Poetas del Mundo Latino en la UIC. Edición dedicada al poeta español Luis García Montero
Como otros años, una docena de poetas internacionales asistirán a la UIC para compartir su poesía. La cita será este lunes 18 de octubre a las 12 hs, en la Pérgola de la Cafetería de nuestra institución. La entrada es libre y gratuita. Una vez más la Universidad Intercontinental es una de las sedes del encuentro Poetas del Mundo Latino, cuya existencia se remonta a un par de décadas. Sin duda uno de los más longevos e importantes de América Latina, por el cual han pasado figuras trascendentes de la literatura mundial. Dicho encuentro es organizado por la acción de varias instituciones: Instituto Nacional de Bellas Artes, Gobierno del Estado de Michoacán, Seminario de Cultura Mexicana, Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Intercontinental. Además de la Ciudad de México, los poetas viajan a Morelia, principal sede de sus lecturas, y un pequeño grupo se traslada a la ciudad de Aguascalientes, donde se entrega el premio Víctor Sandoval, y finalmente la ciudad de San Luis Potosí.
1. Gabriel Chávez Casazola (Bolivia). No asistirá porque la Embajada de México en Bolivia le negó el visado de internación en nuestro país. 2. Luis García Montero (España) 3. Antonio Miranda (Brasil) 4. Madeline Millán (Puerto Rico) 5. Iván Oñate (Ecuador) 6. Carlos Pardo (España) 7. Juan Manuel Roca (Colombia) 8. Elba Serafini (Argentina) 9. Francisco Udiel (Nicaragua) 10. Julieta Valero (España) 11. Fernando Valverde (España-Perú) 12. Samuel Vásquez (Colombia)
Muestra de poesía de los participantes y sus fichas biográficas. Gabriel Chávez Casazola (Bolivia) La canción de la sopa
En tiempos de mi abuelo las familias eran grandes vivían en grandes casas —grandes o chicas, pero grandes, inclusive diminutas, pero grandes.
Comían alrededor de grandes mesas mesas fuertes, cubiertas o no de mantel largo pero bien establecidas en el piso.
Con cucharas enormes comían la sopa en los grandes mediodías. La sopa extraída con grandes cucharones de unas enormes soperas.
Se reunían juntos después a oír la radio, a tomar café, a fumarse un cigarrillo sin grandes (ni pequeños) cargos de salud o de conciencia.
Mamá, bordando a veces y a veces tejiendo, veía sucederse a los hijos y a los nietos en un ininterrumpido y gran bordado.
Papá, la autoridad papá, llegaba todas las tardes a las 6 montado en un gran auto americano o en un gran caballo o con un gran estilo de caminar para pasar la noche junto con los hijos y los nietos que el tiempo no había interrumpido, salvo aquél que enfermó, aquél que se fue dejando un enigma y una sensación de vacío —una enorme sensación de vacío— flotando, con el humo de los cigarrillos, sobre la sobremesa de la cena.
A veces, en esos momentos, papá, la autoridad papá, dejaba de escuchar los sonidos de la radio y quería estar solo consigo mismo, simplemente no estar ahí, tal vez estar corriendo por alguna lejana carretera con una rubia parecida a mamá cuando no era mamá, montado en un gran auto americano o en un gran caballo o con un gran estilo de caminar aún no vejado por el tiempo.
Mamá a su vez algunas sobremesas sentía un nudo en la garganta, un nudo que después salía flotando de su boca montado en un gran suspiro, un enorme nudo que se enredaba en el vapor de su taza de café, con unas volutas que le robaban la mirada
y la hacían desear estar sola, simplemente no estar ahí, escuchando los llantos de las últimas hijas y los primeros nietos.
Así fueron los años, vinieron los cafés y los cigarrillos y un día la gran casa se fue quedando sola, las enormes soperas vacías, las cucharas mudas de una enorme mudez que a hijas y nietos nos persiguió a lo largo de miles de kilómetros de carretera, de cable de teléfono, de grandes ondas que ya no se miden en kilómetros.
Incluso aquél que enfermó, el primero en partir como cada quien que bebió de esa sopa fue alcanzado por la mudez, que se metió en su pecho por la gran boca abierta de un enorme bostezo.
Entonces compró una breve sopa instantánea y entre sus volutas se permitió un pequeño llanto.
No podía tomar la sopa. en su diminuto departamento no había una sola cuchara, una sola mesa bien fundada, algo que vagamente pudiera parecerse a la felicidad y sus rutinas.
