Libro relatos

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Cuentos para el estĂ­o

MNG





Cuentos para el estío Antología

Edición de Manuel Nevado


Título de la edición: Cuentos para el estío

Ilustración:

©Ediciones MNG, S. A., 2016

Depósito legal: M. 4.8.889-2016 ISBN: 54-765-6-657-1231 Printed in Spain Paseo El lector inquieto, nave 7. Albariza (Mengíbar)


Gracias a todos los que habĂŠis hecho realidad este libro.



ÍNDICE Un misterioso don

…………………………….…...… pág. 11

Una bonita realidad

……………………………...…...pág. 15

La familia luchadora

…………………..……...…....... pág. 19

La decisión de los niños

………………..……….....… pág. 23

Los asesinatos de Tokyo

………………………….….. pág. 29

La leyenda de Dragon Fire

………………………….. pág. 35

Vacaciones que cambian la vida Aventuras en la playa S S S S S S S S

…………………..… pág. 47

………………………………... pág. 51


S S S S S S S S S S S S S S S S S




Para Cristina, ya que me ha aguantado y ha tenido que soportar que le leyera el texto todos los miércoles. 

UN MISTERIOSO DON —Levantaos, nos están atacando —les dije muy nervioso, pero ya era tarde. Dispararon con fuerza y atravesaron los cuerpos de mis compañeros de equipo. Cuando me di cuenta estaban cerca de mí y me apuntaban directamente a mi cabeza. En ese momento pensé que todo acabaría y vi cómo una luz negra me llevaba hacia el lugar más oscuro. Cerré los ojos creyendo que terminaría antes. Los abrí de nuevo y todo cambió completamente. Me encontraba en un lugar muy extraño sin ninguna herida de guerra. Vestía con ropa militar, negra, verde, marrón… Allí mi mente se giró y fue cuando empecé a investigar. ***** Primero regresé hasta el lugar donde mis compañeros fueron asesinados. Me sentía tan mal, todos los recuerdos me llegaban a la mente. Miré a mi alrededor pero ya no había nada. Todo estaba tan tranquilo que es así como debería haber estado cuando nosotros llegamos.


Di un largo paseo intentado buscar alguna pista que me resolviera mi misterio. Pistas no había ninguna pero animales minúsculos y vegetación verde muchísima. Estaba tan cansado que me quedé dormido en la sombra de un árbol del campo de batalla. Al despertar ya tampoco estaba en el campo de batalla y el ambiente era muy distinto. Las condiciones habían cambiado. En la habitación donde desperté había camas muy grandes. Paredes lujosas recubiertas de oro, incluían baños con una bañera gigante. Me levanté muy sobresaltado y pensé en todas aquellas hipótesis que el día anterior insinué. ¿Y si todo era un sueño en el que no me había despertado porque no podía? ¿Y si tenía un don que era transportarme a lugares en un momento de tensión? Esta era la que mejor podía coincidir. ***** Para comprobar si mi don podía existir o no, fui a un especialista, se llamaba Joaquín. Era un hombre que aparentaba tener un carácter malo, pero en verdad, cuando lo conocías, era encantador. Vivía en las afueras de la ciudad. Su casa era de color azul, era muy llamativa y destacaba bastante. Pero por dentro las paredes eran blancas y creaban un entorno de paz. —Buenas tardes —le saludé entusiasmado—. Quería encontrar una solución a mi problema. Él me respondió con un saludo bastante corto.


—Vamos a investigar todo tu pasado. Primero debemos saber si algún antepasado tuyo tenía algo que pudiese llevarnos ante la respuesta a tus preguntas. Mi cara se transformó, era como si la noticia llegase retrasada a mi mente y no entendiese nada. ¿Y si nadie lo tenía? ¿Era yo el único? El doctor y yo revisamos uno a uno todos los expedientes de mi familia. Nos quedaban cinco pero estábamos cansados. Por ahora ninguno de los que llevábamos nos desvelaba nada. — ¿Por qué no quedamos mañana y miramos los demás? —dijo Joaquín con su ceño fruncido. Yo sin dudarlo le respondí que sí. Quedamos por la mañana a las 7:30. No podíamos perder tiempo. Para mí era muy temprano, pero era necesario hacer un esfuerzo para levantarme a esas horas. ***** Me levanté y al bajar de la cama tuve la sensación de transportarme, pero en verdad eran cosas que mi cabeza creaba. Cuando llegué al laboratorio, Joaquín me esperaba. Mi cara reflejaba haber pasado una noche mala.


Nos pusimos a leer los otros informes. Para mí los más importantes: mi madre, mi padre, mi abuela y abuelo y mi hermano. Mis padres no tenían ningún don. Mi hermano tampoco. Llegamos a la carpeta donde ponía el nombre de mi abuelo, yo estaba convencido de que tampoco iba a tener suerte. Pero mi madre decía que “la esperanza era lo último que se perdía”. Lo abrí muy despacio y empecé leyendo las primeras líneas. Después eché una mirada y vi la luz blanca. Una palabra “Transporte” me había cambiado la vida y en ese instante el rostro. Pensé que ya todas las respuestas estaban encontradas. Después el doctor me volvió a ayudar y por fin toda la investigación, las noches de angustia, había terminado. Era un don que se heredaba y yo por suerte lo heredé de mi abuelo materno. Me sentí tan orgulloso… Elisa Bruno Torres


A mi madre, por todo lo que me ha ayudado, por los consejos que me da, y los cotilleos que me cuenta.

UNA BONITA REALIDAD Lauren es una chica que tiene 25 años. Ella estudia un grado en Derecho. A ella le faltan 3 años para terminar la carrera. Su carácter es un poco fuerte, aunque ella es muy simpática, divertida y amable. Ella es rubia con el pelo largo, ojos marrones y no es muy alta. Lauren sale con Jacob y ya llevan 3 años. Por ejemplo, a ella le gusta montar a caballo y manejar los ordenadores. Jacob es un chico de 26 años. El estudia un grado de Magisterio y le quedan 2 años. Es tranquilo, aunque a veces como su novia Lauren tiene un carácter un poco fuerte. Él es moreno con el pelo largo y los ojos verdes oliva. De estatura es muy alto y además le gusta jugar a baloncesto. La rutina de la pareja todos los días es siempre salir de la universidad, comer en algún bar o en el apartamento, después ir al parque a hablar y por último estudiar. Ellos estudiaban en Scotland para aprender a desarrollar su trabajo. El tiempo se pasaba hasta que pasaron dos años. Jacob ya terminó la carrera. A él lo mandaron a un colegio privado. A Lauren sólo le falta un año.


Jacob conoció a mucha gente, sobre todo a niñas porque aquel instituto era privado. El caso es que siempre con una niña llamada Ylenia. Cada día se hacía más eterno para Jacob porque poco a poco se fue enamorando de Ylenia. Todas las tardes quedaban. Un día Jacob decidió pedirse el día para ir a New York para explicarle a Lauren que entre ellos no había ningún tipo de relación. Cuando llegó llamó a Lauren y le preguntó que dónde estaba y ella le respondió que estaba en el parque. Cuando vio a Lauren le entró pena porque en el fondo sentía algo por ella. Jacob le explicó todo pero ella no lo entendió y se puso a llorar. Jacob le dijo la verdad, que había encontrado a su futura mujer y ella salió corriendo. Jacob por dentro estaba lleno de furia pero se aguantó. A continuación se dirigió hacia Scotland donde estaba Ylenia. Cuando llegó le dio un abrazo y sólo le dijo estas palabras: “¿ Quieres que nos escapemos?”. Ella no estaba muy convencida porque sus padres le regañarían mucho pero al final le dijo que sí. Al día siguiente se escaparon. Llegó la noche, entonces vieron un casa abandonada por el campo y allí pasaron la noche. Ylenia le dijo a Jacob que tenía miedo y Jacob le dijo que no iba a pasar nada. Al día siguiente se levantaron temprano porque la noche de antes había nevado. Les pilló una tormenta de nieve y la moto se escurría. Los dos por la culpa de la nieve tuvieron un accidente y se cayeron a un barranco. Lauren intentó llamar a Jacob para ver


cómo estaba por que ya habían pasado tres meses desde que había cortado pero no lo cogía. Ella se asustó porque por la tele había visto que había venido una tormenta de nieve. Pasaron dos día y lo llamó de nuevo pero no lo cogía. Entonces llamó a Scotland Yard la mejor policía de Reino Unido, para que hiciera una búsqueda en cuanto antes. A los tres días siguientes aparecieron, él se había roto la pierna y un hombro e Ylenia por desgracia había muerto. De pronto llamaron a una ambulancia y a sus familiares. Poco a poco se fue recuperando y la muerte de Ylenia fue muy dura para él. Lauren le hizo una visita al hospital que por cierto le alegró el día. El médico le dijo a Jacob que dentro de una semana se podía ir a su casa, lo malo es que para siempre iba a estar en silla de ruedas. Lauren siempre estaba apoyándole, pero poco a poco empezaron otra vez a enamorarse y se juntaron. Se casaron y tuvieron tres hijos: uno llamado Callum otro Ruth y otra Ylenia. Y todos fueron felices. Alba Herrera Liébana



Se lo dedico a mi hermano Rubén por todo lo que me ha dado en estos 16 años. TE QUIERO.

UNA FAMILIA LUCHADORA Rubén era un niño luchador que luchaba contra una fuerte enfermedad. Desde que nació en el año 2000, Rubén había sido feliz hasta los 3 años o algo más. En el 2002, tuvo un hermano al que siempre quiso mucho y se llamaba Rafa. Rubén y sus padres estuvieron muy felices al ver cómo la familia iba creciendo. Rubén siempre cuidaba de su hermano mucho, se reían y dormían juntos. Sus padres, Gregorio y Luisa, sabían que a Rubén le pasaba algo ya que no andaba bien, no comía bien, ni hablaba. Rubén tenía una enfermedad muy rara que desconocíamos. Cuando nació Rubén, esta familia vivía en otro pueblo que se llamaba Vados de Torralba. Allí eran muy conocidos y tenían muchos amigos (Juan, Víctor, Jorge, etc.). Todo el mundo les demostraba su cariño. Al conocer la enfermedad, se mudaron a un nuevo pueblo: Mengíbar. Aquí es donde Rafa y Rubén iban al nuevo colegio y donde pasarían muy buenos momentos. Un día, Rafa estaba en la escuela y sus tíos le llamaron diciéndole que su hermano estaba mucho peor y que si quería verlo, porque a lo mejor se ponía peor y se podía ir pronto con Dios. Rafa aceptó ir a ver a su hermano Rubén al hospital. Nada más llegar, Rubén


