Movimientos Obreros

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República Bolivariana de Venezuela Ministerio del Poder popular para la Educación Universidad Fermín Toro Facultad de Ciencias Económicas y Sociales Escuela de Relaciones Industriales

MOVIMIENTOS OBREROS Alumno: Maikel Rodríguez


Editorial: El movimiento obrero es un movimiento político en el que los trabajadores asalariados se asocian, «temporal o permanentemente, con fines profesionales o también políticos, pero siempre en función de su naturaleza obrera», es decir, de su condición de «persona que vende su fuerza de trabajo a otra, llamada capitalista, que posee los medios de producción y que es también dueña de los bienes producidos Los tejedores ingleses, antiguos artesanos, se organizaron en cofradías o hermandades que tomaban el modelo de los gremios medievales. Estas cofradías agrupaban a los trabajadores que se asociaban para ayudarse mutuamente. Aunque este movimiento no cuestionaba la industrialización, sino que reclamaba mejoras en las condiciones laborales, las primeras manifestaciones del movimiento obrero se plasmaron en el ludismo: la destrucción de máquinas, a las cuales se las responsabilizaba de la pérdida de la capacidad adquisitiva del pequeño artesano. La primera forma organizativa del movimiento obrero recibe el nombre de societarismo, ya que se basó en él la formación de sociedades obreras de dos tipos: las sociedades de ayuda mutua y las sociedades de resistencia, así llamadas porque su finalidad era "resistir" al capitalismo. La reacción del gobierno inglés fue prohibir cualquier tipo de asociación obrera. Parte de la historia del movimiento obrero ha estado marcada por la persecución y la clandestinidad. La Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT) o Primera Internacional, fue la primera gran organización que trató de unir a los trabajadores de los diferentes países. Fundada en Londres en 1864, agrupó inicialmente a los sindicalistas ingleses, anarquistas y socialistas franceses e italianos republicanos. Sus fines eran la organización política del proletariado en Europa y el resto del mundo, así como un foro para examinar problemas en común y proponer líneas de acción. Colaboraron en ella Karl Marx y Friedrich Engels. Las grandes tensiones existentes entre Marx y Mijaíl Bakunin generada en la Comuna de París de 1871 llevaron a la escisión entre marxistas y anarquistas en torno a la cuestión de la toma del poder.


Tendencias del movimiento obrero en Chile: En la década de los veintes, los políticos chilenos discutían la necesidad de que hubiera un código del trabajo para restringir y contener las actividades de los obreros sindicalizados, actividades que entonces crecían y se radicalizaban cada vez más. Cuando el Congreso, en 1924, aprobó una ley del trabajo, los legisladores estaban más preocupados por la intervención de los militares en la política que por el radicalismo de la clase obrera, pero el temor de que el radicalismo cundiera era, sin duda, uno de los motivos de que se promulgara semejante legislación. Este temor no carecía de fundamento. Para 1924 había importantes sectores obreros chilenos encabezados por comunistas o anarco sindicalistas convencidos. Los sociólogos insisten en el importante papel que desempeñan las características y la estructura de los cuadros directivos sindicales para la formación de una tradición política e industrial tenaz, y es necesario examinar esta tradición para comprender la actual composición política y las actividades del movimiento obrero chileno hoy en día.

Hay que destacar que l final del siglo XIX y el principio del XX vieron las grandes masacres de la historia de la clase obrera chilena: la primera huelga general de los obreros del nitrato en Iquique, en julio de 1890, que se extendió a Valparaíso, y fue severamente reprimida por el ejército; la huelga de la marina mercante en Valparaíso a mediados de 1903, que inició la lucha por la jornada de 8 horas y que resultó en la muerte de unos cuarenta obreros; la "semana roja" en Santiago, en octubre de 1905, cuando muchos obreros fueron muertos en actos de protesta contra el alza del costo de la vida; la huelga de los ferrocarrileros en 1906, en Antofagasta; y la represión más infame de todas, cuando entre 1000 y 3000 obreros del nitrato fueron segados por el ejército en un patio de escuela, en Iquique, en 1907, cuando protestaban por las condiciones de trabajo en las minas y por el cese masivo de obreros al iniciarse recesos en la industria. Los cálculos del número de muertos y heridos son, por supuesto, muy inciertos, pero la fórmula parece clara: el empeoramiento de las condiciones produjo protestas masivas que provocaron la represión rápida y brutal por parte del Estado y del ejército. Las causas de las protestas eran semejantes: la intolerancia por parte


