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ANTES DE LA TORMENTA

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DETRAS DE ESCENA

DETRAS DE ESCENA

Moncler.

Durante la Semana de la Moda de Milán la nueva cepa del coronavirus acaparó toda la atención. Varios diseñadores chinos, como Angel Chen, Ricostru y Hui, debieron guardar la cuarentena impuesta por su país y no pudieron viajar. Así que para aminorar el impacto por la gran cantidad de cancelaciones, la Cámara Nacional de la Moda Italiana lanzó la campaña #ChinaWeAreWithYou. Como parte de las acciones, la semana de desfiles arrancó con el diseñador chino Han Wen, establecido en Nueva York, y se organizó un streaming de shows, videos y material digital de las presentaciones para crear un puente comercial fluido entre ambos países.

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Si desde 2012 China es responsable del 70% del crecimiento del segmento de lujo y el 30% de la indumentaria global se produce allí, es lógico pensar que su aislamiento provocaría desastres. Para Italia no es un tema menor. Su sistema de moda es poderoso –emplea a 620 mil personas en 65 mil compañías– así que necesita de China tanto para ubicar sus productos como para abastecer los percheros de sus marcas más masivas. Según las consultoras Boston Consulting Group, Altagamma y Bernstein, se estima que este brote pandémico hará decaer las ventas entre 30 y 40 mil millones de euros durante el primer semestre, llevando al mercado del lujo a su punto más bajo desde 2015. Los especialistas hablan de 2020 como un año perdido o sabático y, simplemente, rezan para que el virus pueda ser contenido.

Ferragamo.

Dolce & Gabbana.

Ferragamo.

Si bien el pavor se sintió en las calles, dentro de las locaciones de los desfiles se instaló la magia. Milán homenajeó a su famosa marca Made in Italy con un retorno al buen diseño: original, minimalista y de calidad, por sobre las excentricidades y el streetwear. En línea con esta intención, Giorgio Armani –su pasarela fue en un teatro a puertas cerradas que se transmitió por web– se refirió en una conferencia de prensa a lo poco necesarias que son hoy en día las tendencias y a cómo los diseñadores deberían volcarse a crear colecciones de calidad que perduren en los vestidores. La apertura coincidió con el primer aniversario del fallecimiento de Karl Lagerfeld. El segundo día Silvia Venturini Fendi, nieta de los fundadores de la casa, presentó su primera colección sin el diseñador alemán. Inspirada en la película francesa Maitresse (1975), el vuelo poético se manifestó en el contraste de una estética dura y a la vez, delicada: prendas en satén y encaje y, en oposición, abrigos estructurados, en lana, piel y cuero, con detalles constructivos como bustiers y corsés. El Made in Italy mostró una impronta feminista en Prada, donde Miuccia exaltó a la mujer como luchadora contemporánea. Sastrería estructurada, vestidos menos rígidos y con lentejuelas fueron parte de la propuesta que hablaba de sensualidad y lugares de poder. Bottega Veneta, bajo el liderazgo de Daniel Lee, trajo de nuevo el famoso intrecciato, la técnica basada en entrecruzar tiras de cuero que identifica a la etiqueta. La reversionó en maxibolsos, chalecos tecnológicos para hombre y sobres de cuero con flecos hasta el piso.

También Paul Andrew, director creativo de Salvatore Ferragamo, partió de los elementos clásicos de los archivos de la marca. Eligió calzados de tiras finas y estampados botánicos. En el desfile sonó música de mujeres: Kate Bush, Whitney Houston y Toni Braxton, entre otras. Además se escucharon cantantes femeninas en Iceberg, Cristiano Burani y Dolce & Gabbana, que rindió homenaje a los oficios familiares en su estrategia de continuar posicionando

Dolce & Gabbana. Dolce & Gabbana.Ferragamo.

LA SILUETA. Toda la atención (y la tensión) del empoderamiento femenino se refleja en la morfología que proponen los creativos italianos. Regresan las hombreras ochentosas, que simulan el peso del liderazgo, y las mangas se ensanchan en globos volumétricos.

el fatto a mano. Expuso en vivo el trabajo de sus artesanos tejiendo a dos agujas, puliendo anteojos de resina, cosiendo vestidos de lunares y surfilando sacos sobre maniquíes.

La sustentabilidad cada vez juega un rol más importante. Desde invitaciones enviadas de manera digital como en Gucci (a través de un audio de Alessandro de Michele por WhatsApp) hasta la reutilización de materiales en productos de lujo. Los diseñadores hicieron uso del ingenio para no sacrificar calidad: Ferragamo trabajó con descartes de cuero para la confección de calzados, y firmas como Marni, Tod’s y Versace revitalizaron el patchwork. Diesel, después de unirse al Fashion Pact –la coalición de compañías textiles y de moda con objetivos ambientales– presentó su primera línea de diseños reciclados.

La unión también hizo la fuerza en Milán, donde se vieLA SORPRESA. Cada vez son más los desfiles que incorporan a modelos mayores de 35 años. Según la plataforma Tagwalk, más de 40 shows incluyeron a Doutzen Kroes, Karen Elson, Helena Christensen o Naomi Campbell. Si la industria ya declaró que está más atenta al segmento de las mayores de 60 (al que llaman Panteras Grises), que tienen poder adquisitivo e interés por la moda, no es extraña su presencia en pasarelas. ron colecciones colaborativas como Moncler Genius, con cápsulas de J.W. Anderson, Richard Quinn, Craig Green y Simone Rocha, entre otras. Valextra revivió modelos de bolsos de los 70 de la mano de diseñadores y artistas como La double J, Arthur Arbesser, Massimo Alba y Sunnei. Pero la noticia más importante llegó para cerrar la semana, cuando Miuccia Prada anunció su nueva codirección creativa con el belga Raf Simons. Una jugada estratégica para captar al público millennial y hacer repuntar las acciones de la etiqueta, que decreció un 30% en los últimos cinco años. Los primeros resultados de esta alianza se verán recién en septiembre, en la presentación de verano. n

Delfina: campera, SADaels. Vestido y polera, Complot. Pantalones, Mishka. Mocasines, Jessica Kessel. Medias y sombrero, adidas.

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