Mayo 2015
#MGC12ed
Razones para Gesti贸n Cultural
La arqueolog铆a como instrumento de rentabilidad social y econ贸mica Alberto Jos茅 Pulido Calvo
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Editorial
Estimados amigos: Conforme avanza el curso el Master en Gestión Cultural encara los aspectos más intuitivamente identificables con la Cultura; aspectos que en muchos casos llegan a tomarse como sinónimos interfiriendo en la óptima explotación y desarrollo de las oportunidades que el legado artístico e intelectual pudiera ofrecer. Nos estamos refiriendo al Patrimonio. El profesional de la Gestión Cultural debe conocer y diferenciar las distintas manifestaciones que bien por artísticas, bien por históricas, o cualquier otra consideración, adquieren la categoría de patrimonio cultural. Pero más importante aún es conocer el modo de integrar la preservación que requieren con su puesta en valor de cara a la sociedad y al desarrollo de la comunidad en la que están inscritos. Para poder navegar por estas agua, nada mejor que el criterio de la la coordinadora del Módulo dedicado al Patrimonio, la profesora Dña. Luz Neira. GESTIONAR EL PATRIMONIO La evolución del concepto de Patrimonio en los estados modernos del tiempo presente aparece de modo ineludible vinculado a la identidad cultural, pero sin las limitaciones cronológicas de antaño, lo que confiere a su concepción una perspectiva más amplia y diversa, que, tras haber superado la denominación de Patrimonio histórico, define el Patrimonio Cultural como sinónimo de lo tangible y lo intangible.
conciencia acerca de la consideración fundamental, entre otros, del Patrimonio industrial y el Patrimonio natural, mientras aumenta la reflexión sobre las distintas y diversas formas del patrimonio intangible. Todo ello ha sido resultado del avance de las investigaciones sobre el Patrimonio, y en este marco de la reflexión certera de estudiosos de diversas disciplinas. En relación con la transformación conceptual, ámbitos ligados estrechamente al Patrimonio como la conservación, la protección y la difusión de cualquiera de los bienes patrimoniales, tangibles e intangibles, han experimentado sobresalientes avances.
En estrecha conexión, es de resaltar el papel fundamental de la gestión cultural que posibilita no sólo la puesta en valor del patrimonio cultural y su difusión en la sociedad, sino también la transferencia del conocimiento y su disfrute entre la ciudadanía. En este sentido, el ejercicio de una buena gestión cultural logrará en el ámbito del patrimonio cultural concienciar a los ciudadanos de su protagonismo ante el conjunto de En este proceso de transformación concep- bienes que es preciso disfrutar y, al tiempo, tual, se ha sumado al tradicional Patrimo- legar a las siguientes generaciones. nio histórico-artístico y arqueológico, la
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Por esta razón, en el Máster en Gestión Cultural de la Universidad Carlos III de Madrid, ya en su XII edición, pretendemos dotar a nuestros estudiantes de una formación sobre la legislación destinada tanto a la definición, conservación y protección de los bienes patrimoniales, como a las políticas públicas dedicadas también al fomento de la creatividad y el arte contemporáneo en el sentido más amplio del término. En esta línea, son objeto de interés en el módulo de Patrimonio las nuevas fórmulas de conservación, protección y difusión a través de casos de estudio, muy reveladores, al abordar desde la gestión de un yacimiento arqueológico, un conjunto monumental, una ciudad habitada, cuyo centro histórico declarado Patrimonio de la Humanidad, o ejemplos de edificios y recintos industriales que han sido reconvertidos en centros de creación artística, con particular énfasis en la aportación que implica la aplicación de la tecnología al Patrimonio Cultural. Para ello, es preciso, además de la formación teórica impartida por profesores especialis-
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tas en estas materias, la participación de profesionales que, como expertos en la gestión del patrimonio cultural, comparten sus proyectos y experiencias con los estudiantes del MGC, los gestores culturales del futuro más próximo. Su labor no obstante es compleja, pues a la diversidad inherente al Patrimonio Cultural, con sus condicionantes específicos, y al contexto socio-económico en el que se inserten los bienes patrimoniales, susceptibles de gestión cultural, habrán de aunar conocimientos, reflexión y creatividad. Es por todo ello que hemos seleccionado el siguiente artículo de Alberto José Pulido Calvo, para extraer de él los planteamientos y las conclusiones como piedra de toque para ilustrar estas cuestiones.
