Poesía mexicana gay Selección hecha por Luis Armenta Malpica
Todos los textos son inéditos, excepto los de Elías Carlo Tomados de parterre (Quattro Books y Mantis editores, 2012. Trad. al inglés de Robin Myers)
ELÍAS CARLO
Elías Carlo (Monterrey, Nuevo León, México, 1975. Radica en Guadalajara desde 2002.) es licenciado en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Fue miembro del taller de la Universidad de Monterrey, del taller La Farmacia y del taller José Gorostiza. Director de la agencia cultural Arte Facto. Algunos de sus poemas fueron publicados en Diez y nota. Selección juvenil Jalisco (Secretaría de Cultura de Jalisco, 2010) y en Los sueños de Onán (Ediciones Intempestivas, 2011). Autor de los libro de poesía Para terminar la ausencia (Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, Col. José Carlos Becerra, 2003) y parterre, en dos ediciones bilingües (Trad. de Robin Myers, Quattro Books y Mantis editores, 2012. Trad. de Françoise Roy, Écrits des Forges, El Colegio de Puebla y Mantis editores, 2012).
tuyyo
1
tuyyo /acaso pudo haber existido alguien más a quien hubiéramos ignorado considerar v.g. dios el diablo la familia tus amigos el despilfarro de nuestra estúpida confianza en el zodiaco y el tarot construimos nuestro búnker de palabras sobre el terreno que el río se llevaría
verdad es que ni tú ni yo fuimos batman y/o robin
/¿hubiera servido de algo atravesar pared tras pared tras pared solo para ver las subsiguientes más espesamente cuajadas de silencio?
mucho menos los gemelos fantásticos gasparín
y esa noche la tormenta vino de civil a sonreírnos con insidiosa cortesía a tirarnos piedra a piedra las palabras devolverlas a su exhalación inicial
tú y yo /tal vez si hubiera habido no alguien sino algo más una fotografía en la que estuviéramos cercados por un marco dorado un ramo de flores en el eje de la mesa con todo y sus avispas la tragedia la camilla y túyyo muy dramáticamente unidos contra los sabuesos morados de la muerte ya nunca más agarrados de la mano nos alejamos platicando del mundo tan mierda en que nos tocó vivir pensando que al fin y al cabo no
Dios no escucha las rogativas
2
del último meridiano a esta orilla me sobran los pingüinos y uno que otro par de alas sin sus ángeles
yo hubiera creído muy sinceramente en el desflemarse de mi corazón /una cisterna mugrienta de no ser por esos arbolitos que tal vez en el verano dentro de unos años en que al fin mi compañero siamés aurora labios de áspid no replegaría sus luces
por todo lo anterior y lo que para mí me quedo /también gracias a los folletos y a la señorita tan amable que primero me dijo desierto y luego convino en mi deseo al saber mi historia ahora vivo en el polo con mis pingüinos y mis alas y este hermoso tragaluz que todos hicieron para mí en la capa de ozono
3
Abrí las manos el parque se hizo blanco y desapareció
la cetrería no es asunto de novatos
/era la voz del señor corpulento el déspota con el que tuyyo llegamos a tener esa
intimidad del moribundo con el miedo
/y de un manotazo dispersó los granos de luz de esa imagen tuya que aún tenía acurrucada entre mis manos
la tarde tañó en el corazón de los ramajes luego llegaron los niños sus padres los ancianos con sus periódicos pero las hojas caían lentamente su lluvia de pájaros muertos como un grotesco souvenir de hiroshima o nagasaki
todavía no lo sé /el sr. voz-de-dictamen-inexpuganble lo ignora también y seguramente se corta las uñas de los pies en el lugar privilegiado olimpo desde donde nos observa pero el amor está escogiendo en mí su forma y es irremediable
ALEQS GARRIGÓZ
Aleqs Garrigóz (Puerto Vallarta, México, 1986). Ha obtenido el Premio de Literatura Adalberto Navarro Sánchez, en 2005, otorgado por la Secretaria de Cultura de Jalisco; el Premio de Literatura, en 2008, de la municipalidad de Guanajuato; el Premio Espiral de Poesía, en 2011 y 2012, otorgados por la Universidad de Guanajuato. Mención Honorífica en el V Concurso de Poesía María Luisa Moreno, de la ciudad de Dolores, Gto., y en el I Concurso de Cuento y Poesía de la Universidad Marista de Querétaro. Mención Especial del Jurado en el V Concurso Internacional de Poesía “El mundo lleva alas”, de la editorial estadounidense Voces de Hoy. Autor de Abyección (2003), Luces blancas en la noche (2004), La promesa un poeta (2005), Páginas que caen (2008, 2013), La risa de los imbéciles (2013). Ha publicado poemas en diversos medios impresos y electrónicos de México, España e Hispanoamérica.
ORGANISMOS QUE NACEN PARA AMARSE
1 Tus células comunican a las mías coloides policromáticos, brillos estriados, infinitesimales anémonas efervescentes. Y sólo quiero estar allí, junto a tu miel que se derrama. Quiero ser recipiente que contenga todas tus secreciones.
