de Pasqua, distribuidas en tres festivas noches (M adr id, 1750) (signatur a T/9712 Biblioteca Nacional de España) del poeta m adr ileño Antonio Abad Velasco (seudónim o de Juan Bautista de Ar r oyo y Velasco). Este sainete (así llam ado por el autor en la décim a aleluya: «Esta fue un saynete, que ar r egaña dientes executar on con el título de Bayle nuevo, intitulado: Los vandos de Lavapies) ilustr a posiblem ente el pr oceso de gr adual integr ación de pr éstam os gitanos en el habla coloquial y vulgar de los m ajos m adr ileños m ar ginales: Tr am pajo. «Con quien habla el seo m atón? / por qué viene bezer r eando, / si aquí no cam pa otr o chusco, / que el que llega jonja bea ndo? / Si el Cid a cavallo sale, / yo sin cavallito salgo, / é im ito á Fr anscisco Estevan, (clavel) / y a quantos hom br es honr ados (jazm ín) / se juer on á m onte siem pr e, / y luego los ajor car on.» (1750: 92). En este caso, el gitanism o es el ver bo jonjabear en el sentido de ?lisonjear, agr adar, deleitar ?.
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en los sainetes de Ram ón de la Cr uz no vas m ás allá del uso de un r egistr o coloquial en boca de los majos y majas de sus sainetes, incluso si analizam os los sainetes en los que la figur a del majo r epr esenta el lado m ar ginal de la sociedad m adr ileña de los bar r ios bajos. En el fam oso sainete titulado M anolo. Tragedia para reír o sainete para llorar (1769)[6] se pueden detectar m uchos vulgar ism os tales com o dempués (< después), esperencia (< experiencia), dende (< desde), defuntos (< difuntos), hespital (< hospital), M adril (< M adrid), ensine (< insigne), dijistes (< dijiste), pacencia (< paciencia), etc. Sin em bar go, no hay r astr o de elem entos de la antigua ger m anía ni tam poco de voces gitanas que podr ían haber em pezado a configur ar el habla de los gr upos m ar ginales m adr ileños pr obablem ente ya en la pr im er a m itad del siglo XVIII si concedem os cr édito a las palabr as de Diego de Tor r es Villar r oel en Los peones de la obra de el Real Palacio: pronostico, y diario de los quartos de luna, con los sucessos elementares, y politicos de la Europa para este año de 1758. (Salam anca, Antonio Villar gor do, 1757). En la Introduccion al juicio de el año de 1758, Tor r es ensalza, en un alar de de casticism o lingüístico, el valor del castellano de los bar r ios bajos m adr ileños a pesar de estar m ezclado con voces de gr upos m ar ginales (m acar enos, gitanos) o de la m ilicia (cham ber gos): «[? ] En el Bar quillo, en el Lavapies, y en las M ar abillas se com er cia con un castellano, que no es m ui legitim o, per o es natur al, por que está m ezclado de algunas voces, que se han dexado allí los M acar enos, los Gitanos, los Cham ber gos, y otr as patr ullas de br ibones, que inventar on entor pecer la lengua, par a ocultar sus negocios, y sus r ater ías; per o su xer ga, ó Ger m ani, com o ellos dicen, es entr esacado de los nom br es, y ver bos m as pur os del Idiom a, dandoles otr a significacion m as escondida, y m as distante, y ahunque son espur eas y r uines, son hijas al fin de Hespañoles, y engendr adas en el om bligo de las Castillas; [? ]» (1757: 10).[7] ______________________________________________________ [6] Sainetes de Don Ramón de la Cruz, en su mayoría inéditos. Colección or denada por D. Em ilio Cotar elo y M or i. Nueva Biblioteca de autor es españoles, 26. Casa Editor ial Bailly//Baillièr e. Tom o II, M adr id, 1928, págs. 48-55. [7] Al com ienzo del juicio de 1758, Tor r es entabla conver sación con un «Vener able Religioso» y pr otesta contr a la decadencia de la lengua castellana debido a la gr an cantidad de pr éstam os de otr as lenguas y el poco uso de voces castellanas tr adicionales (1757: 5-8) y señala a los culpables diciendo «[? ] y cr ea Vm . Padr e m io, que los que tienen echado á per der, y r evuelto el lenguaje son los pr im er os hom br es de el Reino, y los de m ejor cr ianza; por que unos por poco am antes de la Nacion; y m ui entr om etidos en las m oner ías estr anger as; otr os por afectar er udicion, y sabidur ía extr avagante; algunos por ignor ancia; y los m as por la sober bia de distinguir con sus palabr as r elam idas los sentim ientos com unes, que ellos llam an vulgar es, han desfigur ado enter am ente el her m oso sem blante de nuestr o nativo idiom a.» (1757: 8-9). Debido a esta contam inación del ver dader o castellano por la abundancia de voces extr añas al idiom a, Tor r es consider a com o m ás pur o el castellano que «[? ] r esuena en los bar r ios de la chusm a, y gente or dinar ia, en los Ar r abales, en las Taber nas, y en los Aldeor r ios; y el m enos m al escr ito es el que se
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Claver ía (1951: 27-28) señala que «[? ] Los m ás fam osos sainetes del siglo XVIII, los de Don Ram ón de la Cr uz, en que hay gitanos, no par ecen todavía ofr ecer huellas de la influencia del habla genuina pr opia del ?gitanism o? [? ]». Par a ilustr ar esta ausencia de voces ger m anescas o incluso de voces gitanas en aquellos sainetes de don Ram ón de la Cr uz en donde apar ecen per sonajes gitanos vam os a tom ar com o ejem plo el sainete titulado Los ladrones robados (1767)[8] en donde no sor pr ende que majos y majas se expr esen con sus habituales vulgar ism os: presonas (< personas), estauta (< estatua), misilicordia (< misericordia), nengún (< ningún), probes (< pobres), perdío (< perdido), etc. Sin em bar go, en la car acter ización lingüística del per sonaje gitano, Ram ón de la Cr uz r ecur r e al uso de r asgos dialectales andaluces com o la pér dida de /-d-/ inter vocálica, aunque es tam bién r asgo típico del habla vulgar y coloquial, la aspir ación de h- pr ocedente de /f-/ inicial latina, el yeísm o, que «er a consider ado en el XVIII com o r asgo car acter ístico andaluz [? ]» (Lapesa 1991: 500-501), y el uso de un ceceo inconsistente que, com o hem os visto m ás ar r iba, se había conver tido en el r asgo lingüístico definidor del habla de los gitanos españoles en los siglos XVI y XVII y que com o vem os tiene su continuidad en el siglo XVIII: Gitano. «¿Puez qué? ¿zoy bobo? / ¿quién había de jacer ezo?» Chinica. «¿Con que el venter o es m uy r ico?» Gitano. «M il doblonez por lo m enos / dicen que tiene en m onea, / y no eztar á el cabayer o / que ayí está con él desnúo.» (Sainetes, tom o I, 1915: 381). En otr o sainete titulado Las gitanillas (1770)[9] ni siquier a hay r astr os del convencional ceceo; no obstante, r esulta cur ioso el dato que apor ta la censur a fechada en M adr id 25 de abr il de 1770 en r elación con este sainete: «Par a que este sainete se r epr esente al público y se logr e la per fección que se apetece, se volver á al autor, por quien, en lugar de la altaner ía con que supone entr an hablando los gitanos en el m esón, lo que es contr a su costum br e, use de las fr ases de los gitanos que llam an jer ga, y la encontr ar á
_______________________________________________________ halla en los Author es de los Entr em eses, y es per der tiem po en buscar lo en otr a par te.» (1757: 10). Finalm ente, Tor r es r ecom ienda el uso del «Diccionar io Castellano» par a paliar la situación de ignor ancia voluntar ia de los españoles en el buen uso del idiom a. Es esta una declar ación de casticism o lingüístico que dur ante la segunda m itad del siglo XVIII se situar á en abier ta confr ontación con la visión neoclásica de la liter atur a dr am ática y de sus for m as de expr esión. Tor r es er a consciente de cóm o el habla ur bana de los bar r ios bajos m adr ileños se com ponía de una am algam a de voces pr ocedentes de distintos gr upos sociocultur ales com o los gitanos. [8] Sainetes de Don Ramón de la Cruz, en su mayoría inéditos. Colección or denada por D. Em ilio Cotar elo y M or i. Nueva Biblioteca de autor es españoles, 23. Casa Editor ial Bailly//Baillièr e. Tom o I, M adr id, 1915, págs. 380-383. [9] Sainetes de Don Ramón de la Cruz, en su mayoría inéditos. Colección or denada por D. Em ilio Cotar elo y M or i. Nueva Biblioteca de autor es españoles, 26. Casa Editor ial Bailly//Baillièr e. Tom o II, M adr id, 1928, págs. 99-105.
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al fin del diccionar io de Oudín. [? ]» (Sainetes, tom o II, 1928: 105). Pr obablem ente esta censur a apor ta una clar a pr ueba de la confusión que todavía en el siglo XVIII existía en tor no al or igen de la antigua ger m anía áur ea com o código secr eto del ham pa de los siglos XVI y XVII y la lengua de los gitanos españoles ya que en el Tesoro de las dos lenguas española y francesa, el lexicógr afo fr ancés César Oudin integr ó a par tir de la edición de 1616 el Vocabulario de Germanía de Juan Hidalgo com o apunta M ar c Zuili (2006: 281): «La edición de 1616 (Par ís, Vve M ar c Or r y), consider ablem ente aum entada por el autor (éste añadió m ás de 5.000 entr adas, m uchas de ellas sacadas dir ectam ente del Tesoro de la lengua castellana o española de Sebastián de Covar r ubias que se publicó en 1611), contiene una par te final inédita titulada ?Vocabulair e des m ots de jar gon? o ?Vocabular io de Ger igonça? que se vale íntegr am ente del Vocabulario de Germanía de Juan Hidalgo que salió a la luz en 1609.»[10] Retom ando otr a vez la obr a de Ram ón de la Cr uz con sus sainetes de am biente m ar ginal, Huer ta Calvo (1999: 59-60) señala, a m i par ecer de m aner a acer tada, que los villancicos teatr ales y sainetes de Diego de Tor r es Villar r oel (1693-1770) en cier to m odo «[? ] anticipan los sainetes de don Ram ón, al m enos desde esta per spectiva de la m ar ginalidad cóm ica [? ] En el villancico de El valentón se alude a un jaque del Bar quillo, uno de los bar r ios m ajos del M adr id dieciochesco [? ] Igual am biente castizo se r espir a en el Sainete de los gitanos, en que unos gitanos celebr an su r eciente salida de la tr ena con sus r espectivas gitanas, con las que beben y fum an tabaco de hoja, unos de los r asgos car acter ísticos de la m ajeza [? ] La apar ición, m ás tar de, de un caballer o, invitando a los gitanos a ir a cantar y bailar por la noche a una casa pr incipal, r ecuer da las situaciones que hem os de ver en sainetes poster ior es, en lo que se r efier e a la afición de usías y señor as de la ar istocr acia por penetr ar en los espacios m ar ginales del M adr id de la época [? ]». Al com ienzo de la Introducción al juicio de el año de 1748 de su obr a Los Desamparados de M adrid. Pronóstico, y diario de quartos de luna, con los sucesos elementares y politicos de la Europa, para este año de 1748 (En M adr id en la Im pr enta del Convento de la M er ced. Se hallar á en la Libr er ía de Juan de M oya, fr ente de las Gr adas de San Phelipe el Real) Diego de Tor r es Villar r oel afir m a que «En el idiom a de el Bar quillo, y en el Castellano de las __________________________________________ [10] Redondo Rodr íguez (2008: 578) señala que «Segur am ente, el Tesoro de las dos lenguas española y francesa de César Oudin ser ía la fuente lexicogr áfica utilizada por los lexicógr afos poster ior es. Se ha dicho que este diccionar io contenía un buen núm er o de tér m inos ger m anescos o m ar ginales, algunos de pr im er a docum entación. Cier to es que en la pr im er a edición no se encuentr a ninguna de estas voces, per o en la segunda Oudin r ecogió el listado de Hidalgo en un apéndice que tituló Vocabulario de gerigonça, y que no difier e en m ucho con el r eper tor io del or iginal. Su hijo, Antoine Oudin, incluyó por vez pr im er a estas palabr as en el cuer po del diccionar io en la edición de 1645.»
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M ar avillas (que ha dado tam bien en passear se desver gonzadam ente por los bar r ios de los cultos de lenguaje, y pr esum idos de par ola) se llam an DESM AM PARADOS un em boltor io de Niños, y Niñas, que la piedad Chr istiana tiene r ecogidos en un fam oso Colegio de la Calle de Atocha en esta Cor te». Esta cita nos inter esa com o una posible evidencia de que el habla de los bar r ios bajos m adr ileños, com o el bar r io de las M ar avillas que cita Tor r es, había em pezado ya en la pr im er a m itad del siglo XVIII a ser em pleado com o una m oda debido al populism o tr iunfante entr e gr upos sociales de una posición socio-económ ica alejada de las clases popular es ur banas. Car o Bar oja (1990: 25) r esum e m agistr alm ente este acer cam iento a lo popular de estos gr upos sociales m ás acom odados cuando habla de la época en que el dr am atur go neoclásico r efor m ista Leandr o Fer nández de M or atín (1760-1828) cr itica el gusto popular en el teatr o que consider a depr avado sin tener en cuenta que «en su m ism a época y aun bastante antes el ?vulgo?, el ?pueblo? y aun la ?plebe? de ciudad, com ienzan a poseer un car ácter que inter esa a m uchos y viene a r esultar tam bién que algunos de los gustos y aficiones ?vulgar es y ?popular es?, si no todos, cuentan con par tidar ios que pr ovienen de otr as esfer as, incluso la ar istocr ática. Viene a dar se, así, un juego de r elaciones en el or den estético que hace que las clases sociales, tan fuer tem ente establecidas en el antiguo r égim en, se solidar icen por abajo: por lo ?popular ? y aun por lo que está debajo casi de lo popular, es decir la gitanesca, la jacar andina y el ham pa». No r esulta pues extr año que autor es cer canos a las filas neoclásicas tam bién llegar an a dejar constancia en algunas de sus obr as del uso de gitanism os, por diver sas r azones, com o ocur r e en el caso del escr itor neoclásico Cándido M ar ía Tr iguer os (1736-1798) en la com edia Los menestrales (1784) en donde Rufina pide al falso bar ón de la Rafa que cante una tir ana: Rufina. «[? ] Cante usted, señor Rafa, una Tir ana.» Rafa. «En buen hor a: nací par a ser vir os. / Voy á cantar una Tir ana Rusa, / que por estos paises no se ha oido.» / La canta bien, y con modo agitanado. «Desque par ió la Pr incesa, / la Tir ana se na jó: / ya no canto yo Tir ana, / que la Pr incesa es m ejor. [? ]».(Los menestrales, 1784, págs. 34-35; signatur a T/19022 - Biblioteca Nacional de España) y otr os gitanism os, sobr e los que ya había llam ado la atención Claver ía (1953: 78) en Nuevas notas sobre los gitanismos del español, pr esentes en la novela Quatro cuentos en un cuento incluida dentr o de la obr a de Tr iguer os titulada M is pasatiempos, almacén de fruslerías agradables (1804). A pesar de que los gitanos continuar on m anteniendo en la liter atur a dr am ática br eve del siglo XVIII una im agen ester eotipada esencialm ente negativa que los identifica com o ladr ones y em baucador es, em pieza a apar ecer en el teatr o de la segunda m itad del siglo XVIII una cor r iente m ás positiva hacia ellos casi siem pr e or iginada por el inter és estético e ideológico que la intr oducción de este gr upo m ar ginal suponía debido a una cor r iente de identificación liter ar ia entr e los gitanos y
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los per sonajes popular es ur banos com o los m ajos ya que am bos gr upos, a pesar de sus difer encias socio-cultur ales, encar naban los ver dader os valor es nacionales por su for m a de vida apar tada de los convencionalism os estéticos, ideológicos y cultur ales de las capas dom inantes de la sociedad ilustr ada. El caso m ás clar o de un m ajism o agitanado en ciudades com o Cádiz lo encontr am os r eflejado en la obr a de Juan Ignacio González del Castillo. En el caso de Ram ón de la Cr uz, un clar o ejem plo de identificación de m ajism o y gitanism o lo encontr am os en el sainete Los ladrones robados (1767): Gitano. «La paz del Zeñor zea aquí, / señor as y caballer oz.» Chinica. «No som os aquí pr esonas, / de tan alto tr atam iento: / baje el estilo.» Gitano. «Puez, hijaz / y zobr inoz? » Chinica. «Cepos quedos, / y antes díganos por dónde / ha venido el par entesco.» Gitano. «No ze inquiete, pico de or o, / que no zom oz acá negr oz; / ezto ez la concom itancia / que loz gitanoz tenem oz / con loz m ajoz; todoz zom oz / gente de m oño en el pelo, / pipa en boca, lar gaz uñaz / y conciencia con coleto.» Chinica. «¡Com o hay Dios tiene r azón! / Com padr e, venga aquí en m edio / y diga de adónde viene.» (tom o I, 1915: 380-381). La obr a de Diego de Tor r es Villar r oel nos sir ve com o antecedente par a entender la identificación entr e m ajos y gitanos en algunos de sus sainetes com o ocur r e en el Sainete de los gitanos donde el capitán gitano Cam anche llam a m ajos a los gitanos: (1.º gitano. «Ya que del Veder r e y Tr ena / nos chivam os y escur r im os / y la Iglesia nos defiende / del tr opel de los castigos; ciclanas, ma jos, tom em os / tier r a de el Papa, y abr igo / en aquesta Por ter ia / de el Ser aphico Fr ancisco») (Juguetes de Thalía., tom o VIII, 1752: 271). Esta identificación tam bién la encontr am os en el Sainete de el miserable (tom o VIII, 1752: 327-330) en donde las gitanas se llam an así m ism as m ajas dando a entender la super ior idad del m ajism o fem enino que las gitanas encar nan: Gitana 1.º «No hai m as ma ja s, que nosotr as, / dale al pandér o chiclana.» Cantan dentro el estribillo solo de la copla, que es el que se sigue. Cantan. «Hai, hai, hai que á la vista / de este donair e, / todas las m ajas pueden ar r inconar se.» (tom o VIII, 1752: 329). Finalm ente, vam os a encontr ar una clar a difer encia en la car acter ización lingüística de los per sonajes m ar ginales com o los jaques y los gitanos en la obr a de Diego de Tor r es Villar r oel; en este sentido, el escr itor salm antino, com o tendr em os ocasión de com pr obar, es posiblem ente uno de los pr im er os escr itor es de la pr im er a m itad del siglo XVIII que em plea voces de or igen r om aní en sus obr as. A continuación expongo las obr as y los elem entos léxicos r om aníes que he localizado en cada una de ellas. Tal vez equivocadam ente per o con la intención de no alter ar los textos or iginales, he tom ado la decisión de no m oder nizar la or togr afía y la acentuación de todos los textos y m anuscr itos que en este tr abajo han ser vido par a ilustr ar los gitanism os:
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· M ontante Christiano y politico, en pendencia M usica-M edica-Diabolica (Se hallar á en la Libr er ia de Juan de M oya, enfr ente de las Gr adas de San Felipe el Real, 1726.) (signatur a VE/639/28(1) - Biblioteca Nacional de España): chavea minré, calli de mistorro («[? ] M ientr as nacía el Padr e, y par teaban á M ar tin, m ar ché yo á la casa de una Gitana del Bar r io, con quien com er cié buenas ventur as en otr o tiem po, y apenas oyó el Chr istus de la Br ivia el Chavea minr é, Ca lli de M istor r o, m e endueñó de su r ancho, gancho, y gaveta: salí contento á decir á la tr opa, que yá teniam os cam po par a el desafio, [? ]» (1726: pág. 5). · La gitana: almanak, pronostico, y diario de Quartos de Luna, para este Año Comun de 1729: juizio, y conjetura de los acontecimientos Elementares, y Politicos de toda la Europa. (Im pr esso en M adr id, y r eim pr esso en Bar celona por Ioseph Texidó, im pr essor del Rey nuestr o Señor. Y vendese en su m ism a Casa.) (signatur a VE/310/10 - Biblioteca Nacional de España): jonjavar, puri «Agar r óm e la vieja de un br azo, y m e dixo: Ea, Pelestre, danos algo para menear el vigote, que están las tripas como vayna de baba. Respondile algo enojado siguiendole su algar avia: No me jonjaves, Pur i de la Rea, múdate, que yo estoy discurriendo en como he de poner en solfa de pillar las pastas al pronostico del año que viene, pues yá me faltan metaforas que seguir.» (1729: 6-7); diñar, rumí «[? ] ea, date un golpe á essa fr atr iquer a, y diña me algunas pastas, par a despachar al r ancho á la Rumí, que m e acom paña. [? ]» (1729: pág. 8); rumí de mistós («Yá, Rumí de mistós, he concluído m i conjetur a natur al; vam os con tus pr onosticos, que sin duda son los m as agr adables, [? ]» (1729: 13); jamar («M ientr as guiña la piltr a / M i colover o / El Pelestr e, y la Gur a / ja ma el centeno.» (1729: 15); chinél, mengues, churres, jamar, lumi («El Chinél, y el Sbir r o, / Son mengues sueltos, / Guar date de sus chur r es, / M i colover o. / Ay, que en el coym e, / Por ja ma r te la br uña, / La lumi cor r e.») (1729: 43). . Juguetes de Thalia. Entretenimientos de el numen, varias poesias, lyricas y, comicas (Salam anca, tom o VIII, im pr enta de Antonio Joseph Villar gor do y Alcar az, 1752), obr a a la que per tenece piezas cor tas com o el Sainete de los
______________________________________________________ [11] El sainete fue escr ito expr esam ente «para la tercera jornada» de la com edia que lleva por título «Zar zuela har m onica, que sir vio de diver sion en las Car nestolendas de el año de 1736. r epr esentandose en casa de Don Joseph de Or m aza M aldonado.» (1752: 236). En cuanto a la autor ía de la com edia y los sainetes se puede leer «La intr oduccion, y sainetes son de D. Diego de Tor r es: la zar zuela de D. Joseph Or m aza, y dicho Tor r es, la com posicion M usica de Don Juan M ar tin.» (1752: 236). Con r especto a los actor es se nos dice que «La per sonas que cantar on, y r epr esentar on, fuer on las Señor as de casa, cr iados, y concur r entes» (1752: 236), con el pr opio Diego de Tor r es com o uno de los actor es.
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gitanos (1752: 271-273)[11] donde encontr am os voces com o: chivar (1.º gitano. «Ya que del Veder r e y Tr ena / nos chiva mos y escur r im os / y la Iglesia nos defiende / del tr opel de los castigos; [? ]») (tom o VIII, 1752: 271); (1.º gitano. «Cuidado, digo / otr a vez, no se nos chive, / sin sentir algun esbir r o.») (1752: 272). En el Sainete de el valentón (tom o VIII, 1752: 277-279) se docum enta: jonjabar (Valentón. «Y si os jonja ba algun gr eno, / aqui estoy yo, y la m i gr ande, / y al punto contad por m uer to / á quien se atr eva á vosotr as; / sí, voto al Sol de el Cielo.») (tom o VIII, 1752: 279). · Sueños morales. Corregidos y aumentados con el papel nuevo de la Barca de Aqueronte, y residencia infernal de Pluton. (Im pr esso en Salam anca, en la Im pr enta de la Santa Cr uz por Antonio Villar r oél y Tor r es. Vendese en casa de Juan de M oya. 1743) (signatur a 3/71933 - Biblioteca Nacional de España): calorré, chay, mistorró, parnié («En fin, infor m aba su sem blante un espir itu de los que los Gitanos llam an conchudos, que son los que saben m as que ellos, y entienden toda la gr am atica par da, y ger ga pagiza de el Ca lor r é, Chay mistor r ó, y el Pa r nié, que es el Dios sobr e todo de la Br ibia.») (1743: 6).
Si en la pr im er a m itad del siglo XVIII la obr a liter ar ia de Diego de Tor r es es posiblem ente el ejem plo m ás conocido par a docum entar la lengua gitano-española, la segunda m itad del siglo XVIII nos sum inistr a tam bién fuentes valiosas que en su m ayor par te per tenecen a los géner os m usicales del teatr o br eve con la tonadilla escénica y el sainete com o fór m ulas dr am áticas ver dader am ente popular es y exitosas que se sitúan en el centr o de las descalificaciones neoclásicas debido a una concepción elitista del ar te dr am ático español en la segunda m itad del siglo XVIII que par tía de los cír culos ilustr ados r efor m istas. Si los m ajos y m ajas están en el centr o de la galer ía de per sonajes popular es en el sainete de Ram ón de la Cr uz, tam bién «El m ajo y la m aja son asim ism o per sonajes centr ales de las tonadillas» (Car o Bar oja 1990: 255). No r esulta extr año entender el pr oceso de gitanización de m uchas de las tonadillas que se estr enan dur ante la segunda m itad del siglo XVIII en los teatr os m adr ileños si atendem os a la cor r iente de identificación entr e m ajos y gitanos en la pr oducción br eve de Ram ón de la Cr uz y en la del pr opio Tor r es antes que él. En m uchos casos, este pr oceso de gitanización del teatr o br eve m usical que r eflejan las tonadillas que se estr enan en los teatr os m adr ileños viene de la m ano de un andalucism o com o bien señala Car o Bar oja (1990: 256-257) ya que «[? ] la r elación de M adr id con el Sur, desde el punto de vista popular es una constante. Así se explica, tam bién, que las tonadillas gitanescas tuvier an el éxito que tuvier on en la cor te y que en la cor te los m ajos estuvier an im puestos en la técnica de los tor er os r ondeños o
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sevillanos.» Sin apor tar m ás datos y explicaciones que alar gar ían notablem ente este ar tículo, baste lo dicho hasta aquí par a hacer nos una idea de que la pr esencia de elem entos léxicos r om aníes en el teatr o br eve de la segunda m itad del siglo XVIII no es fr uto solam ente del inter és par ticular de algunos letr istas y dr am atur gos por añadir ver acidad lingüística en la car acter ización de los per sonajes gitanos que apar ecen en sus obr as, sino tam bién consecuencia de unos índices cr ecientes de aceptación popular que conver tían a estas piezas br eves en el ver dader o r eclam o teatr al par a el público en la segunda m itad del siglo XVIII. Baste par a ilustr ar lo dicho la óper a en un acto titulada La gitanilla fingida o La gitanilla por amor (1799) de Blas de Laser na (1751-1816) (signatur a TEA 1-195-7 (m anuscr ito) - Biblioteca Histór ica M unicipal de M adr id): Cor o de gitanas. «Viva el chiste y el gr acejo de la per la gaditana viva viva la gitana pr ototipo de la sal.»; Policar po. «En la quadr illa esta gitanilla es nueba.» Sim ón. «Hoy vino de Andalucia.» Rosenda. «Esa se llam a la tier r a de Dios.»
· M úsica en el saynete La gran voda de jitanos (1762) de Antonio Guer r er o (signatur a M US 63-36 - Biblioteca Histór ica M unicipal de M adr id): najarse (Todas. A la voda festiva de pajueletas / vam os todas con jir a / vam os todas con fiesta / vam os con fiesta / dale dale que dale / suenen las castañetas / sonaxas ablen sonaxas [? ] esto es esquilar bestias / esto es na xa r me yo yo yo / naxar m e yo yo [? ]»); camelar, jacharrar (Cor onada. «Aunque te encuentr e en la calle / no te m e llegues ablar / por quel señor alcaldillo / nos ca mela ja cha r r a r / nos cam ela jachar r ar [? ]»); en las seguidillas par a bailar que se incluyen al final hay abundante léxico gitano: chalar, palestra, apalusnó, tai, junelar, sin, najató, chino, jallar, mistos, mengue («Ya cha la la pa lestr a por a pa lusno si tu ta i lo junela ya sin na jato si tu tai lo junela ya sin najato chele volengue y a los chino les ja lle mistos el mengue»). · Las aventuras del gitano (tonadilla a dúo, 1774) de Pablo Esteve (ca. 1730-1794) (signatur a M SS/14062/70 (m anuscr ito) - Biblioteca Nacional de España): gachona (Gitana. «Alibia el pazo y dam e un abr acito con todo gar bo llegate a tu ga chona r ezalao con todo gar bo con todo gar bo.»). Seguidam ente per o en hoja pegada se encuentr an los gitanism os endiñar, gachona, gachi, esparravao, estaribamiento, mol y manrro (Gitano. «Endiña me un abr azo Ga chona que r echuzcona que estas.» Gitana. «Y tu que flaco, y r echuzcazo.» Gitano. «Ai Ga chi de m i via, que vengo to espa r r ava o del dem onio del poyino; he tenio m il tr abajos, m e he visto dos y tr es vezes en el esta r iba miento, m e ha faltao mol y ma nr r o, y he tenio m il pesar es, por abajo y por ar r iva.»). En hoja pegada encontr am os los gitanism os chai, de mistó (Gitana. «Cha i; que tal? lo
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jago bien, o lo jago m al?» Gitano. «Viva ese salitr e que lo jaze de mistó mistó.»). Tam bién en hoja pegada encontr am os caló, de mistorró (Gitana. «A ca ló, que tal lo he jecho?» Gitano. «Tan de mistor r o, que m e as par tido por el palo del tr inquete.»). · La jitana solitaria y el jitano zeloso (tonadilla a dúo, año de 1780) de Diego de la Riva (signatur a M P/2212/8 (par titur a vocal m anuscr ita) - Biblioteca Nacional de España): parneses (Gitana. «[? ] no quier e que par ola con nadie gaste y si no alla pa r neses todo ba al tr aste ay [? ]»); camela (Gitana. «Que si estas de vela tiende la nube y abr e ca mela [? ]»); unga (Gitana. «Jui que tal m e por to.» Gitano. «Unga viva ese gar bo.»). · Tonadilla a dúo del jitano zeloso y jitana solitaria (tonadilla a dúo, 2.ª par te, año de 1799) de Diego de la Riva (signatur a M P/2212/3 (par titur a vocal m anuscr ita) - Biblioteca Nacional de España): chanipé (Gitana. «[? ] es m uy salao y es am or oso y sin su vista no hallo r eposo ay, ay, ay, ay en el cha nipé yo le ver e pr esto tenguer engue [? ]»); muy (Gitano. «[? ] m i solitar ia estar a m uy iver tia dandole muy algun payo y quizas cuando par ezca se vendr a con un buen sayo [? ]»); cachas, estariberao (Gitano. «Ole ole y que jopeo al son de las ca cha s aunque m e vea esta r iber a o»); endiñar, najarse (Gitana. «Ole ole y que enojao m as si m e quier e endiña r lo ejo y m e na jo»); fulero (Gitana. «[? ] No e bolver a ver te, desavor io fuler o.»); bul, charabear (Gitana. «Cuando los jitanillos estan contentos estan contentos de esta suer te se alegr an esten atentos el r epicando el pander o y ella el bul cha r a bea ndo m ientr as el uno le canta el otr o le va incitando [? ]»); caló (Gitano. «Vendito sea el pair e que tal engendr o sacó.» Gitana. «Sonsacam e m as ca ló.» Gitano. «Com o anda el m undillo que cosa tan pr im or a.» Gitana. «Ca ló m io siem pr e, anda a or za.»). . La gitanilla fingida o La gitanilla por amor (óper a en un acto, 1799) de Blas de Laser na (1751-1816) (signatur a TEA 1-195-7 (m anuscr ito) - Biblioteca Histór ica M unicipal de M adr id): endiñar, parneses, jaluchar (Rosenda. «No hay quien endiñe pa r neses a esta r esalaa jem br a que no ha ja lucha o naa. [? ]»); (Policar po. «Y com o te llam as.» Rosenda. «Señor m e llam o la Per la Gaditana; per o la paja m olesta tienes tu m uchos pa r neses.» Policar po. «Que son par neses.» Rosenda. «Pesetas.»); camelar, gachón (Rosenda. «Que tienes desgalichao que estas angustioso?» Policar po. «Penas.» Rosenda. «Las penas se hechan a un lao que haces que no m e ca mela s.» Policar po. «Y com o he de cam elar te?» Rosenda. «Ga chon m io, com o quier as.»); (Policar po. «Pues yo te he ser vido ahor a que tu m e sir vas es fuer za.» Rosenda. «En que puedo yo ser vir os.» Policar po. «En ca mela r nos.» Rosenda. «Por m i?» Policar po. «Pues
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ya á caer sem e em pieza.» Rosenda. «Pelestr e no m e jonja bes si yo salinosa fuer a? »); (Gitanas. «Viva el ole y el jopeo esa gr acia ese m eneo a quien no ha de jonja ba r celebr en nuestr a dicha las gr acias los am or es despues de los r igor es gr an dulce es el am ar.»); puripé, romandiñar (Rosenda. «Pelestr e no m e jonjabes si yo salinosa fuer a? » Policar po. «Asi de la sal que tienes una poquita m e dier as.» Rosenda. «Que clisos que tienes chair o! chiclana no le chispean? Si no fuer as pur ipe te r oma ndiña ba .» Policar po. «Esta esta es ger ga, no la tuia Sim on y Judas.»); varandel (Policar po. «Pues que tienes.» Rosenda. «Nadie sabe lo que este pechito encier r a si al que le tiene afligido a tir o yo le cogier a le zur r aba el va r a ndel.»); chineles, churí (Rosenda. «Que vaya la esquela fuer te pa que el juez se convenza.» Policar po. «Si aquí les digo que os case.» Rosenda. «Vendito m il veces seas car a jer m osa! San Dim as te libr e de m alas lenguas! de or as m enguas, chineles, de un chur í, y de m alas jem br as.»). · El aduar de los gitanos (tonadilla a cinco, 1778) de Blas de Laser na (1751-1816) (signatur a TEA 1-199-62, A (m anuscr ito) - Biblioteca Histór ica M unicipal de M adr id): manrró (Todos. «Al aduar de gitanos / al aduar y á su obligacion / cada uno se aplique en su oficio / por ganar con tr abajo el ma nr r o [? ]»). Tam bién encontr am os en la Biblioteca Histór ica M unicipal de M adr id la par titur a m anuscr ita de la tonadilla a cinco El aduar de jitanos (signatur a M US 159-3) con el texto: Gitanos, todos. «Al aduar, al aduar Jitanillos, al aduar y a su obligacion; cada uno se aplique en su oficio por ganar con tr abajo el ma nr r o [? ]». En la Biblioteca Nacional de España se encuentr a la par titur a m anuscr ita de esta tonadilla a cinco (sin fecha) de Laser na titulada El aduar de gitanos (signatur a M C/3061/14) con el siguiente texto: Todos los hom br es. «Al aduar al aduar jitanillos al aduar y a su obligacion cada uno se aplique en su oficio por ganar con tr abajo el ma nr r ó [? ]». · Los gitanos y el hidalgo (tonadilla a tr es, sin fecha) de Blas de Laser na (1751-1816) (signatur a TEA 221-50 (m anuscr ito) - Biblioteca Histór ica M unicipal de M adr id): gachona, pandar, chinel (Sale la Pr ado de jitana. «Ay pr obecita ga chona / ay desdichada m uger / si a tu jitano quer io / le habr a pa nda o[12] el chinel / le habr a pandao el chinel / una car ga de badiles / ayer se m ar chó a _______________________________________________________ [12] En el m anuscr ito la palabr a enganchado apar ece tachada y en su lugar ha sido sustituida por pandao. En la par titur a m anuscr ita de la m ism a tonadilla a tr es Los gitanos y el Ydalgo que tam bién se conser va en la Biblioteca Histór ica M unicipal de M adr id (signatur a M US 175-4), el texto sí m antiene la palabr a enganchado: Pr ado. «Ay pobr ezita gachona ay desdichada m uger si a tu jitano quer io le habr a enganchado el chinel [? ]». Es pr obable que pandao haya sido una sustitución or iginada por un deseo de gitanizar todavía m ás el texto or iginal de la tonadilla.
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bender [? ]»); caló (Gar r ido. «Ay abur r ido cam anche / ay desdichado bedel / que ni un badil as bendido / ni as pescado ningun pez / ni as pescado ningun pez / que dir á tu salitr osa / viendo a su ca ló bolber / doncello de bolsa y huñas / lo m ism ito que se fue; [? ]»); nagesa (Cam as. «Que gr aciosos son, con ellos / buen r ato esper o pasar / com o ba de utilidades / aquestos dias?» Ella. «M uy m al, / señor ydalgo se intenta / algunas plazas sitiar / y quando siente el contr ar io / na gesa es fuer za tom ar [13] [? ]»); endiñar (Ella. «La jitana con saler o / ba clisando los ojillos.» Gar r ido. «M ientr as tanto que el jitano / le ba endiña ndo el bolsillo / le ba endiñando el bolsillo.»). · La gitana pobre y el majo enamorado (tonadilla a dúo, 1794) de Rem essi (signatur a TEA 221-44 (m anuscr ito) - Biblioteca Histór ica M unicipal de M adr id): camelar (M ajo. «[? ] Ay! m e daban Guayaba: / yo no la ca melo / Ay! m e daban Guayaba / yo no la cam elo / Ay! que á m i for tunilla / es la que yo quier o / Ay! á m i for tunilla / m or ena, ay! es la que yo quier o.»); jamar (Ella. A un gr an tr abajo se espone / toda m uger que no ja ma / por que la necesidad / m ui m ala tiene la car a / que yai m ilabr ás / yai m ilabr ás [? ]»);[14] arromales, parneses (Él. «Pues m uger no estás vestia / con esa r opa decente?» Ella. «Y las tr ipas jechas flautas / que a la voca se m e vienen; / a r r oma les que señor / tan afor tunado er es!» Él. «Que quier es m uger / en M adr id el desgr aciado per eze.» Ella. «Y la casa tan lucia / a que ofr eciste tr aer m e / y la lonja de m istela?» Él. «Si m e faltan los pa r neses / per o atiendem e Ponchita / si tu ingeniar te supieses.»). · La gitanera (tonadilla a solo, sin fecha) de Rosales (signatur a TEA 221-47 (m anuscr ito) - Biblioteca Histór ica M unicipal de M adr id): gachón (Raboso. «[? ] Que he de jazer / pr ove de m i / si tengo a m i ga chon / ausente de aquí [? ]»); gachó, cachaás (Raboso. «[? ] M as su ga chó que la oye / tan tr iste y desgalichaá / la canta de aqueste m oó / a com pas de las ca cha á s [? ]»); (Raboso. «[? ] pelanchona del alm a / no te m e afligas [? ] que tu ga chó te quier e / con alm a y vida.»). Tam bién en la Biblioteca Histór ica M unicipal de M adr id existe la par titur a m anuscr ita (M US 85-11) de esta m ism a tonadilla a solo con algunas var iaciones textuales. _____________________________________________________ [13] En el m anuscr ito apar ece tachado seguidam ente el siguiente texto: «[? ]y es for zoso levantar / el cam po». [14] En la par titur a m anuscr ita de esta tonadilla a dúo (La jitana pobre y el majo enemorado, 1794) de Rem essi que se conser va en la Biblioteca Histór ica M unicipal de M adr id (signatur a M US 115-3) se obser van var iaciones textuales per o el texto que hem os subr ayado en este tr abajo apar ece tachado en el m anuscr ito con una nota en el m ar gen izquier do que dice «sir ve esto bor r ado»: Ella ad libitum : «A un gr an tr abajo esta espuesta / toda m uger que no jam a por que / la necesidad m ui m ala tiene la / car a que yai m ilabr ás yai m ilabr ás / yay m ilabr ás que labr ando vas».
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· Los gitanos (3.ª par te) (tonadilla a dúo) de Diego de la Riva (signatur a M US 107-2 (par titur a m anuscr ita) - Biblioteca Histór ica M unicipal de M adr id): brajania, para, estardó, puroa, libanó (Gitana. «M i gitano quer ido donde le encontr ar é / ayer se fue enojao / ya no m e casar é / ay de m i que dolor / ya se acabo m i am or. / A la car zel m e han / dicho que oy le bier on llebar / si ser a otr a gitana / que lo quer r a enganchar ay. / La br a ja nia delante / y pa r a el esta r do / iba con la pur oa / y con el liba no. / Voy halla por si acaso / fuese aquesto ver dad / y si tiene otr a chusca / le tengo de ajor car ay.»). · Los gitanos (2.ª par te) (tonadilla a dúo, sin fecha) anónim o (signatur a M US 168-8 (par titur a m anuscr ita) - Biblioteca Histór ica M unicipal de M adr id): chai (Gitano. «[? ] Quier o una gitana bella / y aquí la vengo a buscar / por que en no biendo su cielo / no es posible sosegar ; / (par ola) ay cha i de m i vida / que te quier o sin igual; »); parneses (Gitana. M e voi contigo pr enda ador ada / que yo canto con gr an chulada / tu cantar ás y vailar em os / y los pa r neses le agar r ar em os;»); pinrres, bul, cangrí, chinel, chinorrí (Gitano. Voy a cantar lo. Gitana. Canta gor ito, y ver as si canto yo el cavallito; [? ] Con los pinr r es en el bul / cam alate a la ca ngr i / m ir a que biene el chinel / buscando la chinor r i;).
Ya a finales del siglo XVIII, los sainetes del dr am atur go gaditano Juan Ignacio González del Castillo (1763-1800) nos pr opor cionan m uestr as del em pleo de léxico gitano en su pr oducción dr am ática. Claver ía (1951: 27-28) señala que «[? ] Los m ás fam osos sainetes del siglo XVIII, los de Don Ram ón de la Cr uz, en que hay gitanos, no par ecen todavía ofr ecer huellas de la influencia del habla genuina pr opia del ?gitanism o?. Per o sí los del autor dr am ático gaditano Juan Ignacio González del Castillo, que, a fines del XVIII, r ecoge en sus obr as m ucho del pintor esco am biente de su ciudad natal, pululante entonces de gitanos y de gentes, nobles y plebeyos, que los tr atan y fr ater nizan con ellos. En los sainetes de Juan Ignacio González del Castillo encontr am os palabr as gitanas incor por adas usualm ente al lenguaje de los tipos popular es y locales que él pone en escena. [? ]». Claver ía (1951: 29, nota 38) insiste en que «Los gitanism os son abundantes a lo lar go de todas sus obr as: endiñar, buchí, najarse, jachares, camelar, chanelar, jonjanas, jonjabar, gachí, gaché, mengues, etc.[? ]». En r elación con el especial inter és por el lenguaje popular ur bano en González del Castillo, Sala Valldaur a (1996: 242) señala que «La atención por el nivel popular ur bano excede a la que González del Castillo tiene por los dem ás gr upos sociales. Tal inter és es consecuencia, en par te, del obligado populism o del sainete y, en par te, de la ideología del autor, identificado con el público del patio. [? ]». En el segundo capítulo (léxico y sem ántica popular es o jer gales) de su estudio Aportaciones
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al estudio de la literatura popular y burlesca del siglo XVIII (Léxico y fraseología), Pér ez Teijón (1990: 51-59) dedica un apar tado a los gitanism os dieciochescos que m ayor itar iam ente ilustr a con textos pr ocedentes de la obr a del dr am atur go gaditano González del Castillo, con la excepción de unos pocos ejem plos tom ados de Tor r es de Villar r oel. En la agr upación de gitanism os dieciochescos que r ealiza Pér ez Teijón se incluyen tam bién voces ger m anescas com o clisos ?ojos?, soniche ?silencio?, sonsoniche ?silencio? y vederre ?ver dugo?. Antes de pasar analizar los sainetes de González del Castillo, m e gustar ía hacer una últim a pr ecisión sobr e el clar o pr oceso de gitanización del m ajism o andaluz que tan bien apar ece ilustr ado en el sainete titulado Los caballeros desairados en donde el m ajo M ar iano enseña palabr as gitanas al m ar qués de Cam po Clar o, m iem br o de la ar istocr acia andaluza fascinado por la estética del m ajism o, los bailes popular es, el tor eo y la lengua gitana, que en el texto de González del Castillo es denom inada com o «lengua ger m ana» y que según par ece debía de tener en Sevilla uno de sus focos pr incipales de aficionados ya que es pr ecisam ente de esa capital andaluza de donde el m ar qués quier e tr aer al m aestr o que le enseñe a hablar caló: M ar qués. «Cabal; / y ahor a he m andado a Sevilla / por un m aestr o de lengua / ger m ana.». Esta infor m ación que apunta a Sevilla y otr as ciudades de la Baja Andalucía com o focos del m ajism o agitanado y de la afición por el gitanism o a finales del siglo XVIII es avalada por el testim onio de Bor r ow (1841, tom o II, capítulo II, pág. 58) en The Zincali cuando señala que en Andalucía se ha estado cultivando desde hace cincuenta años una liter atur a gitana espúr ea por un gr upo de gente que en Andalucía son llam ados los «del´ Aficion», una afición por todo lo que r odea al m undo gitano, incluido su lengua, desde por lo m enos la últim a década del siglo XVIII, tiem po en que González del Castillo r efleja todo ese m undo del m ajism o andaluz agitanado del Cádiz de su época. Los sainetes analizados en este tr abajo per tenecen a los dos pr im er os tom os de las Obras completas de Don Juan Ignacio González del Castillo, publicados por la Real Academ ia Española en 1914 con pr ólogo de Leopoldo Cano.
· El baile desgraciado y el maestro Pezuña (sainete): najarse (Pezuña. «Cor r iendo / ná jate, pájar o ver de; / m iá que se m e va subiendo / la cóler a a las m anazas, / y de un sopapo te estr ello.») (tom o I, pág. 73); (Roque. «¡Dejadm e a m í!» Pezuña. «O te na ja s, o te estr ello; / ná jate, pájar o ver de.») (tom o I, pág. 74). · El café de Cádiz (sainete): chanela (M ar tín. «Yo soy astr ólogo, y quier o / obser var la de m ás cer ca.» M anolo. «So peluca; con m i Cur r a / no quier o que haya cha nela . / Por vida? ») (tom o I, pág. 144); chavó (M anolo. «¡Vaya, que el chavó se pr ecia / de agr adecido!») (tom o I, pág. 146).
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· El día de toros en Cádiz (sainete): gachí (Canuto. «La ver dad; / m ir e usted que si m i her m ana / llega a oler que esta ga chí / le jace som br a, la agar r a / y le ar r anca a usted los flecos / del tustús a m anotadas.») (tom o I, pág. 355); caló (Canuto. «Si aquí no hay jam br e? / Déjam e poner la capa / a lo ca ló. [? ]») (tom o I, pág. 359). · La boda del M undo Nuevo (sainete): gachís (Pechuga. «No le cor te usté ni un pelo, / señá m adr ina.» Rafaela. «¿Pues cóm o / se m e ha de hacer el enr edo / que llevan en las cabezas / las ga chís?») (tom o I, pág. 85); (Pechuga. «Tom a el pedazo de espejo.» Rafaela. «¡Ay qué car a, Santa Rita! / ¡Vaya, vaya; si par ezco / una m ula de tahona! / ¡Y que paguen peluquer o / las ga chís! ¡Ay!, m ala hor a / las coja con estos pelos.») (tom o I, pág. 87); jonjana (Pechuga. «¡Qué jer m osa está m i m ona / ¡Tom a que tom a, saler o / de las sales? Rafaela. «No te vengas, / con jonja na s, car a e m uer to!» (tom o I, pág. 86); parneses (Pechuga. «M i pr otector ; / llévese usted, por San Pedr o, / algunos pa r neses.») (tom o I, pág. 90); (Pechuga. «Rabón, lo que a m í m e sobr a / son pa r neses. Eh, sin m iedo, / bebe ese fr asco, que a bien / que hay otr os seis allá dentr o.») (tom o I, pág. 97); mengues (Pechuga. «M ir e usted, señor, los mengues / es pr eciso que anden sueltos. / Ese diablo que usted ve / con esa geta de negr o / descolor ido, m e dió / con el candilillo un beso / por la espalda? ¡M ala hor a; / al pr im er m or o te vendo / m añana!») (tom o I, pág. 101). · La feria del Puerto (sainete): mengues (Zapateta. «M e tientan / ya los mengues por poner / esta chupa en alm oneda.») (tom o I, pág. 397); julepe (Zapateta. «Deja; que esa m ala hem br a / ha de llevar un julepe / de patáas, que no se vea / libr e de polvo en un año.») (tom o I, pág. 397); gachón (Cur r o. «Aelante. Con dos palabr as / queda la cosa com puesta. / ¿Y quién es ese ga chón?») (tom o I, pág. 399); jollín (Cur r o. «Per o ha dado un calaver a / en per seguir la; y no hay duda / que si con usted la encuentr a / habr á un jollín, que los diablos / anden sueltos en la fer ia.») (tom o I, pág. 401); najencia (Pepillo. «A bien / que ahor a nos vam os tr as ella. / Diga usted: ¿Cuándo se lar ga?» Patr ón 1º. «Ahor a m ism o.» Zapateta. «Pues na jencia , / que se pier de el tiem po.») (tom o I, pág. 404); (Ter esa. «La ida del hum o.» Lor a. «Al instantito; na jencia .» (tom o I, pág. 411); najarse (Cur r o. «Soniche; ¿qué bulla es ésta?» Pepillo. «Zapateta, ná jate, / por que tr ae la tor er a.») (tom o I, pág. 416). · Los caballeros desairados (sainete): sosnabelar, prajandí, maripor (M ar qués. «Cabal; / y ahor a he m andado a Sevilla / por un m aestr o de lengua / ger m ana.» M ar iano. «¡Bueno! Y usía / la hablar á con m ucha gr acia.» M ar qués. «Vaya, di
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una palabr ita.» M ar iano. «Pues diga usía conm igo: / sosna bela r .» M ar qués. (Repitiendo.) «Ya está dicha: sosnabelar.» M ar iano. «Pr a ja ndí, / ma r ipor .») (tom o I, pág. 113). · El soldado fanfarrón (sainete, par te I): najarse (Tom asa. «Y yo tengo / antojo de que se na je, / por que ya m e hiede a sebo.») (tom o II, pág. 366); jachares (Soldado. «Pues hasta el cóo se la soplo / por la calle del gar guer o / al m ajo que a m í m e dé / ja cha r es; cuenta con ello; / que tengo m al alm a.») (tom o II, pág. 367); gaché (Soldado. «Pues yo deseo / hacer le a usté un car iñito.» Diego. «¿A que se lo hago pr im er o?» Soldado. «¿A que no, ga ché?») (tom o II, pág. 373); najencia (Soldado. «M e voy ya; per o usted sepa / que ningunito a Poenco / le alza el gallo. Cam ar áa; / si hay quien tenga sentim iento / de lo dicho, yo m e llam o / na jencia . [? ]») (tom o II, pág. 378). · El soldado fanfarrón (sainete, par te II): najencia (Ber langa. «En M atagor da hay candela. / Chúpese usted las quijadas / hasta llegar. ¡Eh! Na jencia . » Poenco. «¡Si no habla usted de ver itas! » Ber langa. «Yo jam ás gasto chanela. Vuélvase usted par a atr ás, / o le aplico a usted la tienta / por un ijar.») (tom o II, pág. 392); chanela (Ber langa. «En M atagor da hay candela. / Chúpese usted las quijadas / hasta llegar. ¡Eh! Najencia. » Poenco. «¡Si no habla usted de ver itas! » Ber langa. «Yo jam ás gasto cha nela . Vuélvase usted par a atr ás, / o le aplico a usted la tienta / por un ijar.») (tom o II, pág. 392); najarse (Poenco. «Se acabó. / ¿Usted, sin duda, desea / que yo le haga el favor / de na ja r me? Ya está hecha / la gr acia. M ande otr a cosa.») (tom o II, pág. 392); camelar (Poenco. «M i Teniente, / ¡válgam e Dios, qué dur eza! / Si hubier a usted ca mela o / un día, diez, veinte o tr einta / (pongam os la com par anza) / a una señor a M ar quesa / m uy salá, per o endinota, [? ]») (tom o II, pág. 404). · El soldado fanfarrón (sainete, par te III): najarse (Tam bor. Vam os; / esto se acabó, Poenco. / Cachir ulo, dam e el vaso / y ná jate.») (tom o II, pág. 414); najencia (Tom asa. «Bebam os pr onto, y na jencia ; / que m i genio no es par ao.») (tom o II, pág. 418); chanelar (Poenco. «M i Teniente; que es un falso / testim onio. Yo pedí / fr ijones par a un guisao, / y al instante se picó / ese m ocito. Paisano; / ¿podr á usté jur ar que yo / jam ás le he fr ijoneao? / ¿Cha nela usté, señor Cur r o?») (tom o II, pág. 425); rajar (Tom asa. «¿Cóm o es eso? / ¿Qué es lo que está usté char lando? / M ir e usté lo que se r a ja , / por que yo tengo a m i lao / a m i m ar ío, y nenguno / puede decir náa m alo / de la Tom asa. [? ]») (tom o II, pág. 426). . El soldado fanfarrón (sainete, par te IV): jonjabar (Juan Pico. «Soniche, que m e m ar eo. / No jonja bes a ninguno. / Si sabes, car a de negr o, / que a esa m ujer la
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dejé / y ha tiem po no la cam elo, / ¿a qué viene sonsacar m e?») (tom o II, págs. 433-434); (Colasa. «¿M e quier e a m i jonja ba r / ese car a de epitafio? / ¿Te envía a llam ar el Teniente / a estas hor as?») (tom o II, pág. 438); (Paco. «Fuer a m ieo, cam ar áa. / Vaya; alar gue usted esa m ano.» Poenco. «Si la tengo m uy pesáa. / ¡Ay, que m e voy ajum ando! / M acar eno, vaya usted, / y no venga jonja ba ndo, por que adonde está Poenco / nenguno levanta el gallo.» (tom o II, pág. 451); camelar (Juan Pico. «Soniche, que m e m ar eo. / No jonjabes a ninguno. / Si sabes, car a de negr o, / que a esa m ujer la dejé / y ha tiem po no la ca melo, / ¿a qué viene sonsacar m e?») (tom o II, págs. 433-434); (Poenco. ¡Ay, qué ojillos tan salaos! / Si m e ha m uer to usted, gachona; / per o las chanzas dejando, / ¿m e quier e usted ca mela r ? [? ]») (tom o II, pág. 439); (Ram ón. «Sí; ¿per o qué la decías?» Poenco. «Náa; la estaba ca mela ndo. [? ]») (tom o II, pág. 442); jonjana (Tom asa. «¡Entr e usted, r esalaote, / patr ón de aqueste hem isfer io! / Com o tim ón, guíe usted / m i ser ení? ¡Ay, m i negr o! / ¿Te has enfadao?» Ber langa. «Jonja na .») (tom o II, pág. 437); najarse (Colasa. «Car a de negr o pecao, / ná jese usted, que si no? ») (tom o II, pág. 439); (Poenco. Quieto el paso. / Saler o; a m í no m e gusta / incom odar ; y, así, clar o, / m e na ja r é ahor a m ism ito / si a usted le sir ve de enfao.») (tom o II, pág. 443); (Tom asa. «Que ya m e voy sofocando; / ná jese usted.») (tom o II, pág. 451); gachona (Poenco. «¡Ay, qué ojillos tan salaos! / Si m e ha m uer to usted, ga chona ; / per o las chanzas dejando, / ¿m e quier e usted cam elar ? [? ]») (tom o II, pág. 439); (Poenco. Ga chona ; yo no he estudiao / sino en com er m e a los hom br es.») (tom o II, pág. 443); jachares (Poenco. «Vaya; no dar m e ja cha r es.» Colasa. «Si un gachón m e la ha pegao.») (tom o II, pág. 440); (Colasa. «¡Qué se ha de caer helao, / so pescuezo de gaviota! / ¡Fuer a; que jiede a pescao! » Poenco. «¿Con que sa em peñao usted / en dar m e ja cha r es? ¡Vam os!? [? ]») (tom o II, pág. 441); gachón (Poenco. «Vaya; no dar m e jachar es.» Colasa. «Si un ga chón m e la ha pegao.») (tom o II, pág. 440); (Poenco. « [? ] Ga chones; no hay que picar se / por ver que los dejo sanos. [? ]») (tom o II, pág. 455); chanelar (Colasa. «Si vinier a m i Ram ón / ver íam os ese gar bo.» Poenco. «¿Qué ha cha nela o usté ahor a? [? ]») (tom o II, pág. 440); (Colasa. «Ea; ¿qué estáis cha nela ndo? / Basta de conver sación. / ¿Se entr a o no se entr a al sar ao?») (tom o II, pág. 442); (Paco. «[? ] y, así, por que no le vuelva / a suceder otr o tanto, / ni cha nele usté en su vida / que ha ofendío (en chanza) a Paco, / es pr eciso que aquí m ism o / le diga que es usté un tr asto / fanfar r ón; [? ]») (tom o II, pág. 454); endiñar (Poenco. «[? ] ¡Qué ojillos tan r esalaos / tiene usted; com o m e endiñe / de esas flechas; m e ha m atao! ») (tom o II, págs. 450-451); (Paco. «[? ] es pr eciso que aquí m ism o / le diga que es usté un tr asto / fanfar r ón; y no le endiño / por no ensuciar m e las m anos / en cosa que es tan inútil [? ]») (tom o
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II, pág. 454); najencia (Paco. «¡Hola! ¿Conque usté es Poenco? / Na jencia de aquí m e llam o.») (tom o II, pág. 451). · El triunfo de las mujeres (sainete): jonjanilla (Pedr o. «El que escr ibió esa tonter a / estar ía am ar telado / con alguna m ujer zuela, / y usó de esa jonja nilla / par a poner la m ás ciega.») (tom o II, pág. 472). · El maestro de la tuna (sainete): endiñar (Juanito. «O se m ar cha, o le endiño.») (tom o II, págs. 78-79); jonjanilla (Juanito. «Celebr o ver esa car a / jer m osísim a.» Lor a. (Sentándose.) «Se apr ecia / la jonja nilla .») (tom o II, pág. 80); najarse (Cur r o. «Bien se ve / que te has cr iado en la playa. / Ná jate de aquí, o te ar r im o / la punta del pie.») (tom o II, pág. 90); (Cur r o. «Se na jó / con el peluca de m ar r as; / aquel don Tadeo.») (tom o II, pág. 91). · El recluta por fuerza (sainete): jollín (Lucas. «No estoy m uy contento, no.» Sar gento. «Apuesto yo cuatr o cuar tos / a que han tenido jollín. / ¡Ya! Cosas de enam or ados.») (tom o II, pág. 281); lililó (Sar gento. (Apar te.) «¡Con qué gusto el lililó / fir m a su enganche! ¡Qué chasco!») (tom o II, pág. 286). · El soldado tragabalas (sainete): najencia (For aster a. «[? ] y así m e entr ado hasta aquí. / Si no hay cabida, na jencia .») (tom o II, pág. 349); jollín (Contr abandista. «No pego fuego a esta casa, / de lástim a. Usted, m ajeza, / ¿gusta se ar m e el jollín / en la posada?») (tom o II, pág. 357). · Los majos envidiosos (sainete): jollín (Pepe. «Al despacho; y que sea pr esto.» Per ico. «Sabes el jollín que está / par a esta noche dispuesto / en la calle del M olino?») (tom o II, pág. 132); jamar (Cham or r o. «Después r ecoger ás tu diner o. / Lo que has de hacer es car gar / la cuenta, y así podr em os ja ma r / de gor r a.) (tom o II, pág. 139); najeza (M ateo. «Poco a poco; ¿cóm o suelo / estar yo?» Cur r a. «Com o un vinagr e.» M ateo. «Pues na jeza ; si no peto; / que no hay fr uta m ás de sobr a / que hom br es com o car am elos.») (tom o II, pág. 140). · Los zapatos (sainete): jonjabero (M anolo. «Que lo diga Felipillo, / si no estoy m uer to y penao / por usted.» / M ar iana. «¡Qué jonja ber o! / ¿Piensa usted que m e las tr ago? [? ]») (tom o II, pág. 483); mengues (M anolo. «Déjem e usted, com padr ito; / que, con lo que estoy m ir ando, / m e están llevando los mengues.» (tom o II, pág. 493); najarse (Andr és. «Pues m ir e usted, com padr ito; / si tengo de hablar le clar o, / sólo quer ía pillar / m i alhaja. Ya yo m e na jo. [? ]») (tom o II, pág. 498).