Luz Neira Jiménez Coordinadora Módulo de Patrimonio Máster Gestión Cultural
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La arqueología como instrumento de rentabilidad social y económica: el ejemplo de Córdoba El siguiente extracto del artículo publicado en Revista Anejos de anales de arqueología cordobesa sobre la gestión del Patrimonio Cultural de ciudades históricas, con particular mención a Córdoba, pone de manifiesto la complejidad que supone la puesta en valor de los bienes patrimoniales en una ciudad habitada. Alberto José Pulido Calvo
Se plantea aquí el conflicto de armonizar la vida cotidiana de sus habitantes con el respeto al patrimonio, sin condenarlos al pasado; la problemática de la “excesiva” notoriedad de uno de sus monumentos; la consecución de un turismo cultural de calidad y la implicación de los diferentes segmentos de la ciudadanía y la economía sostenible. INTRODUCCIÓN Salvo casos muy concretos, los bienes patrimoniales mundiales y el consiguiente beneficio socioeconómico que generan no están siendo a día de hoy demasiado bien gestionados. Si nos fijamos en países con una tradición arqueológica ya consagrada internacionalmente como Egipto, Túnez, Turquía o Perú, observaremos que en todos ellos se ha primado la atracción masiva de visitantes, de igual forma que la presentación al público de los recursos es tremendamente deficiente y la capacidad de carga está llegando a niveles alarmantes.
los vestigios de los que disponen, ya que el gran poder de atracción con el que cuentan hace que el visitante viva la experiencia que busca sin mayores problemas, quedando incluso satisfecho. No obstante, la mayoría de los estados del globo necesitarán cuidar detalles tales como una correcta transmisión al público de los valores intrínsecos del bien y de su entorno, evitando en la medida de lo posible las masificaciones y la pérdida de calidad de la oferta.
“España, aunque tiene una riqueza patrimonial de primer orden, no goza del prestigio que le correspondería, al tiempo que tampoco destaca por un aprovechamiento social ni económico de sus numerosos y variados bienes culturales”
España, aunque tiene una riqueza patrimonial de primer orden, no goza del prestigio que le correspondería, al tiempo que tampoco destaca por un aprovechamiento social Tal vez los ejemplos nombrados y algunos ni económico de sus numerosos y variados otros puedan permitirse la enorme licencia bienes culturales. Aunque indudablemente de no presentar de una forma adecuada esta disposición está progresivamente yen-
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do a mejor, una buena parte de las ciudades españolas responde al panorama que acabamos de mencionar para el conjunto del país. Éste es el caso de Córdoba, a la que tomaremos como muestra de esta tendencia. Nuestra idea principal es hacer notar la importancia de alcanzar una rentabilidad socioeconómica de los bienes culturales en general, y arqueológicos en particular, como la mejor garantía de permanencia y utilidad de los mismos. Para ello analizaremos desde una óptica universal la problemática con la que normalmente tienen que lidiar las ciudades históricas. También entraremos en posibles soluciones que permitan paliar la delicada situación a la que nos estamos refiriendo, intentando que éstas sean extrapolables tanto a Córdoba como a otros núcleos urbanos con una casuística similar.
Desde nuestro punto de vista, la rentabilidad patrimonial debe ser entendida en un doble sentido: (a) sociocultural y (b) económico-turístico. En el primer caso, no debemos olvidar que revertir beneficios a la
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comunidad debe ser la base de todo proyecto científico, máxime si éste ha sido sufragado con dinero público. A ello hemos de añadir que en una sociedad capitalista como la que nos ha tocado vivir todo aquello que no sea rentable está condenado, en mayor o menor plazo, al abandono o la desaparición. Por tanto, para conseguir que nuestros recursos patrimoniales no corran esta suerte y perduren dignamente en el tiempo, es necesario que aporten rendimientos económicos. Cada vez con una mayor insistencia, en nuestros días la cultura combina su tradicional función simbólica con otra más tangible, que es la de convertirse en una fuente generadora de riqueza y de actividad, lo que está produciendo un creciente interés político e institucional por comprobar las relaciones entre economía y cultura. A pesar del todavía existente y bastante generalizado miedo en este sentido, son cada día más los autores que insisten en la necesidad de transformar los abundantes bienes patrimoniales con los que cuenta nuestro país en productos turístico-culturales, como la mejor manera de conseguir hacerlos rentables en todos los aspectos. Al ofrecerse como un producto turístico, el patrimonio se consolida como un foco de bonanza y desarrollo local, como instrumento pedagógico y formativo, un refuerzo para la identidad de una población. La adecuada presentación de la riqueza histórico-patrimonial se convierte en la mejor baza en entornos que presentan enormes bolsas de desempleo resultantes de la ausencia de tejido industrial o la economía sumergida. El turismo que emana del potencial cultural de una población se muestra como un pujante generador de
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empleo y bonanza socioeconómica. A pesar de esta incuestionable afirmación, buena parte de los turistas que llegan a las ciudades históricas atraídos por su espléndido pasado se desilusionan al ver que la oferta cultural no es acorde con el extenso volumen de vestigios con los que cuenta la urbe y, en bastantes casos, la calidad de los productos existentes también resulta mejorable.