2 Deséame por la tibieza de nuestra liviandad, con la lengua, en la aurora de la perversión. No sé decir que no a tus auscultaciones; ni por qué hay insectos azules en tu mirada. Pero yo miro. Y obedezco.
3 Algo despierta en mí si te veo orinar, calefacción de tegumentos, corola rebosante, fresco césped que se deja podar. Me atrapo entonces en la red de tus venas, pez de plata con albedrío pequeño.
4 Ahora es cuando la serpiente se enrosca en las piernas, las nervaduras se ofrecen en bandeja de plata y el océano cabe en nuestras copas. Ahora es cuando el imán de tus labios anula el pasado y la distancia.
5 Eres música de cántaros llenados con licor sobre la redondez de hombros exactos. Como una estancia acondicionada para probar la integridad de la carne.
BAUDELIO LARA
(Vi帽eta vintage en forma de telegrama)
No lleg贸 el dinero. Punto. No pude comprar tu juguete sexual. Punto. PS: Te amo. Fin.
A Guillermo Fernández
De algún modo, mentor compañero acompañante huérfano padre sombra que tocará el lado izquierdo de mi sombra como un viejo, orgulloso paje
A Guillermo Fernández
El sudor benigno la grasa ronroneante de ayer la oscura flor de un día que formó un jardín oloroso a máquinas y a eléctricos esmaltes los pies brunos leales al mismo par de calcetines A propósito, yo también olvidé o nunca quise averiguar ese nombre seguramente imaginario que se repite único en otro sudor en los aceites de otro rostro en otro par de calcetines
el ave se aparea con su sombra: fin del vuelo
MARIO HEREDIA Nació en Orizaba, Veracruz. Ganador del primer lugar en el Concurso Nacional de Cuento “Edmundo Valadés”, del Premio Nacional de Cuento “Agustín Yáñez”, del Premio Internacional de Novela “Sergio Galindo”y del Premio Internacional de Narrativa “Ignacio Manuel Altamirano”. Ha publicado los libros de cuentos: Los trece círculos del caracol (1993), A dos tintas (1997) y Un bosque muerto (2003); y las novelas: Memoria de mis huesos (1999), Estas celdas que soy (2000), Las sagradas noches (2003), La otra cara del tiempo (2009), Las machincuepas de Silvestre y su pierna biónica (2011) y La santa imagen de Lucía Méndez (2014). Ha escrito varios libros de poesía, pero sólo ha publicado Los espíritus de la música (Colección El Ala del Tigre de la UNAM, 1999) y El éxtasis violeta de Arthur Cravan (Traducción al portugués de Paulo Ferraz. Mantis editores, 2014).
YIBRIL
1 Bajo el dintel, mitad luz mitad vacío húmedo desviste su intensa gravedad de moribundo Mi mano tiembla al cerrar la única puerta que los dos reconocemos la que se rompe en un relámpago único reloj que nos abrazó entonces Su juventud me aturde, me horroriza mi voz, la cicatriz y ese viejo pecado Nuestras sombras dejan atrás la huella líquida y cristalina Su piel, fría, húmeda, inabarcable nube solamente, olor ácido y violento su lengua sumisa y verde se escurre en mi garganta sus ojos me descubren al igual los espejismos No es más que mi infinito, un vello que descubro en medio de su ombligo y lo sabe Y hoy qué voz la mía sino grito inaudible Pero fue ese instante, solamente ese instante en que bebí en su centro lo más diáfano Mi memoria después viene, y se hace al poniente como cualquier navío, como cualquier gaviota Su sonrisa y el mechón negro, negra retina es vida que estrujan mis latidos Su voz se perderá al igual que el aleteo pertinaz de mis dos alas mi pecho herido por gustos de muchachos será viejo descanso en su momento El egoísmo es la parte letal y yo lo acepto he ganado y puedo morir otra noche sin consciencia Mañana le buscaré de entre los muertos aguzaré la vista, el tacto, la nariz inmaculada y lloraré en silencio el paso de los tiempos.
2
Por qué tu sombra Aureola, coral dúctil Isla asediada por tus vellos mar que me estrangula con esa juventud violenta y generosa ahí, aquel único día entre mis días Por qué solo dos noches persisten escondidas, avergonzadas sedientas de ti y de mí fantasmas condenados a la misma cama siempre, a la misma purificación a la misma soledad del padre y el hijo He aquí tu corazón y tus riñones Por qué no olvidar tu voz y nada más y no seguir bebiendo el sudor de tus axilas no asirme ya al delirio de tus piernas a la vela de un barco hundido hace tantos años Por qué no tener la certeza de no volver a verte Por qué no olvidar tus labios, el aroma de tus ingles El aroma de la alberca y el zumbar insoportable de la avispa El paso de los años, hijo serías, mío y de todos los hombres Yo un padre amante y eficaz De la mano por la mañana Sobre tu vientre en las noches Y el aroma del deshielo.
