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Novia de tierra roja

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Hogar

Hogar

I

Rojo rubor de novia inmaculada, azul de agave bajo el blanco vestido, te vuelves verde cuando el agua te moja, y abres tus surcos para dar vida

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Un capricho de colores es tu armario; amarillo de Santa María vistes en septiembre, de encendido sol tus colinas cubren los polocotes, y en octubre, tus mejillas rosas se ponen de mirasoles

Te vistes de púrpura alardeando de realeza, y el pardo día desprecias por moreno Glorias has tenido que orgullosa te han vuelto, inciertos porvenires seguro te quitan el sueño.

Ii

Lejano parece abril para gustosa rezarle a tu Cristo, a la puerta de tu casa esperas su encuentro; lo mismo que al madero cantas y gritas, jubilosa, de rodillas suplicas expectante y fervorosa

Si de papel picado es la muerte para el resto, en terciopelo de luto llorarás a tus muertos, que no mal recibida será por ti la amarga tristeza en tanto sea ocasión de lucirte en la opulencia

Curiosidades de la historia, caprichoso hermanamiento; no es azul la Real sangre, roja es como la del indio aquel, mestizas sustancias en tus entrañas corren, ensalzas y presumes a una, reniegas así de la otra.

III

Caballeros de lustrosos apellidos te cortejan en rigurosa cuaresma de rituales; unos te arrojan confeti en serenata pintoresca, otros te regalan rosas en hidalga cabalgata.

Muchacha altiva de labios colorados y complicados modos, eres guerrillera de tu fe y celosa custodia de tu virtud, llevas corona de flores en la cabeza y limpio el ajuar, haces de tu boda ceremonia y de tu cuerpo un sagrario.

Cristián García Lozano Tepatitlán de Morelos

Guirnalda

Contonea el largo de la falda, Teresita, moja la sevillana de sudor nocturno y ándale por el llano jocunda, empuña para las guirnaldas: azucenas, mirasoles y dompedros.

Y mece, mece el cenizo de tus caireles, trenza la vereda de tierra roja, y canta: “Esos Altos de Jalisco, qué bonitos” que en la maraña espera el jilguero la melodía de la alborada.

Isidro Mariscal

Tepatitlán de Morelos

A tiempo

Te amé, profunda y mansamente entera y a pedazos, rebelde y sumisa con las cadenas opresoras de emancipación, siempre y a ratos, mal de día y bien de noche con la cuerda locura de un felino en celo y la maldita inocencia de un condenado

Amé tus miedos y cada página de tus libros viejos, y poblé de gatos y fantasmas tu tierra roja

Con mi libertad y tus resabios, perfumada en la cama, en la cocina y sobre tu agonía. Me inmolé, casta, mártir e indecorosa, esas eran mis formas, esos fueron mis modos algún instante, algunas veces, alguna vida. Te amé así: siempre, a ratos; a tiempo.

Elba Gómez Orozco Pegueros, Tepatitlán de Morelos

Sin sentido

Nació del polvo y al polvo volverá en presencia y núcleo a la –tierra roja– huella digital.

Se fue… a regiones lejanas, manías de ilusiones, mandamientos de otra lengua en cegueras provocadas.

Horas arduas de trabajos obligados sudores fríos de añoranzas disfrazadas despertares vespertinos en lapsos luz.

Tiempo preciso en nido vacío raíces quebradas y preguntas obligadas.

¿Por qué no regresar?

Cuerpo en erosión, en compartimento congelado con el alma a la intemperie, en puñado de ceniza retornó.

Rosana Romo Pérez San Juan de los Lagos

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