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Entrevista a Florencia Castagnani por Marcelo Vieguer

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Los que escriben

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Entrevista a

Florencia Castagnani

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por Marcelo Vieguer

Florencia Castagnani es una de las directoras más relevantes del quehacer audiovisual contemporáneo, tanto en ficciones como en documentales. Egresada de la EPCTV, y con una enorme sensibilidad que traduce en cada una de sus realizaciones, Castagnani lleva adelante sus producciones de manera meticulosa e incesante. De la misma manera encara su labor docente, actualmente en Venado Tuerto en la flamante Escuela Provincial de Arte Nº 3 (EPA). Luego de su trabajo en una serie de documentales, vuelve con un largometraje que se encuentra en etapa de desarrollo: “La faena”, que esperamos visualizar prontamente. Cada uno de sus trabajos nos muestra una faceta distinta que revela una percepción delicada del mundo. Cuando se asoma al exterior a través de la cámara, es menos su intuición que su sensibilidad, la que hace emerger un sentido pleno de la imagen. Así también con la edición y la sutura de planos. Y así también resultan sus producciones, bordeadas por su mirada que hacen fluir las imágenes con una libertad inobjetable. En este primer número de Travelling, nada mejor que conversar con esta destacada directora.

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¿Cómo fueron tus primeros años de estudio en la EPCTV?

En quinto año de la secundaria no tenía una decisión firme de qué hacer, como que me inclinaba por alguna carrera humanística, así que cuando empecé la Escuela de Cine, ese mismo año empecé Antropología y Fotografía. De la primera hice medio año, de Fotografía llegué a hacer un año, pero también la dejé. Pero en la Escuela de Cine me fui dando con el correr del tiempo, y sobre todo cuando hice el trabajo de tesis que fue La mínima distancia, ahí fue que me di cuenta que era eso lo que quería hacer, que estaba poniendo cosas de mí, ahí me di cuenta que quería seguir y dedicarme al cine. Esos primeros años en la escuela era como una estudiante

que iba haciendo la carrera pero que no tenía el convencimiento que recién tuve más a finales de cursado.

¿Te acordás qué películas, y qué directores te gustaban en aquella época?

En esa época me gustaba todo, pero a medida que fue pasando el tiempo empecé a ver cosas que no había visto, me acerqué a una persona muy importante que fue Emilio Toibero, que con él vi y aprendí cosas que no había aprendido en la escuela, también la escuela con las deficiencias y las limitaciones también me abrió la

cabeza, pero no, al comienzo cuando empecé veía películas que me gustaban, y que ahora no me gustarían. Me acuerdo en ese momento había visto

Cinema Paradiso, una película que en ese momento me había gustado mucho, y después ya la empecé a ver con otros ojos y ya no me gustó más.

¿Por qué te dejó de gustar?

Porque es una película demasiado sensiblera. Hablar de aquellos años de la escuela me resulta difícil porque no sé muy bien, no sé todavía, supongo que fue por juventud, y porque con el grupo la pasamos muy bien en la escuela, porque nos divertíamos con los compañeros, era muy divertido ir a la escuela, la pasábamos bien. El grupo era divino pero después como que se fue dispersando, pero sí recuerdo de divertirnos mucho y pasarla muy bien. Pensando retroactivamente creo que ese fue el motivo por el cual seguí la

carrera.

¿Cómo surgió la idea de tu primer trabajo, el trabajo de tesis: La

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mínima distancia? ¿Lo escribiste sola al guión?

Al guion lo escribí junto con un compañero que se llamaba Oscar Montaña, que él dejó después la escuela de cine, empezamos juntos trabajando y después terminé dirigiéndola yo, porque él poco a poco se fue abriendo, pero lo escribimos juntos. No me acuerdo cómo empezó todo, no me acuerdo cómo surgió la idea inicial, pero sí que la idea era la de alguien atrapado en un lugar, con pocas posibilidades de hacer algo, en un contexto con gente que sabe que está ahí, que lo percibe, que lo ve, que no lo ayuda, esa fue la idea principal, y recuerdo que cuando surgió el título La mínima distancia, ahí como que lo entendí mucho más, como que entendí de qué se trataba. Fue hermoso hacerlo y fue como un aprendizaje total. Y darme cuenta de cómo era encarar un

proyecto, porque lo anterior eran trabajos prácticos, pero esto fue aprendizaje total, cómo preparar un proyecto, las dificultades de llevarlo a cabo, el equipo, no sabíamos nada, era como todo por primera vez.

