Preámbulo docente Creo que sería interesante irnos para afuera…¿cómo se sienten mejor?... antes les platico de manera sucinta que soy maestra por convencimiento, o sea, llevo la seguridad desde niña de jugar por lo regular a que era la maestra o la mamá, jeje, y pues aquí estoy creo ya de una manera cualificada en ambos escenarios; créanme que no estaban tan errados mis quehaceres de la infancia, se podría decir que me persigue un don ‘sobrenatural de origen divino’ que me ha permitido convivir y ayudar a las personas de una u otra manera, expresándome con todos mis sentidos, imaginando, buscando, descubriendo; en fin, ayudando para dejar un buen sentimiento, un aprendizaje y un granito de saber algo nuevo, enseñar algo bueno. Sin tener un fundamento estudiado era conducirme ordinariamente, con disposición del ánimo, sin procedimientos, algo inculta, con algunos límites, ahora sí que desenrollando las capacidades que tenia y otras que descubría en su momento para resolver los problemitas bajo las consecuencias que enfrentaba y que se iban suscitando, con el fin de lograr un objetivo previsto, el que fuere. Lejos de ir de la mano con lo que ahora se conoce como pedagogías de la E-A era solo considerar las habilidades que se me daban y hasta las que no, jeje, era utilizar todo lo que estaba en su momento al alcance. Les cuento que uno de los campamentos en los Scouts con mi tropa Nashira (significando «portadora de buenas noticias» o «la afortunada» del árabe Al Sa'd al Nashira), tenía que competir con unas chicas y chicos por igual para lograr una de las insignias que para mí era la más importante, le llamaban ‘Rumbo’ ya que se debían cumplir previo metas personales y del grupo, e iniciar con nuevos retos de la siguiente etapa. Pues a vender dulces, a cantar y a recitar, a auxiliar en los salones de la escuela, a participar en festivales humanísticos, a barrer, limpiar, y sudando literalmente, con el enfoque bien identificado se logró y con ventaja significativa que dolió pero fue gran satisfacción y condecoración de vida. Esa enseñanza fue uno de los tatuajes que han trascendido, por ello se los comparto. Regresando con lo de maestra, la primera vez fue ante un grupo de 3er grado de primaria como auxiliar de la maestra Catita que estaba más yo de maestra y ella auxiliando, no recuerdo bien mi edad, jeje, pero estaba estudiando en la Secundaria Técnica #1, así que haya por los 80’s, fue algo interesante, motivador dado que se me hacia medio realidad ese juego de niña, claro que sentí temor pero consentimiento de mi abuela y mis padres haya fui a dar. Dure casi la mitad del ciclo escolar con la maestra, ya para termino del ciclo estuve sorprendida porque haber sido invitada a la clausura de clases y era la maestra mas correteada por niñas y niños de tercero y cuarto grado, y muy agradecida la Directora de la escuela por tan excelente calificaciones del grupo de “3ro B”, que no habían tenido antes. Fue muy halagador, porque básicamente era seguir las planeaciones y reglas de la maestra Catita pero con otro sentimiento, sus direcciones y todo lo demás era auxiliar a cada estudiante del salón de clases por igual. Desafortunadamente, en ese momento la prioridad era mi estudio y ya se tornaba más difícil continuar con la escuela primaria, por no tener la habilidad para subyugar ambas tareas; así entonces fue el inicio a esta práctica para dedicar parte de mi tiempo a la docencia. Sin embargo al salir de la preparatoria en la localidad donde vivíamos no estaba la Escuela para estudiar Educación, y al no tener los recursos para trasladarme a la Escuela Normal Superior Veracruzana "Enrique C. Rébsamen" en la capital Jalapa, pues no tuve más opción y estudie la Licenciatura en Administración de empresas en la UV. Y para no variar y con la insistencia de enseñar, tuve la oportunidad de ser colaboradora estudiantil, no era precisamente para dar clases pero en torno a trabajar con otras compañeras y maestras en la revisión de la planeaciones didácticas, aportando sugerencias, haciendo encuestas, investigando en otras universidades, colectando evidencias de clases, y hasta de ‘i b m’, finalmente era seguir aprendiendo para hacer algo nuevo y diferente. Prácticamente era todo un aprendizaje integral, tras la ilusión latente de un día estar en la posición de alguna de mis maestras. No fue un logro después de la Universidad por los ambientes en los que transitaba, pero con el tiempo lo combiné con la actividad laboral y apenas hace seis años que no he dejado este timón de compartir saberes dentro y fuera de diferentes ambientes educativos…….. Gracias por su atención Su acompañante Maestra Olimpia HA