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LEA DER
NEW SECTION!
HERNÁN TARAMÁN
FUNDADOR DE GALERÍA EL PATIO DEL LICEO
EL BARRIO ENTERO LE DECÍA QUE NI SE GASTE EN INVERTIR EN UN LUGAR ABANDONADO. LA GENTE QUE LO OCUPABA TENÍA HISTORIAS TURBIAS Y HABÍA QUE DESALOJARLO. LOS LOCALES ESTABAN EMBARGADOS. AÚN ASÍ, HERNÁN CONFIÓ EN LO QUE SU INSTINTO LE DECÍA: ALGO BUENO IBA A PASAR. SE JUGÓ Y EL ESFUERZO DIO SUS FRUTOS. TXT. LETICIA ABRAMEC / PH. MARU MOCHÓN
LUGAR: GALERIA PATIO DEL LICEO DÓNDE: AV. SANTA FÉ 2729 AÑO DE INICIO
S
in lugar a dudas estamos ante un hombre joven y simple. Hernán podría habernos recibido en su oficina pero decidimos encontrarnos en el espacio que él mismo concibió. En la Galería siempre hay gente, música y algún que otro ruido. Por eso, buscamos un recoveco para hablar tranquilos y terminamos haciendo la nota en Greens Shop, uno de los locales de indumentaria de diseño. Como muchos de los que recién terminan su carrera, Hernán se preguntó qué quería hacer de su vida. A los 25 años ya estaba recibido de abogado y trabajaba con su papá. Asesoraba
2006
1º LOCAL LO ALQUILÓ EN 2006 POR
$1100 HOY MANTIENE ESA CIFRA + $300 EXPENSAS
EN 2006
HOY
dueño de
dueño de
3
LOCALES
70%
040
FOLLOW_THE_LEADER
53
LOCALES
80%
POBLADO DE OCUPAS
GALERÍAS DE ARTE, DISEÑO Y TALLERES
Vecinos lo llamaban "La Galería del Terror"
Es un polo cultural de vanguardia en Buenos Aires.
60
EN LISTA DE ESPERA PARA ALQUILAR
25
TENÍA CUANDO COMPRÓ EL 1º LOCAL A
personas
años
$25.000 8 meses tardó desalojar el lugar y liquidar todas las deudas.
clientes, se llevaba bien con todos y vivía una cotidianeidad tranquila bajo el ala familiar. Pero, evidentemente, la comodidad no es el terreno que mejor le sentaba: “No estaba satisfecho, sentía que tenía que hacer algo más. Tenía que empezar a generar mi propia historia”, cuenta. El panorama era poco tentador para este joven entusiasta: “Todo era muy oscuro y lúgubre. Había una energía negativa muy fuerte y lo primero que le dije a mi papá cuando fuimos a ver el lugar fue: ‘Huyamos. Esto está feo en serio’”. Pero lo mismo que lo echaba, también lo atraía. Le comentó a su familia sus intensiones de invertir y el padre fue el primero en dar el sí. Los precios que se manejaban en ese momento eran un regalo para cualquiera, pero nadie quería pisar “la galería del terror”. Taramán padre no sabía para qué ni cómo pero, aunque parecía imposible, confió en la intuición de su hijo. “En la entrada había una heladería. Ahí pusimos un kiosco para que atiendan dos cuñados nuestros. Ese fue el primer local con el que intentamos hacer algo.
PALABAS MAYORES “Uno aprende que si está haciendo las cosas bien, sin hacerle mal a nadie, siempre hay que seguir empujando. De todos modos, tenemos que ser conscientes de que hay que hacerse cargo de un compromiso real, ser responsable. Yo, sin saber qué se estaba generando aún, me decía: ‘Dale, dale, dale’. Después fluye."
disfraces porque tenía una fiesta de Halloween. Cuando vio el lugar le encantó porque le pareció re “berlinezco”. Decidió alquilar y se puso su estudio de diseño.” Así arrancó. Sólo con una fan page y las recomendaciones de los inquilinos, así comenzó a difundirse esta novedad de la bohemia porteña. Hernán sintió que quería seguir manteniendo una cultura artística, de vanguardia y con gente que apreciara y cuidara el lugar.
