LIBROS Y LECTURAS N.69 ENERO 2021

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LIBROS Y LECTURAS Nro 69 Coordinador: Óscar Jairo González Hernández Profesor Facultad de Comunicación. Comunicación y Lenguajes Audiovisuales. Universidad de Medellín Medellín. Enero / 2021


A CIEN AÑOS DEL NACIMIENTO DE JOSEPH BEUYS (19212021)

DISCURSO DE INAUGURACIÓN DE SU EXPOSICIÓN “DIBUJOS 1946-1971” EN EL MUSEO CASA LANGE DE KREFELD, 19 DE MAYO DE 1974, JOSEPH BEUYS

Estimados presentes: quisiera decirles unas cuantas palabras acerca de estos dibujos. Estos dibujos han ido haciéndose en una sucesión evolutiva que ha ido buscando paralelamente un concepto central. Un concepto central, tal como es típico de la situación en la que me he encontrado y en la que todavía me encuentro y conforme a la cual he ido acumulando de un modo cuasi preparatorio material, material y aspectos que me conducían hacia un punto central al que quería dirigirme. Este punto central se ha ido determinando más y más a lo largo del tiempo hasta que adquirió una dimensión política. Quisiera comenzar precisamente por el fin: de los dibujos se han gestado conceptos, una teoría plástica que remite a los dibujos. Estos dibujos muestran muchos aspectos del mundo, muestran muchos aspectos temáticos, pero siempre he intentado hacerlos de tal modo que cada uno de aquellos que sea un


concepto que remita al pasado como los conceptos chamánicos, o como antes se hacía alusión, los conceptos de revelación mediante una pitonisa o una pitia…, que cada una de estas constelaciones, que son conceptos que remiten al pasado, estén presentadas de tal modo puramente formal que puedan despertar intereses en la conciencia presente del espectador y que en los mismos haya intereses relacionados con todos los seres humanaos en el tiempo, no sólo en el presente, no sólo en relación al pasado, es decir, desde un punto de vista histórico y antropológico, sino también ofreciendo aspectos futuros, soluciones para la apertura de los problemas. En el sentido de la apertura, de un modo tan abierto que el interés se relacione con un punto central, y esta punto central es la organización de la vida humana, la cual se desarrolla a partir del futuro, pasa por el presente y en el presente formula nuevos modelos creativos para la configuración, o tal vez se podría decir, para el esculpido de nuevos modelos para la totalidad de la vida. Que un concepto de este tipo proceda del arte tiene sus razones en esta época, o en todo caso yo siento que estas razones se encuentran en esta época, pues yo me he visto confrontado, y todos nos vemos confrontados con una concepción de la ciencia que se ha desarrollado en la historia en un punto crítico y este concepto de ciencia, que puede caracterizarse como concepto materialista, positivista y atomista, plantea un problema. El problema se encierra en una pregunta: ¿cómo podemos sustraernos al concepto al que nos ha llevado la historia para conseguir un análisis cada más intenso del contenido del mundo?, ¿cómo podemos sustraernos de un concepto expandido de ciencia?


De ese modo quiero que sean entendidos mis dibujos, realmente quisiera decir por añadidura algo respecto a su comprensión. El arte no puede ser comprendido bajo un concepto positivista de ciencia, es decir, el arte nunca podrá ser accesible apelando a los conceptos racionales y analíticos, al intelecto, esto es, sirviéndose de aquello que en la cultura de la conciencia se entiende por comprensión no puede entender en absoluto el arte. El arte mismo no apela a este tipo de comprensión, pues para ello sería la ciencia más indicada. Moldear desde el comienzo y desde el principio de las cosas a la forma lógica significa dirigir desde su primera intención el contenido del pensamiento del ser humano, en ese caso no sería necesario arte alguno. Para ello sería suficiente con el concepto positivista de ciencia. Para racionalizar las cosas y someterlas al modelo de la lógica bastaría la ciencia y eso haría al arte superfluo. Si eso fuera verdad, si eso fuera vedad completa, la teoría de la supraestructura, la teoría marxista de la supraestructura, sería absolutamente válida para el arte y para toda la cultura. Como por el contrario, el arte trabaja en otro polo de desarrollo del ser humano, su sensorium, es decir, la organización de


sus sentidos está elaborada de tal modo, que, en primer lugar, dicha organización de los sentidos desarrollada en el hombre se mantenga y se preserve, y que, en segundo lugar, esté obligada a desarrollar nuevos órganos de los sentidos, ésta es la clave. Éste es el punto que cada vez es más traído a la conciencia y acerva del cual se debe discutir más hasta preguntarse qué nuevos órganos sensoriales debe desarrollar el hombre en confrontación con el arte y debe elaborar con el concepto de creatividad para que un día sea capaz de percibir más mundo en lugar de sólo un fragmento del mismo. Y si percibe ese mundo ampliado, que nuevos conceptos debe desarrollar en la actividad artística, en la expandida actividad artística y en la expandida actividad científica para organizar el mundo futuro conforme a ello. Y ahora vienen a cuento algunos conceptos políticos que son aludidos en algunos dibujos, en cuanto a la necesidad de libertad, en cuanto a la necesidad de igualdad ante la ley, en cuanto a la necesidad de fraternidad en la vida económica –y aquí se ha de poner entre paréntesis al socialismo- y sobre estos tres conceptos se podría situar el de socialismo, en efecto, éste tendría un significado muy diferente al que muy a menudo tiene en la actualidad. Entonces los seres humanos llegarían a tener una comprensión muy diferente, por ejemplo, del principio económico que actualmente determina de un modo muy amplio toda la conducta humana, pues el concepto de economía condiciona más la vida en que en culturas pretéritas. Una vez más quisiera decir retrospectivamente que el principio democrático en la historia ha de ser entendido como una polémica jurídica procedente de la época romana en la que los seres humanos se sometieron a un principio dualista.


Si retrocedo un paso más en lo mitológico y su dirección espiritual, es decir, a la supeditación de los seres humanos a sus iniciados, a sus faraones, se ve entonces cómo la totalidad de la vida se llevaba a cabo bajo la dirección de la vida cultural. En el antiguo Egipto no había más dimensión que la cultural, que estaba representada


por su jerarca, el cual la seguía transmitiendo a los seres humanos, sin embargo el modo de comprender la cultura era unitario. Después de la Revolución francesa los seres humanos adquirieron otra manera de comprensión de la cultura, aprendieron a ver las cosas de un modo económico. Entonces las cosas se dividieron, el hombre hubo de encarar de un modo muy diverso los principios formales. Elijo otra vez la expresión “principios formales” para no perder de vista la relación con estos dibujos. En ellos se intenta de un modo táctil aludir a principios formales para la futura configuración. Creo que la razón por la que en parte éstos son simples trazos (algunos también diría que son dibujos primitivos), y también la razón por la que estas disposiciones de trazos pueden tener gran interés. El motivo es que creo o más bien tengo la experiencia –pues aquí la creencia es una cuestión irrelevante- de que estas cosas son aptas para estimular la discusión y las cuestiones, incluso en relación con la futura configuración de lo cultural, del presente cultural, del futuro cultural y del presente cultural orientado al futuro cultural, y esto no se debe entender de otro que bajo una nueva comprensión delo económico. Sin duda es tremendamente interesante comprobar en este punto que hasta nuestros propios días la ciencia económica, o habría que decir la ciencia de la economía nacional, tiene una comprensión reducida de la producción humana, la cual quiere ver reducida a la producción de bienes materiales, bienes físicos en el ámbito económico, en las fábricas y en los lugares de producción. Si en el futuro inmediato no alcanzamos un modelo económico más amplio, sucumbiremos a este modelo. La vida cultural puede hacer aportaciones a ese modelo económico más amplio con una comprensión más extensa de lo que puedan plantear el arte, la ciencia y la actividad religiosa. Pera que puedan ofrecer un bien, esto es un producto, es decir, que produzcan una actividad humana que sea activa en todos los ámbitos de la vida, también en ese campo económico que la economía denomina producción de bienes físicos.


En efecto serรก necesario, y es la tarea de la ciencia y del arte, imponer al mundo una nueva imagen del hombre y constatar que el ser humano no es un ser espiritual y que, si es suficientemente alimentado de un modo espiritual, se siente


satisfecho. Y si se le da esta satisfacción suficiente puede ser capaz de poner en marcha otra forma de hacer las cosas, otra forma de producción que obtenga bienes democráticos. Sólo a través de estas dos vías lógicamente concatenadas, podrá la dignidad humana ocupar un lugar en él ámbito económico. Es decir, ya en estos dibujos, se defiende una posición –aunque puedan ustedes decir que, aun siendo una posición, se podría hablar muy íntimamente de cada uno de ellos y habría que considerarlos de un modo singular- se ve la tendencia de ir de un contexto general a un punto central, a una economía más amplia. Las cuestiones son: cómo alcanzamos la producción de bienes espirituales en el ámbito cultural; cómo alcanzaremos la producción de bienes democráticos, en el sentido de la autodeterminación y codeterminación, y cómo, a través de estas vías alcanzamos la nueva organización de la vida humana en función de sus necesidades. Este texto oral procede del legado de Joseph Beuys. La exposición mostraba dos blocs de dibujos de los años 1946 a 1971, que fueron por primera vez expuestos en la Galería de Alfred Schmela en 1971. Beuys había diseñado él mismo los dos sencillos catálogos de la exposición de la galería y les había adjuntado sus ediciones.

Edición a cargo de BERND KLÜSER Traducción: MIGUEL SALMERÓN


Ensayos y entrevistas. Madrid. Editorial SĂ­ntesis. 2010. PĂĄgs. 71-76.


A DOSCIENTOS AÑOS DEL DOSTOIEVSKI (1821-2021)

NACIMIENTO

DE

FIODOR

VIDA DE DOSTOYESVSKI (1821-1881) Por: Aimée Dostyevski (1869-1926)

