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ANITA RODDICK: «Me gusta hacer del mundo un lugar mucho mejor para vivir» A sus 62 años, la fundadora de The Body Shop lucha incansablemente por los derechos humanos y acaba de publicar en español su último libro, «Tómatelo como algo personal», sobre los efectos negativos de la globalización.
A
pesar de ser la quinta fortuna de Inglaterra, Anita Roddick es el fiel retrato de la típica vecina de al lado. Nada ostentosa, sencilla, accesible, divertida, con sentido del humor y una gran fuerza de palabra que se ha convertido en su signo de identidad. Creadora del imperio The Body Shop, en el año 1976, se ha convertido en un auténtico «grano en el culo para muchos políticos, empresarios y demás fortunas mundiales», tal y como ella misma se define. Mujer hecha a sí misma, actualmente sigue siendo la dueña y señora de 1.980 tiendas que sirven a casi 80 millones de clientes en 50 mercados diferentes, en 25 lenguas y a través de 12 zonas horarias. A diferencia de su compatriota Margaret Thatcher, que dominó el imperio de su graciosa majestad con mano de hierro, Anita prefiere considerarse «una dama de gelatina» a favor de la clase obrera. Pasa la mayoría de su tiempo en las peores áreas del planeta, como Bangladesh, Honduras o Colombia, denunciando los abusos de los países más poderosos. Los pobres son su pequeña gran familia desde que, en 1984, su empresa co-
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tizara en Bolsa y creara diferentes activi- rrollados, observé los rituales corporales dades para potenciar el comercio justo. de las mujeres y apliqué los principios de La filosofía de Anita y de su marido, Gor- mi madre durante la guerra: ¿por qué don Roddick, estaba clara: «Queremos comprar más de lo que vas a necesitar? un cambio social y ambiental para hacer ¿Por qué tirar un envase si se puede voldel mundo un lugar para vivir mucho me- ver a llenar? Reciclábamos y reutilizábajor». Sin duda alguna, se ha convertido en mos todo lo que teníamos, de esta manera el epicentro de un terremoto de solidari- se empezó a gestar el activismo medad que llega a los cinco continentes. Re- dioambiental de The Body Shop. cientemente visitó Barcelona con una P.: La verdad es que nos estamos cargando maleta llena de ilusión y el planeta... armonía para presentar A.R.: La mayor amenaza «LA MAYOR su libro «Tómatelo coque tenemos es el recaAMENAZA QUE mo algo personal» (Edilentamiento global, enTENEMOS ACTUAL- turbiado por una terrible torial Icaria e Intermón MENTE ES EL Oxfam). Y como dijo conspiración de Estados RECALENTAMIENTO Unidos para convencerDorothy Sayers: «A una mujer de edad avanzada nos de que no ocurre nada GLOBAL» no la puede parar ninmalo. El ser humano tiene guna fuerza terrenal». Cita que se ha con- tendencia a estar por encima de todo, a vertido en el emblema de Anita Roddick. controlar su entorno, quizás debido a las creencias que nos trasmite la educaPRONTO: ¿Qué le motivó a adentrarse en el ción cristiana. Durante mis viajes, he mundo de la cosmética? observado que los nativos americanos o ANITA RODDICK: Principalmente, tenía que dar de comer a mis dos hijas mientras los grupos indígenas han recibido una mi marido recorría Sudamérica haciendo enseñanza de reverencia hacia la natu«trekking». Además, había vivido du- raleza que a nosotros nos falta. Así que rante un tiempo en comunidades agríco- estamos sensibilizados y en nuestra las y pesqueras de varios países subdesa- empresa fabricamos una línea de pro-
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Con su marido, Gordon Roddick, que la apoya totalmente en sus proyectos.
Sobre estas líneas, Anita Roddick junto a los trabajadores de una cooperativa de Nicaragua, con los que tiene relaciones comerciales. Abajo, capitaneando una campaña en contra del uso de los animales en laboratorios.
