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y la nieve” Quintí Foguet i León
“Jordan, el amo de la lluvia y la nieve” Quintí Foguet i León / 5è C LLENGUA CASTELLANA_PROSA_ACCÈSSIT
Álex es un niño corriente, nació en un hospital a las afueras de Madrid, fue a una escuela bonita y ahora vive en un piso muy acogedor en el centro. Aprendió ciencias en el instituto y ahora sabe muchas más cosas que algunos adultos. Le gustaba dibujar y el bádminton. Lo que os explico ahora no influye mucho en la historia, pero ya sabemos que cuanto más sabemos del personaje, mejor.
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Álex siempre se preguntaba sobre todo y pensaba que las teorías que había desarrollado la ciencia durante todos estos años no tenían demasiado sentido. Bien, ahora que ya sabemos quién es Álex, podemos empezar.
Era mediodía y Álex iba hacia casa a comer. Estaba feliz, porqué había nevado y sentía como si las casas de la calle fueran casitas en la cima de una montaña nevada. En medio de la nieve vió una cosa que se podía confundir fácilmente con sangre, pero cuando Álex lo vió mejor resultó que era lacre rojo. Lo miró y luego cogió la carta a la que estaba pegado. Jordan había vivido miles de años haciendo lo mismo. Su faena era muy curiosa: tenía que activar la magia en el mundo. Él vivía en el cielo e iba de nube en nube haciendo llover o nevar. Estaba cansado de su trabajo, así que un día decidió enviar una carta a la Tierra quejándose, pero en realidad no se lo pensó mucho, ya que quería que los humanos hicieran su trabajo, pero no se dió cuenta de que sólo él podía hacer su faena. Claro que a él no le importaba, simplemente no quería hacer siempre lo mismo.
Álex leyó la carta. La verdad es que estaba escrita con muy mala letra y no se entendía nada. Más o menos, esto es lo que entendió:
Hola soy Jordan,
Ayer llovió y ¿sabéis qué? ¡Yo lo hice! ¡Y me costó! ¡Fui de nube en nube abriendo los grifos hasta llenar todos los charcos de la ciudad!
80 Álex pensó que se trataba de una broma. Los días siguientes no llovió, tampoco hizo sol ni nada, simplemente estaba normal. Álex decidió que enviaría una carta a ese tal Jordan para decirle que provocase otra vez la lluvia. Claro que Álex no creía que fuera a funcionar, simplemente lo hizo y punto. Aunque Álex no creyó que enviar una carta a Jordan tuviera demasiado sentido, le dió mucha importancia. Primero hizo un borrador en lápiz y luego lo pasó a tinta. Hasta selló la carta con lacre rojo y la puso entre la nieve donde encontró la carta de Jordan.
Jordan estaba tranquilo durmiendo en una nube, pero pensó: ¡Me aburro! Él nunca se había aburrido, simplemente se quejaba, como si fuera su distracción. Bajó a la Tierra para pensar si debería deshacer la nieve que hacía días que estaba en la calle. En medio de la nieve, Jordan encontró la carta que días anteriores Álex dejó. Jordan lo entendió: la tierra se había quedado muerta mientras él se tomaba un descanso.
Álex se despertó, la nieve había desaparecido y estaba lloviendo.