Gilles Lipovetsky, del capitalismo de consumo al clima de ansiedad

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En la década de los 70, la gente tenía la sensación de vivir un clima de liberación, pero ahora, afirma Gilles Lipovetsky, el triunfo planetario del capitalismo intensifica el clima de competencia y la falta de oportunidades laborales, lo que genera ansiedad. Además, comenta el papel del internet en nuestros días y cómo el mundo digital es un cambio de plataforma al que debemos adaptarnos. "La publicidad trae consigo nuevos desafíos éticos a los que se deben enfrentar los medios de comunicación digitales en esta nueva era", dice a revista Zócalo.

PERIODISMO CULTURAL

Del capitalismo de consumo al clima de ansiedad: Lipovetsky • Mauricio Coronel Guzmán

- La televisión ya perdió el espacio de socialización que tuvo, ¿el internet sigue ese camino? - Sí, pero eso no es mecánico, veo ahora a

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- La era del vacío cumple tres décadas, usted habla ahí del triunfo del capitalismo y la instauración de una nueva realidad ¿qué pasó durante ese tiempo? - Desde la época en la que yo escribí La era del vacío ha habido transformaciones muy importantes a nivel tecnológico: apareció el universo web, las nanotecnologías y todo eso ha transformado la vida cotidiana, con los sistemas Facebook, Google y demás. El mundo ha hecho que cada vez más personas ahora trabajen frente a pantallas, mientras que antes los humanos trabajaban con los materiales. Asimismo, hubo una segunda gran revolución desde finales de los años 70, la del neoliberalismo, “la segunda globalización”, que poco a poco llevó al triunfo planetario del capitalismo.

En tercer lugar, es el fin de la guerra fría y el aumento del terrorismo y todas estas nuevas formas de violencia colectiva. En La era del vacío nos interrogábamos acerca del impacto del capitalismo de consumo, el impacto en la vida de la gente y el libro señalaba la nueva revolución individualista que se acompañaba de un clima de liberación. Aquella es una época de respiración, la gente tiene la sensación de que a través del consumo y de los movimientos contestatarios que denuncian el moralismo de la vida sexual puede empezar a vivir libre y así puede escapar al peso del mundo antiguo, conformista, hiperpolitizado, familiarista. Mi libro mostraba esta especie de sensación de que la gente se volvía cool, relajada, que podía sentir las cosas, y ahora 30 años después el clima ya cambió. Esta liberación de alguna manera sí tuvo éxito, pero el clima relajado desapareció, ya no estamos en un clima cool, donde estamos relajados, con hombres que traen el cabello largo. Hay dos grandes fuerzas

que están actuando: por un lado, la potencia del capitalismo que en el fondo pone a competir a todo, que intensificó las exigencias de resultados, de habilidades y que crea un clima de miedo, de ansiedad ante el futuro; un clima con mucho desempleo, la gente tiene miedo por su situación personal, por sus hijos; un joven de cada dos en España no consigue trabajo, es una situación terrible. En la época de La era del vacío el desempleo era muy bajo, pero ahora afecta a millones de personas que no encuentran trabajo, además la globalización nos muestra que esto es sólo el inicio porque cada vez más países se vuelven competitivos y obligan a los países que eran ricos a adaptarse permanentemente porque corren el riesgo de perder sus antiguos privilegios, sus costumbres; el mundo es cada vez más duro, hay que ser más eficaz, más competitivos, siempre hay que ser el mejor en el mercado y para la gente que trabaja crea una gran ansiedad porque cada quien tiene objetivos. El futuro va a ser así porque los mercados que se abren se van a volver cada vez más eficaces también: China, Brasil, India, México, África del Sur, todos esos países también están subiendo y Europa perdió su centralidad.

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n marzo de 2012, Lipovetsky estuvo en México para hablar de las nuevas tecnologías. Ahora, en el contexto del 70 aniversario del Tecnológico de Monterrey, el sociólogo y filósofo francés vuelve a México para presentar su nuevo libro La estatización del mundo (que Anagrama publicará en 2014) donde reafirma el concepto de hipermodernidad y reflexiona sobre el capitalismo artista que, en su opinión, genera un nuevo tipo de arte de consumo de masas con un lenguaje accesible, sin complicaciones. En exclusiva para revista Zócalo, Lipovetsky reflexiona sobre la dialéctica que ha devenido en una nueva forma de pensar la cultura:

