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Conversando conGUILHERME WISNIK Académico FAU USP

COnvERSanDO COn

guILhERmE WISnIk

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Académico fau usp

gW Guilherme Wisnik Pm Paula Monroy

Pm Bueno, Guilherme, gracias por haber aceptado esta invitación. Lo primero que quería preguntarte es cómo percibes tu cotidiano como paulista tanto en la dimensión personal como en el sentido más amplio, respecto a las relaciones sociales, al barrio donde vives y a esta gran megalópolis. ¿Qué cosas te alejan y te acercan a esta ciudad?

gW Bueno, yo nací en el año 1972, por lo tanto ahora tengo 46 años. Nací y crecí en un barrio llamado Previdencia, cerca de la usp [Universidade de São Paulo], de la Ciudad Universitaria, porque mi padre es profesor universitario y en aquella época, el barrio era de funcionarios públicos, de pequeños terrenos y más alejado del centro. Crecí teniendo mucha vida de calle, fútbol y juegos de barrio, que aún existían en los años ‘70 y ‘80. Pero llegada la adolescencia, comencé a tener mucha dificultad para moverme por la ciudad, porque se dependía mucho del auto. Cuando me casé y vine a vivir al centro, eso fue para mí una liberación. A pesar de que São Paulo tenga el tamaño que tiene y de ser una ciudad basada en el automóvil, es posible acceder a una cierta “vida de barrio” en regiones donde haces la mayoría de las cosas a pie. Es lo que me pasa aquí en Higienopolis. ¡Es excelente! En la época en que daba clases en la Escola da Cidade y desarrollaba la [x] Bienal de Arquitectura en el iab [Instituto de Arquitetos do Brasil], hacía todo a pie. Ahora que doy clases en la usp tuve que regresar a la región donde vivía… ¡es una hora en auto para ir y regresar! La única ventaja es que puedo oír radio y música [risas].

En 2013, cuando hice la Bienal de Arquitectura, el tema era “Ciudades: modos de hacer, modos de usar”. Recibí invitados extranjeros para debates y exposiciones, lo que me daba mucha vergüenza al principio. São Paulo era una ciudad que a nadie le interesaba, que era considerada como fea... La gran sorpresa que me llevé es que a todos les gustó. Los extranjeros llegaron y se entusiasmaron. Fue algo que me demoré un tiempo en entender. Lo que me doy cuenta hoy es que existe una especie de excitación y energía vibrante propia de esta ciudad. Tiene un circuito cultural fuerte también. Incluso, urbanísticamente, este caos que es São Paulo tiene una tremenda diversidad...

Pm Una gran capacidad de improvisación...

gW Sí. ¡Improvisación total! Pero al mismo tiempo, una ausencia de reglas, lo que no deja de tener un cierto aspecto positivo.

Ese aspecto positivo que tiene São Paulo se junta con otra cosa que en 2013 era una novedad.

Pm “Los Movimientos”, ¿no?

gW Los movimientos de conquista de espacio público, que son muy fuertes hoy.

Pm Y en ese aspecto —entendiendo que en 2013 comenzaron a florecer movimientos sociales importantes en São Paulo sobre la importancia de “ocupar la ciudad” en su perspectiva pública, de Polis—, ¿dónde te parece que es posible visualizar esa dimensión de “lo común” hoy?

Conscientes de que —como bien afirmas en tu libro Dentro do Nevoeiro— vivimos tiempos de exceso de información, de imágenes y donde casi todo es mediado por dispositivos tecnológicos, generando así una cierta dificultad en nuestra percepción contextual y de nuestras relaciones humanas, ¿cómo ves tú a esta São Paulo en 2019, post elección de Bolsonaro?.

gW [Silencio] A ver… Desde 2013 me involucré fuertemente en los debates de espacio público y activismo, lo que no era un tema en mis investigaciones, como tú sabes. Yo escribía más sobre arquitectura pura y dura, y sobre arte. La ciudad entró [en su profesión] por un entusiasmo, un deseo cada vez más fuerte de la sociedad brasileña por tener espacio público. Aquel que alguna vez existió pero que fue sacrificado por el rodoviarismo [Política de Estado, cuya lógica de gobierno se enfocó en la construcción de autopistas e infraestructuras viales] de los años ‘60 y ‘70, siendo destruido, confinado, disminuido y privatizado. Las plazas fueron enrejadas, tomadas por el abandono…

Pm También hubo un proceso dictatorial aquí en Brasil. Me imagino que tuvo alguna influencia en este desarrollo...

gW Cuando digo años ‘60 y ‘70, el rodoviarismo coincide con una dictadura militar que implantó en la ciudad un raciocinio tecnocrático: muchos alcaldes ingenieros, que pensaron que la ciudad tenía que fluir hacia la gran escala del automóvil; grandes autopistas que cortaron el centro de la ciudad y destruyeron espacios públicos. En consecuencia, para quien viene de mi generación, São Paulo ya era una ciudad devastada. Sin embargo, se naturalizó esta ausencia. Las personas comenzaron a vivir en condominios, moverse en auto e interactuar en el shopping [risas].