se rio al ver a Rafa, era la última sonrisa que nos iba a echar. Todos dieron muchos besos a Rafa porque ellos también estaban muy afectados ya que sabían que estando en el hospital Rubén se iba a marchar muy pronto. Varios días más tarde, Rubén se fue y todo el mundo estaba llorándole porque era un niño muy querido por todos. Luisa y su marido recibieron muchas llamadas para darle el pésame. Ella y su familia estaba muy afectados, especialmente su hermano, que lo recordaba en todo momento como, por ejemplo, cuando se iba a estudiar al cuarto que compartían cuando dormían. Rubén era un niño muy luchador y siempre estaba sonriendo. A pesar de su estado, él hacía todo lo que un niño normal dentro de sus límites. Por ejemplo, él iba a la asociación con otros niños como él para hacer ejercicio y ayudarle en su estado. Además, todos los días iba al colegio hasta que cogió otra enfermedad la pasada Navidad: una varicela grave. Esto unido a su enfermedad hizo que se pusiera peor. Rafa siempre miraba en una conocida página de Internet el vídeo de su hermano donde había imágenes desde que había nacido. Rafa miraba este vídeo por las noches y lloraba al ver a su hermano en sus primeros años: cómo comía, andaba, etc. Lo que más le gustaba del vídeo era cuando veía a su hermano Rubén que lo cuidaba y ayudaba. Algunos compañeros del instituto, preguntaron a Rafa que por qué se salió de clase las últimas horas cuando sus tíos fueron a buscarle y éste dijo que era por problemas personales. Su maestro


le preguntó que por qué no había asistido esas horas y Rafa se quedó en silencio. Cuando Rubén se fue, Rafa estuvo muy apoyado por sus amigos y especialmente por Francisco. Francisco le invitaba a jugar y a dormir en su casa para que Rafa estuviera más entretenido y no estuviera tan solo en esos momentos tan duros. Todo el mundo mostró su cariño a Rubén y le hicieron 2 misas, una en Mengíbar y otra en Vados de Torralba. En una de ella, una de sus primas, le leyó una bonita carta que ella le había escrito y hablaba de la vida de Rubén. Rafa lloró mucho al escucharla. Rafa vio un programa de televisión donde salían niños con enfermedades y lo pasó mal recordando a su hermano. Sus padres le dieron una sorpresa cuando trajeron a todos sus amigos del pueblo para animarlo. Con el tiempo, Rafa fue superando lo de Rubén y ya no lloraba tanto pero siempre veía sus fotos y pensaba en él, incluso dormía con el cojín de la foto de su hermano. Rafa tenía algunas dudas y le preguntaba a su madre qué era una persona parapléjica y ella le dijo que era alguien que no podía andar. Rafa y sus padres están muy agradecidos con todas las personas de su alrededor porque les han apoyado mucho en ese difícil momento de despedir a Rubén. Jaime Aranda Martínez



Se lo dedico a mi madre porque siempre me ha apoyado.

LA DECISIÓN DE LOS NIÑOS En un pequeño pueblo vivía María con sus tres hermanos pequeños y sus padres. El pueblo era tan pequeño que solo vivían ellos y seis familias más, María tenía una bonita amistad con uno de los hijos de una familia del pueblo llamado Sebastián al que ella y solo ella llamaba An. Os preguntaréis el porqué lo llamaba así si su nombre no era ese, la razón es que cuando se conocieron eran muy pequeños y, como no sabían hablar bien, él a ella cuando la llamaba le decía Iay, ella a él, An. Desde entonces no se llamaron de otra manera. María y Sebastián, o mejor dicho Ia y An, eran muy pero que muy amigos, tan amigos que hasta se habían vuelto inseparables. Un día, mientras las familias, tanto de María como de Sebastián trabajaban, ellos decidieron dar una vuelta por las afueras del pueblo ya que no lo conocían debido a que sus familias les prohibieron salir de él. María y Sebastián emprendieron el viaje a lo desconocido. —¿An, por qué nuestras familias no quieren que salgamos del pueblo? —pregunto María.