¿Ese corto obtuvo un premio importante, no?

Sí, obtuvo una Mención Especial en la Competencia Oficial Cine en el IV

Festival Internacional de Escuelas de

Cine organizado por la Universidad del Cine, en Buenos Aires, en Julio 2000; el Premio de Mejor video rosarino en el VII Festival Latinoamericano de Video

de Rosario, en Septiembre de 2000, y una Mención Especial del Jurado en el 18º Concurso Nacional de Video

Independiente, en Cipolletti, en Octubre 2000. Además fue invitado a

numerosos festivales de Argentina y del exterior.

¿Eso te decidió un poco a pensar una trilogía?

La trilogía no estaba pensada de antemano, porque al terminar ese corto, me vino una idea para un nuevo cortometraje que se fue alargando y devino en mediometraje que fue La íntima distancia. La mínima distancia

me sirvió porque ese trabajo me permitió pensar los dos siguientes, como con la misma idea, fui desarrollando ideas a partir de ese corto, fue importante por eso, porque me permitió pensar cosas a partir de ese cortometraje primigenio.

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¿Cuántos años pasaron entre el primer corto y el tercero que fue un largo, de la trilogía?

Un montón, como diez años más o

menos.

Bastante...

Sí, pero pensá un poco que la situación era completamente distinta. Si bien fueron muchos años, la actividad audiovisual en Rosario era muy distinta a la de ahora, para los que terminaban la escuela de cine la situación no era la de

ahora, con muchísimas más posibilidades. Había muy pocas producciones... Era otra situación completamente diferente...

Cuando pensas en la trilogía, ¿qué es lo que une a esas tres películas?

Creo que una idea de vínculo entre los seres humanos. Y que esas distancias que pueden ser mínimas, que pueden ser íntimas, que pueden ser infinitas, dan una idea de eso, de los vínculos entre los seres humanos, el cómo se construyen las relaciones entre los seres humanos, esos juegos de palabras dicen mucho de los trabajos en vincularse, que esa mínima distancia en el primer corto era mínima, pero era imposible de franquear para estos personajes, estar muy cerca físicamente no significa que ver a alguien, ver sus necesidades, haga que uno haga algo por esa otra persona; después la íntima es una distancia casi

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invisible, que una persona la puede percibir pero para la otra persona eso es nada, como ocurre con los personajes, donde todo es como una ilusión de ella, o todas las vidas para acercarse a él, pero él como que no percibía nada, era como muy íntimo, casi invisible; y después la infinita es como que las partes de una pareja pueden estar muy lejos, así que con esa idea de cómo se relacionan las personas que en realidad tiene que ver con la imposibilidad que tienen las personas de acercarse a otros.

¿En ese momento tenías alguna película o un referente para pensar lo que estabas haciendo?

Me cuesta encontrar referencias que pueda nombrar. Una película que me gustó mucho cuando hice La infinita distancia fue Viaje en Italia, de Roberto Rossellini. Aún así, no había referencias concretas, directas, muy relacionables, pero supongo que un poco de todo, del cine que veía aquellos años, pero también de la vida, de la experiencia, pero no podría relacionar con film o director alguno en particular en cualquiera de las películas de la trilogía.

¿Y después de la trilogía?

Fueron años de trabajar en trabajos por encargo, pero que eran trabajos súper lindos, como los que hice para el Ministerio de Cultura, hubo algunos ciclos en los que participé haciendo cámara -que es algo que me encanta. Lo que pasó después de la escuela de cine fue que agarré más la cámara, en la escuela era como que no me relacionaba mucho con los equipos, y cuando terminé la escuela de cine, un cambio importante fue tener una cámara, con lo que podía hacer, con la mirada... Esos trabajos posteriores a la trilogía fueron muy motivadores para mí, en algunos hice cámara, en otros participé como realizadora, partiendo de cero en proyectos que por lo general venían con una temática pero que había que desarrollarlos desde cero y eso me permitió poner cosas de mí.

Cuando te referís en tu participación como directora, ¿te referís a “Un aire a vos” del año 2014?

