CONCURSO CARTAS DE AMOR IES ALBARIZA 2015
GANADORA PRIMER CICLO Noelia Gonzรกlez Sรกnchez, 1ยบ ESO B
Querido diario... Hoy es 14 de febrero, es San Valentín, 'el día de los enamorados'. Nunca entenderé para qué sirve este día; simplemente le compras una caja de bombones, un ramo de flores o llevas a algún restaurante a tu pareja.
Según
los mayores, este día es para recordar a sus parejas que les quieren pero no creo que sea necesario que haya un día para eso. Si tú quieres a tu novio o novia se lo puedes recordar cualquier día del año.. Aunque también debe ser bonito que te regalen algo... A mí nunca me ha gustado en especial este día. Salvo en infantil, no me han regalado nada, pero tampoco es que me haga falta. Estoy bien así. Hay muchos niños y niñas a mi edad que ya tienen novios, eso tampoco lo entiendo: solo tienen 12 o 13 años. Tienen muchísimo tiempo para esas cosas, pero si a ellos les gusta... Según mis amigas, cuando quieres a alguien te pones nerviosa al verlo (vaya tontería, yo no me pondría nerviosa al ver a alguien, solo me pongo nerviosa cuando tengo exámenes o tengo que hacer algo delante de mucha gente); tienes ganas de hablar con él a todas horas (no sé de dónde sacan el tiempo para hablar con esa persona a todas horas, yo siempre estoy estudiando o en clases de inglés); sientes mariposas en el estómago al pensar en él (si sienten mariposas es simple, que se beban un vaso de agua y las mariposas se ahogan); se te dibuja una sonrisa tonta cuando lo nombran (a mí, la verdad, solo se me dibujan sonrisas tontas cuando saco un diez en un examen o cuando escucho mis canciones favoritas en la radio). En definitiva, tonterías. Según la gente, cuando quieres a alguien no tienes ojos para nadie más (aunque yo creo que si quisiera a alguien tendría ojos para mis famosos favoritos, por ejemplo). También dicen que para ti esa persona lo es todo, que darías lo que fuera por él o por ella y muchas cosas semejantes. Yo nunca he querido a nadie así, como lo describe la gente. A mí simplemente, me ha parecido algún chico guapo o he estado algún tiempo obsesionada con un famoso.
La verdad es que no tengo nada en contra del amor, solo que como aún no me ha llegado (cosa que no me extraña porque tengo 13 años) no lo entiendo muy bien. Mucha gente me dice que soy muy sosa, que debería enamorarme alguna vez, que parezco fría, que seguro que he querido a alguien alguna vez. Y tal vez lleven razón en algo: parezco fría y soy una sosa e incluso debería enamorarme, pero no ahora. He leído muchos libros, muchísimos libros y la mayoría de ellos relacionados con el amor. En todos los libros se conocen, se enamoran, surge algo y después todo se pierde (eso es lo que tienen en común la mayoría). Pero hay una cosa que no varía, el final. En todos los finales de todos los libros de amor que he leído vuelven a estar juntos, son felices y nada les impide estar juntos. Y querido diario... me preguntarás "¿por qué lees estos libros, si supuestamente el amor no te interesa?" Pues bien, te diré que después de leerlos dejó de interesarme todo lo relacionado con el amor. También preguntarás: ¿Por qué, si siempre tienen un final feliz? Precisamente por eso, por los finales felices. No creo que siempre los haya. Puede ser que mucha gente los tenga; puede que la gran mayoría, pero no todos. Y tengo miedo a que yo sea una de las personas que no tienen final feliz. Por eso 'paso del amor' y aún no he querido a nadie. Por eso nunca he sentido nada de lo que han sentido ellas. Puede que algún día lo sienta. Pero ahora, no.
