NOTICIAS MAGISTERIALES 34 2020-No. 1 EDUCACION EN TIEMPOS DE PANDEMIA? EDUCACION VIRTUAL O DOCENCIA NO PRESENCIAL DE EMERGENCIA? DOCENTES Y EL GLOBAL TEACHER PRIZE
Mario Suarez UN
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AGISTERIALE
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MEDIOS INFORMATIVOS
RESUMEN No. 34 MARIO SUAREZ (RECOPILACION) En este número los temas a tratar son: Tabla de contenido
CALENDARIO ACADEMICO 2020 .......................................................................................................................................................... 3 RESOLUCION 0786/2020 ............................................................................................................................................................................ 3 RESOLUCION 0713/2020 ............................................................................................................................................................................ 4 RESOLUCION 0650/2020 ............................................................................................................................................................................ 4 POEMA AL MAESTRO .................................................................................................................................................................................. 5 COMUNICADO ADE ................................................................................................................................................................................... 6 Reapertura de escuelas: cómo volver a encaminar la educación después de COVID-19 RECOMENDACIONES DE LA UNESCO .......................................................................................................................................... 8 Tres preguntas urgentes ............................................................................................................................................................................ 8 1. Tiempo: ¿cuándo pueden reabrir las escuelas? ........................................................................................................................... 8 2. Condiciones: ¿qué condiciones previas deben cumplirse antes de que las escuelas vuelvan a abrir? ........................... 8 3. Procesos: ¿cómo pueden los estados organizar la reapertura de las escuelas a nivel práctico? ..................................... 9 Faltan muchas medidas por definir para el regreso a clases en Bogotá .................................................................................... 11 Coronavirus y reapertura de colegios, una decisión compleja ..................................................................................................... 12 ¿Educar para qué?, el desafío de ser maestro durante una Pandemia ...................................................................................... 13 La certeza de seguir siendo maestros ........................................................................................................................................................ 15 "Una vez profe, siempre profe": mensajes entre maestros en su día ¡Gracias! .............................................................................. 17 Educar desde la ruralidad en tiempos de pandemia .............................................................................................................................. 26 https://cerosetenta.uniandes.edu.co/por-alla-no-llega-ni-dios-la-educacion-rural-en-tiempos-de-pandemia/ ......................... 28 Los colegios públicos de Colombia no están preparados para dar clases virtuales ...................................................................... 31 Profesora colombiana, entre finalistas del Nobel de Educación ......................................................................................................... 32 Las clases virtuales de la 'profe' nominada al Global Teacher Prize ......................................................................................... 34 Docentes que le cambian la cara al país ........................................................................................................................................ 36 Docentes, entre la reinvención y la conexión desde los hogares ................................................................................................... 41 La educación: un grave problema de la ruralidad colombiana ............................................................................................................ 42 Así ha afectado el Covid-19 la educación en Colombia ....................................................................................................................... 44 Impacto en los colegios ................................................................................................................................................................. 45 El impacto en los profesores ........................................................................................................................................................... 46 Padres de familia, otros afectados................................................................................................................................................. 47 El impacto en los estudiantes.......................................................................................................................................................... 48
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CALENDARIO ACADEMICO 2020
RESOLUCION 0786/2020
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RESOLUCION 0713/2020
RESOLUCION 0650/2020
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POEMA AL MAESTRO
COMUNICADO ADE
https://www.adebogota.org/images/pdf/2020/300420/Proteccion_de_los_derechos_constitucionales_fundamentales_a_la_VIDA.pdf Estimadas Alcaldesa y Secretaria: Nos dirigimos a Ustedes, para expresar nuestro enérgico rechazo por las afirmaciones del gobierno nacional en cabeza de la Ministra de Educación, del regreso de los estudiantes a las clases presenciales después del 31 de mayo, lo cual va en contravía de las políticas públicas desarrolladas por su administración en pro de proteger la vida de todos los estamentos de la comunidad educativa en el marco del Aislamiento Obligatorio y la Cuarentena Por La Vida, frente a la realidad de la pandemia de la covid-19. Si bien es cierto que, la ADE apoya la decisión de modificar el parágrafo 1º del artículo 1º de la resolución 0650 del 17 de marzo de 2020, relacionado con los ajustes del calendario académico en el sentido de desarrollar bajo la estrategia “Aprende en Casa”, en el periodo comprendido entre el 16 de marzo hasta el 31 de mayo, mediante resolución 0713 del 17 de abril de 2020, conservando los periodos de receso escolar estudiantil y la semana de desarrollo institucional no presencial, sin embargo, vemos que no existen condiciones en las instituciones educativas para el regreso a clases presenciales a partir del 1º de junio, y si no se toman las medidas sanitarias de bioseguridad, transporte e infraestructura para proteger la vida de todos los estamentos de la comunidad educativa tampoco se podrá volver a la presencialidad en el segundo semestre. Retomando las palabras de la alcaldesa en entrevistas “este año no será normal” se hace necesario evaluar de manera rigurosa, las condiciones para poder regresar a los colegios toda vez que debe primar la vida y la educación en condiciones dignas. Los estudios científicos, los actuales adelantos tecnológicos y el desarrollo de la pandemia en Colombia indica con claridad que con la población estudiantil en las calles junto con el gremio docentes y todas las dinámicas sociales que se generan alrededor, se eleva el factor de riesgo de contaminación entre la comunidad educativa. La privatización y la desfinanciación de la cual ha sido víctima la educación pública estatal a través del Sistema General de Participaciones (SGP) impulsada por los gobiernos capitalistas neoliberales y los profundos estragos que dejo la administración de Peñalosa, demuestran que los colegios requieren de condiciones de infraestructura e implementos para hacer el control sanitario: no cuentan con amplios espacios, ni áreas libres para mantener distancias de más de un metro entre los estudiantes, máxime con la imposición de los parámetros existentes hoy, que lleva a condiciones de hacinamiento en muchos colegios de la capital. Aún más, no se han implementado los protocolos y mecanismos de protección de seguridad y salud en el trabajo, que haría de los espacios pedagógico-laborales, lugares seguros para proteger la vida y así desarrollar el proceso académicoformativo de manera regular. Se requiere con urgencia garantías de protección a los docentes para recibir a los estudiantes, y como es bien sabido, en la ciudad no hay un Sistema de Salud y Sanidad Pública adecuada para atender el aumento de infectados y hacer un control de las condiciones de salubridad de los estudiantes y educadores(as) a la entrada y a la salida de las instituciones educativas. Nos estamos refiriendo a una población de aproximadamente 780.000 estudiantes y de 36.000 docentes únicamente de la educación oficial. De igual forma, el desplazamiento del magisterio por la ciudad, especialmente de los educadores que tienen que desplazarse a grandes distancias en transporte público y quienes tienen que abordar varios transportes, como es el caso de los educadores que usan las rutas de Secretaría de Educación hacia los colegios rurales y los que tienen problemas de seguridad, se convierte en un riesgo para los(as) compañeros(as), con impactos impredecibles que pueden ser difíciles de controlar.
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Así las cosas, como directivos de la ADE, en representación del magisterio, el estudiantado, las madres/padres de familia de los colegios públicos estatales solicitamos que se mantenga la estrategia “Aprende en Casa” de modalidad NO PRESENCIAL hasta que las condiciones aquí planteadas sean una realidad en todas las instituciones de la capital; que se inicien de manera perentoria todas las adecuaciones posibles para lograr esas condiciones en el menor tiempo posible, así como que se tenga en cuenta los análisis y desarrollos científicos de la pandemia del SARS COV2, lo cual indica que todo el primer semestre debe desarrollarse bajo la modalidad no presencial, y antes de iniciar el segundo semestre, realizar la verificación de las condiciones, entre la Secretaría de Educación y la Asociación Distrital (ADE), que permitan garantizar la preservación la vida de todos los miembros de la comunidad educativa. Las condiciones para regresar de forma presencial pasan por: 1. Que cada institución educativa y en el marco del respeto por el gobierno escolar y la autonomía institucional se adopten mecanismos para la protección de los integrantes de la comunidad educativa. 2. Adecuación de las instituciones educativas respecto a infraestructura, materiales y personal necesario para evitar al máximo el contagio de cualquier integrante de la comunidad educativa: 3. Suministro de gel antibacterial en cada una de las dependencias del colegio. 4. Contratar auxiliares de enfermería para cada institución que revisen por medio de termómetro electrónico un testeo de la comunidad educativa dos veces al día. 5. Comedores escolares que den garantías de bioseguridad no solo en el proceso de preparación de alimentos, sino en el empaque de los mismos, que ha de ser en forma de ración individualmente, al igual que los refrigerios, para ser entregados a cada estudiante sin aglomeraciones en el comedor. 6. Diseño de planes de contingencia para las horas pico de los establecimientos educativos, como ingreso, salida y periodos de descanso, evitando que sean masivos. 7. Diseño y ejecución de un modelo de rotación de estudiantes para disminuir las conglomeraciones al máximo, ya sea por grados, por edades o por cursos. 8. Dotación de tapabocas, anteojos, guantes y demás elementos necesarios de protección para el cuerpo de docentes, administrativos y personal de servicios generales. 9. Determinar el COVID 19 como una enfermedad laboral. 10.Reducción de horas presenciales hasta que esté controlada la pandemia. 11.Modificación del parámetro de estudiantes por aula. Máximo 15 estudiantes por aula al mismo tiempo. 12.Establecer un orden de prioridad de las propuestas. Las inmediatas hasta terminar el primer semestre con la estrategia “Aprende en Casa”, y las de inversión para agilizar las adecuaciones necesarias, dotación y el suministro de insumos a fin de brindar a la comunidad educativa garantías para desarrollar el proceso educativo, en el segundo semestre. condicionando el regreso a la educación presencial, solo si existen todas medidas de protección para salvaguardar la vida. 13.Dotación de tabletas y/o computadores, para todos los estudiantes y docentes de la ciudad, y la conexión permanente a Internet a través de la ETB, es un asunto indispensable en el marco de la estrategia “Aprende en Casa”, pues solo así es posible garantizar las condiciones informáticas mínimas, para superar las dificultades de comunicación de todos los estudiantes y la comunidad educativa. 14.Ajustes en la política pública educativa, en los currículos, en los planes de estudio, en los modelos pedagógicos y de evaluación, que requieren los tiempos actuales y venideros, de manera que el centro de la labor educativa sea el respeto por la dignidad humana, la prevención de la violencia intrafamiliar y social y las garantías de bienestar de los docentes, estudiantes, y las familias que conforman las comunidades educativas. En ese sentido, se requiere ajustar el PEI de cada colegio, a través del desarrollo efectivo del principio constitucional de la democracia participativa (gobierno escolar y autonomía institucional), junto con el apego irrestricto a la libertad de enseñanza y de cátedra, que también hace parte de los derechos constitucionales fundamentales que se deben preservar (artículo 27 CPN). 15.Incremento en el valor del Bono Alimenticio a $150.000 (pesos m.cte), como estrategia para prevenir la desnutrición, toda vez que es por todos conocido que, producto de las políticas neoliberales, en Bogotá se vive una profunda desigualdad social afectando a más del 60% de la niñez y la juventud de la ciudad y que la lucha por la alimentación escolar ha sido fundamental para la ADE; por eso hoy más que nunca exigimos transparencia en el manejo y aumento sustancial de los recursos para avanzar en su cobertura plena. Ahora bien, el 19 de junio se avizora una masacre laboral, al terminarse el contrato de 6.000 docentes provisionales, que dependían del Plan de Desarrollo de Peñalosa, sumado a los que han quedado sin empleo injustamente desde el segundo semestre del año 2019 y los docentes a quienes se les ha ido terminando el contrato en lo corrido de este año 2020, incluso en los tiempos de la cuarentena, afectándose así la atención en salud por parte del servicio médico. En nombre de los docentes provisionales exigimos su reubicación y nombramiento, así como la modificación de los modelos de vinculación, que dejan sin empleo a docentes, siendo requeridos por los colegios al aplicar los nuevos criterios impuestos por el gobierno nacional con el “sistema maestro”.
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Somos insistentes en las gestiones necesarias para una convocatoria a concurso docente que conduzca al nombramiento en propiedad, de quienes hoy son provisionales. Finalmente, hacemos un llamado para que en la reunión programada para inicios del mes de mayo tengamos respuesta a las solicitudes de las prórrogas, y discutir la permanencia de los 6.000 provisionales a través de nuevos programas que fortalezcan la educación pública estatal y no los llevados a cabo por la administración de Peñalosa, que no aportaron al proceso educativo, y sí generaron tercerización, flexibilización y pauperizaron de las condiciones laborales de la planta provisional, tanto docente como administrativa y de servicios generales, discriminando a docentes y administrativos(as) de más de 50 años de edad por la Secretaria de Educación. La reubicación y prórroga de los contratos de los provisionales conforme el decreto 2105 de 2017, el memorando del 23 de octubre de 2018, y la resolución 016720. Así mismo, la apertura y modificación de criterios de la plataforma APPLICA, y el nombramiento de personal de servicios generales para limpieza y desinfección de las plantas físicas en los cambios de jornada y fines de semana. Agradecemos su atención, JUNTA DIRECTVA ADE
Reapertura de escuelas: cómo volver a encaminar la educación después de COVID-19 RECOMENDACIONES DE LA UNESCO 13 DE MAYO DE 2020
Es una temporada de 'regreso a la escuela' como ninguna otra: los países comienzan a reabrir sus puertas escolares después de semanas de cierres forzosos. Las autoridades educativas de todo el mundo deben prepararse urgentemente para que el aprendizaje en la escuela comience nuevamente, sabiendo que las escuelas y los estudiantes enfrentan desafíos sin precedentes a raíz de la fase aguda de la pandemia COVID-19. "A pesar de la incertidumbre sobre el final de la pandemia, debemos comenzar a planificar la reapertura de las escuelas ahora", dijo Suzanne Grant Lewis, directora del IIPE y oradora principal en el reciente seminario web de la UNESCO sobre la preparación y gestión de la reapertura de las escuelas . "Es responsabilidad de los gobiernos y los proveedores de educación anticipar una reapertura".
Tres preguntas urgentes Si bien reconoce que el brote tendrá un grave impacto en la educación a mediano y largo plazo , la Sra. Grant Lewis instó a los países a centrarse en la perspectiva a corto plazo. En su discurso, expuso tres preguntas críticas e inmediatas que los gobiernos y otras partes interesadas deben formular. 1. Tiempo: ¿cuándo pueden reabrir las escuelas? "La prioridad absoluta es salvaguardar la vida y el bienestar de las personas", dijo Grant Lewis. "Los padres, los maestros y las comunidades escolares deben tener la confianza de que el sistema escolar puede proteger la salud física y mental de los estudiantes, maestros y otro personal educativo". Esto significa preguntar, por ejemplo, si la reapertura de las escuelas corre el riesgo de propagar el virus, si las escuelas tienen las instalaciones de higiene necesarias, cómo reducir el tamaño de las clases para tener en cuenta las medidas de distanciamiento físico y qué apoyo psicológico necesita la comunidad escolar. La situación es diferente, e incluso dentro de cada país, y las medidas para la reapertura deberán ser específicas del contexto. La Sra. Grant Lewis también enfatizó la importancia de proteger los logros educativos y la continuidad del aprendizaje para todos. "Es probable que los impactos del cierre de las escuelas sean desiguales, y las disparidades deberían abordarse, por ejemplo, condensando el plan de estudios o reorganizando los exámenes ". Señaló que los ministerios de educación deben asegurarse de que las autoridades de salud consideren el calendario escolar cuando decidan los horarios para la reapertura de las escuelas. 2. Condiciones: ¿qué condiciones previas deben cumplirse antes de que las escuelas vuelvan a abrir? Los criterios principales para la reapertura se relacionarán con la protección física contra el coronavirus. Las autoridades podrían comenzar reabriendo las escuelas que se encuentran en las áreas menos afectadas por el brote o que tienen las instalaciones de higiene más apropiadas. Aparte de esto, la Sra. Grant Lewis dijo, 'una segunda consideración práctica es la disponibilidad del personal
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escolar, especialmente los maestros. Es probable que los números de maestros y estudiantes en las aulas tengan que cambiar, y puede ser necesario reorganizar el día escolar ''. Ella recomendó usar técnicas de mapeo escolar para explorar, por ejemplo, la escuela de doble turno. Una tercera condición es la capacidad de las administraciones e instituciones locales para realizar los cambios necesarios. ¿Pueden los actores de la educación subnacional, incluidos los directores de escuela, implementar la educación de doble turno? ¿O pueden continuar las prácticas de aprendizaje a distancia para algunos estudiantes mientras reciben a otros en el aula? preguntó la Sra. Grant Lewis. "Tenemos que centrarnos en la cantidad de docentes dispuestos a regresar al trabajo y en la cantidad de estudiantes en riesgo de abandonar la educación". 3. Procesos: ¿cómo pueden los estados organizar la reapertura de las escuelas a nivel práctico? El desafío para los estados es determinar qué estrategias y acciones tomar a nivel nacional y escolar. "Una pregunta para comenzar", aconsejó la Sra. Grant Lewis, "es: ¿quién vuelve primero a la escuela? Algunos países pueden optar por un enfoque geográfico, considerando el acceso a la educación a distancia como un factor clave, y las escuelas en áreas con niveles más altos de pobreza son las primeras en reabrir ''. También existen otras estrategias. En China, la reapertura escolar comenzó con aquellos en áreas menos pobladas, y priorizó a los estudiantes de secundaria en sus últimos años de educación. En otros lugares, en Dinamarca y Noruega, los alumnos más jóvenes han regresado primero porque tienen menos capacidad que los estudiantes mayores para aprender a distancia. "Cuando se trata de reabrir escuelas, el enfoque de" consultar, coordinar y comunicar "es clave", dijo la Sra. Grant Lewis. 'Es fundamental generar confianza entre todos los interesados. Esto se puede lograr a través de la comunicación dentro de la comunidad escolar y las campañas de regreso a la escuela dirigidas a los niños con mayor riesgo de abandonar la educación de forma permanente ''. Es probable que el cierre de escuelas haya empeorado las desigualdades educativas, poniendo en peligro el logro del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 , y todos los países tienen el deber de garantizar que una interrupción temporal de la escolarización no se convierta en permanente para los niños vulnerables. Ahora es el momento de planificar y prepararse para el futuro inmediato de la educación.
