El mes de diciembre no sólo nos trae el espíritu festivo y la alegría de las fiestas, sino que también nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre nuestro crecimiento personal y cómo podemos mejorar en el próximo año. En este contexto, la inteligencia emocional emerge como un regalo invaluable para el alma, proporcionando las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la vida con gracia y comprensión.