Sí, esos micros fueron un trabajo de micro documentales de unos 12 a 15

minutos aproximadamente, que tratan de chicos apropiados en la dictadura, pero casos santafesinos, y ese fue un trabajo re lindo... Ese proyecto lo sigo viendo y me encanta, lo sigo viendo y lo quiero, lo sigo viendo y me parece súper importante, ese fue un proyecto hermoso... 100

Decías que lo volvías a ver y te ponía feliz... ¿De qué proyecto anterior no te pasa lo mismo?

Es que enseguida que termino un proyecto ya me parece, no sé, los disfruto un montón a cada proyecto y estoy convencida mientras los hago, pero una vez que los termino y ha pasado un tiempo es como que ya me cuesta verlos, es como que estoy en otra cosa, al verlos pienso que los haría completamente distintos, no es que no esté feliz con las cosas que he hecho, pero me cuesta ver mis cosas, siempre soy como un poco crítica con las cosas que voy haciendo, así que volver atrás, o pensar lo que hice, para mí quedan en el pasado, y después no quiero volver a mirarlas, no que me avergüenza, pero como que pasé a otra cosa y ya está. Como que me cuesta hasta pensarlos demasiado, pero con estos micros de Un aire a vos es distinto, me gusta verlos, y me parece que están buenos…

¿Hay en este trabajo algo muy emotivo, no?

Sí, profundamente emotivos... Aunque no apelan al golpe bajo, ni nada de eso, ya que es como una temática que muy fácilmente puede llegar a eso, pero es como que va por otro lado, es muy emotivo pero por otros lugares. Para mí lo es, y para la gente me parece que también, para los que participaron, y por 101

lo que sabemos de gente que los ha visto sí, me parece que sí.

Luego de esa experiencia vinieron los ocho capítulos de La vida de las fábricas... ¿No extrañabas la ficción?

No. Estos trabajos fueron surgiendo desde distintos lugares, de distintas necesidades, y es como que depende de las necesidades de abordar cada

realización, algunas necesitan de la ficción, y otras del documental. Tampoco tenía muchas realizaciones en ficción para extrañarlas, así que no, fueron las necesidades de cada

proyecto, de lo que te pide y lo que querés hacer en cada proyecto.

¿Y cuál fue el interés para hacer La vida de las fábricas?

Me haces ir tan atrás, ya ni recuerdo cómo surgió esa idea...

¿Qué fue lo que te sedujo para hacerlo, en apariencia un mundo lejano de vos?

No necesariamente para hacer algo uno debe conocerlo plenamente, ese puede ser un camino; el otro camino el contrario, puede ser no saber exactamente algo, un querer acercarse a algo que no sabes todo, el cine puede ser también un camino de conocimiento

hacia algo. Había hecho videos institucionales y estuve trabajando en algunas fábricas como camarógrafa, así que visitamos muchas fábricas, y un poco surgió de ahí la idea, me empezaron a gustar esos lugares de trabajo, como lugares en sí, empecé a pensar en los trabajadores en esos ámbitos, y a pesar que yo iba a esos lugares más como desde videos institucionales, empecé a pensar que eran lugares desde donde se podían abordar muchas más cosas, y un poco así fue el comienzo, y esas ideas: ¿Qué pasa en estos lugares cerrados, de trabajo? ¿Qué pasa con las relaciones humanas allí dentro, entre los compañeros? ¿Qué pasa en las relaciones entre los trabajadores que producen? ¿Qué pasa con el tiempo que uno dedica al trabajo? ¿Cómo es trabajar nueve horas haciendo la misma pieza todos los días? Y un poco también cómo eso está cambiando, esas fábricas no digo obsoletas, pero sí antiguas... esas ideas me hicieron querer abordar el proyecto.

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¿Hubo alguno de los capítulos en particular que te haya gustado más?

Mi corazoncito está en dos trabajos, porque son dos cooperativas, la Cooperativa de Trabajo algodonera Santa Fe, de Reconquista, y la Cooperativa de Trabajo Fabricaciones Rosario. Pero además de ser

cooperativas, me conmueve ver cómo se dan las relaciones, cómo tratan de resolver los problemas solos, cómo hacen para manejar esos lugares. Me gustan todos, pero esos dos son los que más me gustan.

Particularmente me gustó mucho el de la Cristalería San Carlos...

