4 minute read

Una liberación regional

Next Article
Ecos de la Casa

Ecos de la Casa

Una liberación

regional

Advertisement

Juan Cordero Íñiguez

Cronista de Cuenca

Tres regiones mayores conformaban históricamente la unidad política que se convirtió en República del Ecuador en 1830 y todas tuvieron sus antecedentes aborígenes. En el caso del Austro, existió la nación cañari con ancestros en Narrío, Tacalshapa y Cashaloma. Se consolidaron estas unidades con la creación de las Gobernaciones de Guayaquil y Cuenca, junto a la Real Audiencia que, a pesar de sufrir vicisitudes, se mantuvo con sus facultades jurisdiccionales. Las tres unidades tuvieron sus procesos independentistas, que se iniciaron en Quito el 10 de Agosto de 1809, continuaron en Guayaquil el 9 de Octubre de 1820 y prosiguieron en Cuenca entre el 3 y el 4 de Noviembre de ese mismo año.

La Gobernación de Cuenca se había creado con la misma amplitud que se dio a Cuenca cuando se establecieron sus términos o límites en la fundación hispano-cañari de 1557 y en algunos aspectos administrativos se incluyeron territorios que estaban dentro de las jurisdicciones de Loja y Zaruma. Por ello, la proclamación de la Independencia se extendió a esas ciudades, como lo veremos más adelante, y desde diversos lugares hubo apoyos y proclamas.

En la preparación inmediata se logró que el gobernador Antonio Díaz Cruzado presentara su renuncia, lo que fue visto como una deslealtad con el gobierno español y, por ello, el comandante militar Antonio García Trelles le apresó y le envió cautivo a Quito el 2 de noviembre, escoltado por soldados. Sin embargo, al pasar por Cañar fue liberado por los patriotas de ese cantón.

El 3 de Noviembre de 1822 el líder militar de la revolución, Tomás Ordóñez, encabezó la manifestación de algunos vecinos de Cuenca, con el objeto de pedir que se convoque a un Cabildo Abierto, lo que no prosperó por la resistencia de las autoridades y los soldados españoles al mando de Jerónimo Arteaga, quien dirigía a unos 109 soldados, a

La Gobernación de Cuenca se había creado con la misma amplitud que se dio a Cuenca cuando se establecieron sus términos o límites en la fundación hispano-cañari de 1557 y en algunos aspectos administrativos se incluyeron territorios que estaban dentro de las jurisdicciones de Loja y Zaruma.

quienes se colocó en los accesos a la sede del Cabildo y de la Gobernación, frente a la Plaza Mayor (hoy Parque Abdón Calderón).

Con las arengas de los patriotas, el pueblo se agolpó en las partes aledañas y su número creció hasta el punto de impedir a los soldados que ejecuten ninguna acción militar y que solo se limitaron a custodiar la casa de gobierno. Para ejercer la presión final fue necesario el aporte decisivo que dio Javier Loyola, el cura de Chuquipata, que llegó el día 4 y con su presencia se logró el abandono pacífico de la plaza y la entrega del mando a los patriotas, dirigidos política y jurídicamente por el abogado José María Vázquez de Noboa.

Al día siguiente hubo festejos, un Te Deum y la convocatoria a una Asamblea Constituyente que se reunió el 15 de Noviembre, con la asistencia de delegados de instituciones y de pueblos comarcanos entre los que estaban Cañar, Azogues, Gualaceo, Paute y otros de menor jerarquía. Con la aprobación de una Constitución nació la República de Cuenca.

Pronto se adhirió a esta liberación la villa de Zaruma bajo la dirección de Bonifacio Reyes Gálvez, con el apoyo del presbítero Apolinario Ramírez. Loja lo hizo el 18 de noviembre, con un valiente movimiento ciudadano que no contó con el apoyo de sus autoridades.1

En Verdeloma, una colina cercana al cantón Biblián, dentro de la jurisdicción de Azogues, el 20 de Diciembre fracasaron los soldados improvisados del ejército patriota y los españoles, con su triunfo, recuperaron el poder bajo el mando del coronel Francisco González, quien implantó un régimen de terror y de explotación durante trece meses, hasta que Antonio José de Sucre logró el abandono final de los chapetones en la noche del 20 de febrero de 1822, para entrar victorioso a Cuenca al día siguiente.

Con la participación de la región azuayo-cañari, con sacrificadas contribuciones económicas y humanas, Sucre logró preparar su ejército, con gentes venidas de Colombia, del Perú, de Guayaquil y de toda la Sierra, y avanzar hasta Quito, donde con una gran estrategia, aprendida de Simón Bolívar, triunfó sobre los españoles dirigidos por el cruel Melchor de Aymerich, el 24 de Mayo de 1822.

La región austral no fue insensible a los requerimientos del Libertador, quien visitó Cuenca, Loja, Gualaceo y Azogues entre septiembre y octubre de 1822, y contribuyó con soldados y vituallas para la formación de un ejército que se enrumbó al Perú y que triunfó sobre el poderoso ejército español en dos ocasiones, en las batallas de Junín y Ayacucho, en agosto y diciembre de 1824, logrando así cumplir con su aspiración de conseguir la libertad de los Virreinatos de Santa Fe y del Perú.

Insistimos: en todo el proceso libertario, desde los preparativos de 1808 y en el lapso de quince años, hubo un creciente afán libertario, con amplia participación de todos los pueblos de tan amplia jurisdicción, sin que por ello dejemos de exaltar a sus líderes encabezados por el genial estratega, el Libertador Simón Bolívar. ◄

1 Sin embargo, como Cuenca y su región perdieron su libertad el 20 de Diciembre, Loja también sucumbió y esperó para su liberación final hasta el 19 de Septiembre de 1821, con la llegada de una avanzada del coronel Santiago Luco, quien venía con el mayor Francisco María Frías, en la marcha organizada por Antonio José de Sucre, que liberó a Cuenca y su jurisdicción el 21 de Febrero de 1822 y a toda la patria el 24 de Mayo de ese mismo año.

This article is from: