La historia secreta de los รกrboles
GOBIERNO DEL ESTADO DE MICHOACÁN DE OCAMPO
Fausto Vallejo Figueroa Gobernador Constitucional
Marco Antonio Aguilar Cortés Secretario de Cultura Juan García Tapia Secretario Técnico María Catalina Patricia Díaz Vega Delegada Administrativa Paula Cristina Silva Torres Directora de Vinculación e Integración Cultural Raúl Olmos Torres Director de Promoción y Fomento Cultural Héctor García Moreno Director de Patrimonio, Protección y Conservación de Monumentos y Sitios Históricos Fernando López Alanís Director de Formación y Educación Jaime Bravo Déctor Director de Producción Artística y Desarrollo Cultural Héctor Borges Palacios Jefe del Departamento de Literatura y Fomento a la Lectura
Miguel Fuentes Granados
La historia secreta de los árboles
GOBIERNO DEL ESTADO DE MICHOACÁN SECRETARÍA DE CULTURA CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES
La historia secreta de los árboles Primer edición, 2012 © Miguel Fuentes Granados © Secretaría de Cultura de Michoacán Colección Premios Michoacán de Literatura 2012 Poesía: Carlos Eduardo Turón Jurado calificador: Antonio Mendiola Mejía Leonarda Rivera Sosa Miguel Ángel Toledo Pineda
Imagen de portada: T R E E S, de Zoltan Bekefy Diseño editorial: Paulina Velasco Figueroa
De venta en la Librería Ágora de la Casa de la Cultura de Morelia
Secretaría de Cultura de Michoacán Isidro Huarte 545, Col. Cuauhtémoc, C.P. 58020, Morelia, Michoacán Tels 01 (443) 322-89-00, 322-89-03, 322-89-42 www.cultura.michoacan.gob.mx ISBN: 978-607-8201-23-5 Impreso y hecho en México
Índice
Arboleda interior
11
[Raíz del viento]
13
Mi soledad tiene tu nombre
18
TORMENTAL
19
INTERLUDIO
21
1
25
2
26
3
27
Historia Natural de las Hojas
29
33
La presencia amarga de la niebla
[AVISPAS DE FUEGO]
41
NOCTURNO CITADINO
49
LIBRO OTRO
57
El mar de cada quien
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Los árboles tienen una vida secreta que sólo le es dado descifrar a los que se trepan a ellos; subirse a un árbol es ir descubriendo todo un mundo único, rítmico, mágico y armonioso; gusanos, insectos, pájaros, todos seres aparentemente insignificantes, nos van comunicando sus secretos. Reinaldo Arenas
Arboleda interior
*
[RaĂz del viento]
Esta tarde lenguas de agua recorren el sitio originario donde al amor y la muerte se encontraron por vez primera, y la mirada retorna al origen mineral del hombre, al cauce donde todos los rĂos y mares se reĂşnen y se reconocen
13
Cada vez son menos los que se atreven a escuchar la hora en que la tierra mojada nos dicta su dolor, y las rocas sueĂąan la blanca desnudez de dos amantes que se perdieron en el centro de una lluvia intensa, mientras el rumor de la tarde recorrĂa un cielo escandalosamente azul. 14
No sé qué decirte ahora: Ojo de pájaro, Raíz del viento.
15
La mirada que nos sostenía pendidos en el silencio se ha cerrado.
Bebamos esta tarde oscura el cáliz de nuestro silencio.
Ya no puedo decir “amor” sin que una rama de odio y dolor se me atraviese en el camino. Tengo un brazo roto, y esta tarde
16
llueven en mi boca lenguas de amargo sudor, laĂşdes.
No sĂŠ cuĂĄntas veces he sido roca, mineral y viento.
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* Mi soledad tiene tu nombre, me hiere el sueĂąo, la sombra misma.
RaĂşl Deustua
Tras el fragor del alba la escucho cabalgar en medio de la lluvia, y comienzo a sufrir entre fantasmas; Fantasmas a los que no les basta la luz y perforaran sombras y juegan a medir distancias con sus pies descalzos.
18
TORMENTAL
Hemos sido inventados en medio de la lluvia, su lengua irascible ha despertado en nosotros la lujuria de los astros, el vaivĂŠn de los dĂas, los instantes de luz que estallan, la forma oblicua del silencio.
19
Interludio
La primavera del mar en el viento come y bebe al dĂa los tiempos roba, de noche su cuello enciende. Una flor en el abismo sea la voz de siempre. Carlos Pellicer
1
Aunque todos digan lo contrario. Yo soy el hombre que estĂĄ cantando y no las pulcras manos del viento.
No es el aire sino mi voz la que golpea imperturbablemente la distancia que nos separa.
Es mi voz la que destruye las altas y erizadas pĂşas que el tiempo nos ha tendido.
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2
Mi voz se ha convertido en una jaula donde pĂĄjaros de la palabra sacuden sus alas y el fantoche del silencio se queda varado mirĂĄndome desde lejos.
Pero es tambiĂŠn sĂmil de la tierra que germina.
La deshonrada tierra que ahora intento limpiar con polvo de estrellas y el sonido tierno de las ramas que me defienden del viento.