En los siguientes pár r afos vam os a dedicar nos al análisis lingüístico de los gitanism os que hem os docum entado en el cor pus de obr as estudiadas en este tr abajo:
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. a pa lusnó ?cor r al?? (cf. adjetivo r om aní pa lutno (m .sing.) ?tr aser o, últim o?). En el m anuscr ito de Conde palunú ?cor r al? com par te el m ism o or igen y, adem ás, los r eper tor ios gitanos del XIX nos ofr ecen las for m as puluno ?cor r al? (Tr ujillo 1844) y palunó ?cor r al?(Jim énez 1846). . a r r oma les ?for m ula par a expr esar enfado o extr añeza?. Es una fór m ula de im pr ecación sim ilar a otr as inter jecciones españolas com o ¡maldición! usada par a ?expr esar enojo, r epr obación, contr ar iedad, etc.? y otr as inter jecciones par ecidas. M or fológicam ente la for m a arromales apunta a un vocativo m .pl. r om aní romale! ?¡gitanos!?; no obstante, el par ecido for m al no deber ía ser suficiente r azón par a aceptar esta hipótesis etim ológica sin tener en consider ación el factor sem ántico que a m i par ecer no queda totalm ente explicado con la aceptación del vocativo plur al r om aní. En el m anuscr ito de Conde se docum enta la m ism a inter jección arromales ?es palabr a que denota enfado com o cuando nosotr os decim os puta puto?. En The Zincali, Bor r ow (1841) tam bién docum entó aromali ?en ver dad? y la for m a arromales con el significado ?car am ba? r eapar ece en r eper tor ios gitano-españoles del siglo XIX com o el de Jim énez (1846). El contenido sem ántico de esta fór m ula im pr ecator ia tal vez se entender ía m ejor si consider am os que el or igen de la voz se encuentr a en alguna var iante del sustantivo r om aní arman (f.sing.) ?m aldición, blasfem ia?: cf. la var iante for m al r om aní (gur bet) armani (f.sing.) ?m aldición?o la var iante r om aní (dolenjski) roman (f.sing.) ?m aldición?. De este m odo, el significado que ofr ece ofr ece Bor r ow par a aromali ?en ver dad? se podr ía explicar com o una fór m ula tal vez equivalente a la locución adver bial española de juro ?cier tam ente, por fuer za, sin r em edio?. . br a ja nia ?guar dia?? (cf. r om aní arakhavnja (f.pl.) ?guar dias?< arakhavni (f.sing.) < arakhav- < arakh- ?pr oteger, defender, cuidar ?). . bul ?culo, tr aser o?(cf. r om aní bul (f.sing.) ?culo?). . ca cha s/ca cha á s ?tijer as?(cf. r om aní katja (f.pl.) ?tijer as?< kat (f.sing.) ?tijer a?). . ca lli de mistor r ó ?gitana de bien? (< r om aní (galés/finés) kali (f.sing.) ?gitana (m ujer )?< adjetivo r om aní kali (f.sing.) ?negr a?). . ca ló ?gitano (hom br e)?, ?gitano? (cf. r om aní (galés/finés) kalo (m .sing.) ?gitano (hom br e)?< adjetivo r om aní kalo (m .sing.) ?negr o?). . ca lor r é ?gitano?(cf. adjetivo dim inutivo r om aní kalo?e (m ./f.pl.) ?negr itos, tas?< kalo?o (m .sing.) ?negr ito?; kalo?i (f.sing.) ?negr ita?). En el texto, podem os suponer que el significado or iginal ser ía ?gitanito?.
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. ca mela r ?am ar, quer er ? (cf. r om aní kamel (3.ª per s.sing. del pr esente) < kam?am ar, quer er ?). . ca ngr í ?iglesia?(cf. r om aní khangeri (f.sing.) ?iglesia?). . cha i ?chica?(cf. r om aní ?haj (f.sing.) ?niña, m oza, hija (gitana)?). . cha la r ?ir ?(cf. r om aní d?al (3.ª per s.sing. del pr esente) < d?a- ?ir ?). . chay mistor r ó ?m oza buena?? Par ece un sintagm a nom inal con falta de concor dancia genér ica si inter pr etam os la for m a mistorró com o adyacente del sustantivo chay (cf. r om aní ?haj (f.sing.) ?niña, m oza (gitana)?). Véase m i st or r ó (de ~). . cha nela ?char la, conver sación?. Se tr ata de un der ivado r egr esivo del ver bo chanelar con el significado ?decir, hablar ? com o apar ece docum entado en la cuar ta par te del sainete titulado El soldado fanfarrón de Juan Ignacio González del Castillo. Br ight (1818: lxxxvi, apéndice) r egistr a chanelar con el significado ?hablar ? y la or ación chanela en caló ?habla en caló?. En la docum entación que sobr e el caló español he m anejado nunca he encontr ado este nuevo desar r ollo sem ántico par a el ver bo chanelar, que siem pr e apar ece tr aducido de for m a cor r ecta con el significado de ?saber ?. Cabe la posibilidad de que el significado excepcional de chanelar en el vocabular io de Br ight se deba a una am pliación del significado del ver bo chanelar que pudo sur gir en los cír culos de la Afición de finales del siglo XVIII par a dotar de nuevo contenido sem ántico al ver bo chanelar cuando va acom pañado de un sustantivo com o caló en función de objeto dir ecto. En español los enunciados sabe caló o habla caló, a pesar de no ser estr ictam ente equivalentes, pr esentan m atices sem ánticos que los equipar an. No obstante, tam bién hay que tener en cuenta que en algunos dialectos r om aníes, com o el dialecto r om aní ateniense de Agia Var var a, el ver bo d?an- significa ?saber, conocer, poder, hablar (una lengua): d?anes romanes? ?¿Hablas r om aní??(M essing 1988: 62). . cha nela r ?entender ?(cf. r om aní d?anel (3.ª per s.sg. del pr esente) < d?an- ?saber ?, ?entender ?). . cha nipé ?cam a? (cf. r om aní u?haripe (m .sg.) ?cubier ta? < u?har- ?tapar, cubr ir ?). Se tr ata de un desar r ollo sem ántico del caló español . . cha r a bea r ?m enear ? (cf. r om aní (galés) ?alav- ?m over, agitar ?). El significado m ás com ún del ver bo ?alav- en r om aní es ?golpear ?, ?tocar ?.
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. chavea minr é ?¡m ozo am igo!?? La for m a chavea es clar am ente un vocativo m .sing. r om aní: ?havea (< r om aní ?havo (m .sing.) ?niño, m ozo, hijo (gitano)?); la for m a minré apunta m or fológicam ente a un posesivo de pr im er a per sona r om aní min?e (m ./f.pl.) ?m is?, ?m íos, as?; no obstante, se tr ata pr obablem ente de la inter jección r om aní more! ?¡am igo!?, que se em plea en algunos dialectos r om aníes com o fór m ula par a llam ar la atención dir igida a gente de la m ism a edad o gente m ás joven. Se tr ata de un pr éstam o docum entado en algunas lenguas balcánicas que tam bién cuentan con esta for m a apelativa con usos casi idénticos. Resulta inter esante analizar el texto com pleto de Diego de Tor r es (M ontante Christiano y politico, en pendencia M usica-M edica-Diabolica; 1726: 5) par a entender que lo que Tor r es está r epr oduciendo es una fór m ula apelativa (chavea minré) seguida de un gr upo nom inal (calli de mistorro) que pr esum iblem ente funcionaban com o for m as de expr esión r itualizadas em pleadas por las gitanas de la época par a inter pelar con lisonja a sus inter locutor es en busca de lim osna, etc., y por eso afir m a Tor r es que el chavea minré, calli de mistorro er a el cr istus ?abecedar io, car tel o libr o par a enseñar a leer ?de la bribia ?ar te y m odo de engañar halagando con buenas palabr as?. . chavó ?m uchacho, chiquillo? (cf. r om aní ?havo (m .sing.) ?niño, m ozo, hijo (gitano)?). . chinel ?alguacil?(cf. r om aní d?ene (m .pl.) ?per sonas?< d?eno (m .sing.) ?per sona?). . chino ?alguaciles? (cf. r om aní d?eno (m .sing.) ?per sona?). Dejando a un lado la om isión por descuido de la /s/ final en el m anuscr ito, pr esum iblem ente la for m a chino r epr esenta un plur al con aspir ación o pér dida de /s/ final de palabr a. . chinor r í ?chiquilla? (cf. adjetivo dim inutivo r om aní cikno?i (f.sing.) ?pequeñita? < cikni (f.sing.) ?pequeña?). . chiva r se ?escur r ir se, escapar se? (cf. r om aní ?hiv- ?poner, colocar ?, ?ar r ojar ?, ?em pujar, m eter ?). . chullos ?pesos (diner o)?(cf. adjetivo r om aní thulo (m .sing.) ?gor do, gr ueso?). . chur í ?navaja, cuchillo?(cf. r om aní ?huri (f.sing.) ?cuchillo?). . chur r es ?cuchillos?? Véase ch u r í. . diña r ?dar ?(cf. tem a de pr etér ito r om aní dinj- (< r om aní d- ?dar ?).
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. endiña r ?dar ?, ?golpear ?. Es un der ivado del ver bo diñar ?dar ?for m ado m ediante pr ótesis r edundante del pr efijo en-: diñar ? endiñar. La adjunción de este elem ento pr otético, car acter ístico del habla vulgar en todo el m undo hispánico, a una base ver bal no gener a cam bios sem ánticos apr eciables en el nuevo der ivado. Los desar r ollos sem ánticos del ver bo endiñar son fácilm ente r ecuper ables por el contexto com o ocur r e en la tonadilla a tr es titulada Los gitanos y el hidalgo de Blas de Laser na (signatur a TEA 221-50 (m anuscr ito) Biblioteca Histór ica M unicipal de M adr id) en donde endiñar significa ?tantear ?. . espa r r ava o ?m olido?(cf. r om aní pharav- ?r om per, desgar r ar, destr ozar ?). . esta r dó ?pr eso?(cf. r om aní (galés/finés) stardo (m .sing.) ?pr isioner o?< astard- < astar- ?atr apar, coger ?). La for m a estardó es un par ticipio pasado sustantivado r om aní. . esta r iba miento ?pr isión? (cf. der ivado dever bal r om aní (galés) stariben (m .sing.) ?cár cel? < star- ?atr apar, ar r estar ?). En este caso, se obser va sufijación del nom inalizador dever bal abstr acto del español -miento, posiblem ente por contam inación con el der ivado dever bal encarcelamiento. . esta r iber a o ?encar celado?. Se tr ata de un par ticipio pasado de un hipotético * estariberar ?encar celar ? for m ado a par tir del der ivado dever bal r om aní stariben ?cár cel, pr isión?. . fuler o ?falso, em buster o, despr eciable?. Se tr ata de un der ivado denom inal que se ha for m ado m ediante sufijación de -ero a la base nom inal ful (cf. r om aní ful (m .sing.) ?excr em ento, m ier da?). . ga ché ?hom br e?(cf. r om aní gad?e (m .pl.) ?hom br es no gitanos?). . ga chí ?m ujer ?(cf. r om aní gad?i (f.sing.) ?m ujer no gitana?). . ga chó/ga chón ?hom br e am ado, quer ido? (cf. r om aní gad?o (m .sing.) ?hom br e no gitano?). . ga chona ?quer ida?. Véase ga chó. . ja cha r es ?celos?. Se tr ata de un der ivado r egr esivo del ver bo jacharar (cf. r om aní ha?ar- ?quem ar ?). . ja cha r r a r ?quem ar ?(cf. r om aní ha?ar- ?quem ar ?). . ja lucha r ?com er ?(cf. r om aní xal (3.ª per s.sing. del pr esente) < xa- ?com er ?). . ja lla r ?com er ?(cf. r om aní xal (3.ª per s.sing. del pr esente) < xa- ?com er ?).
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. ja ma r ?com er ?(cf. r om aní xa- ?com er ?). . jollín ?jaleo?(cf. r om aní xoli (f.sing.) ?r abia, fur ia, enfado?). . jonja ba r /jonjava r ?lisonjear, adular ?(cf. r om aní xoxav- ?m entir, engañar ?). . jonja ber o ?lisonjer o?. Se tr ata de un der ivado dever bal a par tir de jonjabar m ediante sufijación de -ero. . jonja na ?em buste, m entir a?. El étim o se encuentr a en el adjetivo r om aní xoxa(v)no (m .sing.) ?falso, m entir oso, hipócr ita?(< xoxav- ?m entir, engañar ?). . jonja nilla ?m entir illa?. Se tr ata de un der ivado for m ado m ediante sufijación apr eciativa del m or fem a dim inutivo -illa (f.sing.) a la base sustantiva jonjana. . julepe ?castigo? (cf. der ivado dever bal r om aní (sinti) kurepen (m .sing.) ?batalla, lucha?< kur- ?golpear ?). . junela r ?sentir, descubr ir ? (cf. r om aní ?unel (3.ª per s.sing. del pr esente) < ?un?oír ?). Posiblem ente en La gran voda de jitanos (1762) de Antonio Guer r er o (signatur a M US 63-36 - Biblioteca Histór ica M unicipal de M adr id) el significado de junelar esté pr óxim o a ?descubr ir, dar se cuenta?. . liba nó ?escr ibano? (cf. r om aní lilvarno (m .sing.) ?pr ofesor, sabio? < lilvar?enseñar ?, ?decir la buenaventur a?< lil (m .sing.) ?libr o, papel, docum ento?). . lumi ?pr ostituta, r am er a?(cf. r om aní lumni (f.sing.) ?pr ostituta?). . ma nr r ó ?pan?(cf. r om aní man?o (m .sing.) ?pan?). . ma r ipor ?vino r ancio? (cf. sintagm a nom inal r om aní phari mol ?vino fuer te? < adjetivo phari (f.sing.) ?pesado?+ sustantivo mol (f.sing.) ?vino?). . mengues ?dem onios?(cf. r om aní beng (m .sing.) ?diablo, dem onio?). . mistor r ó (de ~) ?bien, excelente?, ?buena? (cf. dim inutivo m asculino r om aní mi?to?o (m .sing.) ?adecuado, idóneo? (< adver bio m odal/adjetivo r om aní mi?to (m .sing.) ?bien?, ?bueno?). El uso adver bial apar ece docum entado en la tonadilla a dúo titulada La jitana solitaria y el jitano zeloso (1780) de Diego de la Riva (signatur a M P/2212/8 (par titur a vocal m anuscr ita) - Biblioteca Nacional de España) y el uso com o adyacente de un sustantivo apar ece en obr as de Diego de Tor r es que hem os analizado en este tr abajo com o M ontante Christiano y politico, en pendencia M usica-M edica-Diabolica: calli de mistorro ?gitana de bien?, ?buena gitana?; Sueños morales. Corregidos y aumentados con el papel nuevo de la Barca de Aqueronte, y residencia infernal de Pluton: chay mistorró ?m oza (gitana) buena?? en donde la apar ente falta de concor dancia genér ica
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puede ser debida a la elisión del elem ento de del adyacente de mistorró. . mistós (de ~) ?bien, excelente?, ?bueno, a? (cf. adver bio m odal/adjetivo r om aní mi?to ?bien?, ?bueno?). La constr ucción de mistós funciona com o una locución adver bial con el significado ?bien, excelente? en la tonadilla a dúo titulada Las aventuras del gitano de Pablo Esteve (signatur a M SS/14062/70 (m anuscr ito) Biblioteca Nacional de España). En la obr a de Diego de Tor r es La gitana: almanak, pronostico, y diario de Quartos de Luna, para este Año Comun de 1729: (signatur a VE/310/10 - Biblioteca Nacional de España) funciona com o un adyacente del sustantivo que m odifica: rumí de mistós ?buena m ujer (gitana)?, liter alm ente ?m ujer (gitana) de bien?. La pr esencia de la locución adver bial de mistós en el m anuscr ito de José Antonio Conde puede ser una indicación de la antigüedad de esta locución adver bial; no tengo una explicación clar a par a la par tícula de que en el m anuscr ito de Conde se tr aduce por el cuantificador de gr ado adver bial ?m uy?: cf., en este sentido, Sam pson (1926 [1968]: 223) que docum enta el uso de la par tícula te antepuesta a sustantivos y adjetivos par a im pr im ir les fuer za inter jectiva equivalente al uso en español del intensificador de gr ado adver bial qué ante sustantivos, adjetivos y adver bios. . mol ?vino?(cf. r om aní mol (f.sing.) ?vino?). . muy Apar ece docum entada en la tonadilla a dúo titulada El jitano zeloso y jitana solitaria (1799) de Diego de la Riva (signatur a M P/2212/3 (par titur a vocal m anuscr ita) - Biblioteca Nacional de España) y allí for m a par te de la locución ver bal dar muy que pr obablem ente signifique ?decir la buenaventur a?; Sam pson (1926 [1968]: 229) docum entó la m ism a locución ver bal d- mui en r om aní galés con idéntico significado: ?decir la buenaventur a?. En r om aní la locución ver bal d- muj (< d- ?dar ? + muj (m .sing.) ?boca, car a) gener alm ente significa ?hablar ?, ?llam ar ?. . na ja r se ?m ar char se, ir se?(cf. r om aní na?- ?huir, escapar ?). . na jató ?per dido, acabado? (cf. par ticipio pasado r om aní na?ado (m .sing.) ?per dido?< na?ad- < na?av- ?per der ?). . na jencia /na jeza En la m ayor ía de los casos funciona com o inter jección con el significado de ?lar go?. En la tonadilla a dúo titulada Los gitanos y el hidalgo (sin fecha) de Blas de Laser na (signatur a TEA 221-50 (m anuscr ito) - Biblioteca Histór ica M unicipal de M adr id) for m a par te de la locución ver bal tomar nagesa ?m ar char se?. Cf., en este sentido, la locución ver bal tomar las de Villadiego ?ausentar se im pensadam ente, de or dinar io por huir de un r iesgo o com pr om iso?. La for m a or iginal pr obablem ente es nagesa que, pr esum iblem ente, tendr ía su or igen en la 2.ª per s.sing. del pr esente na?es ?(tú)
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escapas? (< r om aní na?- ?huir, escapar ?) a pesar de que la var iante for m al najencia cuenta con m ayor índice de apar ición en los textos liter ar ios analizados. . pa lestr a ?palom a?? (cf. gr iego bizantino ????????? (f.sing.) ?palom a?). Tam bién en r om aní (sinti) pilsteri (f.sing.) ?palom a?es un pr éstam o del gr iego. . pa nda r ?enganchar, atr apar ?(cf. r om aní phand- ?atar, am ar r ar ?). . pa r a ?detr ás?(cf. pr eposición/adver bio locativo r om aní pala ?detr ás?). . pa r neses ?pesetas?. Se tr ata de un plur al for m ado a par tir de otr o plur al parnés (m .pl.) que ha seguido una for m ación analógica con el esquem a del español mes (m .sing.) - meses (m .pl.); ciprés (m .sing.) - cipreses (m .pl.), país (m .sing.) países (m .pl.), que tanto en español (cafés - cafeses) com o en el caso del caló (parnés - parneses) pr oduce for m as con r edundancia del m or fem a de plur al -es. Or iginalm ente el étim o es un plur al r om aní en -e tónica que acabó siendo r efor zado con el m or fem a plur ativo del español -s cuando la ter m inación plur al r om aní -e dejó de m ar car distinción num ér ica plur al en caló: el parné (m .sing.) ?el diner o? / los parnés (m .pl.) ?los diner os?. La apar ición del nuevo plur al parneses pr obablem ente se vio favor ecida por un pr oceso de igualación de am bas for m as (parné/parnés) debido a la pér dida o aspir ación de -s en posición final absoluta com o r asgo car acter ístico del consonantism o final de hablas m er idionales españolas com o el andaluz en donde la consonante final aspir ada r eapar ece en la for m ación del plur al: meh (m .sing.) (< mes) ? meseh (m .pl.) (< meses). . pa r nié ?diner o? (cf. adjetivo r om aní parne (m ./f.pl.) ?blancos, as? < parno (m .sing.) ?blanco?). . pinr r és ?pies?(cf. r om aní pin?e (m .pl.) ?pies?< pin?o (m .sing.) ?pie?). . pr a ja ndí ?cigar r o?(cf. locativo m .pl. r om aní praxende < praxo (m .sing.) ?polvo?). . pur í ?abuela, vieja? (cf. r om aní phuri (f.sing.) ?abuela? < adjetivo r om aní phuri (f.sing.) ?vieja?). . pur ipé ?viejo? (cf. der ivado deadjetival r om aní phuripe (m .sing.) ?vejez? < adjetivo r om aní phuro (m .sing.) ?viejo?). . r oma ndiña r ?casar ?. Se tr ata de una for m a ver bal cr eada posiblem ente sobr e una base de par ticipio pasado: cf. r om aní (sinti) romadino ?(m .sing.) ?casado?. . r umí ?m ujer (gitana)?(cf. r om aní romni ?m ujer, esposa (gitana)?).
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. sin ?estoy?(cf. cópula r om aní (1.ª per s.sing. del pr esente) sim ?soy, estoy?< s- ?ser, estar ?). . sosna bela r ?dor m ir ? (cf. r om aní (finés) sonjav- ?ador m ilar ?). ta i ?m adr e? (cf. r om aní daj (f.sing.) ?m adr e?). . unga Apar ece docum entada en la tonadilla a dúo titulada La jitana solitaria y el jitano zeloso (1780) de Diego de la Riva (signatur a M P/2212/8 (par titur a vocal m anuscr ita) - Biblioteca Nacional de España) y el uso aquí es el de una inter jección par a expr esar alegr ía, satisfacción o aplaudir una acción con un significado cer cano a ?m uy bien?. El or igen de unga se encuentr a en la par tícula afir m ativa r om aní ova ?sí?. . va r a ndel Se tr ata pr esum iblem ente de una for m a adjetiva sustantivada r om aní: cf. r om aní (galés) palando (m .sing.) ?tr aser o, par te tr aser a? (< palando (adj.m .sing.) ?postr er o, últim o, tr aser o?), docum entada en el dialecto r om aní de Gales. En r om aní galés, se docum entan otr as var iantes com o palano (m .sing.) ?tr aser o? (< palano (adj.m .sing.) ?postr er o, últim o, tr aser o?). Todas estas for m as r om aníes que acabo de señalar, tienen un antecedente r om aní com ún en for m as adver biales locativas com o paland (r om aní dolenjski) ?detr ás?, palan (r om aní sinti) ?detr ás?(< palal ?detr ás?).
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Un n on ato diccion ar io gitan o decim on ón ico: el Rotañular io dor Ser sén al Calor r ó y de andalló al Ser sén de Joaqu ín Sim án (Per o Gr ullo) Ignasi-Xavier Adiego Universitat de Barcelona
El Eco del Comercio de fecha dom ingo, 17 de m ayo de 1846 (nº 1144), publicaba en su ?Nueva sección de nueva cor r espondencia? una car ta fir m ada por Per ico de los Palotes y dir igida a Per o Gr ullo[1]. ?M ontilla, no sé a cuantos, pues cuando se viaja así, ni da lugar par a m eter se el alm anaque en el bolsillo. Am igo Per o Gr ullo: m e alegr ar é que al r ecibo de ésta te encuentr es con la m ás cabal salud que yo par a m í deseo, y que gozo a pesar de haber m e lanzado al hipódromo situacioner o. Sabr ás cóm o nos han echado a bailar la m azur ca a una por ción de hom br es buenos de M álaga, por que no han encontr ado pr etesto par a enforcarnos por ende. Unos han sido puestos en posición en la per ínclita Lucena; otr os en la célebr e Aguilar de la Fr onter a, otr os quedam os aquí, y Gar cía, com o cor r esponsal de per iódicos, ha m er ecido los honor es de ir a la capital de la pr ovincia. Esta per am bulancia tiene la ventaja de suplir la inter ceptación de cor r eos, y de que los patr iotas nos conozcam os y sepam os unos de otr os. Com o tú er es tan bonachón am igo del caló se m e ocur r e que pudier as sacar par tido par a ayudar a nuestr a jamancia de un diccionar io Hispano-Bohem o que podr é enviar te, pues estas gentes al hacer nos per egr inar no se acuer dan de que ______________________________________________ [1] En éste y los dem ás textos en castellano que r epr oduzco he m antenido los hábitos or togr áficos del or iginal, lim itándom e a r egular izar la acentuación. En el caso de las fr ases y textos en caló, he r espetado las gr afías or iginales, acentos incluidos.
