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II- SEGUNDO NIVEL DE ANÁLISIS DEL PODER
El Paradigma de la Complejidad.
Entramos en el Segundo Nivel de análisis del espacio de poder, éste ya no se preocupa de los elementos individuales que dan forma a la conducta de poder, sino lo que pretende es la comprensión global (holística) del fenómeno del poder, es una aproximación desde el paradigma de la complejidad (todas las variables observadas de forma aislada en el primer nivel se busca que interaccionen como un todo). Y desde esta aproximación propongo las siguientes fases de estudio: Fase I: Detectar las “redes de poder” que interaccionan en un espacio determinado e intentar apresar “las relaciones que se dan entre redes” en distintos espacios u organizaciones. Fase II: Introducir la dimensión temporal, pero esta vez, analizando “el tiempo interno” de los ciclos de poder, para profundizar en el análisis de la dimensión reversible del fenómeno temporal.
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Las redes de poder y sus tipos de interacción.
La red de poder está generada por la interdependencia o interacción de unos grupos de poder sobre un espacio o sistema dado. El estudio de la red, es un nivel superior del poder que se efectúa desde la complejidad. Este nivel debe analizarse e interpretarse como un todo, donde el grupo de poder, ya no puede manifestarse como una unidad aislada del espacio, ni estudiarse de forma independiente del resto de los fenómenos y acontecimientos de poder, es decir, aquí la red de poder es una interacción entre grupos de poder que es mucho más que la suma de los grupos y más que la suma de las conductas de poder de todos los grupos observados. Las redes de poder de un espacio, están compuestas por la interacción observable y la no observable (pero probable) de todos los grupos de poder de un espacio determinado: Grupos Naturales, Grupos Reflejo, Grupos Híbrido, Grupos Ad-hoc… sean estos entre sí, dominantes, dominados, neutros o coaliciones de acción, reacción o de resistencia al poder.
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Y es por los tipos de interacción posible, que se dan o pueden darse entre los grupos de poder, como he agrupado en este estudio los tipos de red que pueden tener génesis en un sistema de poder. Y estos tipos de poder pueden ser los siguientes:
Red Tipo I: En ella sólo interaccionan los grupos de un mismo espacio de poder, los Grupos Naturales (GN). Es una red de poder donde, tanto las coaliciones como las conductas de poder observables, tienen el foco en los límites de un espacio concreto. O lo que vendría a ser lo mismo, esta red es la constituida por la interacción de los grupos de poder pertenecientes a una misma organización, sin que aparezca ningún tipo de interacción con grupos de otras organizaciones.
Red Tipo II: En ésta existe como mínimo un grupo de poder que pertenece a otro espacio de poder, ejerciendo influencia o presión (Grupo Reflejo) o también existe como mínimo una coalición, entre un grupo del espacio de poder estudiado y otro grupo de un espacio exterior (Grupo Híbrido). En este tipo de red interaccionan dos espacios de poder diferentes, con otras palabras, podemos afirmar que se analiza la interacción de grupos de poder pertenecientes a dos organizaciones diferenciadas.
Red Tipo III: Es aquella producida por la interacción entre grupos pertenecientes a más de dos espacios de poder. Este tipo de red es la que se produce en el sistema de poder cuando interaccionan grupos de poder pertenecientes a más de dos organizaciones.
Red Tipo IV: Esta red de poder no es observable, puesto que en el momento de la observación todavía no está formada, es la red que debemos predecir que puede aparecer. Con esto quiero decir, que es una red de probabilidad de interacción de grupos de poder que en el momento de la observación no interaccionan entre sí, pero que pueden hacerlo en cualquier momento, sobre todo en situaciones de conflicto, de crisis o de caos sobre distintas organizaciones. Por todo lo anterior, se deduce que la conducta de poder observable (acciones, reacciones, resistencias) en una red, es mayor que la suma de las conductas de los grupos que la constituyen, pero hay que añadir, que su interacción con otros espacios de poder también está determinada por la dominancia, dominación, neutralidad o resistencia, y por las reglas descritas para los grupos de poder en el primer nivel de análisis. Así todos los fenómenos descritos para los grupos pueden aplicarse también a este nivel de análisis. Así, un red como un todo de poder, podrá tener un estilo de comunicación abierto, cerrado o aislado; estará constituida por mecanismos de control flexibles o rígidos y será dominante, dominada, neutra o pertenecerá a la resistencia frente a otras redes de poder, y generará estrategias, juegos de poder o juegos de guerra como un todo. Se
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implicará en coaliciones con otras redes de poder, y aquí también nos sera útil el concepto de “entitatividad” de Campell (de proximidad, semejanza, destino común) para predecir las coaliciones entre redes.
El tiempo interno de los ciclos del poder.
