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IV- PSICOPATOLOGÍA DEL PODER

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VOCABULARIO

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Surge una crisis de identidad que produce una especie de desdoblamiento, en el que la nueva personalidad modelada por el Poder, fagocita a la personalidad nacida de la ética.

El poder produce cambios y modificaciones en la estructura psicológica de quien lo ejerce.

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Quien busca obsesivamente el Poder, debe conocer que el ejercitarlo durante mucho tiempo, sin poseer una sólida “madurez interior”, puede producir una de las distorsiones psico-sociales más dañinas: El “Síndrome de Poder”. Este Síndrome se desarrolla de forma silenciosa y afecta en primer lugar a la estructura básica de la personalidad, para después pasar a corroer poco a poco, el entorno social sobre el que ésta influye. Detectar los primeros síntomas de esta alteración para quien ostenta una responsabilidad social o política es muy importante, puesto que el reconocer a

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tiempo las señales que marcan el origen de este Síndrome puede evitar que “no pierda literalmente el Norte” y sobre todo, que su entorno más próximo (el que realmente le ha ayudado a ser lo que és) no se desintegre en mil pedazos. Éstas eran parte de mis reflexiones para la que iba a ser mi frustrada tesis doctoral, sobre “los Mecanismos de Poder en las Organizaciones”. Y fue en unos apuntes de (1990-1992) cuando indiqué que los principales síntomas para detectar este demoledor Síndrome eran: I)- Aparece la sensación de que las creencias que se han forjado durante años, en un intervalo muy corto de tiempo, colisionan contra “la nueva realidad” hasta despedazarse. Por lo que se abandonan “los principios iniciales”, es una especie de mutación que nos convierte en “parásito de otras ideas”, se asumen como propias creencias que jamás fueron nuestras. II)- Aunque en apariencia estás arropado por los otros, en lo más profundo nace un sentimiento de aislamiento y de soledad. Y de repente, irrumpe la desconfianza hacia quienes te rodean y se activan todas las alarmas internas de peligro y de miedo a la traición. III)- También surge una crisis de identidad que produce una especie de desdoblamiento, en el que la nueva personalidad modelada por el Poder, fagocita a la personalidad nacida de la ética. IV)- Ya no se distingue entre “el mundo virtual (artificial) creado por la ilusión del Poder”, y el mundo real, de lo que objetivamente está ocurriendo. Se produce una desconexión total ante la realidad y además, ésta va asociada a una “ceguera social”. Es interesante destacar que el “ejercicio de Poder” no es un hecho negativo en sí mismo, sino todo lo contrario, puede ser muy positivo, pero siempre y cuando, quien lo aplica sea consciente de cuál ha sido su proceso evolutivo social para no perder la identidad inicial. Solo así, logrará conseguir los “anclajes afectivos primarios” que le sujetan a la realidad social.

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