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PERIODISMO CULTURAL
El Cervantes para una periodista: Elena Poniatowska Mauricio Coronel Guzmán
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ría la tarde-noche de invierno, a su regreso del dentista Elena Poniatowska se sorprende de encontrar en su sala a fotógrafos, periodistas y hasta una maquillista. Está nerviosa, en unas semanas recibirá el premio y todavía le está dando vueltas al discurso. Contrariada, pero sin dejar de ser amable, nos acomoda en su sala de fundas amarillas. Doña Elena será la cuarta mujer en recibir el Cervantes y la primera mexicana. El premio reconoce la trayectoria de una narradora, cronista y, sobre todo, una periodista orgullosa de su oficio. Destaca su trabajo de compromiso social en crónicas como La Noche de Tlatelolco (movimiento estudiantil del 68), El tren pasa primero (sobre el movimiento ferrocarrilero)
o la experiencia abrumadora del terremoto del 85 que plasmó en Nada, nadie: las voces del temblor. Así como el rasgo de exploración feminista en Tinísima y Leonora, biografías de Tina Modotti y Leonora Carrington. - Usted será premio Cervantes, ¿Cómo fue su primer contacto con El Quijote, y qué sentido tiene el reconocimiento? - Leí El Quijote en francés cuando era niña, como a los diez años… quizá a los ocho o nueve. Leí una versión para niños, con los molinos de viento, con todas las anécdotas clásicas; después lo leí como Dios manda, en español, en una edición de Sepan Cuántos. Hoy tengo distintos ejemplares, incluso una edición que está muy bonita, ilustrada por Gustav
Doré. En cuanto al sentido, no lo he pensado mucho porque me agarró de sorpresa. Toda la vida he pensado en mí en función de ser periodista. Procuro ser buena madre de familia, abuela pero sobre todo me veo periodista. Y después, lo demás viene por añadidura. Es una gracia de más ser escritora y yo le debo absolutamente todo al periodismo. - Usted es narradora y ensayista, sin embargo, ha dicho que el premio será dedicado a los periodistas. - Sí, claro que sí. Y lo sigo diciendo, porque yo soy periodista. Es un premio para una periodista que le debe todo al periodismo porque yo me inicié ahí. Es evidente que la literatura y el periodismo son distintos. Lo que pasa es que
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Narradora de sucesos históricos, novelista, autora de biografías, pero, sobre todo, periodista, como se asume, Elena Poniatowska, recibirá en abril el Premio de Literatura Miguel de Cervantes. En esta charla, reconoce a sus pares periodistas como mujeres muy inteligentes, salvo las guapísimas que salen en la tele; admira a Julio Scherer, pero se reserva su opinión de Jacobo Zabludovsky. Prefiere leer en libro impreso a la tableta. A sus 82 años trabajo no le hace falta: una biografía de Guadalupe Marín, otra de sus antepasados polacos, y la fundación que llevará su nombre.
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en el periodismo muchas veces las cosas no salen como uno quisiera por la premura. Tiene que entregar la colaboración y está el jefe de redacción detrás apresurando a que entregues. También está el jefe de información diciendo lo mismo y preguntándote que por qué eres la última en entregar. En el periodismo nunca sabes cómo te van a publicar. Es una enorme lección de modestia y humildad porque nunca sabes si te van a cambiar las cosas; si lo que crees tú que es importante lo van a eliminar, recortan las cosas que tú escribes. Ni siquiera cuando eres editorialista te salvas del todo, ahí está el problema del espacio. - En México hay una larga tradición de escritores periodistas ¿a quiénes lee? - De mi época a Vicente Leñero. De antes a Ignacio Manuel Altamirano El Zarco, José Joaquín Fernández de Lizardi, entre otros. De los actuales admiro a Jesús Silva Herzog Márquez, de la izquierda a Luis Hernández Navarro pues creo que es un gran editorialista. Pero sobre todo admiro a los moneros: creo que el sentido de La Jornada es el que le dan sus caricaturistas, notables todos; por cierto, acaba de morir Ahumada, es una enorme pérdida, porque él era además un poeta. También leo a Fabrizio Mejía Madrid, a Juan Villoro y a Denisse Dresser. - Por otro lado, hay escritores que desdeñan al periodismo. - Sí, hay escritores que sienten que es un género menor. Piensan que el periodista está repitiendo lo que le cuentan los demás, ¡hace entrevistas! Creo que la literatura es más exigente y debes tener más tiempo, es una gran aventu-
ra solitaria frente a la mesa de trabajo. En el periódico, en mis tiempos, escribías en la redacción. En general, todos los periodistas y reporteros se acercaban a decirte que si no querías ir a tomar un café o si querías ir a bailar o no sé qué tanto. Era como una vida comunitaria, muy bonita, que se ha perdido por completo. - Y, sin embargo, para los escritores el periodismo es una fuente de información. - Claro, además el periodismo te exige que estés alerta, no puedes estar dormido porque te lleva la corriente. Si no lo estás, te pierdes y tienes que leer lo que otros escriben. Para mí ha sido mi mayor escuela, es un aprendizaje continuo. Absolutamente yo le tengo un especial afecto al periodismo. - En México hay dos periodistas emblemáticos y opuestos en la escuela que han heredado, ¿qué opinión le merece Julio Scherer y Jacobo Zabludowsky? - Julio Scherer García es un periodista que aún no ha sido superado. A mí, desde siempre, el reportero, periodista y luego el director de periódico que más me ha impactado es Julio Scherer. Me gustan las causas que él defiende, su capacidad de análisis, inteligencia y lealtad sobre todo a las causas de los estudiantes, trabajadores y la gente más pobre de México. - Y del otro comunicador, ¿qué opinión tiene? - No tengo mucha opinión. - Acerca de las mujeres periodistas de su época, ¿a quiénes recuerda? - En mi generación hubo muy pocas. La única editorialista fue Elvira