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3
Yo soy el hombre que canta, el iluso que pretende descifrar la infinita pรกgina de la muerte y la diminuta pรกgina del amor
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Historia Natural de las Hojas
Otoño en un claro del bosque en donde la luz canta en el hombro de un árbol y son pájaros todas sus hojas, playa que la mañana encuentra constelada de ojos, cesta de frutos de fuego, mentira que alimenta, espejos de este mundo, puertas del más allá, pulsación tranquila del mar a mediodía, absoluto que parpadea, páramo. Octavio Paz
* La presencia amarga de la niebla acaba de vencer mis años mozos y en el derrumbe aún se escuchan fragmentos devorándose a sí mismos; Nubes cayendo en el interior de mi sueño…
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* Un påjaro de ojos cansados recorre mis palabras‌
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* Un pájaro recorre lentamente la cicatriz del sueño, mientras en las grandes avenidas los faroles asemejan luciérnagas que desafían la oscuridad que arropa el silencio.
35
*
La noche golpea suavemente a las hojas; arranca flores yertas, recuerdos de la lluvia, ecos. Ă rboles desnudos.
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Comenzando al pie de un gran roble el jardinero empuja la cortadora de césped de un círculo a otro círculo. Wang Jiaxin
[Avispas de fuego]
* En el bosque lenguas de p谩jaro lamen el iris que migra hacia el interior y el polen oscuro que se fermenta en la noche se esparce como avispas de fuego que tienen la firme intenci贸n de cantar bajo las hojas ebrias de luz y de recuerdos.
43
* Nadie habita el sonido del rĂo en las grandes ciudades, pero en el bautismo de tus ojos, en el vientre subterrĂĄneo de los soles hay aguas que nos atraviesan, entonces, la transparencia nos desborda, nos inunda, nos vuelve rĂo.
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* Bajo la esquirla llamada ojo de agua el sitio originario se単alado por la lluvia y por el rayo. He venido a buscarlo. Me han dicho que el sonido sin agua de la luna lo atraviesa de un extremo a otro.
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Amar es percibir, cuando te ausentas, tu perfume en el aire que respiro, y contemplar la estrella en que te alejas cuando cierro la puerta de la noche. Salvador Novo
Nocturno citadino
En esta ciudad los faroles son luciĂŠrnagas que desafĂan la oscuridad que detenta la noche.
La sonrisa de la gente me llena los poros, me asalta y me seduce, entonces las palabras acuden a mĂ y la mirada de la gente se vuelve
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un poema extenso, un lugar para recordar mi otra ciudad
hoy que la melancolĂa me golpea la frente dejĂĄndome una luna herida a la mitad de un cielo triste, endĂŠmico.
Yo comprendo la ciudad cuando camino por la calle
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y lejos alguien enciende las Ăşltimas luces.
Camino por la ciudad y voy soltando un racimo de palabras mientras canto con la cuerda delgada que sostiene a la noche.
La mĂşsica que se desprende de las calles me sigue en silencio
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hasta donde hay un hombre que con s贸lo abrir sus ojos enciende a la luna y canta.
Un sonido extra帽o emana de mi coraz贸n esta noche que recorro la ciudad, y la m煤sica que guardan sus plazuelas de repente se rebela
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y viaja sobre el azul cotidiano que sostiene a la noche.
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La ciudad me ofrece a la luna en bandeja de plata, y yo la tomo con las manos y la sostengo;
En mi coraz贸n hay un hombre que con s贸lo abrir los ojos enciende a la luna y canta.
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Libro otro
El mar de cada quien
¿Quién es el mar, quién soy? Jorge Luis Borges
§
El mar no está en ninguna parte. Es sólo una fotografía en blanco y negro. Una palabra hermosa que de niño oía pronunciar [a los hombres que venían de lejos, y luego se iban. Quizás el mar venía secretamente por ellos. Los visitantes decían que el “mar era muy grande”, [que tenía “vertederos”, “olas que semejaban lenguas”, y yo me imaginaba un animal salvaje que se [estiraba y cabía en la palabra “mar”.
63
§
A los seis años yo no conocía el mar, sabía sin [embargo “de sus poderes”.
Había escuchado que al primo de Hipólito se lo [había llevado el mar. Una ola con crestas como nubes se lo había [tragado.
El mar podría ser entonces el otro nombre del [monstruo que dormía bajo mi cama.
64
§ Yo en el fondo creo que el mar se asemeja a nosotros.
Si no nos reconocemos en sus olas es porque algo terrible hemos hecho.
Una vez leí sobre un asesino en serie que arrojaba a sus víctimas en el muelle de San Francisco.
Nunca lo atraparon. Pero a sus setenta y tantos años él terminó arrojándose 65
en el mismo lugar donde habĂa dejado a tantas vĂctimas.
Su alma era un espejo negro alimentĂĄndose de la noche.
66
§
Yo podría aventar piedras al mar. Cada piedra caería en el mismo sitio como una palabra dolorosa que cae dos veces o más en el mismo escrito.
67
§
Ahora creo que el mar es un enjambre de [palabras escrutĂĄndose; Las palabras caen una encima de la otra [atarantadas por la brisa, las palabras se balancean en el agua; flotan sobre la amalgama de los sĂmbolos y se inclinan ante el vuelo de las gaviotas.
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La historia secreta de los árboles de Miguel Fuentes Granados se terminó de imprimir el 30 de noviembre de 2012, en los talleres gráficos de Impresora Gospa ubicados en Jesús Romero Flores no.1063, Colonia Oviedo Mota, C.P.58060 en Morelia, Michoacán, México. La edición consta de 1,000 ejemplares y estuvo al cuidado de Héctor Borges Palacios, Mara Rahab Bautista López y el autor.