Entonces pensó en los tiempos de su abuelo o del mío o del tuyo, cuando las familias eran grandes vivían en grandes casas —grandes o chicas, pero grandes, inclusive diminutas, pero grandes y veían sucederse a los hijos y a los nietos
en un ininterrumpido y gran bordado con enormes hilos invisibles abrazándolos a todos en el aire.
Gabriel Chávez Casazola (Bolivia, 1972) es poeta y periodista. Ha publicado los poemarios Lugar Común (1999), Escalera de Mano (2003) y El Agua Iluminada (2010), además de poemas en antologías y revistas de su país y de otras naciones. Fue traducido a varios idiomas. Tiene también publicados un libro de ensayo, otro de crónica y una Historia de la Cultura Boliviana en el siglo XX (2005 y 2009). Además de premios literarios y periodísticos, recibió la Medalla al Mérito Cultural del Estado boliviano.
Luis García Montero (España)
Conversaciones
Como el primer cigarro, los primeros abrazos. Tú tenías una pequeña estrella de papel brillante sobre el pómulo y ocupabas la escena marginal
donde las fiestas juntan la soledad, la música o el deseo apacible de un regreso en común, casi siempre más tarde.
Y no la oscuridad, sino esas horas que convierten las calles en decorados públicos para el privado amor, atravesaron juntas nuestras posibles sombras fugitivas, con los cuellos alzados y fumando. Siluetas con voz, sombras en las que fue tomando cuerpo esa historia que hoy somos de verdad, una vez apostada la paz del corazón.
Aunque también se hicieron los muebles a nosotros. Frente a aquella ventana -que no cerraba bienen una habitación parecida a la nuestra, con libros y con cuerpos parecidos, estuvimos amándonos bajo el primer bostezo de la ciudad, su aviso, su arrogante protesta. Yo tenía
una pequeña estrella de papel brillando sobre el labio.
Luis García Montero Poeta y ensayista español nacido en Granada en 1958. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada, obtuvo su Doctorado en la misma Universidad con una tesis sobre Rafael Alberti con quien lo unió una gran amistad. Es uno de los poetas más significativos de la poesía española de hoy. Actualmente es profesor titular del departamento de Filología Española de la Universidad de Granada. Es además de prestigioso poeta, un consagrado ensayista y columnista de opinión. Entre los numerosos premios que jalonan su brillante carrera, se destacan el premio Federico García Lorca, el premio Loewe, el Premio Adonais en 1982 por El jardín extranjero, el Premio Nacional de Literatura en 1994 por Habitaciones separadas y el Premio Nacional de la Crítica en 2003 por La intimidad de la serpiente. En 1999 estuvo nominado para el premio Cervantes. Parte de obra poética está contenida en los siguientes volúmenes: Y ahora ya eres dueño del puente de Brooklyn en 1980, Tristia en 1982, El jardín extranjero en 1983, Rimado de ciudad en 1985, Diario cómplice en 1987, Las flores del frío en 1991, Habitaciones separadas en 1994, Casi cien poemas en 1997, Completamente viernes en 1998, Antología personal en 2001, Poesía urbana en 2002 y La intimidad de la serpiente.
Antonio Miranda (Brasil)
ANTI PASTO
Poema de Antonio Miranda Trad. de Elga Pérez-Laborde
Todo lo que el poeta escribe está resumido en una única palabra: Soledad. Escribir es distanciarse del mundo para poder entenderlo es una forma de morir. Vivir es otra cosa aunque alienada. Yo cambiaría mil rimas por una noche de amor. Y cambiaría un bello poema sobre el hambre por un simple plato de comida.
Poeta, y escritor, ha publicado novelas, poesías y piezas de teatro. Brasileño nacido en 1940, ha vivido en muchos países(Venezuela, Argentina, Puerto Rico, Inglaterra, etc). Su espectáculo literomusical "Tu País está Feliz", estrenado en Caracas y en Lima en 1971 es el origen de los grupos teatrales Rajatabla (Venezuela) y Cuatro Tablas (Peru) y se ha presentado en muchos países en diversas épocas, inclusive en México, siendo las últimas sesiones en España en 2010. Es el Director de la Biblioteca Nacional de Brasil y mantiene en la web el Portal de Poesía Iberoamericana: www.antoniomiranda.com.br.