—Ia, no sé si tendrá algo que ver pero un día escuché una conversación de mis padres en donde hablaban de algo relacionado con los vecinos del pueblo colindante, donde comentaban algo sobre unos terrenos, pero Ia, no sé si será por eso —contesto Sebastián. —Pues An, tendremos que investigar, porque no me parece bien que no podamos salir y dejar de disfrutar de estos bonitos paisajes que hay por aquí, campos cubiertos de un manto verde con esos pinos y sus piñas en el suelo y esas ardillas corriendo en busca de la recompensa que le da la naturaleza. María y Sebastián anduvieron por ese bonito paisaje hasta llegar al pueblo vecino, aunque con un poco de miedo, pero con decisión, fueron en busca de personas que les pudieran ayudar a entender el conflicto. Allí encontraron a un niño de su misma edad con el que tuvieron una larga charla. —Hola, mi nombre es Sebastián y mi amiga María, ¿y el tuyo? Y el niño respondió: Yo me llamo Jorge. —Hola Jorge, encantado de conocerte. Nosotros venimos del pueblo vecino y queríamos saber por qué mi pueblo no se lleva bien con el tuyo o eso es lo que pensamos, porque tanto mis padres como los de María nos tienen prohibido salir de él. Por eso hemos decidido investigarlo por nuestra cuenta sin que ellos lo supiese, ya que nos hemos ido sin avisar.


—Pues Sebastián, María, algo tengo escuchado, y mi deseo es el mismo que el vuestro ya que una vez intenté pasar a vuestro pueblo pero me quedé en mitad del camino. No sé si a vosotros os habrá pasado lo mismo porque lo que vi me dejó sin palabras. Y los tres a la vez contestaron: impresionante, bonito y la pena no poder disfrutarlo. Entonces entre los tres empezaron a investigar el porqué del conflicto. Jorge como era del pueblo preguntó a sus vecinos pero ninguno quería responderle a esa pregunta. Era como si fuese una pregunta prohibida porque en vez de contestarla se enfadaban. Jorge, como quería respuestas sí o sí, no dudó en hablar con el alcalde del pueblo llamado Bartolomé Ponce. —Hola Don Bartolomé, soy hijo del granjero Martínez, y vengo acompañado de Sebastián y María, dos vecinos del pueblo de al lado. Veníamos a hacerle unas preguntas que ninguna persona del pueblo a las que hemos preguntado nos han querido responder. —¿Pues dime, Jorge y compañía, en qué os puedo ayudar? —Pues mire usted señor alcalde, queríamos saber el motivo por el cual no tenemos buena relación con el pueblo vecino, por eso Sebastián y María han decidido venir hasta aquí para saber. —Pues mira, Jorge y compañía. Yo no me voy a esconder y si os voy a contar la historia por la cual los pueblos están enfrentados.


Jorge, Sebastián y María al final iban a saber la verdad que buscaban y sus caras reflejaban la alegría de poder saber y poder hacer algo por la situación. —Mirad, esto sucedió cuando yo apenas era un niño, me acuerdo de que mis padres me negaron que fuese al pueblo de al lado porque se habían enterado de qué quería, o mejor dicho, se habían apropiado de todo el lindero que separaba un pueblo del otro, y por esa razón no se pueden ni ver. —Señor alcalde, disculpe mi interrupción, pero nosotros no nos hemos quedado con nada ya que los linderos nosotros tampoco los tenemos. —Cómo puede ser eso, si todos estábamos en que los linderos se los había quedado el pueblo vecino, y por eso se valló todo lo que rodea el pueblo. —Pues señor alcalde, en mi pueblo pasa absolutamente igual. Está todo el pueblo vallado como aquí. —¿Entonces los linderos que hay de ellos…. —Señor alcalde, yo hace un tiempo quise acercarme al pueblo vecino y no lo pude hacer porque me quedé impresionado del paisaje que había. —Señor alcalde, a nosotros nos pasó igual con el único cambio que nosotros sí llegamos hasta aquí.


—Pues no os preocupéis que yo me voy a encargar de que esto se solucione porque ni vosotros ni nosotros nos estamos apropiando de nada. Todo lo contrario, está abandonado aunque por vuestras palabras me imagino que debe de estar todo precioso. —Señor alcalde, no se puede hacer una idea de lo bonito que está el campo. El alcalde mandó llamar a todo el pueblo para que se reuniese en la plaza del Ayuntamiento. Una vez allí el pueblo reunido, el alcalde pronunció unas palabras. —Hola, vecinos de este bonito pueblo, os he llamado a todos para arreglar una situación que no está bien desde hace muchos años, y que a raíz del día de hoy ha cambiado mi forma de pensar porque no es como todos nosotros pensábamos. Se sintió murmurar a la gente. —No, vecinos, dejadme hablar. No murmuréis, estábamos confundidos. Nuestro pueblo está como el pueblo vecino, y os preguntaréis cómo puede ser. Fuimos muy egoístas, queríamos que fuese para nosotros ese bonito bosque o campo o como lo queráis llamar, y pensamos en disputarlo al creer que habíamos perdido. Vallamos nuestro pueblo quitando a nuestros ciudadanos la oportunidad de contemplar lo bonito que teníamos a nuestro alrededor; sin embargo, el pueblo vecino pensó lo mismo e hizo lo mismo: valló su pueblo y detrás de estas vallas hay un bonito bosque, y no es que yo lo haya visto si no tres maravillosos niños que nos han tenido que abrir los ojos. Sí señores, tres niños: Jorge,