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De acuerdo con las últimas cifras reveladas por la organización, entre el pasado martes y este jueves 19 de marzo se presentó un aumento de once millones de menores sin escuela. De esta manera, el cálculo global es de 861’737.696 niños sin clases. Este número es resultado de la suma de la población estudiantil que ha dejado de estudiar luego de que sus gobiernos nacionales y locales anunciaran el cierre de escuelas. Con esto, ya son 107 los países en los que no hay clases, entre ellos Colombia, que contribuye al cálculo con más de nueve millones de niños y adolescentes desescolarizados.
Así está la desescolarización en el mundo por coronavirus.Foto: Unesco
Claro está que en el caso del país, esta cifra suma al conteo mundial a pesar de que las directrices nacionales no son suspender la totalidad de los cursos, sino buscar realizarlos de manera virtual o a distancia.
En el mapa virtual de la Unesco se puede apreciar el listado de países que cerraron por completo las escuelas y aquellos que lo han hecho de manera parcial. Llama la atención el caso de Australia, que ya presenta más de 600 casos de personas infectadas con el nuevo coronavirus, pero hasta el momento no ha tomado la decisión de cerrar sus escuelas. También está el caso de México, donde el Gobierno ha tomado pocas medidas para combatir el virus. Sin embargo, por iniciativa propia, algunas escuelas han decidido negarse a brindar atención presencial.
Faltan muchas medidas por definir para el regreso a clases en Bogotá Se evalúa posible escenario. Profesores dicen que regresar sería un atentado contra la vida. Hasta ahora se están estructurando las medidas para el regreso a clases. Por: Bogotá13 de mayo 2020 , 08:50 a.m. Aún hay mucho por definir ante un posible regreso a clases de forma presencial de los estudiantes de los colegios públicos de Bogotá. Sin embargo, las declaraciones de la secretaria de Educación, Edna Bonilla, alertaron a las familias y a los profesores. La idea comenzó a sonar en el Ministerio de Educación, la de que en el segundo semestre del año se podría pensar en un regreso a las clases presenciales, pero según la evolución de la pandemia por la covid-19. Ante este escenario, la Secretaría de Educación tiene que comenzar a esbozar algunas ideas y eso es todo lo que ha pasado. Lo que existe en este momento es una mesa conjunta con la Secretaría de Salud y la facultad de medicina de la Universidad Nacional para establecer los posibles protocolos en caso de un regreso a la presencialidad en los colegios públicos de Bogotá. "Aquí no vamos a volver a la normalidad sino a una nueva normalidad", dijo Edna Bonilla. Uno de los temas que se avalúa es el del distanciamiento. "Nuestras aulas tienen en promedio de 40 a 45 niños, seguramente, ante la emergencia, no podrían existir más de 15 niños. Tendríamos que manejar muchas medidas de bioseguridad", dijo Bonilla. También se están revisando estrategias de otros países como que existan turnos para que asistan niños por grados de educación. Otro tema clave que va a requerir de una logística especial es la alimentación escolar. "Esta tendrá que realizarse con turnos y con normas extremas de limpieza", dijo Bonilla. Tampoco será fácil definir quién va a cuidar a los niños cuando sus padres comiencen a trabajar. "Este es un tema muy delicado y por eso desde ya se están planeando todas las estrategias", explicó la Secretaria de Educación. Por ahora y mientras se consolida un verdadero plan, que de igual forma tendría que estar sujeto a las decisiones presidenciales, la virtualidad sigue siendo la principal estrategia para garantizar la educación de los estudiantes de los colegios públicos. También la televisión, la radio y la entrega de guías. 'Volver a clases sería un atentado contra la vida' La Asociación Distrital de Educadores (ADE) ya se pronunció sobre un posible regreso a clases de forma presencial durante el segundo semestre del año en curso. "Los maestros de Bogotá en un acto de responsabilidad por la vida de nuestros estudiantes y sus familias le exigimos a la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, y a la ministra de Educación, María Victoria Angulo, que no reinicie clases el próximo 31 mayo, sería un atentado contra la vida de niños, padres y maestros", dijo William Agudelo, presidente ADE.
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Coronavirus y reapertura de colegios, una decisión compleja 08 de mayo 2020 , 12:24 p.m. El planeta, paralizado por la pandemia de covid19, está esbozando un tímido retorno a la normalidad que depende en gran medida de lo que ocurra con los colegios, un tema muy delicado, especialmente en Europa. ¿Hay que mantener cerrados los colegios, dificultando así la reanudación del trabajo de los padres? ¿O volverlos a abrir, pese a que algunos temen que no hay garantías sanitarias? Los partidarios de abrirlos citan estudios según los cuales los niños están poco contaminados, pero sin convencer a quienes se oponen y temen que primen las consideraciones económicas sobre la salud. En Italia, el Instituto Superior de la Salud consideró que la reapertura de colegios reactivaría "inmediatamente" la pandemia. Así, Italia ha decidido que no habrá escuelas antes de septiembre, como Bulgaria, Irlanda, España o Túnez. En Estados Unidos, el alcalde de Nueva York, ciudad duramente golpeada por el virus SARS-CoV2, ha puesto fin al año escolar, sin tomar decisión alguna para septiembre, y ello pese a los alegatos del presidente Donald Trump en favor de la reapertura. En cambio, otros niños europeos sí han vuelto a clase en Dinamarca, Noruega, Islandia o Austria, entre otros países. La reapertura es generalmente progresiva, con clases reducidas, según edades y sin carácter obligatorio. Croacia solamente admite a partir del lunes a los niños más pequeños, cuyos dos progenitores trabajan, y que no sufren ninguna enfermedad crónica Francia y Alemania inician también el lunes un proceso de desconfinamiento escolar muy regulado, que no siempre convence a padres o profesores. Sylvie, institutriz en el sudeste de Francia, afirma que los "gestos barrera" en los más pequeños son "imposibles", igual que lo es para ellos mantener la distancia social o impedir que compartan material de juego. La misma preocupación se produce en otros países, como en Portugal. En este país los miembros de la Federación de los Padres de Alumnos (CNIPE) temen que sus niños sean tratados como "cobayas" para "probar la inmunidad colectiva"."Mi hijo no es cobaya" es también el eslógan de una página Facebook en Dinamarca, que tiene 40.000 miembros. Sin embargo, más de tres semanas después de la reapertura oficial de colegios y jardines de infancia, la inmensa mayoría de los niños daneses van a clase, y siguen escrupulosamente el protocolo sanitario. Cuando más golpeaba la epidemia, un 87% de estudiantes de todo el mundo (desde jardín de infancia hasta la universidad) se quedaron sin poder ir a sus centros. Ello afectó a más de 1.500 millones de jóvenes y niños de 195 países. Esa cifra ha caído a 1.268 millones el 7 de mayo, en 177 países. "La decisión de saber cuándo y cómo volver a abrir (centros educativos) está lejos de ser sencilla", admitía hace unos días la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay. Pero "ello debería ser una prioridad" pues "hay numerosos alumnos que se quedan atrás en el aprendizaje", agrega. Desde el principio la UNESCO se preocupa por las masivas perturbaciones que sufre la educación, y teme consecuencias para los niños más desfavorecidos, con entorno familiar inestable y sin medios tecnológicos que permitan una enseñanza a distancia. Esta preocupación es compartida por otras agencias de la ONU, como UNICEF, que alude a los riesgos de desescolarización definitiva, con sus devastadoras consecuencias a largo plazo: aumento de desigualdades, violencia,
desempleo, matrimonios precoces. Incluso en las sociedades ricas, el cierre de escuelas ha tenido consecuencias sociales, al privar de almuerzo escolar a los hijos de las familias más precarias. Ello ha sido evitado en Finlandia donde los establecimientos cerrados han seguido distribuyendo a mediodía comidas a los alumnos. Ese argumento ha sido retomado por el primer ministro francés, Edouard Philippe, que aludió el lunes a "una prioridad social y republicana". Aunque, fundamentalmente, "la vida económica debe reanudarse rápida e imperativamente", agregó. El sistema educativo del país debe prepararse para continuar con el modelo de estudio en casa hasta el 31 de mayo o hasta la fecha que establezcan las autoridades de salud. Así lo señaló la ministra de Educación, María Victoria Angulo, en un debate de control político en la Comisión Tercera del Senado de la República. Esto quiere decir que el Ministerio no ha tomado la decisión de extender esta medida y que, teniendo en cuenta la curva epidemiológica y que de momento no hay vacuna ni cura contra el covid-19, el Gobierno se prepara para afrontar todos los escenarios posibles. Así las cosas, la ministra Angulo reiteró que, de momento, la emergencia sanitaria y la suspensión de clases presenciales van hasta el 31 de mayo, y que levantar esta medida o extenderla dependerá de las recomendaciones y protocolos que establezca el Ministerio de Salud. "Dependerá de la fecha en la que el Ministerio de Salud indique en la que se puedan generar esquemas de reencuentro en las aulas. Habrá momentos de encuentro presencial, según sea la dinámica de la pandemia en las regiones, pero seguirán estando las herramientas virtuales, radio y televisión para la formación", señaló la funcionaria. Esto quiere decir que se evalúa un abanico de posibilidades, lo cual podría cambiar de acuerdo con la evolución de la emergencia, o sea que si se incrementan los casos o se evidencia un aumento de estos, se volverían a suspender las clases presenciales, en el caso hipotético de que se haya levantado la restricción. Todas estas medidas se tomarán teniendo en cuenta los conceptos del Ministerio de Salud y de expertos epidemiológicos, como se ha venido haciendo hasta el momento. Durante la intervención, la ministra Angulo aprovechó su intervención en el Congreso para explicar cuáles son las opciones que se evalúan para el regreso a las aulas de clase de manera presencial. “Son muchas formas que se evalúan para hacer el regreso, como ya lo vemos en otros países de Europa y Asia, donde se evalúa hacerlo por área, grados, departamentos, regiones, por días”. Y añadió: “Estamos trabajando ya en el protocolo de regreso a clase, que después será coordinado con las secretarías de Educación, que tiene tres variables importantes: de tiempo, de condiciones y proceso. El propósito de esto es garantizar la continuidad de aprendizaje, trabajo en temas socioemocionales y salud mental, los cuidados físicos y de salud, protección a los maestros y administrativos, trabajo con padres de familia y focalización en entidades territoriales”.
¿Educar para qué?, el desafío de ser maestro durante una Pandemia Por: Margarita Sáenz* En el marco de la emergencia sanitaria, los estudiantes retomaron sus clases de manera virtual, lo cual ha generado un impacto muy fuerte en la operación del sistema educativo. En algunas familias, padres y cuidadores están haciendo malabares para acompañar a sus hijos en el desarrollo de las actividades, mientras hacen teletrabajo y
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adelantan las actividades del hogar. En otras familias, los hermanos mayores cuidan de sus hermanos pequeños mientras tratan de hacer sus tareas y sus padres se rebuscan los alimentos del día. Por su parte los profesores están diseñando nuevos materiales y actividades, poniendo en funcionamiento plataformas y buscando maneras creativas de adaptarse a las circunstancias. En últimas, todos estamos buscando que el sistema siga operando bajo las circunstancias actuales. Después de días de frenesí, se comienza uno a preguntar para qué. ¿Cuál es el propósito? ¿Para qué educar bajo esta coyuntura? Una primera respuesta pareciera ser, para tener a los niños ocupados. Es una respuesta válida cuando los padres y cuidadores están tratando de trabajar desde casa. En otros contextos, la pregunta resulta irrelevante. Las familias están tratando de sobrevivir y la educación es la última de sus preocupaciones. El acceso a alimentos, al agua, mantener unos niveles mínimos de convivencia, evitar el abuso a mujeres y niñas, en fin, son los problemas más apremiantes. Pero con un poco de silencio y pausa, la respuesta de fondo es evidente. Educar en época de coronavirus tiene un único propósito, el propósito rector que nos debe guiar siempre pero que se desdibuja con facilidad: que los niños y jóvenes aprendan. ¿Y qué tienen que aprender ahora? Esta será la primera de muchas pandemias globales que deban navegar las generaciones más jóvenes. Y por eso, no podemos desaprovechar esta oportunidad para avanzar en su formación como ciudadanos de este mundo que nos está tocando vivir y que ellos van a heredar, como miembros de sus comunidades y familias. En estas semanas de reflexión, en Enseña por Colombia hemos identificado aquello que nos parece clave que los niños y jóvenes aprendan en estos tiempos de COVID 19, sea cual sea el contexto social donde viven. En primer lugar, esta es una oportunidad para que desarrollen un pensamiento crítico para analizar la información que les llega a ellos y los adultos de sus hogares, hacer preguntas y sacar sus propias conclusiones de lo que está pasando. La innumerable información que circula en medios y redes sociales son un buen pretexto para hacerlo. Segundo, la convivencia durante la cuarentena requiere regulación emocional. Comunicar lo que sienten, gestionar sus emociones en situaciones de conflicto, mantener el buen ánimo y manejar la ansiedad y el estrés son habilidades que pueden desarrollar ahora. Finalmente, esta emergencia nos está permitiendo comprender mejor cómo funciona la sociedad global. Esta es una oportunidad para entender el impacto de nuestras acciones individuales y la responsabilidad colectiva que tenemos frente a los retos sistémicos del mundo. También está visibilizando de una manera más aguda las brechas sociales en
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nuestro país que crecen mientras avanza la emergencia. Siguen asesinando líderes sociales, el impacto de la emergencia en las minorías étnicas y la población rural, la falta de acceso a agua potable, la inseguridad alimentaria de millones de familias, la violencia de género que se agudiza en la cuarentena. La tarea de formar ciudadanos que lideren y movilicen a sus comunidades en momentos de incertidumbre como este no se quedó en el salón de clases. Debemos aprovechar esta coyuntura para que todos aumentemos nuestro sentido de justicia social y desarrollemos empatía por el otro. Esta coyuntura nos regala una oportunidad única para que todos vuelvan a la pregunta fundamental: ¿Para qué educamos? No perdamos de vista el propósito final y permitámonos ser tocados y transformados por esta crisis, para repensar el sistema, dejarnos desafiar por la realidad y sobre todo, abrir espacios nuevos en nuestras familias y comunidades donde los niños y jóvenes puedan seguir aprendiendo. * Directora Ejecutiva de Enseña por Colombia, movimiento conformado como ONG desde hace 9 años , que busca aportar a la construcción de un país más equitativo desde la educación. Hace parte de la red global Teach For All que tiene presencia en 55 países. A través de sus acciones busca transformar contextos, disminuir la brecha de la inequidad educativa en el país y de esta manera lograr que todos los niños, niñas y jóvenes reciban una educación que les permita desarrollar su máximo potencial.