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tenem os tr ipas, ni de que por la ley de antaño a todo el que se le hace andar contr a su voluntad se le socor r e, por aquello de que tr ipas llevan pies. Déjate un poco de tor os, y piensa en los que así andam os cabestr eados.
Al nom br ar aquí al ilustr e Fulgosio, se han r ecor dado de que con el faccioso Góm ez venía com o especie de segundo suyo uno del m ism o apellido, que después de haber hecho la capitulación de Cór doba y haber dado las m ás solem nes gar antías a aquellos bobos, se diver tía en ver los asesinar, com o lo sufr ier on de aquí a Car taya el com andante Ram ír ez, el sastr e gr anadino de Cór doba, y hasta siete u ocho m ás. No olvides lo del diccionar io, que es tr abajo de un canónigo de nuestr a santa iglesia am igo tuyo, y cosa cur iosa: a ver si siquier a salim os a una jara por bar ba, par a no m endigar ni engendr ar m al quilo con la carpanta que nos podr ía hacer desvanecer la m oller a. Consér vate y m anda, y pide a Dios que no nos lleven al Finister r e o Los M edas, pues que se em peñan en hacer nos viajar im punem ente, y siem pr e es tuyo afectísim o.= Per ico el de los Palotes. P. D. Tu com pañer o el de la antecám ar a de Gr anada, está en Lucena. Dicen que se divier te según el cuento del fr aile.? En el núm er o siguiente (1145) del m ism o per iódico, publicado el m ar tes 19 de m ayo[2], Per o Gr ullo r espondía en la m ism a sección a la petición de Per ico de los Palotes: ?Contestación de Pero Grullo a Perico de los Palotes. Torre de Babel M adrid, mes de las tropelías, y año de los bofetones y afilados sables. Quer ido Per ico: He r ecibido tu apr eciable, y enter ado de su contenido, debo decir te el sentim iento que tengo por la pr isa que te das par a viajar por esos m undos, dejando olvidado el día de tu par tida, el m es en que vives, y los años que han tr anscur r ido desde la er a de Jesucr isto. Par ece im posible, am ado Per ico, que no te sir va de nada todo este siglo, y lo que fue del otr o, par a haber for m ado un alm anaque y llevar lo consigo, sabiendo de esta m aner a dónde estabas, cóm o tenías el cuer po, y quién er a el baratero español; per o puesto que con buena salud te has lanzado al hipódromo de los monárquicos, y te has acor dado de m i pobr e per sona, debo decir te que tam poco la tengo m ala, sin per juicio de las vueltas en pelo y sin chispa de gr acia que m e han hecho dar, com o al her m ano don Fr ancisco Huer ta y otr os, a quienes tendr ás por am igos, par a honr a y glor ia de los per r os conser vador es. _________________________________________________________ [2] Com o indica la cabecer a m ism a del diar io, ?Este per iódico sale todos los días excepto los lunes?.
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M ucho m e alegr ar ía que fuer as el Judío Errante, de Eugenio Sue, es decir, que pudieses disponer del cóler a y aplicár selo a los que tuviesen necesidad de viajar por ignor adas tier r as, fuesen de clases altas o bajas, y esceptuando las per sonas que gustases, que a todo m e confor m o com o tú seas el protagonista del dr am a, y por que así convendr ía par a ti y tus am igos de M álaga, y no habr ía necesidad de cor r er tier r as, y ojalá encontr éis el M undo nuevo o el Nuevo M undo com o los célebr es Her nán Cor tés, Cr istóbal Colón y Pizar r o; a pesar que esto no es m uy fácil por que tenem os en esta cor onada villa (en el día Babilonia), a la princesa Saint-Dizier, rodeada del P. Agriñy y del P. Rodin que todo lo ar r eglar án a su placer, y nosotr os que hacem os el papel de Dagober to, su hijo y Gabr iel, nos confor m ar em os con la voluntad de aquella junta supr em a, y no te digo m ás, por que bien m e entiendes, y estoy segur o que si hace años hubieses quitado el TES de tu apellido y dejado lo dem ás lindo y m or ondo, no tendr ías que andar con la m aleta a cuestas, ni con tr abajo par a coger las car tas y saber de tus am igos, ni tam poco bailar ías la m azur ca, ni yo la galop o el galope; per o todo lo disim ulo con tal de que nos sir va de lección la paz, orden y justicia. La idea que m e indicas del Diccionar io hispano-bohemo, hace días que tengo uno en pr ensa, com o te lo podr á decir el tío Paco que es el que costea la m úsica del tío Vivo, y el pr esente calendar io; per o puesto que la jam ancia terela boquis le penaré a un rocambló de quién es pr opiedad el que voy a dar, que seas par te del idiom a en cuanto al jandorró, por aquello de las tr ipas y los pinrés; no pudiendo ser vir te r especto a los Bur ós, por que es ajuste, y por que necesito espr esar la chapesca que tenem os en la tier r a de los jover chineles, que le pido a Ostevél se los jañipeen los chuqueles. Quedo enter ado de que en ese pueblo de M ontilla r ecuer dan al ilustr e Fulgosio, y de que con el faccioso Góm ez venía de segundo suyo otr o del m ism o apellido, y que sin pr ejuicio de las gar antías que concedier on en la capitulación de Cór doba, se diver tía el angelito en ver asesinar a los patr iotas: com o quier a que abundan tanto y per tenece al grobelén, de aquí que olichate por que no m e penlé a un bichardo según y com o m ejor les plazca a estos nenes, y ojalá el Otarpe se los lequere nistó [sic]. A pesar, am igo m ío, que yo no m e par o en los apellidos, ni lo que hicier on estos y aquellos, por que se m e viene a m i m ajín el bur r o que tenían unas m onjas en la huer ta del convento y a quien pusier on don Gerónimo, y siem pr e que estaban en gr ada y entr aba a visitar las cualquier am igo, se decían unas a las otr as, ?¿no le parece este caballero en la cara a don Gerónimo?? y de esta m aner a no llegaba uno que no bautizasen o confir m asen con don Gerónimo, siendo par a ellas todos iguales; y por eso te digo que encuentr o difer encia en el m odo br eve que tienen de hacer la bar ba, estos y aquellos.
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Respecto al diccionar io, te he dicho lo bastante, por m ás que el canónigo lo haya tr abajado, y sea m i am igo; lo que quisier a fuer a tener una m ina par a tanto flamenco que camelo, diñarle un tarquino, o al m enos la llave de las pulm onías par a dejar m ás clar o el ar r eglo de la deuda. Pr ocur a conser var te com o yo lo hago, per o no puedo decir te que m andes com o tú lo haces a m í, por que suele uno acostar se en estos tiem pos de garantías constitucionales, y am anecer cam ino de Bayona, sin m ás diner os que el r ocío de la m añana, ni m ás r opa que la hoja de la higuer a de nuestr o padr e Adán. A m i com pañer o el de la antecám ar a de Gr anada le das m uchos abr azos, y dáselos de par te del secr etar io que ya sabe lo quier e, y tú r ecibe el singular apr ecio de tu m ejor am igo, PERO GRULLO. P. D. Hazm e favor de decir m e si le tocas algo o que par entesco tienes con otr o Perico de los Palotes que tenem os aquí, por que lo m ejor ser ía, par a que yo no sufr iese equivocación, que te acor dases del azicate de in illo tempore, y que éste autor izar a tu nom br e. Te advier to que si te hace falta algún pr ocur ador o cualquier a de tus am igos en esta cor te, te puedes entender con don Luis Pér ez del Aya, que fue otr o de los gar antidos en el gobier no político, por la conspir ación que hace años está tr am ando este hom br e per ver so, cual te lo podr á decir su m uger que lleva cinco hijos el m ayor de once años, y ya ves que no es par a m enos la tela que estará urdiendo, y que según m alas lenguas no escar m ienta. En fin, el cielo quier a que el gobier no no le coja los ovillos de la tr am a, y tengam os un sentim iento.? Una sem ana m ás tar de, el 28 de m ayo, en el núm er o 1153 del susodicho diar io, se publicaba el anuncio de un futur o diccionar io español-gitano y gitano-español, invitando a los lector es a suscr ibir se par a hacer posible tal em pr esa editor ial. Tal anuncio pr esentaba la singular idad de ser bilingüe, en español y en caló:
?Vocabular io gitano. A continuación ver án nuestr os lector es el pr ospecto de un vocabular io estenso en el dialecto gitano y en nuestr o idiom a. Los que se dedican a este géner o de publicación son hom br es de buen hum or y bastante ilustr ados, que no se pr oponen una especulación lucr ativa, y sí tan solo cubr ir los gastos de im pr esión, y dedicar el sobr ante a objetos hum anitar ios socor r iendo a ser es desgr aciados. Nosotr os no podem os m enos de aplaudir el pensam iento, y contr ibuir a él dando publicidad a tan filantr ópico com o útil objeto. Todo lo que pudiér am os añadir sobr e la im por tancia de
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la obr a lo dicen los autor es. A sus palabr as nos r efer im os; y por nuestr a par te solo lo r ecom endam os par a que habiendo suficiente núm er o de suscr itor es pueda publicar se. PROSPECTO Sar é quichí se aisna penao y libanao disde or chibél apagé de á Chípi-callí, jinando lo flim a sos cham ulla de andoba or Rotañular io-ser sén, quesá unga se cam bla fr ujer io de yes cur r ipén esor fielao y á lujoñí de baluca; tam i sisla sis ununincár sos á estongudén de ondosas esislenes cabalicós de fendi sustir i, soscaban per cabañaos on á fur onijen or zar dioquí y sar dañá de andoya ar aquer a aquejer á, sos ar cila andoba colcor r í m ucár or sundache bi talor antes, ó de r epur elar ler m ulés. Per ochipá or br eje naquelao ter elam os or pesquibén de dicobelár or Rotañular io dor er asñó de Tr ujillos, lo sos nos or chiquió á per elár or or obr er o sos quer aba chir ó salm uñaba on nonr iás jer osas. Andiar sos catescando sar é lo lachó sos caba pucanacion sar ter elaba, á lo sos aisnam os junelao, á sislá de or pachir im a y gastijenes, á ler féndis aquir indois de Ser va, Per í, or Bur dó, Bor bór eo y debús gaos de Pinacendá-ostelí, sos sis la chén de ler Faraones, aisnam os ozunchao quer ár y es [sic] «Rotañulario dor Sersén al Calorró y de andalló al Sersén», sos ó nos jonjabam os búte, ó aisna de pir elar de bae on bae á ger íba dor per nichabao Sancho bur per ó on as de ler pelaires y sislar bus nacar dao y r echascao sos á or opajá dor praefacio; per sos ¿Coin quesá á jelante osdor osa y á inor pachir í r uá sos ne diñar a cualcán buchí lachí per jabelar as car em as de á Sibila á coin pr ucha per sós desquer ós jelenes al tr equejenár as nevelís de desquer ós baes y far r ilajár per sós desquer ó lachí ó chor r í bisnajur a? ¿Coin or bar ojil pur ó sos ne se r elacr ar a y gulú bus, unga ar cilar an ber gor ear á desquer ós junelaos y enr ar on desquer ó andolaya as r em er m elenes dor Bato on discadí de as nevelís de á bae? ¿Coin or or chí de cor ó sos ne ar jelé pinchar ár yesqui chípi sos chanan flim as y jabelár lo sos penele á desquer ós r ebr idaques yesquí de andoyar [sic] Callís bajam baor as, de pinr eles chinor r ós, pir elar alipiao, bellopio de polom ias y sacais cham ullaor es? ¿Y coin, per gr er itón [sic], or ujiñó sos ne diñelase m anguelár yes ochon tam í as or quidús, otán
Todo cuanto se ha dicho y escr ito hasta el día acer ca de la lengua gitana contando lo poco que habla de ella el Vocabular io español, ser á, si se quier e, fr uto de un tr abajo estr em ado y a pr ueba de peluca; per o fuer za es confesar que a pesar de esos esfuer zos dignos de m ejor suer te, están sepultados en la oscur idad el zalero y gr acia de ese habla am ar telada que puede ella sola dejar el m undo sin habitantes, o r esucitar a los m uer tos.
Por for tuna el año pasado tuvim os el gusto de ver el Vocabular io del señor de Tr ujillos, lo que nos obligó a cum plir el pensam iento que hacia tiem po saltaba en nuestr as m oller as. Así que, r euniendo todo lo bueno que esta publicación contenía, a lo que hem os oído, a fuer za de paciencia y gastos, a los m ejor es aficionados de Sevilla, Cádiz, el Puer to, Jer ez y dem ás pueblos de Andalucía baja, que es la tier r a de los Faraones, hem os logr ado hacer un Vocabulario del español al gitano y de este al español, que o nos engañam os m ucho, o ha de andar de m ano en m ano a guisa del m anteado Sancho cuando cayó en las de los peláires, y ser
m as leído y r epasado que la hoja del praefacio: por que ¿cuál ser á la am ante celosa y la im paciente doncella que no dier a cualquier a cosa buena por entender las palabr as de la Sibila a quien pr egunta sobr e sus am or es, al estudiar las r ayas de sus m anos y fallar sobr e su buena o m ala ventur a? ¿Quién el fr ío viejo que no se r em ozar á y algo m ás, si pudier an llegar a sus oídos y entr ar en su aquel las r evelaciones del Papá en vista de las r ayas de la m ano? ¿Quién el alm a de cántar o que no desee conocer una lengua que saben pocos, y entender lo que r esponde a sus r equiebr os una de esas gitanas tentador as de pie pequeño, andar aseado, m eneo de cader as y ojos hablador es? ¿Y quién, por ultim o, el
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sos or diñar quejesa on junós buchí neguisar á, á par r uipén de ar cilár jabelár unga se panchajañaba diñar cor m uñé lápa, unga se espandaba cor m uñó chijair í, ó se or obr ejeñaba or sojañár á desquer í potosiá?
usur er o que no ofr eciese pedir un m es par a las ánim as, ya que el dar sea en ellos cosa negada, a cam bio de poder entender si se intentaba dar algún golpe, si se abr ía alguna m ina o se pensaba atacar a su bolsa?
Dicobela acoi, nacar daor m inr ió, on nonr ió Rotañulario or sástalo-sar é de ler [3] aquir indois a chanár [4]. Or cur r ipén soscaba quer ao y ar r obiñaos sar é ler ter r eplenes guinosas de andallo ar aquer a busñe y sar dañosa.
Ve aquí, lector m ío, en nuestr o Vocabulario el sánalo-todo de los aficionados a saber. El tr abajo está hecho, y r ecogidos todos los tér m inos m elosos de este habla dulce y gr aciosa. Entr e hacer se de nuestr o Vocabulario o no gozar de los dichos y fiestas de los gitanos, no hay tér m ino m edio. Anim o, y el que no quier a tom ar un ejem plar que tom e diez; en la inteligencia que los que se suscr iban hasta últim os de junio solo les costar á 4 pesetas, o 16 r eales, o por otr o nom br e 136 cuar tos ; m as par a los que se tar den se subir á a 6 pesetas, 24 r eales, o 204 cuar tos.
Enr e quer ar se de nonr ió Rotañulario ó ne r etejar de ler penaos y ulaques de ler Flamencos, ne aisna ter r eplen m acar á. Or chiquien, y or sos ne ar cile lillar yes ejer silén, sos lille esdén; on la chanelén sos á ler sos se suslibanen disde gr esitones de Nutivé[5] colcor r é les olacer ar á 4 lúas, o 16 br újes, ó per abél asnao 136 nor tós; bus m etesom ía le sos se tasiabar en se encalom ar á á 6 luas, ó 24 br ujes, ó 204 nor tós. La tr oecané pr esim elar á á niquillar bur aisne 200 suslibalenés y ne anjella, per sos la Chin soscaba pan delá [sic]; nonr ió jandor r ó sis sasta la bizar r a [sic] pucaní de a coin sar é or sundache cham ulla y necaiqué la bajam ba y on yesqui car em a per sos. Or M alchicán jachar ao de á pañí gr í chapesca. Fr onsaper am os sos or pucanó la alolle, ne colcor r é per lo sos m óle, á estonguelár de sos nonar dian ter elar á dinastés de ar r ebujar se, ungané per sós on desquer ós br ojañénes ter elan aginé cor m uñós bichar daos a coines ?aism a penavor ?[6] Gr obelén, pirelad, pirelad y pirelad... tam i per só les coínes chasan ler br ejes y m úcan la bocata y la chor r eza desquer ós sism achales y ar gostines.
La obr a em pezar á a salir cuando haya 200 suscr itor es y no antes, por que la patr ia está opr im ida; nuestr o diner o es com o la deuda pública, de la cual todos hablan y ninguno la palpa, y en una palabr a por que El gato escaldado del agua fr ía huye. Esper am os que el público la acoja, no solo por lo que valga, a pesar de que nunca tendr án m otivos de ar r epentir se, sino por que en sus pr oductos tienen par te algunos dester r ados a quienes ha dicho el gobier no andad, andad y andad...... per o sobr e los cuales pasan los años y dejan el ham br e y la pobr eza sus señales y ar r ugas.
_______________________________________________________ [3] leer 6-6. [4] char nár 6-6 [5] En 6-6 par ece leer se Ñutive. [6] Pasaje cor r upto debido sin duda a un er r or de inter pr etación del tipógr afo. En lugar de a coines aisma penavor Grobelén léase a coines aisna penao or Grobelén, que se cor r esponde exactam ente con la ver sión española ?a quienes ha dicho el gobier no?.
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Disde acoi or Prospecto, per sos á lachós jabelaores sar flimas caremas brejela, y per sos bur se m ujar a de buchís chipendois nos ater elam os al blandesbaban sos pena
Hasta aquí el pr ospecto, por que al buen entendedor con pocas palabr as basta, y por que cuando se tr ata de cosas ver dader as nos atenem os al r efr án que dice:
De queraré queraré, nonardian me jerballé. Bus mola y es[sic] lilla, sos greste [sic] diñaré.
De haré haré, nunca me fié. toma, que cien te daré.
M as vale un
Se suscr ibe en la r edacción de El Eco del Comercio, y por m edio de sus com isionados en las pr ovincias.? El anuncio volvía a r epr oducir se unos días m ás tar de, el 6 de junio de 1846 (nº 1161), con el m ism o texto y sólo con escasas var iantes, sin duda er r atas, en r elación con el pr im er o (tales var iantes han sido señaladas aquí en nota). Hasta donde han llegado m is pesquisas en el m om ento pr esente, no hay m ás noticias y el diccionar io no vio nunca la luz. Com o puede ver se, hay una r elación dir ecta entr e el com er cio epistolar de Per o Gr ullo con Per ico de los Palotes y la poster ior apar ición del pr ospecto del ?vocabular io gitano?. Per o Gr ullo es, pues, el im pulsor de este anuncio y, m uy pr obablem ente, su autor, así com o el com pilador del nonato diccionar io. Per o ¿quién er a Per o Gr ullo? ¿Quién, Per ico de los Palotes? ¿A qué cir cunstancias histór icas aluden cuando hablan, un tanto cr ípticam ente, de destier r os, de per secuciones y de penur ias? ¿Por qué El Eco del Comercio acoge en sus páginas esta iniciativa? Antes de analizar lo que a nuestr o conocim iento de la lengua gitana en España apor ta este texto ?m ucho m ás de lo que pueda par ecer a sim ple vista, com o m ás adelante se m ostr ar á- par ece obligado r esponder a estas pr eguntas, aunque quien aquí lo hace no es un histor iador y, m ucho m enos aún, un especialista en los avatar es políticos de 1846, por lo que, de lo que aquí se expondr á, segur o que habr á quien pueda sacar aún m ás par tido. Per o Gr ullo, de ello no hay duda alguna y lo saben m uy bien los estudiosos del per iodism o taur ino, es el pseudónim o de Joaquín Sim án[7]. Joaquín Sim án e Illescas, nacido en M álaga el 20 de abr il de 1809 y m uer to en Alcalá de Henar es el 2 de _______________________________________________________ [7] Sobr e la vida y obr a de Joaquín Sim án, el tr atam iento m ás detallado que conozco es el de For neas (2001: 115-142). Cf. asim ism o Car m ena y M illán (1899: 315-316), Gil González (2007: 142-143, 148-150).
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diciem br e de 1886[8], m ilitar de car r er a ?actuó her oicam ente en la pr im er a guer r a car lista[9] y al m or ir er a cor onel r etir ado- fue un im por tante cr ítico taur ino, pr esente siem pr e en iniciativas editor iales r elacionadas con la taur om aquia, com o la r evista taur ina Clar ín, Clar am ente identificado con los pr ogr esistas, se le ha r epr ochado, no sin r azón, que sus cr ónicas taur inas hablaban m ás de política que de diestr os y m or lacos. En cuanto a Per ico de los Palotes, tengo par a m í que estam os igualm ente ante Joaquín Sim án: se tr atar ía, pues, de una inter cam bio epistolar fingido. A favor de esta posibilidad hablan dos hechos: por un lado, en núm er os poster ior es de El Eco del Comercio, vem os, justam ente en la m ism a ?sección de nueva cor r espondencia?, otr os car teos entr e Per o Gr ullo y per sonajes llam ados ?Clar indo?, Pedr o Zam -baina y Don Paleto, en un tono sem ejante al em pleado por Per o Gr ullo con Per ico de los Palotes. Por otr o lado, una de las car acter ísticas de las cr ónicas taur inas de Joaquín Sim án fue pr ecisam ente el em pleo de diálogos ficticios entr e Per o Gr ullo y un tal El Cacheter o par a exponer dos visiones contr apuestas (cf. For neas (2001:115-116; Gil González 2007:149-150)[10]. Com o se deduce tanto del cr uce de car tas entr e Per o Gr ullo y Per ico de los Palotes com o del pr ospecto del vocabular io gitano, una par te de los posibles beneficios de su venta ?ya fuer a anticipada m ediante suscr ipción, ya después de ser publicado- había de ir destinado a ayudar económ icam ente a ?algunos dester r ados a quienes ha dicho el gobier no andad, andad y andad....? M ás allá de las r efer encias solapadas, de los juegos de palabr as y las alusiones que nos r esultan hoy difíciles de descifr ar, no es com plicado poner en su contexto esta r efer encia a los destier r os: hem os de situar nos en el m es de m ayo de 1846: tr as la r enuncia anticipada de Baldom er o Espar ter o a la r egencia de España y el acceso al tr ono de Isabel II se había ______________________________________________________ [8] Del fallecim iento de Sim án da cuenta el per iódico El día de 16 de diciem br e de 1886. [9] ?Solazándose estaba el capitán gener al de Gr anada, Palar ea, en la posesión de Dandella, cuando r ecibió la pr im er a noticia del levantam iento de los car listas, y por enfer m edad de Ar anda capitán de la com pañía fr anca de Segur idad envió al teniente don Joaquín Sim an, a apagar aquel incendio. A m ar chas for zadas llegó diligente a Polopos, donde se hicier on fuer tes sus enem igos; peleóse con tesón, y m uer to su jefe don M atías de Castr o y her ido su segundo Ar r atia, que quedó pr isioner o, se disper só fugitivo el r esto de la fuer za, hallando en el país la pr otección que necesitaba su cuita, se r ecogier on las ar m as que abandonar on, un obús de cam paña enter r ado, y otr os efectos, y se vio ahogada en su cuna aquella insur r ección que habr ía sido im ponente a no ser tan pr onto r epr im ida.? (Pir ala 1869: 227-228). [10] M ar ía Celia For neas es tam bién de la opinión de que todas las car tas que apar ecen en la Sección de Nueva Cor r espondencia fuer on escr itas por el m ism o Joaquín Sim án (For neas 2001:140-141). La afir m ación de For neas (ibid.) de que dicha sección se inagur ó el 13 de junio de 1846 con una car ta r em itida por Clarindo no es cor r ecta: es nuestr o Per ico de los Palotes quien la abr e el 17 de m ayo de 1846. No por casualidad, el encabezado r eza en tal fecha ?Nueva Sección de Nueva Cor r espondencia?.
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iniciado en 1844 lo que luego se conocer á com o la década moderada, el per íodo en que los llam ados m oder ados dir igier on el gobier no de la Nación. No fue ello sin r esistencia de los pr ogr esistas, sobr e todo en los pr im er os años, y un episodio par ticular m ente sangr iento de tal r esistencia fue el levantam iento de M iguel Solís y Cuetos en Lugo, el 2 de abr il de 1846, esto es, m es y m edio antes de la car ta del supuesto Per ico de los Palotes a Per o Gr ullo. Al levantam iento de Solís siguier on m ovim ientos sim ilar es en otr os puntos de Galicia que culm inar on con la batalla de Cacheir as y la consiguiente der r ota de los sublevados a m anos de las tr opas guber nam entales el día 23 de abr il. Solís y once r ebeldes m ás fuer on pasados por las ar m as tr as juicios sum ar ísim os. El tem or a una extensión del alzam iento a otr as par tes del país llevo al gobier no m oder ado a detener y a dester r ar a algunos conspicuos pr ogr esistas. A ello alude Per o Gr ullo y su cor r esponsal llam ándolo ?bailar la m azur ca?. Y es que Joaquín Sim án sabía bien de qué hablaba: él m ism o fue detenido en la noche del vier nes 10 de abr il, tal com o infor m aba El Eco del Comercio unos días después (13-4-1846):
?En la noche del vier nes al sábado fuer on ar r estados los señor es don Fr ancisco Huer tas, ex-diputado pr ovincial de M adr id, per sona notable por su ar r aigo, y don Joaquín Sim an, colabor ador de nuestr o per iódico, bajo el seudónim o de Pero Grullo. Han sido conducidos a la gefatur a política, donde per m anecen en la oficina del señor Chico, quien los ha tr atado con una consider ación indecible, y que le agr adecem os; per o hasta ahor a ignor an el m otivo de su pr isión, ni pueden r em otam ente atinar la causa. Son pr ogr esistas, es ver dad; per o no cr eem os que el gobier no actual quier a que esta cualidad sea bastante par a causar per juicios a hom br es honr ados incapaces de com eter ningún cr im en; así es que esper am os su pr onta soltur a por que suponem os sean acusados com o lo han sido tantos otr os en época no m uy distante; es decir, de un m odo vago y con siniestr as m ir as. Quer em os hacer justicia a los actuales gober nantes, y cr eer que son incapaces de obr ar con ojer iza. Así que, esper am os que tan luego com o se infor m en del negocio, vuelvan a los br azos de sus desconsoladas fam ilias los ciudadanos que sufr en sin m er ecer lo. Esto decíam os ayer ; sin em bar go han tr anscur r ido m uchas hor as y nada se ha r esuelto todavía, ni se les ha r ecibido declar ación.?