PRÓLOGO El 30 de octubre de 1921 Rusia se preparaba para festejar el centenario del nacimiento de Fiodor Dostoyevski. Nuestros escritores y nuestros poetas esperaban celebrar en verso y en prosa a este gran escritor ruso; los pueblos eslavos contaban con enviar sus diputaciones a San Petersburgo, para celebrar en checo, en serbio y en búlgaro al gran


eslavófilo, fiel a la idea de nuestra futura confederación eslava. La familia de Dostoyevski esperaba publicar en tal día los documentos inéditos que se conservaban en el Museo Histórico de Moscú. Mi madre quería editar sus recuerdos acerca de su ilustre marido, y, a mi vez, yo tenía la intención de escribir una nueva biografía de mi padre y de contar al público mis impresiones de infancia. Esta bella fiesta nunca tuvo lugar. Una terrible tormenta había pasado sobre Rusia, destruyendo toda nuestra civilización europea. La revolución, predicha desde hacía tanto tiempo por Dostoyevski, ha estallado tras una guerra desgraciada. El foso que se iba profundizando entre nuestros campesinos y nuestros intelectuales desde hace dos siglos se ha convertido, al fin, en abismo. Nuestros intelectuales, ebrios por las utopías europeas, marchaban hacia Occidente, mientras que nuestro pueblo, fiel a las tradiciones de los antepasados, quería ir hacia Oriente. Los intelectuales rusos, nihilistas y anarquistas, querían introducir en nuestro país el ateísmo europeo, mientras que los campesinos, profundamente religiosos, querían continuar siendo fieles a Cristo. El resultado de esta lucha está hoy ante nuestros ojos. Los intelectuales, que esperaban reinar en Rusia en lugar del zar y el gobernarla según su fantasía, han sido arrojados por el pueblo colérico como seres estúpidos y malhechores. Ahora andan tristemente por Europa. Los unos habitan los palacios de nuestras antiguas embajadas, poniendo cara de gobernar Rusia desde las orillas del Sena y del Támesis, procurando no tropezarse con la sonrisa astuta de los embajadores europeos; otros se agrupan en torno de los innumerables diarios rusos de los que tiran cien ejemplares por número, ofreciéndoselos gratis a quien quiera leerlos. ¡Ay, los lectores cada día son más raros! Los europeos comienzan, al fin, a comprender que los socialistas y anarquistas de que hablan en sus diarios no han existido más que en la cándida imaginación “de los abuelos y las abuelas de la revolución rusa”. El mujik ruso, lejos de ser anarquista, está en camino de construir un inmenso imperio oriental: fraterniza con los pueblos mongoles, anuda relaciones amistosas con la India, Persia y Turquía. Conserva el bolchevismo como un espantajo para los


gorriones, a fin de tener a distancia a la vieja Europa, impedirle que se mezcle con sus asuntos y ponga trabas a la construcción de su edificio nacional. El día en que esté acabado, el mujik romperá su espantajo, ya inútil, y los europeos, sorprendidos, verán surgir ante ellos un nuevo imperio de Rusia, mucho más pujante y más sólido que el antiguo. Nuestros mujiks son buenos albañiles. Y, prudentes, como han sido siempre, se guardan bien de invitar a los intelectuales a que sean los arquitectos; han comprendido que estas gentes enfermas pueden destruir la civilización más hermosa del mundo, pero que son de todo punto incapaces de construir algo en su lugar. Si el centenario de Dostoyevski no ha podido ser celebrado en Rusia, yo quisiera que lo fuese en Europa, pues, desde hace ya mucho tiempo, Dostoyevski ha llegado a ser un escritor universal, uno de esos faros magníficos que esclarecen el camino de la humanidad. Me he decidido, pues, a publicar en Europa la biografía de mi padre, que en otro tiempo pensaba publicar en Rusia, y con mayor motivo, ya que toda mi fortuna ha quedado en manos de los bolcheviques, y, en el presente, me veo obligada a trabajar para ganarme la vida. Los detalles inéditos que doy en mi libro sobre la vida de mi padre pueden sugerir a sus admiradores nuevos estudios críticos sobre sus obras y harán éstas más populares entre los lectores de Europa y América. He aquí el mejor medio de festejar dignamente el centenario del célebre escritor.


Vida de Dostoyevski por su hija. Madrid. El Buey Mudo. 2011. Pรกgs. 9-11.


DOSTOYEVSKI (1821-1881), SUFRIMINETO Y EL PERDÓN

LA

ESCRITURA

DEL

Por: Julia Kristeva (1941-)

EL PERDÓN ESTÉTICO Se capta la gravedad de tal perdón con y a través del inaceptable horror. Esta gravedad es perceptible en la escucha analítica que no juzga ni calcula pero que se esfuerza por desanudar y reconstruir. Su temporalidad en espiral se realiza en el tiempo de la escritura. Por estar separado de mi inconsciente debido a una nueva transferencia, respecto a un nuevo otro o a un nuevo ideal, soy capaz de escribir la dramaturgia de mi violencia y de mi desesperación, con todo, inolvidables. El tiempo de esta separación y de este reinicio subyacente en el acto de la escritura no aparece forzosamente en los temas narrativos que solo pueden revelar el infierno del inconsciente. Pude también manifestarse en el artificio de un epílogo, como el de Crimen y castigo, que suspende una aventura novelesca antes de renacer en una nueva novela. El crimen no olvidado sino señalado a través del perdón, el horror escrito, es la condición de la belleza. No hay belleza fuera del perdón que recuerde la abyección y la filtre por los signos desestabilizados, musicalizados, re-sensualizados, del discurso amoroso. El perdón es estético y los discursos (las religiones, las filosofías, las


ideologías) que se adhieren a la dinámica del perdón pre-codicionan la eclosión de la estética bajo su orbe.



Este perdón implica desde un inicio una voluntad postulado o esquema: el sentido existe. No se trata necesariamente de un desmentido del sin sentido o de una exaltación maníaca en contra de la desesperación (aunque en numerosos casos este movimiento sea el predominante). Este gesto de afirmación e inscripción del sentido –que es el perdón- lleva en sí, como su reverso, la erosión del sentido, la melancolía y la abyección. Al abarcarlas, las desplaza, al absorberlas las transforma y las vincula para otro. “Hay un sentido”: gesto eminentemente transferencial que da existencia a un tercero para y por otro. El perdón

se manifiesta primero como el establecimiento de una forma. Posee el efecto de una actuación, de un hacer, una poïesis. Conformación de las relaciones

entre los individuos humillados y ofendidos: armonía del grupo. Conformación de los signos: armonía de la obra, sin exégesis, sin explicación, sin comprensión. Técnica y arte. El aspecto “primario” de una acción similar esclarece por qué tiene el poder de alcanzar, más acá de las palabras y las inteligencias, las emociones y los cuerpos lastimados. Sin embargo, esta economía no tiene nada de primitiva. La posibilidad lógica de superación (Aufhebung) que implica (sin-sentido y sentido, sobresalto positivo que integra su nada posible) es consecutiva a un sólido enganche del sujeto con el ideal oblativo. Quien está en la esfera del perdón –porque lo da y lo acepta- es capaz de identificarse con un padre amante; padre imaginario con quien, por lo tanto, está dispuesto a reconciliarse en vista de una nueva ley simbólica.

Traducción MARIELA SÁNCHEZ URDANETA

Sol negro. Depresión y melancolía. Caracas. Monte

Ávila Editores Latinoamericana. 1991. Págs. 172173.


A CIEN AÑOS DE LA MUERTE DE NIKOLAI GUMILIOV (19212021) NIKOLAI GUMILIOV (1886-1921)

UN SUEÑO Extraviado en un sueño tonto Despertaré muy afligido: Soñé que tú amabas a otro Y que él te había ofendido


Entonces me arrojé de mi cama Como un asesino huye del cadalso Y miré con aire sombrío Los faroles opacos brillando Quizás, nadie tan solitario Ha vagabundeado tanto esa noche Por las calles tristes y obscuras Y por los cauces secos de los ríos. Te he amado así sin remedio No tengo alternativa Mas sabes bien que no podría Inquietar tu corazón. Sé que él te ofendió Aunque todo haya sido en un sueño Sin embargo, yo sé que me muero Por ese sueño sin razón.

1918 LA PALABRA En aquel tiempo, cuando sobre el nuevo mundo Dios inclinó su rostro, la palabra Era capaz de detener el sol Y destruir ciudades.


Si la palabra navegaba por los aires Como una llama rosa El águila no agitaba sus alas Ni las estrellas temerosas se quejaban a la luna. Hubo días para la vida baja La vida silvestre y cotidiana Pues el precepto cuando es sabio abarca Todos los matices de la razón. El longevo profeta que ha conquistado Para sí la maldad y la bondad Dudando dirigirse al espíritu Escribió la ley sobre la arena. Hemos olvidado que de todas las zozobras humanas Sólo la palabra se encuentra iluminada Y que en el Evangelio de San Juan Está escrito que la palabra es como Dios. Los hombres le hemos impuesto fronteras Límites indigentes y pobres Y cual abejas Las palabras muertas huelen mal.


El follaje del sauce ennegreció, Los grajos se erizaron suavemente, En el valle del cielo azul-azul Las nubes pastaron como ovejas. Y tú, con timidez en la mirada, Me dijiste: “Estoy enamorada”, Alrededor la hierba se parecía Al mar después del mediodía. Yo acaricié el mensaje del verano, La sombra de la hierba en las mejillas, La perfumada fiesta de la luz Sobre tus bronceados rizos. Entonces me pareciste tan deseada Como un país fantástico, Un territorio promisorio En vino, entusiasmos y canciones.

Sé que no te merezco, Vine de otro país, Prefiero la salvaje melodía De la cítara, a la guitarra. Yo no voy por salas y salones Vestido de chamarra y traje obscuro; Leyendo versos a los dragones A las cascadas y a las nubes. Prefiero a un árabe que en el desierto


Cae ante el agua y bebe; Y no a un caballero que mientras espera Mira las estrellas en el paisaje. No moriré sobre una cama Ante un médico y un notario, Sino en alguna trinchera salvaje Hundida en una felpa espesa. Yo no estoy para entrar al paraíso Abierto, protestante y ordenado; Sino para ir allá donde la ramera, el bandido Y el atormentado gritan esperanzados.

Me he burlado de mí mismo Me he engañado Al pensar que en el mundo Podría haber algo mejor que tú. Vestida con tu ropa blanca Como el pelo de una diosa antigua Sostienes una esfera cristalina Entre tus dedos transparentes y tiernos Y todos los océanos, todas las montañas, Los arcángeles, la gente, las flores,En tus ojos juveniles y diáfanos.


Es extraño pensar que en el mundo Pueda haber algo mejor que tú. Quizás yo no sea más que una canción Inventándose en las noches insomnes. Llevas tanta luz sobre tus hombros Una luz tan cegadora Que se te forman largas llamas Como dos alas doradas.

Agosto de 1921

ELLA Yo conozco una mujer: el silencio, El cansancio amargo de las palabras, Vive en el centello furtivo De sus pupilas dilatadas. Su alma ansiosa está abierta A la música metálica del verso. Ante la vida lejana y placentera Es sorda y altiva. Sus pasos son extraños, Lentos e inaudibles, No se puede decir que sea bella Pero en ella encuentro mi felicidad.


Cuando necesito fortaleza Valiente y orgulloso la busco Para aprender de su tierna sabiduría Con todo delirio y languidez. Ella es luz en las horas inciertas Sostén cuando todo parece perdido Y sus sueños exactos son como sombras Sobre la arena ardiente del paraíso. EL TELEFÓNO Una voz femenina en el teléfono Se escucha inesperada y audaz. Cuánta dulce armonía hay En esa voz sin cuerpo. La suerte en su transcurrir benévolo No siempre pasa de largo: El sonido del laúd del serafín Es como tu voz en el teléfono. MIS LECTORES Un viejo vagabundo en Addis-Abeba Que ha conquistado muchas tribus, Me envió con un lancero negro Un mensaje hecho con mis propios versos.


