Aquarellen

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A Q UA RE LLE N RE V I S T A LI T E RA RI A ME S 0 8 ­ A Ñ O 0 5 ­ N Ú ME R O 4 4 E DI T A DO P O R A Q UA RE LLE N CULT URA DI RE CT O RA DE RE DA CCI O N : MARÍA JOSÉ MATTUS DI RE CT O R DE CO NT E NI DO S : JESÚS DE CASTRO PORTADA : Pilatos ­ Daniel Artos Faza

CONTRAPORTADA: Biblioteca ­ Daniel Artos Faza

P O E MA S V I S U A L E S : ­ David Talley ­ Joel Robinson ­ Brooke Shaden

Todos los contenidos literarios de Aquarellen están autorizados por sus autores. E d i t a d o e n C o q u i mb o ­ C h i l e I S S N 0 7 1 7 ­ 0 0 4 1

T O DO S LO S DE RE CHO S RE S E RV A DO S


EN ESTE NÚMERO

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Pedro de Paz……………………………………..Página 11

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Beatriz Russo …………………………………….Página 18

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Alexander Vórtice ………..………………………Página 26

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Odalys Interian …………..……………………….Página 36

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Antonio Sánchez …………………..……………..Página 44



PORTADA

La intensa y bella fotografía de la portada de agosto es trabajo

del artista Daniel Artos Faza. Nacido en Buenos Aires, Argentina en 1970, donde vivió hasta 1990 luego se trasladó a Sevilla, España, donde reside actualmente. Sus inicios en la fotografía fueron como autodidacta; luego se formó en comunicación audiovisual, trabajando hoy día como fotógrafo y video editor. Colaborador habitual en blogs, agencias de publicidad, salas de exposiciones y publicaciones tanto fotografía como videos. En la actualidad se expone en la biblioteca de la ciudad de Ceuta el trabajo fotográfico “Enfocando al­Andalus”.



EDITORIAL

Cuando otonio llama a la puerta del hemisferio norte y

primavera a la puerta del hemisferio sur en Aquarellen sigue siendo estación de poesía. Esta editorial quiere inspirar pretende inspirarse hoy en esa poesía que sigue siendo un arma cargada de futuro; esa poesía necesaria, como el pan de cada día o el aire que exigimos trece veces por minuto, porque Celaya tenía razón, vivimos a golpe y apenas nos dejan decir quiénes somos, ahogando nuestra voz única y personal en un grito multitudinario. No se me ocurre acto más individualista que el del poeta cuando crea poesía, porque en ella, inevitablemente deja la profunda e irrepetible huella de su voz. Y permitan que concluya esta editorial con otro de los versos de Celaya “maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse”. Y así en Aquarellen seguiremos manchándonos de poesía. Jesús De Castro





PEDRO DE PAZ

PEDRO DE PAZ (Madrid, 1969). Escritor, incursor habitual en los

géneros de novela policíaca, negra, intriga y thriller. Con su primera obra, El hombre que mató a Durruti (Germanía, 2004; Aladena, 2010), se erige en ganador de la primera edición del Certamen Internacional de Novela Corta «José Saramago». Con posterioridad ha publicado las novelas Muñecas tras el cristal (El tercer nombre, 2006), El documento Saldaña (Planeta, 2008) y La senda trazada (Algaida, 2011; Algaida ECO, 2016) siendo esta última ganadora de la vigésima edición de Premio Internacional de Novela «Luis Berenguer». Además es colaborador habitual de antologías colectivas de relatos habiendo participado, entre otras, en La lista negra (Salto de página, 2009), Asesinatos profilácticos (Ediciones Irreverentes, 2011), La frontera (Semana Negra/Pepsi, 2011), La ciudad vestida de negro (Drakul, 2012), Ignota (Palabras de Agua, 2014) o Hijos de Mary Shelley ­ Wollstonecraft. Hijas del horizonte (Imagine Ediciones, 2015). En los últimos tiempos ha dejado de lado, en estado latente, sus inquietudes narrativas para encaminar sus escritos hacia el terreno de la poesía, la lírica y la prosa poética. Actualmente sigue inmerso en la preparación del que será su primer poemario.