Madeline Millán (Puerto Rico) ¿Qué sueña? Que desnuda a una mujer y se desnuda después Que se desnudan los dos lentamente mirándose uno frente a uno como a un espejo
Que se hacen el amor Que se hacen el amor dos veces tres Que no anochece ni amanece Que cantan gallos Que no salen ni entran a un lugar que esa fue la única frontera Que todo se enciende por abajo Que por arriba el fuego destruye y ellos de pie desnudos como si fueran más poderosos que el fuego no se queman Que se besan Que no hay principio ni fin en sus lenguas Que entraron al vértigo Que lloraron de una alegría atroz tan extraña que volvía a alojarse en la memoria Con risas Con deseos renovados Ardían y el sol salía la luna con su mar tranquilo y las estrellas con su polvo cayendo sobre los cuerpos y no despertaban jamás Eso sueña un cobarde sólo sueña
Madeline Millán escritora puertorriqueña residente en Nueva York, ha publicado cuatro libros de poesía: Para no morir por segunda vez (Buenos Aires: Senda/Vox, 2002); De toros y estrellas (Puerto Rico: Terranova, 2004); Leche/Milk (Buenos Aires: Godot, edición bilingüe, 2008. Premio Nacional de Poesía de Puerto Rico); y 365 esquinas (Puerto Rico: Terranova, 2009), donde combina poesía y narrativa. Fue editora de una revista de cine latinoamericano, titulada Entreextremos. Ha publicado en antologías de poesía y cuento de Latino América y Estados Unidos; también en diversas publicaciones cibernéticas y blogs. Coordina lecturas bilingües de poesía en “Cornelia's Street Café”. En el 2009 edita Noches de Cornelia/Nights of Cornelia (Buenos Aires, edición bilingüe). Desde el 2004 ejerce como profesora en FIT/SUNY.
Iván Oñate (Ecuador) Cómo dónde cuándo
En el centro del poema existe un bosque
En él se esconde un árbol
Allí bajo su sombra
(Mientras contemplo pasar al río de Heráclito)
Volveré a esperarte para Ser
Por todos los instantes del eterno retorno
El poema que existe en el centro del bosque bajo sombra de un árbol.
Ecuador, 1948. Realizó estudios universitarios en Quito, Argentina y España.
Es profesor de Semiótica y Literatura Hispanoamericana en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central del Ecuador. Parte de su obra ha sido traducida al alemán, francés, inglés, portugués, griego, polaco e italiano. Ha publicado: Estadía Poética (Argentina, 1968); En Casa del Ahorcado (1977); El Angel Ajeno (1983); El hacha enterrada (1987, cuentos, ocho ediciones); Anatomía del Vacío (1988); El Fulgor de los Desollados (1992); La canción de mi compañero de celda (cuento, 1995). La nada sagrada (1998); La frontera (Colombia, 2006); El país de las tinieblas (México, 2008).
Carlos Pardo (España)
ANTROPOLOGÍA
Cambian los mitos pero ésta sigue siendo la tierra donde florece el limonero, a pesar de que nadie lo encuentre significativo
porque también florece el cardo sin vigilancia excepto del pincel que lo reduce a un plano.
Pero ésta es aún la morada del mito.
O cielo abierto tóxico y no morada.
Una orilla del mundo conocido donde florecen indiferenciados el cardo, el limonero.
Carlos Pardo nació en Madrid el 26 de octubre de 1975. Comenzó a estudiar Letras, luego fue librero y ahora trabaja en una editorial. Ha publicado los libros de poemas El invernadero (Hiperión, 1995), Desvelo sin paisaje (Pre-Textos, 2002) y Echado a perder (Visor, 2007), por los que ha recibido los premios Hiperión, Emilio Prados y Generación del 27. Ha epilogado a Ángel González: Tratado de urbanismo (Bartleby, 2006, 2008). Y prologado a Tranströmmer: El cielo a medio hacer (Nórdica, 2010). Junto a José Manuel Mariscal, preparó la edición de Hace falta estar ciego. Poéticas del compromiso para el siglo XXI (Visor, 2003); y junto a Elizabeth Zuba, la de La familia americana. Antología de nueva poesía de Estados Unidos (Cosmopoética, 2010). Dirigió una revista anónima con la editorial Pre-Textos, codirige el festival de poesía Cosmopoética y colabora en la sección de cultura del periódico Público. Sus poemas han aparecido en varias antologías y han sido traducidos al inglés, francés, alemán, griego, portugués y búlgaro.