Al par ecer, Joaquín Sim án y Fr ancisco Huer tas fuer on dester r ados a pueblos de la Alcar r ia, pues así lo r ecogen otr os per iódicos de esos días (El espectador, 16-4-1846, El heraldo, 18-4-1846). Recor r iendo los núm er os de El Eco del Comercio de esas fechas no he encontr ado confir m ación del destier r o de Sim án, per o sí del de Huer tas: en car ta fechada el 23 de abr il y apar ecida el 30, Huer tas agr adece las m uestr as de solidar idad r ecibidas dur ante su detención y dice hacer este gesto ?desde el destier r o
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en que sin causa he sido confinado?. La car ta esta r em itida desde la alcar r eña localidad de Hiendelaencina, en la pr ovincia de Guadalajar a. Del fin de su destier r o, junto con el de otr os ?honr ados liber ales?, ?ar r estados en el m es anter ior sin haber los som etido a ningún juicio?, da cuenta el pr opio Eco con fecha de 12 de m ayo. Sin em bar go, la pr isión y el posible destier r o no im pidier on a Joaquín Sim án pr oseguir con su cr ónicas taur inas: en la publicada el 20 de abr il, finge que pudo acudir a la cor r ida de tor os del día 13 de abr il, cuando ya estaba detenido, volando gr acias a los buenos oficios de unos polvos m ágicos que le facilitó una antigua br uja, am iga suya. Y en la apar ecida el día 22 de abr il, que da cuenta de la cor r ida celebr ada el 20, es su insepar able Cacheter o quien le hace la cr ónica, pues par a Per o Gr ullo ?r epicar y andar en la pr ocesión, es m ater ia im posible. Estar se en la casa y ver los tor os par a escr ibir la cor r ida, tam bién es im posible (El Eco del Comercio, 22-4-1846).? El día 26 de abr il ya debía de estar libr e y en M adr id, pues asistió a los tor os, tal com o nos explica en la cr ónica apar ecida el 30 de abr il. Aunque Sim án, Huer tas y otr os estuvier an ya liber ados, a m ediados del m es de m ayo el tr asiego de detenciones y destier r os pr oseguía, especialm ente en Andalucía, donde algunas ciudades ?en palabr as del ultr aconser vador El pensamiento de la nación de 13 de m ayo- ?inspir aban tem or es de seguir aquel m ovim iento? ya aplastado en Galicia. A tal r epr esión alude la car ta de Per ico de los Palotes, en par ticular a la que afectaba a significados pr ogr esistas m alagueños, enviados a pueblos de la pr ovincia de Cór doba, com o Lucena o Aguilar de la Fr onter a. La situación en M álaga se había visto m uy agr avada por un luctuoso suceso ocur r ido el 2 de m ayo: el apar ente atentado contr a el com andante gener al de M álaga Fr ancisco Javier Fulgosio m ientr as paseaba por la Alam eda y en el que r esultó gr avem ente her ido uno de sus acom pañantes, el cor onel Rafael Tr abado, quien falleció poster ior m ente, el 5 de junio. Aunque El Eco del Comercio atr ibuía este cr im en a un dem ente y lo consider aba un hecho aislado y car ente de significación política, no fue inter pr etado así ni por la pr ensa no pr ogr esista ni por las autor idades, que vier on este hecho com o par te de un conato de sublevación. Y así, el com andante gener al Fulgosio declar ó el estado de sitio de la pr ovincia, pr om ulgó m edidas r epr esivas de una dur eza extr em a e im pulsó la detención y el destier r o de difer entes per sonalidades pr ogr esistas. Una de ellas, Alonso José Gar cía, se quejaba de esa per secución en car ta al dir ector de El Eco, fechada en Cór doba el 15 de m ayo y publicada el 22. Incoado el pr oceso contr a los detenidos ?un total de 42 encausados-, éste se saldó con una sever a condena dictada el 5 de septiem br e de 1846. Por ella se condenaba a m uer te a un tal Augusto Feder ico
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Schiw ikar t, un soldado de or igen pr usiano, y a penas de cár cel y de destier r o a la m ayor ía de los dem ás encausados, en tanto que el r esto er an absueltos. Nada sabem os, en cam bio, de la r eper cusión que la iniciativa r ealm ente tuvo, aunque está clar o que el diccionar io nunca vio la luz, ya fuer a por que la r espuesta de los lector es no fue la que se esper aba o por que la evolución de los acontecim ientos enter r ó el pr oyecto: enseguida la per spectiva del inm inente m atr im onio de Isabel II alim entó las peticiones y esper anzas de una am nistía par a todos los delitos políticos, am nistía que fue finalm ente fir m ada por la r eina el 17 de octubr e, una sem ana después de su boda con Fr ancisco de Asís de Bor bón. Conocido este tr ansfondo político, r esulta m ás fácil inter pr etar las alusiones a la situación del m om ento contenidas en las car tas y en el pr ospecto, si bien se nos escapan todavía algunos guiños por estar r efer idos a aspectos m uy concr etos y por la for m a cr íptica de m encionar los, sin duda par a evitar la censur a, que por aquellas fechas se cebó con El Eco del Comercio, secuestr ando con fr ecuencia sus ejem plar es. La car ta de Per ico de los Palotes, pues, está escr ita en nom br e de los pr ogr esistas m alagueños som etidos a la dur a r epr esión desatada por Fulgosio en su pr ovincia. Per ico de los Palotes se dir ige a Per o Gr ullo par a ofr ecer le un diccionar io español-gitano elabor ado por ?un canónigo de nuestr a santa iglesia am igo tuyo?, esto es, un cor r eligionar io del par tido pr ogr esista, con la intención de que lo publique y lo obtenido sir va par a ayudar a los m alagueños per seguidos. Ése es exclusivam ente el objeto de esta car ta fingida, en la que el autor no ahor r a r ecor dar de paso y m alévolam ente que este Fulgosio había par ticipado en la expedición m ilitar que al m ando del gener al car lista M iguel Góm ez y Dam as atr avesó la Península Ibér ica de Nor te a Sur en 1836, dur ante la pr im er a guer r a car lista[11]. La r espuesta de Per o Gr ullo es m ás extensa y enjundiosa, y abundan en ella las alusiones a la situación política en la Cor te. Las r efer encias a la novela El judío errante de Eugène Sue son una evidente concesión a la liter atur a popular del m om ento: del 2 de julio de 1844 al 10 de setiem br e de 1845, El Eco del Comercio había publicado por entr egas esta exitosa novela, de m aner a casi sim ultánea a la ver sión or iginal editada tam bién com o folletín en Par ís por Le constitutionnel. A la hor a de contestar a la pr opuesta del diccionar io, Per o Gr ullo em pieza a lucir su caló: ?per o puesto que la jam ancia terela boquis (= tiene hambre) le penaré a un rocambló (= le diré a un compadre) de quién es pr opiedad el que voy a dar, que seas _______________________________________________________ [11] Sobr e esta expedición véase Lavaur (1977).
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par te del idiom a en cuanto al jandorró (= dinero) , por aquello de las tr ipas y los pinrés (= pies); no pudiendo ser vir te r especto a los Bur ós (= toros), por que es ajuste, y por que necesito espr esar la chapesca (= huida) que tenem os en la tier r a de los jover chineles (= seis ministros), que le pido a Ostevél (= Dios) se los jañipeen los chuqueles (= se los coman los perros). La últim a fr ase es especialm ente significativa, por que es una típica m aldición gitana lanzada contr a el consejo de m inistr os en pleno, que en aquellos tiem pos estaba for m ado por seis m iem br os. En r esum idas cuentas, Per o Gr ullo contr apone a la ofer ta de Per ico de los Palotes de enviar le par a la publicación un diccionar io gitano la suya pr opia, pues ya tiene uno en pr ensa, y pr om ete destinar los beneficios del m ism o a auxiliar a los conm ilitones de M álaga. Gr ullo r egr esa al caló, ahor a al hablar de Fulgosio, y vuelve a la car ga con otr a m aldición: ?Quedo enter ado de que en ese pueblo de M ontilla r ecuer dan al ilustr e Fulgosio, y de que con el faccioso Góm ez venía de segundo suyo otr o del m ism o apellido, y que sin pr ejuicio de las gar antías que concedier on en la capitulación de Cór doba, se diver tía el angelito en ver asesinar a los patr iotas: com o quier a que abundan tanto y per tenece al grobelén (= gobierno), de aquí que olichate (= cállate) por que no m e penlé a un bichardo (=mande a un destierro) según y com o m ejor les plazca a estos nenes, y ojalá el Otarpe se los lequere nistó [sic por mistó] (= ojalá el Cielo se los lleve bien).? Y al r eiter ar su pr opuesta de diccionar io encontr am os aún unos últim os gitanism os: ?lo que quisier a fuer a tener una m ina par a tanto flamenco que camelo (= quiero), diñarle un tarquino (= darle un millón), o al m enos la llave de las pulm onías par a dejar m ás clar o el ar r eglo de la deuda.? El objeto filantr ópico de la pr oyectada publicación del diccionar io es r eiter ado en el penúltim o pár r afo del pr ospecto, donde se señala que ?en sus pr oductos ?esto es, en los beneficios- tienen par te algunos dester r ados?. A la vista de estas fr ases, cabe pr eguntar se tam bién si, m ás allá del lógico inter és que un cr ítico taur ino de or igen andaluz com o Joaquín Sim án podía tener por la lengua gitana, no hay algún punto de conexión entr e el uso del caló y su m ilitancia pr ogr esista, clar am ente hostil contr a el gobier no m oder ado que r egía España en aquellos años: el caló le per m ite m aldecir al gobier no por dos veces con la com odidad que supone que sólo podían entender le quienes conocier an el léxico gitano, entr e los que difícilm ente podían contar se los censor es. Tr as las cóm icas r azones esgr im idas en el pr ospecto par a justificar la utilidad de un diccionar io español-gitano y gitano-español, no se nos escapa que tam bién podía ser vir par a que los lector es adeptos a la causa pr ogr esista pudier an inter pr etar los exabr uptos y las m aldiciones
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que Per o Gr ullo lanzaba contr a los jover chineles del Grobelén? Com o ya he señalado m ás ar r iba, no he encontr ado en El Eco del Comercio m ás r efer encias al pr oyecto de publicación tr as la r eapar ición del pr ospecto en El Eco del 6 de junio. Par eció evapor ar se tal idea, por lo que juzgo com o m uy pr obable que el diner o r eunido, si lo hubo, fuer a sim ple y dir ectam ente destinado a auxiliar a los per seguidos y sus fam ilias. El abandono de esta iniciativa editor ial nos ha pr ivado de un diccionar io gitano que se hubier a sum ado a la ya lar ga tr adición lexicogr áfica del caló que tan exhaustivam ente ha estudiado Ivo Buzek (Buzek 2011), y que se hubier a colocado entr e los pr im er os de lista, cr onológicam ente hablando. Y esto nos sitúa ante una cur iosa par adoja: m ientr as que en el caso de los pr im er os diccionar ios gitanos publicados en España ?los de Tr ujillo, Jim énez, Cam puzano, D. A. de C.- tenem os los libr os per o nada o m uy poco sabem os sobr e sus autor es y los m otivos que les indujer on a publicar los, en el del nonato vocabular io gitano anunciado en El Eco del Comercio no hay libr o per o sí conocem os bastante bien a su autor así com o sus intenciones. Por pr im er a vez, pues, podem os vincular un diccionar io gitano de la pr im er a hor nada al per fil com pleto de un autor : Joaquín Sim án e Illescas, m ilitar, cr ítico taur ino ?y tam bién hípico-, buen conocedor y r ecr eador de lo flam enco, am igo de salpicar con fr ases y palabr as en caló sus cr ónicas[12], activista político exaltado en las filas pr ogr esistas y sin duda hom br e m uy solidar io con sus com pañer os de ideología, lo que le llevó a iniciar esta cam paña de apoyo a los r epr esaliados de M álaga a tr avés de la edición del diccionar io. Ahor a bien, tengo la im pr esión de que el diccionar io no fue elabor ado ad hoc con ese objeto. Obsér vese que Per o Gr ullo da a entender, en su fingida cor r espondencia, que ya lo tiene en pr ensa y que la decisión de conver tir lo en lo que hoy en día
______________________________________________________ [12] Así se lo r epr ocha en car ta un lector que cr itica sus opiniones sobr e los em pr esar ios taur inos, al concluir diciendo: ?el que le hace estas obser vaciones es un am igo que, si no sabe escr ibir ar tículos, sabe decir lo que pasa sin andaluzadas, sin hablar en caló? ? (El Eco del Comercio, 19-6-1846). Per o Gr ullo, apasionado y vehem ente com o siem pr e, r epr oduce la car ta acr ibillándola a notas de r espuesta en un tono m uy agr io. Está clar o que no estam os ante los fingidos inter cam bios epistolar es de Per o Gr ullo y sus falsos lector es, llenos de hum or e ir onía? Lo cier to es que, de la r evisión de unas cuantas cr ónicas taur inas de Joaquín Sim án he extr aído la im pr esión, que no cr eo desencam inada, de que hizo siem pr e un uso m uy m or iger ado y espor ádico de expr esiones en caló.
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llam ar íam os ?un pr oyecto solidar io? ha sido tom ada a posteriori. De hecho, si uno lee con atención el pr ospecto, puede extr aer la m ism a conclusión, pues la r efer encia a los dester r ados apar ece de m odo secundar io y hacia el final del m ism o. M ás aún: no r esultar ía aventur ado, cr eo, suponer que los pár r afos iniciales del pr ospecto for m aban par te de la intr oducción del libr o, en la que se exponía con un air e festivo y desenfadado la r azón de ser de esta publicación. Según el pr ospecto, el pr incipal m otivo de dar a la luz el diccionar io es el de colm ar el afán de saber de los lector es, y lo ejem plifica con una visión cier tam ente ester eotipada de los gitanos pr opia de la época, com o pr acticantes de la buenaventur a o del latr ocinio, per o en un tono de hum or al tr azar casi car icatur escam ente cuatr o tipologías igualm ente tópicas de posibles usuar ios del Rotañulario: la joven inflam ada de am or ?y de ar dor er ótico, pues ¿cóm o entender, si no, la expr esión ?im paciente doncella??; el viejo decr épito que ansía r ecuper ar su potencia sexual, el donjuán im penitente y el avar o y codicioso que busca guar dar y aum entar su for tuna. Todos estos pár r afos del pr ospecto, en su for m a y en su fondo, son ver dader am ente m uy difer entes de los pr ólogos de los pr im er os diccionar ios gitanos publicados en España (Tr ujillo 1844, Jim énez 1847, Cam puzano 1848, D.A.de C. 1851). En éstos, los autor es se lim itan casi exclusivam ente a pr esentar, de m aner a im per sonal, cuando no sim plem ente fusilados de otr os libr os[13], los lugar es com unes sobr e el or igen y las costum br es del pueblo gitano. Cuando dan alguna r azón par a justificar sus obr as, ésta suele ser la de desvelar una lengua que sus hablantes em plean deliber adam ente par a que no se les entienda. Así, Cam puzano (1848) nos dice que ?quer iendo los jitanos de España hablar entr e si un idiom a que no pudiesen entender m ás que las per sonas de su r aza, inventar on m uchas palabr as, que son las que dam os a continuación en for m a de diccionar io, y de las cuales usan en sus conver saciones cuando no quier en que los estr años se enter en de ellas?; y D. A. de C. (1851), que ?esta r aza de gentes tienen un inter és en que no se les entienda, y si bien no conser van su pr im itivo lenguaje, han inventado palabr as par a entender se entr e sí, y son las que dam os a continuación en for m a de diccionar io, con la ayuda del cual se les podr á com pr ender cuanto hablen.? En cier to sentido, Cam puzano y .D. A. de C., con sus diccionar ios del caló al español inaugur an el concepto de diccionar io gitano cuya utilidad es desentr añar una lengua secr eta per o sin el espír itu festivo y em pático que guiaba a Joaquín Sim án, sino m ás bien desde la hostilidad hacia lo extr año. Este concepto ser á r etom ado con una intensidad m ucho m ayor, ya clar am ente ?policial?, _______________________________________________________ [13] Véase Buzek (2011) par a un análisis de todos y cada uno de estos pr ólogos.
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en el diccionar io de F. M anzano ?Pabanó?, antiguo jefe de diver sas pr isiones (Pabanó 1915)[14] o en m anuales sobr e delincuencia com o Piltrafas del arroyo de Rober to Bueno, ?ex Jefe de Vigilancia de las pr ovincias de Cádiz, Sevilla y otr as? (Bueno 1902). Otr a singular idad del diccionar io hubier a sido su doble dir eccionalidad: Sim án anuncia un diccionar io español-gitano y gitano-español, en clar a difer encia con r especto a los Tr ujillo, Jim énez, Cam puzano, D. A. de C., Quindalé, sólo unidir eccionales. Hubo que esper ar hasta 1900 par a que apar ecier a el pr im er diccionar io español-gitano / gitano-español, ?A chipicallí? de Tineo Rebolledo. Aunque el diccionar io de Sim án-Per o Gr ullo no nos haya llegado, el lar go texto que lo anunciaba, r edactado en caló y en español, nos puede per m itir sacar bastantes conclusiones, alguna de ellas cier tam ente sor pr endente, por lo que le dedicar em os una par ticular atención. Sim án confiesa conocer y haber utilizado el diccionar io de ?Tr ujillos?, esto es, el vocabular io gitano de Enr ique Tr ujillo, publicado en M adr id en 1844[15]. Ésta m ención es asim ism o otr o r asgo par ticular en la tr adición lexicogr áfica del caló, que nos tenía acostum br ados al sim ple plagio sin r econocim iento de deuda alguna. Y es cier to que encontr am os en el pr ospecto for m as léxicas tam bién pr esentes en Tr ujillo, per o ninguna de aquellas que, tal com o m ostr é en otr o tr abajo (Adiego 2006), son er r or es flagr antes de inter pr etación de la tr aducción del Evangelio de Lucas al caló publicada por Geor ge Bor r ow en 1838. Que Sim án er a consciente de la poca fiabilidad de m uchas entr adas del vocabular io de Tr ujillo par ece despr ender se de su alusión a que ha r eunido ?todo lo bueno? que dicho vocabular io contiene. El caló de Sim án se nutr e del gitano de los aficionados y sigue sus m ism os pr incipios: em pleo abr um ador de for m as en gitano, sean auténticas o inventadas, con un clar o horror vacui a los pr éstam os españoles, y una osadía que suele atentar a la r azón a la hor a de acuñar neologism os pr ecisam ente par a ?gitanizar ? al m áxim o los textos. Quien esto escr ibe cr eía haber lo visto ya todo en el caló ar tificial de la Afición después de años de investigación, per o confieso que la for m a olíchate, em pleada por Per o Gr ullo en su car ta a Per ico de los Palotes con el obvio significado ?cállate? y _______________________________________________________ [14] ?El conocim iento del dialecto de los zíngar os, lo m ism o que el de las jer gas ger m anescas es de m uy gr ande utilidad par a cualquier hom br e aplicado; per o es de m ucho m ás, y conviene que estén fam iliar izados con am bos lenguajes, especialm ente los individuos de la Policía (cuer pos de Vigilancia y de Segur idad); los que per tenecen a la Guar dia Civil; los em pleados de Pr isiones; guar dias r ur ales y m unicipales, y en gener al todos aquellos funcionar ios que por la índole de su car go hayan de tr opezar o contender con gitanos, con r ufianes y con cier tas clases de gentes que viven fuer a de la ley.? (Pabanó 1915:189-190).
[15] Sobr e el diccionar io de Enr ique Tr ujillo, véase Adiego (2006), Buzek (2011: 126-135).
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cr eada sobr e el substantivo caló de or igen eslavo olicha ?calle?, es bien digna de la tem er idad de un m ilitar tan aguer r ido com o Joaquín Sim án. Per o el m ayor nivel de coincidencia léxica lo encontr am os con el Vocabulario del dialecto jitano de Augusto Jim énez, publicado por pr im er a vez en Sevilla en 1846, el m ism o año en que vio la luz el pr ospecto del diccionar io de Sim án. El núm er o de for m as pr esentes tanto en el pr ospecto com o en el vocabular io de Jim énez es altísim o: apenas un puñado de palabr as em pleadas por Sim án no se encuentr an en la otr a obr a[16]. Una conclusión lógica ser ía suponer que Sim án habr ía em pleado dicho diccionar io, que habr ía acabado de apar ecer en las libr er ías, par a elabor ar su anuncio o, al m enos, una fuente com ún y no conser vada. Per o un atento escr utinio de las coincidencias léxicas m e ha llevado a una conclusión chocante, una m ás de esta caja de sor pr esas que es la lexicogr afía gitanoespañola del siglo XIX: es Augusto Jiménez quien empleó el prospecto de Joaquín Simán para confeccionar su diccionario. Las evidencias son a m i juicio m uy clar as. De entr ada, Jim énez da algunas voces dir ectam ente en plur al y son así com o apar ecen en el pr ospecto de Sim án:
Augusto Jim énez
Pr ospecto del Rotañulario
am or es ? jelenes (com o singular da jelí)
jelenes = am or es
ánim as ? orquidús
orquidús = ánim as
ar r ugas ? argostines
argostines = ar r ugas
dichos ? penaos
penaos = dichos
ellos ? junós
junós = ellos
esfuer zos ? esislenes
esislenes = esfuer zos
fiestas ? ulaques
ulaques = fiestas
gastos ? gastijenes
gastigenes = gastos
habitantes ? talorantes
talorantes = habitantes
m ejor es ? fendis al lado de m ejor ? fendi
fendis = m ejor es, fendi = m ejor
_______________________________________________________ [16] Éstas son: carema ?palabr a? (aunque sí están en Jim énez caremar ?apalabr ar ? y caremado ?apalabr ado?), estongudén ?pesar (sustantivo)? (per o sí estongular [sic] ?pesar ?), lapa ?golpe?, ochipá
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m elosos ? guinosos
guinosas ? m elosos (cf. infr a)
nuestr as ? nonriás al lado de nuestr o ? nonrió, nuestr os ? nonriós).
nonriás = nuestr as ( y nonrío = nuestr o)
ojos ? sacais
sacais ? ojos
pocos ? flimas al lado de poco ? flima
flimas = pocos, flim a = poco
pr oductos ? brojañenes
brojañenes = pr oductos
quienes ? coines al lado de quien ? coin
coines = quienes (y tam bién coin = quien)
r ayas ? nevelis (com o singular da nivel)
nevelis = r ayas
señales ? simachales (com o singular da simachí, simanche)
sismachales = señales
sus ? desquerós al lado de su ? desqueró
desquerós= sus (y tam bién desqueró = su
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Par a todas estas for m as, y salvo en los casos indicados, Jim énez sólo da la aquí r ecogida, esto es, el plur al, que es tal com o apar ece en el pr ospecto. Esta coincidencia no puede ser casual y la única explicación r acional es suponer que fue Jim énez quien las extr ajo del texto del pr ospecto. La explicación contr ar ia -que el autor del pr ospecto se obligó a em plear las en plur al por que así apar ecían en el diccionar io- ser ía sim plem ente dem encial. Obsér vese adem ás que pr ácticam ente en ningún caso estam os ante pluralia tantum que exigier an o aconsejar an una entr ada pr opia en un diccionar io. Por otr o lado, los ejem plos de entr adas dadas dir ectam ente en plur al en el diccionar io de Jim énez son r ealm ente m uy pocos: sobr e un total de algo m ás de 2.500 voces, sólo he contabilizado 85 ejem plos, un por centaje m uy bajo. Por consiguiente, estam os ante una pr áctica m uy excepcional por par te de Jim énez, quien en gener al sigue el pr ocedim iento nor m al de todo diccionar io, entr ando cada substantivo y adjetivo sólo por sus for m as en singular. Por ello aún r esulta m ás significativo que, de estos 85 plur ales, 20 estén tam bién en el pr ospecto de Joaquín Sim án.
_______________________________________________________ ?for tuna?, ondosas ?esas?, pucanación ?publicación? (aunque sí pucanar ?publicar ?, rechascao ?r epasado?, remermelenes ?r evelaciones?, sislar ?ser ?, suslibalenés ?suscr iptor es?, suslibanar ?suscr ibir ?, terreplén ?tém ino? (aunque sí terrepleco ?id.?, que ya está docum entada en Bor r ow (1841), ujiñó ?usur er o?. Un caso apar te es persós ?sobr e?: Jim énez da persó ?encim a?.
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En segundo lugar, Jim énez distingue entr e greste ?cien? y gres ?ciento?. En r ealidad, greste es una m ala inter pr etación que Jim énez com ete de la fr ase del pr ospecto sos gres te diñaré ?que cien te dar é?. En el pr ospecto, gres y te apar ecen gr afiadas juntas por er r or.[17] Tam bién significativo es el caso de cormuñó, glosado com o fem enino ?alguna?, cuando pr esenta una típica for m ación de m asculino en ?ó. Ello se explica bien si suponem os que Jim énez la extr ajo del sintagm a cormuñó chijairí que en el pr ospecto equivale a ?alguna m ina?. Algo sem ejante ocur r e con guinosos ?m elosos?: en el pr ospecto apar ece en el sintagm a terreplenes guinosas que es tr aducido com o ?tér m inos m elosos?. Es evidente que en este caso Jim énez sí que vio el conflicto de géner os entr e la ver sión caló y la ver sión castellana y optó por ?m asculinizar ? el adjetivo, per o dejándolo en plur al. Finalm ente, una for m a que apar ece en Jim énez sólo se explica si se atiende a un er r or tipogr áfico de su fuente: en el pr ospecto encontr am os algunos casos en que el tipógr afo debió leer com o r lo que er a una s. Así ocur r e con greritón ?últim o?, sin duda un er r or por gresitón. Y tam bién pasa con andoyar ?esas?, que tiene que ser andoyas. Pues bien: Jim énez da com o tr aducción de ?esas?andoyar, tam bién con r. Cr eo que estos indicios son suficientem ente convincentes com o par a sostener que Augusto Jim énez, a la hor a de elabor ar su diccionar io de la lengua gitana, r ecur r ió al anuncio de un diccionar io gitano apar ecido en el diar io El Eco del Comercio y escr ito, evidentem ente, por un aficionado que a su vez bebía de Tr ujillo y de lo apr endido de ?los m ejor es aficionados de Sevilla, Cádiz, el Puer to, Jer ez y dem ás pueblos de Andalucía baja?: el cr ítico taur ino Joaquín Sim án, alias Per o Gr ullo. Este descubr im iento nos per m ite ver usadas por pr im er a vez palabr as que, una vez com piladas por Augusto Jim énez, se eter nizar án en esa secuencia de avatar es que son los diccionar ios gitanos españoles del siglo XIX y XX. Teniendo en cuenta que Joaquín Sim án er a un escr itor con un buen dom inio de la lengua española, con un ingenio afilado y con una innegable vena hum or ística, es m uy pr obable que él haya sido el inventor de algunas de esta palabr as que apar ecen en el pr ospecto, guiado por las ocur r encias de los aficionados que lo pr ecedier on y obligado por la necesidad de encontr ar palabr as con las que tr aducir al caló su flor ido ver bo castellano. A él quizás
_______________________________________________________ [17] Sin duda, la for m a gr es ?ciento?la obtuvo Jim énez de la palabr a ostorgrés que en el poem a de la afición ?La epidem ia?, que él incluyó en su libr o, es tr aducido com o ?ochocientos?.
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debam os voces que no están ni en Bor r ow (1838, 1841) ni en Tr ujillo (1844), com o baluca ?peluca? (a par tir de bal ?pelo?), sarterelar ?contener ? (un evidente calco m ediante terelar ?tener ` y sar ?con?, chorreza ?pobr eza?esislenes ?esfuer zos?(es- + sisla ?fuer za?), inorpachirí ?im paciente? (in- + orpachirima), guinosas ?m elosas? (a par tir de un guin var iante de aguin ?m iel?), relacrar ?r em ozar ? (re + lacró ?m ozo?) o la m ism a rotañulario ?vocabular io?, a par tir de rotañí ?boca?. El talarorí ?hábito?de Tr ujillo pudo m uy bien inspir ar le su talorantes ?habitantes?, una genialidad pr opia del m ejor Aficionado. M ás extr año r esulta otr o posible invento suyo, orquidús ?ánim as?, quizás basada en una var iante de ochí (?alm a, espír itu en Tr ujillo y Bor r ow, del r om aní com ún ogi (> od?i) y un final ?dús toscam ente ur dido sobr e la analogía con otr o engendr o que cir culaba por los textos de la Afición, esdencibus ?décim as?, un meccano léxico cr eado con esden ?diez? + -ci- (de dé-ci-m as) + bus ?m ás?[18]. Y es m uy posible que usos léxicos especializados, com o bichardaos par a ?dester r ados?(de un bichardar < r om aní com ún bi?hav-d-, tem a de pr etér ito de bi?hav-el, enviar, cf. bichabar ?enviar ? en Tr ujillo y Bor r ow, for m ado sobr e el tem a de pr esente) sean tam bién cr eación de Sim án exigida por su tr aducción del pr ospecto al caló. Com o se ha señalado m ás ar r iba (nota 16), unas pocas palabr as del pr ospecto no están en el diccionar io de Jim énez. Ahor a que hem os com pr obado que fue Jim énez quien saqueó el texto de Sim án, se nos escapan las r azones por las que om itió estos tér m inos. En algún caso, tal vez el hecho de que ya tenía una palabr a ?por lo gener al pr ocedente de Tr ujillo- par a la acepción pudo disuadir le de añadir la obtenida del pr ospecto, aunque esta explicación es un tanto débil, ya que en otr os casos no le im por tó dar m ás de una palabr a por significado. Si de todos m odos fuer a cier ta, podr ía dar cuenta de por qué no incluyó carema ?palabr a? ?ya tenía varda, aunque inventó o sacó de algún otr o lado caremar ?apalabr ar ?; o por qué pr escindió de rechascao ?r epasado? ?pr efir ió renaquelar ?r epasar ?. Fr ente a la sor pr endente sislar ?ser ? del pr ospecto, Jim énez pudo dar pr ior idad a la for m a m ucho m ás r egular y habitual sinar, que tam bién estaba en Tr ujillo.
