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DE LA RACIONALIZACIÓN CONSTRUCTIVA A LA ARQUITECTURA SISTEMÁTICA

DELa RaCIOnaLIzaCIón COnStRuCtIva a La aRquItECtuRa SIStEmátICa

EDIFICIOSESCOLARESPARALA REFORMA EDUCACIONALDE 19651

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PALABRASCLAVE Arquitectura Escolar; Construcciones Escolares; Espacios Educativos; Sociedad AUTORÍA Úrsula Exss PROFESIÓN Arquitecta, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 2007 GRADOSACADÉMICOS Doctora en Arquitectura y Estudios Urbanos, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2018 E-MAIL uexss@ead.cl PROGRAMAACADÉMICO Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos AñO 2012–2018 FINANCIAMIENTO Becaria conicyt Doctorado Nacional (Convocatoria 2012)

Liceo Nº 1 de niñas de Viña del Mar [hoy Liceo Bicentenario de Viña de Mar], con el sistema constructivo “Sistema Tipo 501” y la tipología de pabellones en peine. Fuente: Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales (Chile), Memoria anual Nº 33 (1969), s/n página.

Esta investigación analizó los edificios escolares proyectados en torno a la Reforma Educacional de 1965, relacionando la arquitectura, el proyecto educativo integral y las políticas de construcción escolar que acompañaron la implementación física de la reforma.

Una primera manera de entrar a estas obras es, sin duda, reconocerlas como obra pública fuertemente promovida por el Estado de Chile frente a la urgencia política bajo la presidencia de Eduardo Frei Montalva y su “Revolución en Libertad” (Exss y Torrent, 2018). Pero al hablar de urgencia política, el problema parece centrarse exclusivamente en la cuestión del déficit de aulas y, por tanto, en la pobreza y la precariedad. De ahí la necesidad de presentar otras hipótesis, que pusieran en relieve problemáticas arquitectónicas en torno al proyecto y la construcción de un gran número de escuelas y liceos para sectores urbanos, suburbanos y rurales, los que, en gran parte, aún integran planteles educativos en uso en la actualidad. En ellos, las respuestas de parte de la arquitectura excedieron la demanda de cubrir el déficit, abriendo un campo de experimentación disciplinar mediante la creación de edificios educativos que acogieron los desafíos democráticos de la sociedad chilena.

La hipótesis que guio la investigación fue que la promulgación de la Reforma Educacional de 1965 permitió una experimentación arquitectónica que impactó en el proyecto, construcción y cualidades espaciales de los edificios escolares que se construyeron en Chile, con

1 Tesis doctoral de la autora, desarrollada con Beca conicyt Doctorado Nacional. Exss, U. (2018). “De la racionalización constructiva a la arquitectura sistemática: Edificios escolares para la reforma educacional de 1965”. Tesis de Doctorado (director Horacio Torrent S.). Pontificia Universidad Católica de Chile.

foco puesto en la arquitectura para los edificios públicos que llevó adelante la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales, pero que traspasó las fronteras de esta institución, cuya obra ha sido foco de investigaciones precedentes (Jünemann 1999; Torres, Valdivia y Atria, 2015; Torres, 2017; Atria, 2018).

Los métodos de investigación consistieron en un análisis teórico e histórico de la relación entre educación, construcción escolar y arquitectura, integrando el análisis de la producción arquitectónica mediante observación, dibujo y descripción densa de casos de estudio —proyectos y obras de arquitectura escolar formulados bajo la noción de sistemas constructivos tipificados—. Estos se analizaron bajo las categorías de racionalización constructiva, sistematización del proyecto y tipología escolar.

Dentro de los resultados, fue posible afirmar que la experimentación arquitectónica que se llevó a cabo entonces, consistió en la aplicación de técnicas y materiales de construcción hasta entonces no empleados, enlazado a una exploración en el diseño de tipologías escolares. Se caracterizaron dos fases distinguibles de experimentación, asociadas a las etapas en que se implementó la reforma: la primera etapa se dedicó a la educación básica y la segunda a la enseñanza media. En cada una de ellas, los proyectistas abordaron de manera diferente la experimentación técnico-constructiva y tipológica.

En los primeros años de implementación de la reforma (1965–1966), el Ministerio de Educación Pública promovió la utilización de sistemas constructivos prefabricados disponibles en el mercado para vivienda. La Sociedad Constructora, frente a estos requerimientos del Ministerio, también diseñó sistemas constructivos prefabricados expresamente para escuelas. Hasta ese momento, la línea central de su obra había privilegiado métodos de construcción tradicionales, atendiendo a las posibilidades de la industria y a la disponibilidad de mano de obra local. Durante este episodio, los diseñadores apelaron a la industria de la construcción para desarrollar prefabricados que fueran aptos para construir escuelas. Consecuentemente, la experimentación de esta fase se centró en el perfeccionamiento del diseño arquitectónico de sistemas constructivos tipificados, orientados a una prefabricación industrial de sus componentes estructurales y no estructurales, con un segundo foco de experimentación complementario, centrado en las dimensiones constructivas, técnicas y materiales. Se privilegiaron las técnicas de montaje en seco y se recurrió a materiales como el acero y la madera pre-cortados. Aunque se usaron en combinación con técnicas tradicionales, la incorporación de la fabricación en planta industrial de buena parte de los componentes desplazó significativamente la atención de la construcción por medio del hormigón armado y las albañilerías de ladrillo que dominaban la edificación escolar pública hasta entonces. Las tipologías escolares exploradas en esta fase se basaron en un elemento: el pabellón de aulas. Uno o varios combinados en torno a un patio o en peine.

