Martes 7 de Mayo de 2013
Año I / Número XV / Mérida, Yucatán
Ensayo analítico sobre el significado del propio nombre
Ivonne Corona
O
COLUMNA
lo que es lo mismo, qué implica para mí el llamarme Zenyazenn Ivonne. “¿Zen qué?” dice el 90% de la gente que lo escucha, “Zenyazenn” repito lo más lento que se puede pronunciar sin llegar a ofender la sensibilidad del oyente haciéndole sentir inepto, “mejor dime Ivonne” digo siempre. Uno de los personajes de Milan Kundera en uno de sus libros, en La inmortalidad para ser más específicos, dice que “todos nosotros estamos misteriosamente influidos por nuestro nombre”, lo cual tiene una buena parte de verdad, sin embargo, ese nombre es en un inicio ajeno a nosotros, siendo elegido por alguien más, no siempre los padres, a veces la abuela o el santoral, en la primera infancia no es más que un conjunto de fonemas sin sentido que nos acostumbramos a escuchar una y otra vez hasta que lo memorizamos. Nuestro nombre lo memorizamos tal como las mascotas memorizan el suyo: mediante la asociación de un sonido particular al hecho de recibir alimento, una caricia o un beso, hasta que comprendemos que siempre hace referencia a lo mismo: “yo”, y de pronto ese sonido se vuelve palabra, palabra que me identifica a mí, de pronto ya no es un sonido, soy yo, yo soy Ivonne. Si alguien pregunta “¿quién eres?”, “Ivonne” respondo, aunque ese sólo es mi nombre, no es lo que soy en realidad. De cualquier forma, creemos que somos nuestro nombre, tal vez por eso nos molesta encontrarnos con más personas con el mismo nombre, porque al identificarnos con él, no queremos compartir nuestra identidad con nadie más, “Yo soy Ivonne, y no quiero que nadie más lo sea”. En fin, el caso es que mi primer nombre, el que menos utilizo es Zenyazenn. Lo eligió mi señor padre, que en paz descanse. No supe que me llamaba así como hasta los 6 años, cuando vi mi tarjetón de la escuela y supe que no sólo era
Ivonne, también era Zenyazenn. Mi padre, de nombre Adolfo, adquirió desde el inicio la maldición de compartir su identidad con su padre, lo que posiblemente tenga relación con el hecho de que su madre tuviera intención de retenerle a su lado y bajo su dominio el mayor tiempo posible, realizando así la fantasía de control que con su esposo no podía, aunque posiblemente me equivoque y esto sean son sólo inferencias mías. Zenyazenn, según me contó otra mujer con el mismo nombre, significa “universo de estrellas”, según mi madre, mi padre le dijo que en algún momento de la historia, una nave extraterrestre llegó a la tierra y de ella descendieron varios seres procedentes de otro planeta y uno de ellos, de género femenino, se
llama Zenyazenn. Tal vez de ahí provenga mi imposibilidad de encajar y la enorme dificultad que me representa el adaptarme a lo que la mayoría hace, tal vez también influya en mi fascinación por el comportamiento del ser humano y sobre los productos que él mismo crea y termina alabando como si fuesen externos a él, como Dios. Ivonne lo eligió mi madre. Su nombre es Hilda Margarita, Hilda también se llama su mamá, con quien en la infancia tuvo una constante rivalidad que terminó en tregua al identificarse más como Margarita que como Hilda. Alguna vez un chico francés me dijo que Ivonne se llaman muchas señoras de tercera edad en Francia. Mi madre lo eligió porque al ver mi rostro le recordó a una niña que en algún momento
conoció, de cabellos rizados y ojos grandes, de nombre Ivonne, y así, por mera asociación y sin querer, marcó una buena parte de mi personalidad. Ivonne significa “la arquera”, según el contenedor moderno del conocimiento universal, o sea internet, es de carácter fuerte, alegre y responsable, aunque podría traducirse a determinante, loquita y obsesiva-compulsiva. En realidad soy de esas personas que no les gusta pensar que algo externo puede determinarme, y que yo voy a ser lo que quiera ser, a crear mi propio destino, sin embargo, es innegable que el contexto también marca, desde mi lenguaje, mi rol en la sociedad y en buena parte, quién soy: Zenyazenn Ivonne. Yo le preguntaría al lector, ¿Quién eres?