_______________________________________________________ [18] esdencibus no apar ece ni en Bor r ow ni en Tr ujillo, per o lo da Jim énez (1846) no sólo en su vocabular io sino com o par te del título del poem a La epidemia (Esdencibus sicobelás a la Retreque or breje de Ostorgrés ?Décim as sacadas a la epidem ia el año de 800?). Éste poem a es uno de los textos em blem áticos de la Afición y fu asim ism o editado y tr aducido por Bor r ow en su obr a de 1841. Debió, pues, de cir cular bastante y Sim án pudo haber lo conocido dir ectam ente, tal com o lo conoció Jim énez.
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Cur ioso es el caso de persós ?sobr e?: Tr ujillo ofr ecía empersó ?encim a? y la solución de Jim énez par ece salom ónica, pues da persó ?encim a?. En el caso de ondosas ?esas?, un híbr ido caló-español, el pr opio pr ospecto le ofr ecía una for m a alter nativa, andoyar [sic], que es la que eligió. En cuanto a estongudén ?pesar ? (sustantivo) y pucanación ?publicación? pudier on ser om itidas por que ya tenía en su diccionar io los ver bos cor r espondientes estongular [sic] ?pesar ?y pucanar ?publicar [19]. Quedan sin ningún tipo de explicación posible las om isiones de lapa ?golpe?, ochipá ?for tuna?, remermelenes ?r evelaciones?, suslibalenés ?suscr iptor es?, suslibanar ?suscr ibir ?y ujiñó ?usur er o?. De éstas, suslibalenés y suslibanar son m ás que pr obables invenciones léxicas ad hoc de Joaquín Sim án (sus + libanar ?escr ibir ?)[20]. ¿Podem os fabular con una om isión dictada por el deseo de no evidenciar con palabr as tan clar as com o ?suscr iptor es? y ?suscr ibir ? que el autor del diccionar io había saqueado nada m enos que el anuncio de otr o diccionar io? Dada la tr adicional falta de escr úpulos de los lexicógr afos del caló del siglo XIX a la hor a de m anejar sus fuentes sin citar las, no par ece pr obable. Tam bién puede ser cr eación de Sim án remermelenes ?r evelaciones?, par a cuya ausencia en Jim énez (1846) no veo ninguna explicación que no sea la sim ple negligencia. Se tr ata de otr o m agnífico ejem plo de br icolaje léxico al m ás pur o estilo de los aficionados, for m ado con el pr efijo re- seguido de un tem a mermel- sin duda extr aído de la palabr a de clar a pr osapia r om aní mermellín?vela?(< r om aní com ún momeli, memeli) y un sufijo abstr acto -én (véase infra nota 19). Conocem os lapa ?golpe? y ochipá por otr o conducto: las ofr ece, con liger a var iación, Geor ge Bor r ow en su vocabular io (Bor r ow 1841): larpa ?golpe?; ochipa (sin acento) ?for tuna?. Am bas están ausentes de la tr adición lexicogr áfica poster ior ?nadie acudió a buscar las a Bor r ow, al par ecer - per o, cur iosam ente, lapa r eapar ece com o _____________________________________________________ [19] Tengo la im pr esión de que en el pr ospecto estongudén puede ser una er r ata por * estonguelén, sustantivo abstr acto for m ado sobr e estonguelar ?pesar ?, tam bién pr esente en el pr ospecto. Es un r asgo car acter ístico de este texto la apar ición de abstr actos en ?én en gener al for m ados a par tir de infinitivos: por ejem plo chanelén ?inteligencia?(sin duda sobr e un chanelar ?saber ?), esislenes ?esfuer zos?, que par ece pr esuponer un * esislar ?esfor zar ?o pesquibén ?gusto?(de pesquibar ?gustar ?). Es posible que estem os ante un pr ocedim iento explotado por Sim án sobr e el m odelo ?un tanto im per fectam ente im itado- de los típicos sufijos gitanos for m ador es de abstr actos ?ben, .-pen. Los posibles ejem plos en Tr ujillo y Bor r ow de for m aciones con este sufijo?én son m uy escasos y poco clar os (aquirimen ?afición?estormén ?per dón?, etc.). [20] suslibalenés tiene todo el aspecto de ser un er r or gr áfico por el m ás lógico * suslibaneles, un plur al calcado sobr e el tipo de pinreles a par tir de un singular * suslibanó (< sus + libanó ?escr iba?).
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lapo ?golpe, bofetada?en el Diccionario de argot español de Luis Besses (Besses: 1905). No he encontr ado en cam bio par alelo alguno par a ujiñó ?usur er o? en el r esto de la docum entación del caló español. Tam poco veo clar o cuál puede ser su or igen r om aní. ¿Tal vez está em par entado con el ver bo u?inel, hu?inel, u?nel (y otr as var iantes), que significa ?am asar ? y apar ece en difer entes dialectos r om aníes? Sem ánticam ente no par ece una m ala solución si asum im os un em pleo m etafór ico com o en ?am asar for tuna?. Que el pr ospecto sea una de las fuentes del diccionar io de Jim énez nos per m ite asim ism o detectar el posible or igen de un er r or que se ha per petuado en los diccionar ios gitanos: par a el significado ?cam bio?, Jim énez (1846) ofr ece dos for m as, purrubipén y paurripen. La pr im er a pr ocede sin duda de Tr ujillo (1844). La segunda, m uy pr obablem ente del pr ospecto. Ahor a bien, en el pr ospecto apar ece com o parruipen, que es la for m a que esper ar íam os desde un punto de vista etim ológico (< r om aní com ún paru(v)ipé, cf. r om aní de Bur genland parujipe, ur sar i paruipe, r om aní letón paaruiben, etc.). paurripen es, pues, un er r or de copia de Jim énez y la for m a ha ido apar eciendo con este er r or en todos los diccionar ios gitanos desde el de Quindalé de 1867, que fue quien la r ecuper ó de Jim énez (ni Cam puzano 1848 ni D. A. de C. 1851 la dan). El descubr im iento de que el pr ospecto de Per o Gr ullo-Joaquín Sim án fue una de las fuentes utilizadas por Augusto Jim énez par a su vocabular io no deja de causar per plejidad. Nos hem os pr eguntado m uchas veces de dónde sacaban los pr im er os lexicógr afos del caló los m ater iales léxicos par a constr uir sus vocabular ios y hem os podido im aginar la existencia de textos de la Afición de finales del XVIII y pr incipios del XIX, de los que los textos que incluyen Bor r ow (1841) y Jim énez (1846) ?los dos poem as ?La epidem ia? y ?El diluvio?, ver siones del Padr e Nuestr o y otr as or aciones cr istianas, r efr anes y algunos otr os textos br eves, com o el ?Diálogo de un m atr im onio gitano?- ser ían sólo un pálido y m uy escaso r eflejo. Tam bién hem os podido fantasear con m anuscr itos de listas de palabr as o incluso de diccionar ios enter os que cir cular an por la Península por aquellos tiem pos y que sir vier an asim ism o de fuente. En definitiva, hem os podido soñar con que autor es com o Tr ujillo y Jim énez, aunque no nos legaban el ver dader o caló de los gitanos, sí que habían tenido acceso a m ater iales de la Afición de unos cuar enta años atr ás, de la época del Padr e M anso, el posible autor de los dos poem as m encionados (Bor r ow 1841: vol. 2, 54-61). Viendo ahor a a Augusto Jim énez echar m ano par a su diccionar io de un anuncio en caló, escr ito ad hoc por un cr ítico taur ino en un per iódico publicado sólo unas sem anas o unos pocos m eses antes, esto nos lleva a pensar m ás bien en una significativa pobr eza de fuentes escr itas: no es que nos haya llegado una selección de
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voces entr esacadas de un cor pus m ás am plio: nos ha llegado lo que Tr ujillo y Jim énez pudier on pescar aquí y allá, y al par ecer los bancos de peces no er an ni m uy num er osos ni m uy poblados ni necesar iam ente m uy antiguos. M ás ar r iba he m encionado la par adoja que supone que de los pr im er os diccionar ios gitanos publicados en España tuviér am os los libr os per o no supiér am os nada ni de sus autor es ni de sus m otivos y que en el caso del nonato Rotañulario de Joaquín Sim án ocur r a justo al contr ar io. Ahor a que hem os visto cuál er a el agitado contexto político del año 1846, en que Sim án pr etendía publicar su obr a y que hem os com pr obado que Augusto Jim énez se sir vió del pr ospecto de dicho Rotañulario par a elabor ar un diccionar io que sí vio la luz en ese m ism o año de 1846, podem os pr eguntar nos si tr as la obr a de Jim énez no podían ocultar se m otivaciones políticas sim ilar es. Si bien, tal com o señala Buzek (2011), nada sabem os de Jim énez, al hablar de su diccionar io no suele dar se im por tancia a un hecho que ahor a, a la vista de la fallida em pr esa de Joaquín Sim án, cobr a singular im por tancia: el editor del Vocabular io de Jim énez es José M ar ía Gutiér r ez de Alba (1822-1897), y éste sí es un per sonaje sobr adam ente conocido, por que tuvo una lar ga y exitosa car r er a com o novelista y dr am atur go[21] y se significó por sus actividades r evolucionar ias, que le llevar on al exilio hasta la caída de Isabel II, en cuya consecución par ticipó activam ente. Nacido en 1822 en Alcalá de Guadair a, en 1846 er a por tanto una per sona m uy joven per o que ya había publicado, tam bién en Sevilla y en su im pr enta, unas Fábulas políticas (1845). Per o lo m ás r elevante par a nuestr o estudio es que, ya entonces, Gutiér r ez de Alba m ilitaba activam ente en las filas pr ogr esistas y er a colabor ador de un diar io que en Sevilla r epr esentaba con tono exaltado esta posición política, El centinela de Andalucía. Cuando en 1847 Gutiér r ez de Alba decide tr asladar se de Sevilla a M adr id par a acabar la car r er a de Der echo y sobr e todo par a seguir su car r er a liter ar ia, el diar io El popular del 3 de agosto de dicho año infor m aba así de su viaje: ?Ha salido par a M adr id el joven liter ato de Sevilla, don José M ar ía Gutiér r ez de Alba, m uy conocido y apr eciado por sus cor r eligionar ios los pr ogr esistas así com o por todos los hom br es de cualquier otr o par tido, por sus ideas tem pladas toler antes y de or den. El Señor Gutiér r ez de Alba ha m er ecido excelente concepto com o escr itor, por haber tom ado par te en var ias publicaciones liter ar ias; por sus Fábulas Políticas y por la linda novela que acaba de publicar bajo el título de La Tapada. Este labor ioso y entendido liter ato piensa dar a luz en M adr id acaso dentr o de pocos m eses una obr a que ha dicho está confeccionando con notable em peño, titulada, Reaparición del ___________________________________________________________ [21] Sobr e Gutiér r ez de Alba puede encontr ar se un buen per fil biogr áfico en Cam pos (1998).
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Diablo Cojuelo en el siglo XIX. Este tr abajo está enter am ente dedicado al estudio de nuestr as costum br es políticas y sociales. El señor Gutiér r ez de Alba lleva la noble am bición de hacer m ás estensos sus conocim ientos de las letr as, dispuesto a continuar tr abajando con el aplom o y celo que lo distinguen.? La constatada m ilitancia pr ogr esista de Gutiér r ez de Alba en sus años m ozos puede constituir un hilo de conexión, siquier a tenue, entr e la iniciativa fr acasada de Joaquín Sim án de publicar un diccionar io gitano con el que ayudar a los m alagueños per seguidos tr as el levantam iento de Solís y la apar ición del vocabular io gitano de Jim énez. Es obvio que Augusto Jim énez conocía el anuncio de Sim án apar ecido en las páginas de un diar io pr ogr esista de M adr id, ya que se sir vió de él par a elabor ar su obr a. ¿Pudo inspir ar la iniciativa de Sim án un pr oyecto filantr ópico sim ilar a los cír culos pr ogr esistas de Sevilla y, en par ticular, a José M ar ía Gutiér r ez de Alba, que tenía im pr enta pr opia? Evidentem ente, esto no deja de ser una hipótesis que, a falta de m ás infor m ación, es im posible de confir m ar y queda en el ter r eno de la sim ple especulación. Una conjetur a alter nativa, igualm ente indem ostr able, per o tam bién atr activa, ser ía suponer que, aunque el diálogo epistolar de Per o Gr ullo y su cor r esponsal Per ico de los Palotes sea pur o ar tificio liter ar io, la idea de un diccionar io gitano con fines filantr ópicos hubier a sur gido or iginar iam ente en Andalucía, tal com o se hace ver en la cor r espondencia entr e am bos, y que el vocabular io gitano de Augusto Jim énez apar ecido en Sevilla fuer a su expr esión, alentada adem ás por el fr acaso del pr oyecto de Sim án. M otivaciones políticas de la iniciativa de Jim énez y su im pr esor Gutiér r ez de Alba o sim ple copia, no exenta de opor tunism o, de una idea, el saqueo del léxico em pleado por Sim án a la hor a de confeccionar el vocabular io publicado en Sevilla une ir r em isiblem ente am bas em pr esas editor iales, una fallida y la otr a culm inada con éxito. Concluyam os: en el pr esente ar tículo he pr esentado a los lector es un pr oyecto de diccionar io gitano que nunca llegó a ver la luz. Su im pulsor er a Per o Gr ullo, esto es, Joaquín Sim án, a la sazón cr ítico taur ino de El Eco del Comercio y activista político enr olado en las filas pr ogr esistas. El pr oyecto tenía una clar a finalidad filantr ópica: ayudar a los pr ogr esistas m alagueños que, tr as el levantam iento fr acasado de Solís en Galicia en abr il de 1846 y los oscur os acontecim ientos acaecidos un m es m ás tar de en M álaga que culm inar on con el asesinato de un alto car go m ilitar, fuer on per seguidos por el gobier no. El diccionar io no se publicó, per o nos ha quedado un docum ento m uy inter esante: el lar go pr ospecto, en caló y en castellano, publicado dos veces por El Eco del Comercio. Apar te de su inter és intr ínseco com o ejem plo del caló que conocía y escr ibía Joaquín Sim án ?sin duda el autor del texto-, el pr ospecto nos ha ser vido par a
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dar una nueva vuelta de tuer ca al estudio de la lexicogr afía gitanoespañola del siglo XIX: dicho texto fue una de las fuentes em pleadas por Augusto Jim énez par a elabor ar su Vocabulario del dialecto jitano, apar ecido en Sevilla ese m ism o año de 1846. Que el editor de esta últim a obr a fuer a el luego exitoso escr itor José M ar ía Gutiér r ez de Alba, por aquel entonces un jovencísim o m ilitante pr ogr esista, deja entr ever un posible tr ansfondo político en la publicación del Vocabulario de Jim énez.
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«El cal ó de l a bofia, gu r ipas y ju n du n ar es»: l os estu dios cr im in ol ógicos y m ater ial es in ter n os de l as fu er zas r epr esivas del estado españ ol com o fu en tes par a el estu dio de gitan ism os en el ar got de l a del in cu en cia du r an te l os sigl os XIX y XX Ivo Buzek Universidad M asaryk
1. SALDANDO CUENTAS Aunque es cier to que no tenem os avalada la opinión con estadísticas, cuestionar ios u otr os «datos dur os», cr eem os que m ás de un investigador conoce la sensación de fr ustr ación cuando por m otivos de coher encia de exposición o de extensión m uchas veces aspectos par cialm ente r elacionados ? per o r elacionados, al fin y al cabo? con el tem a o tem as centr ales de un tr abajo científico necesar iam ente tienen que quedar fuer a. Se suelen m encionar y se explican los m otivos, o sim plem ente se constata que por ahor a caen fuer a del asunto pr incipal. Y este es el m om ento de «contr aer una deuda». Lam entablem ente, m ás tar de las deudas o se olvidan o se poster gan y no se r esuelven nunca o, efectivam ente, se saldan. El pr esente tr abajo tiene com o m otivación centr al pr ecisam ente el hecho de saldar una deuda pendiente. La contr ajim os cuando escr ibíam os nuestr o libr o Historia crítica de la lexicografía gitano-española (Buzek 2011a), cuando conscientem ente om itim os un tipo bastante inter esante de m ater iales par a conocer la histor ia de los testim onios del gitano-español. Se tr ataba de obr as lexicogr áficas confeccionadas por cr im inólogos y por agentes de la policía y de la Guar dia Civil. Los excluim os entonces de nuestr as consider aciones por que no se tr ataba exclusivam ente de fuentes lexicogr áficas del caló, sino m ás bien del ar got de la delincuencia; tam bién es cier to que er an en su m ayor ía m ater iales inter nos que no estaban pensados par a ser ofr ecidos a un público gener al. Sin em bar go, puesto que r ecogían un núm er o consider able de gitanism os y var ios de ellos er an fr utos de tr abajo de cam po (aunque a veces pr obablem ente m uy sui géneris), cr eem os que su valor par a conocer la histor ia de gitanism os en el español peninsular en el ám bito de
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las clases bajas y de la delincuencia a finales del siglo XIX y dur ante el siglo XX no es nada desdeñable y que m er ecen ser estudiados y evaluados con un ojo cr ítico com o fuentes legítim as par a la histor ia del léxico, aunque es cier to que siem pr e deben ser inter pr etados dentr o de su contexto específico. El objetivo del pr esente tr abajo ser á, por tanto, evaluar el valor filológico y testim onial de algunas de estas fuentes. La lista de r eper tor ios aquí com entados en ningún m om ento pr etende ser exhaustiva, puesto que nos hem os lim itado a estudiar tan solo los que han logr ado difundir se fuer a del ám bito de las fuer zas r epr esivas y dar se a conocer a la com unidad científica del ár ea de lexicogr afía y lexicología hispánicas. Pr estar em os atención a su valor com o fuentes par a la histor ia de los gitanism os en el ám bito del ar got español per o excluir em os de nuestr as consider aciones su valor com o fuentes par a la histor ia del ar got español y de su lexicogr afía en gener al, ya que esta deuda ? esta sí? ya ha sido saldada (cf. Sanm ar tín Sáez 2004). Tam poco vam os a dedicar nos al tem a de los diccionar ios del ar got destinados a un público am plio y a su valor com o fuentes par a conocer la histor ia de los gitanism os en el español eur opeo, puesto que se tr ata de un ár ea distinta que m er ecer ía su pr opio estudio m onogr áfico. Los diccionar ios de ar got del español de España ya han sido estudiados som er am ente en Sanm ar ín Sáez 2004 y en Alvar Ezquer r a 2002, y tam bién se ha tr abajado el tem a en distintas ár ea de Am ér ica Latina (Lar a 1992a y 1992b; Her nández M ar tínez 2006; o ?enger ová 2010, entr e otr os), aunque falta una visión de conjunto.
2. EL CALÓ Y EL CALÓ JERGAL: M ATIZACIONES CONTEXTUALIZADAS Antes de em pezar a estudiar los docum entos lexicogr áficos que aquí nos inter esan, es necesar io contextualizar el uso del tér m ino caló en el ám bito de la cr im inología española a finales del siglo XIX y a com ienzos del siglo XX. Una de las obr as m ás útiles a este r especto ser ía el tr abajo de Gil M aestr e 1893, que a pesar de no ser una obr a lexicogr áfica stricto sensu, nos puede ser vir bastante bien par a enm ar car el pensam iento lingüístico de los cr im inólogos y funcionar ios de la policía de aquel entonces en lo que se r efer ía al caló, al ar got y a las r elaciones entr e am bos conceptos. En pr im er lugar hay que adver tir que Gil M aestr e no er a m uy consistente en este r especto, puesto que en unas ocasiones utilizaba tér m inos caló, caló jergal, argot y jerga com o sinónim os, m ientr as que en otr as par ece que los distinguía del caló general que r elacionaba con el gitano (1893: 474). La car acter ística básica que tenían en com ún, según su opinión, los diver sos calós, er a el valor cr íptico.
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En cuanto a la conceptualización básica del caló, se pr eguntaba a sí m ism o: «Per o, ¿qué es el caló? Es, á nuestr o juicio, un ar m a que igualm ente sir ve par a la defensa que par a el ataque, y cuya utilidad dism inuye confor m e se difunde su conocim iento» (286). M ás adelante luego expr esaba su opinión (y su deseo per sonal) que el caló (gener al) podr ía dejar de existir gr acias a la asim ilación cultur al del colectivo gitano y a la acultur ación de las clases bajas en gener al, m ientr as que el caló jer gal lo podr ía elim inar el sistem a penitenciar io (474):
¿Qué m edidas, qué disposiciones deben adoptar se par a conseguir la desapar ición de la jerga de los m alhechor es? Cr eem os que ninguna dir ecta. El caló gener al, por donde debe com enzar la elipsión, vive de las costum br es, y m ientr as no sea r echazado por éstas, habr á de subsistir ; la cultur a, la ver dader a cultur a, es la que únicam ente podr á expulsar le de ellas. Respecto del usado por los cr im inales, cor r esponde hacer algo m ás. Conocidas sus causas deter m inantes, m ás factibles son los r em edios. Un buen sistem a penitenciar io, libr e de sentim ientos, puede contr ibuir m ucho á ello [...].[1]
Per o volvam os a las ideas de Gil M aestr e sobr e el caló jer gal y el caló gener al. En cuanto a sus or ígenes, opinaba el autor que (286):
[E]l caló, ó sea lenguaje que, según el Diccionario de la lengua, se usa entr e jitanos y pr esidiar ios, ha debido tener or ígen, m ás que en la conveniencia, en la necesidad sentida, no tan sólo por éstos, sino por cuantos m ás ó m enos dir ectam ente siguen la senda del cr ím en, de com unicar se entr e sí, dificultando el ser com pr endido por otr os. De ocultar sus pr oyectos y no descubr ir sus m aldades en un descuido de la conver sación ó en el acalor am iento de una disputa.
______________________________________________________ [1] Conociendo la histor ia de Eur opa del siglo XX, las ideas de Gil M aestr e pr oducen escalofr íos. En cuanto al caló gener al, no pr oponía otr a cosa que elim inar la identidad cultur al de los gitanos y asim ilar los por vía cultur al, ya que la Gr an Redada de 1749, un intento de exter m inar a los gitanos a nivel nacional, había fr acasado (cf. Góm ez Alfar o 1993). En lo que r efier e al «sistem a penitenciar io, libr e de sentim ientos», pr efer im os abstener nos de com entar ios.
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En lo que atañe a las difer encias entr e el caló gener al y el jer gal, afir m aba que «hay un caló que puede calificar se de gener al, y otr o m ás cir cunscr ito, especial á cada clase de m alhechor es. Aquél tiene algo de flamenco, per o m ás acentuado en su car ácter ; éste agr ega voces, locuciones, fr ases par ticular es» (466). Notam os, por tanto, que Gil M aestr e veía una filiación histór ica entr e en caló gener al y el jer gal, per o por r azones genéticas y por el hecho de com par tir am bos la función cr íptica no los separ aba m uy netam ente. No obstante, a los dos los per cibía com o sum am ente indeseables par a una sociedad «m oder na». Cr eem os haber aclar ado el por qué de la inter r elación y la confusión habitual entr e am bos tipos del caló. Ahor a vam os a pr oceder a la últim a cuestión, que son las fuentes del estudio de am bos calós y las fuentes de ejem plos que citaba Gil M aestr e a lo lar go de su tr abajo. El pr oblem a básico es que m uchas veces no está nada clar o si se tr ataba de ejem plos del caló gener al o del jer gal. Adem ás, el autor en ningún m om ento especificaba de qué tipos de fuentes pr ocedían sus ejem plos[2] (285-286):
[A]lgunos de los datos que utilizam os son r esultado de obser vaciones pr opias; otr os, en m ayor núm er o, pr ovienen de per sonas com petitísim as por r azón de sus car gos, m er ecedor as de todo cr édito, y de algunos pr esos y penados á quienes el sistem a de aglom er ación, todavía subsistente en España en todos los pr esidios y cár celes, sin exceptuar la llam ada cár cel m odelo, m antuvo en contacto íntim o con los cr im inales por hábito, ó de oficio, que son los m ás inter esados en cultivar un lenguaje, del que encontr am os r astr os en cier tas clases del pueblo, y m uestr as y citas cur iosísim as en las novelas picar escas, per fectos cuadr os de costum br es, y en los r om ances, sainetes y com posiciones poéticas, hasta de las épocas m ás lejanas; [...].
Sin em bar go, a pesar de toda la im pr ecisión y confusión ter m inológicas con las que Gil M aestr e tr ataba el caló, estam os convencidos de que su obr a se constituyó ? aunque fuer a solo par cialm ente? com o m odelo par a sus sucesor es que después tam bién incluían en sus com pilaciones voces obtenidas en entr evistas con delincuentes y con pr esos. _____________________________________________ [2] Es decir, si fuer on fuentes dir ectas (entr evistas con pr esos, gitanos o no gitanos) o indir ectas (vocabular ios elabor ados por ter cer as per sonas); dada la natur aleza del tr abajo, nos inclinam os a opinar que en el estudio de Gil M aestr e pr evalecían m ás bien las indir ectas.
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Por tanto, sostenem os que tr abajos lexicogr áficos de cr im inólogos y de policías deber ían ser tr atados com o fuentes hasta cier to punto fiables par a estudiar el ar got de la delincuencia en España, puesto que estos autor es solían em pr ender un tr abajo de investigación de cam po (aunque sospecham os que a veces a su m aner a) que m uy pocos de los «lexicógr afos» del caló se habían m olestado de hacer (cf. Buzek 2011a).
3. GLOSARIOS DEL CALÓ (JERGAL) Y DEL ARGOT HECHOS POR CRIM INÓLOGOS Y POLICÍAS: SU VALOR DOCUM ENTAL E HISTÓRICO PARA EL ESTUDIO DEL LÉXICO DE ORIGEN GITANO-ESPAÑOL A continuación vam os a estudiar la apor tación docum ental e histór ica de los vocabular ios del caló (jer gal) y del ar got de la delincuencia en r elación con su valor com o fuentes par a conocer m ejor la histor ia de gitanism os en el ar got español dur ante el últim o ter cio del siglo XIX y a lo lar go del siglo XX. Nos vam os a inspir ar en la estr uctur a y en la m etodología que hem os utilizado en Buzek 2011a adaptándolas a los pr opósitos del pr esente estudio. Nos vam os a fijar pr efer entem ente en aspectos de la autenticidad de los datos que pr esentan, es decir, si se tr ataba de los fr utos de un pr evio tr abajo de cam po (entr evistas con pr esos, etc.) y, por tanto, si la infor m ación que tr aían las obr as en cuestión podr ía ser tom ada com o fiable (dentr o de lo que cabe). Aunque es cier to que a gr andes r asgos depender íam os de lo que decían los autor es m ism os, por otr a par te, com o son en su m ayor ía obr as de uso inter no, la pr obabilidad de que ofr ecier an datos ser ios y basados en la r ealidad ser ía m ayor. En los apar tados que siguen vam os a basar nos en par te tam bién en las obser vaciones de Sanm ar tín Sáez 2004 sobr e los diccionar ios de ar got. La estr uctur a seguir á básicam ente las tr es etapas que la autor a valenciana ha definido par a la histor ia de los diccionar ios del ar got español, aunque esta per iodización cr onológica aquí ser á tan solo de inter és secundar io. No obstante, sí nos inter esar á el otr o cr iter io que ha m anejado Sanm ar tín Sáez, que es el pr ocedim iento m etodológico, es decir, si son obr as basadas en un tr abajo de cam po pr evio o en una r ecopilación de fuentes secundar ias. La pr im er a etapa definida por Sanm ar tín Sáez cor r esponder ía a las obr as pioner as, que ser ían los tr abajos de Salillas 1896 y de Besses 1905; a la segunda etapa per tenecer ían obr as salidas en la pr im er a m itad del siglo XX, que aquí ser ían r epr esentadas por Ser r ano Gar cía 1935 y un docum ento inter no anónim o salido en la r evista de la Benem ér ita (Guardia Civil 1949-1950); y la ter cer a com pr ender ía inventar ios léxicos publicados desde la segunda m itad del siglo XX hasta la actualidad, y sus r epr esentantes aquí ser ían los vocabular ios de Gar cía Ram os 1985 y 1994.