Juan Manuel Roca (Colombia) TESTAMENTO DE SHEREZADA
Harum Al Rashid,
Comendador de los creyentes, Mi Señor: Os dejo el cofre De las historias no narradas. En él se guarda el cuento De la mujer que salvó su cabeza Con el hilo de plata De la palabra. Harum Al Rashid, Comendador de los creyentes, Mi Señor: Imagina mejores historias Una cabeza sin ser cortada.
Juan Manuel Roca. Medellín, Colombia, 1946. Autor, entre otros libros, de Luna de Ciegos, Ciudadano de la Noche, Pavana con el diablo, La farmacia del Ángel y Testamentos Entre otros premios ha obtenido el Simón Bolívar en periodismo (Bogotá, 1993), el Premio Nacional de Cuento
Universidad de Antioquia (Medellín, 2000), el Premio Casa de las Américas José Lezama Lima por reconocimiento (Cuba, 2007), el Premio Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval (México, 2007), el Premio Casa de América de poesía americana (España, 2009), el Premio Estado Crítico al mejor libro de poemas publicado en España en 2009 por "Biblia de Pobres".
Elba Serafini (Argentina) Junto pétalos de rosas caídas y los guardo en un libro prestado, elijo las páginas y uno a uno los acomodo con esmero, sé que en unos días estarán tensos y más frágiles.
Tal vez la belleza oculta se perpetúe.
Antes me acercaba al jardín maléfico, escondida entre alimañas esperaba oler lo que las abejas libaban en silencio pero alerta. Ahora necesito levantar los pies que el agua se escabulla con presteza, abrir las puertas, descansar.
No me pertenecen los libros, los jardines los pétalos secos
y me sorprende el trepidar de la memoria.
Elba Serafini (Escobar, Provincia de Buenos Aires, Argentina) Es licenciada en Psicología y profesora universitaria. Desde 2005 a la actualidad realizó talleres de escritura con prestigiosos poetas argentinos como Osvaldo Bossi, Alicia Genovese y María del Carmen Colombo. En 2007 edita su primer libro, “Dinamarca” (editorial Sigamos enamoradas) algunos poemas de ese libro fueron traducidos y publicados en el blog ”Incomunidade” de Portugal. Su segundo libro aún no editado lleva por título “Despliegue de impaciencias” Ha participado de lecturas en diferentes ámbitos de la ciudad de Buenos Aires. Incursiona además en otras ramas del arte como la actuación en teatro y la pintura.
Francisco Udiel (Nicaragua)
LLUVIA
A Urania Prado
La lluvia cuando cae no sabe que será imagen de otros, gruta de silencio. Su lenguaje se asienta en la tierra y engendra figuras de lodo; caminar es andar, adentrarse en el agua, ser unidad en la huella, pero ¿de quién es la huella?
Cae la lluvia, cae uno mismo bajo un chorro que se vuelve pozo, légamo. Negar el agua es negarse a uno mismo, negar su corona que se divide en pequeños imperios, golpe necesario, tránsito hacia otros dominios.
La humedad es su prolongación; es la forma de resguardarnos, bálsamo en la herida del elequeme, cuya flor cerrada es espada, anguila roja, penumbra de la caída; ¿será aquella frase “tocar fondo” la suspensión del agua? El fondo en sí, lo que nos dice –voz del interior, voz corpórea de la imaginación-, ¿hacia qué misterio descendemos para tocar? Y cuándo tocamos el brillo cristalino, música de arena, escarcha de los vientos, ¿a quién iluminamos siendo agua que a ciegas toca?
La lluvia no se sabe, su senda es el aire. Su destino –dicen algunos- es el río, o el mar, dicen aquellos que contemplan los flecos de las naves.
Ver el agua nos llevaría años, entender incluso su geometría. Y la lluvia, palabra que empieza con dos líneas melancólicas que caen suicidas sobre nuestros ojos; líneas que se repiten cual red y cuya urdimbre construye, dibuja su claridad y nos devuelve al oblio: tiempo que todo lo arrastra. Es la lluvia en sí, insistencia de fantasmas, bridas sueltas, ritual perpetuo de las ánforas donde removemos los dolores asidos a la infancia.