Director: Leandro Chacón Azcorra Diseño: Leandro Chacón Azcorra/Pedro Hernández Kantún Edición:Pedro Hernández Kantún
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Tintero
Martes 6 de Mayo de 2013
DE LA PLUMA AL CARACTER Sección Editorial
Barra Brava
D
BOHEMIO EN RUTA
COLUMNA
Pedro Hernández
icen que dos hombres por lo general no se miran a los ojos cuando son amigos, que las miradas fugaces cruzadas se dan entre risas o cuando se le trata de intimidar o para demostrar algún enojo. Sin embargo estas ventanas allá están cuando en los momentos más tristes se intentan evadir a sí mismas. En las despedidas nunca se sabe que se va a decir, en la garganta no se hace un nudo, en realidad se atora una pequeña bolita que aprieta pero no ahorca. Apenas y fue hace dos noches cuando platicábamos como adultos que aceptábamos nuestra realidad y que el momento de crecer era inevitable… Este pequeño texto va dedicado al director general de Tintero, el pasante en Ciencias y Técnicas de la Comunicación: Leandro Azcorra. Curiosamente un país extranjero fue la curiosa presentación entre nosotros, un país que a cualquier mexicano le despierta un sentimiento, puede ser positivo o negativo. Sin medias tintas: Argentina. Y es que yo, estaba platicando sobre la manera en la cual los pamperos se dirigen con el afán de maldecir. Le comentaba a un compañero del salón sobre esta manera peculiar en la que los argentinos maldicen añadiendo un “re” o un “recontra” para multiplicar las facultades ofensivas en sus improperios. Es decir, en vez de que un argentino diga “la puta que te parió”, para hacerlo más ofensivo dice “la recontra puta que te recontramil parió”. Y esto es lo que platicábamos cuando el buen Tomás Mar Servín llamó al chico de atrás, el de lentes y el nuevo que se integraba al salón de noveno cuatrimestre (el último de la carrera) para que venga a platicar sobre este tema. Yo recuerdo que el muchacho Leandro pareció darle poca importancia a este asunto, el caso es que Tommy mencionó que Leandro era conocedor del fútbol (fútbol, con acento, como se pronuncia en la Argentina) argentino. Cabe mencionar que Tommy y yo vivimos en una eterna discrepancia dadas nuestras aficiones y que forman la peor de las némesis en la argentina. Tommy es bostero y
yo me considero aficionado de las gallinas. ¿Qué es esto? Tommy le va a Boca Juniors y este servidor suyo tiene sus simpatías por el equipo de la banda, River Plate.
allí completará el proceso de madurez que le hace falta. Y aunque parece que escribo como un hombre ya hecho y derecho, también a mí me hace falta madurar mucho.
Y fue ese momento en el que inevitablemente le tuve que preguntar a Leandro - ¿A qué equipo le vas? – yo, ingenuo, esperaba que quizá me diga que Boca o River (me esperaba más un Boca ya que Tommy rápidamente lo llamó) Sin embargo me sorprendió al mencionar que era un hincha del Club Atlético Chacarita Juniors.
La última plática que tuve con él, en presencia de su amor Marimar estuvo plagada de nostalgia por el futuro, no tanto del pasado, sino de la idea de los sueños y de las ilusiones. Hablamos de caminos cortados y bloqueados, de veredas llenas de cardos y espinos, también de porvenires más afortunados.
“Chacarita” dejó de ser un club más para mí, no es que yo me haya su simpatizante o que llegue a quererlo. Sino que Chacarita se convirtió en un singular sinónimo para asociarlo con este muchacho Leandro. Y así es como empezamos una amistad que apenas es joven, 9 meses. Tengo que aceptarlo, muchas veces Leandro se me hizo insoportable. Un tanto molestoso. En la Argentina le podrían decir “cargado” o “pesado”. Y eso es un pequeño esbozo de lo que puede llegar a ser él. Pero creo que las virtudes son lo le describen mejor: noble, soñador y cotorro. Por algo la vida lo hizo un bohemio encantado y fascinado por las letras.
Sé que por allí está andando el buen Leandro, con la mente llena de sentimientos, con el corazón enamorado del fútbol y de su amor. Y aunque este texto no hablará de las aventuras de Pedro y Leandro, que por lo general eran caminatas nocturnas en la ciudad para degustar antojitos regionales y platicar sobre fútbol, amores y sueños; si quisiera abordar la gran aventura que esperamos consumar. Llegar a viejos y cada quien recordar sus memorias, que éstas puedan conocerse tal vez ya no en papel, pero si como volúmenes en lo que algún tiempo fueron conocidos como libros.
Sus sueños por encantar en la palabra escrita lo hicieron pensar en algo que se pudiera consumar y plasmarse en el colectivo literario, surge Tintero.
Otras aventuras que más adelante puedan ser contadas en Tintero podrán leerse en este medio. Ahora lo que me ocupa es desearle al Che Leandro muchas alegrías con el otro club de sus amores (el Atlante) al que ahora cada 15 días podrá ir a alentar con los radicales.