ductos que tienen menos de un 5% de agua o usamos elementos naturales. P.: En 1989 decide crear,a través de The Body Shop,una serie de iniciativas de comercio que beneficien a los más desfavorecidos. ¿Está contenta con los resultados? A.R.: Sí, aunque requiere muchísimo
tiempo, tenacidad y devoción. Hemos tenido mucho éxito en algunos de los 23 países, porque estamos potenciando el comercio justo a través de 42 proyectos. Alas tribus indias y amazónicas les compramos nueces del Brasil, porque dan un aceite muy bueno para acondicionar, y los indígenas Chepang del Himalaya recolectan plantas para nuestros productos ayurvédicos. De esta manera, intentamos que vivan dignamente y a salvo de los especuladores. Además, hemos creado un hospital para ayudar a los indígenas de Sierra Madre, porque los productos químicos con los que cultivan tabaco para Estados Unidos han dejado a los niños sin genitales. P.: A pesar de tener un gran emporio que le respalda, ¿ha tenido que pagar un alto precio por manifestar públicamente lo que piensa? A.R. Mi posición social me facilita mu-
chísimo el viaje para entrar en las maqui-
las –centros de trabajo asociados a la precariedad, los abusos y la violencia sexual contra las mujeres– o en alguna de estas grandes fábricas; es fácil fingir que puedo comprar 70.000 uniformes y convertirme de esta manera en una especie de caballo de Troya para poder denunciar condiciones infrahumanas. El hecho de ser una mujer de negocios me da credibilidad y una plataforma de autoridad. Los medios de comunicación deberían denunciar esta situación, pero hay mucho cinismo, sobre todo en Inglaterra.
Su hija tiene una tienda erótica donde compran Madonna y Angelina Jolie Todavía sigue fiel al espíritu de finales de los años 70 de una Europa «verde». Color por el que se reconoce The Body Shop, el único que encontró para pintar las paredes húmedas y enmohecidas de su primera tienda. Color emblemático en el que se sustenta la igualdad y la justicia. P.: Algunos famosos como Sting, Bob Geldof o Michael Jackson han asociado sus nombres con fines benéficos, ¿es también un acto de cinismo o se trata de un lavado de imagen?
A.R.: Bob ha seguido fiel a sus ideas, lucha contra la pobreza en Etiopía y es capaz de entrar en Amnistía Internacional y decir que lo que hacen no es suficiente. Sting sigue defendiendo proyectos en el Amazonas y, de Michael Jackson, sinceramente prefiero no hablar. Las celebridades son nuestro referente, vivimos en la cultura de la fama y ésta debería usarse para buenos fines. Anita me comenta que el día que Isabel II la nombró Dama del Imperio Británico, ésta le hizo un pequeño comentario sobre su temperamento: «Querida, siempre estás corriendo de un lado para otro. Tienes mucha energía». «Y yo, que me sentía como si estuviera en medio de un circo geriátrico, no pude evitar contestar: “Mire señora, mejor me desgasto que me oxido hasta la muerte”. Su graciosa majestad no dijo nada y siguió impertérrita cogiendo fuertemente su bolso». Y añade: «Siempre me he preguntado cuánto dinero dan los Windsor a obras de caridad, pero nadie me sabe dar una respuesta». P.: Permítame una pequeña frivolidad y pensemos por un momento que le nombran asesora de imagen de la Reina. A.R. ¡Noooo!, lo mejor de todo es que esta
familia no tiene ningún sentido de la elegancia, ¡no hay que tocarlo!, ¡es un fenómeno único! (estalla en carcajadas). El moño de la princesa Ana es genial, el vestuario de la familia es excepcional, las habitaciones de los príncipes son anticuadas y tan pequeñas como las de un estudiante. Es alucinante, porque no son víctimas del fascismo de la imagen. P.: ¿Cómo es su familia? A.R.: Tengo dos hijas, Samantha y Justi-
ne, y la más joven hace que mi activismo sea aburrido. Samantha tiene una tienda erótica en Londres, donde compran Madonna y Angelina Jolie y con la que está cambiando la industria sexual. Durante la guerra de Irak juntó en un desfile a veinte «strippers» hombres con veinte mujeres trabajadoras y cu-
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brió todo el escaparate con falso vello púbico en el que grabó las barras y estrellas con un escueto mensaje: «Jódete, Bush». Me acuerdo mucho de las vivencias de mi madre, ella me enseñó a hacer sabotaje. A pesar de ser católica, odiaba a los curas, así que cuando íbamos a misa todos los domingos nos restregaba ajo por todo el cuerpo, nos sentábamos en primera fila y el olor a incienso desaparecía.