de aquí de nuestro pueblo hijo del granjero Martínez, y Sebastián y María, del pueblo vecino. Por eso pido que entre todos destruyamos la valla que rodea el pueblo y yo mismo iré a hablar con los vecinos del pueblo de al lado para contarle todo lo sucedido. Se escucharon muchos aplausos. El alcalde cogió a los niños, tanto a Jorge, Sebastián y María y se los llevó al pueblo de al lado. Una vez allí habló con el alcalde del pueblo, el cual quiso hacer lo mismo que el alcalde del otro pueblo. Una vez que habló el alcalde, decidieron también quitar todas las vallas que rodeaban el pueblo. Una vez hecho, Jorge, Sebastián y María se pusieron de acuerdo para juntar a los dos pueblos en el lugar más bonito que había y el cual había sido la disputa de ellos. Una vez reunidos los dos pueblos, se firmó la paz, y tanto un pueblo como el otro aprendieron que lo más bonito era compartir ya que los males entendidos podrían provocar lo que provocaron ellos. Laura Polaina Moruno


Le dedico este texto a mi querida madre que es mi más preciada musa.

LOS ASESINATOS DE TOKYO Hace ya un año que ellas se fueron. Todo esto ocurrió el seis de diciembre de 1989, durante las vacaciones de navidad, a las afueras de Tokyo. Era de noche y nevaba levemente. Mientras iba hacia casa de Yukii, vi a Hinami (una compañera de clase que no tenía muchos amigos) en el parque donde jugábamos de pequeños. Se encontraba sentada en un banco, cerca de un árbol lleno de escarcha. Me acerqué torpemente debido a la nieve acumulada en el suelo que había caído de días anteriores. Hinami me miró un momento en silencio con unos ojos sumidos en el vacío. La saludé con la mano, pero ella fijó sus ojos en los solitarios columpios, que se movían ligeramente debido a la fresca brisa que llegaba. Quité la escasa cantidad de nieve del banco y me senté junto a mi callada compañera. Tuvimos una charla de pocos minutos en aquel nostálgico parque. – ¿Qué haces aquí a estas horas? –pregunté mientras quitaba los guantes de mis cálidas manos–. Ya está empezando a anochecer. – Solo veo cómo caen los pequeños copos de nieve –respondió ella mirando al cielo.


– Me tengo que ir, Hinami, ¿quieres que vayamos juntos a casa? –me aventuré a decir un poco sonrojado. – No gracias, estoy bien aquí. Además, a tu casa no se va por el mismo camino que a la mía –rechazó ella la invitación con educación. Salí de aquel parque y nos despedimos en la distancia. Me dirigí a casa de Yukiteru y estuve con él hasta las doce de la noche. ¡Había estado ya dos horas con él! ¡Era demasiado tarde! Mi madre iba a estar muy enfadada, ¡demasiado! Corrí tanto como pude hasta llegar a mi casa. Entré a toda prisa y di un grito pidiendo perdón, pero no pude ver a mi madre. Supuse que estaría en el trabajo todavía y suspiré aliviado. Al entrar en la cocina vi a mi madre, Saeko, tirada en el suelo debajo de un gran charco de sangre. Le di la vuelta al cadáver y observé un cuchillo clavado en el vientre. Busqué alguna prueba del asesinato y solo pude ver que la ventana estaba abierta. Llamé corriendo a la ambulancia entre llantos, mientras abrazaba a mi madre que yacía muerta en el frío suelo de la casa. La policía no era capaz de descubrir la identidad del asesino, pero siguieron con el caso, ya que mi madre era muy amiga del agente superior de la comisaría. Después de eso estuve más de un mes entero encerrado en mi casa. Tenía comida suficiente. Mis amigos venían todos los días y se quedaban esperando a que abriese la puerta. Tras pasar todo enero abrí las puertas de mi casa a Yukii y Shinoa. Los dos insistieron en que tenía que salir e ir a otros sitios. Tenía que


olvidar lo que había pasado. Me puse otra ropa y fuimos a un bar donde todos mis amigos y yo solíamos juntarnos. El bar se llamaba Anteiku. Cuando llevábamos aproximadamente una hora en Anteiku, una persona (no pude identificar si era hombre o mujer), un tanto extraña, se levantó para salir del bar. Llevaba una gabardina negra y un sombrero que dejaba ver solo sus ojos. Los pude ver bien cuando pasó cerca de mí. Eran azules muy oscuros, casi negros y transmitían una sensación de frialdad. Los dos nos miramos como si sospechásemos algo. Shinoa me llamó la atención y dejé marchar a aquella extraña persona. Nosotros nos quedamos hasta la una de la mañana. A la semana siguiente de quedar en el bar, culparon a Yukii de matar a mi madre. Eso era imposible para mí y para todos mis demás amigos. El policía me dijo que habían encontrado bajo su cama el arma con el que la había matado. En el juicio, él se declaró inocente y lo repetía una y otra vez. Yo le creía, pero lo que tu creas no importa, solo importa lo que puedes ver. Finalmente lo condenaron a diez años de cárcel. Tras las vacaciones de navidad, me había mudado a otra casa más cercana a la universidad. El primer día después de las vacaciones, Hinami y yo fuimos juntos a casa, ya que ahora el camino era casi el mismo. Pasó un año en el que Hinami y yo nos hicimos pareja. Los dos éramos muy felices y decidimos vivir juntos. Mis amigos no estaban muy de acuerdo con esa decisión pero la terminaron aceptando. Un fin de semana Shinoa y yo nos encontramos en el