Ahora que el sr. Leandro se fue de regreso a su ciudad natal, Cancún Quintana Roo estoy seguro de que
A Leandro pocas le miré hacia los ojos, al menos eso recuerdo. Pasaba en cada plática aproxi-
madamente cada un cuanto de minutos, para reafirmar lo que cada uno decía y para reafirmar la importancia de lo que decía. Y es que el mirar a los ojos, siendo tan importante en cualquier trato, es catalogado como más que una formalidad. En este caso era un trámite para comunicarnos sobre la seriedad con lo que hablamos. El día que estuvimos sentados su novia , Leandro y yo en la tienda de la terminal de autobuses para despedirlo, le noté en la mirada la responsabilidad de lo que se llevaba, no le crucé mucho la mirada, con más razón en este momento, ya que era difícil evitar que los ojos cristalizados se pudieran quebrar. Y así las cosas, a final de cuentas lo despedí con el puño izquierdo en alto, creo que lo entendió cuando ya estaba dentro del autobús. El vigilante nos dijo que ya podíamos retirarnos y que iban a cerrar la terminal, caminé dos pasos y volteé para ver si el buen Leandro todavía estaba. Aunque aquí algunos te extrañemos, ( Marimar, Javier y el Bubu) sabemos que la vida toma diversas directrices que no van de acuerdo a los cánones paradigmáticos basados en las ciencias exactas y predecibles. Nuestras directrices van de acuerdo a pasos que damos, en los que lo difícil no es asentar el pie y levantar el siguiente para avanzar, sino en tomar la decisión de hacerlo.
Colaboradores:Arturo Ismael Victoria Pérez, Laura Cruz Lazcano, Javier Sosa Escalante
Tintero MUSICA
La Caja Torácica Musical
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Javier Sosa
engo 26 años, es decir cuando David Bowie lanzó su ultimo material discográfico yo tenía 16 años y en ese momento lo más cercano al duque blanco eran las versiones The Man Who Sold the World de Nirvana y Heroes de The Wallflowers, no había internet (bueno si había pero no teníamos en mi casa) y el último disco de Bowie era el Reality (disco que siempre llamó mi atención en las tiendas de discos por su portada muy al estilo anime). Pasaron los años, llegó el internet y me sumergí en la discografía del gran David Bowie teniendo como álbumes favoritos, El mágico Ziggy Stardust, el ecléctico y experimental Outsider y por supuesto la inmortal trilogía de Berlín ( heroes, Low y Lodger) Sin embargo un 8 de enero mientras yo recién comenzaba una nueva etapa laboral en mi vida y tras haberme graduado de la universidad casi un mes atrás (dato inútil, lo sé), el señor Bowie anunció su regreso, la internet fue invadida por el melancólico sencillo Where Are We Now?, una canción lenta con una letra que hace referencias a su estancia en Berlín, la canción fue una mirada al pasado del mismo Bowie, musicalmente nada espectacular, sencilla en cierto modo, una canción que suena vieja, pero lo importante es que el hombre que cayó a la tierra había vuelto. Tiempo después aparece el álbum The Next Day, con una singular portada idéntica al álbum héroes de 1977, pero literalmente con un cuadrado tapando a Bowie (en un principio pensé que se trataba de alguna versión pirata), el arte del disco fue por cuenta de Jonathan
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Martes 7 de Mayo de 2013
Barnbrook, quien diseñara la portada del Reality que llamara mi atención en las tienda de discos, (ya saben cuando habían tiendas de discos y no solo muchos mixup). El segundo sencillo es The stars (are out tonight) con un genial y surreal video en el que aparece Tilda Swinton (un Bob Dylan en I’m not there y el angel Gabriel en Constantine), una canción más movida casi bailable, que nos trae de regreso a ese Bowie poderoso emocionalmente, ecléctico tal vez un poco viejo, pero no acabado, no pretendiendo ser nadie más que el mismo. Gracias a esa maravilla llamada internet ya se puede escuchar el disco completo, en mi opinión es un disco que necesita digerirse, no es malo para nada (es mas creo que es de lo mejor que he escuchado en lo que va del año) la producción de Tony Visconti, viejo colaborador de Bowie se hace notar, En The Next Day hay recuerdos de la trilogía de Berlin, hay saxofones, hay blues combinado con sintetizadores, hay rock, de ese que ya no se hace, ese rock estético y trabajado, del que se fabricaba antes del revival del garaje rock, el post punk, New Wave y se pusiera de moda eso que ahora se hace llamar, música Indie. The Next Day no es el mejor disco de Bowie, superar sus propias obras maestras es un trabajo monumental, aún así ya es de mis favoritos definitivamente, tal vez porque es el primero que me toca ver salir del horno, ver cómo surge del letargo de diez años donde me enamoré de un David Bowie, del pasado ahora por fin podré ver en el presente, al alguna vez llamado Duque Blanco, Aladdin Sane, Ziggy Stardust, Haloween Jack (cuando usaba el parche en el ojo) siendo simplemente David Robert Jones un excelente artista de 66 años que hará lo que mejor hace, re inventarse.
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