Ensayo JOSÉ GOROSTIZA Y EL GRUPO DE LOS CONTEMPORÁNEOS
Marisa Trejo Sirvent
EL GRUPO DE LOS CONTEMPORÁNEOS Los Contemporáneos fue un grupo de intelectuales mexicanos que hizo volver los ojos de la cultura nacional hacia los clásicos. Xavier Villaurrutia lo explica así: “nuestra visión más importante fue la de poner en contacto, en circulación, a México, con lo universal. Tratamos de dar a conocer las manifestaciones del arte; de abrir el camino más importante de los pintores actuales de México se formó junto con nosotros. Por otra parte, somos los únicos que nos hemos preocupado seriamente por el teatro moderno más auténtico y su difusión y expresión en México”. Este grupo de amigos tuvo su origen en la Escuela Nacional Preparatoria y estuvo constituido por: Enrique González Rojo (1899-1939), Bernardo Ortiz de Montellano (1899-1949), Carlos Pellicer (1899-1977), José Gorostiza (1901-1973), Jaime Torres Boded (1902-1974), a quienes se unieron Xavier Villaurrutia (1903-1950) y Salvador Novo (1904-1974); así como Jorge Cuesta (1903-1942) y Gilberto Owen (1904-1952).i Héctor Valdés hace la siguiente observación con respecto a otros escritores, ligados al grupo: “Otros poetas y prosistas, como por ejemplo Elías Nandino, Rubén Salazar Mallén, Octavio Barreda o Eduardo Luquín, para citar sólo a algunos, estuvieron literalmente ligados a los anteriores, pero en el deslinde que la crítica ha hecho considera que aquellos poetas son en realidad los integrantes del “grupo sin grupo.”. ii
Edelmira Ramírez opina que “los Contemporáneos tuvieron la conciencia, la lucidez y el acierto de intentar situarse y situar al país en una perspectiva nacional”. iii Fue en 1918, cuando Bernardo Ortiz de Montellano , Jaime Torres Bodet, José Gorostiza, Enrique González Rojo y Luis Garrido fundan el nuevo “Ateneo de la Juventud, en homenaje a Alfonso Reyes, José Vasconcelos, Antonio Caso, entre otros, con la idea de combatir los excesos de la educación positivista, ya decadente, al mismo tiempo que pugnaban por una vuelta al humanismo”.iv Adolfo Caicedo comenta que: “Alfonso Reyes fue un ser goloso del trato humano; su nutrida correspondencia lo muestra con vocación de confesor laico. Pese a que nunca visitó físicamente a Tabasco, mantuvo vínculos constantes y transparentes con varios escritores nacidos en Villahermosa: Carlos Pellicer, Andrés Idearte, Celestino y José Gorostiza, entre otros. Más allá de los compartimientos estancos en que la historiografía literaria mexicana pueda ubicarlos, ellos actúan en su conjunto al modo de una nave hecha de poesía y verdad, de veneración e ironía, de tradición y cosmopolitismo; forman un rico caudal de pensamiento poético y de acción hispanoamericana que fluye del Ateneo de la Juventud (1901) hasta la más reciente generación de autores pasando por los escritores de Contemporáneos. Sería ingenuo e inútil hablar de ellos en términos de “es mejor que” o “es diferente de”. Cada quien, en su laboriosa perplejidad o en su esfera luminosa, dio muestra de ser escritor consistente; al mismo tiempo, fueron amigos-imanes. Puesto que no todo el material que produjeron se eleva a nivel de lo trascendente, sus cartas cruzadas contribuyen a aclarar el estilo de vida individual y social que los soportó y que soportaron”.v
El grupo de escritores y artistas denominado Los Contemporáneos toman su nombre del título de una revista: “Hoy puede consultarse también su edición facsímile. La portada de su primer número, fechado en junio de 1928, combina la vocación de modernidad con máscaras indígenas en las que se acentúa lo nacional”. vi Elsa Dehennin aclara que “Contemporáneos es el título de una revista mexicana, al estilo de la N.R.F. o de la R.O., pero muy efímera. Se publicó de junio de 1928 a diciembre de 1931. Es la revista de mayor alcance en una sucesión bastante revuelta de revistas más bien confidenciales, como por ejemplo, México moderno, Lu Falange (1922-23), Ulises (1927-28), Examen (1932) y más tarde Taller (1938). Cito Taller, precisamente, porque, como Contemporáneos, es la revista de una «generación». Hace tiempo ya Ortega nos explicó lo que es una generación”. vii
Este grupo había publicado ya parte de su obra en otras revistas como Gladios (1916), Pegaso (1917), San-Ev-Ank (1918), Antena (1924), La Falange (1922-1923), México Moderno (1920-1923), y lo haría también en Ulises (1927-1928) y, más adelante en la misma revista Contemporáneos (1928-1931).