La certeza de seguir siendo maestros Por: Cecilia Dimaté* En 1927, Werner Heisenmber formuló el Principio de incertidumbre, planteando que es imposible determinar con exactitud dos variables de un mismo fenómeno; por ejemplo, posición y velocidad. Este enunciado dialogaba con los cuestionamientos de Poincaré (1903), acerca de si el sistema solar sería estable eternamente y el subsecuente reconocimiento de que existían elementos relacionados en lo que no era posible predecir los resultados, en tanto, pequeños cambios en las condiciones iniciales podrían provocar transformaciones sustanciales en los resultados. Para no ir más lejos, uno de ellos era el correspondiente a las epidemias. Posteriormente, en la década de 1950, las ciencias físicas abrieron el espectro de su interés para ahondar en el estudio de la conocida teoría del caos, reafirmando, ante la comunidad científica, la imposibilidad del control y la predicción absoluta sobre los fenómenos de toda índole. El mundo empezó a verse –entonces– de manera compleja y el estudio de lo incierto comenzó a formar parte del interés de los científicos, así como la comprensión de que la investigación científica no podía ser totalizante ni universalista, so pena de caer en un reduccionismo rampante. Hoy la
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incertidumbre no es asunto privativo de la ciencia, sino que forma parte de la vida cotidiana; se instaló en nuestra propia casa, hasta el punto que pareciera ser la única certeza que tiene actualmente la humanidad. En medio de la monumental incertidumbre generada por la COVID-19, la educación ha sido interpelada y afectada, ya sea por la importancia que tiene para la formación de los ciudadanos o, simplemente, porque es destinataria ad hoc de todos los reclamos que la sociedad formula cuando se siente atacada, fracasada o impotente. Pero la incertidumbre no tiene excepciones. Eso lo empezó a comprender la escuela, hace ya algunos años, porque la cotidianidad del maestro siempre acarrea sorpresas: un niño triste, una pregunta inesperada, un padre enojado por la tarea en casa incomprendida y un sinfín de situaciones que obligan al educador a trabajar con las certezas transitorias de su saber, pero con cierto nivel de incertidumbre periódicamente renovada.
La universidad ha tardado más tiempo en esta comprensión, pues la tradición de las ciencias que porta el maestro universitario, y la distancia que tiene con sus estudiantes, le han permitido navegar por aguas que supuso más seguras. La realidad de la COVID-19 cambió abruptamente, para unos y otros, ese lento aprendizaje de la incertidumbre cotidiana de la docencia. De un solo golpe, el salón de clase pasó a nuestras casas; la certeza del saber se vio vulnerada por el recurso virtual; el tiempo disponible para la formación del ser humano –privilegiado en la educación presencial– se vio limitado por la eficiencia de las plataformas digitales: hoy los maestros pasan de héroes a villanos en cuestión de un pantallazo. La docencia conlleva una naturaleza pública, en tanto, involucra grupos humanos que encuentran en el maestro un referente que se sigue, se cuestiona o se rechaza; el maestro exhibe ante sus estudiantes su saber y su persona y, por tanto, está expuesto a su juicio, que bien ha sabido manejar, poniendo por encima su propósito de formación. El maestro no se queja por esta condición; la asume. Entrega su saber sin condiciones; busca caminos para dejar su legado académico y humano, convencido que sus discípulos llevarán a futuro lo aprendido y una parte de su ser: conocimiento exigente, sabio, cumplido, creativo, optimista y generoso. La COVID-19 exigió que la naturaleza pública del maestro superara los linderos del espacio laboral, pues hasta ahora no había sido obligado a abrir su casa; con generosidad, abrió la puerta para recibir a todos en la improvisada aula de clase en que ha convertido su hogar y desde la cual atiende a sus estudiantes. Estos pueden llegar a ser muchos; veinte, cuarenta, cien o más íconos en la pantalla representan ahora a sus discípulos; veinte, cuarenta, cien o más angustias, afectos, rencores, preocupaciones; seres motivados o desinteresados, que esperan que su maestro los convenza, les enseñe, los atienda, los entienda.
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Cada uno de nosotros, maestros de la presencialidad, hemos hecho un esfuerzo enorme: preparamos clase –ahora– sin recursos físicos para compartir con nuestros estudiantes; organizamos el estudio, la sala, el comedor, algún espacio posible de ser “aulificado”. Sacamos el máximo provecho del computador y de nuestra poca o mucha habilidad para usar un medio virtual, a lo sumo dos, si es que algún día pudimos ojear un curso de esos que solo dan instrucciones; algunos de ellos, inclusive, descifrables solo por expertos. Recibimos a los estudiantes, cumplidamente como lo hemos hecho en el aula física y ponemos el alma en esa pantalla, intentando compartir el saber, intentando incidir en el proceso de humanización de quienes esperan todo de nosotros, al otro lado de la terminal tecnológica que nos comunica. Corren tiempos angustiosos y agobiantes, por lo que se hace imprescindible, como maestros, darnos un respiro, y que la sociedad nos ofrezca la oportunidad de seguir dando lo mejor que tenemos: nuestra subjetividad, nuestra reflexión, nuestro saber, es decir, nuestro ser mismo, que va más allá de cualquier remuneración o reconocimiento, legítimamente obtenidos. Nos va la vida en ello, expresaba Luis Eduardo Aute, el cantautor que nos acaba de dejar: Cierto que hui de los fastos y los oropeles, y que jamás puse en venta ninguna quimera; siempre evité ser un súbdito de los laureles, porque vivir era un vértigo y no una carrera… *Decana de la Facultad de Ciencias de la Educación, docente de la Maestría en Educación y de la Maestría en Economía y Política de la Educación de la Universidad Externado de Colombia.
"Una vez profe, siempre profe": mensajes entre maestros en su día ¡Gracias! ¡Los celebramos! Sabemos cuánto ha cambiado su rutina a causa del nuevo coronavirus. Ustedes que escuchan y hablan frecuentemente con sus estudiantes, entienden las dificultades, los desafíos y las ilusiones que parecen debilitarse en este momento. Por eso les pedimos que se enviaran entre ustedes mensajes, un abrazo, una voz. Apoyo de todos.
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DÍA DEL MAESTRO
Manuel Espinosa, un profe guerrero Educación15 May 2020 - 8:48 AM Farouk Caballero / especial para El Espectador En el Día del Maestro, esta historia de uno de ellos, Manuel Espinosa, que sirve para homenajear a los docentes rurales que educan contra la guerra y contra la desigualdad.
Rechazado por el Ejército, dizque por guerrillero, y desplazado por la guerrilla por campesino. Así fue la juventud de Manuel Espinosa Niño, un profesor colombiano que le respondió a la guerra armado con el fusil más letal contra los violentos, la educación. Hoy 15 de mayo, día del maestro, va este homenaje escrito a un educador que representa la valentía de miles. En la Colombia rural de los noventa, la única opción de los campesinos de Arauca era vincularse a un grupo armado. Bien al Ejército, bien a la guerrilla o bien a los paras. Manuel Espinosa, cuando terminó su sufrido y precario bachillerato a sus 23 años, decidió regalar su vida a la guerra desde las fuerzas oficiales. Se presentó al Ejército como soldado raso. El militar encargado le revisó su lugar de nacimiento: Saravena, Arauca. La sabiduría del oficial acabó la única
oportunidad de Manuel Espinosa para ganar, al mes, medio salario mínimo de 1999. Las palabras del oficial encargado de la admisión fueron: “usted nació en tierra guerrillera, entonces usted es guerrillero y en el Ejército no aceptamos bandoleros. Váyase”. Lo que el genio de camuflado no sabía es que justamente la familia de Manuel Espinosa debió abandonar, en 1985, sus animales, su casa y sus vidas campesinas por culpa de las armas de las Farc. La imagen aún estremece al profe Manuel: “nosotros estábamos en la casa y llegaron como 10 o 12 hombres armados con fusiles y pistolas. Le apuntaron a mi mamá y cada uno de mis hermanos nos aferramos a ella. Yo agarré fuerte su pierna y vi cómo la encañonaron. Ese ruido es más que feroz. Pensé que me la mataban”. Manuel tenía ocho años y su pasatiempo predilecto era cazar luciérnagas y cocuyos para presumirle a su hermano mayor que él sí tenía juguetes con vida y que brillaban con luz propia. El terror de la guerra llegó a su casa y les revolvió la vida. Los guerrilleros no dieron razón, simplemente dijeron que tenían 48 horas para abandonar el pueblo. Manuel hoy cree que la razón obedecía a que su papá era muy buen agricultor y les había hecho unos trabajos a los guerrilleros y ellos se negaron a pagarle. Manuel llegó a este mundo el 26 de marzo de 1976. Fue recibido por las manos de la partera de la vereda Alto San Joaquín, Saravena. Es el tercero de cinco hermanos que nacieron en la familia santandereana liderada por Belisario Espinosa y María Azucena Niño, sus padres. El padre estaba ligado a la palabra oral, no sabía leer ni escribir, y la madre había cursado hasta tercero de primaria. Manuel aclara: “Mi papá y mi mamá son de Guaca, Santander, y llegaron a Arauca porque un tío les dijo que había posibilidad de ocupar terrenos baldíos en 1975”. En la casa de los Espinosa Niño, en Arauca, el único libro por aquellos tiempos era La Biblia. La literatura católica fue combinada pronto con la literatura Colombia, pues el profe Manuel sostiene: “fíjese que mi casa quedaba a 200 metros de lo que José Eustasio Rivera menciona en La vorágine como la pica ganadera, que era donde se negociaba el ganado. Las letras colombianas me recuerdan la añoranza del nacimiento y las letras bíblicas la ferviente creencia de mi padre por aprender a leer y escribir con los salmos”. Manuel y sus hermanos rápidamente se transformaron en excelentes pescadores, bien con anzuelo o bien con atarraya. Pescaban la comida de la semana y ayudaban en la siembra, pero la madre sabía que debían estudiar: “mi mamá siempre nos motivó a estudiar. Primero intentamos en Saravena, pero las armas de las Farc nos mandaron lejos de nuestra tierra. Llegamos desplazados al Tolima. Allí entramos con mis hermanos a la Concentración Manuel Tiberio Gallego, en Venadillo, a cursar primero de primaria”. Era 1986 y el Manuel de 10 años pudo ver, en algún televisor del pueblo, el triunfo del dios zurdo, Diego Armando Maradona, en el Estadio Azteca. Ahí se hizo amante del fútbol. Tiempo después, demostró que no había aprendido muy bien esa lección e inexplicablemente se hizo hincha de Millonarios. Los estudios, una vez más, tuvo que suspenderlos, porque su familia decidió regresar a Arauca, ya que las armas se habían silenciado en algunas poblaciones. La familia retornó, pero ahora a la vereda Campo Hermoso. Los cuatro hermanos se matricularon en la Escuela Nueva Campo Hermoso. Allí Manuel terminó su primaria en 1990, tenía 14 años. Por si fuese poco el dolor del desplazamiento y nacer con el trato rastrero que el Estado les ha otorgado hace dos siglos y monedas a las familias campesinas, Manuel cursó toda su primaria en un mismo salón. Allí, un único profesor daba todas las materias para todos los grados desde primero hasta quinto, todos metidos en la misma aula. ¿Y ahora vienen a decir que la brecha educativa en Colombia es por la pandemia y el internet? ¿Cuántas posibilidades tiene un estudiante como Manuel de pelear mano a mano por un cupo, una beca o un ingreso al bachillerato? Ni hablar de estudios universitarios. Pero Manuel no se dejó amilanar: “mis procesos siempre han tenido intervalos de 3 o 4 años entre uno y otro. Por ejemplo, me gradué de primaria a los 14 y me fui de jornalero mientras llegaba el bachillerato al pueblo. A mis 18 pude ingresar a sexto bachillerato. Cursamos los seis grados con tres de mis hermanos. Nos graduamos juntos de bachilleres en el recién fundado Colegio Municipal Agropecuario Villamaga. Fue una alegría enorme para mi familia, los primeros cuatro bachilleres. Debo decir que mi mamá fue la que nos empujó a seguir el camino de la educación, ella sabía que eso podía dar frutos más adelante. Ahí el futuro en el pueblo era: o el campo o algún grupo armado. Me regalé al ejército, pero no me recibieron, dizque por guerrillero. Nacer en Arauca, según el batallón 53, era nacer guerrillero, como si los bebés nacieran con fusil insurgente. Y ser campesino sin libreta es otro padecimiento más en mi tierra”.
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El bachiller Manuel buscó varios oficios: “yo trabajaba de jornalero, me ganaba muy poquito, y me reventaba las manos todos los días de 7:00 am a 5:00 pm. También sembré yuca, plátano y algunos cultivos más, pero no me salió nada. Trabajé de obrero raso y nada. Hoy veo eso y pienso en lo que dice Borges: ‘yo que tantos hombres he sido’ ”. Manuel afirma que en la pobreza del campo siempre, el que quiere, intenta mil formas para obtener un mejor futuro. Para él, el camino decisivo fue el de la educación superior: “empaqué en una caja provisiones para un mes. Queso, pescado, carne, aguacate y llegué a Bogotá donde un familiar. Me presenté dos veces a la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y no pasé. No pasé porque concursé por Bogotá, pues los puntajes los medían distinto, si yo me hubiese presentado como araucano, entraba fijo”. La batalla de Manuel se trasladó a Bucaramanga, donde una tía lo hospedó y le habló de la Universidad Industrial de Santander. El puntaje del Icfes de Manuel era de 289. Eso sólo le permitía estudiar Matemáticas y Trabajo Social. Entró a Matemáticas, pero en el primer semestre se dio cuenta de que su preparación era ínfima con relación a la de sus compañeros: “en mi colegio era el mejor, pero en la UIS era de los menos formados. Cuando vi algebra lineal, para mí el profesor hablaba en mandarín”. Se esforzó como siempre, pero no lograba buenas notas, pasaba raspando. La cosa no pintaba bien, pero en esas materias de humanidades que deben ver todos los estudiantes, Manuel conoció a los profesores Bernardo Mayorga y Álvaro Aponte. Ellos le alumbraron el camino: “me dijeron que volviera a presentar el Icfes, el del nuevo formato. Lo hice y tuve la oportunidad de pasar a 14 carreras. Me cambié a Licenciatura en Español y Literatura, pues las lecturas de Pombo, Hemingway, García Márquez, Sábato y demás, las sentía muy cercanas”. Manuel vivía a hora y media a pie de la UIS. Como no tenía dinero, día a día andaba y desandaba ese trayecto. Ya tenía callos viejos, pues así le había tocado estudiar en los pueblos de Arauca y Tolima. Ahora estaba en Bucaramanga y sus notas subieron. Su promedio le permitió acceder a residencias universitarias y vivir dentro de la UIS. También, sus mismas calificaciones le aseguraron los tres golpes diarios de lunes a sábado en los comedores universitarios. Allí, Manuel tomó el camino de las letras para cumplirles el sueño a sus padres de tener un hijo profesional. El universitario Manuel recibió su diploma como regalo en su cumpleaños 34. El 26 de marzo de 2010, su familia llegó a Bucaramanga, desde Arauca, a festejar al profe de bríos. Manuel contó su historia, micrófono en mano, e hizo que las lágrimas llegaran como un ingrediente más a la cena de grado que habían preparado sus compañeros de residencias. Lo que sería el techo para cualquiera, después de tanta lucha, fue sólo un paso más para el profe Manuel Espinosa: “yo siempre he sido consciente de que he vivido con una formación deficiente respecto a los demás, pero también he tenido la convicción de que podía hacerlo, aunque me implicara mayor sacrificio, muchísimo más tiempo de estudio y empezar de nuevo cada tanto para seguir el ritmo educativo de los mejores. La perseverancia ha sido fundamental para mí y no me iba a quedar sólo con el pregrado”. El profe Manuel no tenía refugio ni trabajo en Bucaramanga. Con su título volvió a Arauca, pero no tuvo fortuna durante el 2010. Otra vez fue caleta en construcción y agricultor, pero se cansó. Si Bucaramanga lo había tratado bien, ese era el camino. En 2011 se presentó con su ropa planchada y sus 195 centímetros a la Secretaría de Educación de Santander. Tuvo suerte. A los 45 días estaba trabajando en Mogotes, Santander, en el Centro Educativo Cauchos. Los extraordinarios pedagogos del Estado ahora llamaban “posprimaria” al trabajo que hacía Manuel. Que es básicamente lo mismo que la escuela nueva, todos los grados juntos, todos en un mismo salón y sólo un profesor para todas las áreas. La única diferencia está en que son grados de bachillerato. La misma precariedad educativa, pero con otro nombre. Así bajan la tasa de analfabetismo y suben la cifra de bachilleres en el país, pero la calidad es imposible de garantizar. Manuel cumplía. Cada vez que podía viajaba a Bogotá y compraba libros de segunda para regalarles a sus estudiantes. Visitaba a los libreros del centro, a uno en especial: “en mis trabajos en colegios me escapo los festivos a Bogotá y voy a Árbol de Tinta, la muy buena librería de Alejandro Torres. Ahí hago mercado de libros y llevo para los muchachos, porque en los pueblos no hay; y si hay, no son ediciones de fiar. De verdad, nos mandan lo peor”. En uno de esos viajes, Manuel recordó las enseñanzas de sus profesores de literatura en la UIS: “tuve muy buenos docentes, pero hubo dos de literatura que siempre me motivaron. No sólo por sus clases y lo que enseñaban, sino por sus consejos para que siguiera estudiando. Ellos son Hernando Motato y Jhon Fredy Zapata. Ambos me dijeron que buscara beca para una Maestría en la Universidad de los Andes. Ahí me presenté tres veces, perdí dos y en la tercera, como manda la tradición, me gané la beca”.