Sí, sí, yo no volví a ninguna, pero como nosotros mantenemos contacto con

gente de la fábrica, ahora esa fábrica es otra. El paso del gobierno de Macri liquidó esa fábrica... Te acordás con el tema del gas, de los impuestos, bueno, el desencadenante fue que echaron a la mitad de la gente, la fábrica se achicó, los hornos se modernizaron, esa fábrica ya es otra. De hecho uno de los personajes que aparece allí, unos de los más viejos, el que hacía cosas más artesanales, a esa persona después de unas vacaciones le dijeron “No vuelvas más”. Al poco tiempo que terminamos de grabar los trabajos, todas las fábricas estaban en una situación completamente distinta. Algunas estaban al borde del cierre, otras despidieron a la mitad de la gente, Mefro Wheels que nunca se pudo recomponer, de otras se iba la gente porque cobraban una miseria y no les alcanzaba, la situación se fue agravando

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mucho, y las noticias que teníamos eran siempre nefastas.

¿Cuándo se grabaron?

2015, o 2016...

¿Y después de eso vino el trabajo de la escuela bilingüe: Nonot Llalcaipí?

Ese fue un trabajo hermoso, un desarrollo de proyecto y de grabación hermosos, porque hubo que buscar todo, hubo que armar todo, ahí teníamos un tema macro que era la interculturalidad. Ya se habían trabajado otras producciones con ese tema, así que hubo que salir al encuentro del tema, porque este concepto de interculturalidad pudo haber devenido completamente en otra cosa, hubo que ir de cero, no fue grabar algo que ya sabíamos...

¿Cómo se enteraron de esta experiencia?

Surgió a partir de un trabajo de investigación del cual yo era parte pero que lo llevaba adelante Señal Santa Fe, y teníamos la consigna de trabajar con una escuela del norte de Santa Fe, pero la investigación llevaba un camino distinto. Ellos tenían la experiencia de una escuela intercultural bilingüe que estaba en Santa Fe, pero cuando se dio de esta escuela nos preguntamos si era lo que estábamos pensando, había una biblioteca barrial que estaba relacionada, pero como que la dejamos de lado, fuimos haciendo el proceso yendo por acá, por allá, pero más que nada con el equipo de investigación de Señal Santa fe.

¿Tuvieron algún tipo de asesoramiento pedagógico para realizar el trabajo?

No, no...

Porque aparece muy fuerte la cuestión educativa entre los propios docentes, de los docentes con los chicos, el cómo aprender...

No, no tuvimos asesoramiento pedagógico, pero sí fue el desencadenante del fruto del trabajo con ellos. La relación con el director de la

escuela, con los docentes, con los chicos, y así que lo íbamos armando con ellos. Pero no hubo un asesoramiento

externo en específico, no.

Y luego de este trabajo...

Empecé a pensar otra cosa que se origina en La vida de las fábricas, porque me quedé con ganas de seguir investigando y seguir hablando del tema, y ahora sí que para hablar del tema del trabajo necesitaba una ficción. Y empecé a pensar una ficción en un lugar laboral raro como resulta un frigorífico, con la vida de una

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trabajadora en una situación extrema, tiene que ver con la vida de su hijo. Así que el origen estaba en un trabajo anterior; y así como La íntima distancia y La infinita distancia devino del trabajo de tesis La mínima distancia, esta ficción deviene de La vida de las

fábricas. Un poco como que te quedas con ganas, con cosas dando vueltas en la cabeza, es como a partir de eso, pero para otro lado.

¿Te gusta mirar documentales?

Sí, me gusta mirar documentales.

¿Te gusta alguien particular dentro del género documental?

Me encanta Edgardo Cozarinsky, me gusta el francés Nicolás Philibert, pero miro documentales y ficciones, me gustan las dos cosas.

¿Y en ficción quién te gusta?

Me gustan cosas muy distintas. Me encanta Lucrecia Martel, me encanta Wong Kar-wai, una película argentina que se vio en el Festival de Mar del Plata: Las mil y una de Clarisa Navas, El país de las maravillas y Lazzaro feliz de la italiana Alice Rorhwatcher... Robert Bresson me encanta, Bresson me va a encantar siempre, no es de esos directores que pasa el tiempo y te gustan más, o te gustan menos, Bresson me gusta siempre, le descubro cosas nuevas con el paso de los años, me va encantar siempre, ya tiene un lugar en mi corazón.