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los jóvenes que usan internet para jugar, para entretenerse en juegos de video, ya no ven la televisión pero ¿eso es realmente mejor? Esto no es tan sencillo, además, como siempre se ha dicho, la gente a menudo busca en internet lo que ya sabe, van y se encuentran en sitios con personas que ya se parecen a ellos. La prensa tradicional, en cambio, abría nuevos horizontes pero hoy en internet eres libre de ir sólo a lo que te interesa, ¡está bien! pero al mismo tiempo esto cierra un poco el horizonte. No es una crítica pero esto quiere decir que internet exige nuevas formas de educación. La humanidad necesita marcos para interpretar las cosas, pero también necesita motivación porque si usted tiene esta herramienta –internet-, sin motivación intelectual o artística ¿qué es lo que va a ser? Tenemos muchos desafíos tecnológicos que debemos enfrentar, pero más que nunca creo que la relación de la gente entre sí, con la escuela, con la familia, es un elemento crucial; un niño no es una máquina, no porque tenga una herramienta formidable va a ser creativo, no es cierto, la creatividad supone intercambios, supone mezclas, no se puede medir ni controlar la creatividad pero hay que crear un clima que no encierre a la gente. - Y los riegos de la red, ¿cómo se modifica nuestra forma de pensar? - Claro, hay muchos riesgos, por ejemplo la vigilancia y también hay ciertas formas de adicción. Hay jóvenes que se quedan diez horas al día frente a la pantalla, eso no es bueno. Hay un artículo famoso en Estados Unidos de hace unos años que preguntaba “¿Google nos vuelve idiotas?” ¿Por qué? Porque decía: Yo me di cuenta que tenía cada vez más dificultades para leer libros, poco a poco he ido perdiendo esa capacidad, antes leía libros, ahora ya no ¿por qué? Porque Google transformó un poco mi manera de pensar. Ahora todo tiene que ir rápido, escribo en Google tal cosa y encuentro la información inmediatamente, sólo leo la página dos y ya, basta. Bueno, no es

tan sencillo, pero todos podemos tener un poco esta tentación. Con respecto a la era de Gutenberg -que era un mundo lento-, el mundo de la lectura reposada, las cosas avanzaban despacio y teníamos un universo mucho más estructurado. En cambio ahora, en Google podemos pasar de una cosa a otra, todo de manera desarticulada. Es un riesgo que los profesores denuncian ahora: todos los alumnos hacen copy-paste (copia y pega), entonces ya no hay una reflexión personal. Tenemos que hacer un enorme trabajo colectivo de lo que tiene que ser la educación o cómo tiene que cambiar la educación en la época del internet. Después de todo la revolución de internet tiene apenas 20 años, 30 años como máximo, es algo muy pequeñito, nosotros requerimos de la inteligencia colectiva durante un siglo para que esta herramienta se vuelva algo que esté a la altura de lo que podemos esperar. Los otros riesgos son conocidos, hay amenazas a la vida privada, no nada más por la vigilancia planetaria sino que incluso los jóvenes a veces tiene un uso muy poco delicado del internet. - Con respecto al papel de los medios, éstos necesitan de la publicidad, ¿cómo mantener la independencia editorial? - Efectivamente, los medios ya no funcionan sin la publicidad y creo que esto plantea problemas de ética muy delicados. En función de los medios hay que evitar tener anunciantes que sean demasiado cercanos a los temas delicados que uno trata, para tratar de conseguir, por lo menos, cierta autonomía. Esto plantea, por ejemplo, grandes problemas para la prensa femenina que no puede vivir sin publicidad, por lo menos 50 por ciento de sus ingresos provienen de la publicidad. Hay límites y cada vez hay que analizarlo, discutirlo; no podemos hacer algo como una biblia, si hay reglas esenciales, reglas que la prensa tiene que mantener, por ejemplo, uno: hay

que informar, dos: no hay que mentir, tres: no hay que hacer publicidad disimulada, pero son principios generales, luego ya en el detalle hay que ver cómo se hacen las cosas. En mi opinión, la amenaza hoy es que la prensa impresa corre el riesgo de desaparecer, la publicidad se va ir a internet y esto es un verdadero problema. Jeff Bezos compra a The Washington Post ¿cuáles son los riesgos del periodismo al aplicarse una nueva tecnología? Toda la historia humana muestra que una nueva tecnología tiene repercusiones terribles. Esto fue cierto en el siglo XIV, las tecnologías siempre hacen desaparecer ciertos oficios; son periodos difíciles para los que lo viven, pero no hay nada dramático. Lo dramático es que desapareciera la prensa, pero la prensa digital sigue siendo prensa. Si la gente lee el periódico en su Smartphone sigue siendo prensa, si uno lee libros digitales y ya no libros de papel si es un drama para los que venden libros pero no es un drama absoluto para todo mundo, para nada, esas son cuestiones técnicas y son críticas para ciertos oficios. A nivel de la reflexión, el verdadero problema sería que la gente ya no leyera la prensa o ya no leyera libros. La cuestión del papel es una cuestión puramente técnica y de negocios, pero no es un problema de fondo, porque un periódico, ya sea de papel o digital, sigue siendo un periódico, es lo mismo, y un libro si usted logra leerlo en su tablet sigue siendo un libro, esto no cambia nada, entonces entiendo que algunos se preocupen porque es su vida, pero no es para nada un drama de civilización, el verdadero desafío es que hay que llevar a cabo esta transición. @MauricioCG2012


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