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Una vez más Manuel llenó su caja de alimentos. En 2013 llegó a Bogotá y cursó, sin pagar un solo peso, su Maestría en 24 Literatura en la Universidad de los Andes. Además, fue profesor de esa universidad durante su tiempo como estudiante de maestría. Ahí los consejos de los profes David Solodkow y Mario Barrero lo llevaron a terminar, graduarse y pensar en un doctorado. Manuel se tomó su tiempo. Primero se enamoró de la doctora en Historia Juliana Vasco Acosta, quien culminaba por esa época sus estudios doctorales en Uniandes. Luego, se ganó por concurso nacional un puesto como profesor en Arauca. Ocupó el segundo lugar entre todos los aspirantes. Manuel fue profeta en su tierra. Trabajó cuatro años en la Institución Educativa Alejandro von Humboldt de Fortul, Arauca, como profesor de humanidades y lengua castellana. Ahí estuvo entre 2015 y 2019. Varios días madrugaba en su moto al colegio, pero encontraba un carro atravesado e incendiado. El Eln estaba en la vía. Era prueba irrefutable de paro armado y las clases se suspendían hasta que los guerrilleros quisieran. Manuel se devolvía a casa a leer, porque según él: “mientras mejor formado esté uno, más puede aportar desde la educación, que para mí es lo único que puede cambiar este país que tiene la desigualdad enquistada”. Manuel buscó una beca para estudios doctorales. Estuvo cerca de la Universidad Católica de Chile, pero la perdió porque el día de la entrevista virtual no hubo conexión a internet en todo Saravena. No se amilanó, siguió buscando y en 2019 el Colegio de la Frontera Norte, en Tijuana, México, lo becó como estudiante del Doctorado en Estudios Culturales. Hoy el profe Manuel Espinosa tiene 44 años. Es el segundo estudiante más veterano de su curso. Vive becado y arrendado junto a su esposa, la doctora Juliana Vasco, en la delegación Playas de Tijuana. Se sigue preparando y espera consolidar su formación doctoral para volver a trabajar, desde el tablero, por su país. Manuel adelanta investigaciones sobre la ascendencia poética del contrapunteo llanero. Él es un ejemplo de esa bravura de los llaneros que en otro tiempo fue necesaria para tomar las armas al lado de Guadalupe Salcedo, pero que ahora combate con la artillería de los libros. La historia de Manuel sirve para homenajear a los docentes rurales que educan contra la guerra y contra la desigualdad. Ellos son héroes cotidianos y anónimos que se entregan en cada jornal escolar. Manuel lo logró e inspira, pero también nos hace cuestionarnos porque después de dos siglos de “independencia”, el campo colombiano sigue en el olvido y debe nadar, a brazo limpio y a contracorriente, para no ahogarse en la realidad horrenda que el estado le da. Manuel es una excepción, no una regla. El profe me pide que termine la tarea con sus siguientes palabras: “si yo pudiese escoger cinco libros que debiera leer todo bachiller en Colombia, los motivaría a leer La vorágine, María, Tránsito, La tejedora de coronas y Cien años de soledad. Y justamente una frase de García Márquez resume lo bueno y lo malo que he hecho en mi vida. Hoy, como lo dijo en su discurso La soledad de América Latina: ‘este colombiano errante y nostálgico no es más que una cifra señalada por la suerte’”.
No existe la educación virtual en la ruralidad colombiana Educación7 Abr 2020 - 9:52 PM Camila Taborda - @Camilaztabor
Más de 2 mil profesores y jóvenes solicitan un paquete de datos mínimo al Gobierno y a los operadores en telecomunicaciones. WhatsApp es su alternativa para eludir la deserción escolar, uno de los riesgos de la cuarentena por coronavirus. La falta de cobertura de internet afecta a 1.969.969 estudiantes rurales y rurales dispersos según el Plan Especial de educación Rural hecho por el Ministerio de Educación hace dos años. Mauricio
Alvarado - El Espectador
En la vereda Patio Bonito, municipio de Moñitos, Córdoba, nunca ha habido servicio de internet. Lorenzo Morales, un joven estudiante que vive allí, se rebusca con su celular en mano una barra de señal que le permita conectarse con sus profesores. Algo similar vive Andrés Saavedra en la vereda el Berlín, del municipio de Milán, Caquetá. Para conectarse tiene que caminar por calles de barro y piedra suelta hasta una inspección de Policía con el fin de estar en línea. Lo propio deben hacer los alumnos de Daniel Melo, instructor del Sena regional, quien desde el casco urbano de San José del Guaviare les envía material por WhatsApp. Pero muchos no tienen dónde recargar sus datos o no tienen dinero. Eso hace que, como le ha ocurrido a Bárbara Uribe, profesora en Carepa, Antioquia, solo 10 de sus 200 estudiantes hayan sido
contactados por ella en los últimos 15 días desde que empezó a regir en el país la cuarentena. Su educación está en vilo, al 25 menos así será hasta el 31 de mayo, teniendo en cuenta la nueva medida del Gobierno nacional al suspender las clases presenciales a causa del coronavirus Por eso, desde hace más de una semana está rodando en internet una petición firmada por la
Red de Información y
Apoyo para las Familias Rurales. Se trata de “un paquete de datos mínimo viable para que esta población esté informada, y para que los niños, las niñas, los adolescentes y los jóvenes tengan acceso a plataformas de formación, de tal manera que se les favorezca la posibilidad de descargar guías de aprendizaje y el envío de actividades desarrolladas o, simplemente, pueden usar su WhatsApp para recibir material educativo y enviar documentos y tareas a sus docentes de escuelas rurales que no cuentan con plataformas virtuales”. Así se lee en el portal Change.org que ya acumula más de 2.000 firmas. Para tener una idea del problema, la falta de internet afecta a 1’969.969 estudiantes rurales y rurales dispersos, es decir que no habitan en la cabecera municipal y que, por lo general, no cuentan con servicios públicos. Esta fue la estimación hecha por MinEducación hace dos años para su Plan Especial de Educación Rural. Para entonces, se contaba con un total de 103.494 educadores que hoy son testigos de que “el tema de la virtualidad en las zonas rurales no funciona”. Así lo manifiesta Margarita María Sáenz, directora de Enseña por Colombia, una de las organizaciones que impulsó la petición radicada ante el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y la Asociación de la Industria Móvil de Colombia (Asomóvil) que agrupa a Claro, Tigo y Movistar. Estos tres operadores en telecomunicaciones representan el 98 % de la industria nacional. La falta de capacitación en las TIC y la baja cobertura en internet en las zonas rurales son los principales problemas identificados por los 101 profesores de Enseña por Colombia y por los 1.873 jóvenes inscritos a la Fundación
Planeta Rural. Tal vacío, repetido en encuentros virtuales y llamadas telefónicas con líderes comunitarios, refleja que la lista de plataformas de educación virtual dispuestas por el Gobierno como Aprende Digital, Ukanbook, Saberes e Ingeniosos, no son accesibles para esta población. Tanto así que la Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha alertado que el acceso desigual a estas herramientas es un efecto perjudicial del cierre temporal de escuelas a causa del virus SARS-CoV-2. Ante ese panorama, la aplicación de mensajería WhatsApp es la alternativa que han sugerido los profesores debido a que su consumo de datos es liviana y que, en la mayoría de las familias rurales, hay un celular con el que puedan comunicarse con sus estudiantes. El riesgo más latente es que, como ha venido reportándose, sus alumnos se dediquen a los trabajos del campo y deserten del colegio o las instituciones a las que están matriculados. “Lo importante ahora no es que los jóvenes avancen mucho en el plan curricular de sus escuelas sino que mantengan el contacto con sus docentes para prevenir y manejar situaciones de violencia que se pueden generar en el interior de las familias”, comenta Sáenz. En respuesta a la petición, Samuel Hoyos, presidente de Asomóvil, argumentó que a través del decreto
464, firmado la
semana pasada, los operadores garantizaron un paquete mínimo vital de comunicaciones para planes pospago y prepago. Esto se traduce en 200 mensajes de texto y navegación gratuita a 20 direcciones de internet (url). Entre ellas, el portal educativo de MinCultura, Señal Colombia, Fundación Red Papás, MinEducación y Sena Virtual, entre otras relacionadas con salud y emergencias. Sin embargo, “este mínimo vital es más para comunicarse. Sin internet, los jóvenes no pueden tener acceso a la educación virtual. Hay que tener presente que las escuelas rurales no cuentan con plataformas ni urls, eso condena a esta población al peor aislamiento de su historia. A través de esas páginas no pueden enviar una tarea a sus profesores, ni siquiera obtener una guía de aprendizaje”, señala Nazly Ortiz, directora de Planeta Rural. Frente a esta realidad, Hoyos reconoce que desplegar infraestructura a estos sectores tomaría tiempo, tanto como construir una carretera para llevar redes y antenas hasta veredas apartadas. Pero ofrecer más de un mínimo de conexión, como lo pide hoy esta población que representa el 22,9 % de la población colombiana, sería posible con recursos del Fondo
Único de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (FUTIC). “Este fondo, al que anualmente
los operadores deben destinar $1,2 billones, se creó con el objetivo de financiar soluciones de acceso universal para 26 población vulnerable, en otras palabras, para cerrar la brecha digital”, explicó el presidente de Asomóvil, quien afirma que el presupuesto del fondo es de “poco más de $1,442 billones para la vigencia de este año”. Si bien hasta el cierre de esta edición no se recibió respuesta del MinTic, de acuerdo con su página, este fondo está destinado a financiar los planes, programas y proyectos de las TIC sociales que disponga el Gobierno. De allí podrían salir recursos para aliviar la urgencia de los profesores y estudiantes rurales que tienen suspendidas sus actividades educativas y que podrían continuar así dos meses más. Porque para ellos no existe la virtualidad.
Educar desde la ruralidad en tiempos de pandemia Publicado por: Editor Central el 21 abril, 2020 La crisis sanitaria que ha vivido el planeta entero en los últimos días, gracias a la propagación de una enfermedad por coronavirus llamada Covid-19, ha obligado a los gobiernos a estructurar planes de contingencia sin precedentes inmediatos. En este contexto, la educación se ha convertido en todo un reto sin solución evidente, pues tal y como está estructurada desde hace mucho tiempo, hasta los sistemas educativos más avanzados se sustentan en la presencialidad de las mediaciones de enseñanza y aprendizaje. Autor: Víctor Hugo Cardona, Unidad Docente – Sopó, Cundinamarca La crisis sanitaria que ha vivido el planeta entero en los últimos días, gracias a la propagación de una enfermedad por coronavirus llamada Covid-19, ha obligado a los gobiernos a estructurar planes de contingencia sin precedentes inmediatos. En este contexto, la educación se ha convertido en todo un reto sin solución evidente, pues tal y como está estructurada desde hace mucho tiempo, hasta los sistemas educativos más avanzados se sustentan en la presencialidad de las mediaciones de enseñanza y aprendizaje. Hoy, la UNESCO estima que más del 91% de la población mundial estudiantil se encuentra afectada por el cierre de escuelas, eso equivale a 1.570 millones de estudiantes que están fuera de la escuela en 192 países afectados (UNESCO, 2020). En Colombia, el presidente Iván Duque decretó desde el pasado 15 de marzo suspender las clases presenciales como medida para “evitar contagios del coronavirus y proteger la salud de todos”, dicha medida afectó tanto a los colegios públicos como a los colegios privados. El panorama educativo que se muestra en este país desde la implementación de la cuarentena obligatoria y de la suspensión de clases presenciales es novedoso para nuestro país. Las salas de profesores hoy se encuentran vacías y fueron remplazadas por improvisadas salas de estudio en los hogares de los docentes que están haciendo lo posible por planificar actividades pedagógicas que permitan el desarrollo de aprendizajes de los estudiantes que se encuentran en casa, con sus familiares como la figura más cercana como mediadores educativos. Presentada así la situación, parecería que al menos la institucionalidad educativa encontró una solución, por lo menos parcial, para seguir con su ejercicio mientras pasa el confinamiento. Pero nada más alejado de la realidad, son muchos los problemas que subyacen de esta solución que están impidiendo la garantía del derecho humano a la educación. En particular, la educación rural, ha sido una de las más afectadas por la crisis sanitaria y por las medidas que se han impuesto desde el Gobierno colombiano. Al comparar la situación actual de las instituciones educativas son muchas las brechas que se pueden encontrar; tal vez la más importante es la que se ha agudizado en los últimos días en los campos colombianos. La brecha entre lo rural y lo urbano La educación rural en Colombia, históricamente se ha visto rezagada con respecto a la educación privada y la educación pública urbana. Sus territorios, convertidos en el primer escenario del conflicto armado, tenían otras prioridades que el de educar a su gente, estudios afirman que existe una correlación significativa entre la presencia de grupos armados con
el número de estudiantes con reprobación escolar, esta realidad desincentiva la presencia de docentes mejor calificados, dificulta inversiones en infraestructura y de programas que mejoren la calidad educativa. Así mimo, existen unas alarmantes cifras de cobertura y permanencia educativa. En el Plan Nacional de Desarrollo 20182022, a modo de diagnóstico se presenta una tasa de cobertura para la educación básica urbana de 80,1% a nivel nacional, mientras que para la zona rural fue de 66,8%. En la educación media las cifras son más escandalosas, la tasa de cobertura neta en educación media rural es del 31,4%; en cuanto a la permanencia, el número de años promedio de la educación en zonas urbanas es de 9,7 años y en las zonas rurales es de sólo 6 años. Reconocer que la educación rural no iba bien, es el primer paso para comprender que es lo que está sucediendo hoy con los niños que merecen disfrutar de su derecho a la educación en los campos colombianos. Las medidas que el gobierno nacional dispuso en materia educativa, para atender las contingencias que generó la crisis sanitaria, sólo pueden ser evaluadas en los próximos días, pues la mayoría de estudiantes comenzarán a recibir sus clases a distancias desde el 20 de abril. El Ministerio de Educación Nacional, dispuso como orientación para los docentes y rectores: “la planeación de acciones pedagógicas de flexibilización del currículo y el plan de estudios” que permitan un aprendizaje autónomo de los estudiantes pero que al mismo tiempo le permitiera cumplir a las familias un papel de acompañantes en la realización de las actividades diseñadas. También se dispuso, por parte del Ministerio, un banco de contenidos digitales disponibles en una plataforma de internet y la programación en radio y televisión de una parrilla con contenidos que fomentan el aprendizaje, todo ello con el objetivo de que el “servicio educativo” pudiera ser prestado en casa. La pregunta que surge al analizar estas medidas es ¿de qué forma las escuelas rurales pueden adaptarse a las disposiciones del ministerio para seguir prestando su servicio educativo? Para responder esta pregunta comencemos analizando las posibilidades comunicativas que tienen las escuelas con los estudiantes ya que en cualquiera de los casos es necesario que exista una mediación entre quien enseña que en este caso son los docentes de las escuelas y quien aprende, los estudiantes. Gratuidad y accesibilidad de internet La suspensión de clases presenciales obliga a cambiar el canal comunicativo, se vuelve necesaria una intermediación que permita emitir y recibir a distancia mensajes de las partes interesadas en el proceso educativo recurriendo casi siempre al uso de la red de internet como una opción ideal para suplir dicha necesidad. El problema es que, en Colombia, el índice de conectividad de internet en territorios rurales es significativamente bajo, según MinTic, para el año 2018 tan solo el 6,2% de los hogares rurales contaban con servicio de internet, es de esperarse que dos años después no haya mejorado mucho la situación. El problema es que si la mayoría de estudiantes de las escuelas rurales no tienen conectividad a la red va a ser casi imposible que exista un proceso real de mediación educativa. Existen varios riesgos asociados al hecho que hoy la mayoría de niños, que viven en las zonas rurales del país se queden por fuera del sistema educativo. En los próximos días podemos ser testigos que las tasas de cobertura bajen de forma significativa y que las tasas de deserción suban y ¿qué pasaría con esos niños?, probablemente engrosarían los índices de trabajo infantil, la OIT considera que unos de los trabajos infantiles más peligrosos es el de la agricultura, debido a que sus jornadas de trabajo son demasiado largas, se realiza en instalaciones insalubres y en condiciones climáticas extremas. También, podría esperarse que muchos de esos niños sean reclutados por grupos armados, teniendo en cuenta que hoy no está claro el panorama del conflicto interno del país y que históricamente se han beneficiado de las brechas educativas para engrosar sus filas. No atender, las condiciones particulares de los niños que viven en zonas rurales para viabilizar su proceso educativo puede ser un acto costoso para la sociedad. Es necesario que el Gobierno adopte medidas que de verdad les llegue a las familias, hoy, algunos docentes se han dado a la tarea de diseñar guías de aprendizaje que llevan personalmente a algunos puntos de acopio veredales, exponiendo su salud a cambio de la satisfacción de ver a sus niños estudiar.