supermercado y la invité a casa. Hinami no estaba allí porque había ido a casa de su amiga para coger la rebeca que olvidó. Nosotros dos estuvimos un rato hablando hasta que llegó mi novia. Cenamos y charlamos un buen rato los tres juntos. Dos semanas después encontraron a Shinoa muerta en su bañera. En la autopsia ponía que había muerto por una sobredosis de calmantes. Se suponía que había sido un suicidio, pero no tenía motivos para hacerlo. Iba a casarse y estaba muy feliz por ello. Cuando al fin pudimos “olvidar” todos estos hechos, encontré un diario de Hinami mientras limpiaba el trastero. En él ponía las siguientes cosas: “Ahora mi vida está completa, me siento muy feliz. Desde que me libré de la madre de Itou y de esa maldita amiga suya”. “Mi plan salió perfecto; hasta me encargué de ese tal Yukii”. “Ahora Itou es solo mío. Nadie podrá separarnos nunca”. En ese momento sentí que mi corazón se rompía en mil pedazos. ¿Cómo podía la persona que más quería haber hecho algo así? No me entraba en la cabeza. Cogí el teléfono para llamar a la policía, mi sorpresa fue cuando me giré y vi a Hinami mirándome con los ojos de la persona que vi en el Anteiku. Me clavó un cuchillo en el vientre gritando que nadie nos separaría jamás. Caí al suelo y quedé semiinconsciente, pero pude ver cómo entraba la policía y se la llevaban arrestada. Más tarde, la ambulancia me atendió y me llevaron al hospital.


A ella la condenaron a cadena perpetua y Yukii salió de la cárcel. Ahora estoy casado y tengo dos hermosas hijas. Lucía Lérida Nolasco



A mi familia y amigos.

LA LEYENDA DE DRAGON FIRE Estaba un día Charlie sacando una pizza del horno. Charlie era el chef y dueño del restaurante que tenía en Florencia, Italia. Era algo regordete aunque fuerte, tenía el pelo de color negro pero lo solía tener tapado con un pañuelo de color rojo dentro de la cocina. Era alto y de espalda ancha. Solía enfadarse constantemente y si alguien intentaba irse sin pagar o robar acababa muy mal.  Tony, la pizza vegetal de la mesa 4 esta lista dijo Charlie. Tony era el camarero jefe del restaurante y el socio de Charlie. Normalmente si falta gente también se mete en la cocina. También era algo regordete pero menos que Charlie, tenía el pelo castaño y era tan alto como fuerte. Le gustaba hacer bromas y era el mejor amigo de Charlie. Marchando dijo Tony cogiendo la pizza. Ya terminado el jornal de ese día, Charlie decidió quedarse con Tony para tomarse unos vinitos y hablar; Tony aceptó y cogió un vino de la Provenza. Tony, he estado pensando dijo Charlie. Ya decía yo que olía a humo dijo Tony con una risita.


Ja, ja, ja, ¿me quieres escuchar ya?  Vale, perdona, era una broma.  ¿Qué te parece si nos fuésemos de vacaciones Selena, tú y yo? Selena era la mujer de Charlie. No es mala idea pero… ¿a dónde?  A Manhattan, a nuestra tierra. ¿Y quién se ocupa del restaurante?  Óscar y Francesca, están lo bastante cualificados para dirigirlo sin problema alguno en esta época.  Vale, ¿nos vamos este domingo? Es una fantástica idea. ¿Qué te parece si llamo a Víctor para que nos recoja? Víctor era un amigo que conocieron en el instituto; él trabaja ahora como piloto de la policía, sobre todo lleva el helicóptero. Bien, pero si trae a JR, JA y JP. JR es Jhon Richardson y es uno de los grandes youtubers que había en ese momento. En sus ratos libres ha realizado grandes animes como por ejemplo One piece, Bleach, Fairy Tail, High School DxD; entre otros cuantos.


JA es Jhon Albertoson y trabaja con Víctor en la policía en la sección noreste de Manhattan y es especializado en ciberterrorismo y hackeos internacionales, como arma lleva una Magnum 44. Y JP es Jhon Peterson y trabaja en ingeniería aeronáutica espacial y es el hermano mayor de Víctor y alguna vez que otra le crea juguetitos como drones para sus sobrinos. Antes de irse Charlie se compró un anillo en una joyería china y misteriosa, en el escaparate vio unos anillos con forma de dragón y una piedra preciosa de color rojo en los ojos del dragón. Al verlo lo atrajo misteriosamente y se vio impulsado a comprarlo pero él no sabía que esos anillos aguardaban un poder inimaginable. Al llegar a Manhattan encuentran a Víctor, Jonh Peterson, Jonh Albertoson y John Richardson dentro del helicóptero policial con tres asientos libres. Fueron a la casa de campo de Víctor y celebraron una fiesta de bienvenida. Durante la fiesta bebieron, comieron, jugaron a las cartas y se contaron todo lo que habían vivido durante tantos años sin verse, mientras las esposas de los cinco hablaban e ideaban una estratagema para presentar a Michelle a Tony. En la misma noche Charlie se acordó de los anillos que había comprado, y los llevó para regalárselos a sus amigos. ¡Queridos amigos, en esta noche tan especial quiero daros un pequeño detalle!


