La reforma del Estado ¿Por qué espacio o sector debemos iniciar y abordar una reforma del Estado? Es evidente que una reforma real, decisiva y necesaria del Estado, debe empezar por dos espacios contingentes: Una reforma administrativa y una reforma política. Dentro de las reformas administrativas hay dos elementos que debemos considerar: la eliminación de las privatizaciones y la reducción del tamaño del Estado. Es imprescindible eliminar las privatizaciones que se iniciaron en los 90’s y que nos han causado más pobreza y desigualdad. Carlos Boloña fue uno de los ministros que influyó en la privatización de todos nuestros recursos estratégicos, y fue, junto con el gobierno de Fujimori, el causante de la desigualdad actual. Luego de publicar un artículo de alabanzas sobre la privatización, Carlos Boloña recibió una respuesta aplastante del desaparecido Javier Diez Canseco, quién denunciaba lo negativo de las privatizaciones. Con la constitución del 93, se eliminó al Estado empresario y se lo relegó de lo más importante de la vida social, a pesar de que nuestros vecinos cercanos como Chile y Brasil tienen un estado empresario. Es importante indicar que el “milagro chileno” no hubiera sido posible sin su estado emprendedor y director de la explotación minera. Es necesario, por lo tanto, restablecer al estado empresario. Con respecto al tamaño del Estado, éste debe rescindir y reducir muchos programas que no funcionan como Qali Warma y Pensión 65, como también reducir gran parte de sus servidores públicos que están de simple agregados y que no son nada productivos. Reforma política El desencanto actual del Perú, es el sistema político. Según el último informe de IPSOS APOYO, el 88% de los peruanos no se siente representado por el congreso de la República, y éste es sólo aprobado por el 9% de los ciudadanos. Estos datos muestran la profunda insatisfacción peruana respecto al actuar del congreso. Podemos observar que el sistema actual de representación no funciona y no posee legitimidad. Es necesario una reforma constitucional del congreso. Y, ¿por qué una reforma constitucional y no una simple iniciativa de reforma legislativa? Porque debido a que los propios congresistas son los que aprueban las leyes, éstos no irían en contra de sí mismos o de sus propios intereses. Javier Valle Riestra ha puesto énfasis sobre el regreso hacia la constitución del 79, ya que ésta permite hacer cambios en la forma de representación parlamentaria. Si el congreso no tiene aprobación o no representa a la mayoría, entonces es necesario disolverlo y llamar a una nueva asamblea; sin embargo, esto imposible con la actual constitución. El camino está delineado, se necesita una reforma política que permita la renovación del congreso cada 2,5 años. Nuestra democracia representativa necesita una reforma contundente; nosotros elegimos a los congresistas para que nos representen, ese es el ideal de la democracia. Necesitamos un cambio en la forma como se gobierna y cómo se nos representa. Por lo tanto, nosotros no los elegimos para que se sirvan y aprovechen del Estado y aumente la corrupción, y no rindan cuentas a la población, sino todo lo contrario. Otro problema que es necesario solucionar es la representatividad y legitimidad del presidente y los partidos políticos. También elegimos a un presidente que nos represente, que vele por los
intereses de todos los peruanos, no que privilegie a las empresas transnacionales como Telefónica o las empresas mineras en detrimento de la población. La aprobación del presidente está en picada, sólo el 26% de la población lo aprueba. Los partidos políticos pasan, también, por una falta de legitimidad debido a la corrupción de la mayoría de sus miembros, los cuales deben ser separados de la organización y se les debe prohibir hacer política por muchos años. La forma de realizarlo, es aprobando leyes que sean drásticas con la corrupción, y que dentro de los partidos políticos (por democracia interna) se aprueben estas normas.