Un teniente que ha dirigido decenas de combates, Cierta vez en el mar del sur, Bajo el fuego de baterías enemigas Me leyó toda la noche mis versos. Un hombre que entre la muchedumbre Le disparó a un enviado del zar Se acercó a darme la mano Agradecido por mis versos. Muchos de mis lectores son fuertes, perversos y Alegres, Asesinos de hombres y elefantes, Pueden morir de sed en el desierto, O congelarse al borde del eterno hielo; También alegre, fuertes y perverso, Y llevan consigo mis libros en sus bolsas de viaje Los leen en los palmares O los olvidan en los barcos que naufragan. Yo no ofendo a mis lectores con mis neurastenias, Ni los vejo con mi ardor espiritual, No los canso con insinuaciones serias Cuyo fondo no vale la pena. Pero cuando alrededor silban las balas, Cuando las olas rompen la borda, Les enseño con mis versos a no temer, A no temer y hacer lo que corresponda. Y cuando una mujer de rostro hermoso Sintiéndose la más bella del universo Les dice que ya no los ama, Yo les enseño entonces a sonreír,


A marcharse para no regresar jamás. Y cuando llegué a mis lectores su última hora, Una bruma roja y exacta cubrirá sus miradas, Entonces les enseñaré a recordar La vida cruel y bondadosa, La tierra ajena y natal Y les mostraré cómo comparecer ante Dios Con palabras sencillas y sabias Y a esperar de él, tranquilamente, su juicio. EL SEXTO SENTIDO Maravilloso tener vino enamorado, Y pan amoroso en el horno para nosotros, Y una mujer, extenuada, a quien Le ha sido dado deleitarnos. Qué podemos hacer con esta aureola rosada Que cobija los cielos helados, Donde reina el silencio y el sosiego celeste, ¿Qué podemos hacer con tantos versos ineludibles? Ni comer, ni beber, ni besar. El instante vuela incontenible, Y aunque nos esforcemos Estamos condenados a pasar sin detenernos. Somos como el niño que olvidando sus juegos Espía, a veces el baño de las muchachas


Y sin saber nada acerca del amor Se atormenta con tantos deseos misteriosos. Como otrora en los bosques tupidos Criaturas huidizas, bramando de impotencia, Presentían sobre sus hombros Las alas que aún no salían. De igual manera, siglo tras siglo, Bajo el escalpelo de la naturaleza y el arte, Grita nuestro espíritu, desfallece la carne, Originando el órgano del sexto sentido. SUCEDIÓ MÁS DE UNA VEZ Sucedió más de una vez, sucederá muchas veces Es nuestra sorda y obstinada batalla: Como siempre, ahora has renegado de mí Pero sé que pronto regresarás resignada. Por eso no te asombres, mi querida amiga Atrapada en el amor oscuro, Si los besos mañana se tiñen de sangre Y el murmullo de amor se convierte en quejido. DUDA Estoy solo en esta tarde silenciosa Y sólo pienso en ti, en ti.


Tomo un libro y te descubro en cada página Vago en ti ebrio y perturbado. Me dejo caer sobre la cama La almohada me quema… no, no puedo dormir, sólo Esperar. Inseguro, me acerco a la ventana. Contemplo la luna y la humeante pradera. En un rincón del huerto me dijiste “sí” Y ese “sí” me ha acompañado toda la vida. De pronto caigo en cuenta Que siempre fuiste indómita. Que ese “sí”, es estremecimiento tuyo allá en el huerto, Esos besos –fueron tan sólo un delirio en la primavera y el sueño. OCTAVA Nunca pudimos entender Lo que más valía la pena: Ni las canciones que cantaba nuestra madre Ni los susurros lejanos en la noche. Sólo a ti se te concede, poeta, Como si fuera un legado divino,


Este inmenso balbuceo Símbolo de profunda grandeza. LA LLUVIA A través de los vidrios en la lluvia El mundo se antoja abigarrado; Al mirarlo poblado de colores Todo en él me pertenece. El verde se vuelve siniestro Como si se hubiera sulfatado Un matorral de rosas rojas En él se ha dibujado. Las gotas caen mesuradas en los charcos Y musitan sus propias canciones Como cuando cantan las mujeres Con voz apresurada por las tardes. ¡Gloria al cielo que anuncian las lluvias! En este río de la primavera Se mezclan en el agua turbia Los peces y los troncos silvestres. En las honduras vanas de los molinos mágicos Se escucha el relincho de potros frenéticos Y el alma, el más aciago de todos los cautivos, Se torna libre y vuela.


MÁS ALLÁ DE LA MEMORIA Así toda la vida: errancias, cantos, Mares, desiertos, ciudades, Reflejos fugaces De todo lo perdido para siempre. La llama se agita, suenan las trompetas, Corceles amarillos brincan en el aire Mientras la gente inquieta habla, Al parecer de la felicidad. Otra vez el éxtasis y la aflicción. Otra vez, como antes, como siempre, El mar agita sus crines plateadas Y los desiertos y las ciudades se levantan. Cuándo será –al fin- que sublevado Del dueño seré yo de nuevo yo, Un aborigen sencillo, adormecido En alguna tarde sagrada.

Traducción y selección de: JORGE BUSTAMANTE GARCÍA


Cinco poetas rusos. Blok, Sologub, Ajmรกtova, Mandelstam. Bogotรก. Grupo Norma. 1995.Pรกgs. 57-77.

Gumiliov, Editorial


A CIEN Aร OS DE LA MUERTE DE ALEKSANDR BLOK LOS DOCE (1918) Y OTROS POEMAS Por: Aleksandr Blok (1880-1921)

OTROS POEMAS EL MISMO DESTINO El mismo destino, con veneraciรณn sagrada, me legรณ iluminar el umbral del ideal con mi nebulosa antorcha,


y apenas llega la tarde yo, con mi mente terrena, me encamino hacia el Altísimo, preso en celestial temor. Ardo en el fuego de la poesía.

26 de mayo de 1899 EL ALMA CALLA El alma calla. En el cielo frío arden para ella las estrellas mismas. A su alrededor, agitados pueblos claman por el pan o por el oro. Pero el alma calla y escucha sus gritos Y contempla los lejanos universos. Mas en su bifronte soledad hermosas ofrendas prepara a sus dioses, y, oído incesante, del silencio ungida, busca la llamada lejana de otra alma… Así, de igual modo, en pos de la otra, resuena, tras el cerco de brumas del océano, la llamada indescifrable del corazón de las aves blancas.

3 de febrero de 1901


NO TIENE FIN… No tienen fin los senderos del bosque. Tan sólo quisiera, antes de que asome la estrella, encontrar su rastro apenas visible… A las hierbas del bosque está atento el oído. Por todas partes se oye el claro rumor que envuelve a los seres perdidos y queridos… Por las cumbres de los bajos abetos Vuelan las palabras… Tal vez pueda captar en las briznas, una huella oculta… Ya está aquí, ¡se ha encendido la estrella! No tienen fin los senderos del bosque.

2 de septiembre. El bosque de la iglesia. LA BRUMA NOCTURNA La bruma nocturna me sorprendió en el camino. Tras la espesura la luna lanzó su mirada. El caballo fatigado deba inquietos golpes con las pezuñas. Tranquilo de día, extrañaba la noche. Sombrío, inmóvil soñoliento, el conocido bosque me aterraba y hacia el claro plateado por la luna dirigí el paso del caballo resoplante.


Se extiende en la lejanía la neblina del pantano, pero de plata fulgura la iglesia de la colina. Y detrás de la colina del bosquecillo del valle, en la oscuridad se oculta mi casa. El caballo destino.

fatigado

acelera

el

paso

hacia

Centellean las luces de un pueblo extraño. A la orilla del camino prenden en rojo las hogueras de los pastores, como faro.

10 de febrero de 1899 LA NOCHE SILENCIOSA La noche silenciosa me ofrece con misterio tu faz clara. El hechizo de antiguas canciones En este instante llena mi alma. Por su camino azul pasas tú más despacio, y sobre ti descansan dos estrellas inmóviles.

13 de junio de 1900

su


PARA ANNA ACHMATOVA “La belleza es terrible”, le dirán, y se echará perezosamente por los hombros un chal español y una rosa roja en el pelo. “La belleza es sencilla”, le dirán y con el chal de vivos colores torpemente cubrirá a un niño y la rosa roja en el suelo. Pero escuchando distraída las palabras todas de su alrededor se quedará usted triste y pensativa y se dirá: “No soy terrible ni sencilla, ni tan terrible para matar sencillamente, ni tan sencilla para ignorar que la vida es terrible”.

16 de diciembre de 1913

Traducción de CLARA JANÉS Con la colaboración de AMAYA LACASA


Los doce y otros poemas. Madrid. Visor Libros. 1999. Pรกgs. 35, 36, 37, 38, 39, 45.


A CIEN AÑOS DE LA PUBLICACIÓN “NOSOTROS” DE YEVGENI ZAMYATIN

DE

LA

NOVELA

NOSOTROS (1921) Por: Yevgeni Zamyatin (1884-1937)

ANOTACIÓN 1º RESUMEN AVISO. LA MÁS SABIA DE LAS LÍNEAS. POEMA Me limito a copiar palabra por palabra lo que esta mañana publica la Gaceta Oficial: “Dentro de ciento días terminará la construcción del Integral. Se acerca la magna hora histórica en que el primer Integral se remontará al espacio infinito. Hace mil años los heroicos antepasados de ustedes sometieron la Tierra entera al imperio del


Estado Único. Ante ustedes se abre una hazaña aún más gloriosa: integrar la ecuación indefinida del universo por medio del Integral cristalino, eléctrico, ignívomo. A ustedes les cumple poner bajo el benéfico yugo de la razón a aquellos seres desconocidos que habita en otros planetas y que acaso viven todavía en un bárbaro estado de libertad. Si no comprenden que les llevemos una felicidad matemáticamente infalible, será nuestro deber obligarlos a ser felices. Pero antes de echar mano a las armas recurriremos a las palabras. En nombre del Bienhechor se pone en conocimiento de todos los Números del Estado Único lo siguiente: Todo aquel que se juzgue capacitado para ello está obligado a escribir tratados, poemas, manifiestos, odas u otro género de composiciones sobre la belleza la grandeza del Estado Único. Ese es el primer cargamento que llevará el Integral. ¡Viva el Estado Único! ¡Vivan los Números! ¡Viva el Bienhechor!” Al escribir esto siento que se me encienden las mejillas. Sí: integrar la prodigiosa ecuación universal. Sí: desencorvar la curva absurda, enderezarla hasta formar una tangente, una asíntota, una línea recta. Porque el Estado Único es una línea recta, una línea grande, divina, exacta, sabia… la más sabia de las líneas… Yo, D-503, Constructor del Integral, soy sólo uno de los matemáticos del Estado Único. Mi pluma, habituada a las cifras, es incapaz de expresar la música de asonancias y rimas. Así, pues, trataré sólo de reproducir lo que veo, lo que pienso, o, más precisamente, lo que nosotros pensamos (eso es, nosotros; y NOSOTROS será, pues, el título de mis anotaciones). Pero como esto será sólo una consecuencia de nuestra vida, de la vida matemáticamente perfecta del Estado Único, ¿no será, pues, esa consecuencia por sí misma un poema? Lo será. Lo creo y lo sé. Mientras esto escribo noto que tengo encendidas las mejillas. Esto se asemeja a lo que probablemente experimenta una mujer cuando por primera vez siente


dentro de sí la palpitación de un ciego y minúsculo ser humano. Soy yo, a la vez que no soy yo. Y durante largos meses será menester alimentarlo con mi jugo, con mi sangre, para más tarde desprenderlo de mi dolor y depositarlo a los pies del Estado Único. Pero estoy preparado, como otro cualquiera de nosotros, o casi como otro cualquiera. Estoy preparado. Traductor: JUAN LÓPEZ-MORILLAS


Nosotros. Madrid. Alianza Editorial 1993. Pรกgs. 1315.


A DOSCIENTOS AÑOS DEL BAUDELAIRE (1821-2021)

NACIMIENTO

DE

CHARLES

LAS MUCHEDUMBRES Por: Charles Baudelaire (1821-1867)

No a todos les es dado tomar un baño de multitud; gozar de la muchedumbre es un arte; y sólo puede darse a expensas del género humano un atracón de vitalidad aquel a quien un hada insufló en la cuna el gusto del disfraz y la careta, el odio del domicilio y la pasión del viaje.