¿Hay algo de Bresson en La íntima distancia?

A Bresson lo descubrí con Emilio

Toibero, así que es posible...

¿Y qué película de Bresson es tu favorita?

Pickpocket. Cada tanto veo un poquito de esa película, me encanta. Me re emociona...

Mirá vos, si hay algo que no despierta en mí Bresson es emoción...

Tenes que entrarle, y listo... Jajaja...

¿Hay alguna película pensada a futuro, como que aún no es el momento para realizarla...?

Ahora estoy con este guion, y nada más que con este guion. Igual, no me ha sucedido de tener mil películas en la cabeza, no me funciona así, siempre tengo en la cabeza la próxima que quiero hacer y en la que trabajo, en la que estoy trabajando, y después paso a otra. Nunca me pasó de tener proyectos en la cabeza a posteriori. Siempre hay una sola, la que quiero hacer, y a la que me dedico. Y ahora estoy con La faena, que estoy con desarrollo de proyecto, que recién venimos de participar en el

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marco del 12º Ventana Sur, donde fuimos seleccionadas... Nunca tengo ni veinte, ni dos, ni tres, siempre estoy solamente con la próxima.

¿Y tu trabajo como docente?

Me va muy bien, porque aprendo, porque para las clases tengo que estudiar, tengo que ver cosas, tengo que pensar, y eso es lo que me gusta hacer.

¿Te gusta la docencia?

Sí, me gusta la docencia... Descubrí que sí. Miro cosas que normalmente no miraría, me pregunto si vale la pena enseñar esto o lo otro, siento que tengo cosas que transmitir, me pregunto cosas, y supongo que por eso me gusta.

Filmografía de Florencia Castagnani

“La mínima distancia” (Ficción, 2000). Duración: 12 minutos. Cortometraje. “La íntima distancia” (Ficción, 2004). Duración: 45 minutos. Mediometraje. “La infinita distancia” (Ficción, 2011). Duración: 97 minutos. Largometraje.

“Un aire a vos. Los nietos que buscamos”

(Micros documentales de 15 minutos, 2014)

Capítulo 1: Valenzuela-Negro Capítulo 2: Bugnone-Ayastuy Capítulo 3: Carlucci-Fina Capítulo 4: Busaniche-Delgado Capítulo 5: Coutada-Lagruta Capítulo 6: Capoccetti-Lopez Torres Capítulo 7: Machado-Gonzalez

“La vida de las fábricas” (Serie documental, de 30 minutos, Temporada 1, 2016).

Capítulo 1: Fabricaciones Rosario Capítulo 2: Cristalería San Carlos Capítulo 3: Cooperativa de Trabajo Algodonera Santa Fe Capítulo 4: Mefro Wheels “La vida de las fábricas” (Serie documental, de 30 minutos, Temporada 2, 2018).

Capítulo 5: Bernardin Maquinarias Agrícolas Capítulo 6: Guitarras Mantini Capítulo 7: Hereford Capítulo 8: Sonder

“Nonot Llalcaipí” [Hijos del viento] (Documental, 2019). Duración: 61`. Largometraje.

“La faena” (Ficción, Largometraje en desarrollo).

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ESCUELA PROVINCIAL DE CINE Y TELEVISIÓN DE ROSARIO “Leonardo Favio”

TECNICATURA SUPERIOR EN REALIZACIÓN AUDIOVISUAL

PRIMER AÑO

Realización Audiovisual I Instrumentación Creativa Tecnología audiovisual Fotografía Cultura Argentina Contemporánea Psicología

TERCER AÑO

Realización Audiovisual III Sonido Iluminación II Cultura Regional Cine, Televisión y Sociedad II Seminario de Especialización

Modalidad: Nivel Superior Artística

Título oficial: Realizador Audiovisual

Especialidades: Cine y Televisión

Duración: 3 años

Plan de Estudios Resolución M.E. N° 1312/86

SEGUNDO AÑO

Realización Audiovisual II Realización Audiovisual II Guion Realización Audiovisual II Dirección actoral Sonido y Tecnología Iluminación I Cultura del Siglo XX Cine, Televisión y Sociedad I

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