Vargas que trabajaba en Novedades y que fue muy cercana a Lázaro Cárdenas. Otra guapísima que se llamaba Rosa Castro, ella vino de algún país de Centroamérica, era hija de un presidente. En Excélsior estaba Ana Cecilia Treviño, a quién le decían “Bambi” porque tenía unos inmensos ojos, y en esa época estaba de moda la película de Walt Disney. También recuerdo a Ana Salgado Álvarez, hija de un general. Y, a Guadalupe Appendini que después se casó con Gabriel Vargas, el de “La Familia Burrón”. -Y de las periodistas de hoy… ¿Todavía es factor la cuestión de género? - Sí, pero ahora es distinto. Por ejemplo, en la televisión, yo siempre veo que son puras chavas guapísimas, no importa que lo hagan bien o mal. Es un esquema de la televisión de Estados Unidos pero en mala copia. Afortunadamente hay otro tipo de periodistas muy talentosas, Lidia Cacho es una maravilla. Hay otra que es una gran periodista que publica en Proceso, Marcela Turati, a ella la admiro muchísimo y lo mismo que a
- ¿Qué es lo que va a mantener al periodismo en la era digital? - Yo creo que el afán de saber, que es la esencia de cualquier cosa y del afán de saber forman parte obviamente los periódicos, que son información y opinión. Hay muchísima gente que se rige por las opiniones de determinado periodista, o determinado escritor que ejerce una influencia enorme en el lector. - ¿Cuáles son sus libros entrañables? - Son muchos, admiro mucho a una catalana, que se llama Mercé
- ¿Cómo va lo de su fundación? - Pues va lentamente, porque el problema mayor de una fundación es el local, el sitio dónde va a estar. Y se necesita espacio para muros, espacio para cuadros, espacio también para una cafetería, un lugar para dar conferencias, talleres, todo lo que se necesita en una Casa de la Cultura. Todo se va a compartir: libros, cuadros, documentos. Por lo pronto, corrige su discurso que dará el 23 de abril en el paraninfo de la Universidad de Alcalá, cuándo la periodista reciba el premio de literatura Miguel de Cervantes. @MauricioCG2013
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¿Y qué opinión le merecen los periódicos digitales? - Pues no sé, los periódicos ahora están corriendo graves riesgos. Hoy en día hay mucho peligro porque ya mucha gente no compra
- ¿Y cómo ha sido su experiencia en Twitter? - Sí, ya tengo mi cuenta en Twitter pero no se crea que yo soy tan buena en él. Lo uso cuando viene algún estudiante que me ayuda, pero en general no se puede decir que yo sea una gran experta. Para mí también ha sido una gran sorpresa y muy grato encontrarme de pronto que sin hacer el mayor esfuerzo tengo muchos seguidores en Twitter, eso me da gusto.
- En qué está trabajando ahora, ¿podría darnos un adelanto? - Estoy en dos proyectos: uno, es una novela sobre Lupe Marín, no es una biografía pero es una novela basada en una entrevista como de 150 páginas que yo le hice. Y, la otra, es una novela, que en esa sí estoy muy atrasada porque necesito estudiar más, leer más. Trata sobre los Poniatowski, mi familia paterna de la cual sé muy poco porque emigramos a México. De mis lecturas se desprende que el último rey de Polonia, Estanislao Augusto Poniatowski, era un hombre que amaba las artes. Él fue impuesto por los rusos pero defendió mucho a Polonia e hizo muchas cosas: amaba el arte, llevó muchos pintores de Italia, era un hombre muy interesante. Tengo muchas ganas de escribir sobre él pero primero debo informarme.
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- Internet nos ha cambiado la forma de trabajo, ¿cómo ve esa irrupción en el periodismo? - Hoy se están modificando los hábitos de lectura porque internet hace que nosotros nos enteremos de todo casi al instante. Si algo ocurre en Siria nosotros lo vamos a saber de inmediato; si hay un terremoto en Perú lo sabremos de inmediato. La simultaneidad, la rapidez es algo que nos va a marcar. Pero además, nos enteramos de las noticias en forma digerida a través de los distintos locutores que forman la llamada opinión pública. Hace muchos años Orson Welles dijo por radio que iba a haber una invasión del mundo y la gente salió a la calle, habrá que ver el impacto de las opiniones en la nueva era.
Rodoreda, que escribió La plaza del diamante y a través de ella me entero de todo lo que fue la guerra civil de España, sin que haya un solo balazo, es un libro para mí extraordinario.
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Carmen Aristegui que sin duda es una estupenda periodista.
la versión impresa. Escucho que en La Jornada dicen que han bajado mucho las ventas porque la gente no compra el periódico. Yo leo en papel y trato de comprar la mayor cantidad de revistas y periódicos, pero sí creo que en el futuro a lo mejor ya no va a haber periódicos. Se dice también que los libros ya van hacer todos electrónicos, no he comprado lo que se llama tablet, ni he comprado nada para poder leer en digital. Yo amo a los libros como objetos, tanto que me gusta abrir las hojas, darle vueltas, pero supongo que mis nietos y mis tataranietos leerán en la tableta.
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