CULTURA
CULTURA
•
n á l i s i s
A partir de la biografía, Che Guevara: una vida revolucionaria, libro de Jon Lee Anderson, el monero Hernández incursiona en un género que cada vez gana más adeptos: La novela gráfica, “que permite ir más allá de la biografía ilustrada”. Explica que recurrio a herramientas de la narrativa, de la historia y el enseyo. La novela gráfica Che. Una vida revolucionaria se divide en tres libros que se pueden consultar de manera independiente, ya se publicaron los dos primeros y se espera que en noviembre salga el tercero.
A
en tres libros: José Hernández
El Che, una novela gráfica
Mauricio Coronel Guzmán
–¿Cómo distinguir una historieta de una novela gráfica? –En la novela gráfica hay un subgénero o una variante que está muy de moda, que es el periodismo gráfico. Hay historietistas –sobre todo uno muy importante que se llama Joe Sacco– que ha hecho una serie de libros sobre Palestina y que es esto: periodismo gráfico. Va al lugar, hace toda una investigación periodística y, en lugar de escribir un libro, lo que hace es una historieta. Eso es periodismo gráfico, investigar una historia, un momento que puede ser incluso muy reciente. En México acaba de salir un libro de un historietista muy famoso que se llama Augusto Bora sobre #YoSoy132 y lo relaciona con la historia de los últimos años, llega in-
cluso al tema de los desparecidos de Ayotzinapa. Entonces es tomar estos elementos meramente periodísticos y hacerlos historieta. Pero novelar gráficamente es algo distinto. En este género se tiene que recurrir a herramientas de la narrativa, no sólo de la historia o del ensayo. –Entonces, tu adaptación va más allá de ilustrar el libro de Lee Anderson… –Sí. Este libro del Che no es una versión Ilustrada del libro de Jon. Es otra cosa, aunque está totalmente basado en su escrito. Por ejemplo, hay momentos en los que en distintas biografías del Che hay datos diferentes: cuando el Che aborda un tren en Buenos Aires para
recorrer el resto de Sudamérica varios libros cuentan que, cuando arranca el tren, él se asoma a la ventanilla y grita: “Aquí va un soldado de América”. Incluso el papá del Che lo cuenta, y así se llama su libro. Pues resulta que nunca lo dijo. Hay testimonios que aseguran que nunca lo dijo. El más importante es el de su compañero Carlos Ferrer, que iba con él en el tren y no recuerda que el Che haya mencionado tal frase. El desafío no fue ajustarme al libro de Jon, el desafío fue desajustarme de su texto. Es decir, encontrar la estructura narrativa que me ayudara a contar esa historia. Si bien de manera distinta, pero siempre fiel al libro de Jon. El reto fue hacer de un texto periodístico una narrativa novelada. Encontrar, imaginar
69