GANADORA SEGUNDO CICLO MARÍA ISABEL MARISCAL VEGA
PERDER EL TIEMPO CONTIGO Estaba pensando sobre la carta que me había encontrado en mi mochila. ¿Quién la había metido ahí? No sabía quién ni cuándo. Llevaba unos minutos que le estaba dando vueltas a la cabeza, así que decidí abrirla. Querida Jimena: Te preguntarás como ha llegado esta carta aquí. Muy fácil: siempre dejas la mochila en el mismo sitio cuando te vas. Hace mucho que no hablamos. Si quisieras escucharme sería más fácil para los dos. Ambos sabemos que no nos vamos a olvidar tan pronto. Los dos hemos sufrido. No te he querido enviar un mensaje porque lo borrarías. Al ser una carta a lo mejor te entra más curiosidad. Bueno ya que no me quisiste escuchar, al menos lee. Me fui, pero no porque quise, ya sabes el trabajo que tiene mi madre. No me dio tiempo a despedirme. Sé que ese tiempo tampoco intenté llamarte, pero para mí también era difícil. Yo también te quería. Pero al fin y al cabo “no éramos nada”, según tu decías. Ambos estábamos enamorados pero nos lo dijimos demasiado tarde. Quizá sí para ti, pero no para mí. Tú ya no estabas enamorada, decías que ya no era el mismo, que no nos divertíamos lo mismo que cuando nos conocimos. Este verano va a ser igual que todos los demás. Va a ser mejor. Te preguntaras por qué… porque va a ser el verano en que te enamore otra vez. El que te va a enamorar. No podía creerme lo que estaba leyendo. Pero lo echaba de menos. Sus chistes malos, su manía de echarse el pelo hacia atrás y su perfecta locura. Entre tanto pensamiento me dormí. Sentí un ruido que me despertó. Era un golpe en la ventana. ¿Qué hora es? ¿Quién será a estas horas? Me asomé y era él. Me di la vuelta cuando empezó a golpear la ventana con más fuerza, le abrí. -
¿Qué quieres? – le dije. Sal – me contestó. No creas que voy a hacerlo porque me lo digas – grité. Venga por favor, ¿no querrás que todos se enteren de que estoy aquí a las seis de mañana, no? – dijo con una sonrisa. Vale. Me cambio y salgo. – le contesté.
Me cambié rápido y salí por la puerta. Él estaba apoyado en un árbol y dirigió su mirada hacia mí. Me cogió de la mano y empezamos a correr. No sabía a donde íbamos pero lo seguí. Cuando paró mire a mi alrededor y se veía toda la ciudad y el sol saliendo. Era precioso, él y la ciudad. Volvió a cogerme de la mano
y me llevó asentarme en una manta en el suelo. Empezó asacar el desayuno de una bolsa. No era un desayuno especial, sino mis galletas favoritas y un zumo. -
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¿Por qué haces todo esto? – dije. ¿Por qué no hacerlo? ¿Por qué dormir si vas a despertar? . Es algo muy simple. Té necesitas dormir y yo te necesito a ti. – reprochó. No lo intentes, no merece la pena, nada volverá a ser como antes, es perder el tiempo. – dije sabiendo que en realidad yo sí quería que fuera como antes. Para mí sí merece la pena. Sé que para ti también. No creo que en estos momentos quieras salir conmigo, pero ¿te molestaría dejarme perder el tiempo contigo un mes? – me respondió.
Por un parte quería irme a mi casa y no volver a salir. Por otra, quería volver con él ya, no esperara un mes. Pero quería que todo volviera a salir mal. Un mes me parecía poco tiempo, pero sabiendo cómo es él con dos semanas le sobraría. -
Vale, pero solo una condición – dije. ¿Cuál? – preguntó. A partir de las doce de la mañana, todos los días que quieras.
Se empezó a reír, él ya sabía que no me gustaba madrugar. Y así pasaron los días, una sorpresa tras otra: 1. Vino a cantarme una canción a mi ventana. Cantar no era lo suyo, pero la canción sí era la nuestra. 2. Me llevó a su casa a cenar, lo había preparado él. 3. Me regaló flores de plástico, ya que así me durarían más. 4. Hizo el intento de escribirme una canción. 5. Cada día me escribía una carta. 6. Sacó su móvil y bailamos en una tienda. 7. Me envió un mensaje a las doce de la noche, y fuimos a ver las estrellas. 8. Me llevó a un concierto. 9. Fuimos a la playa. 10. Nos tiramos en paracaídas. 11. Cocinamos juntos. 12. Fuimos varios días al cine. El mes había pasado. Iba a echar de menos todo esto. Pero no fue así. Nunca lo eché de menos. Porque mes tras mes nos sorprendíamos el uno al otro. Porque hacerlo no nos costaba trabajo, ya que lo hacíamos con amor.
El día que formalmente empecé a ser su novia, él me levantó a las seis de mañana. Me llevó casi a rastras hasta el lugar donde fuimos la primera vez a ver el amanecer. -
Lo haría otra vez – me dijo. ¿El qué? – pregunté. Todo esto, estar contigo, perder el tiempo a tu lado, pero “no merece la pena” – repitió mis palabras de aquel día. Pensaba que no te rendirías, que seguirías así como lo estás haciendo – repuse yo con pena. Y quiero, pero no puedo estar detrás de ti y que tú no me hagas caso – me contestó. ¿Quieres ser mi novio? – le dije - ¿Quieres pasear conmigo? ¿Quieres darme la mano? ¿Quieres invitarme a conciertos? ¿Quieres regalarme flores? Y lo más importante, ¿quieres perder el tiempo conmigo? Porque a mí me encantaría que lo hicieras.
No me respondió, solo me calló con un beso. Los dos nos queremos y perdemos el tiempo juntos desde entonces.