3 Si tu ombligo Y ese yo que se diluye entre mis manos Pudiesen verterse en las dos bocas Lo mismo que mi lengua encontró en la pared aquella tarde savia que un solo día dejamos caer sobre azulejos Si hubiéramos guardado ese silencio a la mirada Ese pudor a no encontrarnos en otro espacio que el presente Si aún pudiera volver a mis años como un juego Valdría la pena volver a decir amor en ese instante de inconsciencia
Podría haber sido sólo el baño, luz primordial y peste a caracol noctámbulo Sin el bochorno que se acurrucó en la piel, la nuestra Sin el coro de poetas viejos y el golpe brutal a tu inocencia Podría haber existido este prodigio de volver al Sur que no tiene edad y es cielo abierto Primigenio estado de amarnos un segundo y despedir a las auroras
tus islas, cada una, haberlas dejado flotar en la amnesia de mi sexo tu voz, invocando los tres hilos de azul que irradian mis rodillas Preferimos el futuro y dejamos que el oleaje nos perdiera Dos cuerpos donde se mece el aroma lejana piel flotando en sal.
GUSTAVO ÍÑIGUEZ
Gustavo Iñiguez nació en Valle de Guadalupe, Jalisco, en 1984. Licenciado en Turismo por la Universidad de Guadalajara, formó parte del taller literario El Tintero, en Puerto Vallarta, Jal. Textos de su autoría han aparecido en diversas publicaciones periódicas como Lapiz-cero, revista en la que obtuvo el segundo lugar en la categoría de poesía. Dirigió la revista literaria Quiescencia. Autor de una plaquette bajo el título de Dromedario (2008) y participante con el poemario Incisión (h, en el libro colectivo Este cuadro etsiste (Ediciones El Viaje, 2009). En 2013, con el apoyo del CECA Jalisco, publicó el libro de poemas Espantapáramos.
BOTICELLI O EL AMANECER DEL ÁNIMA
I
Recuerdo abro los ojos y me adentro en la penumbra para quitar hojas a los árboles del tiempo. Mi pie derecho da en el centro de la tierra: amanezco y Canto para él elevo mi presente del pasado. Como un árbol perenne que emerge desde sus raíces levanto mi presente en el pasado.* Parado en la copa del futuro el cardenal silba cotidiana la señal divina. Una vez más, he vuelto de la muerte.
*Interpretación del poema “For him I sing” de Walt Whitman.
II
Vuelvo y él vuelve conmigo al aire donde el aroma es el presagio de su cuerpo y su cuerpo, el árbol: confirmación del bosque.
Los olores siempre son profecías.
Aprendo el camino de memoria a la madera más oscura de sus ojos. Y él vuelve conmigo al agua como si lloviera o lloraran la cáscara y el tronco. Lo sé por el agreste sabor de la resina.
Aprendo de memoria el bosque en la corteza más blanda de su lengua. Y él vuelve conmigo al fuego: me ilumina la tibieza con que empiezan a surgir las formas cuando su distracción las quema.
Aprehendo el camino y la memoria cuando se enciende el día en la hoguera de mirarnos.
Y él conmigo vuelve
a la tierra se descuelga de las ramas con las manos en las raíces busca el polvo del milagro.
Aprendo y camino a la memoria al tocar la ascensión de Dios hasta sus canas.
III
Me arrodillo ante Ti cada mañana. Junto mis manos con tus piernas: toco el tronco del castaño y caen tus palabras meciéndose en el aire. Hoy que estás en mis brazos puedo sentir la luz. Ilumino tus muslos al mirarte
Dios desnudo.
Hágase
la voluntad
de mis deseos en piel de los hombres donde hago mi oración para tenerte
Dios desnudo.
Estoy bajo el castaño. Escucho la lluvia: meciéndose en el aire.
Las gotas encienden el d铆a tibias al recorrer mi espalda. Temprano cuando hablo con Dios y estoy desnudo.
IV
Traigo flores de albahaca hasta el poema y la serenidad del aire envuelve a las palabras desde la inspiraci贸n de estar atentos a la magia. El cardenal indica la ruta del coyote. Y va dejando plumas como gotas de sangre en el camino hasta que se pierde en el cenit y un sol rojo anuncia el momento de continuar con la escritura. El aullido purifica mi voz y escribo: yo soy el animal que olfatea para encontrar la ruta clara hacia la cueva.
V
Cuatro esquinas tiene la tierra y cuatro esquinas mi casa
cuatro ángulos el poema:
Septentrión
»
Meridión
»
Poniente
»
Levante
»
»
Dibujo la cruz con saliva
»
Trazo líneas con sangre
»
Marco las puntas con resina
»
Y al centro una gota de semen
que es el sol: ahí apunta la aguja firme del deseo. Calcio donde se pondrán de pie los nacimientos. Cada cosa es otra Venus que nace en la repetición de los conjuros: Cuatro esquinas tiene la tierra y cuatro esquinas mi casa
cuatro ángulos el poema:
Septentrión » Meridión » Poniente
y » Levante.