de los patrones; el sistema de pagos que implicaba mayores abusos en las tiendas de raya; el prejuicio de las autoridades en favor de los patrones; las pésimas condiciones de trabajo que ponían en peligro la vida de los obreros. Las demandas eran con frecuencia semejantes, y parecen muy modestas cuando se comparan con el nivel corriente en la actualidad: pago en efectivo; libertad de comprar en tiendas que no pertenecieran a la compañía; derecho a reunirse y formar asociaciones; que no se hicieran descuentos ilegales a los salarios; condiciones de trabajo menos peligrosas. La respuesta a corto plazo de los obreros a la opresión y la explotación fue desorganizada y espontánea. Parecían pensar que las concentraciones masivas llamarían la atención a sus exigencias, simplemente impresionando por su número; con estas concentraciones y uno que otro acto de violencia agotaron sus recursos tácticos. Fue por esto que, después de la masacre de 1908, un periódico laboral atacaba a la clase obrera por su estupidez, su falta de metas, y por apoyarse exclusivamente en la violencia. Hubo dos respuestas a largo plazo a estas condiciones de trabajo. Una fue la de fundar y apoyar a varios partidos políticos reformistas y revolucionarios. La otra fue la formación de sindicatos. Hubo tres tipos de sindicato: las sociedades mutualistas, importantes en los sectores artesanales; las "sociedades de resistencia" o "sindicatos para la protección del trabajador", importantes en los medios obreros en que influían los anarquistas; y las hermandades mancomunales., que predominaban entre los mineros del norte y los trabajadores portuarios.

Tendencias del movimiento obrero en Argentina: Con el propósito de integrar económicamente el país e incrementar los niveles de producción para hacer frente a las crecientes demandas de productos primarios por parte de los países europeos, los gobiernos del período 1862 – 1880 debieron hacer frente a una serie de problemáticas tales como: la escasez de mano de obra para dichas actividades; la incorporación de nuevas tierras para la producción; la necesidad de infraestructura para facilitar la circulación de bienes y personas, y la vinculación de las distintas economías regionales; la solicitud de créditos y préstamos externos para financiar las bases del modelo económico implementado, entre otros aspectos.


La composición de la clase trabajadora contenía un amplio número de inmigrantes algunos de ellos habían adquirido experiencia política y habían desempeñado un papel activo en los movimientos obreros de sus países natales esto complementado con las pésimas condiciones de trabajo vigentes en Argentina y la falta de compromiso por parte del Estado para solucionar este aspecto, condujo a que muchos trabajadores buscaran medios para superar esta realidad desatando actos como las huelgas y constantes manifestaciones como medios de protestas, a los cuales el gobierno respondió con represión y violencia directa e indirecta, esta última bajo la forma de un aparato jurídico que garantizaba el “bienestar común”, como por ejemplo, la Ley de Residencia dictada en 1902 que expulsaba del país a todo extranjero considerado “agitador”, la Ley de Defensa social de 1910 o la implantación momentánea del estado de sitio en ciudades como Santa Fe donde los portuarios y trabajadores del ferrocarril se encontraban en huelga en 1904, sin embargo el movimiento obrero más fuerte había surgido ya en Argentina en el decenio de 1880 bajo la influencia de anarquistas y socialistas, pero enfrentamientos entre estas fracciones internas y la grave crisis político- económica de 1890 motivaron el derrumbamiento de muchos sindicatos. Las organizaciones obreras fueron una respuesta colectiva a un problema que involucraba a vastos sectores populares, en 1896 se funda el Partido Socialista que sostenía como estandarte el reformismo parlamentarista y en 1901 surge la Federación Obrera Argentina (F.O.A) quien posteriormente, en 1904 pasa a denominarse Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.A) como un intento de agrupar a todos los gremios existentes bajo la influencia del anarquismo, en 1902 los socialistas y afiliados no anarquistas abandonan la Federación Obrera Argentina y fundan una organización independiente, la Unión General del Trabajo (U.G.T.) por su parte los sindicalistas vinculados a los sectores portuarios y otros grupos claves de la economía de exportación, formaron la Confederación Obrera Regional Argentina (C.O.R.A.) en 1909, quienes en 1914 se fusionan con la Federación Obrera Regional Argentina, organismo que va a ser dominado ampliamente por los sindicalistas.