Saco los cincos anillos metidos en una caja estilo de la antigua China. ¡WOOOW! exclamaron todos a la vez. No tenias por qué Charlie. Charlie se quedó con el anillo del dragón de los ojos rojos, el que vio y le llamó la atención, a John Peterson le da uno con los ojos de perla, a John Richardson se lo da con los ojos zafiro, a John Albertoson uno con los ojos de color marrón y a Tony uno con los ojos negros. En ese momento hubo un estallido de luz, los anillos tomaron vida y se aferraron al dedo índice de cada uno tomando su sangre como tributo. En ese momento se quedaron asombrados; Charlie para relajarse ese quemazón fue al baño a mojarse las manos y al sacarlas del agua se secó las manos sacudiéndolas y vio saltar chispas, gritó de manera alocada y sus amigos fueron corriendo a ver qué ocurría y todos los amigos vieron cómo saco una llama de la mano. ¡QUÉ NARICES! Esto no es ni medio normal dijo Charlie. Esto solo iba a ser el principio de unas grandes aventuras con sus amigos. César Colomer Arellano



Se lo dedico al amigo que hice las vacaciones pasadas en la playa.

VACACIONES QUE CAMBIAN LA VIDA Al día siguiente del cumpleaños de mi madre, estuvimos de vacaciones en aquella magnífica playa de Torrox. Estas vacaciones han sido lo mejor de mi vida: han pasado cosas que no esperaba que me pasaran, he conocido a demasiada gente, no esperaba conocer a un niño que nunca pensaba encontrarme, demasiado perfecto para ser cierto… Era moreno, alto, ojos verdes, pelo castaño, y demasiado pijo. Al verlo, sin conocerme de nada, se acercó a mí y me dio dos besos y se presentó, no esperaba que se llamara de esa forma, se llamaba como mi hermano, Iván. Mamá me llamaba, me tenía que ir, era ya tarde. Le pregunté si mañana iría de nuevo, y me dijo que sí. De inmediato salí corriendo en busca de mi familia que ya había desalojado la playa. Llegué al hotel, cogí mi teléfono, miré mis mensajes, y no había nada más sorprendente que ver que encontrar que Iván me había agregado a Facebook. ¿Cómo hizo para buscarme? Si yo ni si quiera le había comentado mi nombre. Llegó mi hermano, y me dijo: “¿Has visto al nuevo amigo que he hecho? Se llama Iván, me ha dicho que eras muy guapa”. Ahí me di cuenta de que él habría preguntado a mi hermano por mí. Al día siguiente, temprano por la mañana, fuimos toda la familia a la playa. Salí con mi hermano del hotel. De repente mi hermano cogió el teléfono porque estaban llamándole. Al colgar, dijo que nos esperásemos cinco minutos. De pronto yo estaba de espaldas, me taparon los ojos, quitaron las manos, me di media vuelta y no


esperaba encontrármelo de nuevo, era Iván. Mi hermano dijo que era su nuevo amigo ( y el mío esperaba que también lo fuese, ese niño me tenía loca). Después de ese encuentro, se vino con nosotros a la playa. Cuando estábamos ya en la playa comiendo, decidimos Iván, mi hermano, mi hermana, y mi prima, meternos en la playa. Estábamos jugando a la pelota, de pronto se me acerca alguien por detrás abrazándome y era mi hermano, pensaba o más que todo deseaba, que fuese Iván. Me decepcioné bastante, él ya no se acercaba tanto a mí, no paraba de juguetear con mi prima, y mi prima con él. Decidí salir del agua, e irme a la toalla. Al rato me llama Iván diciéndome que me fuera a jugar con ellos, no tenía ganas, me sentía enfadada con él. Creo que lo notó, porque de inmediato salió él también del agua y vino a charlar conmigo. Me preguntó que si estaba molesta con él, le dije que no, porque mi enfado era algo de lo que el no tenía culpa. ¿Me estaba enamorando de Iván? Yo diría que sí, era un chico muy guapo y nunca me habían hecho caso. Estábamos hablando, y llegó mi tito Luis, el padre de mi prima, el ‘graciosín’ de la familia, y no se le ocurrió nada más prudente que decir, nada más que si Iván era mi nuevo novio. Los dos nos pusimos como un tomate de rojos, y estábamos muertos de vergüenza, no esperaba que Iván contestara a eso, y menos con esa respuesta: “ No, pero ya mismo sí”. Yo me puse más roja aún, no sabía qué decir, me temblaba la voz, no sabía si él me quería, si se estaba riendo de mí, o, si por el contrario, le estaba pasando igual que a mí. Llegó la noche, mi última noche de vacaciones, al día siguiente me iba de nuevo para mi pueblo, nada más pensarlo me puse muy mal.


