Huerto negro (Un regreso hacia lo hondo, fuego solitario, fanfarria de la sintaxis de espuma.)
Mauricio Coronel Guzmรกn
2013-2014
“Las coplas me van brotando como agua de manantial.” Martín Fierro, José Hernández
“Ahorita / Vengo / Voy a dar / Un paseo / Alrededor / De / Mi / Vida / Ya vine.” Efraín Huerta
Índice 1. Tramonta el insomnio 2. Diana Cazadora 3. Doña Inés llora a su Juan 4. Ebria azucena 5. Doméstica lujuria 6. Agua desnuda 7. Una voz indómita rompe el curso de las cosas luego de un rabioso empuje 8. Five days a week, while rain pours over my soul 9. ¡Viento arrastra la sombra inmóvil de mis remordimientos! 10. Sueño en la alcoba del desierto las dunas de tu silueta fantasmagórica 11. Indescifrable índice 12. No es pasado sino el porvenir 13. Ni anverso, ni reverso 14. Sueño en el vendaval 15. Sólo por esta vez 16. Baja la ciudad abierta 17. Falsa imagen 18. Tren de amargura 19. Viaje en el metro dormido entre agujas de un vendedor de piratas 20. Next stop, way out
Tramonta el insomnio
Ideas con alas de talco dictadas al amparo de la oscuridad. La paciencia es un áspero perchero donde se cuelgan las mejores intenciones. Así, a tientas, emprendo el camino en ropas de gala presto a la embriaguez. Dulce licor, carne del demonio, sosiego del cansado andar, a golpe el oro anuncia otro día. Tramonta el insomnio, no esperes nada. El cíngulo de la noche llega sin avisar, o no llega, nadie sabe. Vivo en un país de sangre derramada donde infames portan insignias de república. Una aguja sorda y triste teje una historia de horror. Generación perdida, ¡a la mierda! Ya no hay tiempo, el tiempo ya se acabó. Los nervios traicionan con alevosía hostigando la memoria mientras perdido en un laberinto la encrucijada es una cantina. Rechazo ser Prometeo en flagelo. Cancioncita lúgubre, duermo entre senos de miel con serena paz. La noche insomne, putrefacta, no cuadra al trasluz de mis intensiones. No soy la fiera de mis ímpetos ni el exégeta rubicundo que encontró la piedra filosofal. Por ello, a pesar de todo, el sueño es mi mejor amigo.
Diana Cazadora, la tarde ociosa te mira cual linfa celestial; astuta, eres una monĂsima fontana al acecho.
Doña Inés llora a su Juan
Soy la estallante fruta grávida que cuelga del árbol -dijo la voz, mientras fundentes martillazos le retraían a la realidad gris y plana. Fruto de la carne trémula es el romance que se transmuta en vigilia; vil recuerdo de la noche, danza de abejorros sin ancla. De mi boca de hielo, el canto pasó al relámpago mercurial, la transparente ceguera nos aleja del verdadero sentido de la ley, dicen algunos.
Ideas inciertas discurren a toda velocidad, nos llevan de viaje sin apenas pedir permiso. La tarea consiste en darles forma, cercarlas. Andrajos de sintaxis disparan frases inconexas; pródiga a la sazón, sin hábitos ni gramática, la pupila ve sin mirar. Despliega el vaho un humor impaciente mientras el taxi se dilata en busca de un atajo, otra vez llegaré tarde, dice don Juan.
Íntimo y lúdico el biombo chino de aves abstractas surge del agua y fecunda la dicha de un instante. Al filo del lenguaje monstruos invisibles de paladar obsceno devoran todo a su paso, incluso este rompecabezas. Adorna el fuego la tarde que se quema sin remedio, es el diablo demócrata que consume las horas del domingo. Erizada la palabra terror nos conduce al sótano de nuestra propia consciencia, ahí en el centro mismo de la sintaxis sin resolver.
Ebria azucena te acabaste el el茅ctrico perfume del tequila, al final s贸lo me qued贸 el sedoso aroma de tu recuerdo, ah, y una cruda del carajo.
DomĂŠstica lujuria* Mansa voz se levanta ronca luego del festĂn de los desahogos; ĂĄrboles negros, a punto de ceniza como bestezuelas de humo. Sollozos endechos de libertad, la noche es un refugio para calmar la cresta de un alma perdida. Voces de soledad y muerte aparecen disfrazadas en la tele, los augures seĂąalan un camino distinto, plomizo destino de perro que aulla a la luna. La guillotina de la realidad corta todos los deseos pero en la noche el alma desnuda aprende a volar. *Nonsense words dedicated to my friend and guide JAGM, the Monster, I mean the Master.