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Por ello, no basta que desde el Ministerio de Educación se diseñen plataformas con contenidos y que los docentes hagan 28 esfuerzos para adaptarse a las nuevas circunstancias, se requiere además que el Estado garantice gratuidad y accesibilidad a internet en las zonas rurales, que se usen los dineros que se usan para la guerra y para el pago de la deuda externa en hacer un plan de emergencia, de lo contrario se profundizará la brecha que ya hay entre la educación rural y urbana y los esfuerzos que hacen las instituciones serán paños de agua tibia en medio de la pandemia. Referencias UNESCO (15 de abril de 2020). Obtenido de https://es.unesco.org/covid19/globaleducationcoalition Ministerio de Educación Nacional (2018). Plan Especial de Educación Rural Ministerio de Tecnologías de la Información y la Comunicaciones. (2019). Plan Nacional de Conectividad Rural. Organización Integral del Trabajo. (2013). Trabajo infantil en la agricultura: una forma de reproducir la pobreza entre generaciones
https://cerosetenta.uniandes.edu.co/por-alla-no-llega-ni-dios-la-educacionrural-en-tiempos-de-pandemia/
Natalia Duque Vergara 22.04.2020 [Esta es una nota de Mutante] Desde hace dos semanas los salones de la escuela Nueva Unión, en una vereda a 25 km del casco municipal de Tierralta, Córdoba, están vacíos. Ni el colegio ni la vereda cuentan con energía eléctrica, ni mucho menos con conexión a internet. Desde hace dos semanas los 605 estudiantes de la escuela permanecen en sus casas mientras transcurre la cuarentena, con el reto de continuar las clases, aún con los salones vacíos. En Colombia 1’969.969 niños, niñas y jóvenes están matriculados en escuelas rurales, según el Plan Especial de Educación Rural realizado por el Ministerio de Educación en julio del 2018. Desde que comenzó la cuarentena a raíz de la pandemia por la Covid-19, estos casi dos millones de menores de edad fueron enviados a sus hogares que, en muchos casos, se encuentran ubicados en zonas rurales dispersas, o más lejos de los centros poblados de sus municipios. “Tengo
estudiantes que viven al borde del cañón del Chicamocha. Hay lugares en los que no hay luz ni internet”, dice Ana Sierra, 29 profesora de una escuela en el municipio de Málaga, Santander. Mientras tanto, en la vereda Mesones del municipio de Ortega, Tolima, Julián Totena cursa el noveno semestre de administración pública territorial en la Escuela Superior de Administración Pública. La finca en la que vive con su familia no tiene computador, sin embargo, cuenta con un smartphone que se convierte en su única posibilidad para acceder a internet. “En la vereda en la que yo vivo hay una zona wifi abierta, pero realmente esa zona no presta un buen servicio porque la señal es muy mala”, dice. La recarga de datos en el celular es una de las opciones que Julián tiene para acceder a internet. Sin embargo, la señal de los operadores es pobre en muchas zonas de Mesones. “Tengo que ir hasta un punto específico y en horas poco concurridas como tarde en la noche o en la madrugada”, añade. A mediados de marzo, el Gobierno Nacional decretó vacaciones desde el 30 de marzo hasta hoy 20 de abril, fecha en la que el Ministerio de Educación (MEN) determinaría la forma a través de la cual continuarán las clases. Sin embargo, María Victoria Angulo, ministra de Educación, anunció el 6 de abril que los colegios y las universidades, tanto públicas como privadas, continuarían con el calendario académico de manera virtual hasta el 31 de mayo. Lo que comienza hoy para buena parte de los colegios públicos del país supone un reto especial para los 103.494 educadores de las zonas rurales, en donde el 48% de ellos ha manifestado que no tiene las habilidades pedagógicas y técnicas para integrar los dispositivos móviles a la enseñanza. Así lo reveló hace unas semanas el Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana (LEE), comparando esta cifra con la situación de los colegios privados, donde solo el 12% de los docentes se encuentra en la misma situación. Las políticas generalmente están diseñadas por centros de poder urbano que ignoran matices y caen en generalizaciones. La situación también es compleja para las familias de los niños, niñas y jóvenes que viven en el campo, teniendo en cuenta que solo el 9,4% de los hogares en zonas rurales del país cuenta con computador de escritorio, portátil o tableta, según el DANE. De hecho, el LEE ha advertido que “el 96% de los municipios del país no podrían implementar lecciones virtuales, pues menos de la mitad de sus estudiantes de grado once tienen computador e internet en su hogar”. “Las políticas generalmente están diseñadas por centros de poder urbano que ignoran matices y caen en generalizaciones”, asegura Carolina Botero, directora de la Fundación Karisma, organización promotora de derechos digitales en Colombia. Es el riesgo que se corre en la actualidad con el énfasis que se ha hecho en la educación digital durante la emergencia. ¿Qué está haciendo el gobierno para resolver el problema a estos cientos de miles de jóvenes rurales desconectados? Los límites de la conectividad móvil Ante el problema de la falta de conectividad en el campo, tanto el gobierno como organizaciones civiles han planteado soluciones para que las clases virtuales puedan ser una realidad en entornos rurales. Por un lado, el 23 de marzo el Ministerio de Tecnologías expidió el Decreto 464 de 2020, a través del cual plantea que los servicios de telecomunicaciones son servicios públicos esenciales y da directrices a los proveedores de internet para que garanticen un mínimo de navegación y mensajes gratuitos. Nazli Ortíz, directora de la Fundación Planeta Rural, asegura que el decreto “profundiza las desigualdades. ¿Cómo es posible que a los más pobres les toque comunicarse con mensaje de texto?”. Por eso el 1 de abril Planeta Rural promovió una petición pública dirigida al MinTic y a la Asociación de la Industria Móvil de Colombia (Asomovil), gremio que reúne a Claro, Movistar y Tigo, en la que solicitaron que a través de las torres de telecomunicación ubicadas en las zonas rurales se provea “un paquete de datos mínimo viable para que las familias rurales estén informadas, y para que los niños, las niñas, los adolescentes y los jóvenes rurales tengan acceso a plataformas de formación”. La petición, que obtuvo casi 3500 firmas en pocos días, produjo que el 16 de abril el MinTic respondiera a esta petición, asegurando que se encuentra trabajando en una iniciativa con la que cinco millones de líneas prepago tendrán acceso a un plan de 1GB y 100 minutos de voz de forma gratuita. Este beneficio tendría una duración de 30 días. Para la
Fundación aún quedan dudas acerca de los beneficiarios, pues “no sabemos cómo asegurarnos para que de esos cinco millones también hayan personas de zonas rurales dispersas”, afirma Nazli Ortíz. Este paquete de datos podría ser útil para jóvenes como Andrey Saavedra que vive en la vereda El Berlín, ubicada en el municipio de Milán, Caquetá. El único punto en el que las personas de su vereda pueden acceder a internet está ubicado en una inspección de policía en donde la conexión es débil. Para llegar debe recorrer trochas con barro y piedra suelta. Sin embargo, estas opciones no tienen en cuenta que no todos los habitantes de zonas rurales cuentan con equipos celulares especializados. Según el DANE, en el 58.3.% de la población rural tiene un celular pero solo en el 53.5% de los casos se trata de un smartphone. Según Noemy Galva, rectora de la institución Nueva Unión en Tierralta, casi ninguno de los padres tiene acceso a un smartphone, así que mucho menos lo tienen los mismos estudiantes. “La administración local nos está sugiriendo que hagamos trabajo virtual, igual que muchas instituciones urbanas, pero nosotros no tenemos esa posibilidad”, asegura. En Málaga, Santander, la situación es similar. “Si bien hay varios estudiantes que dentro de la familia tienen acceso a un celular de esos, no son la mayoría”, dice Ana, profesora de ciencias sociales en una escuela ubicada en este municipio. ¿Qué otras opciones hay? “Colombia no tiene la posibilidad de llevar la educación pública básica a la virtualidad”, asegura Julián de Zubiría, director del Instituto Alberto Merani. Ante este panorama, el Ministerio de Educación Nacional (MEN) planteó la posibilidad de utilizar guías para quienes no tienen acceso a internet, que deben ser elaboradas por los profesores. Así, durante este periodo de receso, algunas secretarías de Educación compartieron con las instituciones una serie de textos que corresponden a la sección de “Modelos Educativos Flexibles” de la página Colombia Aprende, con el fin de utilizarlos como insumo para la ejecución de las guías. La mayoría de los padres de familia no han visto sino primaria. De mis estudiantes que son aproximadamente 50, más o menos dos padres de familia podrían ser bachilleres. Ana Sierra, profesora en la escuela de Málaga, Santander, desarrolló las guías que les entregará a sus 50 estudiantes de bachillerato para las próximas dos semanas; sin embargo, la inquietud que tiene ahora es cómo hacérselas llegar. Asegura que pensó en Whatsapp como una forma de enviarlas, pero la mayoría de los jóvenes no cuenta con acceso a esta red social; de la totalidad de sus estudiantes, solo 30 tienen la manera de utilizarla. Junto a los demás profesores también han pensado en la posibilidad de que las transporte alguien que lleve alimentos, opción que todavía se está discutiendo. Por su parte, Xiomara Giraldo, asesora pedagógica de la Corporación Región en Tierralta, Córdoba, asegura que ni las instituciones ni las familias tienen los recursos para imprimir las guías. En ese municipio, por ejemplo, la copia de una hoja podría costar hasta $100 y una carrera de mototaxi —ocupación que tienen gran parte de las personas en Tierralta— cuesta $2.000, el equivalente a 20 hojas. A pesar de la potencial implementación de estas guías, “no ha habido un plan articulado a nivel nacional y regional para garantizar educación de calidad para las diversas dimensiones abordadas en la educación”, asegura Julián de Zubiría. Algunos educadores como Andrés Madroñero, profesor en el proyecto de Escuelas Agroecológicas en Pasto, Nariño, han manifestado que esta metodología está descontextualizada, es “plana” y no resulta pedagógica para los estudiantes, pues queda relegada la posibilidad de interactuar y solucionar inquietudes acerca de los ejercicios. “Esto no es una educación en realidad. Van a quedar los temas muy vistos por encima”, afirma Ana. El hecho de que no sea viable un acompañamiento constante por parte de los docentes implica que los padres asumirán un rol más activo en este proceso, dice Julián. Esta situación se complejiza en el campo, donde “la mayoría de los padres de familia no han visto sino primaria. De mis estudiantes que son aproximadamente 50, más o menos dos padres de familia podrían ser bachilleres”, dice Ana. Hacia un plan real de continuidad pedagógica en casa pensado para el campo
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Una de las opciones que ha contemplado el MEN para las zonas rurales es el uso de la televisión y la radio para difundir material pedagógico. Para Ana, la radio, más que la televisión, sería una opción para los estudiantes que no tienen conectividad y “se podrían crear mecanismos de retroalimentación o de consultas vía telefónica”. Aunque el ministerio no ha dado detalles acerca del rol que cumplirían estos medios en el proceso de aprendizaje de los niños, niñas y jóvenes, sí precisó que se lanzó el canal 321 EduAcción en RTVC que buscaría acompañar las guías. Esta medida, sin embargo, podría excluir a quienes no cuentan con servicio de energía. En la vereda de Tati, ubicada a la orilla de la Ciénaga de San Lorenzo, en el sur de Bolívar, el único televisor está ubicado en su casa. Para los 607 estudiantes de la escuela “Nueva Unión” tampoco resulta una opción, pues su única fuente de energía era un transformador ubicado en una de las sedes del colegio y a comienzos de marzo se quemó. Para Xiomara “un plan de continuidad pedagógica en casa es mucho más de lo que se plantea desde el Ministerio”. En varias regiones los profesores aseguran que no tienen claridades acerca de la metodología que van a implementar con los estudiantes hasta el 31 de mayo. Hace una semana, Natalia Concha, profesora de una escuela ubicada en la Sierra Nevada de Santa Marta, afirmó que no habían llegado las guías ni las directrices para realizarlas. Esta es la misma situación de Ana en Santander; “El rector todavía no me ha dicho qué vamos a hacer el lunes, quién va a entregar las guías. Entonces estamos en esa incertidumbre”. Antes de la situación de emergencia decretada por la pandemia, el sistema educativo en el campo aún no había logrado responder a los contextos propios de los territorios, dice Xiomara. Esto se evidencia en que según el DANE para el 2015 solo el 16% de los bachilleres rurales continuaban sus estudios en educación superior. Hasta el momento no se ha configurado un plan de continuidad pedagógica durante la pandemia, sin embargo, tanto para Xiomara como para Julián de Zubiría, esta contingencia representa también una oportunidad para transformar la educación en el campo. “El fracaso de este plan de continuidad pedagógica refleja también la precariedad con la que trabajan nuestros docentes; aquí es donde se debería hacer un esfuerzo”. Mientras los profesores de las escuelas rurales aún se preguntan acerca de lo que va a suceder a partir de este lunes 20 de abril, a Julián Totena, el estudiante de administración pública territorial, no le queda de otra que pensar en uno de dos escenarios para poder continuar aprendiendo: o le permiten ausentarse de las clases virtuales sin consecuencias negativas o le dan permiso de trasladarse al casco municipal en Ortega, Tolima. Para Julián de Zubiría “equivocadamente el MEN centralizó todas las decisiones y no empoderó a quienes saben qué necesitan los niños y cómo orientarlos. Hay que darles el protagonismo a los maestros y a los rectores. Ellos deben ser partícipes de primer orden en las decisiones”. Entre tanto, en el sur de Bolívar, en Tierralta, en Santander y los lugares del país a los que, según Ana, “no llega ni Dios”, los niños y niñas tampoco saben qué va a pasar con su año escolar.
Los colegios públicos de Colombia no están preparados para dar clases virtuales Educación13 Mar 2020 - 10:53 PM - Redacción Educación Un análisis del Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana concluyó que el 96% de los municipios en el país no podrían implementar clases virtuales en caso de que se tomara la decisión de cerrar los colegios para evitar contagios, pues más de la mitad de sus estudiantes no tienen acceso a computador ni internet en casa.
