Un cuerpo en el mundo Susana Szwarc
Como en todo gran poeta, en Jorge Ariel
Madrazo hay
marcas,
rasgos, algo
completamente singular que puede encontrarse al recorrer su cuerpo poético. Y en su poesía aparece el uso del subjuntivo de modo que lo trágico no resulta agobiante sino que nos da ese aire-aire. Y “…allí no hay estrechez”, decíamos esa siesta del 21 de marzo de 2016 usando el ya antiguo teléfono de línea. Es que nos veríamos a las 19 horas en el Centro Cultural de la Cooperación. Los poetas leeríamos en solidaridad con los refugiados en el día mundial de la poesía y en el comienzo del otoño en este lado de la esfera. ¿La esfera pública y la contraesfera (pública) de la poesía? Jorge Ariel Madrazo estaba siendo golpeado por los momentos que se vivía en el país. El resultado de las últimas elecciones y el desmantelamiento que se había empezado a vivir (otra vez), lo llevaban a una nueva forma de exilio. Dirá: No culpes a tu boca
Es el Universo lo que aúlla.
Nos saludamos y dijo que estaba algo mareado. Tal vez por eso llamó a su hija Cecilia y a su novia Alicia. Solidario también esta vez, sin crear molestia, preocupado por los otros, se acostó, se durmió. -Falleció- nos íbamos avisando.