El Grupo de los contemporáneos surge en la Ciudad de México y según afirma Víctor Sandoval, iniciaron sus actividades “alrededor de los años veinte. El nombre lo inventó José Gorostiza”. viii Edelmira Ramírez afirma que “Los jóvenes Contemporáneos surgen a la luz pública en un México efervescente, que los acoge con reserva, suspicacia y con más odios que amores”. ix
Francisco Arias Solís considera que “México constituye, junto con el Río de la Plata y las Antillas, uno de los centros más importantes de creación poética de la América de lengua castellana. La poesía de Vanguardia encontró en México terreno propicio; los “ismos” de posguerra se difundieron, encontrando intérpretes valiosos en poetas que conquistaron merecida fama. El grupo más significativo fue el que se reunió en torno a la revista Contemporáneos (1928-1931)”. x
María Aparecida da Silva aclara que “La autonomía intelectual de Gorostiza lo dejaría, desde luego, desplazado en la geografía de las vanguardias mexicanas, y pese al hecho de que, por las contingencias de época, se le debe ubicar en la primera formación de los Contemporáneos —junto con Jaime Torres Bodet, Bernardo Ortiz de Montellanos y Enrique González Rojo—, son innegables los rasgos que lo aproximan a la actitud escéptica característica del segundo grupo: Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Gilberto Owen y, ante todo, Jorge Cuesta. Le impulsó, además, como a los integrantes de la segunda
formación de los Contemporáneos, el espíritu crítico; y la crítica literaria fue, verdaderamente, la conciencia estética que imprimió organicidad a las muchas tendencias aisladas del llamado grupo sin grupo”.xi Gorostiza evoca un edificio al describir la poesía que une a los contemporáneos a un edificio, del cual le corresponde una. Guillermo Sheridam se pregunta: ¿Qué es, que hay en la alcoba que se apropia Gorostiza? Un contraste perenne entre la luz y la sombra: su hora, ha escrito Paz, es la madrugada “esa hora pulida y afilada”. A la luz de las Canciones para cantar en las barcas opone la sombra. Víctor Sandoval hace referencia a lo que dijera alguna vez Ermilo Abreu Gómez con respecto al nombre de Contemporáneos: “es un sutil invento, pues no supone compromiso ni social ni político ni estético de los socios’. Se sentían libres para hacer y deshacer a su antojo...”xii
En 1963, Alí Chumacero y José Gorostiza prepararon su poesía completa o al menos lo que Gorostiza quiso publicar para no afectar la calidad del libro. Algunos poemas de las revistas San-Ev-Ank (1918), Revista nueva (1919) y El Maestro (1921) quedaron sin adicionarse. Habla Alí Chumacero: “Meses después de editado el disco, nos abocamos Gorostiza y yo en el Teatro Xola – hoy Teatro Julio Prieto” – durante una función me vio con simpatía. Se dirigió hacia mí sonriendo y muy afectuosamente me dijo: “me agrada que mis amigos me expliquen lo que quise decir en mi poema”. xiii Sin embargo, Gorostiza consideraba que su grupo no tuvo existencia “real” xiv y que éste había sido conformado “por selección arbitraria de la crítica” (Loc. Cit). Tuvo, de acuerdo a él, una existencia más bien virtual “no exenta, sin embargo, como toda creación mítica, de producir efectos importantes en el mundo de los hechos”. xv Por su parte, Joaquín Marcos hace referencia a los Contemporáneos: “Xavier Villaurrutia, José Gorostiza, Carlos Pellicer, Gilberto Owen, Jaime Torres Bodet, Salvador Novo, Jorge Cuesta, Rodolfo Usigli, todos ellos calificados por Castañón como la primera “generación de poetas inteligentes”. No es poco. También conviene advertir sobre la disparidad de sus obras, sobre el hecho de que algunos de estos poetas “inteligentes” consiguieron ofrecernos textos fundamentales de la poesía en la lengua castellana del siglo XX. Su desconocimiento en el ámbito español es considerable, pero no sorprendente. Algunos de ellos despotricaron contra los