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Las medidas para contener la expansión del coronavirus 32 en el mundo van desde el cierre de fronteras, cancelación de vuelos internacionales, eventos masivos hasta cierre de colegios. En China continental e Italia, los dos países con más casos confirmados (80.945 y 15.113, respectivamente) han extremado las medidas para evitar el contacto, y también cerraron sus colegios. En muchos de los casos, los escolares se quedan en sus casas y reciben clases virtuales como medida de contención contra el Covid-19. Sin embargo, vale la pena preguntarse: ¿Están preparados los colegios públicos de secundaria del país para implementar lecciones virtuales ante una eventual suspensión de clases a causa del Covid-19? La misma inquietud tuvo la codirectora del Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Pontificia Universidad Javeriana, Luz Karime Abadía, y su equipo de economistas y estadistas. Según sus cálculos, el 96 % de municipios del país no podrían implementar lecciones virtuales en colegios oficiales, ante una posible suspensión de clases. El LEE es una iniciativa relativamente nueva, que comenzó en enero de este año, para dar respuesta inmediata a preguntas coyunturales sobre el sector de educación, y para guiar las políticas públicas de las secretarías de educación. En otras palabras, se dedican a analizar bases de datos para dar respuestas estadísticas a preguntas comunes. En esta ocasión, las investigadoras tomaron como base la información del Ministerio de Educación sobre los estudiantes de calendario A que presentaron las Pruebas Saber 11 en 2018, que fueron 549.934, y examinaron cuántos de ellos pertenecían a colegios público. De esos, evaluaron cuántos tenían computador en casa, así como conexión a internet y un cuidador o cuidadora permanente que guíe sus clases. La gran mayoría —el 78 % de estudiantes— pertenece a colegios públicos, y muy pocos tendrían los recursos físicos para tomar clases virtuales. “El 63 % de los estudiantes que cursan once en colegios públicos de Colombia no tiene acceso a internet ni computador en su casa, y, obviamente, no podría tomar clases virtuales. Si se llegaran a cerrar los colegios, para que no se expanda el coronavirus, va a afectar el desempeño académico definitivamente. Y las opciones no pueden ser que vayan a una biblioteca a estudiar o a la sala virtual del pueblo, porque entonces no haríamos nada contra la infección”, explica Abadía. Para otros grados, el acceso a recursos virtuales para clases virtuales en colegios públicos, también es precario. Por ejemplo, en quinto de primaria hay 665.409 estudiantes matriculados, y solo el 37 % tiene acceso a internet y un computador en su casa. En noveno de bachillerato hay 512.473 estudiantes, y solo el 43 % tiene internet y computador. “Puede haber desmotivación en los estudiantes porque implica interrumpir los temas de las clases. A esto súmale lo que deben hacer los padres con sus hijos, sobre todo las mujeres, que por sesgo social o estereotipo son las que tendrán que negociar en sus trabajos, o buscar quién les cuide los hijos, o hacer dobles jornadas de trabajo para ir a trabajar y cuidarlos en casa”, agrega la investigadora Abadía.
Profesora colombiana, entre finalistas del Nobel de Educación Carolina Bernal, profesora del Colegio Distrital Enrique Olaya Herrera de Bogotá fue nominada al Global Teacher Prize 2020, el galardón más prestigioso para esta profesión. La docente ha dedicado su vida a la inclusión en la educación. Esta es su historia. Laura Barrera llega al aula de informática con las manos en los bolsillos. Tiene solo 10 años. Natalia Guerrero, Duván Linares y Geraldine Zuluaga, estudiantes de grado once, se sientan junto a ella y le explican cómo funciona el dispositivo en el que han trabajado desde hace casi dos años. Laura es tímida, no dice nada cuando le ponen en la cabeza una especie de cintillo que tiene adherido una máquina en la que sobresalen cables de distintos colores. Las manos de Laura continúan en los bolsillos.
Laura tiene artrogriposis en los miembros superiores, un síndrome que se caracteriza por la rigidez de las articulaciones. Esto ha dificultado que aprenda a escribir, además de llevarla a mantener las manos ocultas. En Colombia, según cifras del Ministerio de Educación, en 2017 había 194.119 estudiantes con algún tipo de discapacidad, cerca del 1,8 por ciento del total. Los problemas de la
educación de esta población han sido invisibles y pocos actores han apostado por remover las barreras que han impedido su inclusión. Laura mueve la cabeza de un lado a otro y comprueba que el cursor en la pantalla del computador también se mueve. Si detiene el cursor –o la cabeza– sobre un ícono por más de dos segundos, es como si hiciera un clic. Natalia, Duván y Geraldine, los estudiantes que han estado detrás de este sensor giroscópico, le preguntan a Laura cómo se siente. Carolina Bernal es la profesora detrás del programa InclutecEOH, que consiste en el desarrollo de proyectos de tecnología e inclusión por alumnos de grado décimo y once del Colegio Enrique Olaya Herrera en Bogotá. Este tiene en cuenta específicamente a los 43 alumnos de primaria con discapacidad en el colegio.
Así como con el sensor giroscópico, un grupo de estudiantes trabaja en la programación de un automatizador del ambiente de una casa, que es controlado desde una aplicación móvil y está pensado para personas con baja movilidad. Otras propuestas incluyen la programación de un hámster robot que ayuda a niños invidentes a movilizarse dentro del colegio mediante la emisión de un sonido. La programación con un dron pequeño es otra iniciativa que va a ayudar a que los niños con discapacidades puedan pintar. "Los proyectos son iniciativa de los estudiantes y eso hay que resaltarlo. Siempre les cuento el caso de un niño que
conocí apenas empecé a trabajar como profesora y quien no sabía que sufría de hipoacusia degenerativa; le ayudamos a aprender la lengua de señas. Cuando mis alumnos conocen a los niños que van a apadrinar con su proyecto, se dan cuenta de que su propia vida no es tan difícil. Por eso uno de mis sueños es llevar a cabo cada una de las ideas que traen los estudiantes", dice Bernal. Gracias a este proyecto de vida dedicado a la inclusión en la educación, Natalia fue nominada este jueves por la Fundación Varkey como una de las 50 finalistas al Global Teacher Prize 2020, considerado el Nobel de la Educación, ya que entrega anualmente un millón de dólares a un profesor innovador que tenga un impacto inspirador en su comunidad.
Bernal es doctora en Educación Inclusiva, magíster en Tecnologías de la Información Aplicadas a la Educación y licenciada en Diseño Tecnológico. En cada uno de sus trabajos de grado desarrolló programas relacionados con tecnología e inclusión. "El interés por la inclusión surgió desde el pregrado, cuando con un grupo de compañeros desarrollamos un software que reconocía la voz y la traducía a la lengua de señas colombiana. Todos esos conocimientos se han acumulado y por eso ahora existe Innovapp".
Bernal también es docente de la Universidad Santo Tomás. Allí desarrolla el recurso de Innovapp, un aula virtual en la que, por medio de un semillero de investigación y diplomado, personas con discapacidad auditiva aprenden el español leído y escrito. Para las personas sordas, aprender esto es equivalente a un segundo idioma. El aula aprovecha la plataforma HP Reveal, que representa la lengua de señas en tercera dimensión; es decir, los estudiantes ven en la pantalla del computador una letra y si acercan su celular aparece la seña de la letra respectiva. La profesora Bernal ya ha recibido diferentes reconocimientos por su trabajo. El último de ellos fue ser becaria del programa ICT Training for Colombian Teachers, que incluyó un viaje de tres semanas a Corea del Sur; no obstante, podría convertirse en el primer colombiano en ganar el Global Teacher Prize. Aunque varios docentes nacionales han sido nominados, no han llegado a ser los ganadores. En 2018, el profesor Luis Miguel Bermúdez, con su programa de educación sexual, llegó a estar entre los 10 finalistas. La profesora colombiana Sindey Carolina Bernal, que trabaja en el Colegio Distrital Enrique Olaya Herrera, fue nominada al Global Teacher Prize 2020, que premia a los mejores docentes del mundo.Bernal clasificó entre los mejores 50 profesores que este año buscan este galardón, que ha sido considerado por muchos como "el Premio Nobel de la educación" y el máximo reconocimiento a
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nivel mundial a las labores de docencia. La labor de la docente se ha enfocado principalmente en población en condición de discapacidad, aplicando su conocimiento en ingeniería informática para garantizar el acceso a la educación e inclusión principalmente a aquellos menores con grandes complicaciones de lenguaje. Esta maestra es doctora en Educación Inclusiva de la Universidad de Baja California, y además tiene un magíster en Tecnologías de la información aplicadas a la educación de la Universidad Pedagógica. Actualmente se dedica a ser maestra de adolescentes con discapacidad auditiva, para quienes ha desarrollado varios elementos tecnológicos para facilitar su acceso a la educación. De esta forma, creó un sistema inteligente de reconocimiento de voz que traduce las palabras en lenguaje de señas. También desarrolló otro sistema que hace el proceso contrario: reconoce el lenguaje de señas y lo traduce en lenguaje escrito. Adicionalmente, en el colegio Olaya Herrera lideró InclutecEOH, un programa para estudiantes de grados décimo y once, a quienes ayudó a crear varios proyectos enfocados a la inclusión, como un giroscopio que reconoce movimientos de la cabeza como si fuera un mouse de computador, para menores con discapacidad en sus miembros superiores. En la actualidad estudia la aplicación de tecnología de realidad aumentada como herramienta de innovación pedagógica. También estuvo al frente de Innovapp, un semillero de investigación de la Universidad Santo Tomás en el que han pasado más de 400 estudiantes. Con ellos promovió la creación de casi 100 proyectos de hardware, materiales didácticos y aulas virtuales diseñadas para población en discapacidad. Gracias a estos esfuerzos, logró aumentar en un 80 por ciento el número de personas en condición de discapacidad que han terminado sus estudios. De esta forma, Bernal busca sumar otro premio a su laureada carrera, Sin embargo, no será una tarea sencilla, ya que compite con otros 49 profesores que se han destacado en diferentes áreas. El colombiano que ha estado más cerca de alcanzar este galardón fue Luis Miguel Bermúdez, un profesor que logró estar dentro de los 10 mejores del mundo.
Las clases virtuales de la 'profe' nominada al Global Teacher Prize Carolina Bernal es una de las 50 finalistas del premio y ayudó a gestar el modelo virtual distrital. Por: Carolina Bernal* 01 de abril 2020 , 09:10 p.m. Mi nombre es Carolina Bernal, tengo 34 años, soy mamá soltera de un niño de 10 años, soy profesora del Distrito en el colegio Enrique Olaya Herrera y soy una de las 50 finalistas del Global Teacher Prize 2020, el concurso mundial que elige al mejor profesor con postulaciones desde todos los continentes. Soy licenciada en Diseño Tecnológico y tengo maestría en Tecnologías de la Información y un doctorado en Educación Inclusiva. Soy hija de la educación pública. Llevo 11 años en el Distrito y, después del paso por mi primer colegio del sector, el José María Vargas Vila –en Ciudad Bolívar–, mi vocación cambió para siempre: en medio de contextos tan difíciles, la labor de ser maestro va mucho más allá de dar clases, se trata de cambiar la proyección de vida que tienen los niños. El 19 de marzo, justo cuando estaba en clase virtual con mis alumnos de universidad (donde también doy clase), supe que era finalista del premio más importante de los 'profes'. Tuve que detener la clase, lloré de la emoción: esto es un premio no solo a mí esfuerzo, sino el de mis colegas y alumnos. La nominación se da por un proyecto orientado a la inclusión de personas en condición de discapacidad desde proyectos de solución con mis estudiantes de colegio. Cuando empecé estaba muy enfocada en el trabajo con personas con discapacidad auditiva, pero luego amplié el panorama. En mi colegio hay 75 niños con discapacidad en primaria y 33 más
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en bachillerato. Con mis estudiantes de grado décimo y once, con quienes trabajo la material de diseño de proyectos tecnológicos inclusivos, escogemos una situación particular y generamos alternativas de solución para desarrollar en un proyecto. En décimo hacen los prototipos de maquetas, dibujan la idea y hacen los análisis; luego, en once, hacen la aplicación y experiencia. Al final, yo invito a mis colegas de la universidad para que evalúen. Y en la universidad promuevo la creación de recursos tecnológicos inclusivos para las personas sordas. Ya hemos creado apps y un aula virtual en moodle. Mientras espero los resultados del concurso, ahí voy con mis clases virtuales del colegio y las universidades. Veo esta experiencia en medio de la pandemia como una oportunidad: se trata de buscar múltiples canales o plataformas para llegar a la mayor cantidad de niños y jóvenes no solo de Bogotá, sino de Colombia. Podemos hacerlo no solo con internet o redes sociales, se puede usar la televisión y la radio para llegar a tantos niños como sea posible. Hay que pensar también en que muchas veces los papás no pueden guiar a los niños, porque tiene que trabajar y sacar lo del día a día. Tiene que haber estrategias multiplataforma y pensando en todos. Yo empecé con esto de la virtualidad un poco antes de la cuarentena con el grupo del Instituto de Investigación Educativa y Desarrollo Pedagógico (Idep), dirigido por Alexánder Rubio. Estábamos formulando la estrategia ‘Tu clase en casa’, y cuando salió todo el plan de contingencia, lo consolidamos y nos unimos con ‘Aprende en casa’ y las distintas estrategias de la Secretaría de Educación, el ministerio y Señal Colombia. Trabajamos juntos por el mismo objetivo. Y ha sido algo bonito porque yo también aprendo. Hace dos semanas no sabía usar YouTube en vivo, y ahora sé hacer las transmisiones, compartir pantalla y usar otras herramientas. Con otros profes nos inventamos una clase en vivo y se conectó gente hasta de México y Argentina. Y el otro día, Señal Colombia me invitó a hablar sobre el rol de los jóvenes y la tecnología en estos tiempos y salí por televisión. Mis alumnos me enviaron selfies de ellos junto al televisor. Me pidieron que le mandara saludos al colegio y a los alumnos y así lo hice. Con ese cariño, me sentí como si estuviera en el salón y tuviera a mis estudiantes alrededor. Fue algo muy bonito. Con mis chicos del Distrito tengo dos estrategias, Conectados y Desconectados. Conectados es para los que tienen internet: con ellos me comunico desde correos, uso la plataforma en los horarios, recurro a Adobe Collaborate para otros temas que encuentro interesantes y les destino un espacio para resolver dudas. Desconectados es para los que no tienen computador: a ellos los llamo o les envío el trabajo por WhatsApp, ellos lo resuelven en casa y me lo regresan. Aquí no hay tiempo de quejarse, aquí todo se trata de proponer y hacer. Esa es la idea que yo les transmito a mis estudiantes, y yo digo que Dios me premió con ellos. Los niños me salen al ruedo con convocatorias: con el trabajo de todos nos ganamos un televisor para el salón y hasta una impresora 3D. Todo en concursos. Mi historia también ha sido de esfuerzos. Yo quise ser artista plástica y entré al preparatorio de la Academia Superior de Artes de Bogotá. Pero por esa época, mi papá se quedó sin trabajo y no me podía apoyar completamente. Entonces me retiré y me pasé a la Pedagógica, jamás imaginé todo lo que vendría después: investigación, proyectos, viajes, ¡estar dentro de los 50 mejores profes del mundo! Fueron ellos quienes me ayudaron a grabar el video para mandar al concurso, y doy gracias; mi mayor felicidad es llegar al salón y ver a los estudiantes. Ellos me dicen: ‘Profe, yo quiero ser como usted’, y
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yo les digo que la educación abre los panoramas, permite conocer otras culturas, otras personas y viajar. Quiero sacarlos de la idea de quedarse casa y del ‘no puedo’. Ser profe es cambiarles un poco la visión de su realidad.
Docentes que le cambian la cara al país Con su trabajo día a día, los profesores contribuyen a construir un mejor futuro. Semana Educación destaca a algunos profesionales que ejemplifican el arduo trabajo de todos.
