Aquarellen, número 46

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A Q UA RE LLE N RE V I S T A LI T E RA RI A ME S 1 0 ­ A Ñ O 0 5 ­ N Ú ME R O 4 6 E DI T A DO P O R A Q UA RE LLE N CULT URA DI RE CCI Ó N : MARÍA JOSÉ MATTUS E DI T O R: JESÚS DE CASTRO P O RT A DA : " B E LT Z A 1 " Javier Casanueva CO NT RA P O RT A DA : Tomás H Berlana P O E MA S V I S U A L E S : Javier Casanueva y Tomás H Berlana

Todos los contenidos literarios de Aquarellen están autorizados por su autores. E d i t a d o e n C o q u i mb o C h i l e I S S N 0 7 1 7 ­0 0 4 1

T O DO S LO S DE RE CHO S RE S E RV A DO S


EN ESTE NÚMERO

José María Muñoz Quirós ágina 10 P José Pulido ágina 18 P Jesús De Castro ágina 25 P Daniel Zazo Página 33 Miguel Velayos ágina 39 P Juan Pedro Fernández ágina 45 P Ester Bueno Página 53 Daniel García – Moreno ágina 59 P Javier Hernando Herráez ágina 65 P



PORTADA Y CONTRAPORTADA

Javier Casanueva es un joven pintor abulense nacido el 17 de

abril de 1995. En 2017 se gradúa en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca, lo que le da acceso al Máster en Pintura de la Universidad del País Vasco y más tarde a su programa de doctorado. Comienza su carrera expositiva a los 21 años con una muestra en solitario en la Sala José Hierro del Episcopio, en su ciudad natal. Para conmemorar esta exposición se publica un libro con textos del poeta José María Muñoz Quirós; con quien entablará una estrecha amistad y colaborará en numerosas ocasiones en la revista “El Cobaya” y otras publicaciones. Desde aquella primera muestra ha realizado ya otras tres exposiciones en solitario y varias colectivas, entra las que destacan la exposición en solitario en la Galería Musart, la Bienal de Pintura Joven de Ourense o la exposición “Caminos y duendes”, en Barakaldo, donde colaboraron artistas como Jesús Mari Lazkano, Joseba Eskubi o Genoveva Linaza entre otros. Recientemente ha colaborado como Artista Invitado en la Bodin KDA Skole de Bodo, Noruega; impartiendo un taller de creación en pintura y realizando además una subasta benéfica de su obra para ayudar al centro en su recaudación humanitaria.

Por su parte la contraportada de nuestra edición pertenece al pintor Abulense Tomás H Berlana, quien nos da muestra de su fantástico trabajo a través de sus pinturas, obras que enseñan un realismo pictórico que responde a un canón de belleza poético.



EDITORIAL

Desde Ávila hasta Chile, desde la vieja Castilla hasta la legendaria América hispana, compartiendo un idioma común, unas raíces poéticas que nos hermanan y nos unen en el testimonio claro y eterno de la palabra. Hoy más que nunca, nuestra patria común es nuestro idioma, lo que nos acerca la grandeza de un decir y un sentir hermanado por nuestras comunes formas de percibir el lenguaje poético, la manifestación más honda del ser humano. Y lo hacemos desde la revista Aquarellen, un espacio que nos sitúa en la línea de la expresión vital que nos sirve de enlace, de aproximación y de diálogo con la poesía. Una revista como Aquarellen se transforma en una mirada común sobre la vida, desde los viejos muros de Ávila, patria de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, hasta Chile donde escuchamos los ecos de los grandes poetas que han llenado el idioma castellano de versos inmortales, Vicente Huidobro o Pablo Neruda, por citar tan solo dos de los grandes creadores chilenos. Una revista que ahora enciende un puente de transparencias sobre las aguas y nos acerca hasta las orillas del mar del tiempo. Y nos enlazamos con íntimo regocijo, con cadencia de océano, con música de luz. La poesía desde Ávila envía hasta el país hermano algunos de nuestros nombres que están hoy escribiendo, palabra en el tiempo, y publicando en la actualidad, que entienden el fenómeno estético como una luz invasora de plenitud y de belleza. Sean estos versos como sorbos de libertad, como peldaños para ascender en la palabra esencial y necesaria, para incluirnos en las páginas secretas de la historia y de la vida. Ahora que la tarde está llameando sobre las murallas de Ávila, y una luna de plenitud se dibuja sobre el horizonte, enviamos hasta la otra orilla del mundo nuestros poemas, aquellos que hemos escrito desde la soledad y el recogimiento, con vehemente claridad, con hondura y con silenciosa cadencia. Llegue hasta Aquarellen nuestro rumor callado y el vestigio azul de nuestros sueños. Que en sus páginas abiertas se derramen, verso a verso, nuestros mejores deseos y nuestros logros más auténticos. Que sean estos poemas la ofrenda que nuestra voz acerca a los poetas y a los amigos que allí habitan. José María Muñoz Quirós





JOSÉ MARÍA MUÑOZ QUIRÓS

José

María Muñoz Quirós. Ávila. 1957; Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca Doctor en Teoría de la Literatura por la Universidad de Valladolid Catedrático de Lengua y Literatura. Presidente de la Academia de “Juglares de Fontiveros” de poesía. Presidente de la Academia de las artes y las ciencias de Ávila. Miembro de la Academia de Poesía de Castilla y León. Director de la revista de artes y letras “El Cobaya”. Autor de veintiocho libros de poesía y además colaborador cultural en periódicos y revistas Ha realizado libros de artista con pintores, escultores y fotógrafos, entre otros: “ La piedra y el viento” con Agusín Ibarrola. “Claro vuelo de la memoria” con Albano. “El viento en el zaguán” con Ángel Sardina . “Forma y palabra” con J.A. Elvira. Algunos premios: Accésit del premio “Adonais”.1990. Por el libro: “Ritual de los espejos”(Adonais) Premio Nacional de poesía “Tiflos”. 1997. Por el libro: “El sueño del guerrero”(Fundación ONCE) Premio Internacional de poesía San Lesmes, Abad. Ciudad de Burgos. 1998. Por el libro: “El cuaderno de invierno”(Fundación Jorge Guillén) Premio Fray Luis de León de la Junta de Castilla y León. 1997. Por el libro: “Dibujo de la luz”(Barrio de Maravillas) Premio Internacional de poesía Jaime Gil de Biedma. Segovia. 1998. Por el libro: “Material reservado”(Visor) Premio internacional san Juan de la Cruz. 2005. Por el libro: “Celada de piedra” (Adonais)


