EMPEZÓ SU CARRERA COMO DIRECTOR DE ARTE PUBLICITARIO Y, A PESAR DE QUE SE SIENTE UN MÚSICO FRUSTRADO, LOGRÓ ALGO QUE TODOS AÑORAN: VIVIR DEL ARTE. COLORES ESTRIDENTES Y ARCOÍRIS CARACTERIZAN SUS OBRAS QUE, AUNQUE TIENEN UNA ESTÉTICA MUY POP, HABLAN DE UN FUERTE COMPROMISO SOCIAL. TXT. LETICIA ABRAMEC / PH. ANA GRUCKI
E CLAUDIO RONCOLI ART ROCK NACIONAL
l collage es una técnica que se usa mucho en el arte pop contemporáneo. ¿Qué significa en tus cuadros?
Siempre me gustó recortar y rearmar situaciones. Soy muy desorganizado y siento que al hacer ese collage estoy buscando un equilibrio. Es muy difícil ser artista. Si querés vivir de esto tenés que saber manejarte entre ser creativo, hacer lo que te gusta y el aspecto comercial. Es como que tengo un deseo de reordenar la hiperconectividad en la que vivimos. Entramos en el siglo XXI y estamos igual o peor que antes. Por eso nacen modas como lo vintage, porque miramos para atrás y resignificamos. Yo no sé para dónde va el mundo, pero en mis obras intento representar este collage cultural que se vive con la llegada de un siglo nuevo. ¿Cuándo hiciste el click que definió la identidad de tus obras?
Creo que haber trabajado tantos años en publicidad influyó bastante. En el 2001 expuse en el Centro Cultural San Martín y ahí vi que la gente se asombraba con lo que hacía, inclusive vendí un cuadro y no era algo que planeaba. Dos años después hice una muestra en un bar de Palermo y me convocaron de la galería Praxis. Ahí sí pensé: "Algo tengo, por algo me están llamando". En la medida en que eso fue creciendo, fui dejando de lado la publicidad. Estaba bueno pero no me quería quedar en una sola moda. Si pintás siempre lo mismo te convertís en un artista del momento y nada más. Entonces empecé a profundizar mi búsqueda y me animé a otras texturas y técnicas. El click más fuerte es darse cuenta de que en el arte no tenés límites. Permanentemente te convocan marcas para que intervengas sus productos, ¿hay puja entre el artista y el ex director publicitario a la hora de tomar la decisión?
Tengo la suerte de que me llamen seguido y cuando acepto es porque sé que van a hacer lo que les propongo. Si me estás convocando a mí es porque querés mi estilo, mi sello. Sino 048
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UN OBJETO: ESTE ROBOT
llamá a un diseñador gráfico. Las marcas me dan la posibilidad de ser visto por muchas más personas, son como un museo ambulante. De todos modos, mi carrera va más allá de eso. Vos decís que “el rock salvó tu vida”. ¿Por qué fue el rock y no el arte?
Cierto, qué loco ¿no? Yo quería ser músico o artista, y terminé de este lado porque toco mal la guitarra y canto mal (se ríe). Pero creo que un poco tuvo que ver con la década del ’80. Todos estábamos muy al palo y un gran amigo mío falleció a los 15 años. Éramos chicos y fue muy fuerte. Me parece que la música es una gran compañera de la vida. En mi caso funcionó como un anclaje, un salvataje en momentos muy difíciles y siempre me resultó muy inspiradora. Una vez dictaste un curso al que llamaste Cómo vivir del arte sin tener que vender un riñón. ¿Qué herramientas necesita un artista para insertarse en el mercado actual?
Hoy los chicos tratan de entrar en un mercado del arte ya armado y no debe ser así. Tienen que aprender a definir su propio lugar. Me interesa que los jóvenes encuentren una salida, que si en una galería no los aceptan no piensen que son unos fracasados. La autogestión es una de las cosas más importantes. Todavía está muy instalada la idea de que uno tiene que asociarse a una galería y vender. Si te quedas con eso perdés. Hay muchas más salidas. Primero hay que confiar en uno mismo y después autogestionarse. Lo decía Steve Jobs: “Yo no hago computadoras para los que están esperando, sino para los que no las esperan”. ¿Por qué el Italpark está tan presente en tus trabajos?
Porque es como una alegoría de lo que es nuestro país. Era todo muy divertido hasta que una chica se murió. Hubo otros accidentes antes, pero ese fue el más terrible. Siempre tiene que ocurrir algo para que nos demos cuenta
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UNA ADICCIÓN: LA MÚSICA, EL ROCK
EL MEJOR ELEMENTO PARA TRABAJAR: UN TALLER GRANDE LEJOS DE CASA
de la fatalidad en la que estábamos viviendo. Fue lo mismo que la tragedia de Once. Siempre hubo choques de trenes, pero no se le dio pelota hasta que no hubo una tremenda cantidad de muertos. Este país es el Italpark. Es una joda hasta que alguien se pega la cabeza contra la pared. ¿Por eso hiciste la serie Despierten?
Exacto. Es una serie que pertenece a Black Life y muestra mi costado más oscuro. Es más política y social. Me molesta que la gente siga ciertos cánones y no se anime a tomar otros caminos. Hay mucho miedo a arriesgar. Es como la religión: en un momento muchos se enojaron con la Iglesia y ahora que el Papa es argentino todos vuelven a ser católicos. Eso habla de la inseguridad que hay y de no saber de qué agarrarse. Necesito decirle a la gente que despierte, que salga a la calle y no se quede sólo viendo Facebook. Creo que hay poco compromiso social y es todo muy superficial. En Argentina falta un despertar.