El ejemplo más significativo de esta fase de experimentación fue la escuela denominada mc, cuyo sistema constructivo contemplaba una estructura prefabricada en acero. Este sistema se diseñó en conocimiento de la experiencia mexicana del Aula Casa Rural [acr] de la capfce

(Velasco, 2011), diseño del arquitecto Pedro Ramírez Vásquez ampliamente difundido (Nagel, 2016), que también tuvo otros herederos en América Latina (Estrella, 2000). mc alcanzó alto grado de perfeccionamiento, ya que fue aplicado en gran número de ejemplares a lo largo de más de una década y posibilitó el despliegue de una verdadera familia por sus variaciones.

En una fase posterior (1967–1973), la edificación escolar se orientó a la Enseñanza Media, conforme a la implementación de la reforma en ese ciclo. Con los edificios de la enseñanza media, el problema de la construcción se trasladó desde los proyectos para sectores suburbanos y rurales —que eran los que manifestaban el mayor déficit de escuelas básicas—, hacia los centros urbanos densamente poblados donde la educación media era prioritaria. En esta fase, la experimentación constructiva se mantuvo pero se reorientó, pasando de una prefabricación industrial liviana de aplicación parcial —por ejemplo, en la Escuela mc—, a ensayar sistemas constructivos en hormigón armado, aptos para prefabricar en obra y, potencialmente, en plantas industriales.

El cambio de material respondía a su aplicación en edificios de varios pisos para sectores céntricos de diversas ciudades. También se desarrolló una experimentación tipológica más acentuada que en la etapa anterior. Se elaboraron proposiciones diversas: unas concentradas, donde el edificio resultante era compacto; y otras dispersas, que disgregaron el programa escolar en numerosos edificios, circulaciones y patios. Estas tipologías articularon respuestas a preguntas planteadas por los principales debates sobre arquitectura escolar en Europa y Norteamérica durante la primera mitad del siglo XX, preguntas que no habían encontrado respuestas consensuadas, y que polarizaban visiones entre edificios escolares con pabellones y escuelas compactas en varios pisos.

En esta fase, los ejemplares de cada sistema tipificado fueron pocos y se aplicaron durante un tiempo corto. Ninguno se perfeccionó demasiado, quedando siempre como prototipos de una posible aplicación numerosa en un futuro que no se concretó.

A lo largo de ambas fases de experimentación se identificaron tres núcleos que se articularon, en la experiencia de diseño y construcción escolar, en torno al problema de proyectar en gran número: (1) la sistematización del proyecto, (2) las tipologías sistemáticas y (3) la flexibilidad espacial.

La primera se enlazó directamente a las aspiraciones de prefabricación en la interacción arquitectura-industria, donde el diseño con sistemas constructivos tipificados ofreció una salida a la tensión entre repetición y singularidad que se presentaba al proyectar en serie. Estos diseños no replicaban un edificio completo, sino que repetían una unidad modular para obtener distintos edificios.

En la segunda, la exploración tipológica se dio con diferentes propósitos y profundidades en las dos fases de experimentación. Las preocupaciones contemplaron el aprovechamiento eficiente del suelo y la búsqueda de particulares modos de articular la vida al interior del edificio. Las tipologías sistemáticas dotaron de riqueza al espacio escolar, dentro de la austeridad que significaba contar únicamente con aulas, circulaciones y patios.

Por último, la flexibilidad espacial fue la carta que jugó el proyecto de arquitectura ante las incertidumbres del futuro en general, y de las futuras nuevas pedagogías en particular. La flexibilidad distinguió dos ámbitos: el diseño y el uso, que contemplaban a los proyectistas y a los usuarios respectivamente.

En base a lo presentado, es posible afirmar que el desafío arquitectónico que comprometía el déficit de aulas se enfrentó desde la tensión entre la repetición y la singularidad. Esta tensión se asumió en la sistematización de la construcción y de la arquitectura, que aseguraba la calidad espacial y constructiva, y con ello buscaba responder a las particularidades de todos los casos: los más simples y los más complejos. Naturalmente la gran tarea de los proyectistas consistía en repetir y aplicar proyectos tipificados, es decir, hacer cosas relativamente comunes y corrientes. No obstante, estos proyectos no fueron ni comunes ni corrientes, porque sus arquitectos volcaron en el hacer tipificado la búsqueda de proyectos especiales o extraordinarios. De este modo, un problema de edificación se asumió como una problemática arquitectónica.

Referencias bibliográficas

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