Foto: http://k41.kn3.net/taringa/1/6/8/6/8/3/32/reinamomosampler/A4D.jpg?5594
Agua desnuda de curvas perpetuas, dame a beber de tu fuego como a una baraja catรกrida.
Una voz indómita rompe el curso de las cosas luego de un rabioso empuje
Cava la ciencia ligera sus ojos de lumbre como reina del instinto. Sin rumbo no hay nada, sólo carne fresca en la urdimbre maraña. Exhausto, desde la húmeda caverna, bagatelas del lenguaje donde la desnudez mansa disimula la flor en borda, trato de no pensar. De pavorosa pesadilla al cabo despierto, sin embargo, un eco perdura al unísono desgarre de un pájaro de mal agüero que toca a mi ventana, toc.
En palabras de desahogo, fieras imaginaciones hilan mundos paralelos de pasión y reproche. Afortunadamente está el delete. Sigiloso sobreviviente de la noche, la mañana desnuda me aterra ante los hábitos inevitables entre ser y querer ser. La hierba estremece las enmohecidas paredes, sitio de cuentos infantiles donde escalar la cumbre era materia de juego y no aventura.
Five days a week, while rain pours over my soul
La mañana de lunes sale desnuda y feliz pero se agrieta al primer paso en una geometría de vocinglería insana, es la ciudad. Por más que corro siempre voy atrás de mis pensamientos. No quiero imaginar el día del rebase. El martes se encrespa. Autómata, el líquido invernal invita a disfrutar la semana: rendido ante las evidencias y aniquilado en el sueño, sonrío en la vigilia, al menos que me persigan los fantasmas sollozantes.
Tercer día, desde la humedad, la triste mañana trae aceitosos recuerdos de fatigas sin recompensa y de otros oprobios. La hierba estremece las enmohecidas paredes, sitio de cuentos infantiles donde escalar la cumbre era materia de juego y no aventura. Ya es jueves: Mis labios se refrescan mientras desnuda la tarde avanza como espuma de cerveza. Nocturnal se abre paso al sediento que prodiga por igual en ambición e indiferencia las complejas variaciones de la jornada. Cerebro humeante, no te desgastes.
El temblor del cuerpo que vende zanahorias nos lleva a dar vueltas alrededor del árbol de la desesperanza. Motociclistas toreros hacen faenas entre los autos, no vaya a ser que la verónica se convierta en cornada. Náufrago inverosímil, autómata esclavo del trabajo, sonrío ante la presencia del viernes, ¡uta, chingón!
¡Viento arrastra la sombra inmóvil de mis remordimientos!
El periférico inmóvil es una garganta torturada por cientos de frenéticas bocinas, maldita sea, otra vez voy a llegar tarde. En la selva se abre una grieta que expele maldiciones, ecos de una agresión húmeda, a flor de piel, que no indemniza lo ya perdido. Las palabras sin tregua vacían a sangre sin parto un mensaje íntimo, veta de horror, retorciéndose en la noche desnuda. Insectos, bostezos, pupilas, siluetas, puertas, escritorios, azulejos, madera, abren paso a la indescifrable y pródiga cotidianidad.
El sonoro caballo de hierro se niega a salir del garage, es tiempo de llevarlo al mecánico. En la interrupción de la vigilia mundos fantásticos y efímeros se quedan atrapados en nosotros mismos. Al golpe del amanecer los vidrios rotos de la realidad son abejorros de bienvenida. No porto ideas propias, soy un brocal ensimismado que se asoma a la ventana digital del copy paste virtual.
Ajena, íntima, deshojada, prohibida, trémula, la luna se baña en el río que fosforece en la eternidad. La dama azul cabalga en nubes estériles ya que descansa en tardes rojas del caballo torpe y faraónico. Asombro y desechos flotan en el océano de internet. Borges el memorioso oferta sus recuerdos al mejor postor, ¿quién dijo yo? Tejido frágil, colgaste la vendimia en la puerta de mi casa, ¿qué esperamos para la revolución?
Sueño en la alcoba del desierto las dunas de tu silueta fantasmagórica
La ciudad exhibe despojos mientras una madre de catorce años vende dulces en el metro. Afuera calles ingenuas, de esas perras negras ninguna en clavo de esmeralda para gritar tu nombre, la sordina en la esquina interpreta un blues de los olvidados. Tiembla la edad oscura ante el embate de tus senos encabalgados en mi furia.
El enfermo embelesado en la ventana confunde la ausencia con el vacío. Las astillas enemigas disfrazadas de luciérnagas dan en el sueño moroso que vuelve pesadilla. La noche arisca no me deja dormir, como diría Borges la Nightmare es un caballo negro. Silencio abrazador, un signo enajenado de fragancia necia.