Premio “Ciudad de Salamanca 2007. Por el libro: “El color de la noche”(Algaida) Premio Alfons el Magnanim Valencia 2009. Por el libro: “El rostro de la niebla” (Hiperión) Premio Internacional de poesía Rafael Morales . Talavera de la reina. 2016. Por el libro. “Para volver al Sur”. Colección Melibea. Premio nacional de las Letras Teresa de Ávila 2018 Otros libros: Memorial. Ediciones Libertarias. Madrid. 1995. Quince años no es nada (antología). Libertarias Prodhufi. Madrid. 1997. Ventanas a la noche. Antología. Colección dos alas. Ecuador. 2014 El brillo de la tormenta. Maravillas concretas. Fundación Jorge Guillén. Valladolid.2014 Tiempo y memoria. Antología Poética. Vitruvio. Madrid. 2015. La voz del retorno. Eurisaces Editora. Orense. 2015. Femenino singular. Editorial Libros del Aire. Madrid. 2015. El viento en el zaguán. Universidad de Veracruz. México. 2016 Locus Standi. Polibea. Madrid. 2016 Inalterable luz. Vaso roto. Madrid, México. 2017 El agua elemental. Apeiron. Premio Álvaro de Tarfe .Madrid. 2017 La espina de la nieve. Antología. Bolivia, Santa Cruz. 2017


Claustros En los claustros un hilo de silencio va construyendo el día; mirad cómo se engendra la lentitud, el intenso segundo que desangra su inoportuna mano. Sentid cómo se hacina el murmullo del sol y forma el alma de las cosas amadas. Se descorre el cristal con su insensible densidad de pañuelo. Las flores de las horas desembocan en los campos del alma. Gozad en ese ingenuo soliloquio del aire su lenguaje sin alas, las palabras que nada han dibujado más allá de si mismas, el estado primero de las cosas cuando son conocidas y reciben nuestra mirada sabia con su forma más bella.


El canto invisible

Invisible es el paso de la luz si el infierno cobija una legión de nieve, un sudario de frío, una esqueje de mar sobre la llama. Invisible es el canto si no atrapa la desnuda verdad, si se envuelve en los miedos, si el coraje de vivir no alienta la sensación del tiempo sobre nuestras palabras. El cantor se detiene en el filo del sueño, y alza su ingravidez como un dominio silencioso en los ojos del monstruo. Y entonces vuela el dolor a los cauces del alma donde aflige su escaso estar en la penumbra, su delirio de flor en descampado. Su ocaso presentido en los abismos que la fruta desnuda en cada pulpa con sus labios. Cuando descienda sabré que allí se inmola la fecunda verdad derramada en cristales sobre las alas invisibles que derrota un verso atado a la belleza.


Advertencia Que nunca nos veamos en la necesidad de buscar un lugar en el mundo donde poner nuestras vidas a salvo de quienes nos persiguen. Que nunca nos veamos en el disparadero de la niebla que no sabe distinguir el dolor, la noche y sus tormentos. Que nadie nos hiele el corazón con su herida maltrecha. Que no sintamos jamás que estamos solos frente al desdén de los humanos. Que nunca nos veamos así, como ahora vosotros, necesitando escapar de la derrota donde habitáis desnudos. Es fácil desdeñar lo que nos es ajeno. Que nuca nos veamos una vez más perdidos en el tiempo de una historia que vuelve a repetirse. Que nunca nos veamos.


Misterio Estás aquí para mirar el día con su desnudo azul, con su misterio : vuelves a la nostalgia de las flores, al milagro del sol en cada tarde. Te sometes al flujo de la negra soledad de las horas que acarician la textura mortal en ese encuentro. Y pronuncias el rito del abismo donde se duerme el mar ensangrentado en el nido de luces de la aurora. Nada es más libre que tu cautiverio. Nada es más libre que tu sed de olvido. Nada es más inmortal que tu destino cuando esa voz refleja tu silencio.


Amanecida Nace el rojo en la sangre de los dioses, una manada de azuladas venas en el dominio de la piedra, donde brota la vida en el espacio abierto, donde se abraza el aire cuando vuelve en los días dorados del otoño. Se esconde un mar de líquenes dormidos que colman el espacio de las flores en la aventura del color. Se adueña el sol en su nacer y surge el alma de las cosas más libres. Hay un hondo manar callado como mana el agua en la memoria si una fuente espera que amanezca la luz de la mañana.



JOSÉ PULIDO

José Pulido Navas. Nacido en Jaén en 1958. Es autor de varios libros de poesía. Entre ellos destaca “Viejos Rituales”, “La Ciudad y la Reina”, “Movimiento circular” Premio Rafael Morales de Poesía de Talavera de la Reina, “La Línea de la Vida” premio San Juan de la Cruz de Fontiveros, “La Metáfora del Corazón”, premio Pilar Fernández Labrador, de Salamanca, y “Las Bodas de la Araña”, publicado por la editorial Vitruvio. Ha participado en Encuentros poéticos como el Internacional de Poesía Iberoamericana de Salamanca en 2009. Es miembro del Consejo de Redacción de la Revista Literaria El Cobaya, que edita el Ayuntamiento de Ávila, coordinador de los ciclos de poesía de la Galería de Arte Cerdán, de Talavera de la Reina, Toledo, y colaborador en distintas revistas españolas y extranjeras.