H O G U E R A S Y MI R A D A S «En la noche de San Juan…»

Tu mirada se desvanece en el fondo rojizo de una hoguera tratando de evocar el fulgor de un recuerdo no demasiado lejano aunque a veces estés firmemente convencido de que te sobran demasiados recuerdos y te faltan verdades honestas. Sientes cómo el calor de las brasas arde en tu piel y su resplandor restalla en el espejo de tus pupilas. Los pensamientos se agolpan y caracolean y se pierden en la negrura de una noche a la que dicen mágica y yo llamo cómplice. Y te descubres concluyendo que, en esos momentos, la única forma de borrar ese frío que brota de dentro y que nadie más percibe sería encontrándote lejos, muy lejos de allí, tomando partido y rebelándote contra el latido de una realidad que te mantiene cautivo y a la que te ligan demasiadas servidumbres. Una realidad que nunca será posible romper. ¿"Nunca"? "Nunca"... Esbozas una mueca de medio lado como la de aquel lobo viejo cansado de ser el malo de todos los cuentos y apuras con avidez el vaso de whisky. Hace tiempo que aprendiste que "siempre" y "nunca" no son plazos de tiempo sino estados de ánimo. Y que no existe una única manera de hacer bien las cosas. Y que lo que está bien y está mal son convenciones ajenas y que un superviviente siempre descubre la forma de quebrar las convenciones, que no las convicciones, y vivir con ello. Hace tiempo que aprendiste que saber plegarse a las circunstancias también es una forma de ganar. Hace tiempo que aprendiste a sobrevivir y si hay algo cierto es que el instinto nunca se pierde.


P A DRE Nunca fue un santo. Ni yo tampoco quise serlo. No había vacantes en este purgatorio. Pero él me enseñó caligrafía en renglones torcidos. Y que a quien se ama y al enemigo siempre se le mira de frente y a los ojos. Que la verdad no nos hace necesariamente libres pero que no hay mayor bajeza que mentirse a uno mismo. Que ser honesto es deberse a la servidumbre de tus propios actos los correctos y los errados. Que en la reacción de un hombre equivocado es donde se esconde la naturaleza de su hombría. Que rendirse nunca es una opción pero que no hay nada deshonroso en perder si es otro el que merece ganar. Puede que, con el tiempo, yo aprendiese un par de trucos por mi cuenta. Y que en algunas de sus lecciones no estuviese demasiado atento. Mea culpa. Pero de él aprendí a ser cruzado en un tiempo de mercenarios. A ser persona antes que hombre y hombre antes que turba. Aprendí a ser yo.


DESPERTARES Aún sueño con contemplar de nuevo la serena luna de Ítaca. Con ignotas ruinas al lado del mar. Con un día de tormenta en el que el bronco murmullo del trueno se apague poco a poco en la lejanía. Con pájaros mojados que vuelan bajo la lluvia rumbo al sur. Con habitaciones de hotel donde dejaste jirones de tu alma. Con un corazón tallado de madrugada en el banco de un parque. Con que la melancolía no deshaga mi cama porque tú no estás en ella. Con que el paso del tiempo me haga más viejo pero no más sabio ni más prudente... Aún sueño... Por favor. No me despiertes cuando todo haya terminado


PÁJAROS Sus dedos sobre el piano son pájaros que aletean al atardecer. Ella inventa música para él y él la saborea con los ojos entrecerrados mientras siente cómo, a cada arpegio, la cadencia de aquellas notas arranca esquirlas de su alma. Oxidada metralla, restos de una vieja armadura que va cayendo al suelo pedazo a pedazo. Música capaz de apaciguar a la fiera que trata de aprender a no enseñar sus fauces cuando se duele de sus costuras. Los dedos acarician incesantes aquel sendero de baldosas blancas y negras mientras él sueña con reinventarse cubriéndose con los mismos jirones para no dejar de ser. Y ella, que ha probado el sabor de sus heridas, sonríe con infinita ternura al percibir su anhelo por dejar de huir de sí mismo el resto de su vida.


