Manuel García-Cartagena
El festín de Alexis Gómez Rosa, o la memoria de la persistencia
Hablen unos del gobierno, del mundo y sus tropelías, mientras haya personas capaces de no confundir lo vivido con lo que pasa, y los recuerdos (los suyos, sobre todo) con la historia. Bien lo decía Louis Aragon: “mi verdadera biografía está en mis poemas”. Y así va esto, ya que hay en El festín. (S)obras completas (1967-2011) más vida que sobras, más poesía que palabras, y sobre todo, menos concesiones a esa (pueril) arrogancia que consiste en tomarse a sí mismo por modelo, santo y seña de lo real. Un denodado y constante esfuerzo por marcarse, en el más lacaniano sentido de la palabra, atraviesa la escritura de Gómez Rosa desde sus primeros poemas hasta los últimos. Y sin lugar a dudas, es esta “imagen de marca” personal lo que le confiere a su obra una singularidad inusitada en medio del maëlstrom poético latinoamericano contemporáneo. Sigue siendo cierto, sin embargo, que todo intento de penetrar en el secreto laboratorio imaginario de un poeta requiere un poco de colaboración de parte de quienes se propongan semejante hazaña. En efecto, el valor de cualquier lectura depende en gran medida de las preguntas que determinan su funcionamiento heurístico. Y de todas las maneras de interrogar una obra poética, la más crucial, me parece, es esa que consiste en interpelarla con la misma fórmula que suelen emplear tanto los 1