exiliados españoles (especialmente contra Bergamín), aunque muchos habían bebido en Revista de Occidente e, incluso, en Cruz y Raya. Acusados de “cosmopolitas”, Paz los define como “fervientes patriotas”. Tablada, López Velarde y Alfonso Reyes habían preparado ya el camino de la modernidad mexicana. Paz rescató a los Contemporáneos, pero, en parte, los eclipsó. Sin ellos, sin embargo, el desarrollo de la poesía mexicana no hubiera sido como fue. A ellos se debió la común reflexión sobre uno de los temas fundamentales de la poesía y de la filosofía de siempre: la muerte y, a la vez, preocupación metafísica en los años del existencialismo. Luego vino Juan Rulfo”. xvi
JOSÉ GOROSTIZA Y EL GRUPO DE LOS CONTEMPORÁNEOS
El grupo de los Contemporáneos se desarrolló en la segunda década del siglo pasado y a principios de la tercera década. Sheridam refiere que Villaurrutia le llamó “el grupo sin grupo”, mientras que para Jaime Torres Bodet, estos escritores representaron un “Archipiélago de soledades” y para Cuesta, el “grupo de forajidos”.xvii Este grupo fue “un lugar imaginario en el que coincidieron diversos discursos y maneras de ejercer el quehacer literario y cultural entre los años 1929 y 1932 y alrededor de un cierto número de empresas como revistas, grupos de teatro y sociedades de conferencias. Son una cinta de Moebio, una intencionalidad en constante formación y en constante crisis. Existen más como una azarosa concatenación de voluntades críticas que como un designio literario programático. Se trata, en todo caso, más de una voluntad que de una idea, y más de un presupuesto de trabajo que de una voluntad. Ellos mismos se asombraban de haberse configurado como “grupo” dada la variedad enorme de sus caracteres e intereses y así lo hicieron notar en diversos, lúcidos, artículos”. xviii
Arias Solís considera que “de los poetas que pertenecieron al grupo de los “Contemporáneos”, los más destacados fueron Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia y José Gorostiza. Carlos Pellicer fue un brillante colorista. Poeta de la nostalgia de la muerte es Xavier Villaurrutia. José Gorostiza es el representante de la poesía pura”.xix José Joaquín Blanco hace referencia al espíritu crítico de los Contemporáneos, actitud que no era fácil de asumir en la época en que ellos ocuparon un lugar de importancia en la cultura nacional, retomando lo que Carlos Monsiváis dijera sobre los Contemporáneos, y resumiéndolo de la siguiente manera: “De un modo u otro, ya sea en la crítica explícita o con el ejemplo de su obra personal, los Contemporáneos combaten los mitos y restricciones que impiden el desenvolvimiento de la cultural nacional. Introducen el sentido del humor para contrarrestar o atenuar la inmovilidad, ‘estigma de la raza’; practican el rigor y el profesionalismo literario para desmentir el ánimo bohemio de las letras latinoamericanas, descubren a los verdaderos valores de la literatura y la plástica, cumplen las perspectivas poéticas, adoptan las técnicas del surrealismo, enriquecen las posibilidades de la imagen, modifican y amplían el vocabulario poético, quiebran el tono solemne de la literatura mexicana, en suma, los Contemporáneos deciden las altas perspectivas de existencia y continuidad de una literatura moderna en México…”xx