CANSADO

Me marcho. Cansado. De pelear a la contra, de no saber cuál es tu lugar. De levantarte pensando qué herida te tocará lamerte ese día. De sentirme el adversario de un jugador de ventaja en un combate amañado. De que te pesen los puños y el alma y nadie acuda a tu rincón. De rendirte un poco cada día y morir por ello. Y de aceptar que una retirada a tiempo a veces no es una victoria. Es la única salida. Cansado... Necesito volver a sentir en los pulmones ese soplo de aire que ahora mismo me falta.


VERSOS

Ella tejía versos que hablaban de él. Él escribía para ella sin saberlo. Y un día tuvieron la fortuna de encontrarse entre líneas. Recuerdo que esa tarde llovía melancolía. Recuerdo que decidieron buscar refugio y cubrirse de versos hasta que amainó la tormenta.



BEATRIZ RUSSO

Beatriz Russo, poeta y narradora, nace en Madrid. Es licenciada

en Filología Hispánica (lingüística) y Magíster en Español como lengua extranjera. Ha participado en recitales en Universidades de España, Europa e Hispanoamérica, en varias sedes del Instituto Cervantes y en Festivales Internacionales de poesía (Morelia, México D.F., Lima y Costa Rica). Ha publicado los libros de poesía; En la salud y en la enfermedad (Sial, 2004), La prisión delicada (Calambur, 2007), Aprendizaje (Polibea, 2010), Universos paralelos (EEC, 2010), Los huecos de la lluvia (Universidad de Costa Rica, 2010), Nocturno insecto (Tigres de Papel, 2014), Perfil anónimo (Ejemplar Único, 2017) y Naobá y los pájaros (La hoja de Baobab, 2018). Su obra aparece en varias antologías (La voz y la escritura, El poder del cuerpo, Mujeres en su tinta, Erato bajo la piel del deseo, Madrid; una ciudad muchas voces, 11 9 Web streaming poetry, Actas de poesía Última 2003 (Fundación Alberti), Manipuler et séduire (Universidad de Lyon) y en revistas literarias tanto impresas como en red. Aparte de su creación literaria, ha participado en diferentes proyectos de difusión cultural como miembro del consejo editorial en Conoceralautor.com, en el consejo de lectura de la revista de poesía Ibioculus.com, directora el proyecto ¨Poemas encadenados¨ en Migrar.es


Besé su boca, la bocca baciata de Fanny Cornforth y sentí el margen de una moneda trasquilando la infancia de las veloces manos del raso. ¿Prostituta o costurera? En la vertiente que hay en el sino están en juego las cartas de la sangre. Llegaron al mundo las mujeres a tejer su desdicha en los telares de la miseria. Los trapos del hambre amontonándose en las trincheras sin aire. El anonimato de las abejas harapientas. Y también llegaron mujeres a los telares de la delicia. La sabia contienda de unas manos cansadas de su precariedad. El ruido de la rueca no ensordecía el cuerpo de las otras hilanderas de la noche. Escribieron sus nombres proscritos en una coroza de papel secante y fueron señaladas por los dedos de las esposas impolutas. ¿Prostituta o costurera? No hay mayor masturbación que la del halago, mayor deleite que la hermosura en estos tiempos de vanagloria. Cantad todos la pandemia de los burdeles. Que se abran las puertas de la moderna Babilonia. “¿Quién fue la bella Laura Bell? The queen of whoredom ¿Quién kate Cook, Emma Crouch y Cora Pearl? Toutes elles demi prochaines” Pero cantad también la pandemia de las fábricas. Que se abran las puertas de la moderna Etiopía. ¿Quién veneró a las otras artesanas de la noche? Pocos conocen el castigo de las míseras costureras. El baile elíptico de las agujas trazaba hondas muescas en sus dedos. En las oscuras salas de una fábrica gemía el hilo de las futuras ciegas. Y temblaban después sus cuerpos apuntalados en los rincones ebrios. Otras muescas hay en sus dedos.


