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Tierra roja

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Hogar

Hogar

Nada es igual al ayer por la madrugada

El mundo se mueve sobre nuestra mirada inmóvil. Sin relleno ni ajuste el mundo no tiene fondo.

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Campesino, de campo no de las urbes: ningún temporal será abundante si no abandonas los agravios que le haces

Vuelve a la tierra.

Armonía

Tierra fértil, tierra hermosa, que nos das prosperidad, roja como la sangre, que corre por nuestras venas, ¡nos inculcas con esmero a laborar!

Naciste de la mano del ¡Creador!, para darnos vida y vitalidad, preservarte es nuestra tarea, como elemento básico, ¡de continuidad!

Los caminos se enraízan, al transitar sobre tierra roja, convertida en vínculo perfecto, ¡que nos conecta con la eternidad!

El rigor de las experiencias, en tierra roja, se mezclan y se drenan, cual rocas armoniosas que ¡se transmutan en un buen vino!

Energía, gentileza y valentía, levanta a los pueblos de tierra roja, cosechado en el potencial destino, ¡de la plenitud y de la paz!

Elvira Margarita Borja Flores Guayaquil, Ecuador

Ancestros

Vestigio de mis antecesores textos misceláneos que convergen entre la gente por amor al terruño, mi tierra está llena de gente extraordinaria.

Y allá en los ranchos; los viejos en pleno sosiego, sazonan la vida en una palmada manchada con su tierra; su tierra roja. ¡Para la dicha! Respiran profundo, plantan los pies y miran al horizonte, los destellos vetustos de su gente que dejaron estigmas en su suelo.

Fernando Emmanuel Cortés Montañez Tepatitlán de Morelos

Noche

Caes y el ambiente se vuelve tétrico sale a la luz la oscuridad de los humanos se evaporan los objetos de las casas dejando a sus dueños tristes y abatidos.

Ebrios salen de las cantinas con una cerveza en la mano damas recorren su ruta saciando la sed de muchos hombres.

Descansan en su hogar jornaleros esperando un nuevo amanecer lombrices surcan la tierra roja y el día entonces te reemplaza.

Osvaldo Ibarra Berkeley, California

¡Tranquilo!

Pisadas que le son indómitas, poco a poco va cesando su prisa, la vejez lo acerca cada vez más a aquel lugar, donde yacerá por siempre

La tierra roja lo abrigará y proveerá de los cuidados necesarios para disiparlo en sus entrañas no hay que mirarle con desdén

¡Pronto, más de lo que piensas!, sus brazos te redimirán del mundo tan extraño en el que vivimos.

Fernando Emmanuel Cortés Montañez Tepatitlán de Morelos

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