Carlos Monsiváis
Cuesta, por ejemplo, señalaba, sobre todo, una “coincidencia del destino”. Los escritores jóvenes, decía, tienen en común, el haber nacido en México y señaló que fue precisamente el “encontrarse inmediatamente cerca de una producción literaria y artística cuya cualidad esencial ha sido una absoluta falta de crítica. Esta última condición es la más importante. Ésta decidió el carácter de este grupo de escritores entre quienes se señalan Carlos Pellicer, Enrique González Rojo, Bernardo Ortiz de Montellano, José Gorostiza, Jaime Torres Bodet, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Gilberto Owen, Celestino Gorostiza y Rubén Salazar Mallén. Casi todos, si no puede decirse que son críticos, han adoptado una actitud crítica. Su virtud común ha sido la desconfianza, la
incredulidad. Lo primero que se negaron fue la fácil solución de un programa, de un ídolo, de una falsa tradición. Nacieron en crisis y han encontrado su destino en esta crisis: una crisis crítica”. xxi
Por lo que se menciona en el Epistolario, así como en ensayos, sus primeros poemarios siempre fueron una especie de camino donde José Gorostiza para llegar a la máxima creación posible en un poema sobre un tópico, en este caso, la muerte. Quedó satisfecho del poema y, tenía razón, el poema ha sido estudiado, analizado, valorado y se ha difundido de diversas formas. Gorostiza siempre se admiró al leer las críticas e interpretaciones sobre este poema que finalmente, lo colocó en primer término entre los escritores mexicanos de mayor renombre y reconocimiento, y especialmente, del grupo de escritores al que perteneció y de los que deseaba la admiración..
No fue en sí un hombre triste, quizás sólo melancólico, consciente de su situación y la del país, un hombre de su tiempo, un ser humano que, de acuerdo a Ruiz Abreu, reflejaba el “malestar de su tiempo” y que”…vivió en realidad preocupado por la situación política, por el desarrollo de la cultura y las artes en México”.xxii Un intelectual autocrítico pero consciente de la desdicha.
Tampoco fue un narrador de la realidad mexicana, ni es por medio de su correspondencia que podemos tener una idea de los acontecimientos que se estaban viviendo en este país, en momentos turbulentos. Así aporta –según Zaitzeff entre 1919 y 1931 “…muy poca información sobre la vida literaria del país y casi nada acerca de sus lecturas o publicaciones. Gorostiza suele insistir en el hecho de que no escribe cuando en realidad aparecen textos suyos, sobre todo en prosa. Claramente escribir para él quiere decir crear y en efecto este material epistolar debe leerse en gran medida como el diario íntimo de un escritor que no logra escribir”. xxiii Al ver en retrospectiva, se observa que su contribución a la literatura y cultura de nuestro país fue considerable, y aún no terminan, ni sus ecos, ni los trabajos críticos hacia su legado literario. Guillermo Sheridam comenta en “Contemporáneos desde ultramar”xxiv que México “…hoy reconoce en su poesía y en su crítica (literaria, plástica, política) un lugar esencial de la cultura mexicana. En la valentía combativa y en la leyenda de sus vidas, lee una estafeta meritoria de causas que fundaron al México poético: el cuidado de la tradición poética, el derecho a la búsqueda de la perfección, la subjetividad, el humor, el escepticismo, la diferencia sexual, el riesgo de la intimidad, el profesionalismo. En una cultura monocorde, los Contemporáneos entonaron con lujo una polifonía de pasiones y razones intelectuales insospechadas”. José Joaquín Blanco, en su libro, Nostalgia de