Pro
Contras
DE DEDICARSE A UN RUBRO QUE NO ES EL PROPIO "El pro es la apertura mental que te da en la vida. Si te movés siempre en el mismo lugar, no hay mucho crecimiento. Estar en una zona de incomodidad te hace madurar mucho. La desventaja es que al principio vivís equivocándote y pasás por situaciones demasiado ajenas a tu carrera. Después, con asesores y amigos, lográs que el margen de error sea menor"
Pero no funcionó. Duró tres meses”, dice Hernán cuando habla de sus primeros pasos en El patio. Ante el primer fracaso es más fácil echarse atrás. Todos le decían que en ese lugar nada podía funcionar. Hernán, testarudo pero confiando en sus intuiciones, siguió comprando y tomó las riendas del asunto. Se hizo cargo de un gran dolor de cabeza: pagó deudas, puso fin a juicios y embargos, y logró desalojar legal y respetuosamente a cada uno de los ocupas. No fue tarea fácil: “La pasaba mal. Cuando salía con mis amigos, de repente me encontraba pensando: ‘No maquines con el patio’. Tenía tantos quilombos juntos que no sabía por dónde empezar”. Tentado por los bajos precios, decidió invertir.
“Venía gente muy turbia. Una vez un tipo sacó una tijera y me amenazó con que tenía que rajar de acá. Recuerdo que me fui caminando 40 cuadras hasta mi casa pensando en dónde me había metido. Calculé lo que pedían por un local y no me pareció una mala aventura. En el peor de los casos lo alquilaba para depósitos o hacía un lugar de oficios”. Jamás se imaginó lo que estaba por venir pero aún así, la cuota de fe en que algo bueno pasaría fue indispensable para que las cosas se dieran. El destino no era todo. Hernán trabajó incansablemente a diario para poner los papeles al día y contrató gente para limpiar y arreglar el caos edilicio. Lo que sí fue mágico fue la llegada del mundo artístico: “Un día, Nicolás Barraza de Galería MITE, vino a una tienda de
Como no era especialista en arte, iba consultando con los chicos de las primeras galerías (MITE, Purr y Central de Proyectos). Era su comité curador que lo ayudaba a saber quién era quién en todo esto. Un día hizo un click y entendió que todo debía ir para ese lado: “Siempre fui flexible. Quería que el lugar se pueble de gente agradable. Al año siguiente, en 2007, me puse más selectivo. Una vez vino una chica que quería poner un local de animaciones infantiles y ahí me cayó la ficha de que tenía que ser un poco más específico. Esto tenía identidad y no le podía poner lo que venga”. Hernán decidió limitarse a recibir artistas y diseñadores. Después se sumaron locales como la librería Monoblock, o la disquería Mercurio. Pero siempre bajo la misma línea de gente con buena energía. En vez de un depósito, hoy Galería El Patio del Liceo es un espacio de trabajo al que todos llegan contentos. Y Hernán se alegra mucho por haber tenido fé: “Para mí fue un antes y un después. Recién luego de dos años pude ver la luz en todo esto. Fueron tiempos de mucho trabajo. Yo no vengo del palo, y quizá tampoco hubiera tenido la chance de conocer un lugar así, pero se me abrió un mundo diferente y me hace muy feliz”. Hoy Hernán ya tiene el ojo afilado y entiende de un rubro que jamás había imaginado. Planea ciclos de música y poesía para más adelante pero de lo que sí está seguro, es que todo tuvo que ver con confiar en su intuición y vincularse con gente que lo asesoró y ayudó para salir adelante. Hoy la Galería Patio del Liceo es el nuevo polo cultural de Buenos Aires y es producto de mucho cariño, paciencia y ganas de cambiar las cosas.