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3.1. La pr im er a etapa: El delincuente español. El lenguaje de Rafael Salillas (1896) Antes de em pezar a hablar sobr e el vocabular io de Salillas 1896, adver tim os que excluim os de nuestr as consider aciones El diccionario de argot de Luis Besses (1905). En pr im er lugar por m otivos de haber estudiado la obr a ya anter ior m ente (Buzek 2011b) y tam bién por el hecho de que este no cum ple con la car acter ística básica de una obr a fiable, ya que su autor en ningún m om ento especificó las fuentes en las que se apoyaba[3]. Com o advier te Sanm ar tín Sáez: «En este per iodo cr onológico se tr azan los dos par adigm as del quehacer lexicogr áfico ar gótico: el m odelo de Rafael Salillas, con una selección de un cor pus r estr ingido al ar got de un gr upo hum ano, ar got atestiguado en fuentes con vigencia r eal e indicación de la etim ología; y el de Luis Besses, con un cor pus m ás am plio, ar got de gr upo y ar got com ún, m ar cado con bastante acier to, y sin explicitud de las fuentes utilizadas» (2004: 704). El legado de Salillas es im por tante par a la filología española por var ias r azones. Por una par te, por que inició decididam ente una or ientación em pír ica hacia la investigación de cam po; par a r ecopilar el m ater ial de estudio, pidió entr evistar a pr esos (gitanos o no) dejando así par a los investigador es e histor iador es del léxico poster ior es un valioso cor pus de docum entación pr im ar ia[4]. Por otr a par te, Salillas er a plenam ente consciente de la falta de filiación histór ica entr e la ger m anía y el caló, aunque r econocía que en su época el caló tenía tam bién el sentido del ar got de la delincuencia y que no er a posible separ ar de la noción gener alizada del ar got la del gitano, com o se puede leer en las cuatr o citas que tr aem os a continuación :
____________________________________________________ [3] No obstante, en Buzek 2011b cr eem os haber sido capaces de identificar las que Besses m anejaba par a incluir las unidades léxicas del caló (er an exclusivam ente diccionar ios de caló de aficionados, r eper tor ios nada fiables par a estudiar el caló; cf. Buzek 2011a). [4] «No m e pr oponía entonces acom eter tan difícil em pr esa, aun sin m ás pr opósito que el de iniciar la; per o encam inándose en este sentido la dir ección de m is estudios, el acopio de m ater iales en difer entes escar ceos liter ar ios, y la com pr obación de las r efer encias con testim onios auténticos de la cr im inalidad viviente, m e dan casi hecho el pr im er o de los estudios de la delincuencia española asociada, estudio hecho con docum entos ver dader am ente hum anos, cuya singular idad se funda en constr uir el ar m azón de una psicología y de una sociología cr im inales con los m odos de expr esión con que nuestr os delincuentes se han espontaneado en las palabr as de su pr opia jer ga» (1896: v-vi).
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El hecho de la disolución de la jer ga española se m anifiesta clar am ente en estar hoy influida por el elem ento gitano. En la jer ga de los siglos XVI y XVII ese elem ento es casi enter am ente desconocido, y en la jer ga actual es el pr edom inante. Casi ninguno de los tér m inos de aquella jer ga se puede inter pr etar por tér m inos gitanos, m ientr as que en el Diccionar io del caló se r ecogen m uchos tér m inos jer gales (70-71). EL CALÓ.-Es el sucesor de la ger m anía. En el estudio acer ca de LA HAM PA se dan noticias y datos suficientes par a poder explicar se la influencia de los gitanos y los ham pones entr e sí, sin que se pueda asegur ar que estas dos sociedades se hayan confundido nunca. Entr e ellas no existe m ás que cier ta vecindad y cier ta sem ejanza, que por contacto y sim patía han deter m inado, una especie de injer to r ecípr oco. De este m odo puede decir se que actualm ente la que podem os llam ar ger ma nía , está agitanada y el caló ager m anado (231). CALÓ CRIM INAL.-Par a que se juzgue de la natur aleza del caló que hablan los delincuentes, em pezar é por pr esentar una colección de palabr as r ecogidas por encar go m ío en uno de nuestr os establecim ientos penales y catalogadas con el título de caló car celar io. Estas palabr as se pueden distr ibuir en cuatr o gr upos: pr im er o, palabr as de ger m anía; segundo, neologism os jer gales; ter cer o, palabr as de caló; cuar to, neologism os gitanos, palabr as agitanadas y entr onques del caló con la jer ga (232). Con alter aciones y sin ellas el caló, en boca y m anos de los delincuentes, ni se habla ni se escr ibe de ese m odo. Pr esta las palabr as, y tal cual locución acom odaticia o llam ativa, y nada m ás. No es una lengua que se im pone y suplanta a otr a lengua, sino un disim ulo que sustituye a otr o disim ulo, r igiéndose en esto por las m ism as influencias jer gales. El caló encuentr a, por decir lo así, una or ganización lingüística y una or ganización pr ofesional, y a ella se acom oda influyéndola en algún m odo. Por lo tanto, el caló, en el lenguaje de los delincuentes, debe consider ar se, no com o una planta nueva, sino com o un inger to (250).
Cr eem os que Salillas hacía difer encia entr e am bos conceptos y la dejó bien clar a. Por tanto, no podem os echar le la culpa de que sus contem por áneos y sucesor es inm ediatos (incluso los que lo citaban com o fuente o m odelo) no la per cibían. Adver tía el autor que incluso la Real Academ ia Española con su diccionar io fom entaba la confusión (78):
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El hecho no es del todo indifer ente, com o lo dem uestr a hoy m ism o el pr opio DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA, donde se confunde la picar día con la gitaner ía, y la sociedad y la lengua de aquéllos y de éstos en definiciones que dem uestr an con toda clar idad que en este punto, a la descom posición jer gal, sigue una descom posición liter ar ia y m ás tar de una confusión académ ica (Véase LA HAM PA).
No obstante, desde el punto de vista del histor iador del léxico, lo que m ás llam a la atención son los vocabular ios finales[5], el «Vocabular io de ger m anía» y el «Vocabular io de caló jer gal». El «Vocabular io de ger m anía», obviam ente, no nos inter esa aquí, ya que «está for m ado pr evia consulta de la edición publicada en M adr id por D. Antonio de Sancha en 1779, y de las voces jer gales contenidas en la duodécim a edición del Diccionar io de la Real Academ ia Española (257)». Per o es de sum o inter és par a nosotr os el otr o inventar io léxico, el «Vocabular io de caló jer gal», basado ? aunque fuer a solo par cialm ente? en encuestas con pr esos. Es m uy gr ato y m uy satisfactor io que el cr im inólogo no se dejó seducir por la idea de enr iquecer el núm er o de entr adas acudiendo a diccionar ios de caló, com o er a habitual tanto antes com o después (cf. Buzek 2011a). Com entaba al r especto que «podíam os haber lo hecho gr andem ente nutr ido de palabr as con sólo tr anspor tar, según uso de algunos com pilador es fáciles, una buena par te del Diccionar io de caló de Sales M ayo, y con r ecoger indistintam ente todas las palabr as de índole jer gal que flotan en el lenguaje com ún»? (260). Tam bién es pr eciso adver tir que según r econocía el autor m ism o, no había cor r espondencia exacta entr e el léxico citado a lo lar go del libr o y el vocabular io, ya que este contiene m enos voces que las pr esentes en el texto (336). El vocabular io contiene casi 500 unidades y encontr am os allí voces gitano-españolas notor iam ente conocidas, com o bari ?excelente?, baste ?m ano?, camelar ?enam or ar ? o chabal ?joven, m ozo?, par a citar solo algunas. Son palabr as con testim onio dir ecto, avalado con datos de pr im er a m ano, y nos infor m an sobr e la vigencia de uso del léxico de or igen gitano dentr o del ar got español peninsular de la delincuencia dur ante el últim o ter cio del siglo XIX. ______________________________________________________ [5] Incluidos en la edición digitalizada publicada por la Biblioteca Vir tual M iguel de Cer vantes en 2000 (http://w w w.cer vantesvir tual.com /nd/ar k:/59851/bm c3n222) per o excluidos de la en papel de 2004 (M adr id: Boletín Oficial del Estado).
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3.2. La segunda etapa: Delincuentes profesionales de Pedr o Ser r ano Gar cía (1935) y Vocabulario del ?caló? de los maleantes de la Guardia Civil (1949-1950) Siguiendo el or den cr onológico, vam os a hablar pr im er o del vocabular io que se encuentr a al final del libr o Delincuentes profesionales del ?agente de la división de investigación cr im inal? (según r eza en la por tada) Pedr o Ser r ano Gar cía, publicado en 1935. Par a Ser r ano Gar cía el caló er a sinónim o del ar got de la delincuencia y conceptualm ente no veía ninguna difer encia entr e los dos tér m inos; sin em bar go, se sentía r eacio a r econocer que en este sentido el caló ser ía tam bién un «ar got», es decir, un sociolecto com o otr os tantos, y r esuelve su dilem a ter m inológico con una for m ulación m ás bien contr adictor ia y confusa (15-16):
Lenguaje.-desde antiguo em plean, par a hablar entr e ellos y entr e sus cóm plices, un lenguaje especial, que si bien no se der iva del latín com o el castellano, no por eso car ece de entr onque, ya que sus vocablos pr oceden en m ayor ía, de la antigua ?ger m anía?, todavía utilizada hoy en algunas m odificaciones por los gitanos, incr em entando estos vocablos con algunas palabr as extr anjer as pr osódicam ente m odificadas y otr as nacionales desfigur adas, r ecibiendo este conjunto de voces el nom br e de ?caló?. No debe confundir se el ?caló? (lengua de los m aleantes), con el ?ar got?, tér m ino extr anjer o, gener alizado en España, que sir ve par a denom inar el conjunto de palabr as convencionales utilizadas en cada pr ofesión; así tenem os ar got policial, per iodístico, jur ídico, etc. Ahor a bien: el ar got cr im inal o delincuente es el denom inado ?caló?.
Aunque hem os visto m ás ar r iba que Gil M aestr e hasta cier to punto distinguía entr e el caló en el sentido del gitano-español y el ar got de la delincuencia y que Salillas hizo un esfuer zo notable par a m ar car la difer encia, en pr áctica los tér m inos se tr ataban com o sinónim os; cr eem os que fue la visión de Ser r ano Gar cía la que m ás cor r espondía a la opinión gener al. Si nos pr eguntam os por las fuentes y, de allí, por la fiabilidad de la obr a par a el estudio de gitanism os en el ar got de la delincuencia de su época, par ece que por lo m enos par cialm ente pr ocedía de pr im er a m ano, de su exper iencia pr ofesional com o agente de la policía y de su tr ato con los delincuentes (gitanos o no), puesto que en el
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el pr ólogo «Al lector » el autor adver tía que estam os ante «fr uto de m is obser vaciones en la pr áctica del ser vicio policial» (2). En palabr as de Sanm ar tín Sáez (2004: 700-701) se tr atar ía pues de una obr a con car acter ísticas sim ilar es a la de Salillas, puesto que por lo m enos par cialm ente se basaba en docum entos or ales pr im ar ios y no solo en fuentes escr itas secundar ias. El libr o está estr uctur ado en ocho capítulos cor r espondientes a diver sos tipos de «pr ofesionales de la delincuencia» y al final viene un apéndice con el «Vocabular io del ?caló?» (en el concepto del autor ). Si leem os el texto y luego buscam os los gitanism os en el vocabular io (bastes ?dedos índice y m edio?; chinar ?cor tar ?; o ful ?falso?), la m ayor ía apar ece allí. Vem os pues que hubo una r elación genética entr e el texto y el vocabular io. Sin em bar go, si tom am os en consider ación el núm er o de entr adas (casi 1.500), no par ece pr obable que estuvier a for m ado sola y exclusivam ente por las voces jer gales citadas en el texto, así que habr ía que buscar otr a fuente o fuentes de las que el autor había bebido. Una de ellas, por lo m enos en lo que a gitanism os se r efier e, pr obablem ente ser ía el «Vocabular io de caló jer gal» de Salillas, ya que la afinidad es innegable ? casi un 70% de lem as en el vocabular io de Salillas figur a en el de Ser r ano Gar cía? , aunque es cier to que no se puede hablar de plagio. El vocabular io de Salillas no fue sim plem ente tr asvasado en el de Ser r ano Gar cía, par ece que m ás bien le sir vió de apoyo y de consulta; hay gitanism os que coinciden (arate ?sangr e?o achares ?celos?), otr os que están en Ser r ano Gar cía y faltan en Salillas (ajojoi ?liebr e? o baré ?dur o, m oneda de cinco pesetas?) y otr os que están en Salillas per o faltan en Ser r ano Gar cía (canguelo ?m iedo?o lumia ?pr ostituta?). En r esum idas cuentas, es cier to que al vocabular io de Ser r ano Gar cía no le podem os negar un consider able valor docum ental, puesto que hasta cier to punto fue r esultado de un tr abajo de cam po y de exper iencia dir ecta. En cuanto al Vocabulario del ?caló? de los maleantes, publicado en dos par tes en dos núm er os de la r evista Guardia Civil (nº 68 y nº 70, 1949-1950), se tr ataba de un docum ento anónim o. La pr im er a par te com pr endía las letr as A-E y estaba paginada de 1 hasta 32. La segunda contenía el r esto de letr as del alfabeto (F-Z) y tenía paginación continua, com enzando en 33 y ter m inando en 72. Entr oncaba hasta cier to punto con la visión que tenía sobr e el caló Ser r ano Gar cía, aunque con algunos m atices (1):
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Se denom ina ?caló? al lenguaje de la gente del ham pa, de los delincuentes habituales llam ados m aleantes, y se em plea com o sinónim o de ?ar got? y ?ger m anía?, aun cuando esta últim a se aplique especialm ente a la jer ga que hablan los gitanos. Aun cuando entr e el ?caló? y la ?ger m anía? existe m ar cada difer encia, un gr an núm er o de voces son com unes a am bas jer gas, y a veces se da el caso de tener una m ism a voz significado distinto en cada una de aquéllas. Las pr incipales car acter ísticas idiom áticas del ?caló? son esencialm ente el abuso del tr opo, de la contr acción y de la per m utación. Com o todo lo vivo, la jer ga del delincuente está en constante evolución; unos tér m inos desapar ecen, algunos se tr ansfor m an, otr os se cr ean. En lo que se r efier e a la justificación de la obr a, el autor anónim o apelaba a su inm inente utilidad pr áctica (2): El conocim iento de las voces m ás usuales del ?caló? de los delincuentes habituales o m aleantes inter esa indudablem ente a cuantos funcionar ios públicos for m an par te de la Policía Judicial, asever ación ésta que no es pr eciso dem ostr ar, y por tanto, puede afir m ar se que el pr esente Vocabular io, aunque r educido a las voces m ás cor r ientes, ha de ofr ecer pr áctica utilidad al per sonal del Cuer po, par ticular m ente al de nuevo ingr eso. La pr esentación de la obr a es m uy r udim entar ia y no se m enciona cóm o había sido confeccionada. Si com par am os el vocabular io anónim o de Guardia Civil con el de Ser r ano Gar cía, vem os notables coincidencias aunque tam bién hem os detectado coincidencias con Besses 1905 (cf. tam bién Sanm ar tín Sáez 2004: 727). El vocabular io de Guardia Civil er a m ucho m ás am plio que los anter ior es y contenía unas 4.000 entr adas. Puede que se haya tr atado de voces de cosecha dir ecta, per o com o en la pr esentación no se decía nada al r especto y coincidía, a su vez, a gr andes r asgos con sus pr edecesor es, es m ás pr obable que haya sido confeccionado m ayor itar iam ente a par tir de m ater iales escr itos pr eviam ente publicados. Su valor docum ental depender ía, por tanto, del nivel de or iginalidad de sus fuentes[6].
______________________________________________________ [6] Según León (1994: 29) se tr ataba de una ver sión plagiada del Vocabulario ilustrado del caló delincuente, de Pedr o Ser r ano Gar cía (3ª ed., La Xilogr áfica, s.a. [1945]) lo que explicar ía las sim ilitudes entr e am bas obr as. Desgr aciadam ente, esta obr a de Ser r ano Gar cía no la hem os podido consultar dir ectam ente. Par ace ser de difícil acceso, ya que Sanm ar ín Sáez 2004 tam bién cita a tr avés de León 1994.
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3.3. La ter cer a etapa: El lenguaje actual de los maleantes españoles y Lenguajes marginales. Análisis y vocabulario de Jesús Gar cía Ram os (1985 y 1994) Los vocabular ios de Jesús Gar cía Ram os for m an par te de m ater iales didácticos destinados a los m iem br os de la policía. Son obr as bastante inter esantes, sobr e todo por la infor m ación que apor tan sobr e la vigencia del uso de gitanism os en el ar got de la delincuencia dur ante la segunda m itad del siglo XX. Se enm ar can dentr o de la m etodología acuñada por Salillas, ya que fuer on confeccionados (aunque no sabem os hasta qué punto ni con qué por centaje) con datos r ecogidos de pr im er a m ano, es decir, a base de entr evistas con pr esos y delincuentes. La edición de 1985 contiene un vocabular io de 655 voces en total. En cuanto a sus fuentes, se tr ata, com o ha sido de esper ar, de una obr a de or igen m ixto (8):
La base docum ental par a r ealizar estos estudios la constituyen los distintos léxicos publicados en r evistas especializadas, así com o los diver sos diccionar ios que se han editado desde 1950 hasta la actualidad. [...] La base pr incipal se com pone de anotaciones y gr abaciones de conver saciones or ales m antenidas con los m aleantes.[7]
Es tam bién la pr im er a obr a de este tipo que incluye una sección dedicada expr esam ente a gitanism os. Vienen divididos en tr es gr upos dentr o del capítulo «Pr éstam os lingüísticos», según cr iter ios algo subjetivos y pr ecar iam ente delim itados que, por supuesto, podr ían ser discutidos: «Gr upo A. Gitanism os pur os» (46 en total; por ejem plo, currar ?tr abajar ? o chamullar ?hablar ?); «Gr upo B. Vocablos con alter aciones fonéticas y m or fológicas» (49 en total; por ejem plo, balichera ?jam oner ía, char cuter ía?o dabuti ?bueno?); y «Gr upo C. Vocablos con alter aciones sem ánticas» (24 en total; por ejem plo, chuquela ?diner o?o pira ?puer ta de escape?). La m ayor ía de ellos se luego r ecoge en el «Vocabular io» final, per o las definiciones ? en gener al sinoním icas o r ar am ente enciclopédicas? a veces difier en: alangarí ?indulto?(«Gr upo A. Gitanism os pur os») e ?indulto, liber tad condicional? («Vocabular io»); o calorro ?gitano?(«Gr upo A. Gitanism os pur os») y ?gitano, zíngar o?(«Vocabular io»). Tam bién se docum entan casos de var iantes ? for m ales y sem ánticas? entr e el capítulo de
_______________________________________________________ [7] Es cier to que m uchas de las voces incluidas se docum entan en diccionar ios de ar got de León 1994 y de Oliver 1991.
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«Pr éstam os lingüísticos» y el «Vocabular io», por ejem plo: lacorrí ?m ocita, jovencita? («Gr upo A. Gitanism os pur os») y lacorrilla ?pr ostituta jovencita? («Vocabular io»); o najar ?huir, escapar, cor r er ?(«Gr upo A. Gitanism os pur os») y najarse ?salir cor r iendo, escapar se, fugar se? («Vocabular io»). Sin em bar go, no cr eem os que dichas difer encias estén r espaldadas con m otivos concr etos. Puesto que son ejem plos sueltos, par ecen ser m ás bien casos de fallo de contr ol de r edacción. La edición de 1994 de la obr a es m ucho m ás volum inosa, son 1.260 voces en total. Aunque el contenido fue actualizado, sigue la m ism a estr uctur a y la m ism a m etodología de r ecogida de datos. Esta vez el vocabular io fue dividido tem áticam ente en var ias secciones: «Caliente», «Dr ogata», «Talegar io», «M angui» y «Cheli». Cabe pr eguntar se bajo qué cr iter ios, ya que fácilm ente podr ía ser acusada de subjetiva. Per o no cr eem os que tenga m ucho sentido plantear este tipo de pr eguntas, ya que obviam ente están for m uladas desde el punto de vista filológico. No obstante, la obr a está r edactada desde la per spectiva «pr áctica» de un policía y los policías tam bién r epr esentaban el público al que fue destinada la obr a. Com o es de suponer, la m ayor ía de los gitanism os figur a en el apar tado del «Caliente». Son voces pr esentes ya en la edición de 1985, per o tam bién encontr am os aquí voces nuevas, sobr e todo der ivados pr oducidos dentr o del ar got, por ejem plo: asobar ?ador m ecer ?; binar ?vender ? y binelar ?cam biar ?; calisto ?gitano?; o curranda ?fer ia?, curraor ?em baucador que pr actica el juego de las ?tr iles? y los ?pastos??, currele ?actividad delictiva? y currinche ?apr endiz de m aleante?. En los dem ás apar tados la pr esencia de gitanism os es escasa. Sanm ar tín Sáez (2004: 711) en su estudio panor ám ico de los diccionar ios de ar got se quejaba de ausencia de infor m ación etim ológica y de ejem plos r eales en la m icr oestr uctur a de los vocabular ios de Gar cía Ram os. Aunque en pr incipio estam os de acuer do con sus opiniones, cr eem os que se tr ata otr a vez de una exigencia for m ulada desde la filología, totalm ente ajena a la finalidad de la obr a y de su público m eta:
En síntesis, am bos glosar ios suponen un intento loable de apr oxim ación al léxico de la delincuencia, siguiendo en cier to m odo la tr ayector ia iniciada por Rafael Salillas. Tan solo r esta señalar que a J. Gar cía Ram os le hubier a r esultado extr em adam ente sencillo integr ar el estudio lingüístico teór ico pr evio con el tr abajo lexicogr áfico y r ealizar un br eve com entar io sobr e el or igen de los vocablos en cada una de las entr adas o bien intr oducir alguna abr eviatur a al r especto, así com o incluir un fr agm ento de conver sación donde se ha
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atestiguado el lem a en cuestión. Am bos aspectos hubier an supuesto una m ejor a notable de su apor tación al avance de la lexicogr afía en estos lar es ar góticos.
Cr eem os, en fin, que los vocabular ios de Gar cía Ram os, a pesar del aspecto algo r udim entar io de su m icr oestr uctur a y de la clasificación exter na-policial y subjetiva del léxico que pr etende inventar iar, son fuentes de sum o inter és par a el conocim iento de gitanism os en el ar got español en la segunda m itad del siglo XX.
4. CONCLUSIÓN De nuestr o br eve r epaso por los inventar ios léxicos del ar got español salidos de m anos de cr im inólogos y policías a finales del siglo XIX y a lo lar go del siglo XX se puede colegir que, a pesar de ser subestim ados a veces com o obr as lexicogr áficas, su valor par a conocer m ejor la histor ia del léxico de or igen gitano en el ám bito del ar got de la delincuencia española en la época en cuestión es notable, siem pr e y cuando sus datos hayan estado avalados por encuestas pr evias con pr esos y delincuentes. Aunque m uchas veces sus autor es caían en im pr ecisiones ter m inológicas y en algunas casos no sabem os m uy bien qué voces pr ovienen de encuestas y cuáles tan solo de fuentes secundar ias, es cier to que si m anejam os dichos r eper tor ios léxicos con la pr ecaución debida, com o docum entos y fuentes de estudio de la histor a del léxico m er ecen ser tom ados en consider ación.
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Un vocabu l ar io sel ecto del cal ó con datos sobr e su con ocim ien to actu al por u n a m u estr a de h abl an tes gitan os Juan F. Gam ella, Universidad de Granada Ignasi-Xavier Adiego, Universitat de Barcelona Cayetano Fer nández Or tega, Universidad de Granada
1. INTRODUCCIÓN El caló (tam bién llam ado romanó) es el idiom a m ixto desar r ollado por los gitanos españoles y por tugueses a par tir de un léxico der ivado del r om aní que se ar ticuló con la gr am ática del castellano (o del catalán, del vascuence o del por tugués en sus otr as var iedades; cf. Bakker 1995). Las evidencias apuntan a la paulatina desapar ición de esta lengua pararromaní en los dos últim os siglos. Sin em bar go, apenas tenem os datos sobr e su conocim iento ni su uso actual entr e sus hablantes or iginar ios, los gitanos o calé de la Península Ibér ica. Par a contr ibuir a llenar este vacío, en un estudio r ealizado entr e 2008 y 2010, diseñam os un cuestionar io que contenía un listado de 355 tér m inos de caló con sus equivalencias castellanas y, tr as validar lo a par tir del estudio etnolingüístico de var ias com unidades gitanas de Andalucía, lo aplicam os en 64 entr evistas r ealizadas en esta r egión a per sonas que se definíer on com o gitanos y gitanas (véase Gam ella et al. 2011, 2012; Gam ella, Fer nández y Adiego 2015). Del análisis de esas entr evistas concluim os que el conocim iento m edio del caló es m ás alto de lo esper ado: de pr om edio, las per sonas entr evistadas r econocier on 129 tér m inos del cuestionar io, un 36% del léxico ofer tado. Encontr am os, no obstante, una gr an var iedad en esa pequeña m uestr a: el conocim iento de los infor m antes oscilaba entr e el 9% y el 75% del cuestionar io. Una cuar ta par te conocía m ás de 155 tér m inos y otr a cuar ta par te, m enos de 90. Los m ayor es conocían en gener al una por ción m ayor del léxico; es r ar o el joven gitano que conoce m ás de 80 tér m inos. O sea, el caló no se tr ansm ite a los niños y niñas gitanas en ningún entor no fam iliar, no es nunca una lengua m ater na, y su desapar ición se está aceler ando.