R E G R E S O A L A MO R Del olvido y la sombra te desnudas, te arrancas al yerto oleaje de la telaraña y al tiempo vegetal que languidece en el otoño de las fotografías. Abres las puertas a una rebelión que derrochó gozosas sus monedas mientras las ilusiones volaban a un palomar lejano y en tu carne se oficiaban viejos ritos de mujer. Abandona la barca de las hadas, esa casa de lluvia a la deriva que nunca probó la sal de tus lágrimas y renuncia a encenderse en los sentidos, grávido el deseo, negados la cadena y el vuelo del instante. (Allí tu corazón sería solo un eco, una flor que no abrirá el mes de abril.) Atraviesa los espejos de un río que olvidó su camino y no fue hallado, el páramo de ausencia donde acaba el amor. Despierta a la embriaguez de las formas, desafía en la noche lunar de tu vestido el vacío que esconden los santuarios. Herida estás y al borde de la llama, Eva en fuga hacia el cálido aliento que te invoca, ungido por la tierra.


E L MA R Miro al mar con la nostalgia de quien permanece en el puerto, se queda en tierra firme y asiste a la partida de barcos, nubes o gaviotas que se aventuran en su rizada superficie. Nómadas de planetarios movimientos con la levedad de la vela, del humo, de la pluma… se alejan hacia una costa elegida como la misión que da sentido al viaje. Yo los contemplo con la pupila gris del atrapado en el inmóvil espejismo del mar, como las viejas barcas varadas en la arena, cuyos huesos desentierra la espuma. Esqueletos de alcatraz, cabelleras de medusas con los restos de un ajuar de redes y un pedazo de ancla corroída esperan en vano su regreso.


LA CA NCI O N DE LA S A RE NA S Para oír la canción de las arenas es preciso adentrarse en el desierto y escuchar: Quizá suenen los violines histéricos del viento entre las rocas. Una atenta quietud nos servirá los dones del silencio, la tersura carnal de su latido, que resuena como un eco en nuestra sangre, un aliento que concierta los ritmos de la vida. Quizá para entonces sea de noche, los sentidos se afinen extremados y canten, melodiosas, las arenas. No habrá otra voz que iguale su dulzura ni cristal comparable a su armonía: plenitud que se cumple en su extinción. Buscaremos el exacto lugar de este prodigio y será en vano; espejismo perdido entre la sed y la ilusión de hipnóticas serpientes. Las arenas no entregan su canción, no deciden el premio ni el castigo, sino que se dan luminosamente en el misterio, esa realidad sin códigos ni pactos que la tasen. Hay en su voz sutilezas de brisa que desandan la noche de los ecos. Nos salen al encuentro como el pájaro que en el cantar declara su sentido.


DEL DESAMOR

Partimos de hipótesis distintas para describir una trayectoria que se cierra sobre el mismo desengaño. Mueca del amor desamorado, Ave expulsada del Paraíso cuya desnudez nos ofende, perdido el esplendor de sus plumas. Juguete roto en manos inexpertas. Hay quien siente un hondo vacío, una distancia tan grande dentro de sí que nada puede atravesarla y darle nombre. Funda entonces un puerto junto al mar que le fue entregado como un desafío. Un pedazo de infinito verde o azul. Gris en los días acerados del invierno. Desde allí zarpan las naves de su soledad, a las mareas confía sus ansias de aventura, otean el horizonte sus gaviotas y espera la llegada del barco al que habrá de subir, rumbo a las islas donde el sol nunca se pone… Otros han vuelto de ese viaje y conocen el desencanto de sus yermos, han medido el paso de las estaciones y recogido sus frutos. Han probado la lenta destilación de la amargura, los solsticios del odio, la ecuación agónica de un círculo que no tiene salida… Entonces se internan solitarios en el agua y ya nunca regresan.



JESÚS DE CASTRO

Jesús De Castro nació el 16 de Septiembre de 1966 en un pueblo

al sur de la sierra de Gredos, Ávila, España. Años más tarde llega a la poesía con un pequeño poemario, con este primer libro comienza su caminar poético al que suma diversas colaboraciones en revistas y círculos literarios en Madrid, la provincia de Ávila y Toledo. Su constante inquietud cultural le llevó a participar en televisión y radio. Su estilo literario se caracteriza por una rebelde honestidad y podría enmarcarse en el reaccionismo poético, con algunos rasgos propios del creacionismo. Autor de cuatro libros, coautor de tres antologías, además de traducciones de sus trabajos al portugués e italiano. En el año 2015 es invitado a viajar a diversas ferias de libros en Sudamérica, instalándose en Chile, donde comienza a colaborar en el proyecto “La ruta Mistraliana” con motivo del 70 aniversario de la poeta chilena, Gabriela Mistral. A consecuencia del terremoto del 2015 inicia la campaña de cooperación internacional “Libros para Chile” con la colaboración del gobierno de Chile, el Consejo nacional de la cultura y las artes además de la embajada de España. Su interacción cultural se ha extendido con universidades locales como la Pontificia Universidad Católica del Norte, Universidad Pedro de Valdivia y Universidad de La Serena. Además es cofundador y editor de la revista literaria Aquarellen.


No, no hagas ruido al entrar en mi sala inquieta, descalza tus palabras y mueve el pestillo con sigilo. No, no abras la puerta de mis pesadillas en ésta tarde gris. Ignora el humo que sale por el resquicio, no hay incendio fuera de los límites de la cazoleta de una pipa de cedro. Entra en silencio, no aturdas la quietud de mis pensamientos, tan sólo juego con fantasmas y escribo sus travesuras hoy necesito que la lluvia me moje y resbalen los recuerdos. Tal vez pasear por el cementerio de libros, leer su fecha de defunción impresa con todo glamour Exlibris. No te inquieten mis visiones fantasmáticas, en ocasiones soy el convidado de piedra de mi existencia, y como tal siempre llego tarde por no importunarme. Deja que siga escribiendo epitafios sobre el aire porque en ocasiones se despierta mi tristeza.