Contemporáneos. Los años treinta, resume la influencia del grupo: “…la real influencia de Contemporáneos se dio en otros poetas que, aunque no se sometieron dócilmente como discípulos, si revisaron y revaluaron la poesía anterior y asimilaron de ella lo que libremente les importó: Octavio Paz, Alí Chumacero, Rubén Bonifaz Nuño, y posteriormente Gerardo Deniz, Tomás Segovia, Eduardo Lizalde, Gabriel Zaid, José Emilio Pacheco y José Carlos Becerra. Puede afirmarse que la influencia de Contemporáneos es primordial todavía en la poesía mexicana, e incluso en el ensayo y en el teatro. (…)Excelente lector de Contemporáneos, Alí Chumacero (1918) publicó en 1944 su primer libro, Páramo de sueños, compartiendo el medio poético de aquéllos: sueños nocturnos con visiones enigmáticas que son al mismo tiempo problemas de la inteligencia y llamadas a la sensualidad. Precozmente maduro, aprendió de Villaurrutia, Owen, Gorostiza, Ortiz de Montellano, la estructura del poema, su tensión retrospectiva y onírica, la solidez formal y la exactitud de las sensaciones”. xxv Salvador Elizondo observó que “Todos ellos nacen entre 1899 y 1905, lo que parece ser el único dato de referencia común; nadie ha puesto en duda el que más que una suma de afinidades, representan "los contemporáneos" la afinidad de algunas diferencias radicales, las diferencias que singularizan a cada uno. Si su obra conoció en cada caso la expresión más alta después de que el grupo ya se había disuelto, en todos ellos tuvo también inicios determinantes antes de que el grupo se expresara a través de las páginas de la revista que le
dio nombre. Son, en resumidas cuentas, no menos importantes como grupo que como poetas individuales aunque es importancia ocupa diferentes puntos en la historia de la poesía moderna”.xxvi José Gorostiza respondió, en entrevista a Emmanuel Carballo sobre el grupo y sobre su abandono de la crítica literaria, con la humildad que lo caracteriza, de esta manera: “En mi época” (mi juventud) pertenecí al grupo de la revista Contemporáneos. Como usted sabe, equipados con los mejores utensilios culturales, queríamos actualizarlo todo. Fue así como hicimos incursiones en la novela, el teatro y la crítica. Jorge Cuesta sobresalió en esta última, que a la sazón era poca y de baja especie. Xavier Villaurrutia, con su envidiable versatilidad, acertaba en todo aquello que emprendía. En cuanto a mi persona escribí solamente algunas notas “impresionistas” destinadas a comentar libros de mis amigos, cosa que ha sido considerada como generosa y legítima de todos los tiempos. En la actualidad la historia y la crítica literarias se han vuelto científicas y están en manos de gente muy capaz y bien preparada, no precisa por ende que los incursionistas de antaño volvamos a tomar las armas”. xxvii
NOTAS i Rodríguez Chicharro, C. (1983) “Los Contemporáneos”. Estudios de literatura mexicana. México: UNAM, pp. 119-120. ii Valdés, Héctor (pról., selección y notas). (1982). Los Contemporáneos. Antología, op. cit., p. 3. iii Ramírez, Edelmira, ed. crítica, (1989), José Gorostiza. Poesía y poética, op, cit., p. XXI. iv Valdés, Héctor (pról., selección y notas). (1982). Los Contemporáneos. Antología, op. cit., p. 9. v Caicedo, Adolfo. “Alfonso Reyes, correspondencia inédita con cuatro escritores tabasqueños”, op. cit., p. 3. Marco, Joaquín. (2001). “Contemporáneos. Poesía mexicana. Xavier Villaurrutia, Gilberto Owen, José Gorostiza, Salvador Novo y Jorge Cuesta”. El Cutural.es. Consultado el 20/02/09. http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/931/Contemporaneos_Poesia_mexicana. vi