Pero de repente, alguna cosa pasó. Casi milagrosamente, las personas comenzaron a querer ejercer su Derecho a la Ciudad. El Movimiento Passe Livre de 2013 tenía esta agenda: transporte público de calidad. Esto fue muy importante, porque los movimientos sociales brasileños históricamente se estructuraban en base a la vivienda social, no en el transporte, lo que trajo otra comprensión de la ciudad.

Fue así como los movimientos fueron ampliándose. Yo creo que una cierta génesis de esta historia está en la Parada Gay, histórica y muy fuerte en São Paulo, y que siempre buscó reivindicar derechos y deseos, exponerlos en la calle. Otro antecedente es la Virada Cultural [gran evento anual gratuito promovido desde 2005 por la Municipalidad de São Paulo que, durante 24 horas continuas, ocupa los espacios públicos de varias regiones de la ciudad con variada programación cultural], ¡lo que fue una revelación!. Las personas realmente entendieron que el centro de la ciudad era un lugar interesante para estar, para manifestarse. Y finalmente, el Carnaval de rua, los blocos [semana de fiestas y desfiles callejeros desarrollados durante el mes de febrero en todo Brasil].

Pm Que comenzaron a ganar espacio aquí en São Paulo...

gW Claro, porque hace diez años casi no existían. De hecho, São Paulo era conocido como Túmulo do Samba [Tumba del Samba] [risas].

Pm Qué triste la percepción que se tenía de la ciudad...

gW ¡Muy triste! Pero esa era la realidad. Poquísimo narcisismo, ningún hedonismo.

Pm Hablando un poco de los usos y clases sociales que configuran esta ciudad, pareciera ser que cuando hablamos de la “clase media paulista”, hablamos de un gran “pedazo de pizza” configurado por varios sub-grupos, difíciles de distinguir entre sí. ¿Se podría decir que existe una clase media o son más bien varias?

gW Existen varias, muchísimas, múltiples. Es difícil caracterizar eso. Brasil es un país que tiene una división social gigantesca. Por lo tanto, existe un contraste entre una elite muy rica y una población empobrecida gigante, especie de “foso social” que aumenta a costa de la disminución de la clase media. Desde cierto punto de vista socialista, lo ideal de una sociedad es que sólo exista la clase media. No sé si en Chile será así.... Es un ideal bonito donde no hay muchos pobres ni muchos ricos y sí una clase media que no vive en la opulencia, pero que tiene un buen nivel de educación. Por otro lado, hay corrientes sociológicas que dicen que la clase media es siempre la que tiende al fascismo y al conservadurismo, que el gran apoyo a regímenes totalitarios normalmente viene en masa desde la clase media.

Pm Que es un poco lo que pasó ahora en Brasil, durante las elecciones… gW Claro. Aquí existe un fenómeno de clase media moralista. Recientemente en los gobiernos de Lula y Dilma [ex-presidentes del Partido de los Trabajadores] se habló de la ascensión económica de la clase C, una clase baja que ascendió en términos de su poder de consumo, lo que fue llamado “Espectáculo del crecimiento”. Además, hubo una gran inversión en la educación pública, sobre todo en universidades federales. Pero esto tuvo un efecto paradójico porque, por un lado, fue una clase que tuvo acceso a estudiar en la universidad y aspirar a una “vida mejor” pero, por otro, al terminar sus carreras no encontraron espacio en el mercado laboral. Esto generó una frustración enorme. A veces parece que existe una estructura de jerarquía y de desigualdad que está tan instaurada desde la colonia, que si llegas a meterte con ella corres el riesgo de que salga todo mal, por más que tengas buenas intenciones.

guilherme Wisnik Profesor de la fauusp. Autor de libros como Lucio Costa (Cosac Naify, 2001), Caetano Veloso (Publifolha, 2005), Estado crítico: à deriva nas cidades (Publifolha, 2009), Oscar Niemeyer (Folha de S. Paulo, 2013), Espaço em obra: cidade, arte, arquitetura (Edições Sesc SP, 2018) y Dentro do nevoeiro: arte, arquitetura e tecnologia contemporâneas (Ubu, 2018). Fue Curador General de la 10º Bienal de Arquitetura de São Paulo (2013). Recibió el premio Destaque 2018 de la Associação Brasileira de Críticos de Arte (abca) en 2019.

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