Entre mesas vacías a la intemperie el fantasma saca un paraguas, lleva una carta de dolor, la vanidad le impide llorar. En una taza de café cabe un remolino capaz de transportarnos a otro universo. Un canto diurno envuelve la geografía, los suaves pétalos adornan el paso de la muchacha en su duro camino.
Indescifrable índice de una puerta entreabierta sin cálculos ni fanfarrias, esconde su misterio en el ojo a través del espejo.
No es pasado sino el porvenir Esta vez desde el final, los párpados son testigos de la vigilia inmóvil. El agua, a nado libre, refleja las ruinas de una muralla degollada por rebeldes que apilaron las cabezas de sus verdugos. Son la mar, el aire, fuego fatuo, historia en ciclos absurdos. Tierra de nadie. Impaciente sudor en la noche de fuego, mañana será otro día.
Ni anverso, ni reverso
Me punza la mañana como un relámpago fugitivo; lejos de la ciudad hierven las nubes bajo los volcanes. Un vagón del metro es un gusano cósmico capaz de llevarnos livianamente a planetas sordos, evasivos. El ángel bobalicón tira al mar su semilla. La impúdica sirena emerge en una barca fúnebre mientras el poeta se pudre en su ocio.
Sueño en el vendaval
Tu sonrisa amable esconde en el bosque un rubor de engaño. Horas al vacío de héroes delirantes que murieron engañados por la cruz. Efímera es la aventura para perder el tiempo en un vino católico indolente. Espesa lujuria que levantas como paloma muerta y cumples diáfana en la penumbra cobarde y enfermiza.
Telémaco encuentra a su padre en una epopeya sublime al tallar el tezontle que levanta héroes cotidianos en el nuevo continente. Madura el silencio en el romántico naufragio que nos deja en la nada. Piedras, rosas, collares de hueso, así me bajo de la discusión. La mesa medieval desprende un perfume desafinado para los tiempos.
Sólo por esta vez* No hay nada / En vano busco el escalón divino / heraldos del destino anuncian la nada / Se diluye el día y la noche en permanente delirio. Insurrecta luna hila deseos: amanece y la doncella de agua se filtra entre las rocas de la vigilia. Solloce indescifrable: En mi playlist hay una cancioncita de rigor / lágrimas incendiarias postergadas / larga zozobra en oscuro sendero.
Baja la ciudad abierta en bĂşsqueda de una seĂąal, heredad del aĂąo viejo.
Falsa imagen Vértigo de la ciudad morena bajo el puente peatonal, los senos de rizo rubio beben olvido. Huyes, sucio, dentado a la tarde que busca un sitial. Yo quería lo que nunca fue. Inmóvil, la imagen barre los cabellos en la ribera sin defensa. Pienso, a los sótanos lentos de la memoria le sobra el hastío difunto. Por las cañerías, turbias obsesiones regresan su imagen. Ausencia frágil, signo insepulto hubieras visto el oleaje de espuma negro perro débil, ja.
Tren de amargura
El tren lleva una fortaleza de herrumbre que vibra en su inefable rapidez como si fuese alma en pena. Es un caballo de acero sobre rieles de algod贸n que pita y pita. https://www.youtube.com/watch?v=wEJ3k8zC2pw
Viaje en el metro dormido entre agujas de un vendedor de piratas Voy por la cornisa de espuma como animal de presa con los labios ensangrentados. El último vagón en avidez de sierpe se desplaza en silencio. La ciudad me devora de una sola bocanada, ni mis dentelles bastan para salvar mi alma en pena. El sacristán del Infierno, el Caronte del metro, igual nos llevará a todos al vacío. Arados subterráneos, antemuros de artificio, son mi disfraz de asfixia y triste burla que rasga sin encontrarse, ni morir de una vez por todas. En éxtasis de lágrimas, banderas voraces nos arrancan la nacionalidad y en solitario fundamos la patria virtual de los arlequines en celo que viajan en el metro. Fiebre sonámbula, sentadito en la hornaza espero la multiplicación de los colores de ebria transparencia en la tarde gorjeante de mármol naranja. Nada, nada y nada hasta llegar a la otra orilla donde no hay nada. En zigzag, a través de un túnel de cristal, procurando no romper nada voy por la vida en soberbia contenida hasta que pum, despierto.
Foto: Internet
Next stop, way out
El convoy avanza en silencio bajo miradas indiferentes en fúlgido naufragio. Asombro coagulado de mármol abatido, el tren lleva historias íntimas de ángeles en cuerpos de dolor que suplican una sonrisa. A través de una rendija el rubor comparte una moneda, total, la siguiente estación es para todos.
Foto: Internet
Fotos: Mauricio Coronel, excepto las indicadas con otro cr茅dito. *Me gusta el s贸lo con acento, mi referente es la AML.