Un poema en ocasiones es una herida pero no solo de heridas vive el poeta. También se escribe la carcajada de Antístenes. El trago on the rocks entre vinilos caducados. El humo del último cigarro con insomnio. Las sábanas revueltas por la soledad de carmín. La mentira de un beso prestado. El anciano de la estación del metro. Aquel vagabundo del corte ingles y el policía despistado que juega a perseguirle. La palabra cicatriza cuando tiene sentido nunca olvides que el verso no siempre es creado o creador. Recuerda inconsciente que el adjetivo también mata, el verbo es un nudo corredizo en torno a tu cuello al borde del patíbulo de la multitud uniformada. Asesina con palabras todos tus fantasmas: el aplauso egocéntrico la necesidad de sentir necesidad la búsqueda implacable del telonero el acero de la indiferencia y sus bordes afilados. la sangre derramada por el filo de una afirmación. No, no escribas a los santos inocentes nadie es inocente en el delito de vivir.


No quiero encadenar mis versos.

Me rebelo contra la métrica o la mística la estrofa y el estofado de letras, contra el octosílabo o endecasílabo. Renuncio a la norma establecida y a la norma por establecer, buscando el pensamiento poético sin pensar en nuevas modas estrafalarias o provocadoras. No pretendo poner escuela o sentar cátedra en palacio o albergue. ¡Dejadme también a solas! tan sólo pretendo pensar poesía de igual manera en que se piensa el viento o la lluvia. No busco ruido alguno, ni el del murmullo, ni el del aplauso amanuense, si no el fluir del arroyuelo y el abanico de los pétalos abiertos en las flores y los labios. ¡Dejad que fabrique una guitarra de sueños en la serenidad de la noche para llorar entre sus cuerdas! Tan sólo pretendo pensar poesía.


¡He muerto en tantas batallas a lo largo de los siglos! y de todas ellas resucité para volver a la lucha. Soy ese soldado anónimo con distinto nombre, muerte y tumba. Tal vez con distinta bandera y grito de batalla Con el mismo miedo antes de entrar en combate Con la misma satisfacción de la victoria Con las mismas lágrimas amargas al probar el sabor de la derrota. He visto campos sembrados de sal y cadáveres. también cobardía, heroísmo y caballerosidad. He sentido el frío acero penetrando mi corazón para robarme la vida y la muerte reflejada en los ojos de mis enemigos. He visto rugir a la tierra, golpeada por los cascos de la caballería en carga y la lluvia de metralla provocada por los cañones. Cerré los ojos de mis camaradas caídos antes de que cerrasen los míos. Sentí la tierra caer sobre mi cuerpo anónimo y volví a luchar.





DANIEL ZAZO

Daniel Zazo nace en Ávila en 1985. Es licenciado en Historia por

la Universidad de Salamanca. Ejerce como profesor de enseñanza secundaria en un instituto público de la provincia de Ávila. Con dieciséis años obtuvo el primer premio en el V Certamen Provincial de Poesía para Jóvenes de Ávila. Desde el año 2013 es miembro del Consejo de Redacción de la revista cultural “El Cobaya”. Ese mismo año participó como poeta invitado en el XVI Encuentro de Poetas Iberoamericanos celebrado en Salamanca. Un año después, en Valladolid, recibió el premio de poesía “Andrés Quintanilla Buey”. En 2016 colaboró en el ciclo de Conferencias “El Donoso Escrutinio” que organiza la Biblioteca Pública de Ávila junto con la Junta de Castilla y León. En 2017 publicó “Que ardan los fuegos”, su primer libro de poesía en la Editorial Vitruvio. Poemas suyos han visto la luz en revistas como “Papeles del Martes” o “Generación.net”.


(Lo que se espera es un nuevo principio) En el ingrávido silencio de la tarde ocupas, muda y absorta, tú parcela en el sofá. Estás inmersa entre las páginas de una novela sobre el ocaso de la vida de Camille Claudel y en la atmósfera se percibe un intenso aroma a café. Mi mirada te acecha como un antílope que divisa, entre los arbustos, las garras del jaguar y asume, como máxima inevitable, la esencia que albergan los frescos egipcios, la idea de la permanencia en el tiempo sujeta a la eternidad acotada en los perfiles. Porque la visión frontal de las siluetas encierra el riesgo que habita en las espaldas, la terrible hipótesis de la huida, de lo que se marcha y no hará por volver. Cómo domar esos labios salvajes perfilados con la dulzura de los trazos de Rafael y cómo retener el lento parpadeo de tus pupilas si se despliegan, en el aire, como el ala de las garzas. Cómo calmar la violencia de las aguas del Ródano a su paso por Arlés o la fatiga de la que toda calma es heredera. Cierras el libro y presiento un nuevo principio que nada envidia a aquella primera vez. Y como todo lo que se espera provoca vértigo y no hay caricia que oculte una nueva promesa posas tus manos en los pliegues de mi piel y me vuelves lluvia que, como la bruma, se rasga en los muelles del Sena.


(Los orígenes del deseo) Es en los límites donde el deseo se origina, donde encuentra su unívoca razón de ser. Atrás dejó los páramos y jaulas de nieve, la enigmática frialdad de las estatuas que habitan las desiertas plazas de De Chirico y las miradas ausentes, casi huidizas, de los desnudos sonámbulos de Delvaux. Y brota la espiga en los abismos de la carne y galopa, como un corcel, por los campos de luz y por el indomable pecho del mar para demoler la frágil memoria de los cuerpos, para hundirse en el turbio barro de la noche.


(Pasos de Ballet)

P r i m e r a P o s i c i ó n : L o s t a l o n e s s e ju n t a n y l o s pi e s s e g i r a n ha c i a f u e r a ha s t a f o r m a r u n a l í n e a .