Una de las dimensiones más olvidadas por los profesionales de la psicología, en casi todos sus campos de investigación, es el tiempo. Como afirmó Richard Morris (1985) “La psicología contemporánea no parece preocuparse mayormente de investigar cuál es la naturaleza del tiempo subjetivo. Quien busque documentación sobre el tema se encontrará con muchas de las referencias e ideas o experimentos al respecto que se remontan a cincuenta o incluso cien años atrás.” También Pinillos (1982) afirmará: “La psicología experimental no tiene por ahora excesivas cosas que decirnos, sobre la forma en que los hombres viven el drama de la temporalidad”. Sin duda parece que ha llegado la hora de que los psicólogos superemos esta asignatura pendiente, y tengamos presente que cualquier proceso, sea éste físico o psíquico, se mueve y desarrolla en una dimensión temporal externa e interna. Dimensiones que si olvidamos, damos forma con ello a un error de observación y de predicción de acontecimientos, puesto que no podemos precisar un encadenamiento de sucesos sin controlar todas las dimensiones y una de ellas, es el tiempo (externointerno) del propio proceso. El tiempo externo y el tiempo interno son complementarios en la dimensión global tiempo, pero no poseen un isomorfismo interpretativo, es decir, no están guiados por las mismas reglas y normas, es lo que quería decir Bertrand Russel cuando afirmó que: “Ya no existe un tiempo universal que se pueda aplicar sin ambigüedad a cualquier parte (…). Sólo existen diversos tiempos propios”. Así desde esta perspectiva de la existencia de tiempos propios para cada nivel de análisis, afirmó que el fenómeno del poder, posee un tiempo externo y otro tiempo interno. Utilizo la noción de tiempo externo, que es el tiempo irreversible como he comentado con anterioridad, para la descripción de un espacio de poder, con motivo de identificar el momento de una conducta de poder, para determinar su duración, para definir una serie cronológica de acciones, reacciones y resistencias al poder...etc. Y la noción de tiempo interno, para determinar en el espacio de poder, los ciclos temporales que constituyen la parte reversible del fenómeno del poder. La lógica de este proceso temporal interno puede entenderse como una evolución cíclica, es una secuencia de un proceso desarrollado en el tiempo, en la que se puede producir la vuelta del estado final al estado inicial. Estos ciclos son reproductivos (replicantes de sí mismos) en el sentido que ellos generan las condiciones para
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asegurar su continuidad temporal, sus mecanismos no envejecen ni desaparecen (simplemente operan o no operan). Los procesos de tiempo interno son recursivos, porque en ellos lo importante es mantener el funcionamiento interno del sistema del poder, así el tiempo se transforma en reversible. Pueden ser ejemplos de tiempos internos de un espacio de poder, la duración de un proyecto de poder, el desarrollo de una nueva estrategia de poder, la demora en descifrar los códigos de poder, la duración de conflictos entre coaliciones, etc. Es interesante añadir que este estudio del tiempo global en una red de poder, se puede efectuar desde dos perspectivas, una la diacrónica y dos, la sincrónica.
La diacrónica, es la que nos permite conocer la trayectoria temporal de una red de poder, y a partir de ella, tiene sentido afirmar que el fenómeno de poder observado va en una dirección. Así que, cuando el objetivo del análisis del poder es hallar razones o explicaciones a la evolución de la red de poder, o bien determinar el proceso interno de una variable de ese proceso, es necesario utilizar un enfoque diacrónico. Este enfoque se basa en seguir el comportamiento de esa red de poder a través del tiempo. Mientras tanto, las perspectiva sincrónica del tiempo, nos muestra la red de poder como un proceso que funciona con antagonismos, conflictos y resistencias o sin ellos, pero siempre en interacción en su conjunto y de forma global. La perspectiva sincrónica del tiempo, muestra: (1)- Los contenidos, dirección y sentidos en que las fuerzas de poder están operando. (2) La congruencia entre los diferentes tiempos internos de los procesos críticos o determinantes de una red de poder. El análisis sincrónico temporal es útil para conocer las relaciones de poder que en un momento determinan los espacios o redes de poder, por ejemplo, los factores (acción-reacción-resistencia) presentes en un conflicto del poder. Así para el estudio de un espacio o una red de poder, no es suficiente con identificar las fuerzas implicadas en el poder que coexisten en cada momento. Sino que también se requiere observar la trayectoria del espacio, de la red de poder en el tiempo para observar su transformación estructural. El tiempo sincrónico enfatiza en la contemporaneidad, mientras que el tiempo diacrónico, descubre las propiedades del sistema de poder desde una visión histórica. Ambos abordajes temporales están mostrando la diferencia entre el estar (la estructura) y el devenir (la trayectoria) de una red de poder.
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Igual que para Kurt Lewin, en este planteamiento de análisis de la profundidad temporal de un sistema de poder, el pasado, el presente y el futuro son partes observables del fenómeno del poder en un momento dado, con eso quiero destacar, que toda conducta de poder (generada desde un agente, desde un grupo, desde un espacio, desde una red o desde un sistema de poder) no sólo procesa y analiza la situación estratégica presente, sino que desde la experiencia pasada de poder, crea expectativas futuras de resultado de la conducta de poder. Es por lo que considero importante comprender que el pasado, el presente y el futuro son partes simultáneas del sistema de poder existente en un momento dado, y es lo que denominó Lewin, principio de contemporaneidad. Así de acuerdo con la Teoría de Campo de este autor, cualquier conducta de poder depende del espacio total, incluyendo la perspectiva temporal (diacrónica-sincrónica) en ese momento. Por esto los teóricos del fenómeno del poder deben preguntarse ¿qué cambios en la estructura percibida del pasado y del presente, conducen a un cambio en la estructura del poder y cuáles son las reglas que rigen esa interdependencia del tiempo pasado, presente y futuro de un sistema de poder.
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