Multitud, soledad: términos iguales y convertibles para el poeta activo y fecundo. El que no sabe poblar su soledad, tampoco sabe estar solo en una muchedumbre atareada. Goza el poeta del incomparable privilegio de poder a su guisa ser él y ser otros. Como las almas errantes en busca del cuerpo, entra cuando quiere en la persona de cada cual. Sólo para él está todo vacante; y si ciertos lugares parecen cerrársele, será que a sus ojos no valen la pena de una visita. El paseante solitario y pensativo saca una embriaguez singular de esta universal comunión. El que fácilmente se desposa con la muchedumbre, conoce placeres febriles, de que estarán eternamente privados el egoísta, cerrado como un cofre, y el perezoso, interno como un molusco. Adopta por suyas todas las profesiones, todas las alegrías y todas las miserias que las circunstancias le ofrecen. Lo que llaman amor los hombres es sobrado pequeño, sobrado restringido y débil, comparado con esta inefable orgía, con esta santa prostitución del alma, que se da toda ella, poesía y caridad, a lo imprevisto que se revela, a lo desconocido que pasa. Bueno es decir alguna vez a los venturosos de este mundo, aunque sólo sea para humillar un instante su orgullo necio, que hay venturas superiores a la suya, más vastas y más refinadas. Los fundadores de colonias, los pastores de pueblos, los sacerdotes misioneros, desterrados en la externidad del mundo, conocen, sin duda, algo de estas misteriosas embriagueces; y en el seno de la vasta familia que su genio se formó, alguna vez ha de reírse de los que les compadecen por su fortuna, tan agitada, y por su vida, tan casta. Traducción: ENRIQUE DIEZ-CANEDO

Pequeños poemas en prosa. Críticas de arte. Madrid. Editorial Espasa-Calpe. 1948. Págs. 54-55.


ESENCIA DE LA RISA Y, EN GENERAL, DE LO CÓMICO EN LAS ARTES PLÁSTICAS Por: Charles Baudelaire (1821-1867)

III Para demostrar que lo cómico es uno de los más claros signos satánicos del hombre y una de las numerosas pepitas de la manzana simbólica, bastaría el acuerdo unánime de los fisiólogos de la risa acerca de la razón primera de este monstruoso fenómeno. Por lo demás, tal descubrimiento no es muy profundo y no va muy lejos. La risa –dicen éstos- proviene de la superioridad. ¡Idea satánica como hay pocas! ¡Orgullo y aberración! Ahora bien: es notorio que todos los locos de los manicomios tienen la idea de su propia superioridad desarrollada sobre la medida. Apenas conozco locos de la humildad. Observad que la risa es una de las expresiones más frecuentes y numerosas de la locura.


Y ved cómo concuerda. Cuando Virginia, desposeída de la gracia, baja en un grado su pureza, comienza a tener idea de su propia superioridad; es más sabia, desde el punto de vista mundano, y ríe. He dicho que había síntomas de debilidad en la risa; y, en efecto, ¿qué signo es más expresivo de debilidad que una convulsión nerviosa, que un espasmo involuntario comparable al estornudo, y causado además por la contemplación de la desgracia ajena? Esta desgracia es casi siempre una debilidad de espíritu. ¿Hay fenómeno más deplorable que la debilidad gozándose en la debilidad? Pero aún es peor. Esta desgracia es, a veces, de especie muy inferior: una enfermedad de orden físico. Para tomar uno de los ejemplos más vulgares de la vida, ¿qué hay de regocijante en el espectáculo de un hombre que resbala por el hielo o cae sobre un montón de piedras, o que tropieza con el bordillo de la acera, para que la cara de su hermano en Jesucristo se contraiga de una manera desordenada, para que los músculos de su rostro se pongan en juego súbitamente, como un reloj al dar las doce o como un juguete de resorte? Ese pobre diablo, al menos se ha hecho daño; quizá se ha fracturado un miembro esencial. Sin embargo, Larisa ha brotado, súbita e irresistible. Es cierto que, si se quiere ahondar en esta situación, se hallará en el fondo mental del reidor un cierto orgullo inconsciente. Éste es el punto de partida: yo no caigo; yo ando derecho; yo, mi pie, es firme y seguro. No seré yo quien cometa la tontería de no ver el bordillo de la acera o la piedra en el camino. La escuela romántica, mejor dicho, una de las subdivisiones de la escuela romántica, la escuela satánica, ha comprendido muy bien esta ley fundamental de la risa; o, al menos, si no todos la han comprendido, todos la han sentido y aplicado exactamente en sus más groseras extravagancias y exageraciones. Todos los incrédulos de melodrama, malditos, condenados, fatalmente marcados por un rictus que les llega hasta las orejas, están en la ortodoxia pura de la risa. Por lo demás, casi todos ellos son nietos legítimos o ilegítimos del célebre viajero Melmoth, la gran creación satánica del reverendo Maturin. ¿Quién es más grande y potente con relación a la pobre humanidad sino este pálido y aburrido Melmoth? Y, no obstante, hay en él un punto débil, abyecto, antidivino y antiluminoso.


¡Cómo ríe, cómo ríe comparándose sin cesar a las ranas humanas, él, tan fuerte, tan inteligente, para quien ya no existe una parte de las leyes condicionales de la humanidad, físicas o intelectuales! Y esta risa es la explosión perpetua de su cólera y de su sufrimiento. Es, compréndaseme bien, el resultado necesario de esa doble naturaleza contradictoria, que es infinitamente grande con relación a lo Verdadero y a lo Justo absoluto. Melmoth es una contradicción viviente. Sale de las condiciones fundamentales de la vida; sus órganos no soportan ya sus pensamientos. Por eso esa risa hiela y retuerce las entrañas. Es una risa que no duerme jamás, algo así como una enfermedad siempre en progreso, en perpetua ejecución de una orden providencial. Y la risa de Melmoth, que es la expresión más alta del orgullo, cumple perpetuamente su función, desgarrando y quemando los labios del irremisible reidor.



Traducción: ENRIQUE DIEZ-CANEDO

Pequeños poemas en prosa. Críticas de arte. Madrid. Editorial Espasa-Calpe. 1948. Págs. 87-88.


A OCHENTA AÑOS DE LA MUERTE DE JAMES JOYCE LA EDUCACIÓN SEGÚN ARISTÓTELES (1) Por: James Joyce (1882-1941)

Esta obra está formada por una compilación de los tres primeros libros sobre de la Ética, y del libro décimo, con algunos extractos de la Política. Desgraciadamente, la compilación no constituye un tratado completo sobre la educación, ni tampoco es una obra exhaustiva. Tanto los admiradores como los detractores de Aristóteles coinciden en considerar la Ética como la parte más floja de la filosofía peripatética. El moderno concepto de Aristóteles en cuanto a biólogo (2) –concepto popular entre los defensores de la “ciencia2- es probablemente menos cierto que la antigua idea de que Aristóteles se tenía en cuanto a metafísico; y no cabe duda de que Aristóteles alcanza la plenitud en las más altas aplicaciones de su estricto método. Sin embargo, su teoría de la educación no carece de interés, y aparece subordinada a su teoría del estado. Parece que el individualismo no era fácilmente aceptado por la mentalidad griega, y Aristóteles, al formular


su teoría de la educación encaminarla hacia la formación de hombres para el estado, antes que buscar la solución última y absoluta a cuestiones de mayor interés. En consecuencia, este libro difícilmente podrá considerarse una aportación valiosa a la literatura filosófica, pese a que tiene valor de actualidad, vistos los recientes acontecimientos de Francia (3) y en estos días en que los especialistas en las ciencias y su cohorte de materialistas intentan desprestigiar a la filosofía, es muy útil prestar atención a quien, con toda justicia, ha sido llamado “maestro di color che sanno” (4). 1. Crítica de Aristotle on Education, de John Burnet, publicada en el Daily Express de Dublín, el 3 de septiembre de 1903. La crítica se publicó sin título. 2. Joyce dirige estas palabras al propio Burnet, que califica por dos veces a Aristóteles de ser “primero y principalmente un biólogo” (págs. 2 y 129). 3. Esta apreciación no es de Joyce, sino de Burnet (pág. 106): “La cuestión que Aristóteles plantea aquí es la misma que actualmente divide a los franceses. El gobierno francés se opone precisamente a la enseñanza a cargo de las órdenes religiosas, por considerar que no fomenta el “espíritu republicano” en los alumnos, por considerar que no es, dicho sea en frase aristotélica, una educación acorde con la constitución”. Burnet se refería a los intentos de secularizar la educación en Francia, efectuados por Emile Combes. 4. La descripción de Aristóteles efectuada por el Dante el cuarto canto del Inferno vuelve a ser utilizada por Joyce al principio del episodio de Proteo, en el Ulysses, donde Stephen Dedalus se enfrenta con los problemas planteados por Aristóteles en De Anima. Tal como se desprende de esta crítica, Joyce estaba más interesado en la metafísica y la estética de Aristóteles que en su consideración del hombre en cuanto animal político.

1903. Introducción ELLMANN

y

selección

de

ELLSWORTH

MASON

y

RICHARD

Escritos críticos. Madrid. Alianza Editorial. 1975. Págs. 139-140.


LA ESCRITURA PROFANA Por: Northrop Frye (1912-1991)

LA RECUPERACIÓN DEL MITO (FRAGMENTO) (…) La historia de la creación artificial en el Génesis culmina en la visión del Sabbath, en la que Dios contempla lo que ha hecho. En la vida humana, la creación y la contemplación han menester de dos personas, un poeta y un lector, una acción creadora que produce una reacción creativa que posee. Podríamos hacer memoria de que el Dante que alcanzó la libertad de la voluntad en la cima del Purgatorio no era meramente el poeta Dante, sino Dante, el estudioso de Virgilio. El primer paso hacia la recuperación del mito consiste en la transferencia del centro de interés del héroe al poeta, la segunda etapa y acaso la última se alcanza cuando el poeta confía al lector su obra, como Joyce, quien, después de pasar diecisiete años en el gran sueño de Finnegans Wake, lo entrega a quien él llama “el lector ideal que padece un insomnio ideal”. Este lector de Finnegans Wake necesitaría claramente ciertas cualidades heroicas, pero incluso con obras menos arduas sigue siendo verdad que existe una perspectiva a partir de la cual el viajero mental es el héroe de la literatura, o, al


menos, de lo que él ha leído. Como hemos visto, el mensaje de todo romance es el de te fabula: la historia trata de ti; y el lector es responsable de la forma en que funciona la literatura, tanto social como individualmente. Su deber puede no constituir lo que un libro de piedad célebre otrora llamaba al deber cabal del hombre, más no hay deber cabal que pueda existir sin él. La propia lectura se convierte así en parte esencial de un proceso de creación de sí mismo y de identidad propia que trasciende todas las identificaciones vinculadas con la sociedad, con la creencia o con la naturaleza, cuya pista hemos estado siguiendo. Este lector, al contemplar el ciclo de descenso hacia los sujetos y los objetos, en donde unos morimos las vidas de los otros, como dice Heráclito, y de la ascensión a la identidad en donde unos vivimos las muertes de los otros, es un Moisés que puede ver la tierra prometida en contraste con el Josué que solamente conquista a Canaan, iniciando así otro ciclo del descenso. (…) Traducción EDISON SIMONS

Escritura profana. Caracas. Monte Ávila Editores. 1992. Págs. 212-214.


