Acostumbrado a librarla en frentes de batalla, el foto reportero y documentalista Antonio Turok estuvo en Nueva York el 11 de septiembre de 2001, en uno de esos encuentros del destino, donde la sorpresa y estupor ante la magnitud de los hechos, lo aventuraron a recorrer, cámara en mano, una ciudad en desgracia. El material fotográfico hasta, ahora inédito, demuestra que a pesar del sentido de oportunidad no se puede eludir los códigos de amor a la vida cuando se enfrenta al dolor ajeno.
PERIODISMO CULTURAL
Del horror 11-S a la poética sin límites: Antonio Turok
• Mauricio Coronel Guzmán no depende de uno pero el periodista siempre debe estar listo. En mi caso, tantos años de trabajar el foto documental me permitieron desarrollar el sentido de la curiosidad para registrar cualquier evento. De inmediato hubo muchas restricciones, pero aunque había que caminar y evadir retenes estuve ahí, con mi cámara. – Ineludible hablar de la adrenalina en medio de la tragedia, ¿cómo se vive esa experiencia? – A diferencia de la cobertura de la guerra o de la violencia que se puede desencadenar en un acto de protesta, el 11 de septiembre nos tomó a todos por sorpresa. Fue uno de esos eventos, para los que nunca se puede uno preparar, hay otros que sí, y sabes más o menos
Zócalo | octubre 2011
a dónde vas, pero algo de esa magnitud no te lo imaginas, menos en el sentido humano. Cuando te enfrentas a esto, te preguntas qué se necesita, ¿qué tipo de condición humana se precisa para estrellarse ahí en medio de un edificio y no importarte la vida propia ni la de los demás? Cuando vas a la guerra, como en mi caso cuando cubrí Centroamérica, antes de la caída del muro de Berlín, había otras motivaciones y uno sabía a qué se podía enfrentar. Lo mismo en Oaxaca, hay un enemigo en común, que en este caso era un gobernador patético y corrupto, y que además todavía sigue impune. Esa es la parte que yo ligo con lo de Nueva York. Un poco a la manera de Goya, que registra los desastres de la guerra y la intensidad
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ntrevistado vía telefónica, el fotógrafo nacido a mitad del siglo pasado explica su enfrentamiento con la materia de su quehacer, sus opciones cuando se encuentra con los hechos y el alimento de su creatividad. – La intuición lo llevó al escenario porque, uno no va a Nueva York a captar la caída de las torres gemelas. – Tenía dos días en la ciudad, estaba al otro extremo de Manhattan, cuando a las 8:55 de la mañana, mi hermana me llama desde México y me dice que un avión se acaba de estrellar en el World Trade Center; entonces prendo la televisión y veo que se estrella el segundo avión. Ahí supe que había que hacer algo. La combinación de factores
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