Muescas del dolor de un útero enfermo bajo los dientes de las embarazadas. Los clavos de cristo en el pubis de las esposas rotas. Murieron en la fosa común de la historia, en el estrecho nicho de la conciencia. Murieron con la lenta eutanasia de las mártires, muertas veteranas del ejército de muertas, muertas de hambre en las calles de polvo y niebla. Anónimas muertas. Fragmento de La prisión delicada (Calambur, 2007)

Saber caminar no significa necesariamente saber por dónde se pisa – le dijo la madre al hijo. Ascender las escaleras no significa necesariamente llegar al cielo. Saltarse las opciones no significa necesariamente mantenerse en un camino recto. Pero caerse significa necesariamente tener que levantarse para no avanzar siempre de rodillas. Aprendizaje (Polibea, 2010)


Mística y flores No hay poda que evite traspasar los lindes. Las fronteras sin guardianes cambian de rumbo y de fulgor como se altera el clima cuando se desafían sus leyes. La meteorología de las entrañas es imprevisible, se aturde en su oscilar magnético, y se instala en la cólera de un dios con conciencia de hombre. Quien ose talar un baobab temprano, no hará hogar bajo el firmamento, y sus manos se teñirán del color de la noche, párvulas y arrugadas. Quien persista en arrancar sus flores. será engullido por un león, y sus huesos rodarán entre las piedras, sin alma que los custodie al reino de los muertos. Así es el temor del creyente ingenuo, fiel a todo mandamiento, aquel que pronunciaron antes del habla los que supieron de la ignorancia del hombre y su lealtad al credo.


I

Entre la mujer y la primera niña hay un espacio de arena y vidrio. Gira el tiempo en su moción irreverente como un diábolo de esquirlas. Me incomoda su simetría. La nebulosa se origina cuando agito la tempestad que hay en mi mano. Entonces se enturbia el agua en su esfera de luz. Copos de tinta negra flotando como cadáveres tempranos. Son los insectos oscuros de la fiebre. Chocan contra la membrana del tránsito entre relojes. Van dejando sus vísceras sobre el parabrisas de un llanto. Llueve o lloro. Es lo mismo. La nada no tiene sangre, tan solo permanece en su canto. Nocturno insecto (Tigres de papel, 2014)


A n ó n i mo d e g u e rra Aquel que yace sobre un campo de batalla, aquel que cede su cuerpo al augurio de los mortales y solo mira de frente y destina sus ojos a la mirilla del proyectil, no vence. Aquel que cree en la verdad de los que morirán de cualquier cosa menos de guerra, aquel que sostiene su arma como una estilográfica que tacha nombres sobre el papel, aquel, no triunfa. Tan solo es dueño del vacío que deja tras el enemigo que no conoce y de las sombras con las que tal vez un día soñará arrepentido.

Perfil anónimo (Ejemplar único, 2017)


R e b a ñ o h u ma n o Como pupilos que defienden una idea irreversible. Como gotas que se juntan en un tintero y ceden su esencia a la pluma del escriba y avanzan tiñendo los tejidos de la tierra. Imprimen sus doctrinas con tachones sobre las piedras e imponen su lenguaje único y mordaz. Así son aquellos que se adoctrinan por miedo a pronunciar su credo. Su trazo no se yergue hacia lo alto, no construyen escaleras para divisar todo el paisaje, sino círculos concéntricos apuntando a un epicentro donde se esconde un solo hombre, ladrón de rostros y de identidades. Perfil anónimo (Ejemplar único, 2017)



ALEXANDER VÓRTICE

Alexander Vórtice (Pontevedra, 1979), es poeta, novelista, columnista, escritor y colaborador en "Diario de Pontevedra", PontevedraViva.com y en diversos blogs literarios tanto en España como en Sudamérica, y en las revistas culturales "Hablando con Letras" y "Guts Mag". Sus obras publicadas hasta el momento son 'Destilería Ocaso' (2004), 'Neurosis Tremens' (2005), 'Material de Soños' (2008), 'Dios y Otros Superhéroes' (2013), "Atrofiadas as Estrelas" (2015), "Crónica de un Hombre Bueno" (2016) y “Vegetaciones Carnívoras” (2017).