A OCHENTA AÑOS DE LA MUERTE DE MARINA TSVIETÁIEVA UN POETA A PROPÓSITO DE LA CRÍTICA Por: Marina Tsvietáieva (1892-1941)

V. PARA QUIÉN ESCRIBO (Fragmento) La gloria y el dinero. La gloria – cuánta amplitud – vastedad – dignidad – armonía. Qué grandeza. Qué paz. El dinero –cuánta estrechez – miseria – infamia – insignificancia. Qué mezquindad. Qué vanidad.


¿Qué quiero cuando, una vez terminada la obra, la entrego a tales o cuales manos? Dinero, amigos, y cuanto más, mejor. El dinero es mi posibilidad de seguir escribiendo. El dinero – mis poesías de mañana. El dinero es mi rescate de los editores, redactores, caseros, tenderos, mecenas – mi libertad y mi mesa de trabajo. El dinero – además de mi mesa de trabajo, es también el paisaje de mis poesías, la Grecia que tanto deseaba cuando escribía Teseo y aquella Palestina que tanto desearé cuando escriba Saul – barcos y trenes que conducen a todos los países, a todos y más allá de todos los mares. El dinero – mi posibilidad de escribir no solamente más, sino mejor; de no pedir anticipos, de no precipitar los acontecimientos, de no cerrar las brechas poéticas con palabras causales, de no sentarme con X o con Y en la esperanza de que me publicarán o me “acomodarán” en alguna parte; el dinero – mi elección, mi selección. El dinero, finalmente –el punto tercero y el más importante- mi posibilidad de escribir menos. No tres páginas al día, sino treinta líneas (1). Mi dinero es, ante todo, tu ganancia, lector. ¿La gloria? “Etre salué d´un tas de gens que vous ne conaissez pas” (palabras del difunto Scriabin, no sé si suyas o adjudicadas). El peso de la vida cotidiana – acrecentado. La gloria – una consecuencia, no un fin. Todos los grandes amantes de la gloria no eran en realidad amantes de la gloria, sino del poder. Si Napoleón hubiera amado la gloria no se habría consumido en Santa Elena, el más perfecto de los pedestales. En Santa Elena a Napoléon no le faltaba gloria sino poder. De ahí sus tormentos y su catalejo. La gloria es pasiva, la sed de poder – activa. La gloria – yace, “duerme en sus laureles”. La sed de poder va a caballo, consigue esos laureles. “Por la gloria de Francia y por mi poder” –ése es, en su fuero interno, el lema de Napoleón. Para que el mundo obedezca a Francia y Francia – a mí. La gloire de Napoleón se llama pouvoir. El, como hombre sobre todo de acción, no pensaba en la gloria individual (pura retórica). Prenderse fuego de la cabeza a los pies por el fragor de la multitud y el balbuceo de los poetas…,


despreciaba demasiado a la multitud y a los poetas para hacerlo. El objetivo de Napoleón era el poder, la consecuencia del poder conquistado – la gloria. 1. Es el punto que menos tiene que ver conmigo. 1) si bien “me apresuro a vivir y a sentir”, no tengo, en cambio, ninguna prisa por publicar; así, de 1912 a 1922 no publiqué ni un solo libro; 2) la prisa del alma no significa prisa de pluma: El valiente, del que se dice que lo escribí “de una sentada”, lo escribí, día tras día, sin despagarme ni un segundo, durante tres meses. El cazador de ratas (seis capítulos) – medio año; 3) detrás de cada una de mis líneas – “todo lo que puedo dentro de los límites de un tiempo determinado”. De la facilidad de mi escritura que hablen mis borradores.

Edición y traducción del ruso de SELMA ANCIRA


El poeta y el tiempo. Barcelona. Editorial Anagrama. 1990. Pรกgs. 37-38.


R. M. RILKE (1875-1926) – M. TSVIETÁIEVA (1894-1941)

Dirección temporal: Hotel Hof-Ragaz Ragaz (Suiza) 28 de julio de 1926 Eres maravillosa Marina, en tu primera carta, y en cada una de las cartas sucesivas, me sorprende tu infalible habilidad para buscar y encontrar, la inagotabilidad de tus caminos hacia lo que quieres decir, y tu constante tener razón. Siempre tienes razón, Marina (¿no es un caso raro para una mujer?). Razón en el sentido más apacible, en el verdadero sentido de la palabra. Esta razón tuya (este dominio de la razón) carece de fin, carece de génesis; tú tienes razón así, incondicionalmente, sin pretensiones y en última instancia y, por esto, tienes indiscutible derecho a la eternidad. Cada vez que te escribo, quisiera escribirte como tú lo haces, expresarme con tus palabras, con ayuda de tus medios imperturbables, tranquilos y al mismo tiempo tangibles. Tu lenguaje es como el reflejo de una estrella, Marina, cuando aparece en la superficie del agua, y alterado y perturbado por el agua, por la vitalidad del agua,


por el correr de su noche, se escurre y surge de nuevo, pero ahora a una profundidad mayor, como habiendo tomado confianza a este mundo de espejos; siempre así, después de cada nueva desaparición suya: siempre más profundamente en las olas. (Tú eres una gran estrella.) Recuerdas cuando el joven Tycho Brahe (1), que entonces no se dedicaba a la astronomía, era estudiante de la Universidad de Leipzig, habiendo venido a pasar vacaciones a la hacienda de su tío… descubrió que (no obstante Leipzig y los estudios de jurisprudencia) conocía tan bien el cielo, tan de memoria (piensa: il savait le ciel par coeur), que bastó una simple mirada de sus ojos más distraídos que concentrados para regalarle una nueva estrella en la constelación de Lira: su primer descubrimiento en el mundo de las estrellas. (Y ¿no es cierto, o quizá me equívoco, que precisamente esa estrella, Alfa, de la constelación Lira, visible de toute la Provence et des terres méditerranéennes (2) es la que ahora está brillando y se llama Mistral? Y quizá, para que nosotros pudiésemos creer firmemente en nuestro tiempo, hacía falta una cosa semejante: ¿un poeta llevado a las estrellas? (3)

Tu dirás á ta fille un jour, en t´arretant a Maillane: voici “Mistral”, comme il est beau ce soir. (4) Por último, no se trata ya de los letreros

con nombres de las calles, ahora se trata de la “gloria”.) Pero a ti, Marina, no te encontré a simple vista en mi cielo: fue Boris quien dirigió mi telescopio hacia ti… Primeramente, alzando los ojos vi sólo espacios en fuga; después, súbitamente, en el centro de mi campo visual apareciste tú, pura y fuerte, ahí donde los rayos luminosos de tu primera carta te unieron a mí. Recibí tu última carta el 9 de julio: ¡cuántas veces he sentido ganas de escribirte! Pero mi vida se ha vuelto extrañamente pesada y con frecuencia no tengo fuerza para moverla del sitio donde está; la fuerza de gravedad, según parece, está creando una nueva relación entre ella y yo. Nunca conocí inmovilidad semejante, pero antes el mundo era más sencillo y la gravedad se dejaba sentir en quien, semejante a un ala arrancada, se desangraba pluma por pluma sin conocer el rumbo; ahora yo mismo soy la pesadez y el mundo a mi alrededor es como un sueño, y el


verano lo siento extrañamente distraído, como si no tuviera tiempo de ocuparse de sí mismo… Como ves, una vez más he abandonado Muzot para reunirme aquí, en Ragaz, con mis únicos y viejos amigos, a quienes me une incluso la lejana Austria... (¿Por cuánto tiempo esta vez? Ellos son considerablemente más viejos que yo…). Con ellos llegó inesperadamente una conocida suya, una persona rusa, ¡puedes imaginarte cómo me inquietó este hecho! (5) Ahora todos se han ido, yo me quedaré un poco más de tiempo aquí, en estos bellos manantiales de aguas minerales de claro color de agua de mar. ¿Cómo estás tú? Rainer

Car mon pis et mon mieux Sont les plus deserts lieux. Es tu regalo: voy a copiarlo en mi libreta.

1. Tycho Brahe (1546-1601), astrónomo danés, maestro de Kepler. En 1572 descubrió una nueva estrella en la constelación de Casiopea. 2. Visible en toda Provenza y en las tierras del Mediterráneo. 3. Fréderic Mistral (1830-1914), poeta provenzal. En 1904 le fue otorgado el premio Nobel de literatura, que compartió con Echegaray. 4. Un día le dirás a tu hija, al detenerte en Maillane: He aquí Mistral, cuán bella está esta noche.

Introducción, recopilación y notas de K. M. AZADOVSKI, ELENA PASTERNAK, EVGUENI PASTERNAK.

Traducción de SELMA ANCIRA


Versión de los poemas en ruso de TATIANA BUBNOVA

Cartas del verano de 1916. Borís Pasternak, Rainer María Rilke, Marina Tsvietáieva. MONDADORI. 1993. Págs. 297-299.

Barcelona.


A CIENTO TREINTA MANDELSTAM

AÑOS

DEL

NACIMIENTO

DE

OSIP

COLOQUIO SOBRE DANTE (Fragmento) Por: Osip Mandelstam (1891-1938)

IX (FRAGMENTO) El Inferno es un nombre de piedad en el que todos los países y ciudades conocidos por Dante esperan en vano un rescate. La poderosa construcción de los círculos del Inferno tiene una carcasa. No se deja transmitir bajo el aspecto de un embudo. No se deja representar con un mapa en relieve. El infierno cuelga del hilo de hierro del egoísmo urbano. Es erróneo pensar el Inferno como algo volumétrico, como una agrupación de enormes circos, desiertos de arenas candentes, malolientes ciénagas, capitales babilónicas y mezquitas incandescentes. El infierno no contiene nada y carece de volumen, como una epidemia, una plaga contagiosa o la peste, igual que una infección se esparce por el espacio sin ser espacial. El amor a la ciudad, la pasión por la ciudad, el odio a la ciudad: esa es la materia del Inferno.