Estaba cenando en el Burger King con Iván y todos los que habíamos estado en la playa, nos fuimos Iván y yo solos al paseo marítimo, le comenté que al día siguiente me iba. Bendita reacción, pues empezó a llorar, me dijo que me estaba empezando a querer muchísimo en tan poco tiempo, que en todas las vacaciones había estado pendiente de mí pero no era capaz de acercarse, y ahora que lo había hecho, me tenía que ir. Me despedí y me fui. Llegó el día siguiente, y él estaba esperándome en la puerta del hotel. Se despidió, me dio un abrazo, y me dijo que no perderíamos la relación, y que todos los años nos volveríamos a vernos. Y a día de hoy, 21 de julio, estoy en el trayecto de llegar a la playa, tan solo a una hora para vernos. Rocío Fernández Pérez


Dedicado a mi hermano por nuestros recuerdos vividos.

AVENTURAS EN LA PLAYA Una familia se va de vacaciones en verano a la playa, se van tres personas: el padre, la madre y un niño pequeño. Vivían en un pueblo de Madrid: Pinto. Se habían ido de vacaciones al Caribe. El niño va vestido con una camiseta naranja, los pantalones verdes y las gafas azules. El padre lleva gorra naranja, camiseta blanca y pantalones negros. La madre lleva la camiseta y los pantalones rosas y las zapatillas naranjas. Cuando dejaron las maletas en el apartamento se fueron a la playa, se pusieron a jugar con el niño en el agua. Pasado un tiempo, los padres salieron y el niño se quedó dentro del agua. Cuando los padres se dieron cuenta el niño se estaba ahogando. Más tarde el niño consiguió salir con la ayuda de sus padres. Cuando salió estaba un poco asfixiado porque había tragado un poco de agua. Los padres se preocuparon mucho al ver que su hijo no hacía nada más que toser, y, cuando llamaron a los médico del hospital de al lado del campamento y le golpearon al pequeño, el niño echó mucha agua por la boca. Cuando pasó un rato, el niño le preguntó a los padres qué era lo que le había pasado, y los padres le dijeron que lo que le había pasado era que había estado apunto de ahogarse. Pasado un rato, el niño ya estaba bien. Hablaba y jugaba con los padres.


La madre muy preocupada le dijo que si se sentía mejor. El niño dijo que sí se sentía mejor y se fueron a comer. Llegaron al restaurante y comieron, luego se fueron a la playa. El niño se puso a jugar con la arena mientras que los padres tomaban el sol. Cuando la madre estaba dormida y el padre apunto, el niño se encontró una botella y un trozo de pan. ¿Papá, mamá, con esta botella si meto dentro el trozo de pan puedo pescar peces? No, le respondió la mamá con cara de asombro. El niño cogió la botella y la metió en el agua. Pasado un rato cayó un pez dentro de la botella. Cuando el niño lo vio se fue corriendo a su mamá a decírselo ilusionado. La madre cuando vio el pez le preguntó al niño qué iba hacer ahora con el pez. El niño dijo que se lo quería llevar al apartamento y luego a su casa para enseñárselo a sus amigos. La madre respondió que eso no se podía porque el pez era de agua salada y el agua que había en el grifo era agua dulce. El niño ilusionado dijo que no pasaría nada porque echándole sal al agua de grifo se volvería agua salada. La madre respondió que no era lo mismo y que el pez se podría morir así que si se lo quería enseñar a sus amigos tendría que echarle una foto con la botella y el pez dentro. El niño, muy enfadado y con cara de pena porque no se podía llevar el pez, hizo caso a la madre y se echó la foto. El niño un poco más tarde, se acercó a otro niño que había allí en otro apartamento. Era de su misma edad, unos siete años aproximadamente. Los dos niños se conocieron, Manuel y Alejandro. Se fueron a jugar a la plaza que había enfrente de los


apartamentos. Se tiraron largo tiempo y los críos se hicieron muy amigos, cuando se dieron cuenta ya era de noche y cada uno, llamado por las voces de sus padres, se fue a su apartamento. Manuel, cuando llegó a su casa, lo único que hizo fue ducharse, cenar y dormir porque estaba muy cansado de haber jugado con Alejandro. Al día siguiente, cuando se levantó Manuel, lo primero que le dijo a su madre fue que le preparase una botella con un trozo de pan para enseñarle a su amigo Alejandro cómo pescar peces con la botella. La madre le respondió que primero tenía que desayunar y que después le prepararía la botella y el cacho de pan. Cuando el niño desayunó se fue corriendo con la botella al apartamento de su amigo, cuando lo vio Alejandro se fueron juntos a la playa a pescar. Cuando Alejandro puso la botella y vio que a las dos horas habían caído dos peces se puso muy contento, y se echó una foto con Manuel para enseñársela a sus amigos de su pueblo. Pasó largo tiempo jugando en la playa con la arena y el agua. El día anocheció y se había divertido mucho, ya que estuvieron jugando juntos durante cuatro días. Cuando tocó despedirse los niños quedaron muy tristes, aunque se dieron su número de móvil para mantener el contacto. Juan Robles García


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