Cuando nombramos la lluvia, sin embargo, nombramos su partitura, cuya tensión está en la mirada. Es la lluvia que siendo, ya no solitaria, cae sobre la sombra de uno y remueve el polvo de los incensarios. Inexorablemente, sin pensarlo, somos lluvia, agua; ¿no es acaso la primera palabra que aprendemos a invocar frente a la sed?
Llo-ver es la imagen doble de sí, del "yo" en el filo de la vida, es verse a uno mismo en la tristeza del agua.
Francisco Ruiz Udiel (Estelí, Nicaragua 1977). Ha publicado el poemario Alguien me ve llorar en un sueño (Premio Internacional Ernesto Cardenal de Poesía Joven 2005). También publicó Retrato de poeta con joven errante, antología poética de su generación con prólogo de Gioconda Belli. Su poesía aparece en la antología La poesía del siglo XX en Nicaragua (Editorial Visor, España 2010). Actualmente es Editor de Carátula y Jefe de Redacción de El hilo azul, ambas revistas literarias dirigidas por el escritor Sergio Ramírez.
Julieta Valero (España)
DOMINGO. RESACA. EL LIBRE ALBEDRÍO
Asumirse como océano donde pueden acontecer grandes olas y bancos de peces en realidad muy solitarios.
El verde más sobrenatural lo perderá todo porque en definitiva el Sol es quien manda.
El ejercicio de la libertad no existe pero habrá que disimular —un hallazgo que a menudo sucede en la compra, en el baño—. Lo posible es entonces manejar el volumen o tiempo que convienen la exposición, el esponjado, la séptima dermis. La resaca, por ejemplo, desviste la conciencia y acontecen cosas así: Desde mi ventana el vuelo del primer polen permite anticipar abril y germino en la falda o infelicidad de esa mujer que carga niña, periódico, domingo. Luego subo al tren que toda calle propone hacia el pasado y concluyo que la desgracia fue siempre el descrédito del amor
tras lo cual queda el paso a la ternura, el resfriado, la finitud con su ausencia de liguero Si no se aguanta la intensidad tres recados aseguran la poda de una vida.
Mucho más estimulante que el cuero, la cópula visible o anidar en la secretaria es saberse mortal y pretender compañía Por mi parte prefiero negociar con la luz y recomiendo la elegancia como férula y techo. Pero hay mil maneras de ponerle la letra a este crimen. En algunas latitudes se limitan a bailar. Julieta Valero (Madrid, 1971) es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense. Es autora de los poemarios Altar de los días parados (Madrid, Bartleby, 2003), Los Heridos Graves (Barcelona, DVD, 2005, IV Premio De Poesía Radio Joven de RNE-R3) y Autoría (Barcelona, DVD, 2010, XXII Premio de Poesía Cáceres Patrimonio de la Humanidad) y de un breve ensayo a la reedición de Teatro de operaciones, de Antonio Martínez Sarrión (Madrid, Bartleby, 2010). Ha trabajado siempre como editora y desde 2008 es coordinadora en la Fundación Centro de Poesía José Hierro.
Fernando Valverde (España)
SOMBRAS Nada he podido hacer para evitar la sangre que llena tus pisadas sobre un campo de Módena
como un volcán herido bajo el cielo. Ahora estás en Praga y confías tu suerte al corazón del río. – Esos troncos que flotan tienen la mordedura de la brisa, dices mientras escuchas sus quejidos que recuerdan a ti como un lugar cerrado advierte de una araña. Todo el mundo hace daño alguna vez, incluso yo, que creí sostener entre mis manos el bien y el mal. Pero hay plagas que mojan los barcos y los árboles igual que un cazador llena de plomo un rifle. No entiendes las razones de quien levanta un muro ni calculas la altura de las torres para no sospechar su sombra o su caída. – Quiero volver contigo a esta ciudad, susurras en Varsovia esperando que nieve. En un hotel de Amsterdam pienso que es imposible volver a las ciudades que son como una espada que atraviesa un deseo. Puedo verte dormida mientras los petroleros atraviesan el Bósforo. En tus sueños, son inmensas ballenas que convierten el mar en cascadas de humo. Sólo yo sé el secreto: consiste en repetir tus pasos en la nieve y evitar en la arena mis huellas quebradizas. Hoy quiero pasear bajo el cielo de Módena y recoger las uvas que escoltan los insectos para salvar tu boca de la fruta podrida. (De Los ojos del pelícano)
Fernando Valverde nació en Granada (España) en 1980. Es una de las voces más premiadas y reconocidas de la joven poesía en español. Con veinte años apareció su libro Viento favorable, que obtuvo un accésit en el Premio Hispanoamericano de Poesía "Juan Ramón Jiménez". Madrugadas (Editorial Cuadernos del Vigía) y Razones para huir de una ciudad con frío (Visor Libros) fueron sus siguientes publicaciones. Por una colección de poemas de viajes titulada La soledad del extranjero (Universidad de Granada) recibió en 2005 el premio "Federico García Lorca" para estudiantes universitarios españoles. Los ojos del pelícano ha obtenido el prestigioso premio "Emilio Alarcos" del Principado de Asturias. Colaborador habitual de importantes revistas y periodista cultural del diario El País, sus libros han sido editados en Italia y Costa Rica. Además, sus poemas han aparecido en varios países, incluidos en antologías nacionales y extranjeras y traducidos a diferentes idiomas. Licenciado en Filología Hispánica y en Filología Románica, trabaja en una tesis sobre el poeta Ángel González y dirige el Festival Internacional de Poesía de Granada junto a Daniel Rodríguez Moya, con quien lo fundó hace seis años. El FIP ha sido galardonado con el premio de Patrocinio y Mecenazgo de la Junta de Andalucía a la mayor labor de difusión cultural de los últimos dos años.