LÁ T I G O S DE P LÁ S T I CO Morir es el inicio y la vida es mientras tanto. Yo mantuve el brío en mis manos desnudas y las corrientes acusadoras se mostraron como arcos triunfantes, dignidades desanimadas al amanecer. Quise querer y tuve años de luz antes de que el frío se vendiese en cápsulas rojiblancas. También la oscuridad inundó mi féretro y los pájaros de barro y tiempo residieron en las alturas de mi cuerpo. Después el silencio fue sólido y alcohólico y mordió la mano que le dio de comer. Sucede que el pensamiento se mantiene firme como un gato azorado cuando la emoción es soterrada entre azotes de plástico y gas mostaza.


F A T Í G A ME Pon en duda tu sombra. Cuida de los objetos inanimados y dale de mamar a las antorchas de los fanáticos del verso. Coloca la pistola en la sien y sonríe. Nada hay más importante que unos dientes frente al espejo, dientes quebrados, ennegrecidos por los golpes del tiempo. Pon en duda la muerte y muéstrate tal y como eres. Fatígame con tu “quiero ser” ya que yo soy experto en causas perdidas. Bésame si no hay más remedio: soy un amante pésimo cuando Dios requiere mi alma y deja tirado en la cuneta este cuerpo tibio, ávido de otros cuerpos, cuerpo que concede opiniones, decretos y sonetos demasiado funestos.


CO RA Z Ó N Corazón sucio, rendido, casi apaciguado por los artificios de una realidad que no es como tú crees que es. Corazón a medias y corazón deshecho, corazón solidificado ante la moral que entona credenciales difíciles de soportar y mantener. Corazón iluminado gracias al alcohol: leve corazón de hojalata, esclavitud en medio de las costillas, lírica que no se toca ni se excita, pero que se puede –se debe­ besar. Corazón que mañana te casas, que dentro de 3 años te divorcias… Divino corazón de sal y rosas sanguinolentas, de coraza amable y sonetos muertos ante la realidad de los hechos.


E L NA UF RA G I O DE P O E Deduzco que Poe reside en los restos del naufragio; concluyo que los ángeles caídos lloran babas y balas negras, besos homicidas y rebeldía tabernaria. Deduzco que los grandes poetas que sufrieron y almorzaron sangre y bilis vivirán ahora en un lugar mucho más útil, con días impares, sonetos impares y ensoñaciones impares. Deduzco que el “ser” y el “estar” han dejado huella profunda en los espíritus de los poetas abatidos y severamente maltratados, roídos a causa de su postergada genialidad.


MA L D E C I R Maldigo el grito y la peste y el emblema que usas para darte a conocer a las multitudes. Maldigo la figura que no logra posarse en mí. Me levanto a medianoche procurando un vaso de leche o de vodka o un cigarro bastante añejo que me ayude a respirar o al menos a babosear versos de libido o de cajas registradoras. Maldigo sabiendo que mis anatemas son insonoras cual retrato pintado con migas de cerezas.


ME F U N D Í E N N E G R O Me fundí en negro por falta de color. ¿Qué decir, difunto amor, si el círculo zampa taladros orgásmicos y los ahorcados me faltan al respeto cuando ubico mi cabeza de calabaza en la caja de las disciplinas inacabadas? Fallecí en cines con aroma multicolor, en el Madrid de los Austrias aun me desespero cual físico imperfecto que rozó labios y acabó fumando vías de tren sin raíles ni pasajeros. Me fundí en negro por falta de mal humor, o tal vez haya sido por motivos de paladeo mental, como un sicario que bautiza a su primogénito… Como un ademán volcado en la cuneta de lo insensato.





