Jesús Calleja Pronto mag Sep'13

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JESÚS CALLEJA: «He salido ileso de la situación más peligrosa de mi vida» El aventurero y su equipo estuvieron «enterrados en vida» durante 10 días en la sima más profunda de la Tierra

LLEGANDO AL CENTRO DE LA TIERRA. El equipo alcanzó 1.637 metros de profundidad, pero se encontró con una gota fría que hizo peligrar sus vidas y les obligó a sobrevivir con los restos de comida caducados que encontraron. 76

u último «Desafío extremo» ha estado a punto de costarle la vida. Abocados a una situación terriblemente angustiosa y de máximo peligro, Jesús Calleja y cuatro miembros más de su equipo estuvieron literalmente «enterrados en vida» durante 10 días, cuando querían batir un récord internándose en las entrañas de la Tierra, en la sima Krúbera-Voronya de Abjasia, la más profunda del planeta, situada a 2.080 metros, con el objetivo de encontrar formas de vida. Sin embargo, el desafío por llegar «al centro de la Tierra» se truncó en su tercer día de bajada, cuando el equipo se vio sorprendido por unas lluvias torrenciales y una gota fría que hicieron que el agujero por el que se metieron se convirtiera en una ratonera sin salida, ya que las galerías de la cueva quedaron inundadas y la presión del agua impedía volver a ascender.

«Aquello fue un infierno» «Caían rayos por segundos, nevó y granizó. Ahí empezó la odisea. Pensamos que no íbamos a salir, porque desde fuera nos decían que la cosa empeoraba. Estábamos solos, sin posibilidad de ayuda y cayéndonos agua encima. Aquello fue un infierno», nos contó Calleja, todavía impactado. Durante seis días, el aventurero leonés y sus com-


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pañeros quedaron atrapados a 1.637 metros de profundidad sin poder moverse, sin comida y sin una ropa que les aislara del inhóspito frío. Jesús, su cámara, Emilio Valdés, el jefe de la expedición, Sergio García-Dils, y dos espeleólogos rusos temieron por sus vidas. Sin embargo, sacando fuerzas de flaqueza –y con el apoyo de Kike, hermano de Jesús, que no dejó de animarlos desde el exterior–, pudieron volver a la superficie sanos y salvos. Su impactante aventura, emitida el pasado 27 de septiembre en Cuatro, puede verse también en la web de la cadena.

Un «récord mundial» Con una fuerza desgarradora y una narración de impacto, Jesús nos habló sobre su desafío, cuyo riesgo no le ha quitado las ganas de seguir afrontando retos. «Ha sido durísimo, es el mayor aprieto en el que he estado en la vida. Espero que no se repita nunca más esta experiencia tan traumática», nos dijo. Sin embargo, en una actitud alocada, nos confesó que el sufrimiento valió la pena: «Hemos batido un récord mundial, ya que jamás un equipo de producción había bajado tanto ni grabado imágenes. Hemos encontrado depredadores, extremófilos, algo que la NASA ya está estudiando, porque, con esto, ellos se hacen una idea de cómo es la vida en otros planetas. Hemos descu-

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bierto un mosquito a casi 2.000 metros de profundidad, escorpiones y diplópodos, una especie de mil pies sin ojos. Ahora, la NASA tiene que analizar todo eso, porque, si hay vida a esa profundidad, podría haberla en planetas como Marte». PRONTO: Es tremendamente impactante lo que habéis vivido. JESÚS CALLEJA: Sí, realmente

llegamos a pensar que no podríamos salir jamás de esa ratonera, porque, desde tierra, nos comunicaban que la situación era muy alarmante. Estábamos atrapados, teníamos que sortear galerías estrechísimas e inundadas para salir. Sólo disponíamos de un equipo de buceo, que no sabíamos si se lo había llevado la riada. P.: ¿El terror y la impotencia no se apoderaron de vosotros? J.C.: Cuando uno está en el Hi-

malaya y hay una avalancha, dura segundos. Te mueres de miedo, pero dura segundos. Pero esto iba a ser cuestión de días, y no sabíamos cuántos ni si podríamos resolver la situación. Era una agonía que se te metía en la cabeza. El ser humano siempre piensa en lo peor, quizás para buscar una solución. No puedes dormir, tienes sueños recurrentes y terror a morir enterrado. Y sólo llevábamos comida para una noche. Encima, como ropa,

sólo vestíamos un mono térmico totalmente empapado. P.: ¿Y cómo sobrevivisteis tantos días sin comer? J.C.: Encontramos un trozo de

carne seca rusa, de expedicionarios anteriores, y, al lado de una letrina, había una chocolatina caducada de hace 10 años, y ésa fue nuestra comida. Era la primera vez que decía: «¿Para qué nos hemos metido en este lío?».

«Si te dejas llevar por el pánico, no sobrevives» P.: ¿De dónde sacaste fuerzas para buscar soluciones en una situación tan dramática? J.C.: Aunque nosotros tene-

mos una preparación especial, cualquier persona en una situación límite sufre una metamorfosis, se hace fuerte y las debilidades físicas desaparecen. He visto la capacidad que tenemos de adaptarnos a situaciones extremas y cómo el ser humano hace lo que sea para sobrevivir. Nunca lloré porque, si lo hacía, me derrumbaba. Si te dejas llevar por el pánico, no sobrevives. P.: Tu hermano ha sido tu apoyo. J.C.: Sí, aliviaba nuestros mie-

dos. Nos daba ánimos y, sobre todo, información de las condiciones climáticas. Sin él, no hubiéramos salido. Tenía que tranquilizar a nuestra madre, porque los informativos da-

«SENTIR QUE ESTABA VIVO, RESPIRAR Y PENSAR EN MI FAMILIA ME DIO FUERZAS. SÉ QUE VOY A DISFRUTAR MÁS DE CADA DETALLE DE MI VIDA»

VALIENTES Y ATREVIDOS. De izqda. a dcha., Emilio Valdés, el cámara del equipo; Jesús, junto con su hermano, Kike, quien les ayudó desde el exterior; y Sergio GarcíaDils, jefe de la intrépida expedición.

ban noticias en directo de lo que estaba pasando y ella estaba muy asustada. P.: ¿Cómo fue el momento de salir a la superficie? J.C.: Cuando salí de allí, no me

lo creía. Me pareció fascinante ver la puesta de sol. Sentir que estaba vivo, respirar y pensar en mi familia me dio fuerzas. P.: Sin duda, esta experiencia te ha cambiado. J.C.: Sé que voy a disfrutar

más de cada detalle de mi vida. Vivir es enorme. P.: ¿Tienes miedo a repetir aventuras extremas? J.C.: Para nada. Volveremos a

intentarlo, porque nuestro objetivo era llegar a los 2.000 metros, y nos hemos quedado a 1.637. P.: Tú estás vivo, pero Álvaro Bultó, no. ¿Vale la pena arriesgarse tanto? J.C.: Creo que es necesario

que exista gente como él y como nosotros para descubrir cosas y explorar. Álvaro llevaba años metido en el tema del vuelo con alas y eso es importantísimo. Yo he salido ileso de la situación más peligrosa de mi vida, pero... ¡ni loco voy a tirar la toalla! Esto es mi pasión y lo único que quiero y sé hacer. Gracias a que tenemos miedo, seguimos vivos. TEXTO: ARACELI MANZANARES FOTOS: M.Á.MOYA Y MEDIASET

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