“Sin embargo, el turismo cultural viene demandando con creciente insistencia una mayor calidad y sofisticación en los productos ofertados, por lo que se hace necesario un personal bien instruido, formado y especializado.” Por tanto, es primordial ofrecer una oferta lo suficientemente amplia para que no pueda ser abarcada en un corto intervalo de tiempo, por muy rápido que se haga el itinerario, y con la calidad que garantizará que el visitante pueda repetir destino o hablar favorablemente del mismo a otros clientes potenciales de su entorno. Podríamos añadir que a día de hoy los beneficiados por los efectos turísticos positivos suelen ser mayoritariamente los trabajadores menos cualificados, que son los que nutren al sector. Sin embargo, el turismo cultural viene demandando con creciente insistencia una mayor calidad y sofisticación en los productos ofertados, por lo que se hace necesario un personal bien instruido, formado y especializado. Aglutina, por tanto, a profesionales de los más variados sectores: arqueólogos, historiadores, historiadores del arte, técnicos en turismo, arquitectos, restauradores, gesto-
res culturales, músicos, actores, bailarines, artesanos, hosteleros, etc. Resulta fundamental insistir en la necesidad de aunar los vestigios históricos de diferentes épocas para que la ciudad sea entendida como un todo activo y palpitante. Un buen número de núcleos poblacionales han vivido gran cantidad de culturas superpuestas que han ido transformando su tejido urbano. Si intentáramos aislar físicamente todos los restos crearíamos un puzle ininteligible para el público y difícil de proteger, además de vaciar la ciudad de contenido histórico. Debemos, pues, huir de las actuaciones parciales e inconexas, mediante la unión de aspectos urbanísticos, de investigación, conservación, protección y difusión
Para la consecución de estos propósitos los principales problemas por resolver son las actitudes de las diferentes Comunidades autónomas, sin apenas intercambio de información y experiencias entre ellas, y la desconexión, salvo casos excepcionales, entre Universidades, Museos, administraciones, empresas y ciudadanía. La solución pasa por la adopción de un instituto apolítico que gestione la oferta patrimonial urba-
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na, y que sea impulsor de la puesta en marcha de un Proyecto (a modo del Mecenas emeritense) capaz de movilizar a los distintos estamentos sociales de la ciudad, porque realmente se torne útil para todos ellos. Este hipotético instituto primaría siempre la calidad y el rigor sobre la atracción masiva de visitantes, como principal seña de identidad de la propia ciudad. Hay que tener muy en cuenta que un organismo de estas características no tendría ningún sentido si no se dedicase también a la investigación y a la formación, cumpliendo de esta forma con las primeras premisas del proceso propuesto en este artículo. Por consiguiente, la labor educativa emprendida a edades tempranas,
y culminada en las esferas universitarias, es básica para la preparación de los alumnos como futuros profesionales y la viga maestra sobre la que se sustenta cualquier propuesta de mejora en la ciudad histórica.
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Del mismo modo, es básica la redacción de una normativa que establezca pautas a la hora de difundir y rentabilizar los vestigios patrimoniales, ganando de este modo en eficacia y planificación. La Ley debería cambiar el concepto de integrar por el de difundir, de tal manera que se difunda para rentabilizar y se rentabilice para proteger. En todas estas reflexiones el patrimonio arqueológico tiene mucho que decir, como lo
“La Ley debería cambiar el concepto de integrar por el de difundir, de tal manera que se difunda para rentabilizar y se rentabilice para proteger.” demuestran los proyectos que hemos comentado que podrían ponerse en funcionamiento. No se trata de gastar grandes sumas de dinero en arqueología para el regocijo intelectual o profesional de unos pocos. Hablamos de invertir en un campo en clara expansión que puede reportar beneficios económicos para la ciudad en un margen razonable de tiempo, como ha ocurrido en núcleos como Zaragoza, o paliar las grandes bolsas de paro entre los más jóvenes del mismo modo que ha sucedido en Alcalá de Henares. Subirse al tren de la rentabilidad social y económica en el ámbito patrimonial es más apetecible que nunca, a lo que debemos añadir que muchas ciudades históricas no se pueden permitir perderlo.
Alberto José Pulido Calvo Revista Anejos de anales de arqueología cordobesa 2008
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Universidad Carlos III de Madrid Campus Puerta de Toledo Ronda de Toledo nº 1, Madrid.
Tel (+34) 91 624 58 41 Fax (+34) 91 624 86 23 mgc@postgrado.uc3m.es
Coordinador contenido Jaime Cubas
Edición y maquetación Gema Arrieta
Texto
Pulido, A. (2008) La arqueología como instrumento de rentabilidad social y económica: el ejemplo de Córdoba. Revista Anejos de anales de arqueología cordobesa (Nº 1) Pag. 321337.
Imágenes de portada y artículo www.freeimages.com
Fotografía Luz Neira Gema Arrieta