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Sommelier José Luis Del Campo Villares: La Bodega Emilio Lustau

Artículo: José Luis Del Campo Villares Fotografías de Bodega Emilio Lustau

Este año 2022 celebramos un gran cumpleaños. Y es que la bodega jerezana Emilio Lustau celebra su 125º aniversario. Lustau cumple 125 años, siglo y cuarto aportándonos algunos de los mejores vinos del Marco de Jerez. Pero no solo es una bodega referente a nivel nacional, sino que es un gran representante de nuestros vinos a nivel internacional, siendo referencia por ejemplo en UK.

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125 Años de Historia

La bodega original fue fundada en 1896 por Don José Ruiz-Berdejo. En su modesto comienzo, Don José, este secretario judicial del mismo Jerez, cultivaba las viñas en su finca “Nuestra Señora de la Esperanza”. Criaba los vinos, en la propia casa del viñedo, que después vendía a las grandes bodegas exportadoras. Era lo que se conoce en Jerez como un ‘almacenista’, denominación que daría luego nombre a alguno de sus reconocidos y afamados vinos.

En 1931 su hija, María Ruiz-Berdejo Alberti, junto a su yerno Emilio Lustau, adquieren una bodega en el Callejón de Asta, trasladando a Jerez la crianza de sus vinos. Ya en los años 40, Don Emilio Lustau Ortega, trasladó la bodega al antiguo barrio de Santiago, en el casco antiguo de Jerez de la Frontera. Allí, en unos edificios que formaban parte de las históricas murallas árabes de la ciudad, fue ampliando su negocio lentamente, aún como almacenista.

El salto definitivo se producirá en 1945 pasando de ser almacenista a comercializar sus vinos y brandies bajo sus propias marcas. Crean, además, sus marcas propias que hoy son de reconocimiento nacional e internacional como son como Papirusa, Jarana, Escuadrilla, Emperatriz Eugenia o Cinta de Oro. Solo cinco años después llegaron las primeras exportaciones Papirusa, Jarana o Escuadrilla. Es en este momento cuando bautizan el negocio familiar con su nombre, como ha llegado hasta nuestros días.

A partir de los años 80, y bajo la dirección de Rafael Balao, Lustau se convirtió en una de las compañías más innovadoras de Jerez. En esta década nació la gama Solera Familiar, se creó la hoy mítica gama Almacenista y comenzaron las elaboraciones de Añadas.

En el año 1988, Lustau dio otro paso adelante en la innovación introduciendo una nueva botella para sus vinos. Una botella elegante y exclusiva de la marca que distinguía a Lustau del resto de bodegas de Jerez.

Tras pasar la bodega a las manos de conocida compañía Luis Caballero, productora de bebidas espirituosas, bajo la dirección de Luis Caballero Florido en 1990, y que supuso una importante apuesta por la internacionalización y ser referencia en todo el mundo de los vinos jerezanos, en el año 2000 Lustau adquirió seis históricos cascos bodegueros del siglo XIX en el centro de Jerez. Estos edificios fueron restaurados en base a los planos y técnicas originales, respetando al máximo su identidad y autenticidad. Hoy albergan las principales instalaciones bodegueras de Lustau.

En la actualidad Lustau es considerada un referente a nivel mundial al hablar de vinos de máxima calidad. Año tras año, los vinos y el equipo reciben numerosos premios y reconocimientos, que sitúan a la bodega entre las más premiadas del mundo.

La clave de la calidad de sus vinos

La historia de estos enormes vinos que elabora esta bodega, además de la gran constancia, trabajo, esfuerzo y saber hacer de su equipo humano, tiene tres pilares fundamentales claves de su éxito. Suelo, agua y sol.

Bodegas Lustau presenta sus viñedos ubicados mayoritariamente colinas de tierra caliza de color muy blanco, denominada “albariza”. Su singularidad se debe a que esta área estuvo bajo el mar hace miles de años, lo que sin duda le da un carácter salino en la cata a sus vinos, realmente espectacular. En menor medida aparecen zonas de barros y arenas en zonas próximas a la costa.

Y las horas de sol se convierten en el tercer punto diferenciador que le aportan la enorme calidad a sus vinos. Y es que sus viñedos reciben alrededor de 3.000 horas de sol cada año.

Edición Especial 125 Aniversario

Y, como no, para la celebración de esta fecha tan señalada, Lustau ha querido regalarnos a todos los amantes del vino, la oportunidad de probar tres referencias inéditas y únicas, de estilos y ciudades distintas.

En este año ha sacado a la luz su “Edición Especial 125 Aniversario” como homenaje al legado y maestría de su trayectoria. Elaborando en Jerez, una selección única de tres botellas de vinos que jamás habían visto la luz antes y que llevan años criándose en el interior silencioso y fresco de tres de las bodegas que Lustau dispone en Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda.

Como podéis ver a continuación, son ediciones muy especiales de las grandes marcas que tiene en el mercado Bodegas Lustau y que la han encumbrado a nivel internacional. De esta forma, dentro de esta colección limitada, edición especial, nos encontramos con los vinos:

- MANZANILLA PASADA PAPIRUSA. Con uvas de Sanlúcar de Barrameda. Nos deja 8 años de vejez media. 4 grandes botas (bocoyes), apartadas hace 4 años y dejadas en crianza estática, sin tocar. Con un velo de flor a punto de extinción que le dota de una ligera oxidación. Manzanilla madura, evocadora e irresistible.

- AMONTILLADO SOLERA DEL CASTILLO. Con uvas de el Puerto de Santa María. 30 años de vejez media. Seleccionado entre 20 botas con 4 años de crianza biológica y 25 de oxidativa. 17 de ellos de manera estática. Sin tocar. Intenso, poderoso, extremadamente complejo y lleno de matices.

- VINTAGE SHERRY AÑADA 1996. Con uvas de Jerez de la Frontera. 25 años de vejez. De carácter dulce, diferente y único en Jerez. Vendimia de 1996 de uvas exclusivamente palomino, maduradas en la cepa (cosecha tardía) envejecida 25 años en botas centenarias envinadas con oloroso. Extraordinario, equilibrio entre dulce y ácido, fresco… No hay nada parecido hasta la fecha.

Esta edición especial se presenta en un elegante estuche, que nos aporta junto al moderno diseño de las botellas, unas sensaciones visuales geniales, muy adecuadas para acompañar la calidad que atesoran los vinos.

Los vinos expresan muy bien la identidad de los ‘Jereces’ clásicos. Además, nos dan la oportunidad de probar las diferentes crianzas que aportan las distintas ciudades. Nos abre un abanico de sensaciones que acaba redondeado la experiencia. A nivel aromático son complejos y distinguidos. Sin duda una experiencia irrepetible y que nos deja con ganas de poder vivir otros 125 años para ver con que nos sorprenden la próxima vez.

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