Tus pies son tan livianos que no conocen la abarrotada memoria del dragón. Ni siquiera dominan los contornos de la huella en el manto de nieve que cubre el desván ni el peso de los sueños que, en mitad de la noche, dividen en dos el plácido despertar. Tampoco saben del ímpetu de las olas porque levitan, firmes, sobre el pecho del mar y no hay tempestad capaz de hacer naufragar las piernas que encierran el origen del mundo, la forma precisa que convoca al sátiro y sirve de celada para el manso licántropo. S e g u n d a P o s i c i ó n : L o s pi e s s e g i r a n i g u a l q u e e n l a pr i m e r a po s i c i ó n , pe r o c o n l a s pi e r n a s a l g o s e pa r a d a s . E l e s pa c i o e n t r e e l l a s d e b e s e r e l e q u i v a l e n t e a l l a r g o d e u n pi e .

De las praderas de Melbourne a la costa de Acapulco y desde Portobelo hasta la desembocadura del Don llegan, diligentes, noticias de tu regreso, rumores que propagan el júbilo en las calles y abolen la nostalgia en el malecón. La algarabía invade el puerto que, para recibirte, se engalana de bombillas, guirnaldas y atavíos y contempla, hipnótica y con asombro, la frágil circunferencia de brisa que dejan las puntas tras la sutil vibración del torso y el paso enlazado.


T e r c e r a P o s i c i ó n : E l t a l ó n d e u n pi e s e po n e c o n t r a l a pa r t e c e n t r a l

d el otr o.

Ni la llegada a puerto del Galeón de Manila ni Nadia Comaneci en la barra de equilibrio. Nunca nada causó tanto alboroto como el hechizo de tu tacón contra tacón ni tuvo el rompeolas tantas pupilas presas de tu son. Cuarta Posición: Los pies se cruzan de modo que el talón de un pie se encuentre a la misma altura que los dedos del otro, y viceversa. Se debe dejar un espacio entre los pies equivalente al largo de un pie. Quién te hubiera visto danzar, años atrás, por las avenidas de La Habana o en la pista de aquel local absorta por las luces y el ritmo endemoniado del compás, girando sobre tu eje, sin hilo de Ariadna y sin sedal. Q u i n t a P o s i c i ó n : L o s pi e s s e c r u z a n d e m o d o q u e e l t a l ó n d e u n pi e t o q u e e l d e d o d e l o t r o y v i c e v e r sa .

Y así, como los aztecas esperaban a Quetzalcóatl o los incas reclamaban la llegada de Viracocha, mis brazos te buscan, profana divinidad, en los pliegues de esta gélida mañana, en la lámina de luz que atraviesa esta ciudad. Y llegas, huérfana de alas y colmada de quimeras, para ofrecer al mundo, natural y libre de cargas, los puntos ciegos de la razón, la belleza terrenal.



MIGUEL VELAYOS

Miguel Velayos (Ávila. España. 1978) es diplomado en Educación

Primaria y licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Se dedica profesionalmente a la enseñanza de adultos. También imparte cursos de poesía y relato corto. Es autor de los libros de poesía: “A nosotros la lluvia jamás nos pasará” (Editorial Baile del Sol. 2016) “Lecciones de Orfandad” (Editorial Celya. 2015) “Política Sesions” (Editorial Vitruvio. 2013) “Permanencia en el tránsito” (Editorial Vitruvio. 2011) “Identidad de edades” (Editorial Vitruvio. 2010) “Desinencias” (Amarú Ediciones. 2006) “Yo también quise ser poema” (Editorial El Árbol Espiral. 2006. Libro Finalista: Jóvenes Creadores de Castilla y León) “Esquelas desde Madrid” (Editado: Facultad de Filología. Universidad Complutense de Madrid. Libro premiado: 1º Premio de Poesía Blas de Otero. 2004) Sus poemas han formado parte de distintas antologías (“Los jueves de la Casa del Libro”. Editorial Hiperión, etc.) y han sido traducidos a distintos idiomas (francés, inglés, rumano). Colabora asiduamente con la revista literaria “El Cobaya” (Ayuntamiento de Ávila) y se ha especializado en la presentación de su trabajo literario a través del teatro y de la música, junto al guitarrista Alberto Blanco Bohigas, realizando numerosas representaciones en distintos festivales y escenarios nacionales. Ha colaborado junto a la artista visual Irene Araus en los proyectos “Permanencia en el tránsito” y “Las Cifras del Sur” basados en algunos de sus poemas. http://miguelvelayos.es/


LA MÚSICA

La música me trajo un horizonte nuevo. Del sur llegó, impaciente, el arrabal del tango. Después, llegó con calma, el charango de Lima, el viento de Atacama; el sur me trajo acordes de músicas distintas, interminables noches de pobreza que gritaban al hombre su condición de frío. Me trajeron los pobres la música del mundo, los gritos de La Habana, el blues del Missisipi mezclado con las lluvias, la cumbia del hambriento, del cuerpo que se nutre de su carne porque, a veces, las leyes olvidan su destino; el flamenco gitano, el lamento constante de la herrumbre, los vertederos negros de América Latina; el fado de Lisboa me trajeron, me trajeron del Este los violines, las cítaras confusas de la guerra, de los niños que mueren por el sida. Réquiem Aeternam. Se escuchaban debajo los cantos rencorosos del petróleo, su espesa certidumbre, la cristalina llama del diamante que, a cientos de kilómetros, era canción de cuna… Me trajeron la música para que interpretara el silencio sutil de los culpables…


F A N T A S MA S Os dejo en el membrete mi nueva dirección. Volved cuando podáis. Sé que estáis ocupados, tal vez, con mis detritus, con la ausencia de mí que se ha quedado muda en otra casa. Volved cuando podáis, cuando, al fin, terminéis la rumia carroñera que os carcome, que os concentra en mi ser como si fuese un féretro. También os necesito para entender de mí, y que el tiempo no deje inocentes cadáveres. Volved cuando podáis, un hombre necesita sus fantasmas para saber quién es. Os solicito aquí, en esta incertidumbre de la piel, fantasmas evadidos de mi sombra, presencias que me incluyen porque apuran mi voz, mis fríos, mis miserias. Un hombre necesita sus fantasmas para hablar del dolor, también de la belleza. Son heraldos del sur, guardianes que conservan la memoria. Os dejo en el membrete mi nueva dirección. Sé que estáis ocupados. Volved cuando podáis…