Samuel Vázquez (Colombia)
“¿El hombre? Es cosa que tiembla”
Joâo Guimarâes Rosa
HAY DOLORES QUE VIVEN EN MANADA y atacan cuando huelen una herida. Lo que carece de temblor no me interesa. A tu paso se abre un mar rojo: yo me quedo de esta orilla. No hay tierra prometida que cumpla su promesa. Ante los censores escondo mis manos manchadas de verdad. Condenado, cargo la maleta de mis nadas. La palabra silencio habla demasiado; la palabra soledad me acompaña, traicionándose.
-“La violencia nos viene del sol”.
La fresca sombra del árbol borra mi sombra.
A mi regreso, sólo tu perro me reconoce.
VIEJO, uno regala tiempo todo el tiempo. Uno sale a encontrarse con nadie a desmentir el espejo que otro habita a farfullar una canción borroneada a luchar contra el ángel del olvido a andar sobre esta sombra que conduce a /nada
La boca, una herida en mitad del rostro Los oídos, potes donde otro arroja sus babas Las piernas, dos grilletes cosidos hacia atrás
El corazón, leño que no recibe fuego Los ojos, dos ratones que van por los rincones
Es preciso regresar antes de que la propia sombra se hunda en la /noche ahora que toda orilla ha naufragado cuando las horas chorrean por las tapias desde abajo la apatía sube las escalas y el espacio entra en uno y retira las /barandas.
Testarudo, el fin se niega a comenzar, ahora que el olvido es mi no-invitado, y este olor que no despega, y este surco de niebla que trasiego y este invierno embozado en los /huesos, y este murmullo que mece la noche, y este polvo siena de /junio…
Desear es jamás, ayer es ahora, hoy es el eco de un puente
/caído.
¿Cómo no querer, cómo olvidar y que el recuerdo nada traiga?
¿Cómo decir nada, no tener ya palabras y este zumbido que crepita /adentro?
¿Cómo no buscar, cómo abandonar el deseo y comenzar sin camino?
¿Cómo seguir, cómo poder antes que no pueda?
¿Cómo ir, cómo olvidar el fin y encontrar el día?
¿Cómo trajinar esta ciudad sin antes haber /soñado?
Samuel Vásquez Poeta, dramaturgo, ensayista, curador de arte, músico y pintor. Fue curador de la Bienal de Arte de Medellín, y Comisario de la Bienal de Pintura de Montevideo. Ha dirigido 17 obras de teatro. Ha recibido numerosos premios nacionales por su obra dramática, ensayística y poética. Es Cofundador de la revista de poesía Prometeo y diseñador y coeditor de la misma durante algunos años. Miembro del Comité Organizador del Festival Internacional de Poesía, durante cinco años. Poemas suyos han sido traducidos al rumano, portugués, francés e inglés. Entre otras otras de sus obras figuran: Diario de la errancia; Las palabras son puentes que nos separan (poesía); Gestos para habitar el silencio (poesía); Técnica mixta (teatro); El bar de la calle luna (teatro); Negret o la imaginación (ensayo); Erratas de la fe (ensayo); Antonio Samudio (con Juan Manuel Roca – ensayo