Los círculos del Inferno no son otra cosa que los anillos de Saturno de la emigración. Para un exiliado, su ciudad única, prohibida y perdida para siempre se esparce por todas partes: está rodeado por ella. Quisiera decir que el Inferno está rodeado por Florencia. Las ciudades italianas en Dante –Pisa, Florencia, Lucca, Verona-, esos queridos planetas cívicos, se alargan en anillos monstruosos, se dilatan en zonas, se reducen a un estado nebuloso, gaseoso. El carácter antipaisajístico condicionar su existencia.

del

Inferno parece

Imaginen que lleva a cabo el grandioso experimento de Foucault, pero no con un péndulo, sino con una multitud de péndulos entrecruzados. Aquí el espacio existe sólo como receptáculo para las amplitudes. Precisar las imágenes de Dante es igual de impensable que enumerar los apellidos de los que participan en las migraciones de los pueblos: Quali i Fiamminghi tra Guizzante e Bruggia, temendo ´l fiotto che´nver lors´avventa, e quale lo schermo perché ´l mar si fuggia; e quale i Padovan lungo la Brenta, per defender lor ville e lor Castelli, anzi che Chiarentana il caldo senta<, a tale imagine era fatti quelli, tutto che né síalti né sí félli. (Como hacen los Flamencos, entre Gante y Brujas –por temor a la violenta marea-, un muro que a la mar aguante; y como los Paduanos junto al Brenta, por defender sus fuertes y poblados antes que Chiarentana el calor sienta; así fueron aquellos fabricados,


no tan altos y gruesos, quienquiera fuera el maestro que alzólos.) (Infierno, XV, 4-12) Las lunas del péndulo múltiple oscilan desde Brujas a Padura, dan un curso de geografía europea, una lección sobre el arte de la ingeniería, sobre las técnicas de seguridad de las ciudades, sobre la organización de los trabajos sociales y sobre la importancia nacional para Italia de los manantiales alpinos. Nosotros, que nos arrodillamos ante un verso, ¿qué conservamos de esa riqueza?; ¿dónde están sus padrinos, dónde sus defensores? ¿Qué será de nuestra poesía, tan vergonzosamente atrasada respecto a la ciencia? Es terrible pensar que las cegadoras explosiones de la física y de la cinética modernas fueron ya utilizadas seiscientos años antes de que retumbara su trueno y no hay palabras para censurar la vergonzosa y bárbara indiferencia hacia él de los tristes impresores del significado preparado. El discurso poético crea sus propios instrumentos en su decurso y en su decurso los destruye. De todas nuestras artes, sólo la pintura y, en especial, la pintura francesa moderna, no ha dejado de oír a Dante. Esta es la pintura que alarga los cuerpos de los caballos que se acercan a la meta en el hipódromo. Cada vez que una metáfora sublima los colores vegetales de la existencia de un ímpetu articulado, me acuerdo con gratitud de Dante. Nosotros describimos justamente lo que no se puede describir, esto es, el texto detenido de la naturaleza y hemos aprendido a describir lo único que por su estructura, permite la representación poética: los ímpetus, las intenciones y la amplitud de las oscilaciones. Tolomeo ha vuelto por la puerta trasera. ¡Giordano Bruno fue quemado en vano!


Nuestras creaciones están todavía en gestación y ya son conocidas por todos y cada uno de nosotros, pero las múltiples comparaciones de Dante, de muchas velas y cinéticamente incandescentes, conservan hasta hoy el encanto de lo nunca dicho por nadie. Es admirable que su “reflexología del lenguaje”, la todavía no creada ciencia que trata de la influencia psíquica y fisiológica de la palabra en los interlocutores, en el auditorio y en los propios hablantes. Trata, además, de los medios con los que se transmite un impulso a lo que se habla, esto es, señaliza con una luz el repentino deseo de expresarse. Sobre todo aquí, Dante se aproxima a la teoría ondulatoria del sonido y de la luz, determina su nacimiento: Tavolta un animal coverto broglia, sí che l´affeto convien che si paia per lo seguir che face a lui ´nvolgia; e símilmente l´anima primaia mi facea trasparer per la coverta quant´ella a compiacermi venía gaia. (Cubierto, un animal se está agitando tanto a veces, que lo hace bien presente la envoltura, su afecto secundando; y el alma primordial similarmente me dejaba entrever por la cubierta que a complacerme vino alegremente.) (Paradiso, XXVI, 97-102) En la tercera parte de la Comedia (el Paradiso) observo un auténtico ballet cinético. En ella están


todos los aspectos posibles de las figuras luminosas y de las danzas, incluso hasta los golpecillos de los tacones nupciales: Dinanzi agli occhi miei le quattro face stavano accese, e quella che pria venne incominicio a farsi piú vivace, e tal nella sembianza Giove, s´egli e Marte fossero augelli e cambiassersi penne. (Seguían ocupando mi mirada las cuatro hachas; y el santo personaje que antes llegó, su luz mostró avivada, y tal se transformó su ígneo ropaje, que igual haría Jove, si él y Marte siendo aves, permutasen el plumaje.) (Paradiso, XXVII, 10-15) ¿No es en verdad extraño que una persona que se dispone a hablar se arme con un arco bien tensado, se provea de flechas emplumadas, prepare espejos y lentes convexas y guiñe un ojo a las estrellas como sastre que enhebra una aguja? He pensado esta selección de citas, espigadas de distintos paisajes de la Commedia, para destacar las características de los caminos que preparan el habla de la poesía de Dante. La preparación del habla constituye aún más su esfera que la propia articulación, es decir, el discurso. Recuerdan la maravillosa súplica que dirige al más astuto de los griegos.

Virgilio

En toda ella se agita la blandura de los diptongos italianos.


Esas serpenteantes, insinuadoras y crepitantes lengüetas delas indefensas lamparillas que murmuran de los pábilos aceitosos: O voi, che siete due dentro ad un foco, S´io meritai di voi mentre ch´io vissi, S´io meritai di voi assai o poco… (¡Oh, los que compartís la misma hoguera, si merecí en el tiempo que vivía ante vosotros, aunque poco fuera…) (Inferno, XXVI, 79-81) Dante define por voz el origen, destino y carácter de una persona, igual que la medicina de su tiempo diagnosticaba sobre la salud por el color de la orina. Traducción, introducción y notas de JESÚS GARCÍA GABALDON


Coloquio sobre Dante. La cuarta prosa. Visor. 1995. Pรกgs. 62-65.

Madrid.


NUESTRA LITERATURA Por: Nadiezhda Mandelstamn (1899-1980)

En la década de los años cuarenta, la encargada del gabinete marxista-leninista de la Universidad de Tashkent era una viejecita de pelo corto que andaba con muletas. Decían que la había atropellado un ciclista despistado, y que los médicos tuvieron que amputarle una pierna por haber comenzado la gangrena, pero Usova juraba y perjuraba que lo hicieron adrede, porque todos estaban hartos de ella. La viejecita me hizo un gran favor y no creo en las maliciosas insinuaciones de Usova. La anciana, miembro el partido desde el año 1905, había ocupado antes un cargo muy importante, pero al quedar coja no tuvo más remedio que refugiarse entre los muros de la universidad. Nadie la tomaba en serio y, como es natural, no contaban para nada con ella; sin embargo, le tenían algo de miedo. Se orientaba como un cachorro ciego en la nueva realidad estatal, pero se atenía celosamente a los legados del pasado y estaba dispuesta a armar jaleos por cualquier cosa. Resulta difícil comprender cómo pudo salir indemne de la época de Ezhov; lo más probable es que se hubieran olvidado de ella porque estuvo más de un año en el hospital, pero si, por casualidad, se hubieran acordado de ella, no tendrían ningún reparo en presentarse allí con la orden de arresto. Se han dado casos semejantes. Un


día que hacía cola en la cárcel de Butirki en la fila de la letra “M”, una homónima me contó que a su marido, un viejo de setenta años -¿no sería el abogado?- se lo habían llevado desde la clínica donde lo trataban de una grave dolencia cardiaca. Lo más verosímil es que la anciana coja, con tantos años de militancia en el partido, fuera un anacronismo de tal especie que nadie se acordó de ella durante los años fatales. Sentada en el gabinete marxista-lenista ante una mesa atestada de libros preparaba mi tesis para el título de licenciada en filosofía. Eran las obras que se exigían en el programa y yo las revisaba rápidamente. La viejecita entró en el despacho y no creía lo que veían sus ojos: alguien leía en original las obras que tan gran papel habían desempeñado en su vida. Recordaría, seguramente, su juventud, la clandestinidad y la emoción que sintió al abrir “El Capital” por vez primera.


“¡Ah –me dijo-, si todos los estudiantes leyesen como usted! No me piden más que el Diccionario Filosófico”. Me sentí turbada por su inmerecido elogio. También yo conocía el modo de preparar el examen de filosofía a base de ese diccionario. “¡No, no! –repitió la anciana-. Usted no los conoce: utilizan sólo los resúmenes, el diccionario y pare usted de contar”. Me permitió llevarme todos los libros a casa y habló con mis examinadores para disponerlos en mi favor. “No conoce usted a los jóvenes; ellos quieren aprenderlo todo de memoria, palabra por palabra, pero nosotros somos gente de edad y no estamos acostumbrados a ello. Si tropiezan, se acabó, un suspenso… Pero yo les conté todo, les dije cómo se preparaba, lo que leía y también les hablé de cómo lo hacen sus estudiantes…


Lo segundo, es decir, lo que dijo de los otros estudiantes, fue lo más esencial. Por temor a la maligna vieja, mis examinadores no se atrevieron a suspenderme, aunque hacerlo era de lo más fácil: yo no estaba ducha en el arte del intercambio de réplicas, como si fuesen pelotas de tenis, y era muy capaz de confundir todos los congresos…Por los pasillos, además, ya se hablaba de que no se debía confiar en mí y que era preciso comprobar muy concienzudamente mis conocimientos. No era, ciertamente, una orden dada desde arriba que no se podía quebrantar, sino una iniciativa a los profesores jóvenes. No querían, simplemente permitir que yo, una extraña, entrase en la privilegiada categoría de los profesores, que recibían excelentes emolumentos; dicho de otro modo, que pasase a ser un “cuadro”… Ellos tenían buen olfato: a un kilómetro de distancia reconocían al elemento ajeno, por mucho que éste escondiera los ojos. En palabra, la viejecita me salvó y ella sabía lo que hacía: no era fácil para una persona desvalida hacer frente a una generación joven, intrigante, ambiciosa y llena de pasiones. Además, la viejecita se había dado cuenta, tal vez, de que entre ella y yo existí algo en común. En aquellos años nadie leía ni su literatura ni la mía. Tanto la una como la otra habían caído en desuso y ambas confiábamos en que resucitaría algún día, pese a todo. Tanto ella como yo creíamos en la inamovilidad de nuestros valores, aunque los míos estaban y están en la clandestinidad y su literatura, clandestina de la época de su juventud, se hizo, por el contrario, patrimonio del Estado. No obstante, tanto la una como la otra han perdido sus lectores. Desde entonces, han transcurrido cerca de veinte años. La anciana habrá muerto seguramente hace ya mucho tiempo, pero existen aún personas de la década de los años veinte que piensan igual que ella, que confían obstinadamente en que la juventud vuelva en sí y busque respuestas a todas las preguntas en el alfabeto dialéctico de sus años juveniles. Confían en que ese alfabeto fue abandonado porque lo sustituyó el “Cuarto Capítulo” (1). Pero hay también otros que son más jóvenes, no han cumplido aún los sesenta años, que sueñan con el retorno de ese “Cuarto Capítulo” y de todo cuanto lo acompañaba.


Están bastante solos, pero se consuelan con la teoría de la tesis, la antítesis y la síntesis. Confían en llegar con vida a la síntesis y extenderse de nuevo con toda potencia. Y, finalmente, está la juventud que recuerda los gloriosos hechos de sus padres, hoy día destituidos. “El fin no justifica los medios” dijo uno de los estudiantes del grupo que yo enseñaba. “Pues yo creo que los justifica” –le respondió severamente una bella muchacha que vivía en una espléndida casa y gozaba de todas las ventajas que podía ofrecer una ciudad provinciana a un habitante respetable: clínicas, sanatorios, almacenes exclusivos y secretos. El padre de esa joven, jubilado después del XX Congreso, había elegido para vivir la ciudad donde yo estaba de profesora. Era la única del grupo que sabía lo que quería, la única que había leído a Solzhenistzin: se manifestó absolutamente contraria a la publicación de semejantes libros. Si la anciana bibliotecaria se aflige de que los estudiantes no leyesen “El Capital”, es joven se interesaba únicamente por el “Cuarto Capítulo” y el mantenimiento del orden. Ambas esperaban el retorno del pasado. En cuanto a mí, observo con emoción y esperanza cómo aumenta el número de personas que leen los poemas y la “Cuarta prosa” de Mandelstam. Habitualmente el conjunto de ideas básicas se forma en la juventud y raras veces se revisa. Mis antagonistas y yo nos mantenemos en nuestras posiciones. Somos la tesis y la antítesis. No espero la síntesis, pero quisiera saber a quién pertenece el futuro. 1. La autora se refiere al cuarto capítulo de la Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la URSS, que trata del materialismo dialéctico. (N. de la T.) 2. Traducción: LYDIA K. DE VELASCO

Contra toda esperanza. Madrid. Alianza Editorial. 1984. Págs. 302-305.