UN VOCABULARIO SELECTO DEL CALÓ CON DATOS SOBRE SU CONOCIM IENTO ACTUAL POR UNA 131 M UESTRA DE HABLANTES GITANOS
En este ar tículo pr esentam os una tabla gener al que r esum e esos r esultados tér m ino a tér m ino y que ofr ece una ver sión com pleta del vocabular io utilizado con sus equivalencias inglesas apr oxim adas. El vocabular io incluye unos 355 tér m inos de caló o r om anó equivalentes a unos 290 glosas o tér m inos castellanos agr upados en 16 cam pos sem ánticos fundam entales. Par a var ias palabr as castellanas, por tanto, se ofr ecen var ios sinónim os en caló, con lo que se pr etende establecer el conocim iento que los hablantes tienen de cada una de las var iedades. Por ejem plo, de ?pan?, que designa un alim ento pr im ar io tanto par a «castellanos» o «payos» com o par a calé , se ofr ecen las opciones, todas de or igen r om aní: tató, manró, jumer y marrocate, que hem os encontr ado en var ios diccionar ios y en la conver sación con infor m antes gitanos. Natur alm ente, cada una de esas ver siones contiene connotaciones difer entes y su significado no es exactam ente el m ism o. Si el caló es hoy sobr e todo un léxico que se pr onuncia y ar ticula con las fonética y m or fosintaxis castellana (o catalana, por tuguesa o vasca, en su caso), par ece que la m ejor for m a de establecer el conocim iento que los hablantes tienen de este idiom a es usar un léxico de par tida. Así, el cuestionar io se consider a un estím ulo lingüístico que pr ovoca una r espuesta y m otiva una inter acción entr e entr evistador es y hablantes, con el caló com o base. No pr etende ser un diccionar io de tér m inos del caló, ni establecer ningún estándar. Ni siquier a pr esum e que los tér m inos que contiene sean los m ás usados o conocidos de este idiom a. Eso es pr ecisam ente lo que pr etende establecer nuestr a investigación. M uchos de estos tér m inos var ían liger am ente en la ver sión que conocen unos infor m antes u otr os. En la pr im er a colum na de la Tabla 1 apar ece la tr aducción inglesa de los tér m inos pr opuestos y los 16 cam pos sem ánticos en que se agr upan: alim entos, par tes del cuer po y funciones r elacionadas, vestim enta, anim ales, par entesco-filiación e identidad, etc. En la segunda colum na se ofr ecen las equivalencias castellanas de los tér m inos del caló que apar ecen en la ter cer a colum na. Estos tér m inos constituyen el eje centr al del cuestionar io aplicado y de la indagación etnolingüistica. Es decir, lo que se tr ataba de investigar er a el conocim iento y el uso de estos tér m inos o de otr os afines o vinculados a ellos por los hablantes gitanos entr evistados. En las colum nas 4 y 5 se pr esenta el núm er o de infor m antes que r econoció cada tér m ino de caló y el por centaje que r espr esta sobr e el total de entr evistados. Así, el tér m ino ?tató?, fue r econocido o pr opuesto com o tr aducción de ?pan? por 62 infor m antes, esto es el 91% del total[1]. En las colum nas sexta y séptim a, las dos m ás a la der echa, apar ecen las ______________________________________________________ [1] Fuer on m ás los que r econocier on el significado castellano del tér m ino r om aní que los que fuer on capaces de pr oponer espontáneam ente tér m inos de caló par a expr esar conceptos o fr ases del castellano. Es decir, pr edom ina un conocim iento pasivo del caló.
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opciones o var iaciones que los infor m antes ofr ecier on de los tér m inos ofer tados. Por ejem plo, de un tér m ino bastante conocido por per sonas gitanas com o el que denota a los gar banzos, se dier on cinco o seis ver siones liger am ente difer enciadas según la zona de estudio y la fam ilia, hay quien ofr ecía el tér m ino ?r endundes? y quién hablaba de ?r andundes?, ?r indundes?, etc. Por últim o, en la colum na m ás a la der echa explicam os algunas de las conexiones, polisem ias o var iedades que se nos ofr ecier on en la explicación o glosa que de algunos tér m inos hicier on los infor m antes. Por ejem plo, el tér m ino ?r ilaor as?par a las patatas se conectó a m enudo tanto con r il/r ilar com o ventosidad o peer se, com o con for nicar, for nicador a y, por ende, pr ostituta, en un juego de asociaciones m uy r evelador y que en gr an m edida for m a par te del uso gener al del castellano y no sólo del caló. Las explicaciones de esta colum na se dan en inglés, pues iban or iginalm ente or ientadas a un público inter nacional que no conocía de pr im er a m ano las asociaciones léxicas españolas. Nótese a este r especto que, de los 355 tér m inos que contiene el cuestionar io una por ción no desdeñable es ya patr im onio tam bién del castellano y especialm ente del hablado en Andalucía. Por ejem plo, pinrel, molar, parné, currar, jindama, biruji (por baroji o barojil, un gr an fr ío), apoquinar, etc.[2] Por lo tanto, la m ayor ía de los castellanohablantes tendr ían un nivel m ínim o de conocim iento de caló, un hecho que r efleja la secular fusion cultur al entr e gitanos y no-gitanos, aunque tam bién es cier to que algunos gitanos y gitanas r echazan esos tér m inos com o im pr opios del habla gitana ?r eal? y los consider an ?apayaos? (ver tam bién Adiego 2005: 77, Claver ía 1962: 114). En la tabla puede apr eciar se cuáles son los tér m inos m ás conocidos del caló por los m iem br os de la m inor ía gitana y los cam pos sem ánticos a los que per tenecen, destacando los del cuer po, sus par tes y funciones, el del par entesco, el de la r eligión, el de las autor idades, el contr ol social y la tr ansgr esión, el de los alim entos y, de for m a destacada, el de la identidad y la difer enciación étnica, sobr e todo par a r efer ir se al Otr o, al no-gitano, al que se denota al m enos con nueve tér m inos autóctonos (payo, busnó, gachó, sesó, lacró, bengue, jambo, jeray/eray, julai...) adem ás de tér m inos españoles que se usan tam bién par a esa distinción, com o las de «castellano» y la de «vecino», m ás neutr os y políticam ente cor r ectos (véase Gam ella et al. 2011). _______________________________________________________ [2] El pr opio diccionar io de la Real Academ ia incluía en su vigésim a pr im er a edición 46 palabr as de or igen gitano o caló y otr as de or igen incier to, que segur am ente pr ovienen tam bién del r om aní (Gor daliza 2001: 303). La m ayor ía de esos tér m inos están incluidos en el vocabular io utilizado en este tr abajo. Ver tam bién a este r especto los tr abajos de Roper o (1999), quien ha estudiado la pr esencia de tér m inos de caló en los cantes flam encos (1978) y par a quien «el léxico caló ha ar r aigado pr ofundam ente en el habla andaluza» y «m uchos escr itor es utilizan palabr as de or igen gitano en sus pr oducciones liter ar ias» (1999: 77).
UN VOCABULARIO SELECTO DEL CALÓ CON DATOS SOBRE SU CONOCIM IENTO ACTUAL POR UNA 133 M UESTRA DE HABLANTES GITANOS
2. TABLA 1 Lista de tér m inos en castellano y caló que for m aban par te del cuestionar io pr esentado a los 68 hablantes gitanos entr evistados, con su tr aducción inglesa. Núm er o y por centaje de las per sonas entr evistadas que r econocier on cada tér m ino y las pr incipales var iaciones o alter nativas que ofr ecier on.
Ver aqu í la tabla 1
JUAN F. GAM ELLA, IGNASI-XAVIER ADIEGO Y CAYETANO FERNÁNDEZ ORTEGA
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El or igen de l a pal abr a chingar en el españ ol m exican o: u n debate abier to Laur a Her nández M ar tínez Universidad Autónoma M etropolitana-Iztapalapa
PRESENTACIÓN El ver bo chingar ha logr ado conver tir se en una expr esión em blem ática del español m exicano, debido a su sem ántica par ticular que no com par te con ninguna var iante del español. Esa es la r azón de que su or igen sea un tem a de par ticular inter és par a nuestr a cultur a y haya sido analizado por im por tantes intelectuales m exicanos com o el poeta Octavio Paz o el filólogo Car los M ontem ayor. Las tesis pr opuestas se contr aponen entr e un or igen nahua y uno gitano; en gener al, el pr im er o defendido por m exicanos y el segundo por estudiosos españoles, y el pr opio DRAE. Sin duda, el or igen de la palabr a es im por tante deter m inar lo, per o quizá lo m ás im por tante sea explicar cóm o llegó a configur ar una sem ántica tan com pleja, que abar ca pr ácticam ente todas las clases de palabr as y fr ases que, vale la pena decir lo desde ahor a, son usadas por todos los m exicanos, a pesar de su fondo sexual tr ansgr esor, par a expr esar gozo, sufr im iento, enojo, felicidad y que sir ve par a abr ir el cam ino, tanto a una pelea com o a una am istad. Ese pr oceso es el que, sin duda alguna, es fr uto del m estizaje; puesto que aunque el or igen fuer a nahua o gitano, en esas lenguas no tiene el significado caleidoscópico que tiene en el español m exicano. Octavio Paz es quien for m ula una elabor ada tesis sobr e ese significado subyacente que contiene la expr esión chinga tu madre que alude al incesto con la m adr e com o tr ansgr esión extr em a, y que Paz r elaciona con una concepción m ítica del cuer po en la que lo fem enino, que es lo penetr able, es sím bolo de debilidad; m ientr as que el cuer po penetr ante, lo m asculino, es la sim bolización del poder.
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EL ORIGEN DE LA PALABRA CHINGAR EN EL ESPAÑOL M EXICANO: UN DEBATE ABIERTO
Por su par te, Car los M ontem ayor, consider a que ese pr oceso se der iva de su significado or iginar io nahua que atr ibuye a la palabr a tzintli que significa ?culo? o ?ano?, sin entr ar en una r eflexión etnológica m ás pr ofunda. Él r echaza con contundencia la posibilidad de que el or igen gitano que le atr ibuye el DRAE o Cor om inas, en la palabr a chingarár ?pelear ? pudier a tener alguna pr esencia en el or igen de nuestr o chingar. M i pr opósito en esta br eve nota es pr oponer una tesis alter na que consider a que este m estizaje que se pr odujo a nivel cultur al con la colonización española se m anifiesta de m aner a asom br osam ente clar a en la palabr a en cier nes. Es decir, que chingar es pr oducto de la fusión de una palabr a nahua y una gitana: la pr im er a, un sustantivo, puso la denotación genital y la segunda, un ver bo, el acto de la for nicación. Par a pr esentar esta tesis m e inspir o en lo dicho por los dos m exicanos, per o m e apoyo en una concepción del significado que concibe el cam bio sem ántico a par tir de la pr esencia de un concepto subyacente que per m ite que se gener en nuevos sentidos der ivados de analogías que son aceptables par a los hablantes, de m aner a tal que sur jan nuevos significados que son usados por los hablantes. M i conclusión es que el concepto de chingar es el exceso, y ese concepto es pr oducto del encuentr o de la cultur a nahua y la española.
EL ORIGEN Com o señalaba antes, Paz y M ontem ayor atr ibuyen un or igen nahua a la palabr a; sin em bar go, no están de acuer do sobr e la palabr a que le dio or igen. Par a Paz (1947: 80), que se apoya en el tr abajo de Dar ío Rubio (1925), chingaste se der iva de la palabr a nahua xinachtli ?sem illa de hor taliza?o de xinaxtli ?aguam iel fer m entado?. Paz enlista una ser ie de usos de esta palabr a en otr as var iantes del español en las que significa ?r esiduo? o ?bebida alcohólica?, y finalm ente algunos casos en Sudam ér ica donde indica ?fr acaso? o ?m olestia?, per o siem pr e, en su opinión, son der ivaciones de la voz nahua. Llam a la atención que no haya notado que la r aíz achtli significa ?sem illa? y tam bién ?sem en? (com o en español, semen se der iva de la palabr a latina que significaba ?sem illa?). De m aner a que en náhuatl ?for nicar ?se dice: xinachoa ?der r am ar el sem en?, donde xin es ?sem illa?y achoa ?der r am ar ?(cf. Rém i 2006). Si bien Paz pr opone que la voz nahua tuvo fuer za par a expandir se con diver sos significados por las var iantes am er icanas del español, r econoce que la sem ántica m exicana no la com par tim os con ningún otr o español hablado en Am ér ica o España.
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Por su par te, M ontem ayor se enfoca a destr uir la tesis de un or igen gitano que pr opone la filología española, que da com o or igen la voz chingarár que significa ?pelear ?, com o lo consigna el DRAE en su edición 22ª en línea, cuya pr im er a acepción es: ?im por tunar, m olestar ?, y com o segunda la calificada de m alsonante: ?pr acticar el coito?. Cor om inas (2008) le asigna el m ism o or igen, aunque acepta que: «no todas las palabr as castellanas en ching- der ivan de este ver bo, pues en Am ér ica se m ezclar on con ella algunos r adicales abor ígenes.» En su Diccionario del náhuatl en el español de M éxico, publicado en 2007, M ontem ayor r efuta esta tesis que atr ibuye un or igen gitano a nuestr o chingar m exicano y consider a que es la voz nahua tzintli, que significa ?culo, ano?, la palabr a or iginar ia; por cuanto chingo ser ía en nahua tzinco: tzin ?culo?y co ?locativo?, ergo: ?en el culo?. La explicación que da es sum am ente atr activa, pues incluye el análisis del gesto m uy m exicano de apr etar los cinco dedos de la m ano, separ ándolos y juntándolos, par a indicar que se tiene m iedo: ?que se fr unce el culo?. Y es que, com o M ontem ayor infor m a, tzintli es la base de m uchísim as palabr as que todavía se usan en M éxico, com o: chinacate ?desnudo? y de ahí chinaco ?desar r apado?; chinanar o chinanear ?tener r elaciones sexuales?; machincuepa ?m ar om a?, que significa liter alm ente ?dar le vuelta al culo?. La r elación entr e el gesto de los cinco dedos, por su par te, da lugar al eufem ism o ?cinco?por ?culo?, que se infor m a usaban los m aestr os en el siglo XIX par a am enazar a un alum no de azotar lo en las nalgas en la expr esión: ?azotar el cinco?(M ontem ayor 2007: 346-353). M ontem ayor concluye que: «Pensam os que las bases sem ánticas y el r adical de la lengua náhuatl pueden explicar una am plia gam a de las acepciones, usos y r egiones donde la palabr a chingar se vincula con ?cor tos de vestidos?, ?for nicar ?, ?dar por el culo?, ?pegar en el culo?, ?fastidiar ?, ?doblegar ?, y los der ivados de excelencia o poder que alguien puede ejer cer sobr e los otr os en los m ism os sentidos de ?dar por el culo? o ?som eter por el tr aser o a otr os?» (2007: 352) Inm ediatam ente después de concluir esto, que no explica suficientem ente la com pleja sem ántica de la palabr a, cita un pasaje de un texto del filólogo m exicano, Antonio Alator r e, que sí se r efier e a esta cuestión y que usar é par a intr oducir m i pr opuesta:
[...] dos cosas son de notar en la exposición de Cor om inas: pr im er o, la falta de connotaciones ?obscenas? salvo el chingar del caló español; y segunda, la ausencia casi total de M éxico, donde chingar no es voz de caló, sino de todo el m undo, y muy fuer te, m uy polisém ica y m uy pr oductiva [...]. En todo caso, es un hecho que chingar y su fam ilia son algo m uy peculiar de M éxico [...]. Según una explicación que cor r e de m aner a casi
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subr epticia [...] la ter r ible palabr a viene de tzintli o tzinco. Así, el significado pr im ar io no vendr ía a ser sim plem ente ?for nicar ?, sino ?for nicar de m aner a nefanda?. (M ontem ayor 2007: 352; apud. Alator r e 2001)
Com o señala Alator r e, la palabr a pr ohibida es m uy m exicana per o m uy dicha, de ahí que par a r egr esar a su or igen quizá debiér am os em pezar por analizar su uso.
EL USO Ya hem os visto com o todos nuestr os autor es citados r econocen un significado peculiar en el uso del ver bo chingar; que está r elacionado con una am plia gam a de palabr as que for m an un cam po sem ántico que, tam bién se consider a por unanim idad, se r efier e a la for nicación tr ansgr esor a. Sin em bar go, nadie ha m encionado que cuando un m exicano usa cualquier a de estas palabr as no se r efier e al acto sexual dir ectam ente. Veam os esa am plia gam a de usos que he tom ado, en gr an par te, del Diccionario de mexicanismos de la Academ ia M exicana de la Lengua (2010), por que es el que m ás entr adas pr esenta:
Chinga (sust): ?Le pusier on una chinga por llegar tar de? (r egaño) / ?Ya m e voy a la chinga? (tr abajo) // en chinga (fr ase adv): ?Cuando llegó la policía todos se fuer on en chinga? (r ápidam ente) Chingá (inter j): ?¡Ah chingá!? (sor pr esa) Chingadazo (sust): ?Si no te callas te voy a dar un chingadazo? (golpe) Chingaderita (sust): ?Siem pr e m e anda r egalando chingaderitas? (cosas sin valor ) / ?Le gusta hacer m e chingaderitas? (m aldades) Chingón (adj): ?Es un m úsico chingón? (m uy bueno) / ?Es un chingón tocando la guitar r a? (vir tuoso) Chingo (sust): ?Había un chingo de gente en la pr otesta? (m ucha) / ?M e gusta un chingo la m úsica clásica? (m ucho) Chingadera (sust): ?Lo que le hizo a su esposa es una chingadera? (inm or alidad) Chingativo (adj): ?Tiene un ánim o chingativo insopor table? (m olesto) Chingaquedito (adj): ?Su her m ana es bien chingaquedito? (m olesto per o hipócr ita)
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Chingonométrico (adj): ?El concier to estuvo chingonométrico? (excelente) Chingonería (adj): ?El cuadr o que pintaste es una chingonería? (m ar avilloso) Chingamadral (sust): ?Fue un chingamadral de gente a oír a Pink Floyd? (m ultitud) Chingar (vb): ?Deja de chingar a los niños con tus r egaños? (asustar ) / ?Le encanta chingar a la gente pr esum ida? (m olestar ) / ?Ya se chingó la televisión? (descom puso)/ ?Ahí hay un taxi, ya chingamos? (logr ar lo) // chinga a tu madre (im per ativo): ?Ya m e cansaste, ve y chinga a tu madre? (lár gate) / ?Que chinguen a su madre todos los políticos? (que se vayan) Chingarle (vb pr on): ?Hay que chingarle a la tar ea? (tr abajar con ahínco) Chingada (par ticipio): ?Vete a la chingada, no te cr eo lo que dices? (r echazo) / ?¡Ah que la chingada!? (har tazgo) Chingados (adj): ?¿Qué chingados haces aquí? (extr añeza) / ?Clar o que voy, ¿cóm o chingados no?? (cer teza) // (inter j) ?¡Ah, chingados (chingaos)!? (sor pr esa) Chingarse (vb. r eflex): ?Se chinga noche y día tr abajando? (sacr ificar se) / ?Hay que chingarse con este gobier no? (sopor tar ) Chinguero (sust): ?Llegó un chinguero de gente a pr otestar ? (m ultitud) / ?Tengo que hacer un chinguero de tar ea? (gr an cantidad) Chinguetas (adj): ?Es un chinguetas par a las m atem áticas? (destacado)
Lo que podem os obser var que tienen en com ún todos estos usos es que se r efier en a sentim ientos y em ociones intensificadas. Es decir, que si bien hem os puesto un sinónim o, éste es apenas un intento de apr oxim ación a su significado pues siem pr e los tér m inos del cam po son intensificador es de su significado apr oxim ado. La cuestión que se despr ende de esta situación es la que se r efier e a la r elación que hay entr e esta intensificación y el concepto sexual que subyace; a lo cual podr íam os r esponder con la tesis de que ese significado subyacente apunta a un acto, no sólo tabú[1], sino, com o dice Alator r e, nefando. El concepto de todo el cam po ser ía, así, el exceso. ______________________________________________________ [1] De ahí que el Diccionario de mexicanismos las m ar que com o vulgar es a todas sus entr adas, adem ás de, por supuesto, popular es y coloquiales. El Diccionario del Español de M éxico de Luis Fer nando Lar a, publicado por El Colegio de M éxico tam bién en 2010, incluye m enos entr adas y m enos acepciones, per o coincide con el otr o diccionar io en su tr atam iento de palabr as pr ohibidas, pues las califica de gr oser ías en todos los casos y, en algunos, de ofensivas.
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En cuanto al or igen de la palabr a, no m e par ece descabellado pensar que el chingar del caló español haya llegado a M éxico con su sentido de sexualidad y violencia y que, al encontr ar se con el tzinco del náhuatl se haya for m ado un concepto nuevo que apuntaba a la penetr ación com o dom inación del otr o. Tam bién podr ía aplicar se la m ism a idea de este híbr ido lingüístico con el ver bo que pr opone Paz, esto es, con xinachtli, com o dejar caer la sem illa, per o par ece m ás ver osím il que haya sido la r eunión de la acción de for nicar con el lugar del acto lo que pr odujo el sentido de hum illación. De m aner a que m e inclino a cr eer que su or igen no es ni absolutam ente nahua, ni absolutam ente gitano, sino un híbr ido de dos palabr as que com o los españoles y los indígenas nahuas se encontr ar on y se fundier on en una nueva cultur a y un nuevo lenguaje. No quisier a dejar de anotar la im por tancia de la sem ejanza acústica entr e las palabr as tzinco y chingo que puede haber sido el dispar ador de esta cor r elación sem ántica que com enzó por la de la pr onunciación de las for m as. Y finalm ente quisier a decir que, no obstante que m i for m ulación m e par ece consistente, soy de la opinión de que sobr e la palabr a chingar todavía se seguir á discutiendo, de ahí que m e par ezca que el debate está abier to y quizá m i pr opuesta tenga el m odesto valor de abr ir nuevos cam inos que enr iquezcan esta discusión.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ACADEM IA M EXICANA DE LA LENGUA. 2010. Diccionario de mexicanismos. M éxico: Siglo XXI. ALATORRE, Antonio. 2001. Sobr e am er icanism os en gener al y m exicanism os en especial. Nueva Revista de Filología Hispánica, t. LXIX, nº 1, pp. 1-51. COROM INAS, Joan. 2008. Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. M adr id: Gr edos. LARA, Luis Fer nando (dir.). 2010. Diccionario del español de M éxico. 2 tom os. M éxico: El Colegio de M éxico. M ONTEM AYOR, Car los. 2007. Diccionario del náhuatl en el español de M éxico. M éxico: UNAM , Gobier no del Distr ito Feder al.
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PAZ, Octavio. 1947. El laberinto de la soledad. M éxico: Cuader nos Am er icanos. RUBIO, Dar ío. 1925. Anarquía del lenguaje en la América española. M éxico: Confeder ación Regional Obr er o M exicana. SIM EÓN, Rém i. 2006. Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana. 18ª ed. M éxico: Siglo XXI Eds.
TRIBUNA por
I vo B uz ek
SOBRE GI TANOS (Y) TRAPACEROS
La Real Academ ia Española ha sido objeto de cr íticas casi desde el día m ism o de su fundación y, por tanto, estar á acostum br ada a cr íticas de todo tipo. No obstante, m anifestaciones con pancar tas en las puer tas de su sede y dur ante los actos de pr esentación de la últim a edición del DRAE en el otoño del año pasado es algo novedoso, y segur am ente le habr á cogido por sor pr esa a m ás de un académ ico. La r azón de la polém ica es bastante sim ple y per sonalm ente cr eo que, si hubier a m ás voluntad de escuchar y de entender (de par te de los cr íticos), y m ás voluntad de escuchar y de tener m ás paciencia a la hor a de explicar (de par te de la Academ ia), nos habr íam os ahor r ado este encontr onazo, ya que básicam ente es solo un diálogo de sor dos. Com o decía, la tr am a es sencilla. Desde hace var ios años las asociaciones gitanas le pedían a la RAE que quitar a la cuar ta acepción del ar tículo gitano, na en la edición anter ior de su Diccionar io (DRAE-2001) que ver saba ?coloq. Que estafa u obr a con engaño?. La petición ha caído en saco r oto, puesto que la r espuesta que obtuvier on las asociaciones decía que el asunto se iba a estudiar par a la pr óxim a edición del Diccionar io, lo que, en r ealidad, no dice nada. Cuando en el octubr e del año pasado salió la 23ª edición del m ism o (DRAE-2014) y los gitanos vier on que sus peticiones tom ar on la for m a de una nueva quinta acepción ?tr apacer o?, pusier on un gr ito en el cielo, acusando a la RAE de ser r acista, lanzando una cam paña en los m edios de com unicación, en las r edes sociales e involucr ando en la polém ica a otr os or ganism os públicos, com o la Defensor a del Pueblo. En la últim as sem anas, después del 8 de abr il (el Día Inter nacional del Pueblo Gitano) se han subido al car r o tam bién otr as entidades políticas (p. ej. el PSOE) y ayuntam ientos de toda España, puesto que expr esar su apoyo a gitanos (léase ?posibles votantes?) en una causa com o esta no cuesta nada y no com pr om ete.
Ahor a bien, am bas par tes tienen tanto algo de culpa com o algo de r azón en este bar ullo. Los gitanos han pecado de ingenuos pensando (tal vez) que la RAE ?decide? la nor m a léxica del español, que es pr eceptor a del buen uso de la lengua y que sus decisiones, plasm adas en las colum nas del Diccionar io, tendr án alguna influencia en el cam bio de la actitud de los hispanohablantes. Sin em bar go, un diccionar io no es una biblia de la lengua, es m ás bien un espejo de la r ealidad social de los tiem pos que lo han visto nacer. No es r acista el diccionar io, lo son deter m inados hablantes. En este sentido, tienen la r azón los últim os dos dir ector es de la RAE, José M anuel Blecua (el anter ior ) y Dar ío Villanueva (el actual), cuando han dicho par a la pr ensa que ?el diccionar io no debe ser políticam ente cor r ecto sino lingüísticam ente cor r ecto? y que ?el diccionar io no puede cam biar el uso? (Blecua) y que la RAE ?nunca har á un diccionar io políticam ente cor r ecto? por que ?no tiene sentido un diccionar io solo con palabr as bonitas; deben estar todas las que existen? (Villanueva). Todo esto es ver dad per o... faltan cosas por añadir. La RAE es una poder osa entidad de política lingüística y tiene un gr an pr estigio en todo el m undo hispanohablante (si este pr estigio está justificado o no no es el objetivo de esta nota), lo que conlleva un enor m e com pr om iso social. A su vez, está financiada en una par te pr obablem ente nada desdeñable con el diner o público del Estado español y, por tanto, tiene sus obligaciones con los ciudadanos de este país. Y una de ellas deber ía consistir en explicar el por qué de las decisiones tom adas, tal vez r eiter adam ente y con m ucha, per o m ucha paciencia. Com unicados com o el de 6 de noviem br e de 2014 en el que se lee que no se cam biar á nada por que la acepción está bien docum entada o declar aciones del dir ector de la Cor por ación de que el Diccionar io nunca ser á políticam ente cor r ecto no ayudan a calm ar las aguas, puesto que r espir an una sober bia y una ar r ogancia señor iales pr opias de tiem pos pasados. Per o par ece que algo va cam biando y tal vez los r esultados del encuentr o entr e los r epr esentantes de la RAE y los del Consejo Estatal del Pueblo Gitano celebr ado el 16 de abr il de 2015 ayuden a tom ar m edidas adecuadas (aunque no sea hasta la pr óxim a edición del DRAE). ¿Podr ía haber se evitado este desbar ajuste? Cr eo que sí, y tal vez no habr ía costado tanto. Puesto que la RAE m ism a r econoce contar con la docum entación textual par a la acepción polém ica, segur am ente se lee en ella que es una acepción fuer tem ente m ar cada. Así que todo este zur r ibur r i se debe, al fin y al cabo, a un sim ple fallo de la técnica lexicogr áfica. Una m ar ca de or ientación pr agm ática de uso, por ejem plo, de uso despectivo, solucionar ía el pr oblem a,
com o ya han obser vado otr os autor es. No sé si hace falta pr oponer una m ar ca o una com binación de m ar cas nuevas par a este tipo de usos opr obiosos. Bastar ía con r ecur r ir a las que el DRAE ya contiene, siem pr e y cuando estén explícitam ente definidas y coher entem ente aplicadas según la docum entación textual disponible par a las acepciones, cosa que el DRAE cr ónicam ente o no hace o hace m al. En este sentido, el DRAE podr ía tom ar ejem plo de otr os diccionar ios que sí lo hacen im pecablem ente, com o el Diccionario del español actual, del equipo de M anuel Seco, o el Diccionario del español de M éxico, dir igido por Luis Fer nando Lar a. En r esum idas cuentas, declar aciones de los r epr esentantes de la RAE de que su diccionar io ?tan solo? r efleja el uso actual y de que no puede quitar voces o acepciones solo por el hecho de que estas hier en los sentim ientos de deter m inados colectivos son, com o m ínim o, una bur da excusa, por que con ellas la RAE evita la r esponsabilidad social que tiene en todo el m undo hispanohablante. Cuando le conviene actúa com o una influyente y poder osa pr otagonista de la política lingüística, per o a la hor a de r econocer fallos, er r or es y desacier tos se lava las m anos afir m ando que se lim ita a descr ibir el uso; ¿no ser ía esta una actitud tr apacer a? Pues bien, si la RAE en casos com o este pr efier e hacer se pasar por una editor ial com er cial nor m al y cor r iente, tom ém osle la palabr a y dejem os de dar le m ás im por tancia de la que está dispuesta de asum ir. Hay m ejor es diccionar ios en el m er cado que el académ ico.
I vo Bu zek
Universidad M asaryk