P A RA LA A LE G RÍ A No estoy llamado yo para la furia, para el dolor oscuro que implica cada noche su prolongado oficio… Mis días, más sencillos, terminan en la luz, recogiendo este pan… Muchos años pasaron, sin embargo, antes de que mi vida se dispusiera así, y fuera solo un gesto de alegría y de fe… La verdad más profunda, aquella que sustenta nuestra razón de ser, muchos años de vida, para ser revelada necesita… pero una vez a flote nunca nos dejará. No estoy llamado yo para la furia, mi lugar es sencillo: servidumbre de paso hacia la luz…


LA ENTRADA (El blues de San Juan) Entré por tus entrañas hacia el sur, sumergido en tu liquen de ternura, y pude rellenarte con mis dedos, hacerte más completa con el aire, consagrarte al vacío. Entré, como un ladrón por tus entrañas, surgido de las sombras, forzándote el caudal de tus abrazos. Entré por tus entrañas hacia el sur, apartando los sueños que tenías. Entré, por fin, en ti, y luego, fui notado, ungido, redimido. Fui notado y marché, voluntario del sexo en la espesura…



JUAN PEDRO FERNADEZ BLANCO

JUAN PEDRO FERNÁNDEZ BLANCO (Madrid, 1979) reside desde los 4 años en Ávila. Es Licenciado en Publicidad y RR.PP. por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente, está realizando un posgrado en Guión Audiovisual en la Universidad Abierta de Cataluña (UOC). Formó parte del ya disuelto colectivo literario «Vaso de aguas», en Segovia, durante sus estudios universitarios. Con este colectivo autoeditó un poemario. También en Segovia participó en la revista universitaria sobre publicidad Contrabriefing. Colaboró en los fanzines La bola y El ajo negro. Posteriormente a su licenciatura ha realizado varios talleres de creación literaria, entre Ávila y Madrid. Destacando los de Escritura Creativa y de Guión en los Talleres Literarios Fuentetaja y Talleres Ítaca, en Madrid; y los impartidos por el poeta abulense Carlos Aganzo, el salmantino Raúl Vacas y la poeta abulense Ángela Segovia, impartidos en Ávila. Ha sido Primer Premio de Poesía Corta del Ayuntamiento de Ávila en las ediciones de 2011, 2012, y 2013, y finalista en 2006 y 2014. En 2009 publicó su obra Suspira, amor, suspira dentro del libro colectivo La República de la Imaginación (Legados) con otros 11 poetas, entre ellos Juan Carlos Mestre. La vida incierta (Legados poéticas) es su segundo poemario publicado, pero el primero en solitario. Además, el ilustrador abulense Daniel Rodríguez Iglesias participa con 8 ilustraciones que lo complementan. Está prologado por la poeta abulense Ana Agustín. Posterior a esta publicación, a colaborado en la revista literaria EL COBAYA nº 26, 27 y 28 y en la Ronda Poética en la Muralla de Ávila en 2017 y en 2018. Así como en LOS CUADERNOS DEL 1.131. acerca de la obra de Ibarrola y en Diálogos con Juan de la Cruz.


Saltar al vacío

Todo terminó, desgraciadamente, fuimos pájaros en desbandada. No sé qué horizontes persigues ahora, que amaneceres se graban en tus ojos, o con quién te lanzas al vacío… Pero no me hurtes, este pretérito juntos, todo lo que mis manos alcanzan a apresar, en esta soledad de piedra, ese sentimiento de perro callejero al que no atienden ni las pulgas. Lanzaste un grito vacío a la nada y la nada te contesto con mi eco de paria, con mi pecho de flores marchitas. Me adapté a la horma de tu calzado, a seguir el rastro de tu sombra, a ser las huellas de aquella huida, lejos de cualquier paraíso. Contra todo pronóstico, nos cuidamos de sentir amor, mas bien nos unimos en una vorágine de deseo dividido, hicimos un nudo a las sábanas con el puño de las obsesiones, lastre que no supimos incorporar. Pero en mi lastimado costado, pugna un resuello de añoranza, por eso hoy desescombro pavesas de recuerdos de aquel hogar que nunca fuimos, pero un día deliramos imaginar. Cuídate.


A los 31 años

A Nacho. A los treintaiún años murió mi amigo, entonces descubrí que la vida no tenía ningún misterio, buff, se destapó el truco, ni si quiera una triste paloma. Consciente de que la vida, es bufona, se regodea y anda ampulosa, y no es más que una nena vacua, poco que decir de la vida. A los treintaiún años murió mi amigo, entonces descubrí una vida sin concesiones, arbitraria y difícilmente justificable, pero aquí sigo y tú, también, quizá, la belleza de la vida no fuera más que un maldito delirio, poco que decir de la vida. A los treintaiún años murió mi amigo, su muerte puso luz sobre mi vida, y la vida se me presentó como una lúcida verdad, un misterio de fuegos artificiales, en suma, era tan bello imaginar, pero créeme, buff, se destapo el truco. poco que decir de la vida.


Arenas Movedizas La realidad cristaliza en una parodia, nada se corresponde con el mapa acordado, nos perdemos en unos días confusos y miramos atrás, a aquel hermano gemelo que nos mira lleno de ira, y al que no sabemos cómo responder, acaso una media sonrisa, y ¿qué explicación nos damos a nosotros? En presente y con sensatez. No hay silencio más hermético y ofensivo. Agarramos la gabardina y salimos al tiempo inclemente, que nos llena los ojos de lágrimas, sin que hayamos visto naves ardiendo más allá de Orión, y lanzamos la culpa como moneda a la fuente, por si tenemos algún rédito y nos depara un porvenir más halagüeño, pero esta taquicardia del presente por los sueños incumplidos no permite respirar el oxígeno de un futuro que nos pueda consolar.