Dehennin comenta lo siguiente sobre la Revista Contemporáneos: “Es la revista de mayor alcance en una sucesión bastante revuelta de revistas más bien confidenciales, como por ejemplo, México moderno, Lu Falange (1922-23), Ulises (1927-28), Examen (1932) y más tarde Taller (1938). Cito Taller, precisamente, porque, como Contemporáneos, es la revista de una «generación». Hace tiempo ya Ortega nos explicó lo que es una generación”. Véase el estudio de Elsa Dehennin (1971). “José Gorostiza o la destrucción creadora”. AIH. Actas IV. Centro Virtual Cervantes, p. 374. viii Sandoval, Víctor. (1994).La poesía en México 1940 - 1990).(Algunas aproximaciones). México: Seminario de Cultura Mexicana, p. 19. ix Ramírez, Edelmira, ed. Crítica. (1989). “José Gorostiza en perspectiva”. José Gorostiza. Poesía y Poética, op. cit., p. XXI. x Arias Solís, Francisco (2006). Arte latino.com. Espacio cultural y comunidad artística virtual. Consultado el 28 de abril de 2009.http://portal.artelatino.com/foros/jose-gorostiza-por-francisco-arias-solis, p.1. vii
Da Silva, María Aparecida.(2000). “Vida y muerte de las vanguardias poéticas: José Gorostiza”, Río de Janeiro: Universidad Federal de Río de Janeiro. Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. Consultado el 26 de agosto de 2009. http://www.ucm.es/info/especulo/numero15/gorostiz.html. xi
Sandoval, Víctor. (1994).La poesía en México 1940 - 1990) (Algunas aproximaciones), op.cit., p. 19. Ramírez, Edelmira, ed. crítica, (1989), José Gorostiza. Poesía y poética, op. cit., p. XIX. xiv Gorostiza, José. (1969). “La poesía actual de México. Torres Bidet”. Cripta., Prosa, Guanajuato: Universidad de Guanajuato, p. 182. xv Ibíd., p. 183. xvi Marco, Joaquín. (2001). “Contemporáneos. Poesía mexicana. Xavier Villaurrutia, Gilberto Owen, José Gorostiza, Salvador Novo y Jorge Cuesta”, op. cit. xvii Véase Los Contemporáneos ayer. (1985). México: F.C.E., de Guillermo Sheridam, p. 11. xviii Sheridam, Guillermo. (1985). Los Contemporáneos ayer. México: Fondo de Cultura Económica. xix Arias Solís, Francisco (2006). Arte latino.com. Espacio cultural y comunidad artística virtual. op. cit., p.1. xx Blanco, José Joaquín. (1993). Nostalgia de Contemporáneos. Puerta a Contemporáneos. México: Ediciones Sin Nombre/Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/La Centena, pp. 13-14. xxi Cuesta, Jorge. “Un artículo de Jorge Cuesta”.(14 de abril de 1932). Tomado del libro de Ramírez, Edelmira, ed. crítica, (1989), José Gorostiza. Poesía y poética, op. cit., p. XVIII. p. 328. xii
xiii
Ruiz Abreu, Álvaro. (2001). “La palabra luminosa de Gorostiza”, en Encuentro Nacional de Arte y poesía, José Gorostiza. Memoria. Villahermosa: Gobierno del Estado de Tabasco/Instituto de Cultura de Tabasco, p. 13. xxiii Zaitzeff, Serge. (2001). “El joven José Gorostiza en sus cartas”, en Encuentro Nacional de Arte y poesía, José Gorostiza. Memoria, op. cit., p. 27. xxii
Sheridam, Guillermo. (2006) Contemporáneos desde ultramar. Revista de la Universidad Nacional Autónoma de México. Nueva Época, No. 30, agosto. México: Universidad Nacional Autónoma de México. Disponible en Internet en: http://www.revistadelauniversidad.unam.mx/3006/contenido.html xxv José Joaquín Blanco, Nostalgia de Contemporáneos. Los años treinta, op. cit., pp. 107-108. xxvi Elizondo, Salvador. (1974). “Los Contemporáneos y sus Contemporáneos”. e la introducción a la antología Museo Poético, op. cit. xxvii Carballo, Emmanuel. “Entrevista con José Gorostiza”. (1996). Protagonistas de la literatura mexicana. México. Fondo de Cultura Económica, p. 258.. xxiv