ROSINA CONDE
SIETE ESCENAS INFRUCTUOSAS
Una
Imaginemos que el estudio se encuentra dividido en dos secciones por un biombo. A la izquierda, tenemos una cama matrimonial, un buró, una silla,
un
pequeño
escritorio
y
un
librero
repleto
de
libros
en
dos
hileras. Al fondo de la recámara, una puerta ancha de cristal, a través de la cual alcanzamos a distinguir la regadera del baño. A la derecha, una cocineta, un desayunador modesto y una pequeña estantería con vajilla mexicana
para
cuatro
personas,
vasos
de
cristal
soplado,
cubiertos,
cafetera, juego de tazas y azucarera para el café. Sobre la mesa, un alebrije con los ojos enormemente abiertos y fauces amenazadoras. Si
volteamos
estudio;
junto
hacia a
ella,
la
derecha,
una
ventana
veremos grande
la que
puerta da
al
principal
del
exterior
del
edificio. Bajo la ventana, una mesita con el teléfono inalámbrico, una libreta de direcciones y un florero.
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