Palabras mudas

Mis palabras arañan el silencio, buscan significados que te denominen, y sean anteriores a ti. Son estas carencias que ahora busco al golpear sobre el agua con un bastón de ciego, las carencias que se acerquen a tu nombre, más que cualquier poema que yo escriba, en cada onda se levanta una memoria antigua de ti, que completa esta incapacidad del lenguaje, esta torpeza del inventor de palabras, acercándome a ti, en escalera de letras silenciosas, quebrando esta página y su albura.





ESTER BUENO

Estudió Historia en la Universidad de Salamanca y es experta en

Oratoria y Comunicación. Su vida laboral se ha desarrollado entre la enseñanza del Español a alumnos de muy diferentes países, desde hace 20 años, y la dirección de gabinetes de prensa. Coordinó y dirigió el periódico «Ciudades », con presencia en todas las capitales de Castilla y León. Actualmente trabaja como directora de la escuela de idiomas y cultura “Alma Máter Ávila”. Ha colaborado como articulista en varios medios de comunicación y participa en numerosas conferencias. Desde septiembre de 2015 presenta el programa literario “De almas y palabras” en Radio Universidad de Salamanca, donde profundiza en la vida y obra de los escritores a los que entrevista. Es la presidenta de la asociación “Alma Máter Arte y Cultura” que tiene como objetivo la promoción del arte en su más diversas proyecciones y la organizadora del encuentro anual de mujeres poetas “Villa de Piedrahíta”, muestra de la literatura femenina contemporánea. Vivió en Holanda durante un periodo de su vida, allí escribió el primer poemario, “Más que esperas” que también inspiraría el ensayo “Los pequeños hitos que nos diferencian”. En su libro de poemas “Nada es lo que decías” ahonda en las contradicciones del ser humano y apuesta por la sencillez y la apertura en las formas. Ha participado en las antologías “Enésima Hoja”, “Atlas poético, viajeras del siglo XXI”, “Antología de poesía navideña” y “Amor”, también en diversos libros corales. Su último libro publicado lleva por título “La velada impaciencia”.


La velada impaciencia Camino por el valle de las sombras, sin ti, sin quererlo, arrasando los patios, solazándome en bruma, zozobra de yacija por sí desvencijada, fideicomiso insólito. Propagarás ideas fulgurantes en mi inundado lienzo, enmascarando la alarma primigenia, la excitación inusual y nubla, el mate ábaco. ¿Y quién es mi pastor? ¿Por qué me faltan cobijas sanadoras? Se conmueve con siseantes notas el cielo disfrazado, avenido a ser mundo. Capiteles envueltos en mallas de disculpas atestiguan ocultos la velada impaciencia. La velada impaciencia de la espera. La impaciencia velada por embozos ardientes, por entrar en el templo del curandero inquieto, impluvio donde matar lo irrelevante. No me lleves por caminos rectos ni me conduzcas por tranquilas aguas. Centellea por mí, sin encubrirme. Haz honor a mi nombre, común, estrafalario. No temeré el peligro. Llena mi copa.


Camino – Amantes

La viajada maleta no cuenta nada a nadie pero espera impaciente. Locos emocionados la han llenado de lluvia hecha de esencias lentas, cocidas entre leña. Una caja amarilla de latón esmaltado agarrada con mimo en uno y otro extremo contiene los millones de palabras no dichas, de palabras azules, de palabras brillantes perdidas en el cielo de palabras perdidas. Ensenada de frases, inmensos estuarios de adjetivos y verbos, de puntos y de comas, de puntos suspensivos, de interrogantes serios y pueriles comillas. Rabiosos arrebatos de extensas condiciones. Larguísimos futuros, perfectos enredados, imperfectos perdidos, presentes no cubiertos. Y el sueño se hace carne y la palabra un hecho. Y la caja de esmalte detonará violenta entre bocas pegadas, incapaces de éter. Y el sueño se hace carne y habita entre nosotros. Los pasados, futuros, las condiciones graves, todo se desintegra, ya no existen las comas. Solo puedo seguir, al dictado seguro de tu voz al guiarme.


La tarde

Sanos y frívolos, amnistía de horas entre nuestros brazos. Exacerbando el cuerpo hasta el oeste, hasta el este y el norte, hasta la angustia. Mudables, sometidos, dulcificando pieles, amansando esos pliegues, embravecidas lenguas. Narcotizando nimios estratos aquietados, incitando de nuevo, erguidos, instigados. Diserta y no postergues bohemios pareceres. Consiente los excesos, hornacina de santo. Venera las limítrofes partículas de gestos. Torna el fuego acolchado por domésticas sábanas. Desaliño de ropa, de canas y ventajas, inconstantes capítulos, novelas inconclusas, evocadoras, encomiendas mudables, reencarnaciones dentro de lava endurecida. Evaporando el mundo, retorno suplicante. Enjugando las trampas que me han puesto. Calando pesadumbres. Sollozando. Alejando. Dejándote. Expirando…


A nt es

Y las cosas avanzan sin puntos de sutura, sin opio y sin asepsia. Abiertos los pasados de muchos mundos antes, antes de que yo fuera, antes de que tú fueses, antes de que me amaras. Esta noche despierto con los relojes rotos que ni siquiera suenan a las doce del cuento. Cenicientas cansadas con ojeras de bronce pautan las parcas paces de puro desaliento, de pura demasía. Amigos de gris, verde, de ausencia. Mesas y lacias hojas de días incontables, por días no contados, días despilfarrados, días de polvo huido, de polvo acumulado en la tediosa arpa. Hoteles de miseria y huéspedes de nada, arrugadas canciones enlatadas en coches y furgonetas zarcas. La rendija al futuro se me está haciendo enorme y soy pluma en el aire.



