Autor: Luis Carlos Castillo
2.4. Criterios para el ejercicio de la evaluacion formativa De acuerdo con Álvarez (2001) para que la evaluación formativa sea una realidad es necesario que frente a las actividades, procesos e instrumentos que se emplean se construyan y apliquen criterios claros de evaluación. Según Álvarez para que la evaluación sea formativa, ésta debe ser: democrática, negociada, transparente, procesual, continua, integrada, formadora, motivadora y orientadora.
En palabras de Álvarez cada uno de estos criterios es esencial a la hora de hacer de la evaluación una experiencia de aprendizaje, es decir, una práctica de la cual tanto estudiantes como docentes derivan conocimiento sobre sus procesos, en el caso del maestro sobre sus estrategias de enseñanza y el alumno sobre sus estrategias de aprendizaje.
Según este autor, la evaluación cumple con el criterio de democratización cuando sus actores principales estudiantes y profesores participan en ella activamente, es decir que tienen la oportunidad de “defender sus ideas, razones y sus saberes” (Álvarez: 2001:3). A su vez, la evaluación cumple con el criterio de ser negociada cuando el docente concierta con los estudiantes todos los aspectos posibles que se implican en una evaluación. Por su parte, se cumple con el criterio de transparencia cuando
garantiza la publicidad y
conocimiento de los criterios que se van a aplicar. Entonces los criterios de valoración, corrección, deben ser explícitos, públicos, publicados y negociados entre el profesor y los alumnos. El criterio de continuidad se explica porque lo que se evalúa es el aprendizaje y éste implica tiempo y procesos de asimilación, adaptación y consolidación. Este carácter
Autor: Luis Carlos Castillo
procesual de conocimiento implica que las tareas, actividades e instrumentos que se apliquen o desplieguen en el proceso de evaluación no pueden ser discretos, discontinuos o aislados, sino que deben ser permanentes e integrados al currículo e integradores de los saberes, habilidades, destrezas y conocimientos que configuran una competencia en particular.
Evaluar solo al inicio, al final o aisladamente (sobre todo cuando se hacen muchas evaluaciones que no está articuladas) bien por unidad de tiempo o contenido o competencia es llegar tarde para asegurar el aprendizaje continuo y oportuno. De otra parte, la idea de que la evaluación cumpla con el criterio de ser continua es que ella llegue a tiempo para actuar e intervenir inteligentemente en el momento oportuno, cuando el estudiante requiere de la orientación y la ayuda del docente para que cualquier fallo detectado no se convierta en definitivo o se fosilice y desanime el estudiante. Penalizar los errores con evaluaciones aisladas, discontinuas y discretas rompen la dinámica interna
de todo proceso de
aprendizaje, debilitándolo y cuando no frenándolo definitivamente. Es decir, produce, usualmente, deserción escolar por motivos de desmotivación.
En relación con que la evaluación sea formadora ya hemos trabajado este asunto en los puntos anteriores. Ahora bien, para que la evaluación sea orientadora, no sancionatoria, ni discriminatoria y no se reduzca a la mera calificación, conviene que se cumplan los criterios anteriores y que se acuerden el uso de instrumentos para hacer una mediación cualitativa del proceso de aprendizaje. En este sentido las rúbricas aparecen como una de las opciones posibles para ello.
Autor: Luis Carlos Castillo
2.5. Fases de la evaluacion cualitativa formativa De acuerdo con la mayoría de los modelos de evolución de corte constructivista, todo proceso de evaluación se debería desarrollar en tres momentos específicos: la evaluación diagnóstica o caracterizadora, la evaluación formativa y la evaluación sumativa o final. La primera es esencial para determinar, antes de empezar le proceso de enseñanza aprendizaje, el estado o nivel de desarrollo de las competencias que se pretenden enseñar o desarrollar. La segunda fase es básicamente la fase que se desarrolla concomitantemente con el proceso de enseñanza y es la que carga el peso de cumplir con la función de comprender, regular y mejorar tanto la enseñanza como el aprendizaje. La evaluación sumativa ocurre cuando una vez se tiene todo un conjunto de datos y referencias sobre el desarrollo de la competencia en el estudiante se pueda determinar una valoración que define el nivel de alcance del proceso de enseñanza y de aprendizaje.
En la siguiente unidad estudiaremos las diferentes estrategias y rúbricas que se pueden emplear en las fases diagnóstica y formativa de la evaluación de los aprendizajes.