ODALYS INTERIAN

Odalys Interián (La Habana 1968) Poeta, narradora y crítica. Presidenta y editora de Lyrics & Poetry Editions y miembro de AIPEH Miami. (Asociación Internacional de Poetas y Escritores Hispanos). Colaboradora de la revista poetasyescritoresmiami.com, en la sección: Universo poético. Instructora del Taller de Creación Poética del Centro de Instrucción para la Literatura y el Arte. Tiene varios libros publicados, Respiro Invariable (Extramuros, 2008) Textos suyos aparecen en las antologías Espacio Mínimo, (Extramuros 2009) y Nacieron en La Habana (Sur Editores, Ecuador 2009). Ese mar que me vence (Snow Fountain 2014). Recopiladora de antología Equilibrios contrarios (Snow Fountain 2015). Su obra le ha hecho merecedora de importantes premios dentro y fuera de Cuba. Premio del concurso de cuento: La Nota Latina, (2013). Premio en el prestigioso Concurso Internacional de poesía Facundo Cabral (2013). Segundo premio en el concurso de cuento La nota Latina (2016). Poemas y cuentos suyos aparecen publicados en las revistas Metaforología y Nagari, en la Antología: Todos Contamos (Snow Fountain 2016). Recientemente ha publicado Atráeme Contigo, con el poeta mexicano Germán Rizo (Espiral Publishing 2017). Obtuvo Primera mención en el I Certamen Internacional de Poesía Luis Alberto Ambroggio 2017. Premio en el concurso de Cuento, “Cuéntale tu cuento a la nota latina 2017, premio en el concurso de Poesía “Hacer arte con palabras” 2017. Obtuvo el III Premio Internacional ‘Francisco de Aldana’ de Poesía en lenguas castellana. (2018) Tiene publicado el libro de ensayo: Acercamiento a la poesía, (Lyrics & Poetry Editions 2018), y además: Salmo y Blues, Sin que te brille Dios, Esta palabra mía que tú ordenas y en proceso de publicación “Frágiles laberintos” (Lyrics & Poetry Editions).


Aquí la soledad es una dádiva Flor medusa que transpira la noche los puzles /las vidrieras apagadas de un país. Sigue el amor en su escombro de luces frías el hombre en su ronda y rutina de desamor. Porque un país también es un absurdo cuando anda en ese pésimo disfraz. Aquí también la soledad deja a la muerte sin oficio. Ronda la desmemoria. Llega la luz y nos descubre nos sorprende la claridad en el silencio que no supimos escribir. Nos va a nombrar ahora la nostalgia.


Habrá que demoler las raíces que crecen /los desamparos. Habrá que cortar el aire de un tajo para no ser semilla. Seguir esparcidos rozando la agonía en su candor de libertades. Habrá que inventarse un nombre y otra cabeza. Volverse pájaro andar ligero en el disparo abierto de la luz en la estrechez agónica del sol. Habrá que morirse en un tramo tranquilo lejos de la sal. Inventarse el olvido y otra memoria. Habrá que aferrarse a esta ciudad enfrentar la maldita circunstancia del agua por todas partes. Olvidar que la felicidad es un escombro un rayo mitigado de la luz empobreciendo las nostalgias.


Que ceniza nos compone y viene a beber al sol el viejo músculo la ciudad que florece sobre un montón de huesos secos. Bajo los signos la lluvia que interroga y uno puede juntar esas mitades ir desgranándose en el tramo húmedo en la abierta señal. Deberían curarnos las palabras palabras para llenar la muerte con una sombra viva para regar la oscuridad así sin ojos.


Amenaza lo armónico del amor ese ejercicio estridente de la luz en el vértigo infiel de las palabras. La esperanza no es de los muertos tampoco el miedo y sin embargo los siento temblar los oigo retorcerse en su semilla castrada bajo el fuego. Los oigo memoriosos agonizar hasta el fin. Roja es la pérdida y terrible el sol. Ese jadeo de la luz hundiendo una espiral de cruces. Doblegados sobre un viento marchito Intocables añadidos y sin remedio. Un puñado de muertos nos miran la soledad.


No sé qué circo viene a colgarnos de la muerte qué odio se vuelve eco de otros odios. Sigue el hombre en esa ceguera larga que es la soledad. Repárteles la noche repárteles la sombra que les gustó ahí estarán sus sembradíos. Y dale a cada cual según su perdón el pan /el vino prodigado /sus limosnas dales el poema /la sílaba viva excomulgando el sol las flores tiernísimas del silencio en su espacio insalvable.


Mi corazón escribe en la lluvia teje volcanes y un himno. Sigue hilando en su fiebre una maleza de oscuridades. El tiempo es esa sombra que se vuelve indecible carcome los espacios el sesgo vacío del geranio sobre la luz. Y soy la bipolar la que asesinan con ese trazo severo de demencia. Sitiada bajo el fragor de la penumbra bebo el horror del aire en paz respiro a Dios la llama de todos los silencios.