DANIEL GARCÍA -MORENO RODRÍGUEZ

Daniel García­Moreno Rodríguez es un periodista y poeta

abulense. Experto en marketing online e innovación en las startups culturales, combina su labor de coordinador del Observatorio Activo Ávila 1.131 con la dirección de su marca “Moriarty and Co”, a través de la cual ofrece a las empresas soluciones creativas a sus problemas de comunicación y marketing. Experto en escribir, reescribir, golpear la cabeza contra la pared y volver a comenzar el verso. Tratando de escribir un poemario desde 1999, es amante de la comida, lector pesado y conversador descollante. Hecho a mano.


CUE NT A CUE NT O S Cuando, al llegar la noche, no seas capaz de dormir aprovecharé para contarte cuentos malos. Te aburrirás tanto que, finalmente, dormirás como una bendita. A la mañana siguiente despertarás queriendo ser farmacéutica en vez de princesa, y vivirás a salvo de ese país de poemas, dragones y espías del que no se salir.


LAVAVAJILLAS

Nunca me fié en exceso del lavavajillas. Se paraba, hacía ruidos extraños siempre al borde de su límite como máquina. Parecía quejarse, echarnos en cara cosas como “vuestros despojos son pobres” e insistía: “regaladme a un hogar en el que el sumidero trague cosas mejores” ­todo ello en un idioma mecánico, claro está, mezclado con sal y abrillantador­ Como sus quejas se hicieron más y más frecuentes, debimos encontrar una forma de alimentarlo con lo más valioso que tuviéramos: fue tu madre quien dio la idea de meter a lavar nuestros sueños.


T U S O NRI S A 1. Mientras leo que que los americanos han desarrollado nuevas bombas con las que borrar a la humanidad de un plumazo, yo pienso, tumbado en la misma cama desde la que tú me miras, que las naciones disponen de un arma verdaderamente eficaz: tu sonrisa. 2. El brillo de tus ojos vence este año a todas las estrellas del firmamento como destino estelar más deseado por astronautas y científicos. Es verdad que alcanzarlo lleva a la aventura más arriesgada, y al límite del mundo conocido por el hombre y a las portadas de los periódicos y a desfiles en descapotable, con la banda precedida por el alcalde, decretando que hemos alcanzado el sueño de nuestras vidas.


H O MB R E A F O R T U N A D O Por fortuna, estás de camino. Y por fortuna, también, no solo estás de camino, sino que vas a ocupar este espacio, justo al lado de todo lo que me es extraño para ser conocido. Y por fortuna no solo estás de camino y ocuparás este espacio, también estarás a mi lado para escuchar cuando piense en alto, cuando luche por encontrar la verdad o mejor una mentira que nos permita no morir de desesperación y aburrimiento. Qué bueno que estés de camino, porque triste… triste puedo estar solo. Pero para estar alegre necesito compañía.



JAVIER HERNANDO HERRÁEZ

Javier Hernando Herráez (Ávila, 1986). Ha publicado obras de teatro y libros de poesía. Su último libro de poesía es Todos los animales muertos en la carretera (Pre­Textos, 2016)


Quiero una camiseta con la palabra camiseta y una botella que tenga escrita la palabra botella. Quiero escribir un libro que tenga por título libro y que en todas sus páginas aparezca sólo la palabra página. Quiero levantarme por la mañana en unas sábanas en donde ponga sábanas y poder nombrar las cosas al leerlas. Quiero que mi gato se llame gato y quiero que su sueño se llame ojos cerrados. Quiero que mi nombre sea el de caída. Quiero que mi cuerpo sean aguas rápidas. Quiero un vaso frío, un aperitivo salado, una catedral de abejas, un árbol enfrente. Quiero que a mi vida la llamen extinción.


Bajas el puerto, de noche, después de una cena en la sierra, en agosto, has comido tortilla de patata y se ha hecho tarde, vuelves a las calles y a los edificios, a las farolas, y a los hombres anuncio de las calles, las farolas y los edificios; en el borde de las uñas, arena que te quitas con una ramita de juncia; las marcas de las piedras sobre las que te has sentado, en las rodillas, alguna picadura de mosquito enrojecida. A tu lado duermen los cansados. Bajas el puerto, de noche, y en la carretera: ardillas muertas, venados muertos, delfines muertos. Te paras, bostezas, te bajas del coche, los miras. Enciendes los intermitentes de emergencia para evitar un accidente. Estás ahí durante tres horas o más de tres horas. Luego vuelves, te sientas, te abrochas el cinturón, enciendes la radio. Desde el asiento trasero te preguntan: ¿cuánto falta? Entonces respondes: ya estamos llegando.


Cuando te mueras serás inmortal. Habitarás en los nidos de los pájaros y del campo aprenderás la respiración del agua y la humedad sencilla de las hojas verdes. Cuerpo feliz. Tendrá que haber algo auténtico. Aspiras a la imposibilidad. Fresco sonido de sombra. En la carretera dejarán un cesto con menta y el aire se inundará de olores tiernos. El mundo tiembla. Llega la noche. Amanece, sin novedad, sin ti.


Me gusta el cordero.

He visto a mi padre matar corderos que luego yo mismo he cocinado de maneras diferentes y he invitado a mis amigos a casa para que comiesen ese cordero, y también les ha gustado. Incluso he dado el biberón a más de uno de esos corderos. También he visto a mi padre matar gallinas, pavos, conejos; una vez al año le veo matar dos cerdos y una vez en mi vida le vi matar un ternero: temblaba en el suelo con un trapo tapándole los ojos. Nunca he visto a mi padre ir de caza, creo que no le gusta, pero tendríamos que preguntárselo para estar más seguros. Tampoco le he visto saltar en paracaídas. Sí le he visto, en cambio, plantando árboles y apagando incendios. Sí le he visto curar heridas a las gallinas, alimentar gatitos con jeringuillas llenas leche, sacar de paseo a las ovejas, ayudarles a dar a luz. Mi padre conoce los misterios: finge ser lobo.





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