A SETECIENTOS AÑOS DE LA MUERTE DE DANTE ALIGHERI (1321-2021) LA VIDA NUEVA Por: Dante Alighieri (1265-1321)

XVI Después de escribir este soneto, tuve el deseo de decir otras palabras, con las cuales explicase todavía cuatro cosas acerca de mi estado, las cuales no me parecía que hubiesen sido manifestadas aún por mí. La primera de ellas es que muchas veces sentía dolor cuando mi memoria incitaba a la fantasía a imaginar lo que me hacía Amor. La segunda es que Amor muchas veces me asaltaba de pronto tan violentamente, que en mí no quedaba nada de vida


salvo un pensamiento que hablaba de esta dama. La tercera es que cuando esta batalla de Amor así me combatía, yo me encaminaba casi totalmente pálido a ver a mi dama, creyendo que su vista me defendería de este asalto y olvidando lo que por aproximarme a tanta gentileza me sucedía. La cuarta es que tal vista no solamente no me defendía, sino que finalmente desbarataba mi poca vida. Sobre todo esto escribí el soneto que comienza: Muchas veces. Muchas veces me vienen a la mente las oscuras cualidades que Amor me da, y me apiado de mí mismo, de tal modo que a menudo digo: “¡Ay de mí! ¿Les ocurre esto a los demás?”. Pues Amor me asalta tan repentinamente, que la vida casi me abandona: sólo un espíritu me queda vivo, y éste sobrevive todavía porque habla de vos. Luego desfallecido y falto de todo valor, vengo a veros creyendo que sanaré: y si alzo los ojos para miraros, se inicia en mi corazón un estremecimiento que hace que el alma se separe de los pulsos.

XXX [XXX] Digo que, según la usanza de Arabia, su nobilísima alma partió en la primera hora del noveno día del mes; y según la usanza de Siria, partió el noveno mes del año, pues el primer mes es allí Tischri primero, que para nosotros es Octubre; y según nuestra usanza partió (1) en el año de nuestra indicción, esto es, de los años del Señor, en que el perfecto número se había cumplido nueve veces en la centena en que ella fue puesta en este mundo, habiendo sido ella de los cristianos en la decimotercera centena. De por qué este número era


tan amigo de ella, ésa podría ser una razón: ya que, según Tolomeo y según la verdad cristiana, son nueve los cielos móviles, y, según la opinión común de los astrólogos, los citados cielos influyen aquí abajo según su posición conjunta, este número fue amigo de ella para dar a entender que en su nacimiento los nueve cielos móviles se hallaban concertados. Esta es una razón; pero pensando más sutilmente, y según la infalible verdad, este número fue ella misma; por similitud digo, y lo entiendo así: el número tres es la raíz del nueve, ya que, sin ningún otro número, por sí mismo hace al nueve. Por consiguiente, si el tres es por sí mismo factor del nueve, y el factor por sí mismo de los milagros es tres, a saber, Padre, Hijo y Espíritu Santo, los cuales son tres y uno, esta dama fue acompañada del número nueve para dar a entender que ella era un nueve, esto es, un milagro, cuya raíz, la del milagro, es solamente la admirable Trinidad. Acaso una persona más sutil vería en esto una razón más sutil aún; pero ésta es la que yo veo, y la que más me place. Prólogo: CARLOS ALVAR Traducción y notas: JULIO MARTÍNEZ MESANZA

La vida nueva. Madrid. Ediciones Siruela. 1985. Págs. 40-41, 87.


BEATRIZ (FRAGMENTO) Por: Erich Auerbach (1892-1957)

La experiencia decisiva de su juventud, el hecho fundamental de su vida, fueron aquellos episodios que él mismo describió como la nueva vida, esto, la historia de su amor por Beatriz. Para nuestro estudio es indiferente quién fue Beatriz y la cuestión de sí realmente vivió; la Beatriz de la Vita nuova y de la Comedia es una creación de Dante y apenas tiene algo que ver con una niña de Florencia que con el tiempo acabaría casándose con Simona de Bardi. Y si, por otra parte, no es nada más que una alegoría de la sabiduría mística, hay tanto cereal y de personal en ella, que uno tiene derecho a considerarla una figura humana, indiferentemente de si esas indicaciones sobre acontecimientos reales se refieren o no a una determinada persona. La manera disyuntiva de considerar las cosas que sólo acepta o bien esto o


bien lo otro: o bien Beatriz vivió y Dante la amó realmente y entonces, la Vita nuova es literatura autobiográfica, o bien todo el conjunto es un alegoría –por consiguiente, una mistificación-, una construcción poco poética que derrumba uno de nuestros más bellos ideales, esta manera disyuntiva de razonar es tan ingenua como antipoética. Todos los poetas del Stil Nuovo poseen una amada mística, a todos les suceden aproximadamente las mismas aventuras amorosas, muy singulares todas ella, a todos les dispensa o retira Amor los dones que se equiparan más a una iluminación que a un gozo sensual, todos ellos son miembros de una especie de sociedad secreta que determina su vida interior y quizá también la exterior: y sólo uno de ellos, Dante, fue capaz de representar esos episodios esotéricos de un modo que no cabía otra posibilidad que considerarlos como la auténtica realidad incluso allí donde son completamente enigmáticos en sus motivos y en sus alusiones. Únicamente esto es decisivo para el carácter poético de su autor, y no se puede entender por qué se pretende otorgar más fuerza inspiradora a una experiencia erótica que es asequible a cualquier persona que a una iluminación mística que es capaz de preservarla evidencia de los fenómenos; como si la mimesis poética tuviera que ser una copia de determinados fenómenos, y no estuviese más bien autorizada a amalgamar a discreción su material de realidad a partir de la abundancia infinita de fenómenos de los que dispone el recuerdo a su disposición. Así pues, el poema de la Vita nuova es inservible como material biográfico en un sentido pragmático: los acontecimientos que se desarrollan en él, los encuentros, los viajes y las conversaciones no pueden haber tenido lugar tal como están representados y no permiten tampoco ninguna conclusión que se utilizable biográficamente. Esa obra es decisiva, sin embargo, para la biografía interior de Dante. Muestra el origen de la estructura espiritual de Dante a partir del misticismo amoroso del Stil Nuovo, y al mismo tempo señala el lugar que le corresponde en el seno de aquel movimiento. (…)


En Beatriz, el motivo cristiano-oriental de la divina perfección encarnada, la parusía de la Idea, dio un giro que a la postre fue decisivo para toda la poesía europea. El temperamento severo y apasionado de Dante, su afán siempre presente por la realización de lo justo, no toleraba ninguna experiencia vital visionaria que no pudiera ser legitimada al instante por la razón y por los hechos; la verdad secreta que aquí significó a su vez el primer embeleso dulce de los sentidos, la extrajo del ámbito de la particular y enrevesada sociedad secreta y sobre esa verdad fundamentó lo real; la nostalgia de ella no pasó a ser en su corazón heterodoxia estéril o mística amorfa. La dama esotérica de los miembros del Stil Nuovo aparece ahora para todos en su significado; está en su puesto como eslabón necesario y previsto por la voluntad divina de salvación; la bienaventurada Beatriz es, como sabiduría teológica, la mediadora necesaria de la salvación para el ser humano necesitado de conocimiento, y en esta posición suya hay algo de pedante o de antipoético para el incrédulo romántico del siglo IXI; para Dante, el tomista, para quien ciencia y creencia son una cosa única, la amada sibilina –a quién María ha otorgado los poderes para salvarlo a él, a Dante, a través de la revelación gradual de la verdad real, de la memoria verdadera y de lo verdaderamente existenteno es nada mixto, híbrido, construido, sino la síntesis real, sensible-racional, de la perfección. Múltiples motivos de diversa procedencia se entrelazan en este mito de la perfección encarnada; Beatriz es a la vez una santa cristiana y un antigua sibila; como amada terrenal en un sueño de juventud cuyos contornos son apenas reconocibles, y, como divinidad perteneciente a la jerarquía celestial, es una figura real. Tal vez no parezca verdaderamente cristiano a primera vista lo que hay en ella de particular; motivos cristianos en la poesía amorosa ya los incluía el amor cortés. Parecen faltar en ella el sufrimiento terrenal y la huida del mundo, rasgos característicos de una santa, y el didactismo, la revelación de l verdad secreta es algo sincrético y perteneciente a la Antigüedad tardía, pero no es propiamente cristiano. Y sin embargo, la novedad de Beatriz, creación dantesca, aquello que la distingue por una parte de la dama de los trovadores y por otra de los mitos antiguos y de las alegoría de la


Antigüedad tardía, es algo eminentemente cristiano, algo más profundamente cristiano que la imitación del culto de los santos efectuado por el amor cortés: el motivo de arrobamiento y transformación de la figura recibida: La sibila es un ser sobrenatural, nunca fue otra cosa; la dama de los trovadores, como ser sobrenatural, es sólo una metáfora. Los dioses míticos que descendían a la Tierra vagaban en ocasiones de incógnito por el mundo de los humanos pero siempre intactos en su ser más íntimo, en su indiscutida divinidad; seguían siendo dioses. Sólo Cristo fue uno y lo otro: fue humano y se transformó, y para el creyente se transforma de nuevo cada día. Por muy delicada y apenas hollada que sea la vida terrenal y la tribulación de Beatriz, éstas existen, sentimos el aroma de su persona humana, que era joven, admirablemente bella, que sentía dolor y que murió; asistimos a su arrobamiento, y en la transfiguración hacia el más allá se mantiene y se potencia su figura humana, su contingencia. Por ello, la Vita nuova no es sólo una obra de juventud poco original y descompensada, tal como sostienen algunos hoy en día; no se pueden negar sus ambigüedades, ciertamente, e innegable es también su génesis a partir de una superación violenta del estilo de la época; pero la necesidad de tal superación tenía su origen en la esencia cristiana del tema, de la inclusión consciente de la incertidumbre y de la inseguridad terrenales dentro de la perfección; ambigüedades de un origen semejante se encuentran en cada creación mimética auténticamente cristiana, especialmente en los libros del Nuevo Testamento. La Vita nuova es más bien el estadio previo indispensable para el concepto dantesco de la realidad, su verdadero brote, el preludio necesario para la Comedia. Pues lo que Dante fue y es, el poeta cristiano de la realidad terrenal mantenida en el más allá, en la perfección debida al juicio divino, llegó a serlo en su vivencia de juventud, y la Vita nuova es el testimonio de este devenir. Traducción de JORGE SECA


Dante, poeta del mundo terrenal.(1929). Barcelona. Acantilado.