Seis ejemplos de maestros que hacen esfuerzos valiosos por la educación. Foto: Semana
Hablar de educación en Colombia no es una tarea fácil, pues siempre que cae en el tema surgen comentarios apasionados sobre si el modelo que emplea el país es uno de los mejores de Latinoamérica o si, por el contrario, es obsoleto y ya no funciona, trayendo a colación los más recientes resultados de las pruebas PISA en las que el país se estancó. Algo similar pasa cuando se habla de la calidad profesional y humana de quienes imparten educación, es decir, de los profesores. No obstante, y a pesar de posiciones radicales en contra del gremio docente, en el país hay muchos casos de profesores que han sido reconocidos nacional e internacionalmente por su trabajo con el que buscan formar mejores ciudadanos y contribuir a la solución de problemas de sus respectivas comunidades. A continuación, con motivo del Día del Maestro, SEMANA destaca a algunos de los docentes colombianos que con sus experiencias reivindican y demuestran la labor que los más de 300 mil del país docentes hacen día a día en miles de centros educativos del país: Carlos Enrique Arias - Córdoba Este docente de Lengua Castellana fue el ganador del Premio Compartir 2019, por el proyecto ‘Aula Investigadora’ que adelanta con sus estudiantes de la I.E. San Antonio María Claret en Montelíbano (Córdoba). La propuesta de Arias busca que los estudiantes mejoren sus capacidades de lectura y escritura a partir de procesos de investigación sobre aspectos de su realidad local o nacional, ya que, en un proceso de investigación, el estudiante debe buscar información, interactuar con otros actores, leer autores y analizar la información que se plasma en un texto que da cuenta de la investigación
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realizada en la cual se encuentran textos argumentativos de las conclusiones y alternativas de solución ante la realidad 37 investigada. Katherine Franco - Antioquia Fue la primera colombiana en ser seleccionada como una de los 50 mejores docentes del mundo en el marco del Global Teacher Prize, en su edición de 2016, gracias a su proyecto educativo, ‘Ciudadanos digitales, es una experiencia de aprendizaje mediada por las TIC’, que desarrolla desde 2009, hasta la fecha, en la Institución Educativa José Asunción Silva de Medellín. En el marco de Ciudadanos digitales, los pequeños plantean un problema que parte de los intereses o necesidades que tienen en el salón de clases o en la comunidad en la que se desenvuelven. Posteriormente, proponen alternativas de posibles soluciones y estrategias para dar respuesta a dicha problemática, teniendo en cuenta la tecnología como una oportunidad de ir más allá del aula. Patricia Abril - Santander
Esta docente de Ciencias Sociales del Colegio New Cambridge de Bucaramanga, recibió en febrero pasado el ‘Dedicated Teacher Award’ de la prestigiosa Universidad de Cambridge en Inglaterra, que premia a los docentes por el trabajo que hacen más allá del aula, es decir el tiempo libre que ceden para promover proyectos de sus alumnos, la enseñanza de la empatía y promover ideas prácticas de los estudiantes. Fue elegida entre los más de 6.000 nominados de 97 países, por los proyectos sociales que adelanta con todos los estudiantes de su colegio. "Desde transición hasta once, todos los estudiantes participan en un proyecto con comunidades vulnerables, desde trabajo en ancianatos, hasta apoyo a fundaciones de personas con discapacidad", dice. Gracias al trabajo de Abril y sus alumnos, la Gobernación de Santander destinó 3.000 millones de pesos para que Floridablanca cuente con su primer parque incluyente, para población en condición de discapacidad. Luis Miguel Bermúdez - Bogotá El profesor de ciencias sociales del Colegio Gerardo Paredes de Suba, logró con su programa, reducir a cero el número de embarazos en su escuela, donde por año alrededor de 70 niñas quedaban en este estado. Bermúdez llegó a la escuela en 2010 y la encontró agobiada por problemas tales como el embarazo precoz y el acoso escolar. Después de analizar los problemas que acogían a los estudiantes, en 2014 diseñó un plan de estudios donde se incluía la enseñanza de la ciudadanía sexual para que sus estudiantes conocieran sus derechos sexuales y reproductivos, a través de clases con procesos innovadores en el campo de la educación para la sexualidad, incluidos los intereses y las necesidades de los estudiantes. Gracias a ese enfoque para la educación sexual, con el que obtuvo resultados palpables, Bermúdez estuvo entre los 10 finalistas del Global Teacher Prize 2018, y fue el ganador del premio Compartir en 2017.
Luis Emiro Ramírez - Caquetá
38 En la Institución Educativa Avenida El Caraño, ubicada entre las montañas de la zona rural de Florencia (Caquetá), Ramírez implementó el proyecto ‘Agromática’, con el cual busca incentivar a los estudiantes a ver el estudio como algo útil en su cotidianidad y que les puede servir para mejorar la calidad de vida.Con el proyecto ha transformado la vida de 440 estudiantes de primaria y secundaria de la Institución Educativa, quienes han aprendido cómo mejorar las prácticas agrícolas de campesinos dedicados al cultivo de caña en el municipio.
“A través de Agromática implementamos tecnologías o diseñamos aplicaciones que los estudiantes pueden obsequiar a sus amigos o a la comunidad; se prueban en sus fincas para la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible, y se realiza una propuesta de emprendimiento, lo que permite que se comercialice, aumente la producción y los ingresos de sus familias. Con esto no solo logramos tener futuros empresarios, sino jóvenes críticos y activos en la sociedad”, dice el docente que el año pasado estuvo entre los 50 finalistas del Global Teacher Prize.
Luis Emiro Ramírez, docente de Caquetá, entre los 50 mejores educadores del mundo En la Institución Educativa Avenida El Caraño, ubicada entre las montañas de la zona rural de Florencia (Caquetá), el profesor Luis Emiro Ramírez Gómez implementó el proyecto “Agromática, innovando para el campo” y se ha convertido en uno de los 50 mejores educadores del mundo, según el Global Teacher Prize. “Estar entre los 50 mejores docentes del mundo es un honor. Es un reconocimiento a mi institución educativa y a cada uno de los miembros de esta comunidad. Es un privilegio mostrarle al mundo que una experiencia de éxito se puede replicar, que las preguntas más sencillas pueden llevarnos a los saberes más complejos y que los docentes colombianos estamos haciendo las cosas bien”, dijo el educador de 36 años de edad, nacido en Doncello, Caquetá. El profesor Ramírez llegó hace tres años al corregimiento El Caraño y se ideó el proyecto Agromática para incentivar a los estudiantes, hacer el aprendizaje más divertido y según él, “evitar la deserción, haciendo del estudio algo agradable, motivador, investigador y empresarial”. El proyecto ha transformado la vida de 440 estudiantes de primaria y secundaria de la Institución Educativa, quienes día a día se desplazan durante horas a caballo o caminando para llegar a las clases; ha mejorado las prácticas agrícolas de 30 familias dedicadas al cultivo de caña y las huertas y ha servido para instalar alertas tempranas que permiten minimizar el riesgo de desastres en tres de las fuentes hídricas más importantes de la zona. “A través de Agromática implementamos tecnologías o diseñamos aplicaciones que los estudiantes pueden obsequiar a sus amigos o a la comunidad; se prueban en sus fincas para la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible, y se realiza una propuesta de emprendimiento, lo que permite que se comercialice, aumente la producción y los ingresos de sus familias. Con esto no solo logramos tener futuros empresarios, sino jóvenes críticos y activos en la sociedad”, explica Ramírez. De hecho, una de las experiencias más significativas fue el desarrollo del medidor de clorofila, que surgió del grupo de investigación y les permitió conocer el estado de salud de una planta. Gracias a esta iniciativa, el maestro está nominado entre los 50 mejores docentes del mundo por el Global Teacher Prize (Premio Global de Docentes), galardón creado por la Fundación Varkey que busca resaltar año tras año la importancia de los educadores en todo el mundo, reconocer e incentivar sus contribuciones al mejoramiento de la calidad de la educación.
Además de la nominación hecha por el Global Teacher Prize, el proyecto del profesor Ramírez, ha recibido otros reconocimientos como el de mejor práctica pedagógica de la región Amazónica, entregado por la ministra de Educación, 39 María Victoria Angulo, en la ‘Noche de los Mejores’. El docente, ingeniero electrónico de la Universidad de Cundinamarca, máster en Ciencias de la Educación con énfasis en Didáctica de las Matemáticas de la Universidad de la Amazonia y estudiante de doctorado en Ciencias de la Educación en la Universidad de la Baja California en México, también tiene el reto de obtener patentes y presentar tres nuevos proyectos tales como monitorear fallas geológicas; alterar la acidez de los frutales amazónicos para facilitar su comercialización y consumo, y determinar el sentimiento de las plantas, pues se cree que los árboles generan un eco en el momento de ser cortados.
Innovar para solucionar Diana María Silva Lizarazo, jefe de la Oficina de Innovación Educativa del Ministerio de Educación, destacó el proyecto Agromática de Ramírez como una estrategia pedagógica para la agricultura aplicada, es decir, donde los estudiantes identifican problemas del sector y encuentran soluciones utilizando la ciencia y las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación para probar sus hipótesis. “Desde la Oficina de Innovación Educativa consideramos que el intercambio de experiencias es significativo para la innovación educativa, en cuanto a que nos permite reconocer cómo se está concibiendo en otros países la innovación educativa, qué tipo de estrategias podemos tomar de acuerdo con nuestro contexto para poder mejorar el uso y la apropiación de las TIC y ante todo transformar los aprendizajes”. De hecho, el profesor Ramírez también hizo parte de la estrategia que desarrolla el Ministerio de Educación a través de la oficina de Innovación Educativa con Uso de Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), orientada a impulsar a los docentes a documentar o implementar sus experiencias significativas en el trabajo del aula. Se trata de ICT Training for Colombian Teachers, un programa de formación en uso pedagógico de TIC dirigido a docentes de educación preescolar, básica y media, liderado por el Ministerio de Educación Nacional y el Gobierno de Corea del Sur para fortalecer sus conocimientos y competencias en el uso pedagógico de estas herramientas en el aula de clase. El profesor Ramírez fue uno de los beneficiarios este año después de pasar un riguroso proceso. Durante 11 años, en el desarrollo del Memorando de Entendimiento entre ambos países, han viajado a Incheon, Corea del Sur, 181 docentes colombianos de instituciones educativas oficiales ubicadas en 24 departamentos del país. Los docentes han tenido oportunidad de compartir sus experiencias y prácticas innovadoras con uso y apropiación de las TIC al interior de sus aulas de clase, han socializado contenidos educativos digitales y han promovido la gestión del conocimiento mediante el intercambio de saberes. “El apoyo del Ministerio de Educación nos permitió ver el mundo desde otro punto de vista. Nos apropiamos en el uso de las TIC gracias a la capacitación recibida en Corea del Sur, los materiales de apoyo entregados en la formación, como el conocer y acceder a métodos de enseñanza y nuevos componentes para el trabajo en clase con las TIC, son fundamentales para la innovación en el campo”, manifestó el destacado docente. Es el cuarto profesor colombiano en ser nominado como mejor profesor del mundo, anteriormente estuvieron Luis Miguel Bermúdez (nominado en 2018), ciencias sociales; Alexander Rubio (2017), yoga y mindfulness, y Katerine Franco (2016), tecnología e informática Esta es la historia de Luis Emiro Ramirez, el Agromático del Caquetá Antes de convertirse en el Agromático del Caquetá, se graduó como normalista y gracias a su “rebeldía adolescente”, como la define él mismo, se transformó en científico. Así, decidió irse a estudiar Ingeniería Electrónica en la Universidad de Cundinamarca y después de graudarse regresó a su pueblo en El Doncello, Caquetá.
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Luis Ramírez en Corea del Sur en el 2018 Ahí empezó su primera experiencia como profesor, primero como tutor del Sena y luego como docente del magisterio. Pero todo cambió cuando Luis Emiro Ramirez se fue a enseñar al campo, un lugar lleno de jóvenes con el potencial de hacer un cambio positivo en la comunidad. El nacimiento de Agromatica La agromática es la agricultura aplicada: toma problemas agrícolas y encuentra soluciones utilizando la ciencia y la tecnología. Los estudiantes identifican un problema y desarrollan una solución, probando sus hipótesis utilizando metodologías rigurosas. Agromática aplicada al campo Los desafíos que algunos de sus estudiantes asumieron incluyen: Monitoreo de la actividad de inundaciones para proporcionar un sistema de alerta temprana. Desarrollo de un dispositivo para controlar la clorofila a través de la longitud de onda. Las aplicaciones y dispositivos resultantes se han implementado inmediatamente en el campo. Gracias a Luis y sus ganas de enseñar se ha podido mejorar la calidad de vida de los estudiantes y la de sus familias en las áreas rurales del Caquetá.
Algunos de los inventos se han convertido en pequeñas empresas, generando una nueva fuente de ingresos. El mejor profesor de Colombia de 2019 también logró llevar Internet a los pueblos del Caquetá, disponible para que los estudiantes y la comunidad puedan acceder. Reconocimientos a Luis Emiro Ramirez Su trabajo ha sido reconocido en una Noche de Excelencia otorgada por el Presidente de la República y el Ministerio de Educación Nacional. También recibió en 2018 un premio del programa de Capacitación en TIC para maestros colombianos en Corea del Sur. Gómez comparte su aprendizaje a través de redes de educadores regionales, y también da clases sobre el curso de capacitación en enseñanza de la Universidad de la Amazonia, y transmite sus conocimientos a la próxima generación.
Docentes, entre la reinvención y la conexión desde los hogares El Día del Maestro coincidió con cuarentena. Los de B/quilla y Atlántico adaptan sus clases online.
Según las docentes, sus estudiantes han ido recibiendo de la mejor manera las nuevas metodologías. Por: Deivis López Ortega 16 de mayo 2020 , 10:26 a.m. Los docentes de Barranquilla y el Atlántico conmemoraron este viernes un día atípico del maestro. Dictando clases, pero alejados de las aulas. En espacios reducidos de sus hogares que han adaptado como área académica desde hace dos meses que cerraron las aulas por la presencia del covid-19 en Colombia. Dos profesoras contaron sus experiencias con respecto a la situación. Bleydys Vargas y Katherine Barragán se refirieron a los retos de educar en épocas de cuarentena. Ambas son docentes, pero con contextos distintos: Bleydys prepara sus clases en el área urbana y Katherine lo hace para el área rural. Coinciden en que desde un principio la situación ha sido difícil, pero a diario trabajan en hacerla llevadera. De acuerdo con la profesora de transición, en la Institución Educativa Distrital (IED) José Consuegra Higgins, de Barranquilla, la primera semana después del anuncio de la suspensión de las clases en las aulas se aprovechó para ver los recursos, canales de comunicación y contenidos útiles para realizar de una mejor manera el proceso. De ahí salieron las guías de aprendizaje. “Fue complejo, los estudiantes no se adaptaban, no todos tienen los recursos, algunos tienen whatsapp, otros tienen mensajes de texto, algunos tienen acceso al correo, pero no es frecuente”, aseguró Vargas, la docente, de 36 años.
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Agregó que el momento ha provocado que las clases sean particulares, pues una conexión simultánea ocasiona que la red colapse o que un grupo de estudiantes quede sin señal y deba repetir la lección. “Tengo cuatro casos sin whatsapp, entonces los llamo y los oriento. Pero en otros grupos hay estudiantes que no han recibido nada”, dijo Vargas. Buscando la manera de acercar sus temas dictados a los alumnos, se ideó un video en el que recrea un cuento animado dentro del programa ‘Todos a leer’ y la pista de fondo es un reguetón. “Me senté a repensar cómo llegarle al estudiante. Cuando vi la historia, le puse un montaje de reguetón, porque la idea era motivar a los chicos”, explicó Vargas, quien tiene un grupo de 25 estudiantes a cargo entre 4 y 6 años de edad. Por su parte, Barragán, docente de Bachillerato en la Institución Educativa Nuestra Señora de Pitalito, de Polonuevo, sostuvo que el mayor reto en el área rural es cómo llevar la información a los alumnos, si la conexión a internet y la señal son precarias. Si bien, ya no viaja de Barranquilla, donde vive, hasta Polonuevo a diario, mantiene su horario intacto en el que debe madrugar, ya no para trasladarse al aula, sino para combinar sus deberes entre el hogar y las clases, según afirmó. “Cambian los hábitos. Ahora debo adaptar las clases por whatsapp, por messenger y quienes no tienen acceso a ninguno de estos dos medios, los llamo”, dijo la profesora, quien dicta Lengua Castellana a unos 100 estudiantes entre 7° y 11° por semana. Añadió que se han flexibilizado los métodos de evaluación y tienen en cuenta también el aspecto actitudinal. Tengo cuatro casos sin whatsapp, entonces los llamo y los oriento. Pero en otros grupos hay estudiantes que no han recibido nada La llamada, una salida Previendo que no todos los estudiantes cuentan con acceso a internet, las secretarías de educación distrital y departamental corroboran que las llamadas hacen parte de un sinnúmero de estrategias para llegar a todos. Además, “la institución se ha encargado de entregar a sus acudientes talleres y guías en físico”, resaltó la Secretaría Distrital. En cuanto a la Secretaría Departamental, informó que se diseñaron planes de trabajo según los niveles. Siendo así, se les entregó material en casa, cuentan con el apoyo de emisoras comunitarias y el canal regional con la producción de contenidos.