Poemas del libro Nos va a nombrar ahora la nostalgia Ganadora del III PREMIO INTERNACIONAL ‘FRANCISCO DE A LDA NA ’ DE P O E S Í A E N LE NG UA CA S T E LLA NA



ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA

Antonio Sánchez García, nacido el 8 de febrero de 1962, en Madrid (España) ,se autodenomina temporero del arte. Su oficio de arista le desarrolla en diferntes áreas, lo que lo convierte en un multifácetico artesano. Se desempeña como artista plástico, dibujante y escritor en tiempo versal


L i b ro Si te hubiera desconocido, algo en la letanía de mi memoria tendría un hueco en mi recuerdo esperando a que cayeras en él Si no te hubiera conocido, si no tuviera el recuerdo tuyo, saldría corriendo a por él Mi conocimiento de ti te encuentra siempre de viaje, una y otra vez leyendo en librerías de ayer


Nos vamos a entender El Sol está alto Mediodía en el campo no siendo primavera, se ve verde a sí mismo. Espejismos de esperanza, en espejos de arboledas. Si te digo arroyo… sonido de agua clara… Si te digo color… musical manantial… En la orilla del mar sopla el viento y tu cabello, me cuenta lo que ya sé. ¡Nómbrate luz! ¡Nos vamos a entender!


Mañana y ayer En el Sol de las flores están todas las cosas, desaparece la nieve y apareces tú, sola. Es el frío que entierra la música en las hojas, escondida por dentro, con todas las letras, en sempiterno carbón negro. Versos de distintos poetas que el viento los vuela Parientes, ascendientes Ancestros árboles de la vida genealógicos progenitores… caballos de Troya que desvelan desde dentro lo que no vemos por fuera. Maestros de otro tiempo. Ellos no mueren nunca, como nunca muere el recuerdo Una cajita en una caja, en un escritorio abierto con una llave maestra. Arte por dentro, letra por fuera


O UT LO O K Poema de amor…………… ………inesperado Nueva carpeta…...……….. ……….te necesito Página de inicio…….……... ………volvamos a empezar Mostrar en favoritos….…… ………no te olvido Archivo, enviar recibir….…………..te guardo en el corazón Correo no deseado……..… ……....no respondes a mis llamadas Marcar como no leídos……. ……...salta tu contestador Responder, responder a todos….. .estarás ocupada Bandeja de entrada………………..¿desayunamos? Te adjunto un archivo…………….. un beso Eliminar todo…………………..……no me olvides Saludos………………………….…. te quiero Arróbate que hace frío Archivo imprimir


Cuando quieras Vengo, como muchos, de una calle, de una era, de una acera sin parques. Y, como muchos, de soledades De esa multitud, quietud de antes. Vengo, como todos, de una célula, De una cualquiera que fuera ella. Y como nadie, igual que nadie voy hacia la vida y la espera ¿A qué tanta diferencia? Si tú, si todos, venimos y vamos del cálido viento a la niebla, de la lluvia limpia al barro. ¿A qué tanta vanidad? Si todos nos necesitamos Si tú imaginas igual que yo, un secreto de intercambio. ¿Qué ocultamos entre las manos? ¿Qué guardamos en los bolsillos? Continuará otro día… Cuando tú quieras que continúe No sé…cuando sea


NEGRO y BLANCO El color vende la sonrisa que arrebata a la tristeza, matiza el gris en su paleta y le acompaña en su alegría. Un girasol amarillo viene y… explica la gracia del mundo, otras…luce en cuarto interior, “La habitación de Van Gogh” artificial, con menos brillo. Rojo amor vivo, encarnecido, conocido corazón inseparable, enamorándose de sí mismo. “Flores de Odilón Redón” Color siena, marrones, tierras, Armónicos, desiertos de fiesta, se acercan a un verde y cantan a su esperanzada primavera. “Las islas de Paul Gauguin” El azul de las altas sierras, si es de Prusia; tiene fuerza, si es cobalto; serena tristeza. “Horizontes altos de Cezanne” Colores, grandes cosechas. Blanco: tú y yo nos entendemos, yacemos junto a la noche, tú, luna, yo, negro cielo Soy la sombra de tus alas Cuánto nos queremos, Don Antonio Saura





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