2008. Pรกgs. 102-109.


HOMENAJE A LOS CIEN ESTRIDENTISTA (1921-2021)

AÑOS

DEL

MOVIMIENTO



KIN TANIYA (1900-1980?) Por: Stefan Baciu (1918-1993) Poniendo en orden una carpeta “estridentista”, para escribir un estudio sobre mi entrañable amigo Jean Charlot, exparroquiano del famoso “Café de Nadie” y uno de los más típicos ilustraores del movimiento, doy con el nombre del poeta Luis Kin Taniya (Quintanilla), presentando en estas palabras en el valioso libro de Germán Listz Arzubide, “El Movimiento Estridentista” (recientemente editado en la Ciudad de México por la “Federación Editorial Mexicana”): Luis Kin Taniya, afinado de rondas diplomáticas, arrojaba el pulso de su “AVIÓN” hacia todos los vientos poliglotas, haciendo propaganda con Dinner a los cabecillas de las horas DA-DA (sic) en la selva vírgen de París”.

Estas palabras se escribieron allá por los años 20, poco después que los estridentistas habían lanzado los gritos de “Chopin a la silla eléctrica”, “Viva el mole de guajolote” y “muera el cura Hidalgo”, acostumbrando a reunirse en el supradicho café, bajo la batuta e Manuel Maples Arce: Liszt Arzubide y Charlot, Alva de la Canal y Arqueles Vela, Gastón Dinner, Salvador Gallardo, y, naturalmente Kin Taniya, poeta del “Avión”, libro de vanguardia que


se publicó en una época cuando los vanguardistas estaban todavía en ataque: 1923. Muy poco se escribió, que yo sepa, de su poesía, y no me acuerdo haber visto a ningún investigador de las vanguardias, ocupándose de su libro, hoy día es una rareza bibliográfica. Me acuerdo haberlo conocido en Rio de Janeiro, allá por los años 50, cuando yo desempeñaba la jefatura de la sección internacional de “Tribuna da Impresa”, el diario del gran Carlos Lacerda, en circunstancias bastante pintorescas. No puedo sacar de mi memoria sin calendario, la fecha exacta, pero me acuerdo que fue en la semana cuando, en Moscú, fue liquidado Laurenti Beria, el jefe de la N.K.W.D. Hilcar Leite, viejo militante trotskista brasileño, era en aquel entonces jefe de los reporteros del diario, y me llamó para decirme que alguien (creo que fue uno de los excancilleres del Brasil, Oswaldo Arnha o Jao Neves de la Fontoura, “gauchos” los dos, y los dos grandes diplomáticos) le había dado una valiosa información: hallábase en Río –de paso- el embajador mexicano en Moscú, Luis Quintanilla, figura famosa en los salones “cariocas” por los años 30, creo que durante la embajada de Alfonso Reyes. ¿Qué cosa podía ser más palpitante, que hablar con un diplomático que acaba de llegar directamente de la Rusia post-stalinista? Fui al “Copacabana Palace”, hotel de los diplomáticos, y no me fue muy difícil dar con Luis Quintanilla. Cuando supo que trabajaba para el diario de Lacerda me recibió muy amablemente, pero rechazó cualquier declaración, bajo el pretexto que todo aquello era (me acuerdo de sus palabras) muy, misterioso”. En cambio, hablamos de poesía, y fue él, en aquel lejano 1950, el primero que me contó detalles de la rebelión estridentista. No podía saber, naturalmente, que tres décadas más tarde, en Honolulú, iba a estudiar el mismo asunto, tratando de aclarar cosas desconocidas sobre su compañero Jean Charlot. Al salir del hotel, el fotógrafo Ernesto Santos, quien me acompañaba, compró la revista humorística “A Manha”, editada por el “Barón de Itararés”, humorista y comunista. La cintilla de la primera página decía: “BERIA ESTA EN SIBERIA”.


Surrealismo

Surrealistas. México. Café de Nadie”. 1983. Pág. 26.

Editorial

“El


GERMÁN LIST ARZUBIDE (1898-1998) Por. Stefan Baciu (1918-1993)

STEFAN BACIU: En el primer número de la revista “Irradiador” (sin fecha, pero el número 2 es de Octubre de 1923) salió el anuncio que arriba transcribimos. Hasta hoy día, este texto pasó desapercibido. ¿Qué hay detrás de este anunció? Se publicó el primer número de ETC? LIST ARZUBIDE: La verdad es que, por mi parte, no creo recordar nada que se refiera a nuestras relaciones con Guatemala, como no fuera el contacto con el hermano de Arqueles Vela, David, quien todavía vive en la capital de esa república tan castigada por sus gobernantes. En los días del auge del Movimiento Estridentista, David Vela recibía todo lo que publicábamos, pues se carteaba con su hermano y con Manuel Maples Arce. Ignoro si al fin publicaron la mencionada revista anunciada con el nombre de ETC, que seguramente le dieron los que intentaron, por el título de la novela de Arqueles, LA SEÑORITA ETC. No creo que se llegara a editar.


Uno de los que serían sus directores, el futuro gran autor Miguel Ángel Asturias, fue hombre de viajes y seguramente antes de que madurara el propósito, habrá emprendido una salida hacia su siempre suspirado París, meta de todos los centroamericanos, máxime cuando en aquellos días vivía en la ciudad anhelada el famoso Enrique Gómez Carrillo, por cuya sombra todos los guatemaltecos suspiraban al igual que por la gran ciudad.


STEFAN BACIU: Pero hubo también otros jóvenes que participaron en la aventura… LIST ARZUBIDE: Alguien que con nosotros se carteaba entonces, quien también vivía en París, fue Luis Cardoza y Aragón, poeta y ensayista guatemalteco, que ha vivido y sigue viviendo en México, y a quien encontré en París en uno de mis viajes. Recuerdo el caso curioso que repartía tarjetas de visita con su nombre al que había agregado el rubro de Príncipe Maya. Por esos días vivía también en París, el hermano del doctor Ignacio Millán, amigo muy querido, quien figura en mi libro sobre el Movimiento Estridentista. Su hermano Alfonso que estudiaba medicina en París para responder la tarjeta del joven Príncipe Maya, se había mandado a hacer unas que daban su nombre y como rubro, confirmaba Indien Mexicain. Como decimos en México: ¡puntadas muchachos!


STEFAN BACIU: En Julio de 1925, en una entrevista a Enrique Barreiro Tablada, publicada en el “Universal Ilustrado”, y más tarde reproducida varias veces, su compañero Maples de Arte dijo lo siguiente: “Luis Quintanilla actúa en el vértice de su intrepidez dinámica con los vanguardistas de Guatemala. Según la definición de Ud., el poeta


Quintanilla (Kin Tanyia) fue un estridentista “adyacente”: ¿se hallaba en Guatemla en misión diplomática, o en viaje “literario” relacionado con la revista ETC?

LIST AZURBIDE: Luis Quintanilla, quien me parece había nacido en París, donde su padre fue miembro del cuerpo diplomático, recogió antes que nosotros las inquietudes de aquellos días en Europa y escribió AVIÓN, que nosotros recogimos con agrado y por eso aparece en mi libro sobre el Estridentismo.


Siempre fue muy amigo nuestro y lo sentíamos, y el se sentía dentro de nuestro mismo campo poético. Ocupaba un puesto diplomático en Guatemala y estuvo en la Embajada de México en Washington donde nos encontramos años después.

STEFAN BACIU: ¿Tuvieron Ustedes, los Estridentistas, algún contacto o colaboraron con el pintor guatemalteco (residente en México) Carlos


Mérida, uno de los notables integrantes del grupo de los muralistas? LIST ARZUBID: Carlos Mérida, que tanta fama tiene ahora, vivía entonces en París, becado por su gobierno. En México hemos tenido muy buena amistad con él. Pero de ahí no han pasado nuestras relaciones. STEFAN BACIU: ¿Tuvieron relaciones de colaboración con la revista costarricense “Repertorio Americano”, publicada en San José de Costa Rica por Joaquín García Monge? ¿Y con el poeta, novelista y pintor costarricense Max Jiménez, uno delos renovadores del arte de su país? LIST ARZUBIDE: Don Joaquín García Monge intercambiaba un periódico con nuestras publicaciones, pero no recuerdo si alguna vez se ocupó de nosotros. En cambio, con Max Jiménez tuvimos correspondencia. Seguramente que en HORIZONTE le hicimos notas sobre sus libros que leíamos con mucho agrado. STEFAN BACIU: ¿Hubo individuos, o grupos de poetas centroamericanos vinculados al Movimiento Estridentista?


LIST ARZUBIDE. No recuerdo, y que no existió ningún contacto con revistas de Centroamérica. Disuelto el Movimiento con la salida del general Heriberto Jara y Manuel Maples en la diplomacia, yo quedé unos meses en Xalapa, que aproveche en reunir los libros del Movimiento que habíamos editado y los envíe por el Continente. Fruto de esto fue la cantidad de opiniones que cosechó mi libro. Yo me marché al poco tiempo a la reunión en Francfort, en Alemania, para participar en el Congreso Anti-Imperialista. Llevaba la bandera que Sandino les había arrebatado a las fuerzas yanquis en el combate en la manigua y la entregué a esa Asamblea, después de pasarla por los Estados Unidos,


envuelta en el cuerpo, para salvarla de su desesperada búsqueda por la policía de los mismos norteamericanos y de México. STEFAN BACIU: ¿Aunque ´disuelto´ en la época, hubo contacto o colaboración del Movimiento Estridentista con el general Sandino, cuando este se hallaba en México? LIST ARZUBIDE: Durante la estancia de Sandino en México, ya el Estridentismo estaba en completo abandono, a pesar de mis esfuerzos en Puebla, donde fui a residir, que fueron la creación de la Editorial en que publiqué mi libro de Poemas EL VIAJERO EN EL VÉRTICE, el libro del dr. Gallardo, EL PENTAGRAMA ELÉCTRICO. Después de 1932 me refugié con el general Lázaro Cárdenas, entonces gobernador del Estado de Michoacan, con quien estuve un año. Volvía a México en 1940, y luego salí nuevamente a Europa, donde me encontré en Bruselas con Manuel Maples de Arce, en aquel entonces ajeno a la lucha estridentista. STEFAN BACIU: El Estridentismo se volvió a recordar al regreso de Manuel ya jubilado, y cuando la juventud comenzó a buscarlo para saber qué había sido eso de lo que en otros tiempos tanto se había hablado. Volví a estar con él y junto emprendimos una respuesta a los que tanto se interesaban. Yo dí varias platicas, inclusive en la Universidad y en otros lugares cumpliendo invitaciones de jóvenes. Manuel respondió varias entrevistas y así fueron pasando los días con la participación de Usted que es, sin duda, quien más se ha interesado en renovar esa lucha. Ahora parece que hay una nueva vida. Lo de Xalapa, que Usted conoce bien, por su participación. La reedición por tercera vez del libro del Movimiento, cuya edición facsimilar se agotó en un año. Ya tenemos la segunda que vamos a llevar a la exposición que en Marzo de 1983 se efectuará en una dependencia de la Universidad Nacional, con lo que se expuso en Xalapa y con que se expuso aquí en México recientemente en un local de la Procuraduría del Distrito Federal. Y así van las cosas. Creo que la nueva vida del Movimiento Estridentista va en camino. Usted ha sido en gran parte su renovador.


Ciudad de MĂŠxico, 27 de Enero de 1983.

Estrindentismo / Estridentistas. Honolulu. 1983. Sin paginar.






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