La educación: un grave problema de la ruralidad colombiana 3 abril, 2019
El 70% de los niños y jóvenes que no acceden a la educación en Colombia provienen de las zonas rurales y regiones apartadas del centro del país. La ausencia de instituciones educativas y de acceso a los servicios básicos, representa una de las principales amenazas para la educación. En 2014 casi un millón de niños y jóvenes en edad escolar estaban fuera del sistema educativo en Colombia, y de ellos, cerca del 70% pertenecía a zonas rurales (Matijasevic, 2014), donde actualmente se siguen presentando altas tasas de analfabetismo, con respecto al sector urbano.
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De acuerdo con los datos presentados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas DANE, en 43 2017 la tasa de analfabetismo existente en el país correspondía a 5,24%, equivalente a un millón 857 mil colombianos. No obstante, en el Censo Nacional Agropecuario de 2014 se identificó que en el sector rural colombiano la tasa de analfabetismo corresponde al 12,6%. Por lo tanto, es posible afirmar que “la población censada en ese sector concentra el 50% de la población analfabeta” (Morantes, 2018). El sistema educativo colombiano se estructura en cuatro niveles: pre-escolar, básica primaria, secundaria (media) y superior, y es estructurado por el Ministerio de Educación Nacional, el cual declara que “en Colombia la educación es obligatoria entre los cinco y quince años, la cual abarca un grado obligatorio de preescolar y nueve de educación básica” (Vélez et al., 2006). No obstante, la asistencia escolar y cobertura no es equitativa a lo largo del país. En Colombia, se presentan varias dificultades que no permiten que todos los niños y jóvenes del país accedan a la educación. Una de éstas es la insuficiencia de la oferta educativa, en particular en preescolar y secundaria, en las zonas rurales, y, por otra parte, las altas tasas de deserción (Vélez et al., 2006). Estos son los principales factores que conllevan a que aproximadamente 500 mil niños y jóvenes abandonen anualmente el sistema educativo en el país.
Foto tomada de: https://otrasvoceseneducacion.org
La brecha existente entre el sector urbano y rural colombiano, conlleva a insuficiencias en la oferta educativa en zonas rurales y precariedad de las condiciones educativas. Muchos de los colombianos de las zonas rurales no cuentan con las condiciones elementales para disfrutar del sistema educativo y terminar la secundaria. La falta de instituciones educativas, las precarias condiciones de muchas de éstas, la ausencia y falta de preparación de muchos docentes, no tener acceso a servicios públicos básicos ni a la conectividad, entre otras falencias, son algunos de los factores que impiden la escolaridad en varias regiones. Como lo destacó el diario El Espectador, solo el 37% de las escuelas rurales tiene servicio de agua potable. Las oportunidades de acceso a la educación no son las mismas en el sector rural y urbano, pero tampoco entre las regiones apartadas del centro del país, como es el caso del departamento de Guainía, donde se presentan mayores tasas de analfabetismo, mayor deserción, menos escuelas o condiciones menos dignas. Éste es el quinto departamento más extenso del país, ubicado en la región de la Amazonia, donde su gobernador Javier Zapata afirmó a RCN Radio que el departamento tiene una tasa de analfabetismo del 16%, teniendo en cuenta que dicha región está compuesta principalmente por población indígena. Es una “zona totalmente dispersa y cuenta con una geografía cuyas vías de comunicación son los ríos” (Zapata, 2018).
En las zonas del país donde la población indígena tiene un alto grado de participación, como es el caso de este 44 departamento, se maneja la política etnoeducativa que tiene como objetivo posicionar la educación intercultural por medio de la enseñanza de las características, necesidades y aspiraciones de los grupos étnicos y las culturas afrocolombianas, indígenas y gitanas. Sin embargo, en algunos departamentos es una de las razones por la que los jóvenes abandonan las escuelas.
“En 2016, el promedio de años de educación en una zona rural fue de 5,5 años por estudiante, mientras que en una urbana fue de 9,6.” (Hernández, 2018) Foto tomada de: www.oei.es
El gobierno colombiano cuenta con programas e iniciativas que tienen como propósito disminuir la brecha existente entre la educación rural y la urbana. No obstante, resulta fundamental llegar a una educación descentralizada, donde la educación rural deje de planearse desde las ciudades y exista una concientización de los habitantes en donde comprendamos que la educación colombiana es un asunto que nos compete a todos. En la mayoría de los casos, en las grandes ciudades se presenta un desconocimiento de las condiciones educativas de la zona rural; es por ello que cada ciudadano debe preguntarse ¿qué hemos hecho por la educación de los niños y jóvenes colombianos? Escrito por: Laura Gutiérrez Avila
Así ha afectado el Covid-19 la educación en Colombia Colegios, profesores, estudiantes y padres de familia han tenido que superar por igual los retos que van desde la conexión de internet hasta la facilidad de las herramientas. (FORBES)
Foto: Pexels Es importante entender que en los momentos de crisis todos los participantes dentro del proceso educativo han sido afectados de una manera u otra. Los colegios tuvieron que asumir el liderazgo y crear marcos de referencia para que el resto de los participantes pudieran comenzar a navegar en esta crisis. Video Recomendado Los profesores por su lado tomaron estas referencias y comenzaron a mejorarlas y adaptarlas a medida que sus implementaciones les revelaban nuevas necesidades. Los padres de familia, por el otro lado, se convirtieron en actores más activos en este proceso, algunos asumiendo el reto, otros postergándolo. Por último, el estudiante está enfrentándose a retos nuevos que lo potencializan a mejorar en sus habilidades socioemocionales. Impacto en los colegios A la gran mayoría de los colegios el anuncio de cierre de clases los tomó por sorpresa y sin previa preparación para desarrollar su programa de educación a distancia. Fueron muy pocos los colegios los que ya tenían un programa de aprendizaje remoto listo para ser implementado. Existía un número de colegios que venían preparando sus programas de educación remota dada la crisis que sufrieron varias ciudades en Colombia por los paros de los gremios en el segundo semestre del año 2019 que implicaron un cierre de aulas y pérdida de clases. Fueron algunos de estos colegios quienes de forma muy generosa abrieron sus programas siguiendo la filosofía de open source para apoyar a toda la comunidad educativa. La solidaridad en medio de la crisis se sintió desde el primer día del cierre.
Ejemplo del colegio Nueva Granada de Bogotá compartiendo su protocolo a distancia. Fuente: https://libguides.cng.edu/c.php?g=1007782
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Para el 4 de marzo, el Colegio Nueva Granada (CNG) de Bogotá ya estaba perfeccionando su protocolo a distancia después de haber sufrido interrupciones de clases en el 2019 por los paros nacionales, al igual que muchos colegios en el país. El 10 de marzo suspendió clases para entrenar a todos sus profesores y personal. El 12 de marzo, el CNG fue el primer colegio en anunciar el cierre de su campus por la crisis del Covid-19, casi una semana antes que la mayoría de los colegios en el país. Ese mismo día del anuncio se compartió de manera “open source” su protocolo de educación a distancia. A partir de ese día ese protocolo de educación a distancia ha sido visto más de 11.713 veces.
Fuente: Colegio Nueva Granada Hoy los colegios en Latinoamérica están colaborando diariamente para perfeccionar y mejorar sus programas a distancia. Listas de recursos y herramientas de apoyo para colegios en estos momentos han sido curadas por varios gobiernos, multilaterales y organismos privados. Por ejemplo, Unesco ha venido construyendo una lista con esta información. Aún así muchos colegios están sufriendo un gran dilema entre implementar rápidamente soluciones versus tomarse el tiempo para analizar con profundidad lo que necesita el estudiante. Un aprendizaje claro de estas últimas semanas es que se necesita de mayor material asincrónico (o sea aquel material que no necesita del apoyo en vivo del profesor) para que el profesor dedique más tiempo en poder darle seguimiento al proceso socio emocional del estudiante. El impacto en los profesores Desde un principio, los profesores han invertido largas jornadas laborales para que sus estudiantes sigan aprendiendo. Este trabajo titánico en cuestión de días, y para muchos de horas, logró la creación de programas remotos o virtuales que han llevado educación a miles de estudiantes. Los profesores escogieron sistemas de gestión de clases, aprendieron a desarrollar objetos virtuales de aprendizaje y se familiarizaron con herramientas tanto sincrónicas como asincrónicas para impartir sus programas. La gran mayoría, sin saberlo, han usado la filosofía de la metodología Ágil (Agile Development) y han sido rigurosos en evaluar cada semana que funciona y que no funciona para ir ajustándose a esta nueva realidad e ir corrigiendo sobre el camino, para que los grandes beneficiados sean los estudiantes.
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Fuente: decidesoluciones.es y scoop.it Los profesores han hecho también uso del pensamiento de diseño (Design Thinking) para solucionar este reto que nadie esperaba. Un ejemplo de este proceso es la utilización de las herramientas para hacer video conferencias para las clases sincrónicas. Algunas de las herramientas para hacer clases sincrónicas más conocidas hoy son: Teams de Microsoft, Meet (la mejora de Hangouts) de Google, Webex de Cisco y Zoom. Lo interesante es que muchos de los profesores fueron cambiando de plataforma a medida que iban aprendiendo de sus necesidades. Sin importar cual tecnología había sido escogida por el equipo de tecnología de los colegios, o sea si era un colegio Microsoft, Google, etc., los profesores fueron optando por la solución perfecta para sus necesidades. Una demostración de lo rápido de estos cambios y adopciones fue el caso de Zoom en Singapur donde las sesiones de videoconferencia de profesores que utilizaron esta plataforma sin incluir medidas de seguridad (como utilizar contraseña para las sesiones) fueron interrumpidas por intrusos mal intencionados. El gobierno de Singapur reaccionó muy rápido y prohibió la utilización de Zoom para clases sincrónicas el 9 de abril. Ya para el 14 de abril se había desmontado la prohibición con unas recomendaciones claras de cómo evitar el hacking de las clases virtuales. Padres de familia, otros afectados Los padres de familia se volvieron profesores de sus hijos y hoy están un poco abrumados dado que muchos colegios privados trataron de replicar el mismo horario de clases presencial a un modelo 100% sincrónico (es decir con profesores conectados en línea). Este modelo sincrónico compite por los recursos del hogar como el ancho de banda de internet. Por ejemplo, padres y estudiantes se tenían que conectar a la misma hora al trabajo y al colegio. Este modelo también asumía que los miembros de la familia tienen la infraestructura tecnológica es decir un dispositivo para cada estudiante y para los padres, cuando en realidad en muchos hogares estos dispositivos son compartidos. En una encuesta de educadores en diferentes países hecha por la Universidad de Harvard en marzo de este año se establece que el reto más complejo de resolver en esta crisis del Covid-19 es la disponibilidad
de infraestructura tecnológica. El segundo reto más complejo de resolver es la salud emocional y mental de 48 los estudiantes.
Encuesta a educadores del mundo. Fuente: www.hm.ee Por fortuna, los colegios han aprendido que este modelo de tener el horario del alumno lleno de clases sincrónicas (o sea el profesor en vivo) no funciona y han optado por dejar la parte sincrónica para construir comunidad y reforzar la parte socio afectiva de los estudiantes. Esta estrategia cumple con dos objetivos, minimizar los problemas de disponibilidad tecnológica y priorizar la salud emocional de los estudiantes. La parte asincrónica, que es cualquier recurso que se realiza sin el acompañamiento en vivo del profesor, la han destinado para manejar los contenidos, proyectos y tareas. Si esta educación asincrónica se estructura correctamente puede cumplir con varios objetivos como: (a) balancear la educación en casa entre recursos digitales y no digitales, (b) alivianar la carga de trabajo de los profesores, (c) apoyar a los padres para que lo estudiantes sean más independientes. Los padres de familia también han tenido que aprender a estar involucrados en la educación formal de sus hijos, ellos piden más tiempo y flexibilidad para trabajar, unos pidiendo más carga académica al colegio y otros pidiendo menos. Al final de esta pandemia, lo que los hijos recordarán no son las actividades académicas que hicieron sino las memorias que construyeron en familia y las actividades que los enriquecieron como personas y generaron sentimientos de seguridad y confianza. Los padres de familia también son estudiantes, ellos se han tenido que transformar digitalmente no solo como profesores de sus hijos sino como teletrabajadores de sus compañías, dos nuevos roles que antes era ajenos a ellos. El impacto en los estudiantes Hoy los colegios también han entendido que esta oportunidad los hace pensar que no solo las habilidades duras importan, sino que es momento de que en el hogar se aproveche este tiempo para enseñar solidaridad, empatía, adaptación al cambio, trabajo en equipo, colaboración y cooperación, habilidades más importantes que las duras y que no necesariamente hacen parte del currículo escolar.
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Fuente: World Economic Forum Una de las iniciativas del gobierno colombiano es justamente mapear los recursos que tendrían profesores y padres de familia para enseñar habilidades socioemocionales. Mientras Coschool, la compañía encargada de curar estos recursos, publica los hallazgos de esa iniciativa, una plataforma que proporciona información y herramientas sobre los principales marcos y habilidades en el campo del aprendizaje socioemocional de la Universidad de Harvard es: Explore SEL (Social and Emotional Learning – SEL). En el 2018, un artículo en el Harvard Business Review hablaba de un estudio realizado por profesores de MIT, Columbia Business School, University of North Carolina at Chapel Hill y Rice University que encontró que vivir en el extranjero es una experiencia única que ayuda a desarrollar un sentido más claro de sí mismo. Nosotros encontramos un paralelo entre la experiencia de un estudiante viviendo en el extranjero y la experiencia de un estudiante viviendo en cuarentena. El articulo dice que el estudiante en el extranjero a medida que interactúa con personas que crecieron en diferentes circunstancias, culturas y bajo distintos principios se da cuenta de lo que significa ser él mismo; él decide qué características de sí mismo va a defender y cuales va a cambiar. Estas reflexiones internas de sí mismo lo hacen más consciente de su yo. Esta cuarentena tiene algunas características que invitan a los estudiantes a tener reflexiones similares. Este será un tiempo donde lo más importante no es la carga académica y las calificaciones que los estudiantes puedan tener sino las vivencias y las memorias construidas en familia. La pandemia ha traído una fuerte carga emocional que viene de muchas fuentes, miedo a ser contagiado de un virus que poco conocemos, miedo a perder el trabajo, miedo a afrontar un nuevo rol como teletrabadores, miedo a desarrollar habilidades digitales que antes no teníamos.
Toda esta información la reciben los hijos quienes además 50 están manejando su propia carga socioemocional dado que ellos están funcionando bajo un esquema completamente inesperado, están alejados de sus compañeros y profesores, muchos de ellos tienen limitaciones de espacio para ejercitarse o con limitada conectividad. Aún así tenemos que mentalizarnos para aprovechar estos tiempos para crear oportunidades de aprendizajes significativos desde un ambiente excepcional que invita a enfocarnos en habilidades como desarrollar independencia, resolución de problemas y adaptabilidad al cambio. Los padres de familias y sus hijos están viviendo en ese “nuevo normal” que asociamos a vivir en el extranjero. En la tercera parte de este artículo se hablará del cómo podrían priorizarse las acciones del sector educativo teniendo en cuenta las necesidades de sus diferentes actores. Vea aquí la primera parte, sobre el modelo híbrido que tendrán que adoptar las instituciones. Contacto LinkedIn: Vicky Ricaurte* LinkedIn: Marcelo Burbano** *La autora es emprendedora serial EdTech (educación + tecnología) y cofundadora de Arukay, un sistema curricular para colegios que enseña a estudiantes entre primero y último grado sobre pensamiento computacional. **El autor es socio fundador de Prismapar y lidera las oficinas en México, Región Andina (Colombia, Ecuador y Perú). Prismapar es una firma de banca de inversión con vasta experiencia en el sector educativo en Latino América, dedicada mayormente a fusiones y adquisiciones.