Rerum Novarum Es la primera encíclica social de la Iglesia católica. Fue promulgada por el papa Leon XIII el viernes 15 de mayo de 1891. Fue una carta abierta dirigida a todos los obispos y catedráticos, que versaba sobre las condiciones de las clases trabajadoras. En ella, el papa dejaba patente su apoyo al derecho laboral de «formar uniones o sindicatos», pero también se reafirmaba en su apoyo al derecho de la propiedad privada. Además discutía sobre las relaciones entre el gobierno, las empresas, los trabajadores y la Iglesia, proponiendo una organización socioeconómica que más tarde se llamaría corporativismo.

Consecuencias: Conjuntamente con el resto de su obra, durante su período como papa (18781903), la encíclica tuvo un efecto profundo en la Iglesia católica, en su jerarquía y en el mundo moderno. En esa época, su apoyo a los sindicatos de trabajadores y un salario justo fueron vistos como radicalmente izquierdistas. Otras declaraciones también parecían ser opuestas al capitalismo. Muchas de las posiciones de Rerum Novarum fueron completadas por encíclicas posteriores, especialmente Quadragesimo Anno (1931) de Pío XI, Mater et Magistra (1961) de Juan XXIII, y Centesimus Annus (1991) de Juan Pablo II. Provocó una reforma en medio de una Iglesia donde varios sectores reclamaban que se abandonaran posiciones políticas afines a los gobiernos y a los sectores dominantes para que la Iglesia se encargara únicamente del oficio religioso ecuménico. Como conclusión puede señalarse que Rerum Novarum diseñó una estrategia que logró contribuir a salvar el período de crisis que enfrentaba la Iglesia y que la reestructuración doctrinal y práctica que provocó, delineó la nueva imagen de la Iglesia católica actual.


Justicia social La encíclica también condenó al capitalismo como causa de la pobreza y degradación de muchos trabajadores, retomando el concepto de John Locke de que la apropiación excesiva era injusta. Recordó a los ricos y patrones que: No deben considerar al obrero como un esclavo; que deben respetar la dignidad de la persona y la nobleza que a esa persona agrega el carácter cristiano.

Sindicalismo Fue un elemento indispensable para el fomento de las mejoras en las condiciones de los obreros, la constitución y fomento de asociaciones obreras católicas (junto a las ya existentes por aquella fecha). Esta encíclica constituye, pues, un importante estímulo para el incipiente catolicismo social. Recomendó a los católicos, si lo deseaban, organizar partidos laboristas propios y uniones de trabajadores bajo principios católicos: Esta solución habrán de darla los obreros cristianos, si, agrupados en asociaciones y valiéndose de consejeros prudentes, vuelven a entrar por el camino que con gran provecho, particular y público, siguieron antiguamente sus antepasados. Se marcan los deberes de los obreros: Poner íntegra y fielmente el trabajo que libre y equitativamente se ha contratado; no perjudicar de modo alguno al capital, ni hacer violencia personal contra sus amos; al tratar de defender sus propios derechos, abstenerse de la fuerza y no armar sediciones, ni asociarse con hombres malvados y pérfidos que falsamente les hagan concebir desmedidas esperanzas.



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