«Nada más morir, la princesa Diana se convirtió en una santa» P.: ¿Y qué dicen sus nietos? A.R. Los uso como avanzadilla de gue-
rra. A uno de ellos, Atticus- Finch, de 7 años, le enseñé fotografías de las fábricas del tercer mundo y un buen día, cuando entró en una tienda en California, hizo salir al director de local: «Discúlpeme señor, pero su ropa está hecha por niños sudorosos –le mostró las imágenes hechas por la abuela–, que cobran un salario indigno». Es brillante.
P.: ¿Qué tipo de abuela es usted? A.R. ¡Muy traviesa! Tengo casas en In-
glaterra y Estados Unidos, rodeadas por grandes zonas verdes y con rincones específicos para contar historias. Soy una excelente contadora de cuentos y lo ha-
Anita Roddick se ha codeado con los líderes mundiales más emblemáticos, entre ellos el Dalai Lama.
go de memoria, porque es una forma esencial de transmitir el conocimiento. Me lo paso muy bien con mis nietos. A Atticus le pusimos este nombre tan seductor –sacado del libro «Matar a un ruiseñor»– para que no se quite a las chicas de encima; y mis otras nietas son O’sha Sophia Bluebell, de 7 años, y Maiya Hopi –Luz en indio–, de 11. Antes de despedirnos, a Anita se le iluminan los ojos: «Te voy a contar una historia. El primer acto oficial que Lady Di hizo, independientemente de la Casa Real, fue la inauguración de una gran sede de The Body Shop, a la que
asistió un número incontable de ciudadanos. Años más tarde, el príncipe Carlos también vino a otra inauguración; se había planeado una visita guiada, se esperaba la visita de 180.000 personas, no vino nadie y tuvimos que llamar a los escolares de la zona para hacer bulto. Nada más morir, la princesa Diana se convirtió en una santa». Anita se siente feliz y promete seguir luchando por los derechos humanos. Todo un reto. TEXTO: LUIS FERNANDO ROMO FOTOS: L.F. ROMO Y CEDIDAS POR ANITA RODDICK
Mónica Cruz rodará en Canadá su primera película
U
n día antes de iniciar en Canadá el rodaje de su primera película, Mónica Cruz presentó en Madrid la nueva línea de cremas depilatorias de la firma Veet. La protagonista de «Un paso adelante», a la que hemos visto en estos días casarse en la serie con el actor argentino Fabián Mezzei, del que dicen que es también su compañero sentimental en la vida real, asegura que «yo me cuido, pero sin caer en los excesos. Trato de llevar una dieta equilibrada, duermo todo lo que quiero y soy adicta a las cremas hidratantes». PRONTO: En tu boda televisiva te casas en Las Vegas… MÓNICA CRUZ: Pero esa bo-
da no se grabó allí. Fue aquí. Fueron unas escenas muy divertidas y lo pasamos muy bien. No quiere aclarar su situación con Fabián e intenta enmascararla con un «estoy
sola, sin compromiso, pero no me preguntes por mi vida privada porque no me gusta hablar de ella. No voy a entrar en ese juego». P.: ¿Mantienes una buena relación con tu ex, Miguel Ángel Muñoz? M.C.: Tenemos una relación
fenomenal, yo me llevo muy bien con mis compañeros de trabajo.
«Mi hermana me da siempre consejos» P.: Mañana te marchas a rodar a Canadá… M.C.: Sí, y estoy muy ilusio-
nada con este proyecto cinematográfico. Interpreto a una mujer policía con mucho carácter, nada que ver con mi personaje de «Un paso adelante». La película se titula «Last tour» y en el reparto está David Carradine.
P.: La película es en inglés. ¿Dominas el idioma? M.C.: Creo que sí. Y con dis-
ciplina, tesón y esfuerzo, sabré salir adelante ante tan duro reto profesional. P.: ¿Penélope te ha dado algún consejo para este debut en el cine? M.C.: Mi hermana me da
siempre consejos. Como sucede en todas las casas, la hermana mayor es un poco la consejera de la pequeña.
P.: ¿Cuándo os veremos trabajando juntas? M.C.: Sería una experiencia
muy bonita, pero me gusta ir despacio, prepararme en todo, y ahora no podría estar a la altura de mi hermana. Ella lleva muchos años como actriz y se ha ganado un puesto en lo más alto. P.: ¿Te imaginas algún día en Hollywood? M.C.: Lo único que me plan-
teo ahora mismo es vivir de mi trabajo. Soy una privilegiada por poder hacerlo. TEXTO: JOSÉ DE SANTIAGO FOTO: JOSÉ ANTONIO MEDINA